Partida Rol por web

Al llegar, Boudiko alzó la mirada para escudriñar el muro y las columnas. Pasó la vista por estos, contemplando las escenas de lucha y muerte, para acto seguido, mirar aquel simbolo sobre la puerta. Tenía sus dudas de que allí, fueran bien recibidos. O al menos tan bien recibidos cmo lo fueron en la catedral de Pelor.

Pero no era el buen recibimiento lo que contaba esta vez, si no los objetivos.

- Esta Catedral parece mucho mejor conservada que la otra. No perdamos más tiempo y encontremos al Sumo Sacerdote para interrogarlo. - Le extrañó no ver a nadie más allí, teniendo en cuenta que, en teoría, Lyra había enviado a aquel grupo de gente con el problema de las escamas hacia aquí.

Lucrecia asintió.

—La Catedral de Pelor es excesiva  —repuso—. Más propia de una gran metrópolis que de una ciudad mediana como esta. Puede que la levantaran cuando la ciudad crecía rápidamente, y que en algún momento dejara de hacerlo. La iglesia debe haber dilapidado sus riquezas con el mantenimiento.

Además, esto no parece una catedral. Estatuas de guerreros adornaban las columnas que delimitaban y sostenían el edificio. Kord era un dios de la batalla, y ese templo, sin duda, tenía el aspecto de una arena donde los hombres se mataban entre ellos. Puede que fuera de allí donde el rubio y el niño habían luchado la mañana del día anterior. Si era así, no era un lugar en el que se tuviera compasión por los perdedores. Los cultos guerreros no son populares en las ciudades, salvo que ofrezcan espectáculo a la población.

—Si alguno de vosotros es un luchador competente —dijo—, será mejor que lleve la voz cantante.

Zynna observó aquella edificación, con el ceño ligeramente fruncido. Aquel lugar parecía mucho más alguna especie de escuela de gladiadores y guerreros que un templo. Le recordó ligeramente a su aldea, a aquellos momentos en los que los guerreros más diestros de la tribu instruian a los más jovenes, sin piedad y sin descanso.

No, la piedad no era un bien muy comun entre los suyos, ni siquiera cuando de los miembros de su propia tribu se trataba. Un hombre era un hombre cuando podia demostrarlo. Y lo mismo en el caso de las mujeres. Las mujeres del norte no solo eran madres, amantes o esposas. Tambien eran guerreras, aprendian oficios, salian a cazar y, en general, hacian cualquier cosa de la que fueran capaces.

Sin embargo, cuando de diestro guerrero se trataba, y a pesar de que ella era una guerrera bastante competente, en toda su aldea solo habia un nombre: Boudiko Drogo. El fue quien salio en busca de aquel oso, quien lo destrozó con sus propias manos. El fue quien se ganó el derecho de gobernar y dirigir a la tribu, con su fuerza, su valor y su audacia. Y el era, y sería, el mejor guerrero que la tribu jamás hubiera visto.

Zynna le dedicó simplemente una mirada a su esposo, una cargada de significado. De los dos, el era la mejor alternativa, no habia duda de eso- Vamos. Drogo se encargará. - dijo, sencillamente, como si en algun tipo de conversacion mental entre ellos la pareja hubiera decidido que él era el más adecuado para aquel cometido.

Un gran hombre embutido en una armadura completa se acerca a vosotros y os hace una reverencia.

Mi nombre es Nestor, soy el sumo sacerdote de la catedral del dios Kord.

- Mi nombre es Boudiko. - Contestó, con aquel tono seco, firme y serio. se cruzó de brazos, observando al hombre con gesto serio. Tardó aun así, unos segundos en hablar. Drogo no era precisamente, el tipo de persona paciente o que le gustara andarse con rodeos. Esos eran inventos del sur.

- ¿Han desaparecido fieles de la Fe de Kord? -

Zynna observó al hombre que salio a recibirlos, muy distinto a la sacerdotisa de Pelor, desde luego. Su expresion era seria, y habia una mezcla de determinacion y fiereza en ella, propia de las gentes del norte.

