Partida Rol por web

Al entrar en la población contempláis que la gente se ha ido reuniendo a lo largo del camino para veros pasar. La mayoría de las caras que podéis ver son de curiosidad o de alegría, pero invariablemente todas van torciendo el gesto o poniéndose serias al ver los cuerpos atravesados encima de los caballos, que corresponden a Hathol y a Greinh. Algunos no pueden mirar y apartan la mirada, mirando al suelo o hacia el cielo, con expresiones compungidas en el rostro. Otros se tapan la boca o el rostro directamente, ocultando sus sentimientos al resto......

Poco a poco, os adentráis en el pueblo hasta llegar a la plaza central, donde os esperan Baran y Lauriel, junto con otros 2 guardias, acompañados de Arlen y Shandril. Sus rostros son serios, aunque podéis observar que el rostro de Arlen se endurece aún más al contemplar a Faxlen y a Lanet, como si en ése momento estuviera masticando piedras. 

Desmontáis al lado de ellos y Jerinor saluda a su superior, tras lo cual, sin mucha ceremonia, os acompañan hasta la Capilla de Freya.

Al entrar, una sensación de paz inunda vuestros corazones, varias personas arrodilladas rezando, alzan la cabeza al oiros entrar y con premura, abandonan el lugar. Pronto estáis sólos, con Arlen y Baran escuchando vuestro informe y Shandril cerca del altar de Freya, limpiándo los cadáveres e iniciando los ritos de pureza. En la puerta, Lauriel hace guardia.

Os piden relatar lo sucedido desde el principio, aún sabiendo que estáis cansados y hambrientos, pero las miradas ceñudas de Arlen y Baran, así como su insistencia de tenerlo todo lo  más fresco y claro posible, hacen que relatéis lo sucedido, ya que podrían haber más Orcos por los alrededores, y cualquier señal o pista que proporcionéis, sería buena. Tras vuestra explicación, los rostros de Arlen y Baran son dispares. Arlen se mantiene con el ceño fruncido, serio y distante, pensativo y ciertamente, nada indica que parezca satisfecho o contento. Baran, al contrario, exhibe una sonrisa creciente, conforme pasan los segundos y hace recuento, sus ojos reflejan una alegría y satisfacción que nunca le habéis visto.

"Excelente.....esos "marranos" ya no se atreverán a acercarse aquí....¿así los llaman en tu tierra, verdad Cormyriano? Aquí les decimos "puercos"....pero para el caso viene a ser lo mismo...jajajaja....es una lástima que se escaparan un par...pero habéis eliminado a toda su banda...¡impresionante! ¡Y un Ogro!" exclama Baran, cogiéndose con su única mano el cinturón.

"Sois demasiado impulsivo, Capitán." corta Arlen. "El que huyó fue el líder, un clérigo de una de sus deidades malignas. Está herido...pero no muerto."

El capitán se pone serio y frunce el ceño, al parecer, sin estar muy de acuerdo con Arlen, pero demasiado educado para contestar.

Shandril, que escucha vuestra conversación desde unos metros más allá os hace una pregunta con voz suave..."¿Hacia dónde se dirigió ése "líder"?"

Los otros dos, se giran y os contemplan, mientras esperan una respuesta. Un brillo acerado reluce en los ojos de Arlen al mirar a Faxlen, pero mantiene su boca cerrada en una línea prieta.

Rashaniel parecía haberse encogido durante el viaje. Quizás debido a que sus músculos ya habían quedado fríos tras el combate, o a la mezcla de lluvia y sangre que empapaba sus túnicas, que ahora no eran más que un montón de desgarrones que apenas si cubrían su pequeño cuerpo, pero el mago viajaba encogido. Aferrado a las riendas del caballo con fuerza, como si temiera caerse de repente, ni siquiera prestó atención a los incesantes chillidos que le profería el halcón peregrino, que volaba sobre su cabeza realizando pasadas a un lado y a otro. Pareciera como si quisiera llamar su atención, pero el semielfo parecía lejos de allí. Su aspecto desamparado se acrecentó cuando los aldeanos empezaron a flanquear a la comitiva, y sus compañeros pudieron ver cómo se arrebujaba en el manto, como si se sintiera responsable de las muertes de ambos.

