Partida Rol por web

—¡Beshaba! —maldijo Groland agitado, cuando descubrieron que el ladrón (fuera lo que fuese) había huido. A Groland no le cabía duda de que había entrado en la habitación de Arue antes de que él la cerrara, a la vez que cerraba las demás: no había oído ninguna puerta abrirse tras eso.

El guerrero iba a decir algo más cuando Sirya salió como un rayo. Groland rugió de rabia y frustración al ver como la chica volvía a actuar impulsivamente, sin contar con nadie más.

—¡Mierda! ¡Chica! ¡Vuelve aquí ahora mismo! —gritó cabreado, dando unos pasos hacia las escaleras y deteniéndose en el pasillo. Entonces, se volvió hacia los demás—. Voy a por ella.

Tras esto, se lanzó tras la muchacha con la intención de capturarla. En el suelo de la habitación de Arue quedó su maza.

Al llegar abajo y sentir los pesados pasos de Groland tras ella sonrió, pero en cuanto le vio aparecer torció el gesto y todo rastro de alegría se esfumó en el momento. Ni siquiera llegó a abrir la puerta, decepcionada. 

– ¿Sólo tú? ¿Los demás pretenden echar la siesta y...? – suspiró –. Da igual, déjalo. 

Parecía decaída, aunque no estaba claro muy bien por qué, o al menos carecía de lógica viendo aquella situación; ella, por supuesto, si se entendía a sí misma, pero al parecer carecía de importancia para cualquier otro. Se preguntó si había hecho bien en unirse a aquella gente, en vez de buscar su propio camino, pero tardó poco en darse cuenta de que seguramente tampoco había tenido otra opción. _^<<Padre me dejó salir de aventuras, con ellos_^>>, se recordó, y supo que había sido más importante para él saber que estaría bien protegida por gente a la que consideraba héroes que los sentimientos de su hija de hacer algo más que ser una niña mimada en un palacio por el resto de su vida. Ni siquiera su hermano la entendía, pues él sólo se había escabullido por rebeldía y capricho; sólo su tío había sabido ver que ella no sólo deseaba aquello, sino que haría lo que fuera por poder ser dueña de su destino. Ahora que lo había conseguido, los mismos a los que había admirado días antes habían perdido su magia y su encanto, quedando de ello simples hombres y mujeres con multitud de defectos, nada que ver con las historias que Lannet la había contado y otras tantas que ella misma había leído. Ariadne lo había descubierto también..., y tal vez llevaba razón en lo que la había dicho en la posada. Había confiado en ellos, pero ellos ahora no devolvían esa confianza; ella sabía que tenía sus propios problemas, tal vez no estaba siquiera muy cuerda – aunque eso no lo iba a aceptar nunca –, pero estaba allí, había querido ayudar, había querido superarse y ayudar a los demás, y a cambio seguía siendo para todos una niña a la que dejar de lado cuando había que tomar decisiones, sin contar con ella y sin escucharla cuando..., bueno, nunca. Era tedioso sentirse así, pero sobre todo hacía que toda la ilusión que había sentido en un primer momento se deshiciera como las últimas nieves del invierno.

Al final miró al guerrero, y compuso una mueca triste mientras se iba a sentar de nuevo en el reposabrazos de uno de los sillones. 

– No te preocupes, no voy a escapar. ¿Tenéis algún plan? Puedes ir arriba con tus compañeros a pensar en uno, aunque supongo que primero iréis a avisar a todo el mundo, ¿no?

Había algo en como dijo lo último que no auguraba nada bueno, aunque ni ella misma sabía el porque. Aún. Como fuera, no sabía porque preguntaba, pues era obvio que así sería. Llevaban obcecados desde el principio en ello, y seguramente no cambiarían de opinión ahora; no importaba si todo les llamaba a correr hacia el castillo sin perder tiempo, y mucho menos que para ella el que avisaran a Shandrill, a Baran y Arlen pudiera generarle incómodas preguntas y una mala situación. Debían de querer un ejército, o sólo fastidiarla, pero no importaba, ambas cosas sólo la hacían pensar en una cosa que el mercenario había dicho un rato antes: _^<<Para no necesitar al pueblo, y ser este quien os necesita, no actuáis como tal. No sois los héroes que necesitaba, sólo buscafortunas en busca de su propio tesoro_^>>.

