Partida Rol por web

Thorgüs trata de examinar a Darko en busca de algo que le indique que sigue siendo dueño de si mismo.

El ruido de pisadas y el crujido de las ramas al pisarlas fue bastante claro para la mayoría. Algo o alguien andaba por ahí y parecía dispuesto a atacar. ¡Tenían que estar preparados para lo que sería el primer combate de muchos!

Con su único ojo sano, Dagmar siguió los movimientos entre la maleza, la espada preparada para recibir a las criaturas que se aproximaban.

Kalicalwe también estaba en primera fila y se percató de lo que se les echaba encima, se preparó para recibirlos con las armas a punto para sesgar vidas.

Barrabás ya tenía su arma en ristre, no le importaba en absoluto lo que apareciera entre esos árboles, de hecho, cuanto más grande mucho y más fiero mucho mejor. Con ambas manos se encorvó hacia adelante, con la ingenua pretensión de contra-cargar aquello que apareciera.... el muy animal

Moris miró en una dirección particular y, sin decir nada, señaló.

Convencido de que, por allí, vendrían las bestias.

Con el nervio atacado Phenios no fue capaz de discernir por dónde podían venir y miró en todas direcciones, completamente perdido.

    Finalmente Socar pudo advertir la presencia de sus enemigos "Glorioso" pensó para sus adentros, en verdad aquellas bestias no eran la mejor idea para un combate memorable pero al menos podría blandir su maza a gusto a diferencia de en las ocasiones anteriores. Fijó el escudo para levantar su guardia cerrando el puño en torno al mango de su arma listo para luchar.

Zila asintió a Kenshi, y desde luego que no podía estar más de acuerdo en aquello de que el lobo andase por delante de ella. Si se volvía loco sería más fácil verlo venir, y durante el tiempo que el animal había estado por detrás los pelillos de la nuca de la muchacha se habían mantenido erizados.

De pronto el grupo se detuvo, parecía que el primer baile de muerte iba a llegar. Los combatientes de cuerpo a cuerpo se pusieron a la primera fila, en el frente del grupo por orden de Socar.

Cómo no

Pensó para sus adentros. Ella, por su parte procuró quedar por el centro, ¿acaso no había pensado nadie más que les podrían estar rodeando? Las bestias del bosque saben ser muy silenciosas, les va la comida en ello. Si atacaban a los arqueros por la espalda quedarían vendidos. 

Zila sacó su arco y preparó ya su primera flecha, no iba a ofrecer más tiempo al enemigo que el que ella no pudiese evitar. Achinó los ojos y puso toda su atención en tener todos sus sentidos bien despiertos.

Vamos, asoma esa cabecita, las costillas también me servirían, venga...

Era la primera batalla que iba a tener desde que llegó a la ciudad. Sin incluir que esta vez no trataba de salir de caza, sino que ellos podrían ser los cazados.

Intentaba mirar por donde podrían venir pero no veía ningún rastro del enemigo. - La primera pelea y los nervios me juegan una mala pasada. - Pensó Khensi maldiciendo su situación actual.

Se sorprendió de que Zila también empezase atacando con arco y se acercó a ella colocándose en el interior del grupo. En realidad desconocía que estilo de lucha usaba ella ni que armas sabía manejar. - Suerte preciosa, y no dejes que te pongan una garra encima. -

Thorgüs avisado por sus compañeros pudo al fin discernir por donde se aproximaba el sonido, cimitarra en mano espero a ver que se les venía encima. Quizá solo fueran animales asustados, o eso esperaba. Darko parecía no comportarse de forma extraña, al menos de momento. Sería bueno que no pudiera meterse en la cabeza de su amigo. De ser así los enemigos del lobo también estarían entre sus filas.

Te tiro un saber naturaleza por si hay algún sitio cerca donde poder luchar en un sitio mas abierto que en el que estamos.

Un par de osos negros como los que Thorgus y Socar habían visto la noche anterior cargaban contra el grupo. Por suerte, Zila y Moris los vieron a tiempo y lograron reaccionar para frenar el golpe. De aquelos animales sabían que eran omnívoros y que no solían resultar peligrosos a menos que se amenazase su cubil o su comida. Pero claro, todos sabían lo que estaba pasando en el bosque...

