Partida Rol por web

Este complejo amurallado alberga una gran estructura de madera de una sola planta, que a su vez rodea un patio abierto. Las puertas del lugar suelen estar cerradas y vigiladas, aunque más por alarde que por otra cosa.
Se trata de la infame Escuela de los Filos, una escuela de lucha fundada hace casi una década. Sus intructores enseñan un acrobático estilo de lucha que se centra en la movilidad y el uso de armas ligeras; en pocas palabras, entrenan duelistas.

Puede ser interesante si quiero seguir combatiendo en las arenas, no está de más. Se dirige a la puerta y se dispone a hablar con el "recepcionista". Buenos días, ¿aquí se puede mejorar mis habilidades de combatiente?

Buenos días, dice el que parece ser el líder de la escuela, efectivamente. Aquí ayudamos a los luchadores a entrenarse y a mejorar. Pero esta escuela es solo para determinados profesionales, y no aceptamos a cualquiera. Además, normalmente la gente no viene aquí, si no que somos nosotros quienes les enviamos una invitación para unirse.

Además, la matrícula son 500 piezas de oro por semestre, hay que trasladarse a la escuela, vivir aquí, y entrenarnse durante ocho horas al día. Por eso solo los mejores son dignos de convertirse en duelistas.
 

Vaya, con esa cuota no me extraña que sean "los mejorres", supongo que entonces aquí no se me ha perrdido nada entonces, al menos con todo ese orro no se oxidarran vuestrras espadas. Redhawk está molesto por ese robo a mano armada y se dirige a la salida, esta ciudad cada vez le parecía más un saco de culebras y se estaba empezando a cansar de ello.

Este complejo amurallado alberga una gran estructura de madera de una sola planta, que a su vez rodea un patio abierto. Las puertas del lugar suelen estar cerradas y vigiladas, aunque más por alarde que por otra cosa.
Se trata de la infame Escuela de los Filos, una escuela de lucha fundada hace casi una década. Sus instructores enseñan un acrobático estilo de lucha que se centra en la movilidad y el uso de armas ligeras; en pocas palabras, entrenan duelistas.
 

Regresaba nuevamente a la escuela de los filos en busca del joven y resplandeciente caballero que esperaba encontrar el señor Cantohelado. Había tenido esperanzas en encontrar algún hombre que encajara en el perfil de camino, pero aún me quedaba la opción de intentar convencer a alguno de los aprendices de Larksen de acompañarme. Fue por ello que en esta ocasión no intenté esconderme y decidí acercarme hasta la puerta por la que la vez anterior había pasado a hurtadillas.

Nadie. Ninguno de los aprendices de Larksen se había prestado a acompañarme para cumplir con el encargo, lo cual me hizo dejar la escuela de los Filos de mal humor. Debía encontrar alguien dispuesto a acompañarnos y si los más egocéntricos, aunque dedicados, de todos los humanos no se prestaban a ello, iba a convertirse en una tarea complicada. Quizás debería volver a los muelles y probar por allí. Quizás hasta encontrara alguno de los asesinos de orcos y podría engañarlo para que el Barrabás se desquitara.

Eso sería divertido.

Considero dejando que una sonrisa diabólica se dibujara en mi rostro al tiempo que oscilaba la cola impaciente por ver semejante destino culminado. El problema era que los muelles estaban en la otra punta de la ciudad.

Este complejo amurallado alberga una gran estructura de madera de una sola planta, que a su vez rodea un patio abierto. Las puertas del lugar suelen estar cerradas y vigiladas, aunque más por alarde que por otra cosa.
Se trata de la infame Escuela de los Filos, una escuela de lucha fundada hace casi una década. Sus instructores enseñan un acrobático estilo de lucha que se centra en la movilidad y el uso de armas ligeras; en pocas palabras, entrenan duelistas.

La semi-drow no pudo evitar mostrar cierta expresión de sorpresa al escuchar la respuesta del guardia. La voz seductora por su parte sonrió "a dicho 'o lo que surja', me encanta este tipo". La más avariciosa, la voz de la codicia, por el contrario se había sintido decepcionada al tener que desprenderse de sus preciadas monedas. La voz egocéntrica por su parte, se había sentido ofendida por semejante comentario "como se atreve un simple humano, desprovisto de la grandeza drow, a considerar que tiene alguna posibilidad" pero enseguida fue interrumpida por la voz de la curiosidad, quién veía una oportunidad de obtener información y sentía cierto interés en ver lo que podría llegar a surgir "vamos, ¿no tienes curiosidad por saber que nos puede ofrecer?".

