Partida Rol por web

A Hope le gustaba caminar cuando había tiempo para ello. Dilataba los viajes y podía distraerse mirando el paisaje y a la gente. A pesar de que la carretera estuviese atestada, le agradaban las riadas de niños correteando de acá para allá pidiendo golosinas. No hacía mucho ella también lo había hecho. Echaba de menos la infancia. Todo era más fácil entonces. Aún había espacio para creer que los sueños se cumplirían.

Como era de andares rápidos, solía poner música con compás de dos por cuatro, un-dos, para hacer que sus pies volasen. Como siempre que salía, Hope llevaba consigo el iPod. Le había costado una fortuna, pero merecía la pena. Llevaba en él toda la música que necesitaba.

Ese dia, y después de hacer de mi rutina mañanera, recuerdo la nota que recibí.  Una broma, sin duda alguna, y luego me siento en el estudio a darle los toques finales a mi informe. Es más, creo que esto es tan bueno como cualquier otra cosa que hayan publicado. Prepararé un artículo y lo enviaré a Paradigma. De seguro que le harán un buen sitio en la publicación. Me alegra que todo esto se haya desarrollado antes de lo que esperaba. Definitivamente como me decían mis padres, el trabajo duro es la mejor forma de acelerar el tiempo. 

Dedico casi toda la tarde a escribir, pero a eso de las 5 recuerdo de nuevo la nota. Y si conviene que vaya? si eso sigue aun en mi mente, es por algo. Quien sabe, quizas saque algo interesante con esto. Y si no, habré visto los disfraces de los chicos en la calle. 

Me levanto, y voy nuevamente por mi maleta y mi chaqueta. Preparo mis focos, y mi billetera, y saliendo me da por revisar el refri. Falta leche, huevos, y vegetales. Cojo mas dinero de lo acostumbrado y decido que camino a casa pasaré por alguna tienda de 24 horas para comprar lo que me falta. Y ya lista, agarro el casco y voy en mi moto a Hyde Street. 

Ya en medio del atasco, empiezo a zigzaguear entre los autos. Y ahi escucho el informe de Merika, en el radio del coche de al Lado. Un tipo que no se preocupa por bajarle el volumen a su radio, y que maldice entre dientes. Le imito, pero con palabras algo mas moderadas. De haber sabido antes, no me habría metido en medio del trancón. Al menos la moto me permite avanzar más que estos tipos.

Cita:

Y es que quería mas exitación? Recordaba los temblores. Se hicieron sentir, pero no habían causado más daños. Pero si se temía que pudiera haber algún tsunami, aunque al final no ocurrio nada. Había salido corriendo en ambas ocasiones con sus focos y su portatil en la mano, buscando alejarse del edificio. Y en la segunda ocasión, un vecino quiso bromear, diciendo que "vaya superviviente la señorita Mastrodomenico. Sale con un cuchillo, una brujula, unas gafas de laboratorio y un computador. Debería haber sacado dinero, algo que de verdad le ayude si se cae todo". Recordaba la medio sonrisa que le habia dado en respuesta, mientras movía la cabeza. Y no pudo evitar responderle. "Mis años en la selva me han enseñado que el dinero no sirve cuando nadie lo quiere". El vecino no supo o no quiso replicar, y cambio el tema a "me alegra que este bien" y demas parrafada por el estilo. Desde entonces, guardaba siempre en la maleta de estudiante que llevaba, sus focos, sus documentos, el portatil, una linterna, una botella de agua y un radio, el mismo equipamiento que solía llevar cuando se iba de expedición. Aunque los primeros días había sido rigurosa con esta medida de precaución, en respuesta a las posibles réplicas, finalmente había acabado por relajarse. Ya había sacado el radio y el portatil a la hora, y el agua la había bebido a la semana. Y era esa misma maleta con ese mismo contenido lo que llevaba en la espalda. 

Levanto la vista, y salgo de mi ensoñación. Ahi hay un espacio! Y redirijo la motocicleta hacia allí, adelantandome uno, dos coches. Entonces, algo llama mi atención.