Luego apareció alguien más detrás...

Jerinor subió junto con Groland y se quedo estupefacta al ver las marcas dejadas en la cama por el animal que había robado el colgante, huyendo a través de la ventana. Maldición! Que poderes posee el tal Vortigern.

Apenas esta intentando discernir que era aquello, cuando sin previo aviso, Sirya salio a la carrera, con la intención de salir de la casa e ir a buscar al cuervo.

Joder, espera Sirya! No debemos separarnos! Saliendo a la carrera tras Groland con la intención de pararla.

Si te capturan todo estará perdido! Recapacita.

Pensandoselo mejor paro en seco y grito a Groland: Dejala ir! Ella sabrá lo que hace. Ya es mayorcita.Quedandose estática en la parte alta de la escalera.

Al ver que Sirya para su asombro desiste de su actitud y se sienta en el sofa. Jerinor sonrio y bajo lentamente, dirigiendose a la mesa. Volvio a beber un sorbo de agua fresca y mirando a sus compañeros, exclamó: Y bien, que hacemos ahora?

Con mi mano apuntando hacia Syria, y la palma abierta y concentrada en ella digo:- Quieta Syria!, te ha lanzado alguien un hechizo?, pq detecto dos auras que aun no identifico, si una es de Vortinger quizás podría rastrearlo.

Ya sentada en el sofá, vio como alguno más descendía las escaleras con prisa, persiguiéndola. Eso la hizo sonreír, pero en ningún momento replantearse lo que había pensado al ver a Groland el primero. Al menos, como si tuvo que admitir, no la dejaban de lado del todo; ^_<<los motivos ya son otra cosa^_>>, pensó mirando ceñuda a Kerri, aunque no del todo por su actitud sino más bien por lo que aquello que decía significaba. ¿Estaba hechizada? ^_<<Esto no es bueno^_>>.

– Nadie me ha... – empezó, callándose al momento –. Bueno, si, Shandrill nos bendijo, pero ha sido a todos, ¿no? – mirando a su alrededor, pensó que aquello no le gustaba; la magia era algo que aunque veía útil, estaba fuera de sus capacidades, y lo que no podía controlar ni entender solía ser algo que no quería tener cerca –. ¿Las dos auras que notas vienen de mi? Si es así..., puede que una provenga del medallón – que no de Vortigern, esperaba –, y si podrías rastrear dónde está ahora. 

Tras estudiar con detenimiento las huellas, llegas a un par de conclusiones. La primera es que no son huellas de cuervo. La segunda que son de un humanoide de tamaño pequeño con los pies con espolones y garras largas y duras. Si Sirya dice la verdad y ella vio un cuervo, sólo se te ocurre...*

-Groland, si ponte al lado de Syria, quiero comprobar el calor y tamaño de las auras, por si hay alguna parecida. así eliminare de mi investigación la de Shandrill si aun persiste.
Luego miro a Syria y la digo:- Primero tengo que identificar su esencia y saber que hace, localizarla dentro de ti para saber de donde sale y una vez echo eso podre salir a buscar un aura idéntica, siempre que sea de Vortinger, claro.

Mientras que Kerri hacía alarde de una poderosa magía divina, Jerinor asio la daga que parecía tener algún poder desconocido y se puso a evaluar su uso y manejo. Su manufactura era sin duda excepcional. Quizas Kerri podría decirle cuando acabará que tipo de poder albergaba esta. Se mantuvo expectante a esperar que terminará de leer las auras de Groland y Sirya para aproximarse a continuación sin llegar a molestar.

Asintiendo al gesto de Kerri Jerinor la puso en la mesa cerca de ella y Groland.

El mago se había quedado pensativo, meditando las distintas opciones al contemplar aquellas huellas mientras sus compañeros corrían de arriba a abajo, pegaban voces y enarbolaban sus espadas como si se enfrentaran a algún oponente invisible.

- Vortinger ya tiene el amuleto - afirmó, arqueando la ceja mientras Kerri empezaba a lanzar sus hechizos - sencillamente porque su familiar se lo ha conseguido. Un imp, no un sencillo cuervo. Un tipo de compañero mágico que sólo algunos tipos de hechiceros y magos pueden tener. Tiene dones únicos, uno de ellos el de volverse invisible. Ya habrá huido por alguna ventana.

