Partida Rol por web

Enzo fue durante todo el trayecto al lado de la elfa, escuchando todo lo que le decía sin dejar de sonreír. Era una chica animada, guapa y a la que le caía bien, ¿qué más se podía pedir en aquella ciudad llena de gente gris y desagradable? Desde luego aquello era un cambio a mejor, sin duda alguna.

 -Fascinante, ¡fascinante querida! Me habéis contado tantos detalles interesantes sobre vos que siento como si os conociera de toda la vida. Ah, ojalá mi vida fuera la mitad de interesante, pero supongo que sólo hay cierto número de maneras en las que relatar "era el ojito derecho de un noble hasta que comparé a su mujer con una vaca cebada".

El camino se había pasado realmente rápido, ya para cuando quiso darse cuenta, ya estaban delante de la destilería.

 -No parece estar incendiada, no de momento por supuesto.

El bufón se separó un poco de la elfa para tomarla delicadamente de la mano, invitándola a entrar en la destilería como a toda una señorita.

 -Mi señora, si me hacéis el honor...

Nada más entrar, Enzo dejó que fuera el tercero en discordia quien hablara con el posadero. Después de todo, había estado bastante callado, ¡seguro que socializar le sentaba bien!

Leonard mantuvo el silencio casi todo el viaje, prestando atención, en momentos, a las historias de la elfa, y cuando no, irse fijando en cada detalle de la ciudad, al punto que incluso se aseguró de ajustar más su monedero a sus ropas para evitar un robo, ya fuera ahí, o dentro de la taberna. Podía sentir la seguridad que le daba su espadón en aquel lugar, pero no dejaba de pensar que las cosas en esa ciudad, sobre todo el camino a la gloria, duraría mucho más de lo usual. Una vez el bufón y la elfa entraron, el observó a sus alrededores dentro de la distalería, cuantas personas eran, si había alguien interesante, para finalmente, acercarse hasta el posadero, mientras le hacía una seña al resto de sus compañeros para que se sentaran en una mesa;

-Buenas noches, ¿Tenéis bebida y comida? ¿Y quizás algo de información? Somos tres aventureros buscando algo para comer y beber, además de, quizá, algunos compañeros que nos puedan acompañar en una misión. -

Dijo Leonard, mientras se sentaba en uno de los taburetes de la barra, buscando entre sus cosas, una moneda de plata, brillante, que dejo en sus manos, sin soltarla, esperando la información del posadero.

Ryan resulta ser el propietario, un jovial humano, calvo y maduro, cuya risa es tan contagiosa como su cerveza, y la única cosa que disfruta más que tener visitantes es hacer que se emborrachen con su brebaje azul durante toda la noche.

- Hola, yo soy Ryan. Decidme, quienes sois y cuál es el motivo de vuestra visita a Tormentos Cristalinos. Sentaos y contadme. Sois nuevos por aquí verdad? ¿Por qué no probáis una de mis Ranas Azules a ver que os parecen? ¡Tan solo cuestan 7 piezas de cobre! Dijo mientras servía una extraña bebida que parecía ser una cerveza pero que su color era claramente azul.

Cuando hablaron sobre algo de trabajo les dijo lo poco que sabía: La señorita Anna Hielosagrado pide que un grupo de aventureros ayude a su pueblo Oasis Salino. Una malvada hechicera ha lanzado una maldición sobre él y además ha secuestrado a su hermana mayor. Está muy asustada y desesperada.

Leonard escuchó atentamente al hombre, estudiando, para sonreír. Se veía afable, por lo que si era una buena persona, no tendría problemas en hacer tratos, y mejor aún, le daría buenos contactos en la ciudad. Lo escuchó atentamente y le respondió;

-La verdad, es que venimos a comer y a beber, y quizás, buscar un par de aventureros más que nos puedan acompañar. Estoy buscando un par de aventureros que deseen aventurarse en las Marismas de Hool, puesto que necesitamos conseguir una resina para ayudar al posadero del Erizo Quemado, ¿Conocéis a alguien que le podría interesar, para buscarlo? –Preguntó, mientras, observaba con mucho interés como servía el líquido, a lo que agrego- Invito una jarra al bufón y la elfa de ahí, además de algo de comer, por favor. –Dijo, mientras le entregaba la moneda de plata, esperando el vuelto. Escuchó atentamente la historia y le respondió - ¿Sabéis si hay alguna recompensa por ese trabajo? ¿O donde podría encontrar aquella mujer para conseguir más información? –Preguntó, con interés.

