Partida Rol por web

Kerri escucho la conversación mientras se preparaba mentalmente y oraba a Tyr para los oficios que tendría que realizar, por lo que no hablo mientras los demás lo hacían. Pero a pesar de estar concentrada escucho que se entregaba las armas y armaduras orcas, en vez de venderlas, cosa que le sorprendió y agrado, sobretodo viniendo de Arue, luego les daban comida y cama, cosa que no estaba mal, aunque le sorprendió la reaccion de Rash, a la que apoyo Arue, La mirada que le lance a Rash fue de sorpresa, pero no de reproche.
Así que cuando termine de prepararme me acerque a ellos y dije: - Señores, Magistrado, Sacerdotisa, En el combate que hemos librado, no solamente han muertos dos valientes héroes defendiendo Fairhill, sino que yo perdí el conocimiento y solamente una poción me libero de estar ahora mismo postrada junto a ellos. Digo señalando los cuerpos de los muertos. A pesar de que con todo mi corazón apoyaría cualquier empresa por el bien de la humanidad y el bienestar de todas las personas de bien he de estar de acuerdo con mis compañeros por necesidad. No podemos enfrentarnos con buenas palabras y propósitos otra vez a ese orco que con una palabra a matado a Greinh, que de seguro ahora tendrá otras preparadas, y que decir de a un vampiro, nosotros somos un grupo con mucha futuro, pero joven, yo acabo de salir de mi ciudad para ayudar en lo que pueda, pero he comprobado que es mas difícil de lo que pensaba. Por eso y a pesar de mi altruismo y si de verdad queréis proteger a Fairhill, ahora mismo deberíais protegernos a nosotros. Me explicare, necesitaríamos pociones de curación, y no una, con eso la próxima vez no habrá dos muertos, sino cuatro y de ser posible hacernos con un pergamino de resurrección, o la posibilidad de tener uno a nuestra vuelta, (Yo tardaría meses en volver a mi ciudad y rellenar todos los papeles necesarios para que me dieran uno). Entonces si que estaríamos protegidos, y así el mal tendría menos posibilidades de salir victorioso y vengarse en Fairhill, pues si abrimos la puerta mágica y el vampiro sale vivo, no creo que vaya a considerar la visita como de cortesía.
Y aunque pueda parecerlo no es un pago, pues no quiero dinero, quiero asegurarme que esos malnacidos que aterrorizan esta población dejan de hacerlo.
Hago una pausa y termino diciendo: Piénsenlo, ayudándonos con eso se ayudan a si mismo y al futuro de esta población.
Me había sorprendido lo que había dicho pero era algo lógico, nosotros altruistamente ayudábamos a las personas de bien, que menos que si podían ellos nos ayudaran para su beneficio dándonos algo con lo cual tendríamos mas posibilidades de éxito. Ahora comprobaría si realmente tratábamos con personas de bien, o meros interesados por que alguien les solucione un problema.

Después me dirigi ante el altar y empece los rituales y ceremonias acompañados de cánticos propios de Tyr, ensalzando su nombre y el de Frenya por dejar su templo para el funeral, haciendo los movimientos y diciendo las palabras necesarias para el transito de los muertos con sus dioses.

Tras forcejear impulsiva, breve y casi imperceptiblemente con Shandrill por la posesión de la espada, Groland, como sus compañeros, no pudo evitar atender a la ceremonia que las siervas de Freya estaban realizando alrededor de los cadáveres de sus aliados caídos: los pétalos, el baile, la música de la flauta... Todo resultaba indeciblemente hermoso y profundamente triste a la vez. ¿Les obligarán a hacer voto de castidad?, se preguntó mientras seguía con los ojos los movimientos de la bailarina.

Las palabras de la sacerdotisa le sacaron de su estado contemplativo: no sólo la existencia del vampiro se había vuelto de pronto terroríficamente probable, sino que ahora también era probable que los conjuros de la trampilla no estuvieran siendo capaces de mantenerlo preso, como habían supuesto. Si ese era el percal, no hacía falta que el magistrado le pintara peor la cacería: efectivamente, el chamán orco era entonces el menor de los males. ¡Cómo habían cambiado las cosas de pronto! Tal vez debería pedirle una disculpa..., pensó mirando de reojo a la clériga de Tyr. Tal vez. Esta línea de pensamiento también fue interrumpida cuando Shandrill les ofreció la espada de nuevo: el cormyriense no tardó un segundo en alargar el brazo y hacerla suya. No fue sólo por avidez de tesoros: el recuerdo de la visión de la diosa estaba fresco en la memoria de Groland, quien deseaba volver a vivir una experiencia así.