Una vez llegaron a la iglesia, apoyado en el báculo como si temiera desplomarse, dejó que fueran sus compañeros, más duchos en discursos y explicaciones, quienes hablaran.

Los dioses arrasen este lugar hasta que no quede piedra sobre piedra, maldijo Groland mientras abandonaban el castillo bajo el sol del mediodía y dejando tras de sí una pila de cadáveres verdes en llamas¹. No pienso tener que matar dos veces al mismo enemigo. Si iban a tener que volver a terminar el trabajo, no quería encontrarse con un ejército de no-muertos esperándoles. No le pasó desapercibido el elfo muerto. Lo investigaremos cuando volvamos.

El trayecto de vuelta se le hizo al guerrero más largo que el de ida, probablemente debido al agotamiento². Tan cansado estaba que llegó a dormitar un rato, su mentón hundido en su pecho de oso. Cuando no dormía, pensaba en Greinh, cuyo cuerpo transportaba. Las piezas de la armadura del caballero se iban marcando contra la tela de su mortaja. Qué vida más absurda, ¿eh, paladín de Tyr? ¿O era de Heironeus? Groland no lo recordaba. Un día te despiertas como el héroe que ha devuelto su reliquia a un pueblo y unas horas después yaces en el suelo muerto a manos de un orco siervo del demonio... El guerrero había perdido a amigos mucho más cercanos antes, pero la imagen del noblote caballero riendo y fumando de su larga pipa en el salón de la Cocatriz era demasiado reciente. ¿Estarás orgullosísimo o avergonzadísimo de tu muerte? Groland pasó el resto del viaje en silencio, como todos, sumido en sombrías reflexiones. Ni siquiera prestó atención a los ocasionales farfulleos malhumorados de Jerinor.

El plan de Groland era sencillo: entregar los cuerpos a las adeptas del templo, repartir el dinero y el botín... y posponer cualquier otra tarea. En resumen: descansar. Tal vez darse un baño. No necesitó llegar a la plaza principal y encontrarse al Estado Mayor de la aldea esperándoles para darse cuenta de que eso no iba a poder ser. La frustración de sus planes le puso de mal humor, pero pronto la balsámica atmósfera del templo calmó sus ánimos. La sensación también le transportó de nuevo a aquella maravillosa visión que había tenido durante el combate. Inspirado, tuvo una idea:

—¿Podrían avisar a la encomienda más próxima de su orden, hermana? —preguntó educadamente a la religiosa que se hizo cargo del cuerpo de Greinh—. Creo que querrán ocuparse de él y avisar a su familia.

Sólo luego respondió a las preguntas del magistrado Arlen y del caballero Baran. La reacción de Baran al relato que hicieron despertó la simpatía de Groland. Seguro que es de los que sabrán apreciar el regalo que traemos, pensó al recordar la cabeza del ogro, todavía amarrada a la silla de su caballo³. En cambio, no se tomó nada bien el mal recibimiento del alcalde.

-Señoría, no estáis siendo justo con nosotros —gruñó el fortachón frunciendo el ceño—. Me sabe mal decirlo, pero pocos hombres habrían conseguido lo que nosotros hoy. —Su mirada se desvió inconscientemente hacia el cuerpo de Greinh, que las sacerdotisas estaban atendiendo en ese momento—. Además, no sólo Hathol cayó por vuestro pueblo.

Ante la pregunta de Shandril, Groland miró a sus compañeros, buscando alguna ayuda. Se fijó en Rash, ensimismado y a punto de derrumbarse de cansancio. Ninguna respuesta vendría por ese lado.

—Yo no... No sé en qué dirección huyó, mi señora —contestó finalmente Groland agachando la cabeza, por respeto, pero también algo avergonzado—. Por cierto... —añadió mientras desataba de la mochila la vaina de la espada ceremonial y se la ofrecía, titubeante, reticente, a la sacerdotisa—. Esto es vuestro.

