Partida Rol por web

El rostro de pocos amigos del posadero espantada mas que el de la misma arpía. Pero bueno, a Zarus tampoco le hubiera gustado que le vinieran a despertar a esta hora, con el pretexto de andar por ahí en el bosque.

Por otro lado, los otros miembros del grupo, al parecer, ya se encontraban descansando, lo cual era un alivio, si mañana iban a enfrentar a los bandidos, se necesitaría de toda la ayuda posible.

El escuchar el ofrecimiento de Lucrencia hizo sentir a Zarus un poco incómodo, pero aceptó mas por amabilidad, que por otra cosa. -Bien... a descansar. Ya habrá tiempo para ajustar cuentas.- atinó a decir como últimas palabras y con una leve sonrisa en el rostro, para ponerse, luego, a buscar un espacio donde dormir.

Usando de almohada su mochila, Lazarus se acomodó como pudo. Tenía la certeza de que la mañana traería muchas cosas buenas. Se sentía afortunados por conocer y enfrentar a una criatura tan temible y salir ileso, la suerte le sonreía.

Dándole una última mirada a la escama que había conseguido de la arpía, el joven aventurero se quedó contemplandola en contraste con el techo de la posada. Sin poder evitarlo, el recuerdo de Layla volvió a invadir su corazón -Es una lástima no poder compartir contigo esto.- y luego de un suspiro, dejó ese pensamiento atrás, para darle paso al descanso. Guardó la escama y puso su arco y flechas cercas, acomodandolas en un rincón entre él y la pared.

Cuando Lucrecia abrió, giró el rostro para apartar la mirada de la luz del sol que entraba por las contraventanas, y se permitió disfrutar unos instantes de los vestigios del reposo que se iban desprendiendo poquito a poco de las paredes de su mente como una vieja capa de pintura a la intemperie. Solo al sentirse plenamente despierta, se permitió girar de nuevo el rostro para omprobar que el sol todavía estaba cerca del horizonte. No habían perdido mucho tiempo, a pesar de la larga noche.

Se sentó y se frotó los ojos legañosos, agradeciendo a los hados la ausencia de sueños. Tras el mal trago con la arpía, era milagroso haberse dormido de inmediato, y pasar la noche sin pesadillas. No era fácil, sin embargo, reconciliar la existencia con el horror de una criatura como aquella, capaz de anular la voluntad de alguien como ella para... ¿para devorarme?, se preguntó. Incluso cuando ella dominaba habilidades similares a las de ese monstruo, los contextos eran absolutamente diferentes. Para ella originalmente había sido poco más que un juego, y se había convertido en una herramienta para abrirse camino en la sociedad. Para la arpía, era el mecanismo que la naturaleza le había provisto para sobrevivir. y eso merecía escalofríos, nudos en la garganta y bocas secas.

Y en lugar de pensar en eso, se dijo, piensa en lo que vamos a hacer hoy. Porque hoy, cielo, es el día, ¡tiene que serlo! Miró a su alrededor. Los demás seguían dormidos, y los hermanos, el hechicero y la mediana no se encontraban presentes. O seguían dormidos, o estaban en otra parte.

Posadero... Audo, ¿verdad? llamó la atención del hombretón. ¿No han despertado todavía nuestros compañeros?

Después, se levantó, se arregló las ropas, arrugó la nariz y sintió la sangre subiéndole al rostro al conprobar que empezaban a oler, y llamó la atención de los demás.

Arriba, dormilones, arriba, los invocó, dando palmadas. Sé que estáis cansados, pero con las espaldas pegadas al suelo y los ojos cerrados no vamos a encontrar a esos ladrones.

Raellia se desperezó en el hueco que había podido encontrar en el suelo de la posada. No podía decirse que fuera la noche más cómoda de su vida, pero desde luego estaba lejos de ser una de las peores. Y de esas había tenido unas cuantas últimamente. Durante los primeros y agradables segundos de tránsito entre el mundo de los sueños y la realidad, no fue consciente de aquello, ni de los ladrones, la arpía, ni de nada. 