El semáforo se pone en verde, y arrancas, pero de pronto te das cuenta de que todo el mundo ha arrancado a la vez. Una chica de pelo negro, vestida toda de negro, baja, asustada como un cordero a punto de ser sacrificado, del tranvía que subía por la cuesta, mientras todos los vehículos y viandantes amenazan con querer cruzarse en una espiral de caos y peligro.

Tu sexto sentido de Despertada se excita al notar cómo algo está alterando la Realidad de esa manera tan bestial, y notas como varios pellizcos en el fondo de tu ser. Hay más Despertados, otros 5 en ese lugar, aunque no hay tiempo para localizarlos. Cuando quieres darte cuenta, un camión cisterna ha reaccionado rápidamente, pero amenaza con volcarse sobre una joven de piel negra en la esquina. Un Honda intenta evitar a la chica de negro, y gira hacia ti. Tienes que esquivarlo, o te lo vas a comer entero.

Todo pasa rápidamente, pero de manera muy clara ante tus ojos. Todos los semáforos del cruce se ponen en verde a la vez y todos los coches arrancan al mismo tiempo que una chica de pelo negro largo, vestida de negro por completo baja del tranvía con la cara asustada de un cordero a punto de ser sacrificado. El caos se cierne de pronto sobre el cruce. Un Honda intenta esquivar a esa chica, y aunque lo consigue está a punto de chocar contra un Chevrolet Impala en el que notas, de pronto, como un pellizco, la presencia de un Despertado. Como una reacción en cadena, notas otras 4 presencias, que hacen, contigo y con el conductor o conductora del Impala, 6 en el mismo sitio. Una de esas presencias es la chica de negro. Pero el caos es demasiado, todo ocurre muy rápido y no puedes evitar que tu atención vaya directa hacia el camión cisterna que ha derrapado para evitar chocar contra el batiburrillo de coches y amenaza con volcarse sobre ti con todo su peso.

El semáforo se pone en verde, y arrancas, pero de pronto te das cuenta de que todo el mundo ha arrancado a la vez. Una chica de pelo negro, vestida toda de negro, baja, asustada como un cordero a punto de ser sacrificado, del tranvía que subía por la cuesta, mientras todos los vehículos y viandantes amenazan con querer cruzarse en una espiral de caos y peligro.

Tu sexto sentido de Despertada se excita al notar cómo algo está alterando la Realidad de esa manera tan bestial, y notas como varios pellizcos en el fondo de tu ser. Hay más Despertados, otros 5 en ese lugar, aunque no hay tiempo para localizarlos. Cuando quieres darte cuenta, un camión cisterna ha reaccionado rápidamente, pero amenaza con volcarse sobre una joven de piel negra en la esquina. Pero tu atención es requerida por lo que está a punto de pasarte a ti si no reaccionas. Estás yendo directamente hacia el tranvía del que se ha bajado la chica.

Tu mente está en otro lugar, distraída, y reaccionas más por automatismo que con verdadera atención sobre el tráfico. Cuando te quieres dar cuenta, estás yendo directamente contra la locutora de radio, Merika Seth, como si hubieras perdido por un momento el control de tu coche. La imagen de la chica, que abre sus ojos rasgados con auténtico miedo, se acerca demasiado rápido. Tienes que esquivarla en el último momento o le darás de lleno.

¿Qué? ¿Qué era lo que notaba? Mierda, el Honda. Volantazo a un lado. Mierda, la otra furgoneta. Volantazo al contrario y freno de mano. El Impala ladea cosa mala, pero no es el único coche que hace lo que puede por evitar al resto.

Maldita sea. ¿A que juegan esos 5?¿Qué mierda está pasando?

Miro a todos lados, atenta por si tuviera que hacer otra nueva maniobra de evasión. Quito de nuevo el freno de mano. Enciendo el motor. Demasiado poco que tan sólo se me haya calado.

¿Quiénes serán?

Por el rabillo del ojo, veo de otra vez el camión que va en dirección a la chica.

Mierda, como le pille no lo cuenta.

Calculo si le dará tiempo a reaccionar y ponerse a salvo.

Maldita sea, muevete, muevete…

 Es terrible, van a haber muchos herid...aaaaahhhhhhhhhh!

