Partida Rol por web

Cuando el grupo al completo se despertó y comió algo tras haber descansado, algunos peor que otros, uno de los guardias les condujo hasta la sala donde se encontraba el Gobernador Nighthill. Había colocado varias sillas alrededor de la gran mesa de madera donde habían planeado la defensa del pueblo. Ahora allí, junto a unas copas de bronce y unas jarras con agua, se encontraba un gastado mapa de las Tierras Verdes. También había una bolsa con monedas frente a cada una de las cinco sillas. 

-Sentaos amigos mios, poneos cómodos. Creo que tenemos mucho de lo que hablar-les dijo haciendo un gesto con su mano para que se sentaran- en cada una de esas bolsas hay 250 monedas de oro, lo prometido a cambio de la información que hayais podido conseguir. He hecho llamar al monje Erlanthar para que se una a nosotros y nos diga lo que ha descubierto. Hasta que llegue podeis contarme que visteis, donde se encuentra su campamento y todo lo que pueda ser de ayuda-les dijo. Una chica joven se apresuró en servir agua en las copas de todos los presentes- por cierto, no se si erais muy amigos pero esa pareja de enanos que iba con vosotros,Hunder y Mugrim creo, me dijo que no debíais preocuparos de vuestro compañero, el tiefling que mató el dragón, ellos lo enterrarán esta tarde junto con otras víctimas del dragón aquí en Nidoverde...-dijo cabizbajo. 

Se despertó tan tarde que fue imposible que le diera tiempo a hacer una buena comida por lo que se alimentó de la fruta que les habían dejado mientras volvía a pertrecharse. El sueño había sido muy reparador y toda la tensión y la adrenalina habían desaparecido por lo menos por el momento. Como si todo lo que había ocurrido hubiera sido un sueño.

Pero sabía que no era un sueño, que se había metido de lleno en una de las aventuras que su amigo Tom tantas veces le había contado y que apenas encontraba la valentía para seguir adelante. Pero lo poco de valor que encontraba aparecía en su mente bajo el rostro de Tanis por la que haría cualquier cosa como estaba demostrando.

Un guardia vino a buscarles y les llevó directos al Gobernador Nigthill. En la sala había una mesa con un gran mapa y cuando el gobernador les invitó a sentarse en las sillas Endozal se sentó en una de ellas y miró la pesada bolsa que había ante él mientras servía de una de las jarras el agua en las copas de sus compañeros. Se llevó su copa a la boca cuando el Gobernador les dijo que en el interior de cada una había 250 monedas de oro el agua se les escapó de la boca como un aspersor.

No había visto tanto dinero junto en su vida, se recompuso y esperaba que todo la información fuera suficiente para tamaño pago. Apenas llegó a escuchar lo de que comentaron del entierro. Con tanto dinero en sus manos se sintió como responsable y se levantó para explicar lo que el sabía y miró el mapa como había echo cuando planearon partir hacia el campamento de los cultistas.

- Más o menos el campamento estaba dónde habíamos estimado. Cuando salimos, no nos hizo falta orientarnos pues el rastro dejado por el grupo atacante nos llevó directos hacia allí. Por el camino nos encontramos a un grupo de rezagados ocho Kobolds y cuatro cultistas a los que emboscamos y gracias a las sorprendentes habilidades de Draenna pudimos saber más sobre el campamento. Se tomó un pequeño respiro señalando el lugar dónde más o menos estimaba que había sido la emboscada. - Para empezar nos dijo que antes de llegar al campamento hay un paso rocoso dónde suelen dejar una pequeña fuerza para vigilar y emboscar a los que se dirigen al campamento. También nos dijo lo que nos comentó el mercenario, aunque difieren un poco los números. El campamento está dirigido por Frulan Mondath y Langredosa que se ocupa de las fuerzas Kobold. Por encima de ellos está una dracónida llamada Rezmir pero no suele quedarse en el campamento. Tras señalar el paso rocoso pasó al lugar dónde estaba el campamento. - El campamento debe disponer alrededor de 100 personas entre cultistas, Kobolds y mercenarios. Y cuando salen de saqueo en su interior sólo quedan 20. El campamento está protegido, además de por los que he comentado del paso rocoso, por dos patrullas que nos dijo el mercenario. - Por suerte el dragón no está en ese campamento y pudimos ir más tranquilos, pero lo que dijo es inquietante como poco, aunque no sé a que se refiere. Que el tesoro marcaría el reinado de la reina de los dragones.