Así que como resultado del breve pero intenso debate interno que tuvo lugar en su cabeza, el tono de Lianne sonó bastante neutro cuándo le dedicó unas últimas palabras antes de adentrarse en la ciudad, - En ese caso, nos veremos al anochecer - le había dicho mientras cruzaba el umbral.

El lugar al que se había dirigido la joven semi-drow parecía abandonado. Antes de llegar a Tormentos Cristalinos, había escuchado rumores acerca de ello, puesto que al parecer, los maestros de la escuela de los filos se encontraban prácticamente ausentes, hasta el punto que los mismos alumnos debían encargarse de dar las lecciones. "Con nuestros conocimientos nosotras también seríamos capaces de ello" comentó la egocéntrica "Aunque muy pocos serían dignos de presenciar y entender nuestras impresionantes dotes" añadió en un tono prepotente. "Tal vez podríamos ganarnos unas monedas" aportó la codiciosa, quién no perdía la oportunidad de enriquecer los bolsillos de la semi-drow.

En aquel preciso momento se encontraba frente a la entrada de la escuela y observaba con cierto interés aquella espectacular estructura. Lianne se acercó a la puerta y la golpeó suavemente un par de veces - ¿Hay alguien aquí? – preguntó. Para ser sinceros, la semi-drow no tenía excesivamente claro que hacía allí, había sido la voz de la curiosidad quien la había impulsado a dirigirse a la escuela, instigada por los rumores y apoyada por la codiciosa, quien además de sentir apego por los bienes materiales, sentía especial interés por 'apoderarse' de todo el conocimiento que le fuera posible "Puede que aprendamos nuevas técnicas de combate" dijo ésta "Y tal vez descubramos que ocurre con los maestro 'desaparecidos'" añadió la voz de la curiosidad.

Buenos días, dice el que parece ser el líder de la escuela, ¿en qué puedo ayudarle?

Lianne, que había quedado fascinada por la arquitectura de la escuela y absorta por los varios comentarios de las voces de su interior, tardó algo más de lo esperado en responder. Con un rápido gesto y un par de parpadeos rápidos, centró su atención en el hombre frente a ella.

- Disculpad, que os importune - dijo dirigiéndose al hombre y realizando una breve reverencia - la verdad es que como erudita de la espada, estoy interesada en aprender más maniobras marciales, incluso tal vez podríamos intercambiar conocimientos… - empezó la semi-drow, pero justo a media frase, la voz de la curiosidad asaltó la parte frontal de su cabeza, insistente para que saciara su curiosidad “pregúntale sobre los maestros, ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué parecen estar desaparecidos? ¿Qué ocurre?” - …además, aún y que acabo de llegar a la ciudad, ya he oído ciertos rumores respecto al profesorado – Lianne realizó una leve pausa, tratando de ignorar la extenuante voz curiosa y observando las reacciones del que parecía ser el fundador de la escuela – Si no voy equivocada, estáis padeciendo cierta ausencia por parte de éstos, tal vez podría ayudar en lo que fuera necesario. – la voz egocéntrica refunfuñó desde el fondo “¿Ahora vamos a preocuparnos por seres inferiores? ¿Acaso somos hermanitas de la caridad?” pero la codiciosa, quien veía una oportunidad de ganar dinero y conocimientos, junto a la curiosa, ahora algo más calmada, enseguida la hicieron callar.

Lianne dio un paso al frente con ademán de entrar en la escuela, tal vez en el interior podría descubrir más al respecto y curiosear por sus distintos salones, tal y como la voz de la curiosidad deseaba. – Decidme, ¿qué posibilidades hay de ingresar en la escuela y cómo podría seros de utilidad? – preguntó finalmente.

No sé qué habrás oído del profesorado, pero la verdad que no tenemos ningún problema.

Aquí ayudamos a los luchadores a entrenarse y a mejorar. Pero esta escuela es solo para determinados profesionales, y no aceptamos a cualquiera. Además, normalmente la gente no viene aquí, si no que somos nosotros quienes les enviamos una invitación para unirse.

