Partida Rol por web

Heian asiente con la cabeza a las palabras de Irathor, aunque después se acuerda de que no pueden ver nada en ese lugar y responde. Esta bien, tomare tu lugar, pero ten en cuenta que solo poseo 10 flechas, no hicimos tiempo a ir por mas. Si alguien tiene para poder completar al menos mi carcaj, se lo agradecería. Mientras avanzamos voy sintiendo como el aire a nuestro alrededor va cambiando, de frío y húmedo a cálido y denso.
Luego me dirijo a Mr Tinkle será mejor que la luz la tengamos cuando la necesitemos, por ahora debemos confiar en los ojos de Sanya. Ir todos tocando el muro de la derecha para no perderse.

Tanteo en busca de un shuriken y sigo las instrucciones sin objetar nada al respecto. Imaginaba que como Tormentos era una ciudad humana, incluso los elementos más alejados de la ley también lo serían y, antes o después, acabaríamos llegando a un lugar iluminado.

- Sanya, intente vigilar que no haya trampas.

Sugiero únicamente a la lista de indicaciones.

-Desde luego. Esa es la razón por la que quiero ir en primer lugar. ¿Alguien más es bueno buscando trampas? En cuanto a la luz, le entiendo perfectamente, Sr. Winterworth y, aunque prefiero la opción de Heian, si los demás estais de acuerdo en llevar una luz,  dejad que me adelante un poco para ver si puedo descubrir algo antes de que la luz nos delate.

- Vale vale, pero al menor indicio de lucha, yo enciendo la luz y disparo con la ballesta,  eso no lo dudéis.- susurra con voz chillona mientras se coloca en medio de la formación, colocándose el báculo a la espalda y sacando la ballesta y cargándola, poniendo cara de duro.

Abetos y pinos cubren este extenso parque, con algunos sauces que crecen cerca de su cenagoso centro. El suelo de esta zona siempre ha sido algo fangoso, lo que dificulta la construcción de estructuras permanentes. Como resultado, un clérigo de Obad-Hai compró el terreno a precio de ganga y los druidas de su dios han cuidado la zona desde entonces. 

El parque de la Rana obtiene su nombre del gran número de batracios que viven en él; en algunas noches, sus sonidos pueden escucharse incluso desde el otro lado de la ciudad. Mucha gente atribuye la extensa población de ranas a la proximidad del parque a las zonas pantanosas del norte. Estatuas de ranas decoran todo el parque, pero la mayoría de visitantes encuentran el lugar demasiado cenagoso.

Actualmente la mayoría de las ranas ocupan una extraña estatua que está en la esquina del parque, no muy lejos de la capilla. La figura parece un extraño cruce entre un batracio y una extraña mujer.

La sorpresa llega cuando el compañero de Lomenar escucha un pino derrumbarse, los dos aventureros se dirigieron hacia allí para comprobar lo que estaba pasando y la sorpresa fue máxima cuando se encontraron lo que estaba provocando la terrible deforestación: ¡Una rana gigantesca!

Nuevamente Lomenar encuentra un pequeño reducto de la naturaleza en medio de la ciudad, haciendo que sienta mucho mejor. Sigue fatigada y con sueño, pero tiene que aguantar un poco más antes de descansar.

El entorno es extraño por lo cenagoso mezclado con los árboles, lo que le hace un poco extraño, como antinatural. Se escucha la caída de un arbol y tanto ella como su compañero se dirigen al origen de ese ruido.

Una rana o sapo gigante está destruyendo los árboles. Lomenar hace un gesto a Kranjstar para que no haga ninguna acción agresiva mientras retiene a Arvak para que no ataque.

- Voy a intentar comunicarme con ella.

Lomenar se concentra en la rana gigante y lanza su conjuro de hablar con los animales.

"Soy druida, amiga. ¿por qué tiras los árboles? ¿Dónde está el otro druida?"

La comunicación no puede ser muy compleja, por lo que Lomenar lanza ideas simples para que la rana las pueda interpretar y responder

Aquel sonido, sin duda, no pasó desapercibido, pero lo que lo originaba si que fue una completa sorpresa. El clérigo avanzó con cuidado, mientras la druida hacia lo suyo. Finalmente, al encontrarse a una distancia prudente, Lomenar intentó comunicarse con la gran rana, a través de su magia.

-No creo que debamos acercarnos mucho, tal vez este hambrienta y por lo menos yo no soy de los que le guste conversar con el estómago vacío. susurró a la druida, mientras observaba si Ferrin se encontraba por los alrededores, el tipo era un aficionado de las ranas, tal vez esta fuera otra de sus mascotas o tal vez este era la mascota de esta gran rana.

La rana continúa dando saltos y destruyendo algunos árboles. Con cada salto, la tierra parece temblar.

La rana continúa dando saltos y destruyendo algunos árboles. Con cada salto, la tierra parece temblar.

- No es una rana. Me refiero a que no es un animal, no puedo comunicarme con ella.

Lomenar miraba a Kranjstar sin realmente saber qué hacer.

