Partida Rol por web

Me parece recordar haber contado las cinco monedas antes de entregarselas ¿acaso ya lo olvido? Apolo observa con una mirada confiada y llena de intriga, esperando que el guardia se sienta  confundido y se retire sin realizar mas investigacion al respecto.

Televad agradeció las indicaciones con un sencillo:

-Muy amable. Se lo agradezco.

Y acto seguido, el veterano paladín se adentró en la ciudad de laa que llevabaa tanti tiempo oyendo hablar mientras seguía las indicaciones.

Uy, qué ganas que le dieron al bufón de empezar a chapurrear acerca de la nula capacidad de contar que tenían los guardias de la ciudad, pero como no le habían vuelto a cobrar tasa de entrada, se mordió la lengua un ratito. Y a Apolo tampoco le recriminaría sus capacidades matemáticas, que le iba a invitar a beber algo. ¡Aaaah, qué horror verse en esa situación! En fin, ya se desquitaría más tarde.

 -Volved a contarlas por si acaso. Quizás el brillo del sol naciente os haya hecho contar cuatro en lugar de cinco. A veces pasa.

Cada vez que se sale de la ciudad hay que volver a pagar el diezmo de entrada. Y dado que usted está fuera, es porque ha salido. Así que me temo que tiene que volver a hacer el pago*. Después lanzó una mirada un tanto despectiva al bufón que parecía querer liarle también y aquello no le gustó. Engañar a la guardia de Tormentos Cristalinos no era una tarea nada sencilla.

¿Que? ¿solo por que di un paso hacia atras para acomodarme mi ropa antes de entrar? Apolo muestra indignacion en su rostro Bueno, si el reino de Tormentos esta tan necesitado del dinero, supongo que puedo compartir un poco de mi buena fortuna con ustedes, Realizar el truco dos veces me parece demasiado arriesgado y mas despues de que se monto toda esta escena, resignado saca las 5 monedas de plata y las deposita en el saco ¿puedo continuar mi camino ahora? observa con desden al guardia, mi amigo y yo tenemos una cita con un buen trago caballero

Enzo retrocedió un paso y giró la cabeza hacia un lado, empezando a silbar nerviosamente en cuanto el guardia le lanzó aquella mirada. Cabrear a los guardias le apetecía cero, que podía imaginarse perfectamente dónde podían acabar su colorida osamenta. Así que sólo le quedaba esperar a que su nuevo amigo pagara la tasa para poder irse a ahogar sus penas un ratito.

Lars asintió conforme cuando Apolo decidió pagar, pero cuando vio que pagaba 5 monedas de plata, en lugar de monedas de cobre, le devolvió el resto de dinero que le correspondía. Son de cobre, señor. Le dijo por si se había equivocado dándole las vueltas. Después de aquello se fueron al Bote del Lagarto.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señor.  Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano

El joven observaba la enorme muralla de la ciudad un poco con asombro y un poco con miedo a su propia ignorancia,nunca se hubiera imaginado que podrian existir tales construcciones, se sentia una infima Hormiga  poco reseñable en un enorme hormiguero y aquello no le gustaba, tan absorto estaba que no noto ni siquiera que en la puerta  se encontraban otra muchacha y unos guardias hasta que estos lo pararon .

Supongo que debo de hacerme con un permiso de esos si deseo residir aqui y que no me sangren cada vez que deba entrar y salir, aqui tiene-  dice el joven  dando el dinero al guardia mientras ve como con tristeza el poco dinero que lleva encima  disminuye  nada mas llegar

- Claro supongo  tambien que esta ciudad no sera un sitio econoimico para vivir, algún consejo  amables señores donde me deberia dirigir primero para buscarme un trabajo honrado y de las zonas que deberia evitar- termina por preguntar intentando sacar algo de información de manera amable

-En el cuervo de Plata hay alguien buscando aventureros. O eso he oído.-Dijo Glennis con una sonrisa, sacando su propia bolsa y poniendo el precio del pasaje en manos del guarda.