La petición del magistrado para que volvieran al castillo a cambio sólo de cama y comida gratis no ofendió a Groland: estimulado por la aventura reciente, el solemne funeral y el recuerdo de la visión, el guerrero estaba en el punto álgido de su altruismo heroico. La cosa le pareció tan normal que incluso le lanzó un gesto cómplice y divertido a Faxlen para darle ánimos y apoyo ante lo que se le avecinaba. No tiene nada de qué avergonzarse. Fueron las palabras de Rash la que le sacaron de su ensoñación e hicieron que su pragmatismo de mercenario se sobrepusiera a su educación caballeresca y a sus fantasías infantiles. ¿Qué estoy haciendo? ¿De verdad pienso jugármela contra una criatura de pesadilla sólo por una cama caliente, unas cervezas y un poco de guiso? El semielfo y sus compañeras tenían razón. Si quieres ser un héroe, gordo, al menos no seas uno idiota, se dijo. Para empezar: necesitas una mochila nueva. Antes de dirigirse detrás de la clériga, se paró junto a Arlen:

—El mago tienen razón: no podemos lanzarnos al peligro con lo puesto... Mirad cómo ha quedado el amigo. —Señaló a Brand, que en esos momentos apenas podía mantenerse en pie y parecía más un zombie que otra cosa.— Sería un suicidio. —No quería retrasar más el funeral ni obligar al hombre a dar una respuesta ahora.— Pensad en ello, magistrado.

Y se unió a Kerri junto al cuerpo de Greinh. Groland no había asistido nunca a un funeral tyriano: la devoción a Tyr no era algo muy frecuente en las compañías de mercenarios y en su familia habían sido siempre chaunteanos. Al principio contempló con curiosidad la ceremonia, pero pronto pasó a sumirse en sus propios pensamientos. ¿Cómo de peligrosos son los vampiros?, ese era uno de los principales.

Tras la ceremonia, Arlen escuchó las palabras que Rashaniel, aquel enjuto y tímido Elfo, le dirigía con mirada ceñuda y una repentina pasión interna..."probablemente fruto de las desventuras vividas en el castillo" pensó el magistrado....

"No dejáis de tener razón, Maese Rashaniel. Dejadme consultarlo con la almohada y mañana por la mañana os contestaré, si os parece bien. Si tengo opción, prefiero meditar las cosas, antes de llegar a una conclusión. Huelga decir que ésto no quita que sigo estando agradecido a lo que habéis hecho." dijo el magistrado.

"Baran....me marcho...descansad todos, ha sido un día largo.  Faxlen....conmigo." fueron sus últimas palabras antes de salir.

Faxlen os miró y asintió con la cabeza mientras salía..."Volveré..." 

Shandrill dejó que el magistrado hablara y esperó a que se fuera, con una sonrisa paciente en los labios. Cuando Arlen salió del lugar, Shandrill se acercó a vosotros de nuevo...

"Decís la verdad...y éste pueblo os debe eterna gratitud. Yo misma os debo gratitud. Y Freya paga sus deudas.....no os quepa duda."

Con una chispa divertida en sus ojos, sonrió un poco más y siguió hablando. "Mi diosa os concede una prenda....si nos libráis de dicho engendro. La prenda en cuestión es...la espada. Podéis qued..."

"¡NO!" gritó Lauriel desde la puerta, dando un paso al frente y con uno de sus brazos levantados hacia vosotros...."¡No....no son dignos!......Era para......yo...sí....lo soy..." dice con una voz que va bajando de tono, pero con una luz en sus ojos que demuestran una gran determinación. La elfa se muestra decidida en su manifestación.

Shandrill la mira y se pone seria. Muy seria. "Lauriel. Quién es, o no es digno, no es labor tuya.... ni mía. La propia Freya, a través de la espada, determina quién lo és." Luego, relaja su faz para dirigirse a la mujer....."Sé perfectamente lo que te estás esforzando...pero la humildad y la sabiduría son imprescindibles si quieres ser un guerrero sagrado de Freya...si quieres ser una paladina de la Diosa, Lauriel."

Baran se gira sorprendido, parpadeando rapidamente mientras observa a su lugarteniente..."Oh...vaya....no me lo esperaba...lo tenías muy callado, Lau..."

La joven elfa se pone ligeramente sonrojada, ante la reprimenda de Shandrill, pero aún y todo avanza hacia ella...para dejarse caer de rodillas a sus pies..."Tenéis razón, Shandrill....perdonadme."

"No hay nada que perdonar hija....sólo tienes que reconocer el error, cosa que acabas de hacer, y aprender de él. Ése es el camino" le contesta Shandrill a su vez.