Se tomó un respiro y continuó. - Después de conseguir esa información avanzamos al paso rocoso y los emboscamos. Dejando la vuelta libre para que no nos atacaran. Al llegar al campamento logramos infiltrarnos haciéndonos pasar por mercenarios. Comimos con uno de los grupos y vimos que tenían atados a ocho prisioneros en medio del campamento pero no pudimos hacer nada para liberarles. Se lamentó. - Si sirve de ayuda había dos mujeres jóvenes, humana y mediana y el resto eran hombres jóvenes, humanos, medianos y enanos. Parecían todos campesinos. A medida que avanzamos por el campamento pudimos ver que había por lo menos tres compañías de mercenarios ubicadas hacia la entrada del campamento y los cultistas y kobolds están acampados hacia el lado de las minas. Al final al lado de la entrada de la mina había una tienda mucho más grande, por lo que entendí debía ser la tienda de Langredosa, y cerca de ella es dónde encontramos al monje.

Se volvió a sentar en su silla para finalizar. - A partir de ahí incendiamos varias de las tiendas de los Kobolds para generar la alarma dentro del campamento, poder escapar de allí con facilidad y que el monje pudiera escapar también. Por suerte, Draenna entró en la mina y ella podrá deciros lo que vio y escuchó en su interior. Por nuestra parte no oímos planes de futuros ataques, por desgracia.

Pese a tener todas las comodidades que podía ofrecerles Nido Verde por su colaboración, la elfa no logró descansar bien del todo. La imagen de la sombra de un inmenso dragón sobrevolando el cielo se le dibujaba durante su meditación.

Pero esta vez algo diferente apareció. Un dragón dorado rasgó las nubes y se enfrentaba en una lucha titánica contra la criatura sombría.

Con esta imagen volvió al mundo real. Con la imagen que representaba la lucha del bien contra el mal. Una lucha que ella misma y sus compañeros habían prometido llevar a cabo...

Con el gran peso de la responsabilidad a sus espaldas, como si ese medallón de oro hubiera aumentado diez veces su tamaño, se dirigió a la reunión con el gobernador de la ciudad.

Endozal intervino primero con gran lujo de detalles sobre todo lo acontecido. Dejándola a ella la parte relacionada con las minas...

- La entrada de las cuevas estaba custodiada por patrullas de kobolds y algunos de esos grandes lagartos como los que atacaron la ciudad. Encontré un estrecho pasadizo que conducía a los barracones y al lugar donde guardaban los objetivos robados. - intentó resumir.

- Los huevos de dragón están al cuidado de un grupo de kobolds en las profundidades de las minas. No llegué a verlos con mis ojos , pero todavía no se han abierto. - continuó explicando. - Por último oí hablar de la inminente llegada de lo que los kobolds llamaron como "La Madre de todos los dragones". Algo que me preocupa y que debería hacernos actuar con presteza antes de que se cumpla.

- ¿Cuál es entonces nuestro siguiente paso?

El guerrero calishita que no era muy bueno con las palabras, prefirió guardar silencio y dejar a otros con más labia relatar los acontecimientos.

Cuando Draena se refirió a 'La madre de todos los dragones', una imagen se formó en la infantiloide mente del pastor venido a aventurero. Estarán todos llevándole el tesoro a su mamá? Sería la Madre de los dragones como una inmensa reina hormiga que no dejaba de poner huevos de dragón? De ahí el criadero!

- Ya está! La reina pone los huevos cuando le traen tesoros y de ahí lo del criadero de dragones!

Abdali había resuelto el misterio! Ontharr Frume iba a estar orgulloso de su avispado protegido.

- Deberíamos destruir esos malévolos huevos. Claro que no creo que llegásemos ni a medio camino con ese ejército que lo protege...

- Sinceramente... Intervino de súbito el mediano. - No veo la forma de poder hacer algo con ese culto del dragón nosotros solos. No sé si me entiendes ustedes? Dijo levantando la mirada tímidamente hacia los allí presentes.

El mediano había dormido de forma intranquila. Había tenido pesadillas algo inquietantes que aún le rondaban por la cabeza.

