Partida Rol por web

Las murallas de Aguas profundas se abrían ante ellos a medida que la caravana iba entrando en la ciudad. Los altos muros, las enormes y alargadas calles llenas de cientos de construcciones de madera y piedra. Los coloridos pendones del barrio del Sur y que cambiaban en el barrio del comercio a donde se dirigían la mayoría de los carros. Los diferentes olores y personas que pululaban por las calles empedradas y, sobre sus cabezas, de cuando en cuando, algunos Jinetes de Grifo, miembros de La Guardia de Aguas profundas, que vigilaban por la paz en la ciudad. Una ciudad tan grande que muchos de los que viajaban en la caravana no habían visto nunca una igual. No por algo se la conocía como la Corona del Norte. 

Al cabo de unos minutos de entrar en la ciudad uno de los primeros carros que se separó del resto era en el que iba Abdali. Este no dijo nada, pero Samarag se le acercó con una bolsa que, por su tintineo, contenían las monedas del pago.

-Bueno, aquí se separan nuestros caminos amigo mio-le dijo con una sonrisa ofreciéndole las monedas. Pero enseguida se dio cuenta de que Abdali estaba a punto de decirle que podía continuar un poco más-. No te preocupes, ya sé que te dije que el cargamento iba más al norte, pero cambiamos la ruta y la forma de llevarlo para no levantar sorpresas. Mira-le dijo apoyando su mano en el hombro- vi como te desenvolviste con esos monstruos que nos asaltaron, desde luego nos viene bien gente como tú. Si quieres seguir trabajando en esto...-hizo una pausa dramática y después continuó bajando la voz- Ve a La Compañia de Transporte Camino Alto cerca de la puerta norte mañana a medio día y pregunta por Ardred Briferhew. No hace falta que le digas que vas de mi parte, mañana contratara a todo el que pueda, pero nadie de los que transporta los carros sabe que mercancía lleva. Esta vez no sé cuantos de nosotros iremos con ello o si lo haremos, pero de esa forma llegarás al campamento al norte. No te será difícil seguir trabajando allí-le explicó con una sonrisa. Y tras aquello le deseó buena suerte y se despidió echando a correr pues su carro ya había empezado a moverse antes de que terminara su discurso.

No tardaron en darse cuenta de que la caravana en la que viajaban los cultistas y alguna otra tomaban otras direcciones. Mientras tanto el resto de carros llegaban al distrito del comercio donde empezarían a distribuir las mercancias a las tiendas y comercios para los que los transportaban y los viajeros se despedían con intención de buscar alguna posada o taberna para descansar o comer ya que era medio día y era dificil ignorar el olor a comida que salía de algunas casas.

Pero antes de que el grupo empezara a correr tras el carro que habían estado vigilando para no perderlos de vista vieron que de esa misma dirección venía un cansado pero sonriente Abdali. Tras dos meses infiltrado con aquellos cultistas por fin se reunía con sus amigos y tenía algunas buenas noticias para ellos.

Abdali se aseguró de haber perdido de vista a los cultistas y se acercó al grupo de aventureros que parecían esperarle ansiosos de información.

Con una sonrisa picarona les saludó:

- Bien, no queréis que os cuente todo con el estómago vacío, no?- estaba claro que el guerrero calishita seguía siendo el mismo tragón de siempre.

-Milord Vientofresco- parecía genuínamente que se le había olvidado el nombre del noble y tiraba de lo que se acordaba-, seguro que vuestra merced se conoce alguna buena taberna en esta enorme ciudad, nos lleva hasta allí y así charlamos mientras vaciamos unas jarras de cerveza?

Égida no se lo pensó dos veces y propinó un fortísimo abrazo que crujió la espalda del guerrero. 

—¡Abdali! —zarandeó al calishita un par de veces antes de descenderlo a tierra y propinarle unas palmadas en la espalda—. ¡Cómo te he echado de menos! Estabas ahí, a veces tan cerca, otras tan lejos. ¡No quería ni mirarte por si te descubrían! ¡Y cuando te uniste a nosotros contra los hobgoblins... Ah, cómo echaba de menos pelear a tu lado!