Con una mano en el hombro de la joven, os mira..."Bien....como iba diciendo....libradnos del engendro, y podéis decidir quién se queda la espada. Además....." se gira, caminando hacia el fondo de la sala. Una vez allí, se acerca a una piel de lobo blanca, que cuelga de una de las paredes, y apartándola, desaparece en el interior de lo que parece una puerta.

Apenas un minuto después, reaparece con una pequeña bolsa y un arco largo compuesto en sus manos.

"Tomad....aquí tenéis 6 viales, tres de curación, dos para heridas leves y una para heridas más graves...y tres viales con agua bendecida por Freya." os dice, tendiendoos la bolsa, una simple bolsa de cuero, sin adornos, sin cierre, apenas una cuerda que si la estiras, cierra el cuello de la bolsa. Se podría colgar de un cinto.

"Y tomad....pero ésto....ésto me lo tenéis que devolver....por favor....es un recuerdo. Pero ya que yo aquí no lo voy a usar, al menos, durante un corto espacio de tiempo....usadlo mientras tanto." Os dice, mientras os tiende un bello arco largo compuesto de color blanco, al parecer, confeccionado con algún tipo de hueso de animal, pulido y dado forma con mucho amor y arte.

El arco tiene pequeñas figuras de lobos y cervatillos grabados en toda su superficie, el agarre es firme y justo arriba y abajo del agarre son los únicos puntos de color del mismo...dos bandas de un verde oscuro, casi negro, con motas plateadas en su interior que brillan al reflejo de la luz. Las curvas pronunciadas en que las puntas acaban, parecen indicar algún tipo de potencia éxtra en el arco. En ambas puntas tiene una pequeña cola de zorro, negra y blanca, colgando, adheridas en una anilla que figura al final de la curva, donde también está la cuerda del arco.

"Sobre el pergamino requerido...tengo sólo uno, pero sólo yo puedo usarlo. Freya quiera que no lo necesitéis, pero si ése fuera el caso, venid a mí."

Tras todo esto, os miró, expectante..."Por parte de mi templo, es todo lo que puedo ofreceros. Espero que las buenas gentes del pueblo puedan agradeceros de otra forma vuestras acciones....pero recordar que el que mucho quiere....." no terminó la frase....pero era un dicho popular y todos, o casi todos, sabíais como terminaba.

Baran os contempló, mientras hablabais con Shandrill....y también a su lugarteniente. Negó con la cabeza, sonriendo para sí, pero enseguida se acercó a la puerta y permaneció allí, en posición vigilante, mientras terminabáis vuestros asuntos...

Al cabo de un rato......

"Cuando digáis, nos iremos a la posada." dijo con voz profunda desde la puerta. "Pero se hace tarde, y nuestras sacerdotisas deben descansar....."

Lo había dicho con educación, pero su intención estaba más que clara......

Tras contemplar como el elfo casi cae al suelo varias veces durante la ceremonia, Groland hizo de tripas corazón, se acercó a él y se puso uno de sus brazos por sobre los hombros sin mediar palabra. Tú ahora a descansar a la taberna y mañana ya te vas a donde quieras. Cuando Arlen y Faxlen se retiraron, el cormyriense lanzó un nuevo y discreto gesto de apoyo a al chico, esta vez el puño cerrado con un pulgar levantado hacia arriba (¿un gesto de su país?).

A continuación, asistió impertérrito, pero con sorpresa y algo de tensión por dentro, a la escenita de Lauriel. ¡Aspirante a paladina! La revelación le resultó tan novedosa como al capitán Baran, aunque lo sorprendente había sido no darse cuenta antes, dado el comportamiento noblote de la elfa. Ya puedes descansar en paz, Greinh: aquí viene otra desfacedora de entuertos a ocupar tu lugar. Groland no podía decir que se alegrara: el paladinazgo era una vocación honorable, pero se decía que la probabilidad de morir violentamente en esa profesión era incluso más alta que en la de mercenario. Los ricos y poderosos son ambiciosos... pero los dioses lo son más, reflexionó.

Cuando quiso darse cuenta, estaba agarrando con fuerza la rústica vaina de cuero de la espada. ¡La espada será mía!, se dijo con avidez. “Lucha por mí, guerrero”, le habían dicho. ¡La diosa me eligió a mí en el campo de batalla! “Haz la guerra a mis enemigos”. Encontró que ganarse el derecho a poseer el arma era su mejor razón que para bajar a esas catacumbas. Miró de reojo a Arue y a Kerri, sus posibles “competidoras” por la espada. Se sintió mezquino. En fin... Suspiró. Llegado el momento, que sea lo que Freya quiera.

Groland también mostró su gratitud por los frascos, el ofrecimiento de usar el pergamino si lo necesitaban y el arco, que no pensaba reclamar. Incluso Groland pudo apreciar que era una hermosa obra de artesanía. Si Flowright le echa la mano ahora, éste va a tener difícil reclamarlo mañana, pensó divertido mientras recolocaba a Brand.