Tal vez la falta de alimentos sobre la mesa ensombrecida su ánimo. La visión de la bolsa de oro debería haber animado a Joorin, pero el mediano estaba tan acostumbrado a vivir frugalmente, que no sabía ni por dónde empezar a gastar todas esas monedas.

El gobernador estaba apuntando con una pluma todo lo que decían. Había marcado en el mapa la localización que le habían dicho aunque con los nervios había llenado parte del mapa de gotas de tinta. El hombre asentía y murmuraba mientras hablaban aunque no parecía atreverse a confirmar ni decir nada con seguridad y se limitaba a escribir sin apenas levantar la cabeza.

-Ejem...-se escuchó un carraspeó desde la puerta casi como respuesta a la pregunta de Joorin- En eso estamos de acuerdo, mediano-dijo Leosim que acababa de entrar en la sala, apoyandose con un bastón de madera a modo de muleta y caminando con dificultad- Disculpad que no os diera las gracias por mi rescaste. No pretendía que nadie me rescatara pues estaba allí infiltrado para conseguir información del culto...-dijo con un tono de enfado mal disimulado pero enseguida se calmó- pero eso no es culpa vuestra y vuestras acciones os honran. 

El semielfo se acercó hasta la mesa donde se reunía el grupo y se dejó caer pesadamente en una silla. Llevaba el torso desnudo pero cubierto de vendajes.

-Derrotar al culto es algo que no podeis hacer solos y os aseguro que no lo estais-les dijo- pero la necesidad es grande y confío en que podais ayudar una vez más. Me sabe mal, después de todo lo que habeis hecho por mi y por Nidoverde pero como os digo, es necesario si queremos anticiparnos a sus movimientos...

Égida había permanecido vigilante mientras sus compañeros dormían y recuperaban fuerzas, lo que le permitió vislumbrar cómo Nidoverde ya había empezado con las tareas de reconstrucción y recuperación tras el ataque del dragón y los apestosos mercenarios. Cuando consideró que ya habían dormido suficiente, los despertó con suavidad y se unió a ellos en la reunión con el gobernador.

Así que, en efecto, hay huevos. Tras la sorpresa inicial por la considerable cantidad de oro en la bolsa frente a él — ¿por qué pensaba que serían 250 monedas para todos? — prestó suma atención a lo que contaron sus compañeros, encajando su relato con la imagen mental que tenía del campamento. Había sido todo un acierto que él se quedara aparte, tiempo que gracias a Joorin se hizo más corto, porque de otra forma, no habrían podido infiltrarse tan efectivamente.

—Nuestros caminos se han cruzado con los de Nidoverde por una razón —respondió el forjado, ya convencido de que allí había involucradas fuerzas más allá de su comprensión —. Así que por mi parte, contad con mi ayuda.

La elfa escuchó las palabras de sus compañeros. Si su tarea era la de frustrar los planes del culto, eso pasaba por destruir los huevos que cuidaban como si se tratase de un tesoro muy particular.

- Deberíamos saber algo más de esos huevos antes de destruirlos. Son huevos de dragón... A parte de los kobolds puede haber otros formas de protegerlos. Puede que algún conjuro de protección o incluso puede que esos huevos puedan defenderse por si mismos al romperse.

La idea de que varias crias de dragón salieran del cascarón no le hacía ninguna gracia. Si bien era cierto que no eran más que recién nacidos, no dejaban de ser las crías de seres poderosos y gigantescos.

- Leosim ¿hay alguna forma de averiguar más sobre las crías de dragón? ¿algún mago de la ciudad quizá? Puede que tenga algún manuscrito sobre esas criaturas. - preguntaba nerviosa, caminando de un lado para otro de la sala.

Parecía que Draenns se estaba tomando todo esto del culto como algo personal...

- En cuanto a entrar sin ser detectados... he estado meditando sobre ello esta mañana. Recuerdo un conjuro de ocultación que me enseñaron hace años y que podría servirnos para entrar todos juntos sin levantar sospechas.- les contó a todos.

La druida era toda una caja de sorpresas.