Miró por la ventana, ahora cerrada, preguntándose si su familiar estaría a salvo, pero ya estaba hecho. 

- Groland, prepárate - dijo, recogiendo su maza con forma tan particular - Va a ser una pelea dura. Y yo sin preparar hechizos..

La confusión de Groland cuando llegó alarmado a la planta baja y vio a Sirya detenerse esperándole fue patente. En este estado, y una vez visto que la chica no iba a ninguna parte, pareció obligarse a recobrar la calma y poner en orden sus pensamientos mientras se llevaba las manos a la cabeza, se echaba el pelo hacia atrás y vagaba por la sala.

Justo entonces aparecieron Jerinor y Kerri, la segunda de las cuáles dijo percibir algún tipo de residuo mágico en la casa. Aquello atrapó la atención de Groland, que volvió a ponerse en alerta y esperó a que la clériga aclarase lo que ocurría. La magia siempre le ponía algo nervioso. Parecía intrigado y preocupado a partes iguales. Obedeció a las órdenes de Kerri.

—¿Q-qué pasa? —preguntó, mirando de refilón a Jerinor y a la hija del alcalde—. ¿Qué auras? —añadió, sin entender un pimiento—. ¿Aún sigue aquí? ¿El ladrón?

Fue en ese momento cuando Rash intervino, aclarando la situación y entregándole su arma, que había dejado atrás. El guerrero tomó la maza y asintió sombrío a las palabras de su compañero. Confiaba en él.

—Subiré a prepararme —informó, aunque aún esperaría a que Kerri hubiera terminado de investigar—. Espero que Baran entienda el mensaje y venga cuanto antes —añadió, recordando cómo el mago había enviado a su halcón.

Con tu conjuro aún activo, lo centras en Sirya y Groland, que te miran expectantes, como todo el resto del grupo.

En Sirya detectas finalmente cinco auras, aunque como estaban solapadas una encima de otra, te ha costado un rato (es decir, que te centraras en ella un tiempo) detectarlas. Una de ellas es de nivel moderado de encantamiento que la rodea por completo (que a poco que gires un poco, la detectas rodeando a todos, como una especie de impermeable puesto por todo el cuerpo, por lo que deduces que debe de ser el conjuro de Shandril), y las otras cuatro de nivel leve, dos de encantamiento y otras dos de conjuración. Las auras leves las localizas en la mochila de Sirya.
 

En Groland detectas cuatro auras, la que le rodea de nivel moderado de encantamiento, como a todos, y tres auras más. Dos en su bolsa de cinturón (auras de nivel leve, de conjuración), y otra aura de evocación débil que proviene claramente de la espada de Sirya. 

Por último, la daga que deja Jerinor en la mesa desprende un aura de evocación débil, prácticamente idéntica a la de la espada corta de Sirya.

No la gustaba ser un conejillo de indias, y mucho menos una rata de ensayo, pero si había magia desconocida de por medio..., era mejor mantenerse callada, obedecer, y ver de que era capaz Kerri. Así que se quedó quieta, cerca de Groland mientras ella hacía lo que tuviera que hacer, y mientras escuchó a Rashaniel, que acababa de bajar las escaleras con la maza del guerrero y nuevas noticias.

_^<<Así que un imp..., sería interesante tener uno de esos_^>>. Una risilla pícara se le escapó de entre los labios, consciente de que si se diera el caso, iba a ser la única contenta con ello; si ya desconfiaban de ella, no se quería imaginar como iban a estar si tenía recursos mágicos y un compañero invisible bajo sus órdenes, pero sería francamente divertido.

Aquél sonidito alegre, además, tuvo otro efecto en ella: la calma. Después de toda la tensión, los nervios y las peleas, en esos momentos se sentía tranquila y a salvo; tal vez no eran héroes, pero eran buenos en lo que hacían, y al fin la hacían sentir algo parecido a la unidad..., se sentía libre, pero no sola. Aquella situación la hizo apoyar la cabeza de manera cariñosa sobre el brazo de Groland mientras la clérigo hacía lo suyo, y cerró los ojos aliviada, a gusto.

