Partida Rol por web

Snit miró a su alrededor. No había ninguna rana gigante. Al menos, no la veía. ¿Sería invisible? ¿Atacaría en determinados momentos de la noche? ¿O sólo bajo unas condiciones en especial?

Se encogió de hombros. Mientras no la atacara a ella,, le daba exactamente igual. Era su oportunidad para acabar con la loca del sapo. Se escondió como pudo. Cuando la viera llegar, se transformaría y la atacaría.

Abetos y pinos cubren este extenso parque, con algunos sauces que crecen cerca de su cenagoso centro. El suelo de esta zona siempre ha sido algo fangoso, lo que dificulta la construcción de estructuras permanentes. Como resultado, un clérigo de Obad-Hai compró el terreno a precio de ganga y los druidas de su dios han cuidado la zona desde entonces. 

El parque de la Rana obtiene su nombre del gran número de batracios que viven en él; en algunas noches, sus sonidos pueden escucharse incluso desde el otro lado de la ciudad. Mucha gente atribuye la extensa población de ranas a la proximidad del parque a las zonas pantanosas del norte. Estatuas de ranas decoran todo el parque, pero la mayoría de visitantes encuentran el lugar demasiado cenagoso.

Actualmente la mayoría de las ranas ocupan una extraña estatua que está en la esquina del parque, no muy lejos de la capilla. La figura parece un extraño cruce entre un batracio y una extraña mujer.

Raellia recorrió la zona con los ojos, atenta a todo y con la mano cerca de la empuñadura de su espada. Sin embargo, para haber un combate con una rana gigante, la zona estaba tranquila. De hecho, no había ni rastro de tal rana. 

-¿No se suponía que había una rana gigante por aquí?-preguntó la muchacha, confusa. Lo cierto es que esperaba encontrarse con el anfibio, pero claro, en el tiempo que habían tardado, puede que la criatura se hubiera largado de aquel lugar, directa a otro punto. 

-AQUELLA DE ALLI PARECE MAS GRANDE!- dijo el semigigante, con tono decepcionado. Pese a ser algo mas grande, no pasaba del tamaño de un gato pequeño.

El Kraken se giro para escuchar lo que su protegido tuviera que decir.

Al parecer Alleria había esperado demasiado para confrontar a su compañero debido a que en cuanto terminó de hablar con él ya se encontraban en el parque donde estaba la supuesta rana.

“Yo no veo ninguna rana gigante aquí” pensó.

Era un lugar muy extraño y aunque mantenían una distancia prudente del centro de la plaza Alleria estaba algo inquieta, sentía que había gato encerrado, después de todo era Flanigan el que los había dirigido hasta allí.

Decidida a esperar para ver cómo se desarrollaba la situación no avanzó mucho más, sacó su arco y lo mantuvo listo para disparar si fuese necesario. No era secreto que ellos estaban en el parque ya que Flanigan los había descubierto, pero Alleria prefería no acercarse demasiado, tantas ranas juntas la inquietaban.

Gryg seguía caminando detrás de ella, pero la elfa sabía que en cualquier momento él se cansaría de ir cautelosamente y armaría un revuelo, por lo que le dijo en voz baja:

“Ten cuidado, todo esto es muy sospechoso, hasta la chica que estaba en la taberna con Flanigan parece desconcertada con el lugar, mantente alerta por si tenemos que luchar”.

Si bien Gryg estaba bastante exaltado por los recientes acontecimientos, decidió calmarse ya que sabía que ese pantanoso lugar podía esconder algo más allá de aquellos incesantes croar, si bien sus sentidos no eran como los de su compañera el corpulento semiorco siempre había estado orgulloso de sus puntiagudas orejas, por lo que decidió enfocarse en escuchar cualquier cosa que pudiera parecerle inusual. 

Por más que llevaba el arco fuera y la mano sobre el carcaj, algo parecía inquietarlo, pues tenia la corazonada que esta vez seria el hacha la protagonista y no su más reciente adquisición, además si bien ellos estaban posicionados más atrás para aprovechar la distancia, uno nunca puede tener la certeza de donde vendrá el ataque del enemigo, lección que el no tan ducho arquero aprendió por las muy malas meses atrás. 

La voz de Al lo tranquilizó, el no era el único que sentía que la situación se estaba volviendo demasiado incierta y eso casi siempre significa problemas en lo inmediato, por tal nuevamente volvió a abocarse a su oído, por alguna razón estaba seguro que el mismo le daría la información para su próximo movimiento.