-Los huevos de dragón son peligrosos, deben ser destruidos-sentenció el semielfo. Sin embargo en todos ellos resonaban las palabras del dragón azul antes de marcharse: "Si algún día llegáis a ver los huevos de los que hablas... Respetadlos y yo haré lo mismo con vosotros". Si los destruian y Lennithon se llegaba a enterar su ira sería terrible-. Rezmir, la lider de los cultistas, pretende que eclosionen y usarlos para fortalecer sus tropas mientras tratan de conseguir el regreso de Tiamat, la reina de los dragones. Asi que hay que destruirlos antes de que nazcan. Se que son cuidados por los kobolds, pero cuidado les acompaña un dracónido azul llamado Langdedrosa, la furia cian. Es un enemigo peligroso aunque más honorable que Moldanth...-dijo el semielfo. Ellos no habían olvidado que derrotó a Égida casi sin pestañear, Égida, una criatura que estaba hecha de metal... no hacía falta que les dijera lo peligroso que era- yo tengo que ir al norte, hacia Elturel para reunirme con Ontharr Frume y contarle todo lo que he descubierto. 

El grupo miró a Abdali que ya había mencionado ese nombre antes pues era quien le había enviado allí. 

- Iria yo mismo al campamento pero no estoy en condiciones...-continuó Leosim- vosotros sabéis como moveros por allí sin que os detecten y aunque no podáis entrar en la cueva o destruir los huevos necesitaremos tener a alguien que pueda saber si se mueven a otro lugar, si el tesoro lo envían a algún sitio o que entra o sale de la cueva. 

El semielfo dio un trago a una copa con agua y después tosió. Las heridas eran más graves de lo que parecían aunque parecía aguantar bien. 

-Os pagaré 150 monedas de oro a cada uno si me prometéis ir allí y vigilar el lugar por mi... aunque os recomiendo que no os dejeis capturar-dijo bromeando aunque al sonreir no pudo ocultar una mueca de dolor al tensar los músculos de la cara.

Abdali se puso rojo de rabia. Endozal y él habían dado casi la vida por salvar al semielfo y el muy desagradecido iba diciendo por ahí que estaba retenido porque él quería y que no le habían hecho ningún favor. Para colmo, después de que el guerrero hubiera abierto su corazón durante el camino de regreso contando toda su historia personal, incluso el hecho de conocer a Onthar Frume, y que el monje no hubiese dicho ni 'mu' le irritaba aún más.

Si era tan poderoso, por qué no iba él mismo a destruir los huevos de dragón? Menudo cobarde! Además, no había aportado nada nuevo a lo que ya sabían.

El joven, cruzado de brazos y con el ceño fruncido, empezó a farfullar. Solo algunas palabras se entendían bajo el velo de la cólera del calishita: 'viejo engreído'... 'voy visitar a Frume' (haciendo burla)... 'como eso no se le ha ocurrido a nadie'... 'destruir huevos' (de nuevo burlando las palabras del semielfo)... 'mira qué listo que soy'...

Su intención no era que lo escuchasen pero la rabia tenía que salir por algún lado.

Escuchó a Draenna confirmando la existencia de los huevos en el interior de la mina y la sugerencia de Abdali de destruirlos aunque no entendió bien sus suposiciones. Iba a contestar a Joorin pues detectó que el tampoco se encontraba cómodo en el papel que estaban jugando cuando el monje entró en la sala en intervino. Cuando escuchó que no estaban solos en cuanto al plan de detener al culto miró inconscientemente hacia la puerta esperando que entrará alguien más pero no fue así. ¿Quién demonios estaría con ellos para tratar de derrotar al culto? Aún así asintió sin dudarlo cuando dijo que requería de la ayuda del grupo para seguir la pista del culto. Era algo en lo que se había comprometido sin que Leosim les dijera nada y si este les podía proporcionar ayuda bienvenida sería.

Una vez más Draenna volvió a sorprenden al cocinero revelando que había recordado un conjuro que les podría ayudar a pasar sin ser detectados. ¿Sería capaz de convertirlos a todos en invisibles? ¿O transformarlos también en animales? Estaba entre fantaseando y un poco horrorizado por lo que podría suponerse ponerse en la piel de un animal cuando la nueva intervención de Leosim le llamó la atención. El mensaje era claro, al igual que había dicho Abdali los huevos debían ser destruidos. Una escalofrío le recorrió de la nuca al coxis al recordar las palabras atronadoras del dragón sobre el destino que le esperaba a aquel que tocase los huevos. Un ligero temblor comenzó en sus manos atenazándole lentamente el miedo. Apenas si siguió escuchando la conversación oyendo las palabras como en la distancia mientras en su mente se volvía a formar el recuerdo del dragón.

