Partida Rol por web

- Que, Que QUE! - Zybax miró al no-enano sorprendido ante sus palabras - Si se quiere quedar que se quede... o si quiere que se vaya, pero lejos nuestro. No quiero ensuciar mi hacha en el cuerpo de esa... eh... cosa. Pero no le tengo confianza para que nos acompañe... mirad lo que le hizo a Zulf - se intentó explicar

- Donde quiera... pero lejos. Y que agradezca que no decidimos acabar con ella - le respondió como si la diablesa no estuviera presente

¡Espera! Ehm... Yo opino como Zybax, no te quiero cerca. Pero es que el Señor de las Aguas se fue sin darnos muchas respuestas. ¿Cual es la historia de esta espada, el Dios Ejecutor y el bichejo de agua? Quiero decir... ¿Cómo cabe un Dios Ejecutor dentro de una espada pequeñita? ¿Por qué el Dios Ejecutor custodiaba al Señor de las Aguas? ¿Estaban peleados... o la espada la blandía otra persona, o algo?

 Zulf, profudamente afectado por el destino de su hermano, se había olvidado en gran medida de la criatura que le controlara mentalmente.

 Sus compeñeros cambiaron palabras con ella, sin lugar a dudas, su opinión era similar a la de sus hermanos de raza. No obstante aguardó silencio estudiando el devenir de la escena.

La diablesa sonríe a Zybax y vuelve con los interlocutores que le interesan - Os seguiré de cerca, no sé mucho más pues fuí invocada cuando la espada ya estaba clavada, pero sí sabía que era un Dios, y ahora tengo curiosidad por saber qué sucederá con ella.

Volveis sobre vuestros pasos, cuando la luz de Habib se apaga de nuevo los humanos se sumen en la oscuridad, de nuevo Habib se pega a Vorth y coge de la ropa a Rhaztamel, le explican que éste ha sido el sistema que han usado para viajar en la oscuridad "ir de la manita del enano". Salís de las salas del templo de hielo y bajais los resbaladizos escalones.

Rhaztamel, que va en la retaguardia siente los pasos de la diablesa cerca, de vez en cuando algun susurro que no entiende ni quiere escuchar. Zulf, Zybax y Vorth guían el grupo de vuelta al Muro del dragón, la figura solemne se mantiene pero algo llama la atención de Zybax... las paredes no parecen del mismo hielo que antes, al pasar la mano por encima ésta sale mojada... se está... ¿Derritiendo? Un riachuelo discurre por el suelo del laberinto, mide un palmo y va muy rápido. A esto se refería el Dios del Agua, sugiere el enano de las nieves

El grupo sigue el riachuelo durante toda la jornada, de nuevo descansais y añadís a Rhaztamel a las guardias, no dejais a la diablesa sola que no hace ademán alguno por ayudar, sino que duerme largo toda la noche, pero es una noche tranquila, algo muy extraño pues el laberinto siempre está lleno de peligros, los enanos lo saben y desconfían de tantas horas de viaje sin ningún problema.

Al comienzo de la siguiente jornada de viaje los enanos hacen detenerse a los humanos en la oscuridad. Frente a ellos hay un lago que ocupa todo el camino a seguir, de pared a pared, los riachuelos que se han ido formando llegan a él pero no forman agua, sino escarcha, el lago entero está cubierto de una extraña escarcha puntiaguda que parece coral. Varios montículos  e islas de hielo, ahora resbaladizos, son el único camino para atravesarlo

Ui ui ui.... aquí alguien morirá, ese lago no tiene buena pinta - Comenta la diablesa

Durante la noche te has levantado empapado en sudor un par de veces. Has soñado que apuñalabas a Plik con la espada negra que lo matabas y su sangre caía como un filo hilo por tus nudillos.

Iba a ser gracioso cuando a las nuevas generaciones de la tribu les diesen las instrucciones "id todo recto hasta la pared del dragón", y que en la pared del dragón ya no hubiese dragón. Pero Vorth ya no se sentía con ánimos de decir estupideces.

Eeeeh... Zulf, ¿podrías hacerme un favor? Llevo mucho peso en mi mochila y me empieza a... mmmh... a doler la espalda. Sí. ¿Podrías llevar tú al Dios Ejecutor? Así yo iría más ligero, y podría atravesar el lago sin peligro.

Vorth no se sentía cómodo con esa cosa colgando del cinto. Si se libraba de ella mejor para él. Y para Plik. Se dolió de sus heridas y miró con rencor a la diablesa. Gran parte de las garras que llevaba marcadas en la piel eran culpa suya. La otra parte eran del demonio seboso que convocó, así que también eran culpa suya. Tenían que haberla matado cuando tuvieron oportunidad. El mundo sería un lugar mejor.

Luego estaba el tema de que la muy cornuda tenía toda la razón: estaba complicadillo cruzar el lago sin clavarse todos esos corales de hielo en el enanil trasero. Pero no necesitaban a una diablesa para que les remarcara lo evidente.

Habib, será mejor que enciendas ese bastón tuyo para ver lo que tienes por delante. Y de paso cúrame, anda. Que no me veo yo con mucha suerte para llegar vivo al otro lado.

No le servirá. Aquí Plik tendrá que ir con alguien... o saltar él mismo, la dificultad es la misma

- Es solo agua - aseguró Zybax mientras intentaba descubrir el mejor camino para atravesar el lago. Casi sin darse cuenta se ató una soga a la cintura y le dejó el extramo a Zulf... - si caigo, tira para sacarme... y sino puede ayudar a los demás - le explicó antes de lanzarse en una alocada cafrrera de saltos y pasos sobre el filo de rocas mojadas.