La morena rió ante la historia del pasado de Enzo, pensando en si habría sido una falta total de tacto o si habría sido por ignorancia. Como mencionó que era el "ojo derecho" le resultó difícil que fuese por ignorancia, por lo que tras ese enlace mental, la risa se intensificó. 

Ante la caballerosidad del bufón, Sha'lin se mostro agraciada, posando su mano de forma delicada y adentrándose en la destilería con un contoneo algo más marcado. Una mujer como ella se podría reacostumbrar a ese tipo de trato.

- Con mucho gusto señor Multicolor - le dijo en gratitud, intentando mostrarse estoica, pero aún así con una sonrisa en su rostro.

Ya adentro y a pesar de la indicación de Leonard, la elfa prefirio ir a sentarse junto a él, después de todo, le interesaba la información que se podía tranzar. 

El lugar parecía agradable, el olor le resultaba algo molesto, pero tenía hambre y el frío del exterior no le daban más posibilidades. La elfa echó un vistazo al lugar mientras escuchaba a los hombres hablar ¿Habría mucha gente? ¿Alguien interesante? ¿La comida se veía apetitosa?

- ¿Oasis? - dijo curiosa, volteándose hacia el dueño con interés. Ese lugar sonaba mucho mejor que un pantano, a pesar de que la parte "salina" le provocaba cuidado, después de todo, la sal no es lo mejor para la piel.

- No estoy segura si me siento mejor yendo a unas marismas a enfrentarnos con qué sabe qué o yendo contra una hechicera malvada. Eso me recuerda la vez que una de mis madres intentó hacer que mi padre dejara a las demás, por medio de un hechizo. Eso no terminó bien - relató, esperando escuchar la posible información y ansiosa por su comida.

Un trago azul, a la elfa le resultaba extraño, pero al mismo tiempo atrayente. A pesar de ser cerveza, le dio una oportunidad y le dio un sorbeteo. Si era igual o más amarga que la común, tendría algo de problemas terminándola.

El bufón entró en la taberna, dando saltitos, justo detrás de la elfa. Y no era para menos, ya que no sólo iba a tener una velada agradable rodeado de gente civilizada, sino que iban a invitarle a tomar algo. ¡Su bebida favorita: gratis!

 -Uh, marismas... Suena a trabajo para guerreros. Tal vez si consiguiérais la escolta adecuada podríais concluir esa tarea con éxito. Incluso os ayudaré en esa tarea, pero desgraciadamente mis habilidades de combate no están especialmente desarrolladas. Oh, pero se me da genial burlarme del enemigo siempre que tenga a alguien para hacerme de escudo.

Nah, el trabajo de las marismas no le convencía en absoluto. Pero realmente no estaba allí para hablar de eso, ¿no?

 -Pero contadme, por favor, ¿qué tarea es la que requiere que completemos el dueño del erizo borracho? ¿Qué os contó? Oh, por favor, iluminad a esta pobnre bufón con vuestra sabiduría, mi señora.

Ryan se encogió de hombros. La verdad es que no, conozco a muy pocos aventureros y la mayoría de los que vienen buscando trabajo suelen pasarse por Recados en Tormentos Cristalinos que es dónde se exponen todas las peticiones. 

Entiendo que la familia Hielosagrado otorgará una recompensa. De eso no hay duda, pero ni sé cuánto, ni sé quién. Ayer vinieron tres aventureros y se interesaron por el tema, no recuerdo sus nombres, solo recuerdo que eran muy peculiares, un hombre cuya piel parecía pura armadura, un enano acompañado de un lobo y un hombre sanador de la diosa Wee Jass.

Para ir a hablar con Anne Hielosagrado debéis tomar el camino del Este y andar unas horas hasta llegar a Oasis Salino.