Veo como el Tranvía se me atraviesa en frente. Con habilidad, freno un poco, giro el manubrio y volteo a mi derecha, esquivando con una gran pericia la estrellada. Y entonces, acelero hacia donde la muchacha negra, para evitar que el camion la mate.

SEÑORITA CUIDADO!

Los otros despertados, que importan, va a haber una estrellada de proporciones épicas y si no quito a la muchacha va ha haber fijo una muerte.

La locutora de radio reacciona rápidamente, agachándose, como para protegerse, y parece que estira un poco el brazo hacia el coche, en un, en principio, absurdo intento de evitar el impacto. Aún así, no puedes estar seguro de lo que hace. Todo pasa muy rápido y ella se ha agachado por debajo de tu línea de visión.

Pero cuando el choque ocurre, más que contra un cuerpo humano parece que hubieras chocado contra una pieza inamovible de piedra o metal. Toda la fuerza del choque se transmite a través del coche, y la inercia hace de las suyas.

La moto que iba a estrellarse contra el tranvía logra esquivarlo con éxito, y cuando para, a salvo, mira hacia la chica de piel oscura que amenaza con ser aplastada por el camión cisterna. De debajo del casco suena una voz de mujer:

¡SEÑORITA, CUIDADO!

Pero la viandante parece haber estado aún más atenta a todo que ella, porque sin terminar de gritar, se aparta ágilmente, con una rapidez asombrosa, y el camión cisterna acaba por caer sobre el lugar con un estruendo ensordecedor.

Por otro lado, un coche que iba directamente contra Merika Seth, la locutora de radio, parece estar a punto de aplastarla sin remedio, pero la chica reacciona rápidamente, apartándose o agachándose —es difícil verla entre el caos— y el vehículo choca estrepitosamente y, de hecho, parece haberse abollado por la parte de delante.

El Chevrolet Impala contra el que está a punto de chocarse un Honda, se aparta y va driblando a los demás elementos del cruce bastante ágilmente y acaba igualmente, como si el caos se fuera resolviendo tan rápidamente como se desencadenó.

La chica que bajó del tranvía, totalmente asustada, mira alrededor y se lleva las manos a la cabeza. De pronto, la certeza de que todo el caos ha estallado a partir de ella es demasiado clara para ser ignorada. Totalmente aterrorizada e histérica, la joven empieza a correr hacia los coches en dirección a la Catedral Grace.

La chica negra se apartó a tiempo para evitar ser aplastada, con un movimiento de vaivén casi artístico. Cayó a un lado como un gato, con las esbeltas piernas flexionadas y la espalda arqueada. No se le habían soltado los cascos de los oídos, ni siquiera. Tenía los ojos abiertos y estaba alerta. Miró a la chica de negro y echó a correr tras ella. Hope intuía lo que había pasado y su instinto compasivo la instaba a ayudar a todo el mundo. Y, desde luego, la chica a la carrera parecía necesitar algo.

Hope se concentró en la música. Casualmente, la reproducción en aleatorio hizo sonar una canción de Deftones con aquel ritmo rápido que tanto le gustaba.

Las piernas se estiraron, el corazón empezó a bombear con fuerza. Los capilares, las venas, las arterias se llenaron de sangre, de oxígeno, de vida. De energía. El cuerpo de Hope pareció alargarse por un momento y sus zancadas, cada vez más rápidas y vertiginosas, amenazaron con volverse borrosas de un momento a otro.

-¡Eh, tú! -gritó a la chica-. ¡Quieta!

 Por el camino, veo que la chica morena esquiva con habilidad el camión. Ufff, se ha salvado. Y luego, veo a esta muchacha que se baja del tranvía. Parece tener miedo y echa a correr en dirección a la catedral. Y entonces, la joven que hace unos minutos me preocupó sale a correr en pos de ella. Todo esto paso por su culpa...bueno, quizas no sea culpa en todo el sentido de la palabra, es decir, quizas ella no puede controlarlo. Mas vale que las alcance. 

