Partida Rol por web

El enano miró a Otwin con cierta desconfianza al verle entrar en su cocina. Después lo miró de arriba abajo como analizando su tamaño y fuerza y convencido asintió. Hola. Le volvió a saludar. La misión es muy sencilla, tienes que encontrar a un tipo que se hace llamar El Kraken. Lo último que sé de él es que se dirigió hacia Puente Brandon, al norte de Tormentos Cristalinos. Una vez que le encuentres me gustaría que le dieras una paliza. No pretendo que le mates, ¡no soy un asesino! Pero sí que me gustaría que le dejaras inconsciente o gravemente herido. Dijo con una sonrisa pícara. Hace un par de días atacó e insultó a mi taberna y dado el tamaño que tenía, no fui capaz de vengarme. Hizo una pausa para que aquellas palabras calasen en Otwin. Pero dicen que la venganza se sirve fría. No tengo mucho que ofrecerte, pero quizá un par de noches de alojamiento y comida gratis durante los dos días sea suficiente para pagarte.

Despues de entrar en la cocina y escuchar las palabras del enano qué lo miraba con expresión de evaluar su potencial.

Pero al grandote no le gustó mucho la propuesta, lo qué más le gustaba era terminar con la vida de sus enemigos, sea por encargo, en medio de una batalla o en un duelo.

Expresó una imagen de desdén y mal humor, apretando los dientes de la frustración qué pudo sentir en ese momento, pero supo qué un trabajo es trabajo.

-De acuerdo... Yo aceptar... -

Al menos la comida y alojamiento gratis por dos dias fueron motivos para alejarlo de su enojo, al menos por ese momento, lo qué le dió tiempo suficiente para buscar otro trabajo, esperando qué el siguiente si incluya una masacre.

Blagh asintió y estiró la mano para sellar el trato.

Este edificio de nueva contrucción se las arregla para tener una apariencia destartalada y decrépita. Un cartel que cuelga sobre su entrada muestra un burdo sátiro, con una de las pezuñas de sus pies introducida en su boca y una expresión de sorpresa y preocupación en su rostro.

Se trata de la taberna más reciente de Tormentos Cristalinos y en apenas cinco meses se ha convertido en un lugar popular entre los marineros y pescaderos locales.

Un excéntrico enano llamado Blahg dirige la taberna.

Estiró la mano, y la estrechó, cómo un gesto de cordialidad a esta persona, y sin más, salió del establecimiento. Maechando a su siguiente objetivo, marchando al puente Brandom.

-¿Dónde estar puente?- Preguntó antes de salir de la posada.

Enzo llegó a la posada buscando a su compañero. ¿Dónde podría haberse metido ese Vanara? Al no verle a simple vista entre los parroquianos allí reunidos, el bufón se acercó a paso ligero ahacia la barra.

 -Disculpe, posadero. ¿Ha visto por aquí al joven hombre mono que estuvo pidiendo un desayuno hace unas horas? Es mi amigo y me temo que lo he perdido. Y créame que me encantaría encontrarlo.

Que ya era complicado perder un amigo, pero había ocasiones en que hasta lo inesperado sucedía. Ojalá estuviera sano y salvo allí donde se encontrara. O al menos callado y discreto, que lo último que necesitaba era que un vanara se chivara a la guardia sobre su compañero bufón y la intención que tenían de colarse en casa del alcalde. Acabar en la cárcel no era su idea de un buen día.

Blagh salió de la cocina seguido de Otwin, un hombre que era el doble de grande que él. Éste se marchó de la taberna sin decir nada más y Blagh contestó a Enzo. Me temo que no le he visto. Por aquí no ha venido recientemente.

El bufón frunció el ceño al escuchar aquellas palabras. El vanara no había vuelto. ¿Y ahora qué? Porque volver a la casa del alcalde estaba descartado. Los guardias le echarían el guante en menos de lo que cantaba un gallo. Pero quedarse sin hacer nada no era su estilo. Aaaaaah, ¡maldición y ofuscación! Cómo odiaba estar en esa tesitura.