Los viales me parecían un buen comienzo. Al menos con tanta poción nuestras posibilidades de fallecer en el campo de batalla disminuían. En realidad yo no era una persona avariciosa: realmente no iba a pedir oro por ello, sobretodo teniendo en cuenta que pensaba quedarme mi parte del que habíamos ido sacando de los apestosos bolsillos de los orcos, pero comida, pociones, reparos para mis armas y armaduras... Eso si me parecía de lo más adecuado. No todas las aldeas tenían arcas llenas de piedras preciosas, precisamente.

Shandrill ofreció la espada que rápidamente volvió a manos de Groland. Bueno, no me importaba. Los Dioses y yo no éramos amigos así que no me arriesgaba a portar una espada bendecida (a ver si me va a repudiar o algo).

En cambio, cuándo la sacerdotisa alcanzó su arco y nos lo ofreció no pude evitar poner una expresión que iba entre la sorpresa y la fascinación. Mi arco era una obra de artesanía de buena calidad que no tenía nada que envidiar a nivel técnico a la mayoría de arcos, pero sin duda la belleza de este arco era increíble.

- ¿Puedo? - pregunté alargando el brazo y cogiendo la ofrenda, aunque temporal. 

Quería comprobar si el arco era todo brillos y tallos o si también era un buen arco para la batalla.

Parecía como si las palabras del Magistrado no hubieran significado nada para el mago semielfo, que apenas si cambió de expresión tras su marcha. Quizás fuera la poca fe que tenía en los dirigentes humanos, o la alusión, casi paternalista, respecto a que lo "consultaría con la almohada". Ya había comprobado en otras ocasiones que eso solía significar que su petición caería en saco roto. Cuando, tras la escena, la sacerdotisa ofreció aquellas ayudas para el combate, y el glorioso regalo, incluso su expresión se endureció algo más. Considerando que él había sido quien había conseguido que les proporcionaran ayuda adicional, y que si por Groland hubiera sido, habrían pagado de su bolsillo el alojamiento de aquella noche, no le parecía nada bien que él fuera el mayor beneficiado por el templo. Estaba claro que ser un mestizo le había causado, nuevamente, más problemas.

Guardó los viales, los cuales ya se encargaría de repartir, siempre y cuando viajara al castillo, ya que no sabría si se movería del poblado a la mañana siguiente. Sin embargo, se detuvo tras dar unos pasos hacia la puerta, y se giró hacia la sacerdotisa.

- Milady, si me permite un minuto, querría solicitarle algo en privado - dijo, acercándose a ella.

“Shandrill te mira durante unos instantes intrigada o como queriendo decirte algo, pero finalmente parece cambiar de opinión”

Al coger el arco, su poco peso, pero recia constitución, te sorprenden. Durante unos instantes has pensado que era un arco ceremonial...poco más que un adorno, pero al cogerlo y sopesarlo, al tocar sus formas y ver más de cerca su trazado, descubres que aunque su estética es increíble, el arte del maestro armero que lo creó igualaba al arte del maestro tallador que imaginó y talló las figuras y colores en él. 

La cuerda está tensa, dirías que tan tensa o más que la de tu arco que, desde luego, luce un aspecto más batallador, más humilde. Te fijas que las anillas por las que pasa la cuerda tienen unas diminutas poleas que guían la cuerda y se introducen de alguna forma en el arco, generando una presión extra. Tras probar un par de veces, te das cuenta que no eres capaz de tensarlo a su máxima curvatura.....necesitarás entrenamiento* para conseguirlo. 

Otro detalle es el perfecto equilibrio al apuntar con él....da igual la posición que adquieras, de frente, de lado, en diagonal...el poco peso que posee te ayuda a corregir cualquier desvío sin pensarlo y estás segura que tus disparos ganarán en precisión...así como fuerza de impacto. 

Definitivamente, no es un arco cualquiera...es un bello y perfectamente letal arco largo compuesto élfico, realizado por algún maestro armero de gran renombre, una pieza de gran valor. 

Shandrill se giró hacia Rashaniel y asintió. "Por supuesto....por aquí, por favor."

Su respuesta vino precedida por un paso suave hacia atrás y un movimiento gentil de su mano que indicaba el camino hacia la piel de lobo que antes habíais visto en la pared. 

Con paso suave y armonioso, se dirigió hacia allí y levantando la piel, dejó que Rashaniel pasara allí dentro...fuera donde fuera. 

