Partida Rol por web

Argot se quedó sorprendido cuando su compañero apareció, creía que tendría más paciencia pero al igual que él ya consideraba que no aparecería. - Si nos vengaremos tenlo por seguro. Me parece la mejor idea de esta asquerosa noche, entremos y robemos algo. Algo pa ti, algo pa mi y algo pal bastardo del enano que le incrimine. - Se había puesto nervioso y le salió la voz con acento taberna de puerto. Sonrió y salió de la oscuridad. - La noche me parece perfecta, vamos.

Argot miró al rededor, estaba oscuro y nadie paseaba a esas horas por el puerto. - Bueno al menos no tendremos que encontrarnos con ninguna patrulla no? - Sonrió no tener guardias vigilándole ya era algo bueno. - Deberíamos intentar entrar por una ventana o el techo... no creo que encontremos un túnel que nos permita entrar verdad? Vamos no? - Dicho esto comezó a acercarse al lateral del edificio en busca de una ventana baja o del primer piso. A poca altura con cajas u otro material podrían intentar subirse.

Sacó sus ganzúas.
 

Supongo que ser pequeño tiene sus ventajas. Con tu peso creo que puedo alzarte para que llegues a una de esas ventanas de arriba y al menos eches un vistazo antes de intentar entrar. Si veo peligro te pondré en aviso sutilmente e intentaré despejarte el camino. ¿Estás listo?

Antes de esperar respuesta, el humano ojeó a ambos lados de la calle lateral en busca de algún posible testigo y al ver la calle despejada se acuclilló de espaldas a la pared con las manos entrelazadas esperando a que el mediano las usase como apoyo para darle impulso.

No podías créertelo, pero justo cuando tenías a Argot encima de tus hombros para ayudarle a subir, pudiste ver que alguien se acercaba hacia allá. Era el gordo de Flanigan, el propietario de aquel edificio e iba junto a una elfa increíblemente hermosa, en una actitud demasiado acaramelada. Afortunadamente aún no os había visto, pero sería mejor abortar la misión.

El humano sabía que no podría avisar con un grito al mediano sin que el lujurioso propietario se diese cuenta del asalto. Buscó una piedra pequeña por la zona (o algo arrojable de un tamaño similar) y la lanzó hacia la ventana. Acto seguido, dio una vuelta en el suelo para llenarse de polvo, se desajustó la ropa lo mejor que pudo, y se guardó de que la capa siguiese cubriendo su espada. Se despeinó queriendo cubrir lo mejor posible su cara.

Una vez tenía el disfraz de mendigo mas o menos conseguido (agradeció no tener buenas ropas en ese momento), se dejó ver trastabillando como si estuviese borracho en dirección al señor Flannigan.

-¿Tiene un cobre para este pobre mendigo? La noche es fría y no tengo donde dormir.

Esperaba aguantar su atención el tiempo suficiente como para que el mediano saliese airoso de su pequeño problema.

Argot que estaba nervioso intentando llegar a la ventana se tuvo que esconder rápidamente, su comañero parecía estar haciendo ruido pues alguien venía. Se apartó a una sombra cercana y esperó pacientemente a que éste pasara de largo. Su odio hacia aquel enano sólo incrementaba las ganas que tenía de encontrar algo valioso que endosarlo y después venderlo a las autoridades.

Flanigan lanzó una mirada de desaprobación al mendigo que se interpuso en el camino. No son horas para pedir nada. Espetó el gordo sudoroso. Lárgate de aquí, o le diré al mismísimo alcalde que limpie la zona. Dijo tocando a Alän con un ligero golpe para apartarle de en medio.

Entonces siguió su camino hacia el interior del edificio. Parecía que Leular había logrado esconderse y no ser visto. Pero ahora el edificio estaba ocupado, y colarse dentro sería aún más complicado, por no decir casi imposible...
 

Alän se tumbó como buen mendigo cerca del almacén a la espera del mediano. Intentaba aguantar una sonrisa. Habían ido a aquel edificio esperando no encontrarse a nadie, pero va, y aparece el gordo, y que él supiese, solo había un gordo como él en toda la ciudad, lo que indicaba que en su casa podrían haber guardias, pero no estaría el obeso mercachifle para protegerla.

No le importaba deshacerse de un par de mercenarios, eso apenas se tendría en cuenta, pero enfrentarse a alguien con poder podía costarle algo mas que un par de semanas en el calabozo.

El músico sonreía, al fin y al cabo, esta podía ser su noche de suerte.

El mediano que se había escondido en uno de los muchas sombras que rodeaban el edificio, esperó a que se fuera aquel gordo para volver con su compañero. - Uff, casi nos pilla con la mano en el pan. Creo que ahí dentro no podemos entrar esta noche, alguna idea más? - Se quedó estupefacto cuando vio que su amigo mendigo sonreía de oreja a oreja. No era algo esperable cuando acababan de ser detenidos para robar y cuando casi los pillaban. El mediano aún sentía como el hacha del verdugo estaba rondando su cuello. - Te encuentras bien amigo mío?

-¿Cuándo crees que es mejor meterse en la guarida del lobo? La respuesta es, cuando el lobo está de caza, y ahí tienes a tu lobo cazando. ¿Te apetece hacer algo con mas ganancia y adrenalina?

El músico no esperó la respuesta del pequeño humanoide, sabía que le seguiría porque ya se había metido en problemas mayores cuando actuaba en solitario, y ahora no estaba solo.

-Por cierto, ¿sabes donde vive nuestro amigo el gordo?

Argot negó con la cabeza - No se donde está su casa, aunque supongo que algún desgraciado de estas zonas nos lo podría decir. Si nos damos prisa y soltamos una moneda seguro que sale la dirección. Vamos tenemos que darnos prisa. - Argot había entendido las intenciones y ahora estaba más emocionado. Robar un almacén era algo interesante, robar una casa podría ser más peligroso pero mucho más lucrativo.

-Amigo, creo que por hoy poco mas podremos hacer. Si ninguno sabe donde vive el gordo este, poco podremos asaltar hoy. Mañana tenemos que seguir reuniendo datos relevantes para lo que nos traemos entre manos, y así a ver si conseguimos quitarnos este trabajo en menos de 3 días. ¡Nos vemos al alba en la taberna!

Dicho esto, el músico salió del lugar caminando cabizbajo, esperando que el próximo día fuese algo mas lucrativo.

- Maldita sea nadie en estas calles, ni que hubiera ladrones por la zona. - Sonríe ante su propio comentario. - Sí habrá que volver mañana a intentar sacar más información. - Yo intentaré buscar un alojamiento barato. - Dicho esto se alejó también a buscar algún lugar interesante.

Argot intenta buscar algún hombre, borracho preferiblemente, de la zona para poder robarle algo de dinero para intentar sacar alguna moneda de él. Le habían desvalijado y necesitaba recuperar el dinero como fuera.

Te encuentras con un tipo que anda medio borracho y logras robarle su bolsa. En su interior hay 7 piezas de oro, un frasquito de ácido, un par de dados hechos de granito y un pergamino mágico doblado.

Argot satisfecho de lo conseguido aquella noche se fue a una posada a dormir. Ankus sería la mejor para el momento. Cuando llegó a la posada le puso las siete piezas de cobre que tenía. - Amigo mío, esto es lo que tengo por ahora, te aseguro que mañana te pagaré si es más dinero el que requieres. Si no déjame dormir en los bancos cercanos a la chimenea.

Si le dejan se irá a dormir a la habitación.