Leonard prestó mucha atención a las palabras del hombre, pues cada una de ellas le proporcionaría gran información. La primera, y más importante, era que donde tenía que buscar aliados era en la zona de los Recados de Tormentos Cristalinos. De todas maneras, ya parecía haber un variopinto grupo interesado en la tarea. Devolvió la mirada a sus compañeros, y prestando atención a la pregunta del bufón, Leonard le respondió;

-Hay una resina especial que se puede encontrar en las Marismas, si la encontramos, el tabernero nos ofreció comida y techo por un largo tiempo. Si puedo tener una buena habitación de eso, y ahorrarme la estancia en Tormentos Cristalinos, me ha parecido muy buena idea. Además, dicen que la comida es muy buena, por lo demás - Dijo, Leonard, devolviendo la vista al tabernero- ¿Tiene algo para acompañar estos manjares? -Dijo, mientras bebía del extraño líquido, y miraba si el resto de sus compañeros también bebían.

Las respuestas del bufón le continuaban dando gracia, por lo que la elfa esbozaba una sonrisa alegre, dándose una pausa en la toma de su cerveza azul. No sólo la prosa del maquillado le causaba revuelo, si no que el hecho que preguntara plr el trabajo que acababa de decir que no le venía bien. Sin duda era ignorancia, pero aún así le causó risa la coincidencia. 

- Como dijo Leonard, el trabajo en las marismas ES el trabajo del tabernero - le comentó apegándose a él, intentando reposarse sobre el hombro de Enzo mientras acercaba su mano para beber un poco más de aquel líquido de color extravagante. Parecía algo más dulce que la cerveza típica, por lo que le agarró buen gusto. 

- No sé tú, bello Leo, pero esta ciudad tiene un montón de trabajos por ofrecer ¿Te parece si averiguamos aquellos que nos puedan ser más fáciles y, al mismo tiempo, fructíferos? - le comentó dando otro sorbo y reposando el vaso sobre la barra - Y aún necesitamos un techo y ese tabernero ni si quiera nos dijo acerca del lugar donde se hospeda él - refunfuña, como la niña mimosa que es, liberando un suspiro.

Así que el trabajo del tabernero implicaba meterse en un trabajo un tanto peligroso también... Pero bueno, recoger resina no era como derrotar a bandidos o rescatar a alguien.

 -Ir a buscar una resina concreta no suena tan mal. Al fin y al cabo es una marisma, ¿qué puede haber por allí que sea tan malo? ¿Peces hambrientos? ¿Mosquitos? Nada que no se pueda repeler con un buen ungüento de ajo y cebolla macerados con mostaza y vino agrio.

Cuando la muchacha apoyó la cabeza sobre su hombro, Enzo le acarició el suave pelo plateado en un gesto de afecto. Esa chica verdaderamente le caía bien, le recordaba a sus buenos tiempos, cuando trabajaba de bufón personal de adinerados nobles. Y la verdad, se agradecía poder tener una relación mínimamente afectuosa en aquel lugar. Porque el único con el que había tenido un mínimo de cordialidad era su buen amigo Socar, ¡y él ya era amigo suyo antes de llegar a Tormentos Cristalinos! Que era curioso, porque el tabernero había descrito a alguien igualito, igualito a su buen amigo.

 -Perdonad que os pregunte, amable tabernero, pero ese hombre de piel de armadura, ¿lleva un casco por cara? ¿Es serio y responsable aunque en el fondo es un tipo estupendo que cuida a sus amigos? ¿Y se llama Socar por un casual? ¡Oh, sería una casualidad tan maravillosa! Socar es mi mejor amigo en el mundo entero y vinimos juntos a esta ciudad para buscar fortuna. Él es un guerrero extraordinariamente fuerte, por lo que se ha dedicado a hacer trabajos de guerrero mientras yo me buscaba la vida con otras tareas. Si nos le encontramos, quizás podamos pedirle ayuda para nuestra misión.

Eso o siempre podía hablarles de la tarea que había estado intentando llevar a cabo desde que llegó.