El resto, visteis como Lauriel miraba embobada hacia donde se iban Shandrill y Rashaniel mientras se levantaba de donde había estado arrodillada todo el rato. "Nun.....nunca ha dejado a nadie entrar allí....es su santuario privado." dijo la elfa, anonadada. 

El ceño de Baran se hizo más profundo, pero no dijo nada. 

Ajeno a lo afortunado de su posición, siendo honrado con acceder a los aposentos privados de una sacerdotisa élfica, Rashaniel Lianode´wa, descendiente de hechiceros élficos y de pragmáticos guerreros humanos, no dedicó ni una sola mirada al interior más allá de la figura de Shandrill. Una parte de él había muerto en aquella fortaleza, y ahora yacía carbonizada junto a los cadáveres de esos pieles verdes que había tenido la mala fortuna de hallar su final en aquel día aciago. Una semana antes, el joven semielfo habría estado nervioso y tembloroso por encontrarse a solas con aquella belleza de largos cabellos y suaves movimientos. Ahora, sin embargo, dejó su mochila, manchada de sangre y polvo, sobre una mesa de trabajo, y rebuscó hasta encontrar el pequeño paquete de tela enrollado que formaban los virotes de su ballesta.

- Conozco algunos trucos - dijo, de forma abrupta, sin alzar la voz en demasía para evitar que el eco de la estancia traspasara la piel de lobo - Pequeños hechizos que me permiten hacer trampas a las cartas si quisiera, sencillos sonidos y luces danzantes. Son las primeras cosas que aprende un aprendiz de lo arcano, y fue la primera manifestación mágica que pude disfrutar.

El recuerdo de aquellos años aprendiendo junto a su madre le formó un nudo en el estómago, quizás mostrándole lo sencilla que era su vida antes.

- Uno de esos trucos me permite lanzar estos objetos como si usara una ballesta, y querría saber si habría alguna forma de empaparlos en agua bendita, o una oración... algo que me ofreciera una ventaja si finalmente viajo junto a ellos - le resultó extraño que saliera ese término, en vez de decir "mis compañeros" - de nuevo al castillo. No podría hacerlo más que un par de veces, y como hasta ahora, probablemente será algo inútil, pero mi madre no educó a su hijo para darse por vencido con facilidad.

Se apartó del paquete de virotes para que la sacerdotisa pudiera observarlos, apretando los puños mientras una sensación subía por su garganta como un río tumultuoso. Minutos antes se había contenido, y pretendía pagar su frustración llorando en silencio durante la noche, como solía hacer cuando no obtenía lo que quería. Sin embargo, la parte de su espíritu que le llevaba a hacer esas cosas era la que había muerto en la fortaleza.

- No lo entiendo. No entiendo a este pueblo, a estos humanos, a vos - empezó a decir, en élfico, sin darse cuenta de ello - ¿Que lo consultará con la almohada? ¡Dos hombres han muerto! ¡Hemos acabado con casi un ejército de orcos! ¿Y lo consultará con la almohada? ¡Y vos! ¡Vos! ¿Unas pociones? ¡No sólo Groland ha arriesgado su vida! ¡Los demás también merecemos algo! ¿O es que sólo os importan los hombres fuertes de grandes manos y voz rasposa?

Unas lágrimas corrieron por sus mejillas, dibujando tatuajes en el polvo de su rostro, dándole un aspecto triste y abandonado. No era tristeza, sin embargo, lo que las provocaba, sino la frustración. Había visto la muerte de dos compañeros de cerca, y parecía que no importaba. Había sangrado, había matado, había estado a punto de morir. Y sólo había obtenido un "gracias". ¿Esa era la vida de los aventureros? ¿O era la vida de un mestizo? ¿Sólo los humanos que empuñaban espadas y escudos, gritaban y vociferaban merecían la gloria? ¿Y qué le esperaba a él? ¿Acabar dando clases en algún pueblo perdido de las montañas, ocultando su naturaleza? O peor aún, ¿acabaría muerto, apuñalado en un rincón por unas pocas monedas?

Apenas un minuto después de acceder a los aposentos de Shandrill, sus compañeros pudieron percibir un murmullo creciente, como el sonido de un río según se abre camino por la ladera de la montaña. Parecía el tono de voz de su compañero Rashaniel, y sin embargo, era una tonalidad diferente, desconocida. Por unas razones u otras, ya fuera por compartir orígenes, por haberlo escuchado a lo largo del camino, o aprendido en los libros, todos supieron que estaba hablando, y luego casi gritando, en un élfico fluido. Sin embargo, la conversación llegaba demasiado distorsionada para reconocer lo que el joven decía, a no ser que alguno de ellos se aproximara a escuchar.