¿Qué raro, no? Dijo Flanigan mirando a Raellia. Tú fuiste testigo como yo. Pero aquí no parece que haya ningún rastro de la rana gigante de la que hablaban. El gordo estaba molesto por los avisos que había dado el guardia y que parecían haber sido una falsa alarma. Además, las campanas que teóricamente deberían estar sonando ya, no lo había hecho. El gordo paranoico miró a la rubia y después a su escolta. ¿Crees que es posible que alguien nos haya lanzado esta trampa y nos haya mandado aquí para algo? ¡Estad atentos! Dijo avisándole a los dos y también a los dos tipos que habían encontrado en la taberna. Puede que haya algo más aquí de lo que podemos ver. 

El gordo empezó a otear el parque y de pronto señaló hacia un sitio. Mirad, aquella zona parece como si hubiera algunos árboles caídos. ¿No lo véis? Dijo señalando efectivamente lo que parecía un claro ¿Vamos allí? ¿Quizá haya alguna pista?

La verdad, pensándolo bien no parecía tan raro. Probablemente el animal no tenía ningún motivo concreto para quedarse aquí, y podía haber ido hacia cualquier lado. Sin embargo, ante la pregunta de la trampa, la muchacha tenía bastante clara la respuesta.

-No creo que sea una trampa. Se supone que nosotros no teníamos que haber venido aquí, si no quedarnos resguardados. Así que no creo que sea ninguna trampa-dijo, con relativa convicción, ya que la personalidad de la muchacha parecía ser demasiado suave y delicada para ser contundente al afirmar nada. Pronto Flanigan señalo una zona despejada. Una zona por la que podría haber pasado el gigantesco anfibio. 

-Puede que tenga razón, señor Flanigan. Pero debemos avanzar con cuidado. Y... Yo no soy muy buena rastreadora, así que si se ha ido lejos, puede que no la encontremos. 

El semiorco volvió a tomar la palabra luego de su prolongado silencio, esta vez para susurrarle a su compañera: - Yo me encargo de la situación, tu cúbreme desde aquí y conserva la distancia, si todo va bien acércate.

A paso firme Gryg se acercó a aquel grupo de tres, acortando así la distancia que siempre estuvo interesado en mantener, cuando estuvo lo suficientemente cerca como para ser oído sin tener que gritar volvió a tomar la palabra en dirección al rechoncho: - Bien, si hubiera un premio a la cara de pasmado te lo llevas por mucho, Gryg hizo una ligera pausa para esconder los colmillos que asomaron fruto de su propio comentario, luego continuo lo más serio que pudo... de igual forma no vengo solo a burlarme de su majestad, está claro que les preocupa la situación y a mí no me entra en gracia el que tengamos que vagar solos por esta ciudad desconocida. Yendo al grano como es mi estilo, te cuento que dispongo de una excelente rastreadora y como lo he dicho en aquella divertida taberna se me va bien el tema del combate, si desea que operemos juntos debo entender por completo la situación, le aclaro que con esto me refiero a conocer lo que hayan visto con sus propios ojos, lo que les hayan dicho y en ese caso quien se los dijo. Aunque no parezca gordinflón soy un poco más que músculos y una cara bonita jajaja.

Al reírse sus rasgos se ablandaron, pero de igual forma estaba lejos de ser una cara bonita, lo que si era innegable era el tema muscular, su físico denotaba el hecho de haber sido sometido algún tipo de "entrenamiento" bastante intensivo durante años.

“Seguramente podríamos rastrear lo que sea que lo aqueja, pero algo me dice que estoy ante un grupo de gente demasiado confiada, necesitare de mi propia perspectiva para continuar por aquí, de lo contrario pondremos rumbo a la posada más cercana”.

- ¿Qué dice entonces usted Sir Flanigan? preguntó Gryg en tono jocoso. Si no desea nuestra compañía, fuerza y sabiduría no tiene más que decirlo que nos retiraremos a la posada más cercana, obviamente espero sin ningún tipo de resentimiento de ambas partes.

Alleria escuchó atentamente como su compañero le pedía que se quedara atrás mientras que él tomaba el protagonismo.

“De ninguna forma me quedaré tan atrás, yo quiero escuchar lo que tenga para decir” pensó, además, en el caso de que las cosas se complicaran sería mejor que estuviera un poco más cerca para tener una buena visión.