Aquel hombre era un guerrero, de eso no habia duda. Y no solo su armadura lo decia. Tambien aquel tono, aquella actitud y aquel aspecto, casi tan fiero como el de ellos, hablaban por el.

Asi pues, decidio que lo mejor que podia hacer en aquel caso era dejar a Boudiko hablar, que fuera solo el quien gestionara aquella presentacion de momento. Con gente como aquel tipo la cautela era un bien preciado.

Se limitó,por lo tanto, a observar la escena, dedicando un sutil cabeceo al tipo a modo de saludo, y nada mas.

Lucrecia se mantuvo en silencio. Estaría a tiempo de intervenir más adelante, si era necesario. Pero probablemente no lo sería. El tipo grandote de la armadura completa parecía, como esperaba, de los que iban al grano.

Aunque hay formas sutiles de ayudar a la causa...

Se llevó las manos a las caderas, cerca de la empuñadura de la espada que llevaba para dar el pego, aunque ahora podía sacarla de la funda, gracias al de las trenzas rubias. Levantó la mandíbula bien alto, como una de esas guerreras orgullosas, y lanzó al sacerdote una mirada que decía: "aunque no te lo creas, puedo aplastarte el cráneo entre los muslos como si fuera una sandía madura". O una sandía sin cáscara, que por muy madura que esté, con cáscara la aplasto ni en sueños. Había heredado parte de la fuerza de su madre, pero la mayor parte se la había quedado su hermanito.

Nestor se quedó mirando con dulces ojos a Lucrecia, para después contestar a Boudiko.  Se quedó bastante sorprendido ante semejante pregunta, a la par que directa. ¡Vaya! No se anda usted con rodeos. Dijo tratando de relajar un poco el ambiente.

La verdad, no sabría decirle si han desaparecido o no. Lo que sí que puedo garantizarle es que han dejado de venir, o al menos ya no vienen muchos de ellos. Estamos tratando de montar una arena de combates para atraer a la gente a la catedral y volverlos a atraer a la fe de Kord, así como a impartir su dogma. Pero es cierto que muy poca gente se acerca por aquí, y la mayoría son extranjeros.

Esperaba que un hombre, un guerrero como el que tenía delante fuera al menos tan directo como él. Pero incluso él se vio sorprendido por su pragmatismo. La gente del Sur le parecía tan extraña y complicada...

- ¿Y ha vuelto a ver a alguno de aquellos fieles que han dejado de venir? Estamos investigando porqué algunos fieles estan abandonando sus dogmas de toda la vida. Su ayuda sería muy util. - No estaba interesado en la arena, estaba interesado en la información, y en conseguir pistas que le acercaran a los responsables. Y de paso, comparar las repseustas de aquel clérigo con las de Lyra.

Zynna fruncio el ceño, en un gesto pensativo, ante las palabras de aquel tipo- ¿Nadie les ha hablado de nada? ¿De ningun culto nuevo, de un amigo que iba a tal o a cual sitio... de alguien nuevo llegado a la ciudad...? ¿Nada? ¿Desaparecieron asi, sin mas, sin motivo aparente? - eso era lo mas extraño de todo. Normalmente, si uno abandonaba su dogma, habia un antecedente antes, algo que motivaba aquella renuncia. Uno no desaparecia de la noche a la mañana, sin motivo aparente, y se iba al templo de enfrente... o de a saber donde estuviera aquel lugar.
 

Lucrecia no reaccionó a la mirada que le devolvió el sacerdote. No era el momento de pestañear coquetamente —es más, ¿sirve de algo pestañear coquetamente? Si alguien me lo hiciera a mí, me acercaría a preguntarle si se le ha metido algo en los ojos—, sino de ser seria y profesional.