Kerri había ido todo el camino callada como sus compañeros, el viaje se hizo largo, pero tuvo tiempo de pensar en lo que había ocurrido, sobretodo en la muerte de uno de los paladines de un dios del que era sacerdotisa, no le pudo salvar, es mas casi cae ella tambien, el clérigo maligno debió de lanzar hechizos específicos contra ellos, pues la muerte fulminante de Greinh no fue normal.

Al llegar al pueblo la gente les miraba primero con entusiasmo hasta que vieron los cuerpos y sus corazones se ensombrecieron como los nuestros, esto no debía volver a suceder, pero quien podía evitarlo?. Al llegar al centro les esperaban las autoridades que les llevaron al templo donde Shandril se empezó a encargar del cuerpo de Greinh, momento en el que me acerque a ella y la dije:- Discúlpeme dama Shandril, soy cleriga de Panteón Faeurico en el que se venera a Tyr y del cual era paladín mi compañero Greinh. Y si puede ser quisiera hacerle un entierro conforme a la doctrina de Tyr, para que cruce hasta su lugar de descanso como debe ser.

Luego vuelvo con los demás justo para escuchar la pregunta de por donde se fue, a la que contesto:- Se fue hacia el sur hacia el interior del bosque, a donde iría después, ni idea, de lo que si puedo estar segura es que era un clérigo maligno llamado Tavik y que como ser maligno que es volverá mas pronto a mas tarde, por eso quizás, y digo solo quizás, deberiamos esperar un poco a volver al castillo, mientras podríamos ayudar en alguna otra cosa, pero no creo que regrese antes de dos semanas, debe llegar a una tribu, y hacerse con el poder para posteriormente traerla y vengarse, cosa que hará si las historias de mis libros no me engañan.
Lo que si hay en el castillo es una trampilla sellada mágicamente que podría llevar a algo peor que el clérigo maligno, pues esa zona los orcos no la habían tocado, quizás sea verdad las historias que cuentan sobre un vampiro. aunque si fuera así, ha habido hombres desangrados o desaparecidos sin dejar huella?.

Brand se plantea durante unos momentos en aportar algún comentario que otro a la conversación, pero el cansancio, la perdida de agilidad mental que aun sufre desde la lucha y el dolor general que recorre su cuerpo y que el viaje no ha hecho nada para solucionar resuelven rápidamente su indecisión, convenciendole de que al menos esta vez es mejor dejar hablar a los demás y concentrarse en intentar no tambalearse demasiado.

Ostras de Calimshan... ¡Que la hermana Kerri es de la fe de Greinh! El guerrero lo había olvidado. No cuestionó la información de la clériga. Habrá inspeccionado el lugar por el que se fue ese orco cuando fui con Faxlen a por los caballos...

—¿Esperar? —se extrañó un ceñudo Groland con la espada ceremonial todavía en sus manos—. ¿Por qué esperar a que reúna una nueva corte de seguidores? Tenemos caballos: podemos darle caza. ¡Deberíamos partir tras el rastro del orco tan pronto como estemos recuperados! —Le apetecía descansar, sí... ¡Pero no una luna entera! Además, se sentía culpable de que el chamán orco hubiera huido—. Lo que sea que haya debajo del castillo puede esperar, como ha esperado hasta ahora. —Se giró hacia el ausente Rash.— Es así, ¿no, mago?

El joven semielfo agitó la cabeza cuando escuchó su nombre, como si le hubieran zarandeado con violencia.

- ¿Eh? ¿Abajo? Ah... sí, eso lleva inalterable muchos años... por unas horas que siga así... - dijo, cansado. Sus palabras posteriores sonaban cargadas de hiel - Si queréis perseguir a Tavik por el bosque, no contéis conmigo. No soy un rastreador ni un guerrero. Hay gestiones que hacer aquí con el equipo que hemos recuperado de los orcos.

Miró a Arlen, y luego al Capitán diciendo estas palabras. Al fin y al cabo, Fairhill sería quien se beneficiara de la donación.