Moris quiso ayudar de inmediato y se lanzó a distraer al oso con su daga.

El oso no parecía muy convencido.

Y puede que Zila no obtuviese nada de provecho de la acción del karuth.

Kenshi regresó a su lado y Zila le sonrió de medio lado achinando los ojos ligeramente ante su comentario.  Era muy consciente de que no estaban en una situación como para ponerse a hacer bromas, pero deseaba responderle algo ingenioso, retarle de algún modo. Sin embargo, cuando estaba a punto de hablar vio como algo se movía detrás de los árboles.

-¡ALLÍ!¡¡OSOS!!- gritó mientras apuntaba con la flecha ya presta en su arco par salir silbando. Moris saltó en dirección al enorme animal con una daga en la mano, ¿estaba loco? ¿o tal vez ella lo había subestimado creyendo que se dedicaría a ir danzando y haciendo gestos teatrales?, había pensado que quizás dominase algún tipo de magia, pero nunca que fuese una especie de asesino letal con la daga. Zila ya tenía la cuerda tensada, así que simplemente debía aflojar sus dedos y la punta metálica brillaría por un segundo antes de coger tanta velocidad que la vista no podría seguirla, o eso esperaba, que el oso ni la viese venir. Era muy complicado matar a un animal de tal envergadura con un solo proyectil, por eso trató de apuntarle a un ojo, o al menos a una zona lo más vital posible. Si no podía matarlo que quedase lo más debilitado posible y retrasar su llegada para que los compañeros pudiesen prepararse. 

Al menos hay dos osos, ¿habrá algo más? Dos osos es suficiente...

Barrabás observó a los dos osos, no parecían muy grandes, esperaba algo más. Estando al frente del grupo empezó a balancear su cadena dispuesto a despiezar al primero de las bestias que se atreviera a acercarse de forma poco inteligente.

Elfo Phenios, guardar daga mejor

     "¿Tan solo dos osos negros?" Pensó Socar para sus adentros, le extrañaba que con aquel poder a su disposición su supuesto adversario tan solo les enviase dos bestias, levantó la cabeza, esperando dar con alguna señal que delatase más movimientos entre la arboleda justo cuando el clérigo se lanzó como poseído a por los osos.

    El paladín rió para sus adentros, al menos aquel loco tenía agallas, habría roto la formación para arrojarse a una muerte segura, no habría esperado algo así de Moris pero no podía decir que le desagradase, por lo que nuevamente reforzó su guardia listo para atacar a los osos en cuanto estuviesen a su alcance.

Al salir aquellas bestias el elfo se preparó para el envite. Pensó que los lobos de la otra vez eran un enemigo más débil que este aunque ahora también eran más. Quizás ya no había más lobos en el bosque pero ¿podría ser que el señor del castillo se haya fortalecido, al igual que nuestro grupo respecto al anterior, pudiendo dominar a unas criaturas más peligrosas? Si es así cada día contaba a la hora de que ese señor del castillo cayera bajo el ataque de unos aventureros o se fortaleciera y conquistara finalmente la aldea.  

Esperaba lobos, como habían atacado el día anterior, pero lo que surgió del bosque fueron dos osos de pelaje oscuro. Grandes, pero Dagmar los había visto de tamaño mucho mayor. Dos buenas presas para una partida de caza, pero poco problema para un grupo de guerreros. Siempre que no se descuidaran; los animales, a diferencia de los humanos, no necesitaban entrenamiento para ser peligrosos en combate.

Casi se le salió el único ojo de la órbita al ver pasar por su lado a Moris blandiendo su cuchillo, tratando de atraer la atención de los osos.

¡Karuth! le llamó. ¡Vuelva atrás! ¡Ese no es su trabajo!

Al final los animales que les acechaban salieron para emprender su ataque al grupo. Kenshi por su parte se centró en el oso que estuviese más cerca de su posición y con buen angulo para poder acertar.

Si la situación se complicaba no tendría otra opción que entrar al combate cuerpo a cuerpo, pero mientras pudiese mantendría la distancia con esas moles de pelo y musculo.