Partida Rol por web

Gaëlle tenía ya las monedas en la mano, preparadas para entregarselas al guarda cuando la mujer de los tatuajes azules dijo que no tenía para pagar la tasa. Por su forma de hablar estaba claro que venía de lejos. 

Con un suave gesto, tomó del brazo a Uh-Krag para acercarla a ella. Ambas eran casi igual de altas, aunque la guerrera parecía más corpulenta. 

-No se preocupe, yo cubriré la tasa - sonrió - Parece que hayas tenido un largo viaje. No sería justo que tuvieras que quedarte aquí a la intemperie. 

Antes de pagar, volvió a rebuscar en su bolsita, cambiando las cinco monedas de cobre por una de plata. 

-Tenga, caballero, mi entrada y la de la dama*.

Dio un paso atrás para volver junto a Uh-Krag. 

-No hace falta que me lo devuelvas. Puedes invitarme a una copa de vino cuando tengas algo de dinero - aquello era más una broma que una petición seria, ni siquiera sabía si tras cruzar las puertas volverían a verse - Voy hacia la posada que ha mencionado,  El Cuerpo de Plata, necesito comer algo. Si quieres, puedes acompañarme. Podemos compartir un desayuno. 

oh si como no-el joven entrego las monedas al guardia,dado que habia recibido todo la información que podia esperar- el ayuntamiento dice pues perfecto .

-¡Estupendo! Sabía que encontraría buena compañía en esta ciudad. Pues al Cuervo de Plata. -dijo la hechicera.-Y esperemos que la recompensa sea adecuada. Hay muchas cosas que quiero aprender en Tormentos Cristalinos, y algunas de ellas requieren una cantidad considerable de dinero. Aunque conociendo a los magos y sus asuntos, una parte de esa recompensa probablemente tendremos que reservarla para curarnos de quemaduras de ácido o de las atenciones que nos dedique el último bicho raro que hayan creado.-Terminó, sacudiendo la cabeza con desaprobación.
 

 
No estoy muy  acostumbrado a la magia ni a sus consecuencias, pero espero llegar al final del dia  con mas dinero que con el que empece y todas mis extremidades, puede que el riesgo sea un poco alto pero el pago si es bueno siempre animara - contesto a la joven mientras mas gente llegaba a la puerta a pagar

-Lo siento, estaba distraída con la conversación y los planes-Se disculpó Glennis, depositando, ahora si, las monedas en manos del guarda, y dedicando un saludo a los recién llegados que también estaban buscando entrada a la ciudad.

-Bien, esperemos que así sea. -Le dijo a Dagarth-Aunque ya sabes como son las cosas en esta clase de trabajos. A veces consigues suficiente para vivir cómodamente varios meses por unas horas de trabajo que no es tan dificil. Pero también hay quien omite algunos "detallitos" importantes para poder ofrecer una recompensa mucho más baja. Y te encuentras peleando con muertos vivientes cuando se suponía que sólo tenías que limpiar un sótano de ratas. O bueno, -reflexionó, echándole un nuevo vistazo-puede que no lo sepas- Glennis por los caminos llevaba desde que era una adolescente, dedicándose a toda clase de trabajo que pudiera encontrar. Pero por lo que ella sabía, su nuevo amigo podía haberse dedicado toda su vida a la plantación del acebuche y ser esta la primera vez que salía de su casa. Le dedicó una sonrisa-Tendrás que contarme tu experiencia profesional cuando vayamos a ponernos a hacer lo que sea que nos pidan.

Uh-Krag sonrió al ver que la dama del cabello de fuego había hecho un gesto desinteresado que le permitía de esta manera entrar a la ciudad, -Uh-Krag agradecer, yo ayudar a tu en lo que necesites, en adelante Hacha de Uh-Krag pertenecer a ti- dice la joven bárbara con emoción, al menos no se quedaría buscando la forma de entrar y ya no estaría sola en su avanzada. Mientras la mujer caminaba hacia el interior de la ciudad atravesando aquel pasillo entre las murallas, ponía atención a lo que venían comentando los otros viajeros, estaban hablando de magia, algo que Uh-Krag por obvias razones no comprendía.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señor.  Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano

Sonriendo y aliviado por su propio error, Nathye recogió las monedas sobrantes que el guardia le tendía. Aquel parecía un precio sustancialmente más adecuado. Al parecer, el cansancio del camino le había pasado más factura al viajero del que había pensado en primera estancia.

- ¡Oh! Gracias por la vuelta. - respondió a su interlocutor realmente agradecido. - Y también por las indicaciones.

Incluso con el peaje reducido, Nathye notaba su bolsa vacía en exceso y no quería comprometer su estancia en una posada si no  era, al menos, con un trabajo apalabrado de antemano. Sin más tiempo que perder, se despidió del amable guardia con un asentimiento de cabeza y partió hacia la zona de recados de la propia ciudad.

Mag'har estaba cansado. Su buen humor habitual había sido reemplazado por una hosquedad producto del hambre y de la dureza del camino. De su espalda colgaba su clava de guerra, repiqueteando contra la cadera del semiorco a cada pesado paso que daba. Ver Tormentos Cristalinos fue un subidón de adrenalina para él.