Aún a tu pesar de no prestar la más mínima atención a la estancia, no pudiste evitar sentir la sensación de bienestar que invadía aquel lugar. En cuanto cayó la piel de lobo, los sonidos que provenían de la otra estancia apenas se oyeron, como si una capa protectora de sonido se hubiera interpuesto entre ambas estancias. El olor a flores del bosque inundó tus fosas nasales, flores frescas, de un suave olor, probablemente lilas. La luz de la estancia provenía de sendos globos amarillentos que brillaban con una suave luz, reposando en unas pequeñas hornacinas en la pared semicircular.

La estancia tenía forma de semicírculo, la parte plana por donde tú habías entrado y un semi-círculo que formaba todas las paredes, inclusive el techo, del lugar. Dos hornacinas mantenían sendos globos a ambos lados de una pequeña y sencilla cama de madera, con varias pieles de animales encima de ella. Una pequeña mesa, nada más entrar a la izquierda, tenía pergaminos en blanco, hojas y materiales de escritura, así como diversas hojas y tallos, pequeños cuchillos, cuencos y morteros y diversas botellitas de cristal con polvos en su interior que a primera vista no reconoces.

Una silla de madera, con el asiento y el respaldo de cuero, es el único mueble de más calidad de toda la pequeña sala. Ves también un pequeño armario, apenas dos puertas, y al lado de él en la pared un par de clavos con varias prendas de ropa colgando. En uno de esos clavos, ves una capa de pelo de animal, probablemente de lobo, blanca como la nieve. Debajo de ella, apoyado contra la pared, hay un escudo grande de acero, redondo, con pequeñas protuberancias semicirculares por su superficie y apoyado contra el armario, puedes ver el ástil de una lanza larga que cruza en diagonal la estancia de un extremo a otro.

Mientras le hablas, Shandrill te escucha atentamente, asintiendo con educación de vez en cuando, para remarcar que ha comprendido y que está atenta a tus palabras. En cuanto dejas los virotes encima de la mesa, ella aparta con cuidado varias cosas de la mesa para dejarte sitio y con cuidado, vierte un poco de líquido en un cuenco de metal y lo enciende.....lo reconoces como el Crisol. Durante unos momentos, observa con detenimiento los virotes de metal, estudiándolos y al parecer, pensativa...pero en cuanto comienzas a hablar el élfico, se gira hacia tí con el Crisol en la mano:

Una de sus finas cejas se alza al escuchar el principio de tu diatriba, pero te deja desahogarte....su cara expresa cierta desolación al ir escuchando tus palabras, al parecer, empática con tus sentimientos y compungida por alguna razón....pero conforme escucha tu última frase, su rostro pierde color y se vuelve lívido, abriendo los ojos y llevándose una mano a la boca, que abre ligeramente expresando sorpresa e indignación. Sus ojos relampagean segundos después....recuperando la compostura, te mira directamente a los ojos y te habla con una voz imperiosa:

"Rashaniel...basta ya. Te comportas como un niño....estás en mi casa, en mi cuarto privado....no grites."

Da un par de pasos hacia atrás y deja el cuenco en el suelo, cerca de la cabecera de su cama, sentándose en ella. Con un gesto, te invita a sentarte en la silla. "Te contaré algo...si dejas de llorar."

Tras esperar unos segundos a que te recompongas, su voz suena remota, suave y dulce, con el enfado ya olvidado...."Hace mucho tiempo, mucho para los estándares humanos, recibí una misión....una...visión de mi Diosa Freya. Debía fundar un lugar donde proteger a la gente, un lugar donde la gente tuviera un hogar, un lugar donde resguardarse de los peligros...un lugar donde se reunieran y rindieran culto a ella. Así nació Fairhill. Yo la fundé. Empezó como un pequeño campamento....luego un templo, éste templo. Y poco a poco fue creciendo....hasta lo que has visto hoy." Su voz se detuvo unos momentos, al parecer, Shandrill estaba recordando momentos del pasado....."Han muerto muchos para llegar a convertir Fairhill en lo que es hoy...así que ni por un momento te creas con el derecho de dirigirte a mí con ése tono. Llevo sobre mi conciencia la muerte de cada uno de ellos, y me iré al otro mundo con el peso que eso supone...y mi Diosa me juzgará por ello." levantando la barbilla, te mira juntando ambas manos en su regazo...."Arlen...el magistrado Arlen es un buen hombre, pero tiene muchas cosas en mente...estoy segura que llegará a una conclusión favorable, pero debes tener paciencia. Tu parte élfica te debería haber enseñado eso...joven Rashaniel."

Sus manos se aprietan entre sí al continuar hablando....y aparta la mirada de tus ojos..."Con respecto a tus últimas palabras.....yo....cometí un error....hubo un tiempo en el que confié en la persona equivocada....un...humano...alguien grande y de manos recias......pero eso ya pasó." un gran suspiro, no sabrías interpretar si de pesar o de resolución, surge de su pecho..