- Quiere que volvamos al campamento?? Del campamento que acabamos de salir?? El joven mediano parecía no entender nada de todo aquello. Y en verdad que su rostro mostraba aquella perplejidad. 

- Se encuentra bien, maese Abdali? Preguntó a su compañero interrunpiendose casi a si mismo.

Ehm, sí, claro- dijo sorprendido por la pregunta del mediano y olvidándose de golpe de lo furioso que estaba y del por qué de aquello.- Aunque, ahora que lo dices, no he desayunado bien, solo había fruta y queso, he echado de menos los manjares que nos preparáis vosotros.

Su estómago rugió al recordarlo.

Al forjado también le pilló de sorpresa la petición de Leosim. 

Y tampoco es que le hiciera demasiada gracia, considerando lo poco útil que había resultado en la última ocasión.

—Debéis de tener cuidado en esta ocasión —Égida se inclinó para explicar la situación a sus compañeros—. No dudo que tu hechizo os permita moveros con mayor facilidad, pero os vieron las caras antes de provocar el incendio. Y luego habéis desaparecido tras hacer que uno de los prisioneros desaparezca. Y luego volveréis. No dudo que son muchos y no es fácil seguir la cuenta de todas las caras, pero yo si estuviera en su lugar sospecharía de vosotros.

No querría estar en su pellejo. Él lo único que podía hacer era vigilar desde la distancia y provocar... Uhm, quizás si se organizaba bien, podría provocar un derrumbamiento.

—Gobernador, si tuviera un catalejo, lo agradecería.

-¿Un catalejo? Me temo que no tengo tal ingenio maese Égida-respondió el gobernador- lo siento mucho. Lo que si puedo proporcionaros hasta que vayais de nuevo al campamento de esos rufianes es la habitación donde habeis dormido. Me gustaría poder darte una distinta a la de los hombres-le dijo a Draenna- pero no hay demasiado espacio y la otra opción es dormir en la zona de los heridos. Mucho me temo que la Coraza Oxidada, la posada, ha quedado bastante dañada durante el asalto... 

Ehm, sí, claro- dijo sorprendido por la pregunta del mediano y olvidándose de golpe de lo furioso que estaba y del por qué de aquello.- Aunque, ahora que lo dices, no he desayunado bien, solo había fruta y queso, he echado de menos los manjares que nos preparáis vosotros.

El oír las palabras de Abdali le sacó de su ensimismamiento alejando al Dragón de su mente y el tema de los huevos. Lo que decidieran hacer les acompañaría y haría lo que pudiera porque así se lo había prometido, se quedaría al margen de la toma de decisiones. El Gobernador les ofreció el sitio dónde habían dormido para que descansaran antes de ir de vuelta a por los malditos huevos pero Endozal tenía otra petición en mente era ya pasada la tarde y la cena tardaría un rato en llegar pero visto lo que había sufrido Nidoverde una buena comida para los supervivientes podría ser un buen acto para los ánimos de todos y además era algo que si que sabía hacer bien.

- Perdone Gobernador, quería pedirle una cosa que creo que ayudara a Nidoverde. Si tenéis comida suficiente creo que sería un buen momento para congregar a Nidoverde esta noche e invitarles a cenar. Creo que con este acto y palabras sinceras para conmemorar a los caídos podría junto con nuestros conocimientos culinarios. dijo señalando a Joorin. - Podríamos hacer algo por todos los aquí presentes y darles ánimos para devolver todo a la normalidad. No necesitamos dar un festín, simplemente recopilar lo necesario para alimentarlos y disponer de equipo suficiente y fuegos para preparar esa comida. Si el tabernero local pudiera colaborar nos facilitaría la tarea.

El gobernador se rascó la barba. 

-Es una buena idea, a la gente le gustará cenar junto a los héroes de Nidoverde y subirá los ánimos. Todos estamos preocupados con la posibilidad de que esos malditos barbaros vuelvan a atacarnos-explicó- pero me temo que no tenemos mucha comida. Hay algo de carne, quizás podamos usar un par de cerdos, verdura, vino y cerveza... no es gran cosa, pero si creeis que podeis hacer un festin con ello adelante, pediré que os ayuden en lo que puedan.