Égida no sólo estaba contento de ver a su compañero de aventuras, sino que por fin podía comportarse como el forjado que era en vez de ser únicamente un autómata al que Airic dedicaba sus gritos y quejas. Habían sido dos meses muy duros, pero al fin estaban en Aguas Profundas y seguramente Abdali había podido obtener una gran cantidad de información.

—Sí, vamos. Tenemos algo de dinero del fondo común así que seguro que podréis beber algo que valga realmente la pena.

El viaje llegaba a su destino y a pesar de lo que había pasado la noche anterior el poder ver el mar hasta llegar a Aguas Profundas le tranquilizó. Aún así siempre que podía no perdía ojo de la gnoma y cuando la caravana comenzaba a separarse en dos trató de averiguar si esta finalmente iría al destino que había anunciado.

Tras recibir el pago de Brima y agradecer los ratos agradables de charla que había tenido con ella en los que había aprendido un montón sobre las caravanas se alejó hacia Égida y Airic y le entregó la bolsa con la correspondiente paga a Égida para que la gestionara. - Por fin hemos llegado. les dijo mientras que a lo lejos veían como Abdali volvía junto a ellos. Égida le cogió con buen humor pero él no olvida la conducta que había tenido con la elfa ni cómo los había tratado. Aún así se alegraba de verle sano y salvo y de que no hubieran descubierto su tapadera y le palmeó el hombro. - Si me dejarán meterme en la cocina de alguno taberna gustoso os preparaba un buen banquete. le respondió al oír que el hombre no había perdido su apetito. Pero de pronto se giró preocupado hacia Abdali. - La gnoma que nos ha causado tantos problemas en el viaje sabía que no eras un cultista y no sé que son los Zhentarim pero no deben ser buena gente. ¿Estamos seguros en Aguas profundas? preguntó mirando a Airic y luego a Abdali con miedo de lo que ese grupo pudiera llegar a hacer.

Airic fue el último en hablar en el reencuentro, respondiendo las preguntas de los demás 

- Si me dejarán meterme en la cocina de alguno taberna gustoso os preparaba un buen banquete. 

-Ni se te ocurra, es momento de que descanses y que te atiendan, entendido?-
 

...y no sé que son los Zhentarim pero no deben ser buena gente.
 

-Ellos dirán que son comerciantes. Compran y venden productos de todo tipo, incluso de dudosa legalidad. Armas, Bienes, Mercenarios, Esclavos, Información. Todo puede discutirse si el peso de la bolsa es adecuado. La verdad, unos malditos usureros carentes de toda moral, hacer tratos con ellos es venderle tu alma a un diablo, aunque quizás yo prefiera al diablo. No les importa absolutamente nada mas que ganar una moneda, y serían capaces de arrasar un pueblo sin remordimientos si les pagaran por ello 

-Milord Vientofresco- parecía genuínamente que se le había olvidado el nombre del noble y tiraba de lo que se acordaba-, seguro que vuestra merced se conoce alguna buena taberna en esta enorme ciudad, nos lleva hasta allí y así charlamos mientras vaciamos unas jarras de cerveza?

-Regla numero 1 de la diplomacia, nunca olvides el nombre de tu interlocutor, lo harás sentir despreciado- Respondió Airic con una sonrisa jovial- Regla numero 2- Continuó- Si lo olvidas, simplemente dile, amigo, compañero, Milord, hasta que alguno de los demás lo llame por su nombre, y Regla numero 3...- Hizo una pausa dramática- Nunca le pidas a lord Airic Vientoinvierno si conoce una buena taberna en aguas profundas, porque te llevará en una travesía de por lo menos 3 días por todos los rincones de la ciudad bebiendo hasta que no puedas levantar una jarra- Coronó con una risa- El portal bostezante es un clásico de los que visitan aguas profundas, allí encontraran aventureros de todos los rincones de la costa de la espada y hasta todo Faerun contado historias. Estoy seguro que Endozal quedaría maravillado, aunque, si prefieren algo mas.... intimo- Guiñó un ojo para acompañar esa ultima palabra- Puedo recomendarles "la ninfa", una casa de masajes muy pintoresca. Me contaron, no es que haya ido uno o dos veces- En realidad, muchas veces

Para lo que Abdali quería contarles, y dado que era la hora de comer, al final decidieron ponerse en marcha y se dirigieron al distrito del castillo, donde se encontraba el Portal Bostezante(C48 en el mapa interactivo). Era un paseo largo, pero por lo menos no tenían que adentrarse en el distrito del puerto. Era un edificio de piedra con el tejado hecho de pizarra y varias chimeneas. Cerca de su puerta colgaba el letrero, mecido por el viento, con el nombre de la taberna. Desde fuera ya se podía escuchar el ruido. Apenas era medio día, pero el Portal Bostezante era una de las tabernas más grandes de la ciudad y siempre tenía gente.