Miro a Groland extrañada, un mercenario como el habría vivido situaciones parecidas, por lo que le digo:- Si pretendes patearte el bosque sin tener ni puñetera idea donde ha ido,(sin tener un rastreador cualificado para ello), yo no te acompañare. Si conseguimos uno habrá que preguntarle que posibilidades hay de encontrarle. y depende del resultado actuare. Una cosa era ayudar a los demas, pero otra era perder el tiempo sin ninguna posibilidad de éxito.

Las palabras de Rash eran razonables, pero Groland detectó algo raro en su tono. ¿Qué le pasa? ¿Estará enfermo? Groland nunca había sido un tío empático.

—¿Cómo que sin tener ni idea? —gruñó: no entendía la reticencia de sus compañeros a perseguir al orco—. ¿No le vimos huir del castillo seguido por uno de sus secuaces? ¡Ahí tienes todo lo que necesitamos! ¿Y eso de que no tenemos rastreador? —Se giró hacia la drow.— Flowright: ¿tú a qué te dedicas?

- Pues dinos Arue, que posibilidades tienes de seguir el rastro a ese clérigo en medio de un bosque cerrado después de mas de 14 horas de haber pasado por allí, que sera como mínimo el tiempo que tardemos en volver a estar allí Parecía mentira que le dejara escapar y ahora que quizás ya estuviera cargado de hechizos quisiera ir a por el sin saber donde había ido.

Disfruté del silencio del viaje de vuelta, como si estuviese sola, dedicandome a fijarme en los detalles el camino como hacia siempre. Los bosques estsban llenos de sorpresas y peligros y no me gustaba encontrarme con ninguno de los dos sin estar preparada. Tal vez incluso el clérigo huído había puesto trampas. Sin embargo no hubo nada extraño por el camino, excepto el cuerpo del elfo y el hecho de que el camino de vuelta nos costó tres veces más tiempo que la ida. Ese bosque tenía secretos, demasiados.

Al llegar al pueblo me ajusté la capucha ocultando mi rostro tan pronto como vi a la congregación de curiosos. Tras varios días era obvio que todo el mundo sabía que una semidrow acompañaba al pintoresco grupo, pero los hábitos son difíciles de cambiar.

Me mantuve en un segundo plano mientras dejaba al resto hablar. Ya había comprobado suficiente que a Groland y Kerri les encantaba dar a la lengua, así que eso que me ahorraba yo. Me senté en una esquina observando como trataban los cuerpos de los caídos pero sin perder palabra de lo que se estaba diciendo. Cuándo escuché las palabras clérigo y caza supe lo que se avecinaba. Escondí una sonrisa socarrona bajo la capucha cuando el señor oso y la assimar empezaron a discutir. ¡Cómo les gustaba pelearse apenas se había conocido!* Me estaba incorporando cuándo el inevitable momento llegó: la mención de mi nombre.

- Me dedico a leer y ordenar libros. Ah no, esa no era yo. - no era el momento para meter más cizaña pero el cinismo y el sarcasmo se me escapan sobretodo si estaba cansada - Me dedico a rastrear y cazar, orcos en especial. Aunque no es por su carne, eso sabe a mierda. 

Me puse algo más seria para contestar a la pregunta de Kerri, aunque no me gustaba nada su tono de sabelotodo cuándo se veía de lejos que en la vida se había manchado las manos de barro hasta hoy.

- No creo que pasasen 14 horas. Ese bosque no es normal. - eguro que no era la única que se había dado cuenta - Por otro lado, podría. Cuándo Tavik huyó el terreno estaba húmedo tras la lluvia, con lo que las huellas, ahora mismo tras la salida del sol, serán claras. Mientras no llueva esta noche, claro. No creo que un clérigo y un par de estúpidos orcos se hayan molestado en minorizar su rastro mientras huían con el rabo entre las piernas.

Respiré hondo y me estiré, haciendo que mis huesos se quejasen. 

- Si de mi dependiese, ahora mismo dejaría de discutir, limpiaría y trataria nuestras heridas y haría uso de un buena noche de descanso. Mañana, iría a buscar a nuestro amigo, pero no hoy ni en dos semanas. Pero eso es lo que yo haría, claro. - era fácil leer entrelíneas que ni de coña iba a salir ahora en busca de nada. No era estúpida ni me dejaba llevar por impulsos que suponieran mi muerte. No era así como seguía viva el día de hoy.