Y entonces, acelero y sigo a la muchacha. Me imagino cómo debe estar, esto del despertar es bien complicado, todavía me acuerdo cuando me pasó, creí que había roto esa pieza...menos mal tuve quien me aconsejara pronto. Es mejor que hable con ella, así puede que logre calmarla y llevarla con alguien que de verdad sepa como explicar esto. Vamos pues. Y quien sabe si al fin hable con la tal Madame Cleo...en fin, prioridades. Esa chica esta confundida y necesita que la ayuden a aterrizar. Pero...la otra muchacha, la del camión la persigue. Será que ella es una Despertada, como yo? No se encuentran 5 despertados en la misma esquina si no es por una muy buena razón. Ay carajo, ojalá esto no sea paradoja, la ultima vez fue terrible...Paradoja: te juro que yo no tengo nada que ver, yo no cause esto, no me vayas a castigar, por favor!

Estaba atento escuchando la radio de mi coche en dirección al lugar que decía la tarjeta cuando esta mujer empezó a hablar…  cuando nombra los terremotos, no se si antes o después de eso en realidad… pero en algún instante cercano a ese me perdí en mis pensamientos cerrando momentáneamente mis ojos… lo que para mi fue tan solo un parpadear aparentemente no fue tan así para los ojos ajenos… por lo visto tantas noches investigando y casi sin dormí, manteniéndome solo a base de café, hicieron que acumulara un gran cansancio que hizo que me durmiera por unos segundos al volante… cuando vuelvo a abrir los ojos esta a menos de un metro de impactar contra una mujer… rápidamente y de reflejos miro hacia el freno de mano y lo intento jalar y volantear… pero al momento en el que toco la palanca de freno siento un gran golpe que frena de inmediato mi auto… el impacto hizo que yo continuara la trayectoria y golpeara mi cabeza contra el volante del auto y lo ultimo que veo es… nada… solo el movimientos de cosas suelta de mi auto que se dirigían hacia el parabrisas, siento un gran sabor a sangre en la boca y luego pierdo por completo el conocimiento

Volantazo derecha, freno de mano, volantazo a la izquierda, quita freno de mano…

Joder, joder, joder, joder, joder…

Quieta, al fin.

Maldita sea, ¿qué ha sido eso?

Giro atenta alrededor. Parece que el caos ya se disuelve. Sus efectos durarán largo, pero se va tan súbitamente como llegó.

Una chica sale corriendo… no, huyendo. Incluso desde aquí se ve que está asustada.

¿Será su primera vez? La primera vez siempre asusta… joder, si asusta…

Otra chica sale detrás de ella. Y otra más.

Ahí van tres de las ganadoras… ¿Dónde está las otras dos?... A la mierda… hay que hacer algo.

Salgo del Impala apresurada, cogiendo mi bolso y la cazadora. Cierro con llave. No creo que vayan a desatascar esto hasta dentro de un rato.

Vacío mi mente. Siento la fuerza fluyendo alrededor. Corro. Salto. Esquivo. Todo es un caos, pero el camino más rápido viene a la cabeza. Veo de antemano donde va a haber problemas y donde no, por donde puedo saltar, colarme entre un hueco, y llegar antes a mi objetivo.

Aún no acaba el accidente, aún se oyen frenazos y gente gritando, asustada. La silueta del conductor que casi atropella a Merika Seth parece haber caído como un fardo sobre el volante. De reojo ven cómo la figura de la reportera sale, ilesa, por un lateral, del coche, y se queda mirando con una mezcla de miedo e interés todo el lugar.

Pero la chica, aquella de la que todo aquel vórtice entrópico parecía haber estallado sin que nadie pudiera siquiera presentirlo, corre como un conejo asustado a la madriguera, la Catedral Grace y su gótico de cemento armado. El Impala esquiva a un par de elementos más antes de pararse y abrirse para dejar salir a una chica joven de pelo rojo muy brillante, a todas luces teñido; que no tarda ni un segundo en asegurarse de que el coche quede a salvo y empezar a correr tras la chica. La motorista que intentó avisar a la chica negra de que el camión cisterna casi la aplasta, arranca con su vehículo en la misma dirección, atraída por la carrera de la asustada chica gótica. Y por último, la ágil y atenta Hope, tras haberse salvado casi milagrosamente de toneladas de metal y gasolina sobre su cuerpo, echa a correr con la fuerza de un atleta para hacer lo mismo.

