Partida Rol por web

El espía capturado se sentía muy confiado. ¿Qué ocultaba? A Ireth le molestó su actitud. Parecía como si supiera que era demasiado valioso para que ellos cumplieran con cualquiera de las amenazas proferidas por el mariscal.

-Ahora dirás que te hemos capturado porque has querido ¿verdad?- exclamó con fría calma. -Mira infeliz, es mejor que vayas haciendo una lista de buenas razones por las cuales no deberíamos cortarte el pescuezo luego de hacerte sufrir un buen rato, pues ya has oído al jefe... no nos gustan los espías.- Su tono se volvió sombrío. Parecía dispuesta a cumplir con sus amenazas a la menor provocación.

La respuesta del desconocido es desconcertante. ¿Señor mariscal?

Creo que hemos empezado con mal pie. Me presentaré, soy Görg y estoy al servicio del reino de Talona. Y tú deberías presentarte, así solucionaremos ese problema de no saber quien eres. Pero te advierto antes que abras la boca que te estás equivocando. Crees que sabes con quien estás hablando porque sabes algo de él pero no sabes realmente con quién te la juegas.

Miro casi divertido a Laern, semejante presentación del desconocido es casi un desafío y podría perder una oreja antes de darse cuenta de su error. No es algo que fuera a lamentar pero prefiero ser honesto y advertirle.

Se aleja un poco del prisionero. No está tan relajado como Ireth y Görg: él podía ser uno de los que masacraron la aldea, y que ahora, viéndose atrapado, empiece a soltar bravuconadas, es algo que Elladan estuvo a punto de no tolerar, y realmente se le pasó por la cabeza atravesarle con la espada allí mismo.

Sin embargo sus compañeros parecen más pacientes; algo distante, esperará que obtengan resultados.

Laern le devuelve una sonrisa al enano. Ahora que está sujetado, aprovecha para pegarle una buena patada al cautivo en sus partes nobles y acabar con sus aires y de paso reírse con una confesión a voz de soprano.

-¡Me estoy cansando! -acompaña con estas palabras su patada-.

Tras la patada que le propina el mariscal Laern, el hombre escupe al suelo algo de sangre y leugo muestra una pequeña sonrisa.

Mi nombre es Tilan, Tilan Gordwill, y soy un espía del reino de Tharion. Tengo la misión de encontrar a un poderoso mago que se escapó de nuestra capital. Y creo que vosotros le estáis protegiendo.

Tras su última palabra lanza una mirada acusadora a Morz.

¿Qué? ¡Miente! ¿Qué?

Morz parecía muy sorprendido y lo segundo que hace es esconderse tras Elladan.

- Si. Claro. Tu misión es detener a un poderoso mago que está armando un buen revuelo en el reino vecino. Pero no han avisado a las autoridades de Talona, no; te han enviado a ti porque eres el cazador más hábil sobre la tierra -dice sin disimular la sorna en las palabras.

Se gira ligeramente y le acaricia el cabello a Morz, dándole confianza.

Je... Claro que no hemos avisado a Talona, no queremos dar síntoma de ninguna debilidad, ellos habrían hecho lo mismo, se nota que eres un elfo.

-¿Y de qué acusáis a ese "poderoso mago" si puede saberse?- no es que la elfa le tuviera mucha simpatía al mediano, pero ya lo consideraba como parte de la compañía, así que no iba a tolerar que un espía extranjero comenzara a lanzar acusaciones sobre uno de ellos así sin más.

Miraba atento las palabras de sus compañeros y su líder, así como la reacción del mediano.

Tu carne parece sabrosa ¿sabes? Los cuervos ya te miran con descaro. Dime, desde dónde nos has seguido ¿cuáles han sido tus pasos con respecto a nuestra vigilancia? Habrás visto lo que nosotros... incerteza y dudas en las villas, ¿o acaso conoces nuevas interesantes?

¿porqué habrá reaccionado Morz así antes las inviables y de momento llenas de incerteza palabras de este rufián?

Laern cruza los brazos: demasiados interrogadores y se los tomaría en broma o se confundiría. Además, por su sonrisa satisfecha no parecía descontento con el modo de proceder de sus subordinados.

No pienso decir nada más delante de Hurtus Matter, el cual parece haber adoptado la identidad de un inútil hobbit. No pensaba que los de Talona fuerais tan ignorantes...

¡Blasfemia! El hedor de tus palabras es insoportable. ¡Qué despropósito...! ¿o no?

Sólo había dos opciones:

1. Que fuera verdad.

2. Que intentara confundirnos y resquebrajar el conjunto del grupo.

Me sorprendía y dudaba en parte, pero la palabra de un espía en sus últimos momentos podrían ser deseperadas y jugar una mala treta a quien fuera...

