Partida Rol por web

El oso era un inútil total. Lomenar lo había invocado con la certeza que haría un gran papel y movería una gran cantidad de escombros. El animal dudaba, miraba a Glavra para atacarla y cuando Lomenar le señalaba las piedras movía una y regresa a su fijación por Glavra, finalmente se disipó.

La muchacha estaba avergonzada por la ineptitud de la bestia y su escaso desempeño. Se puso manos a la obra quitando piedras y despejando el camino, hasta quedar totalmente agotada.

- No puedo más. - confesó. Lomenar era una chica con buenos músculos para su complexión delgada y no estaba acostumbrada al trabajo físico, había llegado a su límite.

Se sentó al lado de Glavra.

- Siento lo del oso... normalmente invocamos un animal de ese tipo como defensa y estaba muy confusa acerca de lo que tenía que hacer, no te sientas ofendida.

Miró los esfuerzos de sus compañeros.

- ¿Cómo vamos de comida? Tengo tres raciones de viaje. - Seguramente le tocaría invitar de nuevo la comida del día, pero al menos tenía dinero para permitirse esos lujos, aunque a este paso no tardaría en quedar arruinada. Sonrió, ¿de qué sirve el dinero si no es para compartirlo con los amigos?

Eso sí, a Kanjstar no lo iba a compartir, aunque en las circunstancias actuales tampoco es que pudiera hacer nada. Sería una noche tranquila.

Lictea dio con sus posaderas en el suelo.

- Descansemos. Hagamos turnos para las guardias. No me fío.- La druida examinó lo que llevaban excavado. Podía estar mejor, pero para los medios que tenían no le parecía un mal trabajo. Puede que lograran salir de allí. Qué lástima que Lico no estuviera allí.

Aquel trabajo era más agotador de lo que Kranj pensó al principio. No demoró en sentir el cansancio que producía el levantar cada piedra para acomodarla en un lugar lejos del camino que intentaban despejar. -Definitivamente no podremos seguir a este ritmo.- repuso el clérigo ante los comentarios de sus compañeras.

-Si gustan, seré el primero en tomar guardia. Podría tomarme las 4 horas para darle algo más de descanso a ustedes que por la mañana podrían tener alguna magia que nos ayude a salir rápidamente de esto.- propuso el clérigo, esperando que la semiorca se ofreciera a tomar una segunda guardia de 4 horas para que las druidas pudieran descansar sin interrupción.

Los aventureros habían quedado muy cansados de quitar piedras y veían como sus esfuerzos prácticamente eran inútiles para intentar quitar las rocas que les impedían la salida. Quitaron algunas rocas más y finalmente decidieron descansar. Efectivamente aquel lugar parecía relativamente seguro, y aunque no descansarían como en un cama y a la mañana siguiente se levantarían cansados, al menos no corrían el riesgo de dormir a la intemperie y quedarse helados.

Lomenar descansaba mientras el oso que la muchacha creía que ya se había disipado por fin parecía comprender lo que se esperaba de él y se puso a escarbar con fuerza entre los escombros.

La muchacha sonrió, al menos al final había conseguido hacer algo. Tomó la mano de Kanjstar y le dio un beso en la frente.

- Gracias por dejarnos descansar, recuperaremos nuestros conjuros y saldremos de aquí. Cuando acabes tu guardia ponte a mi lado.

Era hora de descansar.

La semiorca no estaba muy acostumbrada a ir en grupo así que no pillo la indirecta del hombre.

- No puedo más. Voy a descansar. 

Y tras lo cual se acomodó como pudo en un rincón loas escondido de la entrada por la que habían llegado deslizándose horas antes, por si alguien más le daba por caer por allí.

En cuanto se hubo acomodado cayó en un profundo sueño sabiendo que en cualquier momento la despertaría para su guardia. 

El clérigo se sentó a orar luego de que sus compañeros tocaran el piso para dormir. Pidió a su dios que les llevara con bien en esta nueva encrucijada, que sus pasos fueran llevados lejos de esta trampa y que pudieran encontrar las respuestas que necesitaban para aclarar lo que había pasado con Ferrin. 