 -Bueno, visto lo visto parece que tendré que esperarle aquí. Así que para amenizar la espera, ¿hay algún rumor interesante que haya escuchado recientemente, oh amable posadero?

¡Oh! ¡Vaya que sí! Dijo irónicamente el tabernero. Dicen que la cerveza de La Pezuña en la Boca es la mejor de toda la ciudad. Y que cuanta más tomas, más te gusta. Tras aquellas palabras puso una sonrisa pícara.

Este edificio de nueva contrucción se las arregla para tener una apariencia destartalada y decrépita. Un cartel que cuelga sobre su entrada muestra un burdo sátiro, con una de las pezuñas de sus pies introducida en su boca y una expresión de sorpresa y preocupación en su rostro.

Se trata de la taberna más reciente de Tormentos Cristalinos y en apenas cinco meses se ha convertido en un lugar popular entre los marineros y pescaderos locales.

Un excéntrico enano llamado Blahg dirige la taberna.

Enzo miró con los ojos muy abiertos al tabernero tras aquella respuesta y luego se echó a reír a carcajada limpia.

 -¡Jajajajajajajaja! ¡Me encanta esta ciudad!

Cuando por fin se pudo tranquilizar, el bufón se limpió una lágrima y volvió a mirar al tabernero.

 -Descuida que comprobaré si ese rumor es cierto por la noche. Pero ahora estoy ocupado buscando algo de trabajo. Mi anterior opción... No me está saliendo muy bien que digamos, ¿sabes dónde puedo encontrar información sobre trabajos fáciles o que no requieran de mucha experiencia combatiendo? Soy un artista al fin y al cabo, no un luchador.

- Hay quien diría que la paciencia no es tu fuerte - responde Shi-Hou entrando por la puerta - Muy pronto has tirado la toalla, diría yo.

El vanara se aproxima al bufón, se sienta junto a él y pone un par de piezas de plata sobre la barra. Una sonrisa se le dibuja de oreja a oreja.

- Un par de copas, amigo Blagh - indica al tabernero de barba hirsuta - Mi colorido compañero y yo tenemos algo que celebrar.

Shi-Hou dirige una mirada divertida a su socio. Aquel había sido un encuentro de lo más afortunado.

- He de suponer que si ambos nos encontramos aquí es que las cosas han salido a pedir de boca. Cuéntame, ¿cómo han ido las cosas a pie de calle? Imagino que tus artes te han sacado de apuros. Me preocupaba tener que hacer una visita a los calabozos - el monje da un par de palmadas en la espalda del bufón aguantando lo que parece ser una carcajada - He de decir que las dependencias del alcalde son acogedoras... y muy accesibles.

Blagh alzó una ceja por la risotada de Enzo y su rostro pareció enfadado tras su última pregunta. No sé si los que venís a esta ciudad me habéis visto con cara de guía o qué, pero esto es un lugar para venir a comer o beber algo, no es un puesto de información, así que si no venís a consumir, ahí tienes la puerta por donde has venido. Le dijo con muy malas pulgas al bufón.

Luego Shi-Hou llegó con algo de plata y el enano hizo un gesto molesto y sirvió cuatro cervezas de color oscuro y un potente sabor terroso, pero que al bajar por el gaznate sabía realmente espectacular.

Enzo se echó para atrás, poniendo mala cara ante la reacción del tabernero.

 -Uy, disculpadme gran señor de la cerveza y las barbas trenzadas. Normalmente en las tabernas se pregunta porque es donde más habla la gente. Especialmente en las tabernas buenas, donde hay comida y bebida excelente. No es descabellado pensar que en La Pezuña en la Boca pase tanta gente a diario que su dueño tenga una envidiable colección de rumores jugosos. Pero bueno, una equivocación la tiene cualquiera, disculpadme si os he ofendido con mis palabras.

Y entonces apareció el vanara. ¡A salvo! ¡De una pieza! ¡Y con suficiente buen humor como para hacer bromas! Ay, dioses, cómo le había echado de menos.