La mayor parte de la planta principal estaba ocupada por la sala común de la taberna, que albergaba un pozo abierto de unos 12 metros de diámetro, que en realidad se trata del muro exterior de una torre de piedra hundida, que desciende hacia las profundidades de la tierra por más de 40 metros a lo que los locales llaman Bajomontaña. Bajomontaña es un complejo de mazmorras que se sitúa bajo la Ciudad de los Esplendores. Los aventureros que se atreven a adentrarse allí en busca de riquezas o aventura pueden bajar por un sistema de poleas que hay colocado para disposición de cualquiera que desee usarlo. Sin embargo son pocos los que regresan con vida. En la propia taberna se hacen apuestas sobre el tiempo que durarán estas expediciones, si volverán todos o no y se ha convertido en parte del entretenimiento principal de la clientela.

Los pisos superiores del Portal Bostezante disponen de agradables y cómodas habitaciones pensadas para los huéspedes como en cualquier posada.

Durnan, el propietario de la taberna y antiguo aventurero, levantó la cabeza cuando el grupo entró y siguió con sus cosas tras la barra sin prestarles mucha atención.

Varios grupos de gente empezaban a pedir sus comidas. La camarera, Bonnie, una joven humana de pelo rojo y rostro salpicado de pecas cruzó por delante de ellos a toda velocidad mientras llevaba unas jarras de cerveza Sombranegra a una de las mesas.

-Buenos días, sentaos, enseguida estoy con vosotros-le saludó apurada.

El grupo cruzó la taberna y se sentaron en una mesa redonda que quedaba libre mientras observaban al resto de gente a su alrededor. Algo que habían acostumbrado a hacer desde que prácticamente cualquiera pudiera ser un miembro del culto.

El primero en quien se fijaron fue en Mattrim "trescuerdas" Mereg. Era bardo y vivía allí mismo. Aunque parecía un muchacho torpe tocaba bastante bien y con mucha habilidad su instrumento que tenía, como su apodo indicaba, solo tres cuerdas.

También vio a Jalester Silvermane, pensativo en un rincón. Jalester solía pasarse las tardes así, pensativo, aunque de vez en cuando el solitario joven se dejaba querer.

En la barra, apoyada, se encontraba Yagra Puñopiedra. Era una mercenaria semiorca que estaba metida en algo con algunas de las bandas que poblaban la ciudad. Aunque, sea cual sea el trabajo que le encargaban debía parecerle aburrido, ya que pasaba el día en la taberna retando a pulsos y humillando a diversos aventureros.

Un pequeño grupo de aventureras se disponía en ese momento a bajar a bajomontaña y muchos de los clientes estaban con su atención centrada en las apuestas sobre cuanto tiempo durarían allí abajo, si es que conseguían salir. 

Un día más en el Portal Bostezante. 

Una vez que tomaron asiento y se pidieron algo de beber, Abdali les relató lo más importante de su viaje con los miembros del culto.

- No me hablaron nada de los planes que tiene el culto, no creo que ni que Samarag, el que lideraba, supiera qué iban a hacer con el tesoro la verdad. Intenté sonsacarles información, pero no me dijeron nada.

Visteis al que se unió a nosotros en el Vado de la Daga? Un tío con perilla y bigote y túnica roja? Ese sí que debía ser alguien importante. Era un 'mago rojo' llamado Jos. No tengo ni idea de qué tipo de mago es, pero Samarag me dejó claro que era peligroso. Intenté seguirle a todos lados, pero no descubrí tampoco nada.

Pero bueno, lo que más nos interesa ahora es seguirles y sé dónde encontrarlos: la mercancía seguirá el camino norte.  La Compañía de Transporte Camino Alto, en la puerta norte, se hará cargo. Debemos  presentarnos allí mañana a medio día y preguntar por Ardred Briferhew. Él es el contratista. Necesitará gente así que creo que nos cogerá a todos sin problemas.