Agarré el mango de mi espada.

Sin duda anhelo ver como sucumbes antes los picotazos, pero sería más docto y práctico cercenar tu cabellera de un plumazo ante tal desacato...

-Déjate de rodeos espía o realmente comenzará a correr sangre... tu sangre. Por mí, Morz puede ser quién se le de la reverenda gana. Mientras no respondas a lo que ya te hemos preguntado y  no nos digas por qué es buscado, de qué crimen se lo imputa en tu reino y una buena, pero muy buena razón para que lo entreguemos... el hobbit estará bajo nuestra protección- Ireth no estaba segura si los demás opinaban igual que ella, pero ante el desconocido era mejor mostrar un frente unido, sin fisuras de ningún tipo.

Los interrogatorios sin hacha no son mi especialidad así que me mantengo al margen pero las acusaciones del espía no me dejan indiferente. Con discreción me aproximo a donde están Elladan y el hobbit.

¿Por qué ha reconocido que es un espía? Solo por eso ya podríamos llevarlo preso hasta que se resolviera el tema diplomáticamente y lo más probable es que muriera en una celda o ahorcado. No tiene sentido.

¿Por qué ha acusado a Morz de ser un mago? ¿Sabrá que hay otro taumaturgo entre nosotros o lo ignora?

¿Cómo puede demostrar sus acusaciones? Porque si no puede se está suicidando por supuesto. ¿Y por qué no quiere hablar en presencia de . . .  Hurtus? Curioso, Hurtus se parece a Huart, debe saber algo de ese Huart Mildor para haber escogido ese nombre.

De todos modos la idea de que Morz es un "poderoso" mago resulta ridícula. No hace nada más que dormir y  . . .  y en realidad no tenemos ni idea de lo que sabe o hace. La idea es . . . monstruosa.

Con calma desciendo del caballo, lo ato a algún tronco o rama cercano y extrayendo mi hacha me sitúo tras el hobbit, le pongo la mano en el hombro y le susurro nada temas.

Con un semblante serio Tilan responde a Ireth.

Ya les he dicho que no diré nada con él delante, si no quieren escucharme será mejor que me dejen marchar o que me lleven a su capital apresado. Aunque creo que eso sería una molestia en su búsqueda, es una pena porque... están muy cerca.

Se dirige hacia el mariscal:

- ¿Y por qué no lo atamos y seguimos con la búsqueda? Una muerte rápida es demasiado bondadoso para él, y podría tener información útil, por mucho que ahora cuente estupideces -mira a Ireth y Zarek, los encargados de interrogarle, como dando a entender que si no quiere hablar, no podemos obligarle... ahora mismo-. Tampoco podemos volver a la capital ni al pueblo pasado hace unas horas para entregarlo: estamos en mitad de una persecución.

Ahora que Görg también se había puesto de lado de Morz, podía estar seguro de que nada le pasaría.

No nos queda elección según tus palabras. No obstante, podríamos torturarte... ningún hombre es tan hermético, y menos con dolor de por medio..

Me estaba cansando de esta situación. Debíamos hacer algo.

Laern... tu palabra aguardamos. ¿Cuantas veces nuestros enemigos han querido confundirnos...?

Laern había aguardado serio los resultados del interrogatorio pero, por su respiración irregular, todo aquello le estaba frustrando. Cuando responde al hechicero, lo hace con una voz dura y cargada de impaciencia.

-Una y otra vez. Menuda casualidad que nos lancen un señuelo suicida cuando estamos, ¿cómo era? "Muy cerca", ¿eh? De todas formas, atarlo -girando la cabeza hacia Elladan- no nos hará ningún daño. Amrodazadlo también, no sea que nos delate a sus compinches. Pero, sólo por si acaso... -vuelve la cabeza muy lentamente hacia el halfling mientras suaviza la voz- atadlo a él también. Todo esto me huele a chamusquina y más nos vale curarnos en salud mientras pueden estar tendiéndonos una emboscada en estos momentos.

Las palabras de Laern no me resultan extrañas después de todo. Seguramente también él ha pensado en que en realidad no sabemos nada del pequeñajo, ¿por qué fiarnos? Está nuestra vida y la de muchos campesinos en juego así que debemos asegurarnos.

Tal como el mariscal va hablando mi mano sobre el hombro del halfling se convierte en presa y mi otra mano con el hacha lista gira atrás para asestar un golpe a sus piernas si intenta escapar.

Nada temas . . . Morz. (O como te llames). Si eres inocente no temas, serás liberado sin daño.