 -¡Shi-Hou, amigo mío! Ya te daba por muerto, me vas a perdonar. Los guardias amenazaron con detenerme si me quedaba más de la cuenta por allí y como no te vi asumí lo peor y regresé aquí. Oh, y no es que me haya rendido con el trabajo, es que si se pone demasiado peligroso, un empleo deja de gustarme.

El bufón se inclinó, apoyando el codo derecho en el muslo del mismo lado para luego apoyar el mentón en la mano de ese brazo. Arqueó las cejas un par de veces antes de decir:

 -¿Y tú qué? ¿Cómo te ha ido? ¿Entregaste la nota?

Shi-Hou giró sobre el taburete hasta apoyar su espalda contra la barra y, estirando el brazo, acercó una de las cervezas a sus labios.

- Las cosas han salido a pedir de boca - comenta jocoso tras limpiarse la comisura con la manga - El único obstáculo que se interpuso en mi camino fue una ventana cerrada. Nada que un poco de fuerza bruta no pudiera resolver.

El vanara apura la cerveza y ni corto ni perezoso se lleva la segunda a la boca.

- Quizá los dioses han tenido a bien sonreírme por una vez. Al parecer el dueño de la casa se encontraba reunido en las dependencias de la planta inferior y toda la servidumbre parecía igual de atareada. Nadie me vio entrar o salir. La nota descansa en estos momentos junto a la cama del alcalde. Y ahora, amigo mío, sólo queda esperar.

El monje traga sonoramente el contenido de su jarra para luego posarla con fuerza sobre la barra. Se encuentra de buen humor. Por primera vez en mucho tiempo. Shi-Hou, con una sonrisa en la boca, se levanta y se dirige hacia la puerta.

- Disfruta de tu bebida, querido bufón.

Y despidiéndose con la mano se marcha.

Enzo sonrió mientras cogía la bebida, alzándola para saludar a su breve compañero.

 -Jamás podré agradecerte el favor que me has hecho, amigo mío. ¡Que el Viejo Dios que Ríe te colme de bendiciones!

Dicho esto, bebió a la salud del Vanara. Ahora sólo quedaba esperar a ver si el alcalde la encontraba y la leía. Si todo salía como planeaba, pronto terminaría ese trabajo y tendría una buena recompensa que le permitiría seguir viajando de ciudad en ciudad.

Tras terminarse la bebida, el bufón volvió a mirar al tabernero.

 -Si te digo que tu cerveza es la mejor de la ciudad, ¿me dirás si tienes algún trabajo que un bufón honrado pueda realizar a cambio de una cena y una cama?

NO. Respondió Blagh al escuchar al bufón y continuó trabajando. Estaba claro que el enano no era un tipo muy agradable, pero se podría decir que con Enzo lo era aún menos que con el resto de sirvientes. No terminaba de entender por qué, pero lo cierto es que en ningún momento se había sentido bien recibido.

Enzo alzó las manos a la altura de los hombros, con las palmas hacia delante, en un gesto de "uy, vaya con el enano delicadito".

 -Caramba qué humos. ¡Como si yo tuviera la culpa de que tu mujer te dejara por un payaso!

Dicho esto, se levantó rápidamente y empezó a caminar a paso ligero hacia la puerta.

 -Sé dónde no me quieren, ¡hala, hasta nunca!

Y tanto que nunca, porque teniendo en cuenta el comentario que acababa de soltar, mejor no volver hasta que la posada cambiara de dueño.

Este edificio de nueva contrucción se las arregla para tener una apariencia destartalada y decrépita. Un cartel que cuelga sobre su entrada muestra un burdo sátiro, con una de las pezuñas de sus pies introducida en su boca y una expresión de sorpresa y preocupación en su rostro.

Se trata de la taberna más reciente de Tormentos Cristalinos y en apenas cinco meses se ha convertido en un lugar popular entre los marineros y pescaderos locales.

Un excéntrico enano llamado Blahg dirige la taberna.