Partida Rol por web

Por fin habían llegado a la misma posición en la que estaban el día anterior. Lomenar se encontraba tranquila y relajada, por lo visto ya había superado sus miedos y su aprensión al lago en el que su amiga había encontrado su final.

La luz de la mañana brillaba especialmente bien sobre ella. El largo descanso había obrado maravillas y la joven, de alguna manera, había madurado mucho desde su llegada a la ciudad. Se había convertido en toda una mujer de la que su madre se hubiera sentido orgullosa y hoy se sentía especial.

Se acercó a Andrei.

- Voy a cargarte mucho con energía mágica, respira hondo. Son grandes dones que la naturaleza te otorga a través de mi, de la que no soy más que su humilde instrumento. Haz buen uso de estos poderes.

No era exactamente una letanía ni una invocación, pero a través de Lomenar se hizo patente la fuerza de la naturaleza que se concentraba sobre Andrei mientras la energía acumulada por la druida se iba descargando.

Cada druida tenía sus métodos y el de Lictea requería bastante sobeteo corporal.

- Creo que no te has visto en una así en tu vida, macho.- Le dijo a Andrey con las dos mujeronas tan dispuestas a cederle sus dones.

Por raro que pudiera parecer Andrey se sonrojó como un tierno infante ante la chanza de Lictea, no dejándose sobar en exceso.-No te pases, he visto antes como funciona la magia y hay mucha cosa que no es necesaria.- comentó algo incomodo, entre compungido y descontento.-De todos modos guardad parte de vuestros dones para lo que podamos encontrar cueva adentro, no malgastéis tanto poder en mi.-una vez hubo recibido los conjuros les dio las gracias, comprobó una vez más los nudos de la cuerva que llevaba a la cintura y empezó a avanzar con decisión a la par que cautela. 

Andrey había estado examinando el área el día anterior, había visto los resbalones y caídas de sus compañeras, gracias a los dioses no había sucedido nada grave. El guerrero aprendió de los errores de sus compañeras así que decidió pasar el primer tramo totalmente sentado, moviéndose de lado solo con la fuerza de su brazos minimizando así las posibilidades de caer al agua. Una vez llegó a la zona crítica del salto se fijó en gran cantidad de humedad que hacía crecer los musgos responsables de más de una caída, todavía se podían ver marcas de bota en el lugar donde había resbalado tan aparatosamente Lictea. En ese punto el soldado se sentó soltándose el fardo de la espalda, que no era más que una manta enrollada, la colocó sobre la zona para permitirse afianzar bien los pies antes de saltar. Rasgó un par de tiras con su daña y la ató lo mejor que pudo a la piedra, luego plegó la mitad de la manta y se la volvió a colocar a la espalda justo antes de prepararse para el salto.

Le hizo una seña a Kranjstar para que le diera algo de cuerda, aprestó el cuerpo sobre las rodillas, se balanceo un par de veces sobre su posición y coló por los aires tratando de llegar al otro lado...

El clérigo dio una breve bendición a Andrei. Tenía fe en que lo lograría. -Ve con cuidado. Contamos contigo.- dice poniendo una mano en el hombro del guerrero, mientras le transfiera algo de magia.

-Aún tengo mi cuerda intacta. Será mejor que uses esta para evitar riesgos innecesarios.- propuso; no por poner en duda la habilidad de Andrei para anudar las cuerdas, sino por mera precaución.

André pasó sin problema la primera parte. Pero en cuanto se puso de pie y empezó a prepararse para saltar se resbaló y cayó al agua sin llegar a haber hecho todo lo que pretendía. La cuerda en la que se había atado se volvió a romper por culpa de las rocas del lugar y la cascada que caía sobre el lago lo convertían en un lugar muy peligroso para nadar por él, por lo que Andrey empezó a sentir como se ahogaba. Por fortuna se había quitado toda su armadura, por lo que podía intentar llegar a la orilla sin ese problema añadido.

Todos observaba a Andrey y la tensión podía mascarse. Habían perdido a una compañera en aquella maléfica cascada, habían tropezado una y otra vez con ella, y ahora creían estar a puntod econseguirlo. El hombre empezaba bien, pro mucho que le costara reconocerlo a Luctea, pero acabó sucumbiendo a la "madre de todas las cascadas".

-¡Buenos para nada!- Gritó Lictea enfurecida, sin poder controlar echar las culpas al hombre que había dicho que podría hacerlo y ahora caía cual torpe niño al agua. El enfado se el pasó rápido sabedora de que ella había fallado igual que él, y más veces.- ¡Nada, nada!- Trataba de dirigirlo, como si fuera fácil, esperando que el conjuro que le había lanzado le ayudase en dicha ardua tarea.

Lejos de rendirse Andrey intentó que la energía mágicas que sus compañeras habían invertido en él no se desperdiciaran. Una vez en el agua en lugar de nadar hacia la orilla trataría de dirigirse hacia la pared lateral de la escarpadura, el lugar bajo el cual había resbalado, desde allí gracias a la magia de Lictea trataría de escalar desde el agua hasta el otro lado del maldito salto. No le importaba haberse mojado, pero si el desperdiciar los recursos invertidos en él, era su responsabilidad alcanzar aquella cima para facilitar el paso a sus compañeros y haría cuanto estuviera en su mano para intentarlo.