Pero poco a poco fue volviendo a la realidad, abandonando a pasos agigantados la comodidad de la ignorancia. Las palabras de Lucrecia ayudaron a recordar todo lo que tenían pendiente, y asintió pesadamente, aún algo amodorrada, antes de empezar a prepararse para la jornada que tenían por delante. Ya estaba totalmente recuperada de sus heridas, o como mucho poco debía faltarle, y se sentía pletórica y llena de energía. 

Sí, hoy iba a ser un buen día. Hoy triunfarían. 

Elianne estaba soñando con aquel caballero que había conocido en su primer día en la ciudad. ¿Aramis? ¿Artemis? Ya había olvidado su nombre, pero estaban teniendo esa cena que nunca habían llegado a concretar. Estaban teniendo una charla muy tranquila y agradable, pero de repente el tipo dejó de hablar y comenzó a aplaudir. Desconcertada, Elianne parpadeó incrédula, pero al abrir los ojos vio el techo de la posada. Los aplausos sin embargo, no se habían detenido. Era Lucrecia, intentando despertarlos.

—NNngghh—intentó articular Elianne. Noche dura, dormir en el suelo después de la última aventura no le había sentado bien.—Buenos...—bostezó—días ¿Durmieron bien?— aunque es cierto que el piso no había sido generoso con su espalda, Elianne se sentía levemente diferente. Una ligera sensación hormigueante le recorría la piel, y aunque aún tarada, sentía la mente más despejada, además de un leve aroma a ozono. ¿Magia? era muy sutil, pero creía poder apoderarse de una porción apenas un poco más grande que de costumbre. 

La joven se incorporó. Tenía el pelo hecho una maraña.

—¿Alguno sabe la hora?— preguntó adormilada. Un poco de luz solar se filtraba por una rendija. Era mejor que ayer, por lo menos el día iba a estar despejado.

Sanya se levantó tanteándose las costillas. Aún sentía el dolor de la pelea pero parecía que estaba un poco mejor. La enana se levantó y se vistió, dispuesta a reunirse con el resto cuando despertaran. A la única que vió despierta fue aquella humana tan bonita, Elianne.

-Buenos días -saludó. No, ni idea.

Namarra fue la siguiente y sonrió, más tranquila, al reconocer a sus compañeros, la mediana saludó, emocionada.

-Buenass! Me alegro de que volvierais sanos y salvos! Estábamos preocupados por vosotros. Ya hemos vendido las cosas y tenemos para repartir.

El Kraken también se levantó y aquello liberó una gran área del suelo de la posada. Al ver a la mediana, el gigantón asintió, pensativo.

El KRAKEN SE ALEGRA DE VEROS A TODOS CON VIDA! QUIZÁS LOS DIOSES SEAN HOY MÁS BONDADOSOS CON NOSOTROS!!

¿Dinero? ¿Ganancias? El día realmente estaba comenzando bien. Iba a tener que saldar sus deudas con quienes ya habían pagado hospedaje, pero era mucho mejor que no tener nada en los bolsillos.

—Buenas— saludó, un poco más despierta, a Namarra.—¿En serio?—preguntó con entusiasmo. No solo había encontrado dinero, sino que había encontrado gente lo suficientemente honesta como para estar dispuesta a compartir la parte que les correspondía.— Por lo menos han podido sacar provecho al día de ayer. Nosotros no encontramos a los bandidos, pero si a la harpía— agregó con una mueca— el monstruo se escapó, pero no le fue gratis— afirmó con gesto orgulloso. Elianne no se creía buena tiradora, pero sin duda había tenido suerte. —¿Dónde está el resto? ¿Siguen durmiendo?— le preguntó a la mediana

La joven se levantó del suelo y comenzó a enrollar su petate y ordenar sus pertenencias, mientras trataba de adivinar mentalmente en qué consistiría el desayuno.

La primer noche, Sanya pagó 5 piezas de oro para las 10 personas que eramos (nosotros, los hermanos y Vand, que ya no está con nosotros).

50pp entre 10 personas llegan a ser 5pp cada una.

Al kraken, Raellia, Zarus y a mi nos ha pagado la noche Lucrecia.
Ha pagado 2 po.