No añadió ninguna pregunta a las emitidas por la pareja. Si sabía algo y quería decirlo, no haría falta más para que les pusiera en la dirección apropiada. Aunque lo dudo... Los curas de Tormentos Cristalinos parecían hechos de una pasta diferente a los que había conocido en casa.

Un muro de piedra de casi dos metros y media de altura rodea este edificio de piedra. Los tejados están cubiertos de tejas de color sangre, y los laterales de la elevada estructura consisten en enormes pilares tallados para representar a diversos hombres y mujeres luchando, cada uno armado con un arma diferente o realizando alguna proeza de fuerza. Como si estas esculturas no bastasen para definir la función del edificio, un gigantesco disco de piedra con el símbolo de Kord pende sobre las puertas gemelas de roble de su fachada

A ver, yo tiendo a estar bastante metido en esta catedral todo el tiempo, y desde que organizamos las arenas muy pocos han sido los que han venido más de una vez a luchar. Por eso no me llega a preocupar. La gente no viene aquí a rezar todos los días, vienen en busca de consejo y ayuda, Kord está en todas partes y desde aquí lo que tratamos de hacer es ayudarles. La gente llevaba ya mucho tiempo sin venir, hace años de todo aquello, pero es cierto que en las últimas semanas se podría decir que ha habido un claro descenso. De hecho, Lyra parece ser que lo ha sufrido más, nosotros con las arenas parece que logramos sobrellevarlo un poco.

En cuanto a la gente extraña, no sabría decirte, llevamos unos días que no para de llegar gente a la ciudad, parece que en el exterior esta ciudad se hace famosa por los secretos que tienen sus gentes. La gente viene a investigar y a curiosear y no por eso sospechamos de nadie.

Desde luego que ha habido gente nueva, sucesos extraños y cosas muy raras en los últimos días, ¿que aquello tenga algo que ver con la falta de fe con la gente? No sabría decirles.

Y sinceramente, desaparecidos no creo que estén. Al menos a mi nadie me ha informado de que algo así haya ocurrido. Dijo empezando a preocuparse por todo aquel asunto.

El joven guerrero coge asiento y espera a que Nestor este disponible, haciendo un ejercicio de memoria...de que me suena...Ah!

Zynna escucho la explicacion del hombre, en silencio, hasta que termino de hablar. En todo momento mantuvo aquel semblante serio, severo, y aquella fiereza tipica del norte- Me referia a si no han vuelto a verlos por aqui. Muchas veces, aunque una persona abandone un lugar, se le vuelva a ver por la zona, o por la ciudad... O entrando a algun otro lugar, ya me entiende. Supongo que si la gente estuviera desapareciendo de la ciudad alguien se habria alertado.

Sin embargo, hubo algo en el discurso del hombre que llamo la atencion. Esa ultima frase que hablaba de "sucesos extraños"- ¿Que sucesos extraños?-comenzó a decir, con intencion de seguir preguntando.

Pero entonces, de repente, algo la interrumpio. Alguien mas bien. Un tipo con pinta de guerrero llego al lugar, tomando asiento, sin siquiera saludar. Zynna miro en primer lugar a Drogo de reojo, cabeceando ligeramente hacia el tipo, y luego a Lucrecia, repitiendo el gesto.
 

- Lo que la mujer quiere decir es si sabe donde vive o donde encontrar uno de estos parroquianos frecuentes que las últims semanas han dejado de venir a la Catedral de Kord. - Acabó por decir, más claro y conciso. Una pregunta directa, sin más problemas. Él deseaba saber algo, nada más, el resto lo veía totalmente opcional.

De nuevo, Lucrecia dejó que la pareja llevara la iniciativa. Cada respuesta de Nestor iba afirmando su convicción de que la conversación no iba a arrojar mejores resultados que la mantenida con Lyra, y que la investigación sería larga, pesada, y llena de fracasos.

—O al menos si recuerda algo que tengan en común, como la edad, el sexo, el trabajo, la condición social... —añadió a las palabras de Drogo, por si acaso—. Cualquier cosa.