- Por cierto. - dije esta vez intentando llamar la atención de todos - ​Tenemos una gran cantidad de armas o armaduras que podrían ser repartidas entre los habitanttes. No son nada lujoso pero podrían ayudar a salvar la vida de algunos. Además, de todos modos, los orcos acostumbran al robo y el pillaje, no al comercio, con lo que pondría la mano en el fuego diciendo que esto sería como devolver lo que se llevaron.

No sabía como se lo tomaría el resto del grupo, pero yo no le veía ninguna utilidad a esa chatarra. Nadie iba a comprarnosla aquí y cargarla para sacar dos monedas no valía la pena.

Escuche a Arue con atención, como solía hacer con mis libros nuevos para captar todo el conocimiento posible en la primera lectura, pero lo primero que escuche no era conocimiento, era sarcasmo, mas no me sentí ofendida, pues yo misma había preguntado por un explorador teniendo uno delante, así que seguí escuchando sin mas.
Parecía tener una idea clara de que le encontraría si no llovía, eso me tranquilizaba, ademas menciono que había que descansar, cosa que agradecía, pues no tenia hechizos para enfrentarme a ese mal nacido y sus hechizos que con decir una palabra mataban a un hombre protegido por la fe como Greinh.
así que dije:- Esta bien, iré a por el clérigo orco, pues como habéis apostillado si lo que more debajo del castillo no se ha tocado en muchos años, no creo que ocurra ahora en unos días. Aunque como bien a dicho Arue, hay que descasar, yo necesito recuperarme, y memorizar hechizos para enfrentarme a el, ademas de oficiar los funerales de Greinh, si queréis esperar hasta entonces iré con vosotros.

Groland casi suelta una risotada cuando captó la pulla de la drow hacia Kerri. Para entonces, Arue ya estaba insinuando haber comido carne de orco, así que la risotada se le atragantó. Tampoco quería insultar a la clériga: por muy impulsiva y cabezota que fuera, Kerri era una mujer buena, y eso merecía todo el respeto del guerrero. La subsiguiente exposición de Arue reafirmó en su postura a Groland, que además celebró la opinión de su compañera.

-¡Bien dicho, drow! -exclamó alzando su puño.

Desafortunadamente para el guerrero, Arue acababa de ofrecer al pueblo de Fairhill todo el botín que habían conseguido. ¿¡QUÉ...!? ¡NOOOOOOUUUUUUU...! Cuando entendió lo que acababa de apoyar, el guerrero se puso pálido y tuvo que apoyarse en el altar cercano. Todas esas armas... todas esas armaduras... Tragó saliva. Ciertamente, el equipo apestaba a orco, pero Groland había dedicado parte del camino a echar cuentas y ya se había hecho sus ilusiones. ¡He apoyado regalarlo TODO! Y ahora no puedo desdecirme... ¡Qué pensarían de mí! Esto pensaba mientras Kerri cedía a la idea de ir tras el orco. Cuando la aasimar terminó de hablar, Groland suspiró profundamente, resignado, se acercó a ella y le puso una mano en el hombro.

-Gracias, hermana -dijo con una profunda pena-: sé que no queréis dejar al pueblo a merced de lo que haya bajo el castillo, pero tenéis mi palabra de que, una vez acabemos con el orco, os acompañaré a inspeccionar esa trampilla. -...y los tesoros que haya allá allí abajo, se consoló.- Por lo demás, todos necesitamos descansar, eso seguro, y a mí me gustaría asistir al funeral del paladín.

Entonces cayó en la cuenta de que había ofrecido la espada a Shandril y luego la había apartado. Soltando a Kerri, la volvió a ofrecer.

-¡Disculpadme, señora...!

Ahí se va mi último trofeo...

Shandrill asintió a Kerri...."Por supuesto. Lo dejaremos preparado para que podáis oficiar los consiguientes rituales. Es lo menos que podemos hacer por tan valiente paladín." dijo, con un deje de tristeza en la voz y el pesar marcado en sus bellos ojos.