Se levanta y te mira de nuevo...."Rash...¿puedo llamarte así? Es un nombre bonito. Rash....yo no he elegido esto. Mi Diosa habla por mí. La decisión de para quién será la espada si acabáis con el engendro no-muerto, es sólo vuestra. Al igual que podéis decidir que no sea para ninguno y devolverla. Como ves, todo está en vuestras manos...libre albedrío....y si lo que estás reclamando es una mayor recompensa para tí o para alguno de los otros que, según tu parecer, no la ha recibido....estoy segura que en el pueblo, en cuanto se corra la voz, que no tardará mucho, habrán múltiples voluntarios para entregaros dádivas, elogios, servicios.....y que el magistrado será generoso, pero recuerda que somos un pueblo humilde..." Se acerca a tí un par de pasos....

"Lloremos a los muertos, pues ellos han hecho el sacrificio máximo, pero sintamos gozo por ellos a su vez, pues han muerto como más les gustaría, cumpliendo un deber, por una causa, por una razón justa en la que creían. Tu comportamiento infantil malogra todo su esfuerzo....¿no crees? Deja de quejarte Rash....todo llega, para el que tiene paciencia, para aquel que sabe labrarse su camino." dice, mientras va acercándose más y más....y finalmente, te da un abrazo.

"Gracias Rashaniel...significa mucho para mí esto que habéis hecho....y confío en que las gentes de Fairhill sabrán agradecéroslo." te susurra al oído, mientras te aprieta entre sus brazos suave, pero con firmeza. Notas su calor a través de la ropa.....

Un momento después, se separa de tí....."El agua bendita se debe arrojar directamente hacia los no-muertos, o pedir que Kerri os bendiga...o bendiga tus armas, si le es posible. De odas formas, mañana por la mañana, os prepararé tres frascos más de agua bendita. Haremos lo que podamos, dentro de nuestras posibilidades...."

El murmullo fue perdiendo intensidad, y al poco no fuisteis capaces de escuchar ningún sonido dentro, durante unos pocos minutos.

Baran y Lauriel permanecían juntos, al lado de la puerta, hablando entre ellos..."Así que...guerrera de la diosa...¿no?...Vaya...estoy impresionado. Pero ahora que lo pienso, no debería haberme sorprendido. Debería haberlo visto venir....siempre estás aquí, con Shandrill...y la defiendes más que nadie. Pensaba que era por otra razón...algo más...relacionado con tu..condición..." dice Baran, farfullando un poco al final....

"¿Qué condición?" le contesta la elfa, enarcando una fina ceja y mirándolo seria.

"....eh...ya sabes....sois elfas....mujeres......esto....¡basta! no me mires así....pensaba que os apoyábais por ser de la misma raza lejos de vuestro origen...." dice Baran, poniéndose ligeramente rojo, visiblemente azorado.

"Baran....no tienes ni idea...." le contesta ella, con el ceño fruncido, pero con una semi-sonrisa en los labios.

"¿Tengo yo la culpa de que no me cuentes tus secretos más ocultos? Bueno, basta ya de cháchara... me gustaría salir de aquí cuanto antes....hay muchas cosas que hacer, patrullas por supervisar, inventarios que repasar, hay que vigilar que el perímetro está tranquilo, que las armas traídas se guardan donde se debe...y la "mano" me está doliendo como mil demonios....y..." dice él, con tono más alto y agresivo, alzando ligeramente el muñón de su brazo derecho. Al parecer, su carácter agrio ha vuelto. Se mesa el bigote con su otra mano, el gran bigote, de color castaño-rojizo según podéis ver, oculta ligeramente una fea cicatriz encima de sus labios.

"Capitán....sé lo que os duele de vez en cuando" le contesta Lauriel..."..y sé que su perdida.." se gira hacia el altar, donde los dos cuerpos permanecen envueltos en sendas gasas semi-transparentes "..os afecta más de lo que queréis admitir...pero ellos han acabado con los Orcos...por ésta noche, podemos estar tranquilos...yo supervisaré las patrullas, podéis descansar."

Baran la mira largamente...sin decir nada.

Sopesé el arco con cuidado, moviéndolo con gracia de arriba a bajo, de mano a mano... Era ligero y perfectamente balanceado, algo que era realmente sorprendente teniendo en cuenta las talladuras artísticas. La cuerda tenía una tensión perfecta aunque noté que para mi musculación era demasiado si quisiera tensarlo al máximo. No creía que lo necesitase, por otro lado. Con la tensión que conseguía estaba segura de que las flechas tendrían ya una potencia letal.