Endozal asintió. - Podría bastar, no podremos llenar las barrigas de todos pero si satisfacer sus necesidades de alimentación. En cuanto acabemos esta reunión me pondré manos a la obra para organizarlo todo. Dijo sonriendo. Su taberna tenía capacidad para 50 comensales y había dado un gran festín para más de 60 soldados en una ocasión por lo que se veía capacitado para cocinar para esas 100 personas pues no tendría que preparar tanta comida como cuando llegaron los soldados. Además aquello le mantendría la mente ocupada lejos de Dragones y sus huevos y además podría contar con la colaboración de Joorin. - ¿Te ves capaz de cocinar para tanta gente? le dijo con complicidad.

Intentando apartar de su mente la vívida imagen de un cerdo bien hecho al que espera hincarle el diente en unas horas, se concentró en el tema de la reunión.

- Señor Leosim, y qué ha conseguido averiguar mientras estuvo retenido por el culto? Quién lo dirige, un dragón, un humano? Actúa sólo en las Tierras Verdes o esto es solo una célula de una gran red? Quién es la Reina de los Dragones y dónde se encuentra? No sea tímido y comparta la información que posea. Si tenemos que meternos en la 'boca del dragón' necesitaremos todos los detalles.

El elfo le miró algo sorprendido y bajo la cabeza un poco avergonzado.

-Disculpad como hablaste de que conocías a Ontharr y os atrevisteis a entrar en un campamento del culto pensé que ya lo sabriais-se disculpó- La reina de los dragones... es así como llaman a Tiamat. Casi se podría decir que es un mito, una diosa para los dracónidos. La leyenda cuenta que nació junto a su hermano Bahamut del cadaver de Io*, cuando este fue asesinado en la Guerra del Alba. Fue derrotada una vez** y pensabamos que había sido desterrada al averno, o quizás muerta... aún no tengo todos la información para confirmarlo pero lo que si se es que el Culto del Dragón está convencido de que puede hacer que regrese, lo que significaría el regreso de los dragones como antaño y el mundo ardería bajo sus garras. Si hay una minima posibilidad de que eso ocurra, debemos impedirlo-el tono del semielfo se había vuelto mucho más siniestro y hasta parecía que la habitación era ahora más oscura. El elfo se tomo unos segundos antes de continuar-. Estos miembros del culto... son solo una parte de todo el culto, que se extiende por todo FAerûn. O al menos eso creemos, por suerte los Arpistas*** no somos los únicos que les vigilamos. La Orden del Guantelete piensa lo mismo que nosotros. 

-Respecto a lo que he descubierto creo que una buena parte ya la habeis descubierto por vosotros mismos-respondió a Abdali- El campamento no se compone solo de cultistas, por lo visto a contratado a varios grupos de mercenarios para atacar las aldeas del sur en busca de un tesoro con el que, de alguna manera, pretenden que vuelva Tiamat. Han estado atacando a varios pueblos a lo largo de las Tierras Verdes. Por lo que oí Nido Verde era el blanco más cercano al campamento y del que mayor tesoro han logrado-explicó con una mueca de desagrado. Luego se quedó pensando unos segundos- Hay tres miembros importantes en el campamento del culto: Rezmir, Frulam Moldanth y Lagdedrosa, al que creo que pudisteis ver unos segundos antes de que escapáramos. Rezmir es una dracónida negra y creo que es la líder aunque solo está en el campamento temporalmete para supervisar el trabajo de Moldanth. Esa mujer se encarga de las operaciones rutinarias seguidas del otro dracónido que es su mano derecha.  Es una criatura extraña pues se atiene un férreo código de honor pero a la vez es despiadado con sus enemigos. También vi a un hombre que no llevaba las ropas del culto sino una extraña túnica roja pero no llegué a verle la cara-dijo haciendo una pequeña pausa para ver si alguno de los aventureros le había visto o sabía algo de él pero no era así- por último, tanto los tesoros como los huevos de dragón se guardan en esa cueva pero solo Moldanth, Rezmir y algunos miembros que ellos mismos han elegido se les permite la entrada a la mina, pero creo que vuestra compañera ya había descubierto todo esto-terminó, algo exhausto de la explicación.