Además, la matrícula son 500 piezas de oro por semestre, hay que trasladarse a la escuela, vivir aquí, y entrenarnse durante ocho horas al día. Por eso solo los mejores son dignos de convertirse en duelistas.

Lianne quedó perpleja, sobre todo a causa de la voz de la codicia, para quien la opción de desprenderse de 500 piezas de oro, no entraba dentro de sus opciones, "¿No hablará en serio? ¿¡500 piezas de oro?! Tardaríamos una eternidad". La voz egocéntrica por su parte se mostraba indignada, "debería sentirse honrado por que hayamos mostrado interés en su maldita escuela".

El rostro desencajado de la semi-drow reflejaba la mezcla de sentimientos que las diferentes voces provocaban en ella. Pero entre todas las quejas, resaltaba la de una voz en particular, extremadamente disgustada por el hecho de no poder satisfacer su necesidad más primaria, la curiosidad. Ésta, a quien numerosas preguntas de las que deseaba obtener respuesta, le surgían cada pocos minutos y que el hombre de la escuela no colaborara en saciar sus ansias solo incrementaba aún más sus ganas de respuestas.

Lianne sacudió levemente la cabeza acallar sus voces interiores y centrarse de nuevo en la conversación. - En ese caso, disculpad la confusión, pues debo haber malentendido los comentarios de la gente - realizó una breve pausa - Por algún motivo creí entender que el maestro andaba ocupado con alguna preocupación que le estaba distrayendo de las clases, y había pensado ganarme su favor ofreciendo mi ayuda – la semi-drow seguía atenta a los gestos del hombre, buscando en sus expresiones cualquier indicio que le indicara las palabras mágicas que le permitieran aclarar el origen de los rumores. ”¿Tal vez deberíamos coquetear con él?” aportó la voz seductora solidarizándose con sus compañeras “La mayoría de los hombres son fáciles de manipular” insistía pese a la nueva indignación de la egocéntrica quien insistía en que tan solo su presencia era suficiente para que todos los presentes se sintieran honrados y obligados a besarles los pies.

- ¡Shhht! ¿¡Quereis hacer el favor de callaros?! - una leve reprimenda para sus voces salió en forma de susurro de entre los labios de la semi-drow, tratando de frenar aquellos comentarios. Cuando se percató que había pronunciado aquellas últimas palabras en voz alta, dirigió una rápida mirada al hombre y prosiguió tratando de disimular, con suerte el susurro habría sido lo suficientemente leve como para que éste no oyera sus palabras. - Lo que pretendía decir es que puesto que es esta sublime escuela quien escoge a sus candidatos, algo debe hacer que los futuros integrantes llamen suficiente la atención como para ser requeridos  - comenzó Lianne - Dejando de lado la cantidad económica, estoy convencida que el formidable criterio de selección que debéis seguir, inclinaría la balanza hacia el candidato que haya realizado ciertas labores… - “Sublime, formidable ¿En serio?” se quejó la egocéntrica” - …dicho esto, y por favor corregidme si estoy equivocada, insistiría en saber que sería necesario para que una servidora pudiera formar parte de esta majestuosa escuela - concluyó la semi-drow.

La cara de Larksen fue un poema cuando comprendió que aquella mujer que estaba frente a él había mandado callar a las voces interiores de su cabeza. Aquello le indicaba que no estaba muy cuerda, pero él no era quien para juzgarla, así que se limitó a disimular y asentir ante las palabras que decía. Había oído una serie de rumores equivocados y que no tenían nada que ver con él, o al menos él lo había negado.

Normalmente soy yo quien recluta a la gente, o cualquiera de mis dos ayudantes. Tienen que demostrarme ser digno luchador y ser digno de mis clases. Tengo que ver en él que sus dotes de lucha puedan beneficiarse de mis lecciones. En otras ocasiones son los nobles y maestres gremiales quienes nos prometen a los candidatos para que les analicemos. 

Para que le invitemos tiene que ser un buen luchador¹, y tener una destreza fuera de lo habitual^2, y al menos ser capaz de usar un arma marcial o exótica. Además, una vez hecha la invitación nunca más la repetimos y tiene 24 horas para decidirse.