Con una inclinación, tendió las manos hacia Groland, al ofrecer éste la espada, pero la discusión que surgió entre ellos hizo que la sacerdotisa se detuviera y contemplara en un segundo plano todo aquello...hasta que terminó. Una vez calmados los ánimos, Groland volvió a tener la espada..y Shandril la cogió de entre sus manos, con una ligera reverencia al guerrero...."Espero que te haya servido bien."

Dió unos pasos hacia el altar, y allí depositó la espada, junto a los cuerpos de Hathol y Greinh, que estaban terminando de ser preparados con aceites y bálsamos para las oraciones que vendrían después por dos jóvenes aprendizas.

El Capitán de la Guardia asistió a toda la conversación con el gesto torcido y la mirada seria, pues al parecer, la reprimenda de Arlen no le había sentado bien.

Conforme fue avanzando la conversación, Baran pareció relajarse un poco, frunciendo el ceño pensativo cuando se hizo la propuesta de "donar" los enseres de los orcos al pueblo.

"Mmmmm....por lo poco que he podido ver, la mayoría de esas armas y armaduras están en mal estado, y necesitan un buen lavado...pero imagino que podemos sacarles provecho. Bueno...podríamos si nuestro herrero de más talento tuviera a bien trabajar....pero últimamente anda retrasado con todo." dijo, acariciándose la barbilla con su única mano.

"Os agradecemos el presente, que Freya esté con vosotros." añadió con una ligera inclinación. Se giró y contempló el cuerpo tendido de Hathol...su mandíbula evidenció la fuerza a la que estaban siendo sometidos sus dientes....mientras sus ojos se entrecerraban ligeramente, soltando un suspiro suave a través de su nariz...

Arlen permaneció en silencio, estudiando vuestras palabras y al parecer las reacciones de todo el mundo. Una vez todo se hubo calmado de nuevo, se adelantó un par de pasos hacia Groland..."No me malinterpretéis....os agradezco lo que habéis hecho. Freya sabe que habéis sido una bendición para éste pueblo."

Puso una mano en el hombro de cada uno de vosotros, asintiendo conforme lo hacía y murmurando un quedo "Os lo agradezco". Cuando terminó de saludar a cada uno, se giró de nuevo hacia todos..."Pero el problema, es que no me fío de esos..."marranos". Tenéis que comprender que mi prioridad en todo momento es proteger el pueblo y a sus habitantes. Últimamente han sucedido cosas horribles aquí, y la gente está muy asustada, y con razón."

Se sentó en uno de los bancos, contemplando los cadáveres de los dos hombres que habían caído en la pelea del castillo. "Es impresionante lo que habéis hecho, pero como he dicho, ése Orco que huyo...ése tal Tavik....me da muy mala espina. Y además, hacia el sur....no hay nada hacia el Sur...más que el río, que es infranqueable en ésta época del año más que en unos pocos puntos....además...todo eso que ha hecho en el castillo tiene tintes de magia oscura....¿no es cierto, Shandrill...qué opináis?"

Una flauta comenzó a sonar...una de las aprendizas estaba sentada en el suelo detrás del altar, interpretando una dulce melodía con ambos ojos cerrados, las piernas cruzadas y el cuerpo moviendose al compás del son, mientras la otra muchacha realizaba una suave y lenta danza alrededor de los muertos, dejando caer de vez en cuando unos pétalos blancos en el regazo de ambos hombres....

"Sin duda.....son signos demoniacos. Hay que erradicarlos y limpiar la zona. Precisamente quería hablar sobre eso."

La sacerdotisa se acercó desde el altar y con naturalidad, se sentó en el suelo, con ambas manos delante de su túnica, os expuso sus ideas...su voz aterciopelada y suave os incitava a escucharla...y pronto os encontrásteis más atentos a ella de lo que en un principio hubiérais querido...tenía un extraño magnetismo:

"Se ha rumoreado largo y tendido sobre el "Vampiro" del castillo...durante mucho tiempo, lo hemos tomado como un cuento para los jóvenes...algo con lo que se asustaban y se retaban entre ellos....¿verdad Capitán?"...su cabeza se ladeó ligeramente, con gracia, hacia el interpelado. El Capitán asintió semi-ausente, contemplando aún a los muertos.