 -En cuanto a encontrar trabajo, hay una zona, Recados de Tormentos Cristalinos. Allí es donde se recogen las ofertas de trabajo que ofrece la ciudad. Podemos ir a mirar y sin ninguna os convence, quizás yo tenga algo entre manos que pueda interesaros un poco más. No es gran cosa, pero es un trabajo para el que no hace falta ser un gran guerrero.

No recuerdo su nombre, le dijo al bufón, pero sí que debe ser el hombre del que hablas, pues he visto muy pocos como él. Dijo encogiéndose de hombros. En cuanto a su tengo algo más que serviros, esto es una destilería y no una taberna. Puedo sacaros algunas tapas, pero aquí no servimos cenas... Si queréis cenar y dormir será mejor que vayáis a otro sitio, aunque tened cuidado porque esta ciudad de noche es peligrosa. Avisó.

Sha'lin continuó reposada sobre el hombro de Enzo, aceptando casualmente aquella caricia, claramente acostumbrada a recibir esa clase de mimos. Con una expresión de diversión, se inclinó un poco más, casi quedando recostada sobre él, quedándose con su jarra entre las manos y acercando sus pies a las piernas de Leonard, liberando un suspiro. A pesar de su posición de relajo, puso atención a la conversación que se llevaba a cabo y volvió a suspirar, sólo que no aliviada, si no que acongojada por el hecho de que estaban en el lugar incorrecto si querían comer. 

- Oh sí, he escuchado acerca de los problemas que han ocurrido en los puentes con algunas parejas durante la noche ¿Conoce algunos detalles de aquellos sucesos? Tal vez podríamos invertir algo de tiempo nocturno en eso, ya que parece que no existen lugares en donde se pueda pedir comida por aquí - mencionó bromeando, intentando no sonar quejicosa, pues agradecía la hospitalidad del dueño.

- De todas formas, antes de seguir con la búsqueda de información, ya es bastante tarde y tal vez deberíamos encontrar un techo antes de que se haga más de noche. Muero por una buena ducha y recostar la espalda en un lugar suave - dijo, dando su mirada hacia el bufón - Sin ofender, eres bastante agradable - le dijo sonriendo, meneando su cuerpo sobre él, como acomodándose un poco más.

- A estas horas imagino que será más difícil encontrar cualquier otra cosa, de todas formas - agregó, recordando que en el exterior estaba lo suficientemente helado como para hacerle pensar en abrigarse. Aunque haría lo posible por mantenerse con su ropa exótica a la vista.

Enzo se recolocó para dejar que la elfa se tumbara a gusto. Incómodo no estaba, así que...

 -Coincido en que pasearse por esta ciudad denoche no es la mejor idea. Hay multitud de posadas que ofrecen cobijo para cualquier viajero con dinero en el bolsillo. Si exceptuamos la pezuña en la boca, aún nos quedan multitud menos una. Sólo hay que preguntar.

Y sin más dilación, el bufón procedió a realizar un ejemplo práctico de lo que había mencionado.

 -Posadero, ¿podéis recomendarnos un buen lugar en el que pasar la noche? Si es barato y bonito también nos haríais el favor más grande del mundo.

Leonard miró de reojo a sus compañeros, y suspirando, se tomó un largo trago del líquido azul, y dejándolo en la mesa, pagó lo que correspondía a todo. Se levantó sin demora, y mirando a sus compañeros, les dijo;

-Hay un lugar que me llamó la atención al entrar a la ciudad, creo que se llamaba Cuervo de Plata, es una posada. Vamos a ver los precios, para ver si vale la pena quedarnos allí. Creo que es una mala idea explorar la ciudad de noche, al menos, siendo tan pocos como somos, nos podrían emboscar fácilmente, y no vale la pena. -

Tras eso se levantó, y fue a esperar al resto del grupo a la puerta, para luego partir hacia el otro lugar.

La morena continuó reposada sobre Enzo, mientras escuchó a la nueva propuesta de Leonard. Miró algo extrañada al hombre acabar con su cerveza de una sola vez y ponerse de pie. Ella podía aguantar un jolgorio de ese tipo, pero tragar de esa forma no vendría sin consecuencias para sí misma. Sha'lin dio otros sorbos más, un poco más grandes que los que había dado anteriormente, dejando caer un poco por los costados hasta su pecho. Se detuvo con tal de que no siguiera pasando y de un movimiento rápido, se volvió a sentar erguida en su asiento.

