Partida Rol por web

Aire dio saltos de alegría al ver lo que había encontrado. No se paró a leerlo la primera vez, sólo se puso a dar vueltas por la habitación con los brazos paralelos al suelo mientras imitaba a un pájaro. Una vez que se calmó, se recogió los mechones de pelos que se habían soltado de su extraño moño y se puso a leerlo.

Así que ahora tengo que saber quién es Merrin y Desthen, mmm...

Se acercó al hombre que la había llevado a la habitación para hablar con él.

Tengo algo que preguntarle. ¿Conoce al arcanista Desthen y a Merrin?

¿Qué pasa, habéis encontrado algo que os ha resultado de utilidad? Habéis pasado mucho tiempo allí dentro, seguro que algo habréis encontrado. ¿Alguna pista?

Merrin Paskenfell es un anciano muy agradable, es el director del museo y también el maestre gremial de los artesanos. Siempre anda buscando a nuevos talentos. Y en cuanto a Desthen... él no sé quién es, la verdad. ¿Qué has averiguado sobre ellos, y qué tiene que ver Desthen con el Sr. Paskenfell?

Creo que Desthen trabajaba para Merrin entonces... Mi querido Aristóteles, a lo mejor nos metemos en un grave problema dijo sin apenas atender a las palabras del hombre que tenía delante.

De pronto, dio un salto hacia atrás, como si no se acordara de que estaba allí.

¡Ah, hola! He descubierto una cosa. Parece ser que lo último que hizo fue hablar con ese tal Desthen dijo agitando la nota, pero sin dejar que el hombre la leyera. Creo que conoce a Merrin, así que voy a ir a visitarle, a ver qué sabe. ¿Merrin estará en el museo?

Construido como una gran pirámide, el templo está rematado con una gran cúpula rodeada por torres de cristal. Una gran torre de conco pisos, erigida en mármol color azul pálido, domina la fachada oriental de la pirámide. De noche, toda la estructura brilla con incontables llamas y un enorme símbolo reluciente de Boccob rota lentamente sobre la cúpula central.

No era el típico sitio peligroso si lo que te motiva para penetrar sus muros son las buenas intenciones, pero estaba bastante seguro que la mayoría de sus protecciones estarían pensadas para otro tipo de ladrones más mundanos. En cualquier caso necesitaba permanecer alerta o los sacerdotes del templo podrían ser mi fín.

En primer lugar, examiné la zona con cuidado que debía atravesar. No me interesaba que nadie me viera entrar. Lo cual de seguro iba a ser un problema, no sólo por la situación del templo, sino también por las protecciones mágicas con las que éste contaría. Y una vez dentro ya pensaría si tentar a algún sacerdote para mi beneficio o directamente intentar hacerme con algún objeto que me permitiera satisfaccer los deseos de lady Zarastian.

Al tratar de moverte por allí sin ser visto te chocas contra algo. Habías estado mirando de un lado a otro, pero no te habías molestado apenas en mirar hacia delante. Y tras ver contra lo que te habías chocado, te das cuenta de que frente a ti hay una mujer un tanto velluda y muy poco bella. Una mujer bastante fea te agarraba por la espalda y te llevaba hasta su cara para mirarte bien.

Tras inspeccionarte un poco te dice:

¡Vaya! Pareces un familiar de algún hechicero. Seguro que éste no tiene ningún problema en que seas mi familiar. ¿Verdad que no? A que tú quieres ser mi familiar. ¡A que sí!

¡Maldición!

Es lo primero que me viene a la cabeza en cuanto noto que alguien me atrapa para después zarandearme en el aire como si de algún me tratara de algún tipo de animalejo domesticado.

- ¡Suéltame! ¡No soy ningún gato al que puedas alborotar cuando te apetezca!

Exijo chillando aunque sin muchas perspectivas de que mis deseos sean cumplidos. Ni siquiera me había fijado en quién me había agarrado, pero por sus palabras era facil adivinar todo lo que le interesaba de mi.

¡Oh! ¡Encima eres un diablillo capaz de hablar! ¡Que ilusión! Dice mientras seguía zarandeándote. ¿De verdad no quieres ser mi familiar? Juntos podríamos hacer muchas cosas. ¡Di que sí! ¡Di que sí! ¡Dí que ssiiiiiiiiiiiii!

- ¡Terca bruja asquerosa! ¡He dicho que me sueltes!

Vuelvo a chillar manteniéndome en mis treces antes de que un pensamiento me atraviese como un rayo. Esta humana era lo suficientemente idiota como para pretender que cualquier criatura con la que se cruzara por la calle podría terminar siendo familiar suyo, lo cual, por mucha magia que corrieza por sus venas o cabeza, era completamente imposible. Así que opté por un pequeño cambio de actitud en mi siguiente imposición.

- ¡Jamás seré nada tuyo si no me tratas como es debido! ¿Me has oído? ¡JAMÁS!

Le espeto contundente a pesar de que mi voz pudiera hacerle menospreciar mis palabras. O la convencía o le enseñaría a respetarme por la fuerza, eso iba a ser un hecho.