Lentamente se fue acercando, pero manteniendo una distancia prudente de Gryg; en el momento que escuchó su primera frase no pudo evitar esbozar una sonrisa que borró enseguida de su rostro para retomar con su tan habitual cara de pocos amigos.

Mientras que escuchaba a Gryg no podía evitar poner los ojos en blanco, el descaro de este semi orco no tenía limites; el discurso de su compañero la divertía, pero también la inquietaba, no sabía cómo podían reaccionar los tres extraños.

Alleria se mantenía parada observando a aquellos tres atentamente, estudiaba minuciosamente sus rostros y sus reacciones, esto la ayudaba a conocer mejor a los que podían llegar a ser nuevos integrantes del grupo.

Cuando Gryg terminó de hablar, quiso contenerse y mantenerse callada, pero su orgullo se lo impidió, entonces, mientras jugaba con una flecha en sus manos dijo: “¿Qué dicen muchachos?, ¿Se unen al grupo más hábil y capaz que encontraran o cada uno continua por su camino?".

El Kraken se acerco a la rana mas grande. La verdad es que era muy poco impresionante. Seguramente le cabria toda. En la mano.

Cuando Flannigan hablo, el Kraken se irguio en todos sus 2,20m de estatura y oteo hacia donde señalaba el noble.

-EL KRAKEN LO INVESTIGARA! -dijo mientras se dirigia hacia alli. A sus espaldas, los otros aventureros discutien con Flannigan sobre acuerdos y asuntos si importancia para el semigigante.

No sabemos mucho, comentó el orondo señor, hace unas horas uno de los guardias de Iborian no avisó de que había una especie de rana gigante atacando el parque. Lo único que hicimos fue dividirnos para avisar a la mayor parte de la gente de que tuviese cuidado. Uno de los nuestros se suponía que iba a dar la alarma, debía ir a la catedral para hacer sonar las campanas y el toque de queda, pero por lo visto aún nadie ha llegado. Temo que les haya podido pasar algo. Dijo mirando hacia la catedral.

En cualquier caso, si sois capaces de buscar rastros, no creo que sea dificil encontrar las pisadas de esa criatura, a juzgar por las palabras del guardia, debía de tratarse de un gran monstruo.

El kraken miró al obeso humano con confusión.

-EL PODEROSO KRAKEN NO ES BUEN RASTREADOR PERO PUEDE IR A LA CATEDRAL A PREGUNTAR POR EL AMIGO DE FLANIGAN SI ÉL LO DESEA!

“Yo diría que el Kraken está un poco asustado jaja, sino no me explico tanta falta de determinación”.

Si bien Gryg desde el principio le mostró respeto cero al señor Flanigan, el que este se haya sincerado abiertamente con él y lo haya puesto al corriente de toda la situación, sumado a que insistentemente había tratado de incluirlos en él grupo de avanzada, terminó por lograr que el obtuso semiorco experimentara un cambio de opinión para con su persona.

“Lamentablemente esto cada vez me genera más sospechas, extrañamente no quisiera que el objetivo fueras tu gordito”.

- Bien Flanigan, la voz de Gryg se tornó muy seria y poco a poco la parte risueña del recio semiorco se iba perdiendo... - Esto es lo que haremos, nosotros tres nos encargaremos del batracio gigante mientras que tú sudoroso amigo escoltarás al Sr. Flanigan a la catedral, deben cerciorarse que todo está bien con el resto de nuestras fuerzas y dar la alarma urgente, una vez hecho esto vuelvan a este cenagoso parque, para ese entonces espero ya tener la cabeza del anfibio a mis pies.

Sus palabras eran fuertes y concisas, como si hubiera dado órdenes a diestra y siniestra en algún otro momento de su vida, la mirada determinada del semiorco se volcó a su compañera y apoyando la mano en su hombro continuó comunicándoles el plan a todos los presentes: - Al, confió en que vas a poder dar con el enemigo, serás quien encabece el grupo mientras rastreas. Mi posición será el centro y por tal seré el primero en proporcionar la fuerza de choque en cualquiera de los flancos donde se me necesite, finalmente tú Raellia te encargarás de nuestra retaguardia, sospecho que tendrás la posición más importante.

“Espero no haya sembrado ninguna duda, en momentos como estos los conflictos internos podrían ser un verdadero dolor de cabeza”.