Cuando acabó y el hombre se marchó a prepararse, ella simplemente se apartó y volvió al sofá, donde esperó con tranquilidad a que se pusieran en marcha. Y durante ese rato, esa actuación, no hizo siquiera amago de robar su propia espada, por no hacer, ni siquiera miró a Jerinor en ningún momento con malicia. No quería volver a tener problemas... 

Kerri soplo y retiro la mano, dijo con calma resignada, ya esta, he averiguado varias cosas, que quizás las sepáis o quizás no, así que os lo diré.
He encontrado en todos nosotros un aura común, de intensidad moderada, que supongo que sera la lanzada por Sandrill y es de encantamiento, lo que coincidiría con el hechizo que nos lanzo.
Hago una pequeña pausa dramática y continuo diciendo:- aparte de esa, Syria tiene 4 auras mas, todas ellas emanan de la mochila, por lo que encima de ella no hay ninguna. De esas que emanan de la mochila son todas leves, dos son de auras de encantamiento y otras dos de conjuración. Syria que objetos mágicos tienes en la mochila?
Miro a Groland y le digo:- Respecto a ti detecto 3 auras ademas de la de Shandrill, dos en tu bolsa de cinturón, de nivel débil de conjuración, así que debes tener dos objetos mágicos hay. y un aura de evocación débil que proviene de la espada de Syria.
Por ultimo miro a Jerinor y la digo:- Respecto a esa daga es de decir que el aura que la rodea es prácticamente idéntica a la de la espada de Syria, osea que es débil de evocación. quizás Rash pueda ampliar los conocimientos.

Por ultimo dice:- Y seguramente es como dice Rash, Vortinger ya tiene el medallon, ahora la cuestion es o vamos a cazarle, o vamos al castillo a esperarle. yo preferiria cazarle ahora ya que tiene la llave, y vete a saber cuando puede ir el al castillo. El como cazarle, ni idea, pq no hay rastro de hechizos de el en Syria, asi que no puedo rastrear ningun aura eficazmente.

– Yo no...

Sorprendida, abrió los ojos hasta que casi la dolieron y puso su mochila frente a ella, abriéndola rápidamente para rebuscar. Con una rapidez asombrosa – que sólo podía ser de la práctica en vaciar otras bolsas, seguro –, sacó todo lo que llevaba y empezó a dejarlo sobre la mesa con una pulcritud casi obsesiva. 

Así, de izquierda a derecha, quedó sobre el tablero de madera lo siguiente:

• Dos botellas del llamado "fuego de alquimista", que había comprado a Fulbert un rato antes.
• Dos frascos de agua bendita, que si no recordaba mal había cogido prestado del templo unos días antes.
• Dos viales que no eran otra cosa que pociones de curación. 
• Un estuche, cerrado y alargado, de tonos oscuros, que parecía contener herramientas de alguna clase. Estaba bien cuidado, y era uno de sus pequeños tesoros, regalo de su tío Lannet.

Cuando acabó, enarcó una ceja y sonrió avergonzada.

– Bueno, puede que si tenga algo mágico por aquí, je.

_^<<Vaya, menuda pérdida de tiempo..._^>>

– Esto, entonces..., nada me une con Vortigern, ¿no? – sentía haber dado falsas esperanzas con aquello, si es que se podía considerar una esperanza tener un lazo con un poderoso y malvado brujo, pero lo cierto es que estaba aliviada de no tener nada que ver con ello; una sonrisa que no pudo controlar afloró a su rostro y se llevó la mano a la parte de atrás de la cabeza, rascándose la nuca –. Perdón. 

Y dicho esto, esperando un poco por si Kerri tenía algo más que decir una vez identificadas las cosas, empezó a recoger de nuevo para que pudieran ponerse en marcha cuanto antes. 

Vale, auras identificadas, los viales de curacion y 2 frascos de agua bendita. Nada que destacar.

Groland tardó un rato en ponerse la armadura y terminar de preparase, rato que los demás emplearon en diversas actividades*. Justo cuando bajaba Groland por las escaleras, como si sus pasos pesados hubieran sido una señal, la puerta retumbó con varios golpes fuertes de puño. - ¡Abridme, soy Baran, ¿pasa algo?! ¡Éste pájaro tuyo no me deja tranquilo!. -

Un chillido triunfal, proveniente del Halcón Peregrino de Rash, acompañó las maldiciones emitidas por el Capitán.