Saqué una flecha y realicé un par de movimientos con ella y el arco. Parecía imposible fallar con ese arco, se adaptaba de manera natural a cualquier posición.

- Guau. - susurré mientras guardaba la flecha de nuevo en el carcaj.

No tenía duda alguna. Ese arco era élfico. No había visto ninguno desde...

"Desde que él se fue."

Aunque la maravilla que era esta pieza era insuperable. Algún día conseguiría un arco así. 

En mi estupor no había llegado a darme cuenta de nada de lo que ocurría a mi alrededor. Ni que Rash había desaparecido con Shandrill y discutían, ni que Lauriel y Baran también parecían intercambiar palabras, ni nada por el estilo. Incluso se me había pasado por alto un detallo relacionado con el arco.

Sin prestar mucha atención a lo que hacían o decían Lauriel y Baran, me acerqué a la elfa arco en mano.

- Oye... ¿Por qué tiene Shandrill un arco como este? No es una pieza de decoración, es un arco para un arquero experto y con gran fuerza.  - algo me decía que ya sabía la respuesta, pero quería que otro la dijese en alto.

La rabia que inundaba el corazón de Rashaniel aún bombeaba con fuerza, pero agachó la cabeza avergonzado cuando la sacerdotisa le reprendió. Aún no tenía las tablas suficientes como para plantarle cara en una discusión, y había usado todas sus fuerzas en el lacrimógeno discurso. En silencio, escuchó lo que tenía que decir, y suspiró cuando terminó de hablar. Sí que era verdad que Fairhill no podría ofrecerles mucho, pero les habían librado de un gran enemigo, y en los próximos días lo volverían a hacer. Una pequeña llama se encendió en su cabecita, dándole una pequeña idea. 

- Sacerdotisa, si yo escribiera lo que hoy hemos hecho, ¿creéis que vos, o el propio Arlen, podríais firmarlo, o dar vuestro sello? - dijo, una vez que hubo calmado - Quizás el próximo pueblo al que acuda después de esto, acompañado o no, no sea tan comprensivo, y tenga que demostrar que soy una persona de buena fe.

¿Pero qué demonios le pasará?, pensó Groland al ver la reacción del mago. Estamos vivos, matamos a los monstruos... ¿De verdad le resulta tan molesta la pobre recompensa del pueblo? Aquello no gustó demasiado al guerrero. ¡Esta gente no puede darnos más! Ni se le pasó por la cabeza que Rash pudiera codiciar la espada. Antes de que el semielfo entrara con Shandrill en aquella sala privada, le pareció que la dignataria le miraba con curiosidad. Pero qué... Oh... ¿Se habrá olido algo sobre...? Pensó entonces en hablar con ella sobre lo que había experimentado, pero para entonces el semielfo ya se la había llevado aparte y se había lanzado en un indescifrable monólogo. Después...

La cosa era algo incómoda. Hora de irnos, tío, le dijo mentalmente a Brand mientras se giraba hacia la puerta, pero entonces... ¡Oh, no! ¡Ahora estos! Lauriel y Baran charlaban junto a la puerta sobre el secreto desvelado de la guerrera. La drow no tardó en unírseles para preguntarles sobre el arco que la sacerdotisa les había prestado. Si ella está impresionada, es un buen arco. Viendo que iban a tardar un rato en irse de allí y dispuesto a aprovechar tiempo, Groland se acercó a la clériga. Sería mejor si éste no estuviera grogui y el mago estuviera aquí, pero...

—Oiga, hermana Kerri, usted es una persona instruída... —comenzó—. ¿Qué sabe de los vampiros? Creo que deberíamos aprovechar mientras estemos reponiéndonos para reunir información entre la gente ilustrada del pueblo...

En algún momento dado, tu mirada se desvía hacia la vaina de la espada, ésa vaina que sujetas con fuerza. Como anteriormente en el combate, te fijas que sobresale apenas un centímetro de filo en la parte superior de la vaina...quizás has extraído un poco de espada mientras esperabas....y ves que el filo brilla suave, pero firmemente, sin  intermitencias, en un brillo azul claro......

No había pasado un segundo desde que había planteado su pregunta a la clériga cuando el guerrero dio un pequeño respingo. ¿Qué había provocado esa interrupción? Siguiendo la mirada de Groland, Brand y Kerri pudieron ver la causa de la interrupción: en su mano derecha, una luz brillaba, suave pero firme y sin intermitencias, en un tono azulado. Es el acero de la espada de Shandrill, del que apenas es visible un centímetro entre la guarda y la vaina. Sin mediar palabra, el cormyriense alzó frente a él el objeto y desenvainó la espada, lo que produjo un característico sonido que llamó la atención de Baran, Lauriel y Flowright.