"Siempre hemos creído que las crías o los pocos viajeros que desaparecían con sus fluídos extraídos del cuerpo cerca del castillo eran a causa de las estirges del bosque con el mismo nombre....situado al éste de aquí, pero puede que nos estemos equivocando." Agachó la cabeza y se quedó pensativa un momento. "Lo que nos habéis relatado sobre ése líder Orco, me preocupa...pero lo de ésa trampilla, me preocupa más....debo pediros que lo investiguéis. Si hay una posibilidad de que exista un no-muerto tan cerca de Fairhill..." dejó la frase inconclusa.

"Arlen...es muy imporante despejar ésa duda. Todos dormiríamos más tranquilos....y más después de saber todo ésto. No cometamos el mismo error...ahora que tenemos más información." Con suavidad, se levantó y se dirigió al altar, arrodillandose delante de él y agachando la cabeza....se puso a rezar.

Todo el mundo permaneció en silencio...mientras la música de la flauta penetraba en vuestros corazones y en vuestras almas....era un adiós a dos valientes, la melodía que acompañaría a sus espíritus hasta el lugar que les correspondería, que les guiaría entre la oscuridad, llevándoles hasta su destino.

Shandrill se levantó y cogiendo la funda de la espada, se giró hacia el grupo, acercándose de nuevo..."Freya desea que uséis éste presente para combatir aquello que pueda morar debajo del castillo...o cualquier enemigo que amenaze Fairhill."

Esperó a que alguien cogiera la espada.

Arlen, finalmente asintió a las palabras de Shandrill, así como Baran, pese a mostrase ligeramente en desacuerdo un par de veces con gestos de su cabeza...

"Si Shandrill dice que es imporante, es que lo és. Mañana, cuando queráis partir e ir detrás del Orco, os llevará casi un día de ventaja...y alejarse mucho del pueblo sin escolta es peligroso. Hay bandidos, bandas de orcos desperdigadas, stirges....y otras criaturas, estoy seguro."

Cruzado de brazos, con la mano derecha en su barbilla, estuvo unos momentos parado...de pronto, pareció tomar una decisión, bajando ambos brazos e irguiéndose en toda su estatura.... miró al capitán.."Capitán Baran...cuando terminemos aquí, acompañaréis a nuestros amigos a la taberna que ellos elijan, para que puedan hospedarse y descansar. Decidle al posadero que todo corre de mi cuenta personal. Tenemos mucho que agradecerles." su voz había adquirido un tono de mando, el mismo que habíais oído al conocerlo por primera vez. Era un hombre que cuando quería, se hacía escuchar y captaba la atención.

"Sí, señor...así se hará." dijo Baran, cuadrándose por la fuerza de la costumbre y asintiendo. El capitán parecía haber dejado sus sentimientos de lado y ahora se comportaba como el profesional que habías conocido a la entrada del pueblo.

"Vosotros....os pido que, una vez estéis recuperados mañana, retornéis al castillo y zanjéis el asunto de la trampilla...No me gusta, pero hay que hacerlo...y no se me ocurre nadie mejor que vosotros. Averigüar si hay un vampiro, no-muerto o lo que sea...si podéis eliminarlo, hacedlo. Si no podéis, volved. Así dejaremos un problema resuelto. Luego nos ocuparemos del Líder Orco....de hecho..tenemos un guardabosques que podría ir con vosotros y buscar su rastro, para adelantar....así, cuando terminéis con lo del castillo" aquí os disteis cuenta que Arlen tenía confianza plena en vosotros "podréis, si queréis, perseguir al líder Orco...aunque yo no lo recomiendo...son traicioneros por naturaleza y es posible que os tiendan alguna emboscada si os metéis en su terreno..."

Arlen se giró hacia Faxlen con un brillo especial en la mirada..."Y tú...hijo. Vas a venir a casa a cenar con tus padres...y me vas a explicar muchas cosas, y a tu madre también. Ahora, demos el último adiós a aquellos que han sacrificado lo máximo por nuestro pueblo. Serán recordados."