Bueno, me he ganado una buena cena o no?- dijo con un guiño.

El noble escuchó con atención y asintió con la cabeza.

-si, tu comida va a mi cargo hoy- dijo bromeando- Creí que íbamos a estar unos dias en aguas profundas, que pena, pero bueno, seguramente ese mago es el hombre que debe tener la información. La pregunta es que haremos con el? Capturarlo en el camino? O lo dejamos llegar a su destino?.

Miro a sus otros compañeros-Seguramente ese es el hombre de quien hablaba Jemma. La persona importante. Abdali tenemos algo para contarte nosotros. Hace unas noches se nos acercó una gnoma, resultó ser un zhent, que sabía sobre los miembros del culto en la caravana, los estaba espiando, y también sabia que estabas infiltrado y que todos nosotros éramos compañeros. dió un sorbo a su pinta de cerveza antes de cambiar su expresión por un rostro preocupado- no tengo idea como sabía tanto, tampoco me sorprende de un zhent, y sospecho que vamos a volver a cruzarla en el futuro, seguramente también estará detrás de Jos

Y al entrar en la posada se abrió un nuevo mundo para él, aquella posada era enorme y el pozo al que parecía que iban a bajar unos aventureros le dejo totalmente sorprendido y le pidió a Airic que le explicará que era el pozo y porque bajaban a él. Cuando escuchó la explicación se quedó totalmente boquiabierto. Sin duda aquel lugar era único y sus sentidos no paraban de capturar todo lo que había en el interior de la taberna.

Le costaba seguir el relato de Abdali con todo lo que ocurría en el interior de aquella maravillosa taberna, sin embargo escuchó lo fundamental y supo que pronto deberían de partir, lo cual le apenó pues quería conocer más de aquella ciudad, contemplar el mar e incluso coger un barco, pero parecía que su camino seguiría por tierra.

Égida quedó maravillado por el lugar y, por supuesto, por la formidable entrada a la mazmorra que daba nombre a la posada. se preguntó qué pasaría por la cabeza del dueño del establecimiento para construir su modo de vida — y seguramente, su vivienda particular — sobre un sitio tan peligroso. ¿No temía que salieran criaturas voladoras o demonios? Debía de estar hecho de otra pasta, sin duda.

—Eso tiene un nombre: compartimentar —respondió a Abdali. Había aprendido el término durante el viaje y le había resultado un término maravilloso. Sobre todo para organizaciones grandes como aquellas. Si dividías la información en fragmentos pequeños, evitabas que los peones del culto como los que custodiaban la caravana supieran algo de tus planes. Odiaba a esa gente con todas sus fuerzas, pero debía reconocer que era una forma inteligente de gestionar sus recursos—. Lo has hecho genial Abdali. Ha tenido que ser duro mantener tu tapadera durante tantas semanas. Entonces ya tenemos claro qué hacer: tenemos un lugar y un nombre, y así podremos seguir vigilando de cerca al culto. ¡A ver hasta dónde nos lleva!

- Lejos. dijo Endozal después de lo dicho por Égida. - Hemos recorrido mucho camino, cuando salí de la taberna en busca de Talis nunca imaginé que podría llegar a ver el mar o estar en una ciudad o lugar como este. Aquella frase de Égida había sacado al cocinero de su contemplación del lugar.

- ¿Habíais imaginado cuando todo esto empezó que llegaríamos tan lejos? ¿Qué tras lo que sucedió en Nido Verde acabaríamos tomando este camino? les preguntó.

Abdali asentía con melancolía a las palabras de Endozal pensando en cuando él era un simple pastor con una simple vida, mientras devoraba el plato de carne asada que se había pedido.

Después de ayudarse con un trago de la jarra de cerveza, respondió:

- Ah, mejor no pensar en el pasado y centrarse en el futuro. ¿Quién se viene conmigo a gastar la paga en un templo de Sune esta noche? Puede que sea nuestra última oportunidad de estar con bellas mujeres...