En ese momento de sincronización, las tres notan cómo son todas ellas Despertadas, lo cual además parece lógico por la reacción que han tenido todas ellas. Justo ese momento de iluminación, en el que la imagen de la certeza roba su atención por una milésima de segundo, cuando algo les corta el paso a las tres. De la nada, de entre los restos de los coches que han chocado o quedado de cualquier manera en medio del cruce tras haber dado varias vueltas para evitar la colisión, empiezan a verse salir, en medio de un sonido atronador de motores al ralentí, hasta doce motoristas sobre sus respectivos vehículos.

La Realidad parece deformarse cada vez más, como si algo estuviera estallando en el Tapiz con una demente actividad. En no mucho tiempo, la Paradoja puede estallar en el lugar como si hubiera caído una bomba.

Como si fueran un líquido que se extiende inexorablemente por los recovecos que han dejado los vehículos en el cruce, rápidamente se hacen con todo el espacio, y parecen buscar algo o alguien. Su apariencia es lo más extraño, hay uno vestido con pieles sobre una Harley negra adornada con un cráneo cornudo. Otro conduce una moto de diseño, y viste un traje espacial de cuero con máscara de respiración incorporada. Pero más inquietante aún que su aspecto general es el estrecho visor de su casco, en el que una luz roja cruza todo el largo de lado a lado, como escaneando con un láser extraño la situación. Un tercero, quizás el más llamativo y obviamente alienígena, es un bárbaro que lleva un hacha aserrada y grita una sarta de cosas incomprensibles mientras cabalga un poni de la estepa que deja una estela azul sobre el asfalto cada vez que uno de sus cascos lo toca. Además hay motos de cros, coches de tres ruedas y una moto con sidecar de la Segunda Guerra Mundial. Ninguno lleva un casco que deje ver su cara, y la inquietud reina en el lugar de pronto, casi peor que durante el propio accidente.

Parecen confundidos, y el motorista del visor se acerca a la chica del pelo rojo (Lis), mirándola fijamente, en silencio, y cortándole el paso hacia la catedral. El láser la examina varias veces.

Un "silencio" extraño, incómodo, se apodera del cruce; aún sonando tan ensordecedores, los motores de las doce motocicletas que dan vueltas por el cruce.

 Iba yo muy acelerada, cuando se plantan estos tipos de aspecto raro. Ay no!, ay carajo, se me adelantaron...yo no tengo nada que ver...aunque sería capaz de aceptar un poco de paradoja para evitarle el estallido que le espera a esa muchacha. No hay como descargarla a algun otro lado?

Miro nerviosa a los motoristas. Intento seguir, a ver si puedo acercarme a la muchacha gótica. Esto no es posible, tenemos que alcanzarla, ella necesita ayuda, estos tipos tienen que entender que no siempre se hacen las cosas aposta, Por favor, tengo que pasar!

Luego, miro a las otras. La chica del camión, y una pelirroja que iba en un Impala. Ellas también...oiga, y la tipa esta del noticiero como que tambien se pego una salvada de esas milagrosas...De razón nos cayeron estos

Me paré en seco. ¿Qué era este tipo? Seguro que no había salido de una fiesta de disfraces. De momento está aquí, y no allí persiguiéndola a ella. Por instinto mi mano va a la pistola que llevó tras el pantalón. ¿Servirá una pistola con algo como esto? Algo me dice que sería mejor no tratar de averiguarlo.

Me quedo allí mirando, a ese visor que lleva por ojos y que no hace más que escanearme. Mi mano sobre la pistola, a mi espalda, preparada para salir disparada con ella y liarme a tiros con aquello sea lo que sea.

Empiezo a tener la sensación de que esto me viene demasiado grande. El silencio es demasiado opresivo para que pueda romperlo, las palabras se ahogan en mi garganta.

¿Ahora qué? Pienso mientras observo a aquella criatura y sus amigas, para ver cual es su próximo movimiento.