Suspiró algo agitada y reposó su jarra sobre el mesón, dando un vistazo rápido a los presentes, esperando haber pasado desapercibida y pasando una de sus manos por las zonas húmedas de su cuerpo. Dando otro suspiro, nuevamente se dio otro trago a la jarra, dejando un poco en ella y dándose por acabada. La elfa se giró en su silla, apoyando su espalda en el mesón.

- ¿Saben? En donde vivía se decía que todos los lugares podían ser una posada si le podías pagar al dueño lo suficiente, lástima que ya no tengo los recursos de antes ¿No? - comentó intentando bromear, para luego dejarse caer de pie y balancearse levemente hacia el bufón, pero logrando el equilibrio antes de tener que apoyarse en él - Espero que tengan agua caliente - agregó casi como queja, para luego acercarse a la salida.

No estaba ebria, su hablar y caminar parecían normal, sólo un pequeño rubor se apoderó de sus mejillas morenas.

 -Con el dinero suficiente se puede conseguir que cualquier cosa sea cualquier otra cosa, mi señora.

Bueno, pues a moverse tocaban. Lo malo era que no sabía de dónde sacaría dinero para pagar la fonda... Siempre podía recurrir al truco de cambiar con magia alguna de sus escasas monedas, pero el riesgo de que le pillaran no era despreciable. Aparte, ¿le quedaba alguna moneda? Ah, sí, unas pocas de cobre. Aaaaay, qué desgraciada era la vida del honrado artista que intentaba ganarse la vida en una ciudad como aquella. Todo eran gastos sin apenas beneficio.

Pero no era momento ni lugar de lamentarse, no señir. ¿Querían ir a la posada del Cuervo de Plata? Pues allá que se irían. Enzo se puso en pie después de la elfa y suguió a sus nuevos aliados hacia la salida de la Destilería.

 -Estoy seguro de que si dejáis una propina generosa, tendréis agua hirviendo si lo pedís, ¡jajajajaja!

Este largo edificio de piedra irradia el olor distintivo del alcohol fermentándose. Un detallado cartel, que muestra una feliz rana azul borracha bailando alrededor de una jarra vacía, cuelga de la puerta principal. La lengua de la rana, del mismo color azul, cuelga como una cuerda de su boca abierta y amenaza con enredarse en sus ancas.

Su estómago ya tenía un agujero. Se había comido a sí mismo en un intento por comer algo, o eso pensó Mag. Ante sus ojos, la rana azul de la puerta se transformó en una rana-pollo asada, con arroz y papas. Fantaseó con entrar enarbolando su clava de guerra, rompiendo la puerta, y reclamando comida a gritos, pero el delirio no duró más de un segundo. Era una mala forma de empezar en aquella ciudad, y además, seguro le partían la madre, pues no tenía ni fuerza para levantar su propia arma. 

De hecho, la había perdido hacía unos días atrás, en el camino. Se encontró con un coco caído de una mata, y no pudo romperlo. Tampoco pudo trepar para coger más cocos. Tras mordisquearlo toda la noche, terminó por dejarlo.

Abrió la puerta de la Rana Azul con la peor cara de lobo hambriento que podría tener alguien, y los ojos desorbitados por el hambre.

Ryan resulta ser el propietario, un jovial humano, calvo y maduro, cuya risa es tan contagiosa como su cerveza, y la única cosa que disfruta más que tener visitantes es hacer que se emborrachen con su brebaje azul durante toda la noche.

- Hola, yo soy Ryan. Decidme, quienes sois y cuál es el motivo de vuestra visita a Tormentos Cristalinos. Sentaos y contadme. Sois nuevos por aquí verdad? ¿Por qué no probáis una de mis Ranas Azules a ver que os parecen? ¡Tan solo cuestan 7 piezas de cobre! Dijo mientras servía una extraña bebida que parecía ser una cerveza pero que su color era claramente azul.