Cuando Zynna le llamó la atención sobre el recién llegado, Lucrecia se quedó mirando un instante. ¿No lo había visto en la posada el día anterior? Ah, qué importa.

Pues eso digo yo, dice respondiendo a Zynna, no han desaparecido, se les sigue viendo por ahí, no se esconden que yo sepa, o no los han raptado, al menos no que yo me haya dado cuenta o que hayan llegado noticias.

Después su rostro se sorprende al darse cuenta de que aquella mujer no había escuchado nada sobre lo que había sucedido unas noches atrás: ¿Acaso no os habéis enterado de las extrañas columnas de fuego que salieron a medianoche de dos puntos completamente dispares de la ciudad? La primera vino de la Cabra de Mimbre que terminó derruida, y la segunda fue en el Salón de Anmeh, que terminó bastante mal. Contestó sorprendido.

Está también lo de los piratas orcos, lo de la criaturilla infernal del cementerio, los ruidos en el Cuervo de Plata... ¿Acaso no escuchais las noticias que pregonan en la ciudad? ¿Cuánto llevarían aquellos tipos en la ciudad? ¡Sabían demasiado para haber llegado por la mañana...!

Luego miró a Boudiko. No, no se donde viven, pero si que tengo sus nombres, quizá si os pasais por el ayuntamiento os puedan dar sus direcciones.

Balo epseró a que el clérigo dejase de hablar para sin importase de lo que hablaba decir ¿Cuando empeiza combate? le miraba fijamente, estaba aburrido de divagar por la ciudad...

Aquello, al menos, ya hacia que las cosas se vieran de otra forma. Al menos aquel tipo les habia dado un nuevo hilo del que tirar. O muchos, para ser mas exactos.

Por primera vez, alguien habia conseguido identificar a aquellos individuos, o al menos nos habia ofrecido la oportunidad de identificarlos.

Zynna miro a Drogo, seria, asintiendo lentamente, tras la sugerencia de que fueramos al alcalde. Supuso que se trataria de alguien a cargo de registrar a los habitantes, o algo por el estilo. -Si fuera tan amable... - asintio, dando a entender al tipo que por supuesto que querrían aquellos nombres.- Nos seria de gran utilidad.

Y entonces el hombre comenzó a hablar de sucesos extraños y terribles, propios de la mas horrible brujeria. Sin embargo, de todos los sucesos hubo uno que llamo especialmente mi atencion, y que hizo que mi vista se volviera de nuevo hacia Drogo, en cuanto el tipo lo nombro. Aquellas columnas de fuego. No, no las habiamos visto, o no al menos propiamente. Pero si era cierto que habiamos pasado por aquel lugar, la Cabra de Mimbre, cuando llegamos a la ciudad, el dia anterior. Y claro que recordaba perfectamente que el lugar habia sucumbido, pasto de las llamas- Vimos uno de esos lugares, pero pensamos que habria sido un fuego provocado, o un accidente. -dijo, asintiendo, con aire pensativo.

Tambien recordaba otro lugar, el cuervo de plata. Un lugar del que se marcharon nada mas entrar y del que por lo tanto, no llegaron a saber absolutamente nada.

Lo que estaba claro era que, a juzgar por todo lo que les estaba diciendo aquel tipo, aquella ciudad era un sitio maldito, eso seguro. Si no, no cabia en ninguna cabeza que en un lugar como aquel pudieran ocurrir tantas desgracias.

Iba a añadir algo mas, a preguntar algo mas sobre aquellos sucesos cuando, de repente, la mas horrenda de las criaturas aparecio, interrumpiendo aquella conversacion con una frase mal formulada. Zynna se puso inmediatamente a la defensiva, por si a aquella bestia le daba por atacarles. Habia visto a algunas criaturas similares a aquella por el norte pero hasta aquel momento no habia descubierto que tenian la capacidad de hablar, y de pensar.

Sin duda, desde que habia llegado a aquella ciudad, habia visto cosas que jamas habria imaginado.