Al salir de agua tomó una buena bocanada de aire, y empezó a nadar tensando todos los músculos de su cuerpo en pos de alcanzar la escarpadura del risco para ascender por él.

Cuando Lomenar vio a Andrey caer no pudo evitar soltar una maldición. El sitio, de alguna manera, defendía al druida que posiblemente estuviera en la gruta. Estaba rabiosa de la frustración que sentía.

Pero lo primero era rescatar a Andrey. Lomenar fue a por la cuerda que les quedaba para echársela al agua y ayudarle a salir, mientras pensaba en alguna otra posibilidad para ponerse en contacto con el druida o al menos ofrecerle la posibilidad.

Kranj no podía creer lo que estaba pasando. Era posible que el lugar tuviese alguna especie de trampa, alguna protección mágica.

Kranj fue de inmediato a ayudar a Lomenar a sacar a Andrei del agua. Esperaba que la caida no le huera lastimado de gravedad. -Vamos!- el clérigo ponía su fe en que Andrei podía lograrlo.

A Andrey se le ocurrió la mejor idea que podrían haber tenido. Y fue la de tomar la decisión de escalar directamente desde el lago. Aprovechar los conjuros que habían lanzado sobre él, en lugar de para salir de allí, para continuar trepando por el muro y alcanzar lo que teóricamente era la guarida del druida.

Todos pudieron ver como el hombre lograba trepar la pared sin problema para alcanzar el lugar lateral de la cascada. Por fin había llegado delante del lugar. Pero ahora, ¿qué haría? ¿entraría solo o esperaría a ver qué le decían sus compañeros?

Una vez el guerrero llegó a la cueva comprobó rapidamente que no hubiera nadie o que nada vigilase la entrada. Se desató la cuerda rota y buscó un buen sitio donde atarla ha pesar de que tuviera la mitad de longitud, una vez hubo encontrado un asidero en condiciones bajó hasta el lugar del salto gracias a la magia de Lictea, la cual le permitia trepar con gran facilidad, desde allí hizo gesto para que se acercase el siguiente.-¡Antes de saltar lanzadme las dos cuerdas!¡Deprisa antes de que se agote la magia de Lictea!Crearé un asidero y ataré bien la mía mientras cruzais. Arriba parece despejado.¡Vamos rápido!- el soldado pretendía seguir con el plan, si podía dejar la cuerda atada en la zona del salto él podría ayudarles a cruzar. Tal vez luego media la media cuerda bastase para la ascensión y sino ataría otra, teniendo así todo el tramo asegurado, pero debía hacerlo deprisa antes de que la magia se acabase

¡¡ Andrey lo había logrado !! Igual que ella lo hizo hacía ya una eternidad, Andrey estaba por fin en la boca de la cueva.

Ahora la cuestión era poder subir el resto. Lomenar recogió la cuerda que había lanzado al agua para salvar a su compañero y la volvió a arrojar, pero esta vez para que Andrey la uniera a la que ya tenía asegurada.

Entonces dudó. Sería interesante que los lobos pudieran ser llevados también a la cueva. Hizo un seña a Arvak para que la esperara.

- Voy a subir a la entrada de la cueva con Andrey y creo que luego Kranjstar debería seguirme. Cuando estemos los tres arriba, Lictea debería atar a los lobos para subirlos y así Andey, Kranjstar y yo les ayudaremos a llegar arriba. Después solo queda que venga Lictea. ¿De acuerdo?

En cuanto Andrey aseguró ambas cuerdas, Lomenar no dudó en usarlas para llegar a la cueva.

Lictea  respiró realmente aliviada al ver que al menos alguien había llegado a la entrada de la cueva. Sin embargo se cruzó de brazos visiblemente afectada por tener que quedarse la última, al menos según el plan de Lomenar.  Si hubiera sido cualquier otro hubiera replicado pero, tratándose de ella, lo dejó pasar.  Ataría a los lobos si es que eso era necesario.

Viendo el semblante de Lictea, Lomenar comprendió y le respondió con una sonrisa.

- Si quieres ir delante, no tengo problema en subir la última, a fin de cuentas eres más fuerte que yo.

Andrey se esforzó por atar bien la cuerda para poder tensarla con la fuerza de sus brazos y de tus propio peso, así en lugar de saltar podrían pasar trepando por la soga cabeza abajo. Facilitando mucho más la tarea a sus compañeros, pudiendo así dejar de lado el complicado salto. La humedad de la zona había demostrado lo que un paso en falso o un desafortunado resbalón podían causar, era mejor prevenir cualquier futuro incidente. Bien apostado con la soga enroscada a la cintura el guerrero usaba su espalda y piernas para encajarse en la pared, teniendo los brazos ocupados asiendo la cuerda, él permanecería a esa altura justo tras el salto. En cuanto Lomenar le superase le indicaría como ascender hasta la gruta, así Andrey podría ayudar a cruzar a todos sus compañeros.