- Podría ser tu amigo el druida transfigurado o algo completamente distinto, pero no se lo que es. Deberíamos solucionar esto cuanto antes y descansar un poco. ¿Qué piensas que podemos hacer?

El clérigo tampoco tenía una idea de que hacer, si aquella cosa no razonaba ni con magia, entonces nada la haría calmarse. -Debe haber algo que le esta haciendo reaccionar así...- dice buscando con la mirada, algo que fuera inusual.

-No creo que podamos hacer algo, mas que buscar ayuda. Nosotros dos, solo, no podemos enfrentar a una criatura como esta.

La mirada de Lomenar lo decía todo.

Los ojos del clérigo se abren de par en par al notar el peligroso que crecía con cada saltar de la rana. Kranjstar alerta de inmediato a su compañera sobre la amenaza -Debemos salir de aquí cuanto antes! No solo los árboles están cediendo ante sus saltos- dice mirando con terror hacia donde varios pedazos del suelo se habían desprendido. La tierra se estaba abriendo y si esa rana no se detenía, terminaría por destruir todo.

El clérigo alistó su ballesta con un virote, si las palabras no hacían reaccionar a esa bestia, tal vez solo se necesitaba pellizcarle.

Lomenar asiente a Kranjstar.

- De acuerdo, vamonos, no me atrevo a atacar a ese ser. - Lomenar sujetaba a Arvak que enseñaba los dientes y gruñía.

Abetos y pinos cubren este extenso parque, con algunos sauces que crecen cerca de su cenagoso centro. El suelo de esta zona siempre ha sido algo fangoso, lo que dificulta la construcción de estructuras permanentes. Como resultado, un clérigo de Obad-Hai compró el terreno a precio de ganga y los druidas de su dios han cuidado la zona desde entonces. 

El parque de la Rana obtiene su nombre del gran número de batracios que viven en él; en algunas noches, sus sonidos pueden escucharse incluso desde el otro lado de la ciudad. Mucha gente atribuye la extensa población de ranas a la proximidad del parque a las zonas pantanosas del norte. Estatuas de ranas decoran todo el parque, pero la mayoría de visitantes encuentran el lugar demasiado cenagoso.

Actualmente la mayoría de las ranas ocupan una extraña estatua que está en la esquina del parque, no muy lejos de la capilla. La figura parece un extraño cruce entre un batracio y una extraña mujer.

La sorpresa llegó cuando se escuchó un pino derrumbarse, los aventureros se dirigieron hacia allí para comprobar lo que estaba pasando y la sorpresa fue máxima cuando se encontraron con lo que estaba provocando la terrible deforestación: ¡Una rana gigantesca!

- ¡Cagó'n la puta!- Exclamó Lictea al escuchar y ver el enorme pino caerse. Tenía que verlo con sus propios ojos para creerlo y allí estaba. ¡Una rana gigante!- Lomenar, ¿por qué dices que eso no es un animal?-Las palabras de su compañera druida habían dejado intrigada a Lictea. La Madre le confería sus dones y los animales no deberían suponerle un problema. Lictea podía detectarlos sin problema, hablar con ellos e incluso obligarles a ser amigables con ella. ¿Pero y si aquella cosa no era un animal como decía Lomenar? La mujer-loba se puso en cuclillas y comenzó a examinar el suelo fangoso y a olfatear el aire. Sus ojos estaban pendientes de la enorme rana. ¿Había escuchado alguna vez de la existencia de algo así? Los druidas de los Pastores de Lobos, su pueblo, tenían un amplio conocimiento que se traspasaba oralmente de unos a otros. 

- ¿Nadie ha visto por aquí a ese "follasapos", el druida que cuidaba de to esto?- La mujer tenía la sospecha de que, si aquel enorme batracio no era un animal, bien podía ser un poderoso druida transformado. Si en su pueblo de los Lykanthropoi podían convertirse en lobos, ¿qué no podía pasar en aquella apestosa ciudad?

Ya estaba de vuelta en el parque y la rana seguía haciendo de las suyas tirando los árboles. Mantuvo a Arvak a su lado para que no atacara, si es que se decidían a hacerlo, antes de tiempo. El lobo enseñaba los dientes.

- Intenté comunicarme con ella a través de un conjuro de lengua animal, pero o no me respondió o es que no es un animal. Por mi parte me inclino por lo segundo ya que no provoqué ni la más mínima respuesta.

Lomenar miraba a su alrededor también buscando al druida.

- Precisamente vinimos aquí buscándole, pero no encontramos nada.

Seguía observando a la rana sin saber qué hacer.

- ¿Intentamos una vez más comunicarnos? No creo que eso nos lleve a ningún lado.

El clérigo seguía igual de impávido como cuando vio la primera vez a la tremenda rana. Tragó saliva y cogió valor para dar un paso al frente y dirigirse a ella -DETENTE YA! ENTIENDE QUE LO DESTRUIRÁS TODO!- gritó para ser escuchado, pues parecía que nada llamaba su atención.

Si era cierto que era el mismo Ferrin, algo muy extraño le debió haber pasado. Él era el protector de este lugar, era imposible que fuera su deseo hacer todo esto.