20pp entre 5 son otras 4pp. Aunque el precio eran de 3pp y el "extra" ha sido porque yo he querido endulzar a Audo. Podría habernos salido a pagar menos pero la vida es asi

Los hermanos acabaron hechos polvo anoche. Tuvimos que luchar en el camino a Tormentos. Diría que dormirán toda la mañana.

Así que, la harpía, eh? Debió ser algo digno de verse!

Aquello eran unas noticias maravillosas. Iba a poder saldar la deuda contraída, además de mantenerse durante unos días si seguía sin tener suerte. Durante un momento pensó en compensar de más a aquellas personas que habían sido amables con ella, pero finalmente descartó la idea. No podía permitírselo sin arriesgarse a tener que volver a solicitar su generosidad. Cuando atraparan a aquellos bandidos habría tiempo de sobra para eso.

-Por fin voy a poder pagaros-dijo algo cortada, rascándose con timidez la nuca-¿sería posible recibir una de las monedas de oro en piezas de plata? Creo que debo 9 piezas de plata en total, y no tengo cambio para pagarlo.

Zarus despertó, sin mucha prisa, al escuchar la voz de Lucrencia. Abrió los ojos y los dejó centrados en el techo. -Bien. ya es hora de ponerse en marcha.- se dice así mismo, dedicandose al final una sonrisa.

Lazarus se puso en pie y luego escucho las nuevas buenas -Pues crucemos cuentas y ya esta. No tengo problema en poner un poco mas, si es necesario.- 

-Qué hay que hacer acá para darse un baño? Lo de anoche me ha hecho sudar en frío jeje. Pero tengo mi premio.- dice mientras muestra a todos su escama de Arpia. Lo que era seguro es que aquella criatura recordaría la noche anterior durante un largo tiempo. El día en que su cena por poco la mata.

-Pues bien... Alguna buena idea para encontrar a los bandidos. El bosque es mas grande de los que parece.- dice con cierta pesadez. No quería dar palos de ciego.

Namarra apareció en el salón, con la bolsa llena pero, extrañamente, sola. Nada dijo sobre los hermanos o el hechicero, pero si se habían marchado durante la noche, el posadero lo sabría probablemente.

Hizo las cuentas mentalmente, pero se quedó callada, esperando que los demás se pusieran de acuerdo. Unas monedas de más o de menos no iban a suponer la diferencia cuando tuviera oro a espuertas. Que en aquel momento estuviera cercana a la pobreza era algo trivial. Ella estaba convencida de que no a podía alcanzar la riqueza mostrándose como un usurero avariento. Había que seducir y conquistar a la fortuna con osadía, no tratar de mantenerla encerrada en un baúl bajo tres cerraduras y media docena de trampas.

El mismo plan de ayer, querido, replicó a Zarus. Seguir recorriendo el bosque hasta encontrarlos. Al menos, ayer encontramos el lugar de paso; podemos partir de allí. Y la arpía debería estar lo bastante malherida como para no incordiarnos. 

Puede que incluso se toparan con la guarida de la arpía, aunque Lucrecia no estaba seguro de si eso sería afortunado o desafortunado. No tenía ninguna gana de volver a escuchar esa música. 

Sanya se llevó el dinero a la bolsa de cinto.

-Estamos en paz.

Los hermanos por los que preguntas. Le dijo a Lucrecia. Me pidieron que os dijeran que habían oído rumores sobre sus padres y que habían tenido que ausentarse. No sé cuándo volverán, pero me pidieron que os dijera que marcharais sin ellos y que si debíais encontraros solo sería porque un tal "Ilmater" lo decidiese. Audo preparó el breve desayuno que les dijo la semana pasada mientras escuchaba la conversación que tenían delante de él. 

Rumores, se dijo Lucrecia, en mitad de la noche, aquí. No es que fuera imposible. Puente Brandon estaba cerca de la ciudad, y no serían pocos los mercaderes y viajeros que se veían obligados a alojarse por no alcanzar Tormentos antes del anochecer. Habían tenido que dormir en el suelo porque la posada estaba completa, al fin y al cabo. Aun así, le parecía más probable que Anduyn hubiera tenido un sueño corriente, y lo hubiera tomado por revelación divina. 