-Glennis Morain-se presentó, tendiéndole la mano-Espero que no te moleste la interrupción. Pero puesto que los dos somos recién llegados, supuse que no es mala cosa algo de ayuda mutua. Aunque seguro que este amable guarda puede darnos muchas mejores orientaciones que cualquier rumor que yo haya oído. Me precio de saber juzgar a la gente y tienen aspecto de alguien que toma su trabajo con seriedad, seguro que conocen esta ciudad como la palma de su mano. Tenía un amigo guarda que decía que conocer la ciudad era muy importante para su trabajo-Glennis dedicó al guarda su mejor sonrisa y su mirada de expectación y ligera admiración. Aquella que le decía a la gente la confianza que tenía en ella y que sólo esperaba lo mejor de ella. Una que con frecuencia conseguía que la gente hiciera lo que quería para no decepcionarla.

Gracias por la información nos es ninguna molestia, mi nombre es Dagarth - dijo estrechandole la mano a la joven- valorare gratamente todas las posibilidades  dado que como recien llegado si quiero comer no me puedo permitir desechar ningun trabajo.

Siempre hay rumores sobre evitar los puentes al anochecer, en general evitar las calles por la noche, y en particular del cementerio y de los astilleros tampoco se suele hablar muy bien. Para buscar trabajo, el mejor sitio es "Recados en Tormentos Cristalinos", ahí es donde se ofrecen la mayoría de las ofertas de trabajo de la ciudad. 

-Gracias-contestó al guarda, con una inclinación de cabeza-Yo pensaba pasarme por el Cuervo de Plata, a ver de que va la cosa. Oí algo de un gran mago traicionado por su joven aprendiz que busca aventureros para que le ayuden y ha dejado las instrucciones a Hoskin en el Cuervo de Plata. Si estás interesado, podemos ir juntos.-Le dijo a Dagarth-Además, algunos magos pueden ser un poco irritantes en sus opiniones sobre los hechiceros como yo. "Oh, nosotros somos los más listos y los más sabios. Sólo puedes hacer magia si te pasas treinta años encerrado en una torre, sin ver a nadie y leyendo cuarenta libros mohosos al día. Todo lo demás son trucos de salón"-Añadió, con un encogimiento de hombros y riéndose ligeramente de su propia imitación.-Siempre viene bien ir acompañada, si tienes que tratar con alguno así.

Chasqueó los dedos de repente y señaló al guarda, como si se hubiera percatatado de alguna cosa.

-Oh, dijiste algo sobre una tarjeta de residentes, ¿verdad? ¿Cómo se consigue una de esas? Pensaba pasar una temporada por aquí, y supongo que en algún momento tendré que conseguir una, si no quiero que me disminuya la bolsa cada vez que entre y salga de la ciudad.

Perfecto, guiame al cuervo de plata entonces, ayudare en lo que pueda- afirmo el muchacho con una pequeña mueca de sonrisa despues de escuchar las descripciones de Glennis

- muchas gracias visitare recados en tormentos Cristalinos cuando pueda tambien y intentare conseguir la tarjeta de residencia lo antes posible en cuanto nos indiquen donde- termino por decir con educación al guardia, tras la apropiada pregunta de donde podrian conseguir tal pase

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señor.  Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano

Nathye se encontraba algo cansado del viaje. Los últimos días de marcha había forzado el paso para poder llegar lo antes posible por la mañana. Cuando al fin pudo vislumbrar las imponentes murallas de la ciudad, tuvo claro que había merecido la pena.

Saludó con un ademán de la cabeza a los guardias que custodiaban la entrada antes de que uno de ellos se acercara. Las palabras “tan solo” resonaron en su mente. Para su escaso presupuesto, aquellas piezas de plata son un gran gasto imprevisto.

- Buen día a vos también. Por supuesto. - respondió mientras rebuscaba en su ya casi vacía bolsa. Suspiró pesadamente antes de entregarlas al guardia. - Me temo que es la primera vez que tengo el honor de venir a esta ciudad, ¿podríais indicarme el lugar dónde uno podría ganar unas monedas o un trabajo honrado?

Era lógico pensar que el guarda no indicaría el lugar para obtener trabajos menos limpios por muy lucrativos que fueran pero, al menos, sería un buen lugar donde empezar a buscar.