Airic sonrió ante la pregunta de Endozal. -Es por eso que te has convertido en héroe-​​​​​​-le dijo tratando de enaltecer su autoestima- Cualquier persona, después de vivir lo que vivieron en nido verde, hubiera dicho "este no es mi problema" y se hubiera vuelto a su vida tranquila. En cambio todos han decidido tomar partido en algo que es mucho mas grande que nosotros-alzó la copa, y dió un sonoro trago-​​​​​​-en cuanto a tu propuesta, Abdali, podría ir a reconfortar mi alma al templo.

- Tenía que encontrar a Talis. respondió a Airic. - Y a estas alturas podrían haberla llevado a cualquier confin del mundo, si sigue viva. dijo un poco triste de no poder haber compartido con ella, el viaje o simplemente contemplar juntos el mar.

Negó la propuesta de Abdali con la cabeza. - Es la primera noche en mucho tiempo que puedo descansar en una cama y no sabemos cuando será la siguiente si partimos mañana. Me quedaré descansando en la posada. El recordar a Talis le había puesto meláncolico, ella había sido el motivo de su partida de la taberna y de haber llegado tan lejos y sin embargo, la información que le habían dado había sido falsa.

Al acabar de cenar y tomar algo todos estuvieron de acuerdo con el plan. La verdad es que parecía sencillo: Se embarcarían como parte de la protección que llevaba el transporte de Aguas profundas por parte de La Compañia de Transportes Camino Alto y de esa manera podrían seguir el rastro de los carros con el tesoro del culto hacia el norte.

Parecía que se embarcaban en otro viaje. Airic y Abdali se marcharon a disfrutar de compañía femenina que calentasen sus corazones en aquella aventura que empezaba a resultar dura y peligrosa. Endozal y Égida decidieron pasar la noche descansando en el portal Bostezante donde Durnan les dio un par de habitaciones limpias en la segunda planta. 

Endozal no podía dejar de pensar en su amiga Talis. Hacía meses que había  desaparecido de su aldea y desde entonces no había habido rastro de ella. Ni una sola pista. Si era cierto que el culto del dragón la había secuestrado podría estar muerta o algo peor...

Y con esos pensamientos oscuros acabó por quedarse dormido presa del cansancio.

A la mañana siguiente los cuatro aventureros se reunieron de nuevo. Tras casi dos meses durmiendo en una caravana haber podido pasar la noche en una cama caliente bajo techo era como un regalo para ellos. Tras desayunar rápidamente se dirigieron al lugar que Abdali les había dicho y hablaron con Ardred Briferhew, un humano grandote, con una barba negra y rizada que recordaba al aspecto de un montañés.

No tuvieron mucho problema en ser contratados, justo estaba buscando gente para escoltar un convoy hacia el norte y necesitaba guardias. Les pagarían 15 monedas de oro a cada uno por hacer que los carros llegaran en buen estado a su destino: La Posada Carnath. El trayecto guiaría al convoy hacia el norte atravesando el Estero de los Hombres muertos, a unos 300 kilómetros de Aguas Profundas. Lo que se traducía en una decana de viaje aproximadamente. El convoy se componía de seis carros de suministros, dos docenas de trabajadores que iban a reemplazar a los que volvían de allí y doce escoltas incluyendo a los cuatro aventureros y, para su sorpresa, también a Jamna. La gnoma miembro de los Zentharim les guiño un ojo al verlos y se llevó un dedo a los labios, haciendo el gesto de silencio con una sonrisa jovial.

Después de varias semanas descansando al raso, hacerlo en la habitación de una posada de una ciudad tan abarrotada como Aguas Profundas fue extrañamente distinto. Siempre había ruido. Y no eran ruidos como los que había podido escuchar durante el viaje: animales que observaban en las sombras, ronquidos, algún deambular tembloroso para vaciar la vejiga a tientas... El Portal Bostezante siempre parecía estar vivo, no sólo por su condición de afamada posada, sino evidentemente por la entrada a la mazmorra que le daba nombre.

Aún así, pudo terminar de revisar el equipo de Abdali a tiempo para el alba — después de tantas semanas sin poder revisarlo cada noche, tenía trabajo que hacer — mientras el guerrero estaba descargando tensión. A la mañana siguiente, con el trabajo terminado y después de que su contacto les diera trabajo, tal y como acordaron, tenían algo de tiempo libre y él buscaba algo desde hacía tiempo.