Lavarse era buena idea, pero podía esperar. Habían pasado toda la noche tirados juntos, no había aromas íntimos que pudiera ocultar a esas alturas. Llenarse la barriga era prioritario, así que tomó asiento y empezó a desayunar.

¿Habéis terminado de hacer cuentas? preguntó a sus compañeras. Comed algo. El bosque bulle de depredadores, y no les gustan las chicas demasiado delgadas. 

El Kraken rió a carcajadas.

EL KRAKEN PIENSA QUE TODOS ESTAIS DEMASIADOS ESMIRRIADOS!!!HAHAHAHAHA!!! PODRIA LEVANTAROS A TRES DE VOSOTROS EN UNA PRESA SAMARTANA SIN PROBLEMAS!! UNA VEZ LO HICE CON DOS LUCHADORES DE AGUAS PROFUNDAS, EL "ESCARABAJO VOLADOR" Y "EL DEMONIO DE CANDLEKEEP"!

MESONERO! MARCHANDO UN DESAYUNO!!

Sanya se tapó los oidos para no quedarse sorda ante el gigantón pero se sentó también y levantó un dedo como seña para que la sirvieran a ella también.

Yo, la verdad es que desayunaré con vosotros pero creo que me volveré a la ciudad. Esto de andar por los bosques no es mi especialidad. Me muevo más a gusto entre callejuelas oscuras y antros de mala muerte. Vine porque me convencieron los hermanos pero si ya no están, no os ofendais pero no os conozco.

Elianne tomó sus monedas, las contó y luego comenzó a saldar deudas. Aunque había perdido una moneda de oro entera en el proceso, había salido ganando y por bastante. Había algo de relajante de sentir un peso leve en los bolsillos.

Ya con eso en orden, ella si prefirió bañarse antes de desayunar. Podía llevarse un pedazo de la comida caminando para mordisquear por la calle, pero lo agradable del agua caliente solo iba a poder tenerlo ahí.
Aún desde la privacidad del baño El Kraken sonaba como si estuviera apenas a un par de pasos.

Para cuando terminó de lavarse y volvió a la mesa Namarra estaba despidiendose.

—Has vuelto con el oro, que ya es bastante. Si quieres irte, no hay rencores. Ojalá tengas suerte en la ciudad, a mi no me resultó muy amable— Elianne hechó una mirada a Audo, y luego recordó su enfrentamiento con los hobgoblins, y con la arpía. En realidad, salvo por este pequeño grupo de ya-no-tan-extraños, nada le había resultado muy amable en Tormentos ni en sus alrededores—Yo si voy a continuar dando caza a los ladrones, si el resto sigue interesado. Es más, podemos continuar por donde lo habíamos dejado. He ido marcando las cortezas de los árboles, asique deberíamos poder volver a trazar buena parte del camino de ayer.

Al fin... Al fin saldaba sus deudas, y volvía a tener algo de dinero en la bolsa. La muchacha casi habría llorado de agradecimiento de no ser porque aquello habría supuesto morirse de vergüenza allí mismo. Se habían acabado las malas noches rondando en busca de donde caerse muerta, aquella mala racha que empezó en los pantanos con sus amigos víctima de la cocatriz... Tras saldar sus deudas decidió unirse también a aquel desayuno, pues les esperaba una larga jornada de búsqueda.

Sonrió, aunque con una ligera mueca por la cercanía del grito, ante las palabras del Kraken.

-Vaya, debió ser algo digno de verse, sin duda-dijo con alegría, esperando el desayuno. Elianne fue a lavarse, algo que consideró ella misma, pero finalmente descartó. Aún no estaba tan segura económicamente hablando como para permitirse una demora que les hiciera perder a los bandidos otro día. 

Finalmente, cuando la mujer que les trajo el dinero dijo que les abandonaba, la paladín entristeció un poco su gesto.

-Lamento mucho que quieras marcharte, aunque no te culpo por ello. En todo caso, cuentas con mi agradecimiento por habernos traído el pago, y te deseo buena suerte en tu viaje.