Dicho ésto, se sentó en uno de los bancos, y se dispuso a escuchar las plegarias que Kerri, sin duda, iniciaría en breve.

Rashaniel estaba cansado, y aunque la cantinela y maneras de la hermosa sacerdotisa le hipnotizaban, el humor del joven seguía similar al de un jabalí de bosque. Tras dedicarle una mirada a Faxlen -no tenía todas consigo respecto a que fuera hijo de quien era, pero ya no había ninguna duda- pareció incorporarse un poco sobre el bastón, dándole un aspecto levemente más distinguido, y habló con su suave voz.

- Verá señor - dijo, ceñudo - agradezco su hospitalidad, y el hecho de que el lecho y alimento de esta noche corra por su cuenta, pero hay algo que debemos hablar antes. Una cosa es recuperar el Crisol, que hicimos con gusto. Otra es asaltar la fortaleza, enfrentarnos a ese pequeño ejército de orcos -más un ogro- y regalarles esa cantidad de armaduras y armas. No podemos pagar equipo, ropas y materiales para nuestros conjuros con buenas intenciones y palmadas en la espalda. Ahora nos está pidiendo que nos enfrentemos, en teoría, a un vampiro. ¿Sabe de qué clase de criatura nos está hablando?

A sabiendas del tipo de miradas que suscitaría, sobre todo de Kerri, no miró a los demás. Siguió con sus ojos azules clavados en los de Arlen.

- No sé mis compañeros pero yo necesito algún tipo de compensación por arriesgar mi vida.

"Vaya."

Mi sugerencia se había convertido en una donación antes de que el resto del grupo opinase. Seguramente iban a odiarme. ¿Pero no había dicho yo simplemente "podrían ser donadas"? Tal vez no era mi dominio de la lengua el mejor y no entendía sobre las diferencias regionales, pero no quería que me degollasen de noche por ello. Sin embargo no me dio tiempo a añadir nada al respecto antes de que se diese absolutamente por sentado que el "botín" ya no era nuestro, si no suyo. 

"Bueno, al menos no parecen estar mirándome con odio" - pensé echando un vistazo al resto de guerreros.

El funeral, o ritual funerario, (no estaba muy segura de cómo iban esas cosas habiendo vivido siempre fuera de la sociedad) era hipnotizante. No lo describiría cómo bonito ya que mi concepto de belleza era algo especial, pero parecía estar dando un gran honor a los dos caídos. Sin embargo yo esperaba que a mí no me enterrasen así. Tal vez debería comentarlo si a partir de ahora iba a pasar un tiempo con este grupo en situaciones peligrosas.

Cuándo todo terminó y nos ofrecieron cama y comida, asentí para mí misma. Tras lo que habíamos hecho no ofrecernos eso habría sido un signo claro de que no iba a colaborar más con ellos. La discusión entre ir a por el orco o el vampiro me parecía cómica teniendo en cuenta que ninguno de los dos iba a hacer nada y que encima estábamos ayudando de manera altruista. Yo no era de pedir demasiado (era de las que confiaba en el termino compensación más que en el de precio), simplemente me negaba a un trabajo si veía que perdía más de lo que ganaba, y este parecía ese caso. Podía cazar para comer y me gustaba vivir en el bosque, pero ya habíamos comprobado que esto era mucho más peligroso de lo que creíamos y no iba a ir más lejos si no me compensaba hacerlo.

Fue entonces cuándo el callado Rash habló, sorprendiéndome. De todos los presentes el último que habría pensado que diría algo así era él. ¿Que lo pensase? Sí. ¿Pero que fuese el que lo expresase en voz alta antes que nadie? Eso no. Suponía que había malinterpretado al semielfo o tal vez el cansancio hablaba por él. Miré a Rashaniel antes de decidirme a apoyarle, saltándome mi norma del "no pidas, simplemente véte."

- Lo que dice tiene sentido. No sé si coincidiremos en la compensación, pero sí en que una cena y una cama no compensa el tiempo, el peligro, el deterioro de armas y armaduras y otras pérdidas varias...