Una nueva ciudad. Un nuevo trozo del mundo que descubrir. No era un motivo feliz el que la llevaba hasta allí, ni llegaba en su mejor momento, pero aun así no pudo evitar quedarse un momento observando la entrada con cierta emoción. Imaginando ya las historias que debían esconderse tras esos muros. Por delicada que fuese su situación, le había brindado la posibilidad de poner una pieza más en el rompecabezas del mundo. 

No era la única recién llegada ese día. La reputación de Tormentos Cristalinos atraía a muchos viajeros. Sus ojos se detuvieron en dos personas que llamaban su atención. Una mujer rubia, corpulenta y con la piel tatuada, y un hombre embutido en armadura de cuero, que se le había adelantado mientras ella se detenía a contemplar las puertas de la ciudad.

En aquel momento vestía una capa de viaje bastante gruesa, que llevaba abotonada para protegerse del frío, y que no dejaba ver su ropa. La capucha de la capa le cubría la cabeza, y a la espalda se veía que cargaba al menos una espada y un Laud.

Se acercó a aquel hombre y al guardia mientras tomaba cinco monedas de cobre.

-Buenos días, caballeros. Confío en que no consideren maleducada mi interrupción – se acercó a ambos, quitándose la capucha en el proceso. Dejó a la vista un rostro de delicado, unos ojos verdes, un cabello rojo como el fuego y una cálida sonrisa – Si me permiten que me presente, mi nombre es Gaëlle, y estoy también interesada en obtener información sobre la ciudad. La respuesta que busca el caballero me interesa también – indicó con la mirada a Nathye – Aunque lo primero que busco es un lugar seguro donde descansar, y quizá un escenario sobre el que actuar. ¿Hay alguna posada que recomendaría a una juglaresa recién llegada? – preguntó mientras al tiempo que le entregaba las 5 monedas al guardia. Mientras hablaba le miraba a los ojos y sonreía. 

-¡Estupendo! Sabía que encontraría buena compañía en esta ciudad. Pues al Cuervo de Plata. -dijo la hechicera.-Y esperemos que la recompensa sea adecuada. Hay muchas cosas que quiero aprender en Tormentos Cristalinos, y algunas de ellas requieren una cantidad considerable de dinero. Aunque conociendo a los magos y sus asuntos, una parte de esa recompensa probablemente tendremos que reservarla para curarnos de quemaduras de ácido o de las atenciones que nos dedique el último bicho raro que hayan creado.-Terminó, sacudiendo la cabeza con desaprobación.

Luego de una larga caminata entre las montañas y bosques, al fin estaba ahí, la ciudad amurallada de Tormentos Cristalinos, a medida que mis pasos se acercaban, otras personas se unían al camino que conduce a la gran puerta; un hombre nos corta el paso al llegar a dichas puertas, nos pide una cuota de ingreso, tuerzo la boca al pesar que no llevaba ni un solo trozo de metal conmigo, no era posible que llegara hasta este punto y no pudiera entrar a la ciudad. Primero un hombre busca en su bolsa y entrega lo solicitado, luego se le une una mujer de cabello rojo como el fuego.

-Perdonar, yo no tener metal redondo- suspiro esperando que alguno de los desconocidos me prestara algo de dinero, -poder prestar a Uh-Krag algo de metal, a cambio ayudar en cualquier asunto, cuando tener metal, Uh-Krag devolver- paso la mirada entre los presentes a la espera de alguna respuesta.

El guardia contestó a la primera pregunta que Glennis le hizo:

- Si quieres saber más sobre la tarjeta, pregunta en el ayuntamiento. Ahí te explicarán todo lo que necesitas saber. 

Después Glennis y Dagarth hicieron el amago de pagar, pero no llegaron a ello. Antes de entrar necesito que abonéis la tasa*. 

Después Nathye le entregó 5 piezas de plata y sonrió: ¡Creo que me ha entendido mal! Dijo devolviéndo el cambio, tan solo tenía que pagar 5 piezas de cobre, no de plata. Así que le hizo entrega de 4 de las monedas y 5 de cobre.

El mejor lugar para encontrar trabajo supongo que será Recados en Tormentos Cristalinos, ahí es donde se ofertan todas las propuestas de trabajo. Y en cuanto a la posada más segura, esa es sin duda El Cuervo de Plata.