Katlen colocó sobre una mesa a ese diminuto ser y lo miró acercando mucho su horrenda cara. ¿Y cómo quieres que trate a esta cosa tan bonita? ¿Eh? Tú me dirás lo que tengo que hacer para que seas mi familiar. Mi mentor me ha dicho que debemos hacer un pacto o algún tipo de ceremonia. ¿Tú sabes cómo hacerla o te llevo ante él para que nos ayude?

Mucho mejor.

Pienso cuando por fín me deja sobre una mesa, lo cual ya era un avance.

- Tiene razón... pero acudir a el no es la mejor opción.

Le respondo sembrando semillas de duda y teniendo en cuenta que su mentor si podría reconocerme, claramente era una opción nefasta.

- De hecho, seguro que quiere que me lleves corriendo hacia él para quedarse conmigo. ¿Por qué si no te escondería información sobre el pacto?

Pues... dice dudando de tus palabras. La verdad que puede que lleves razón... ¿Entones, tú sabes lo que hay que hacer para convertirte en mi familiar? Aquí hay muchas cosas y si tú sabes como hacerlo yo podría encontrar todo lo que necesitases. ¿Cómo lo hacemos?

En verdad era una pregunta difícil, aunque evidentemente tenía una finalidad diferente, así que me siento y adopto una pose pensativa.

- Tengo entendido que la ceremonia en sí, tarda un día entero en completarse, pero antes de llevarse a cabo requiere tener relación durante al menos un año.

Le respondo sin variar mi postura, a pesar de que mis conocimientos sobre las artes de magos y hechiceros eran mucho más escasos de lo que le estaría dispuesto a admitir, al menos las que no pertenecían al ámbito de los hechizos propiamente dichos.

- Tenemos que encontrar la manera de permanecer en contacto y al tiempo mantenerme oculto durante todo ese tiempo.

Continúo, pero nada más terminar la frase me levanto como un resorte preparado para que no me tomara desprevenido con otra presa.

- ¡Pero olvidate de tenerme encerrado o jamás aceptaré ser tu familiar!

Le advierto preparado para clavarle mi aguijón si no se atenía a las advertencias.

¿Un año entero? ¡Buff! ¡Eso es un rollo de mucho cuidado!

Dice poniendo cara de desilusión tras tus palabras. ¿Y qué vamos a hacer durante todo este tiempo? ¿Cómo podemos estrechar nuestros lazos, manteniéndote oculto y sin encerrarte? Dice tratando de volver a agarrarte para darte un buen achuchón y poniendo cara de sorprendida al ver que le esquivabas su mano con gran facilidad.

Debía andarme con mucho cuidado con ésta mujer, pues estaba claro que era un auténtico peligro, sobretodo por su falta de cerebro.

- ¿Un disfraz?

Sugiero como por casualidad para después mirarla convencido.

- Si, ¡eso es! Los magos podéis hacer eso con facilidad y además te serviría de práctica.

Añado emocionado por la solución encontrada, la cual sería ideal si solventásemos el problema del tiempo, pues salvo que me bebiera veintemil pociones al día, no podría alejarme demasiado de ella sin que le conjuro dejara de surtir efecto. En cualquier caso, por ahí iban los tiros.

Mmmmm.... ¡Si, eso es posible! Dice mientras te giras y te deja solo. ¡Dame un segundo, pero no te muevas de aquí, eh? Voy a por un pergamino que tiene mi mentor por aquí, para disfrazar a alguien. ¡Ahora mismo vengo!

Dice la mujer, mientras se gira y se marcha de allí, dejándote completamente solo.

No me gustaba. No podía dejarla escapar o podría jugármela. Sabía bien que las apariencias engañan, y no podía dejar que me viera nada más llegar si por un casual había cambiado de opinión, pues daba la sensación de ser una mujer demasiado voluble como para no andarse con cuidado. Así que en un intento por esconderme, bajé de la mesa y me oculté tras una de sus patas. Al menos estaría preparado para su regreso.

La fea mujer llegó a la zona donde te habías escondido con el pergamino entre sus manos. Comenzó a buscarte por toda la sala, pero tampoco le dedicó mucho tiempo. Apretó el pergamino haciéndolo una pelota y lo tiró a una papelera y entonces se tiró al suelo. Comenzó a patalear y a lloriquear como si fuera una niña mimada.

Buaaaaaaaaaah!!! ¡Yo quería a mi familiar! ¡Ese quásit digna de una hechicera como yo! ¡Buuuuaaaaaaaaaaaaaaaah! ¡Quiero a mi familiar! ¡Me lo merezco! Buaaaaaaaaaaaaaaaah!!!!

Si en algún momento había tenido intenciones de salir y pretender ser su familiar durante más tiempo, al ver semejante berrinche todas mis dudas se disiparon. Aunque si en el futuro la volvía a necesitar siempre podía aludir a que alguien vino o que mi naturaleza "caótica" me impedía permanecer mucho tiempo en un mismo lugar.

En cualquier caso, ya pensaría en ello en el futuro, ahora me limitaría a esperar a que se cansara y se largara.

Finalmente aquella mujer se cansó de buscarte, se secó las lágrimas y se marchó de allí por el mismo lugar por el que tú habías venido.