Hace tiempo ya que el pobretón había conseguido un trabajo. No terminó bien para nadie: ni para los matones que golpeó, ni para el sujeto que le contrató, pues primero le clavaron una flecha en una nalga en plena reyerta, y luego Mag'har le pegó un par de palazos porque no quiso pagarle. Aunque viéndolo así, sí había salido medianamente bien para él.

Pero tras dos semanas sin otro trabajo, empezaba a quedarse sin pasta. Le rugió el estómago justo detrás del sujeto de la ballesta. Estuvo a punto de empujarlo para que se apresurase, pero completó el trámite burocrático de desembolsar su pago de entrada, y se largó. Mag'har no pensaba tardarse más. Miró al soldado con cara de póquer, y le puso las 5 pc en la mano.

Corrió dentro, dispuesto a hacer lo que sea por conseguir un trabajo antes de conseguir techo, porque un techo también costaba dinero. Su plan B era dormir en la calle, pero con el estómago vacío.

Llegais hasta el muro de entrada donde podéis ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados.

- Que pensáis, esperamos que abran o les pedimos que nos dejen salir, no creo que cobren por salir. Aunque visto lo visto, yo prefiero que esperemos un poco.

Si cobraban por entrar puede que fueran tan avariciosos como para sacar algo más, aparete les volverían a cobrar por entrar...

Emily miró a su compañera quien decía estar agotada... Se dirigió a una esquina e invitó a Das a tumbarse sobre sus rodillas preparando unas de sus mudas de viaje para cubrirle ligeramente.

- podríamos descansar un rato. Será bueno para Xaz

Era posible que se despertara un poco cansada, pero si acomodaba bien a Xaz valdría la pena. Utilizó su conjuro de buenas hayas y las repartió entre el grupo, un leve tentempié agradable antes de dormir siempre eran de agradecer.

-Está bien. Es muy caro dormir en las tabernas, ya lo he preguntado y es peligroso dormir en la calle, por no hablar de que por hacerlo estoy tan cansada, asi que no serviria de nada. Supongo que tendre que apechugar y seguir adelante hasta que acabemos la mision y podamos quedarnos en el Erizo.

Las puertas permanecían de nuevo cerradas. Nathye esperaba que no hubieran llegado demasiado tarde y se negaran a abrirlas. El guerrero asintió ante las palabras de Xaz.

- Mi bolsa tampoco anda demasiado llena. - respondió a la cultista. - Creo que como has dicho, lo mejor será forzar la marcha y terminar cuanto antes. No te preocupes, te cubriremos allá fuera.

A continuación, se giró hacia los guardias que custodiaban la entrada y caminó con paso tranquilo.

- Espero que no cobren por salir. Sería un verdadero robo. - susurró a Alvan mientras alcanzaba la entrada. - Buenas tardes, caballeros. A mi grupo y a mí nos gustaría abandonar la ciudad. Si fueran tan amables de abrir las puertas, quedaríamos muy agradecidos.

Lars se giró en cuanto escuchó las palabras de Nathye y abrió las puertas para dejarles pasar. Adelante, espero que vuestra estancia en Tormentos Cristalinos haya sido de vuestro agrado, y recordad que al anochecer las puertas se cerrarán para no volverse a abrir hasta el alba. Así que si queréis descansar aquí, llegad antes de que se haga tarde. Buenas tardes. Concluyó avisándoles de las condiciones.

- Bien pues ya hemos salido, como nos quieran cobrar otra vez al entrar me quedo sin blanca ¿alguno se guía bien sobre el terreno? No nos vayamos ha meter en alguna madriguera o cosa así. - comento Alvan tras salir por la puerta y poner rumbo a su destino.

Emily llevaba el frasco del tabernero, localizar el punto de obtención de la resina no debería ser tan difícil. Llegar tomar la resina y volver.

La oferta de descansar sobre su regazo fue rechazada, y las puertas se abrirán para ellos.

Se acercó al primer matorral cercano y utilizó su don de buenas bayas, para que en la noche tuvieran algo que comenr.

Xaz trató de ayudar a orientarse para saber hacia donde iban.

Emprendiendo el camino tras los pasos de la sanadora, Nathye aceptó la baya que le tendía sorprendido por el gesto. Tenía en mente aún las indicaciones del posadero pero no confiaba demasiado en sus capacidades para orientarse. Aún así, siempre estaba dispuesto a ayudar al guía en cualquier menester que necesitara.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señor.  Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Filos sacó las 5pc sin protestar, ansioso por llegar ya adentro de la ciudad.

-¿Dónde vamos a ir a reclutar? No va a ser fácil encontrar voluntarios para luchar contra un dragón.

- No vamos a decir que hay un dragón, Filos.- Dijo esperando que Cástor entrara por el aro en la argucia.- Si no un asunto de trasgos. No mentimos, ¿verdad? A nosotros nos hicieron lo mismo.- Sólo necesitaban escudos humanos para ponerlos al frente y ellos poder conjurar desde la comodidad de una segunda fila.