Solo hubo un momento de tensión, cuando pareció que los pies del bárbaro resbalarían sobre la humedad de las rocas que eran su camino. Sin embargo, un rápido manotazo evitó una caida humeda y dolorosa

Finalmente llegue al otro extremo y recogió parte de la soga mientras le gritaba a Zulf,- Deja pasar al resto, que usen la soga para apoyarte, y luego ven tu... si hace falta yo te arrastro -

Tras pensarlo un momento añadió - Y que la señora con cuernos se arregle sola, si intenta usar la cuerda la suelto solo para ver como se cae -

 Zulf era muy pragmático, y no sintió especial recelo en tomar la espadaa aque le diera Vorth para guardarla bajo su cinturón mientras enrollaba una parte de la cuerda que le tendía Zybax en el antebrazo. Con las piernas semiflexionadas, bien aposentado, miró expectante como el ermitaño enano se lanzaba a una carrera sobre los túmulos de hielo que salían por encima del lago. En un momento estuvo tentado de tirar con fuerza para atrás con la cuerda, pero la maña de Zybax demostró que no hacía falta.

 - Ahora tú Vorth. Después vosotros.- dijo a los no enanos.

 Sin lugar a dudas quien menos necesitaba de esto era la demonio, que con sus alas podía cruzar volando sin problema alguno... o incluso nadando, puer no parecía afectarle el frío en absoluto...

Un pequeño inciso, querría que me lo respondieras "solo para el director" y no afecta para nada al suceso presente

Cuando Vorth te pasa la espada por la mañana, sientes como esta trata de absorberte, puedes sentir ahora sí su magia y su hambre, desea devorarte pero no tiene ninguna fuerza y trata de tirar de tu alma en busca de un pellizco que devorar

La espada pide comer de ti, básicamente es un punto de característica, debe ser voluntario por tu parte, saber si se lo brindas o si guardas la espada inmediatamente sin querer saber más

 Tras un momento de sorpresa que se refleja en su rostro, el enano guarda directamente la espada, alejándola del contacto con su mano.

Era su turno, pero querría posponerlo todo lo posible.

Anda, mustélido estúpido, métete en la mochila.

Plik Pok se escurrió en el interior de la mochila, asomando la cabeza espectante. Vorth Pok tomó carrerilla. Saltó.

Rhaz no se había percatado de aquella criatura, que era? de donde había salido? Era preguntas que se hacía el pícaro, pero para saber las respuestas había que esperar ya que debían seguir su camino para salir de aquel lugar. Rhaz siguio a su compañero Habib, destras de el y muy cerca iba aquella extraña criatura, de la cual a veces escuchaba algunas palabras que no llegaba a comprender, pero tampoco le echaba mucha cuenta. Pronto el camino llegó hasta un gran lago, la unica forma de seguir era atraversarlo, a traves de pequeños islotes evitando caer a el. Pasarón todos los enanos y era su turno. - Bien Habib voy a intentar cruzar ten cuidado - indica Rhaz a su compañero, seguidamente empieza a saltar de monticulo a monticulo ayudado de la cuerda que habian tirado los enanos para evitar caer. Con un alarde de destreza y en muy poco tiempo el pícaro cruzo el lago. - Vamos Habib es tu turno - grito este a su compañero mientras levantaba el brazon indicandole que cruzara.

La diablesa parece disgustada, no esperaba que fuérais tan buenos saltando - Realmente deseaba que Zybax hubiera caído - La diablesa se convierte en murciélago y revolotea por la gruta a ciegas, sobrevolando el abismo en el que os desea ver caer a gran altura

Al notar como el hechicero está a punto de caer, Zybax, piensa con rapidez o más bien por instinto. Casi sin darse cuenta lanza uno de sus brazos hacia donde ve como Voth pierde el equilibrio e intenta aferrarlo por un brazo

Los reflejos del enano son tan veloces como su locura en el combate y consigue asir la muñeca del Vorth antes de que caiga, pero, incomodo por la posición en que ha quedado no encuentra la forma de hacer fuerza para subirlo hasta su posición - Lo tengo bien agarrado - comunica al resto - pero estoy demasiado incomodo, necesito que alguien me ayude a subirlo -

Habib intentó ayudar por su cuenta, pero no se coordinaron y fue una pérdida de tiempo. 

Mejor tiremos todos juntos. 

- No se te ocurra caerte - el tono de voz de Zybax es tan frío como el hielo que los rodea - Si llegamos hasta aquí todos juntos saldremos, tambien, todos juntos - afirma mientras deja que toda la impotencia que siente se acumule en sus musculosos brazos

- No te soltaré aunque deba caer contigo - afirma sin darse cuenta que es exactamente eso lo que está pasando, mientras su pecho, poco a poco, resbala por el borde de la grieta - Solo busca sostenerte un poco hasta que pueda subirte hasta aquí! -

Uaaah... ¡No llegamos todos juntos! ¡Perdimos a Karstark! Ahora es el turno mío y de Plik. Moriremos los dos juntos, como hermanghpnjgh...

Vorth no puede acabar la frase. Su marta blanca ha salido de la mochila y se acaba de restregar por toda su cara. El animal solo intenta coger carrerilla para trepar por la cuerda, pero resulta muy incómodo. Tener a ese bichejo peludo en la boca es como tener una segunda barba. ¡Pica un montón!

¡Pliiiiiiiiik! ¡Plik, traidor asqueroso! ¡Sucia rata blanca! ¡No me abandones, tienes que morir conmigo!

Vorth escala la cuerda tras el mustélido pero Plik consigue llegar arriba en un suspiro. Al enano, por contra, le pesa más el culo.