Luego, abrió sus ojos y miró hacia las piedras, aún quedaban muchas por levantar, pero ya se podía ver que era menos. Se había quedado cerca a Lomenar, así que también se quedó un tiempo contemplandola, sonrió así mismo por su suerte, pero después reprochó aquel pensamiento, porque no era suerte, era una bendición más que Obad-Hai había puesto en su camino.

Finalmente, se quedó examinando todo el lugar, era increíble todo lo que había sucedido. Se puso en alerta, atento a cualquier sonido o sombra que indicara peligro para él y sus amigos. 

Lomenar se despertó en total oscuridad sin recordar dónde había dormido. Había descansado bien para donde estaba y ahora solo quedaba hacer un último esfuerzo para quitar el obstáculo que les quedaba.

Tomó su linterna y la encendió. Sin poder ver la luz del sol era difícil hacerse a la idea de cuánto tiempo llevaban allí.

- Chicos, ¡ en pie ! ¡ a trabajar !

Despertó a los otros.

- ¡Oooooaaaaaarrrrgh!- Bostezó Lictea y se desperezó estirando piernas y brazos sin importarle golpear a Kranjstar o algún otro en el proceso.- Pongamos un poco de luz en esto.- Se quedó un rato en silencio, murmurando en el idioma de los druidas, rezando a su Diosa. Cuando hubo acabado, realizó un conjuro de luz que impuso en su daga.

Abrió sus ojos con los gritos de sus compañeros y comenzó a desperezarse.

En apenas un par de minutos estaba frente a la (aún) enrome masa de piedras. 

-No tengo desayuno así que si queréis empezamos a empujar de nuevo. Cuando antes salgamos, mejor. 

Lomenar asintió a Glavra, había que ponerse con las piedras, pero estaba muy floja y apenas pudo mover nada.

- ¡A trabajar!- Lictea se arremangó para ayudar a cavar aquella dichosa salida. ¡Qué ganas de respirar aire puro!- ¡Vamos, Kranjstar! Mira cómo se hace, muchacho.

En cuanto Lomenar se despertó, notó el estómago sumamente revuelto. Tenía muchísimas ganas de vomitar. Además, no se sentía tan pletórica como siempre. Quizá fuese el haber dormido en aquel lugar, o quizá fuese algo que hubiese tomado el día anterior. Pero lo cierto es que tenía unas horribles náuseas.

Aunque Kranjstar no se había despertado aún, Glavra, Lictea y Lomenar se pusieron manos a la obra para retirar la última pila de escombros que las había encerrado. El no haber sido capaz de dormir en un lecho o cama cómoda hicieron que se levantaran aún cansadas, y el ponerse a mover piedras no había ayudado en nada.

Volvían a necesitar descansar, pero ahora al menos habían logrado quitar el muro que les habían dejado bloqueadas.

La semiorca tras llevar un buen rato retirando escombros se volvió a la zona donde había estado descansando solo horas antes.

- Señoras - dijo haciendo un desplante al hombre que no había ni intentado apartar piedras por lo que no le consideraba digno de opinar en ese momento.- No sabemos que vamos a encontrar al otro lado, propongo descansar antes de seguir. No sabemos si puede que al otro lado haya enemigos o una pelea esperándonos y, no estamos en condiciones para ello. 

Lomenar hizo casi omiso de la advertencia de Glavra, estaba cansada pero antes de ponerse a descansar necesitaba ver que su lobo estaba bien.

- ¡¡ Arvak !! ¿Por dónde andas? ¡¡ Ven !!

Poco a poco y con el resto de fuerzas que le quedaban salió al exterior no sin antes pedir a sus compañeras que despertarán a Kanjstar de una vez.

Lictea se sentó después del esfuerzo físico, apoyando la espalda ne la pared. 

 -No sé si podrán llegar hasta aquí.- Le dijo a Lomenar. Habían abierto un hueco en el muro que les encerraba, pero eso no quería decir que sus lobos pudieran recorrer el camino que les separaba.