Una vez la puerta fue abierta, Baran, tras observar que todo parecía tranquilo, con cara de estar ligeramente molesto preguntó - ¿Qué sucede? ¿A qué tanta prisa? - **

Durante el tiempo que tardó Groland en bajar, ella terminó de recoger sus cosas, ajena un poco a lo que los demás hacían por la habitación. Estaba en un estado extraño, eufórica, una mezcla de emociones que no terminaba de comprender pero que, al menos, eran agradables, eran suyas y, sobre todo, sabía de dónde venían.

Por un lado se sentía tranquila, relajada, mucho más segura que unos minutos antes. Saber que no había lazos entre el oscuro brujo al que había decidido no nombrar – no fuera a tener la mala suerte de atraerle – y ella, hacía que se le quitara un peso de encima. No había esperado sentirse tan asustada desde la noche que había huido del bosque, pero a la luz de los recientes acontecimientos había descubierto que aquello la iba a perseguir un poco más; que Kerri la hubiera asustado de aquella manera con lo de las auras no había ayudado.

Pero eso ya había pasado, estaba mejor, y aquello de los objetos mágicos había despertado en ella la curiosidad innata que la caracterizaba. Su espada, que había sido vilmente robada por el guerrero aprovechando la situación – ¡y que dijeran de ella! –, parecía tener algún tipo de aura mágica. Era algo que sin duda no tenía que estar ahí, o al menos su tío no le había dicho nada. ¿Lo sabría siquiera? No tenía ni idea, pero por si acaso no iba a decirle nada, no fuera a cambiar de opinión y querer quedársela, que el maldito mediano tenía las manos muy largas; _^<<y me ha enseñado bien a cuidarme de los demás, él incluido, ji, ji_^>>. 

Con todo eso, además, seguía estando ciertamente interesada en algo más: la magia. Aquello del imp había despertado una fascinación en ella que nada tenía que ver con el amor al conocimiento y si con otras cosas mucho menos agradables para, bueno, para nadie menos ella misma. Si podía potenciar su talento natural para el robo, el engaño y el subterfugio mediante las artes arcanas, sería pronto mucho mejor que su hermano, que Lannet, y que cualquier otro ladrón. Se convertiría en una leyenda, e incluso podría ir a ciudades lejanas para unirse a las poderosas organizaciones que allí existían como una de las más importantes.

Tenía la libertad al alcance de la mano, sólo tenía que estirarse y cogerla. Nadie la detendría, nadie la volvería a tratar como una niña, nadie la diría que podía hacer y que no...

Y entonces llamaron a la puerta; los gritos de Baran resonaron en la calle, acompañados por los graznidos del ave de presa del mestizo, y se acordó que Rash había mandado a su pájaro a avisar de lo ocurrido. Se quedó quieta, inmóvil como un ciervo asustado, y se le hizo un nudo en el estómago. Miró a todos los allí presentes, con ojos llorosos, y casi suplicó.

– No le digáis nada de mi y el medallón, por favor... 

Mientras esperaba junto a Sirya a que Kerri hiciera su magia, Groland notó como la chica se le apoyaba en el brazo. La primera reacción de Groland fue una mirada sorprendida y extrañada a la chica, pero luego miró inconscientemente a Rash, miró rápidamente al frente y soltó un pequeño suspiro de cansancio con un puntito de nerviosismo. En cuanto la clériga hubo acabado, el hombretón se separó veloz -pero sin brusquedad- de la chica.

Kerri no descubrió nada nuevo: Shandrill les había bendecido a todos, Groland llevaba dos viales de poción curativa encima y la chica tenía en la mochila varios frascos de sustancias mágicas comunes, además de una espada encantada, que en aquel momento -pero no por mucho tiempo- Groland llevaba al cinto. Cuando aquello estuvo aclarado, Groland no perdió un instante en subir a prepararse.

Cuando Baran llegó, pudo ver que Groland -quien, a diferencia de sus compañeras allí presentes, no disfrutaba llevando en el día a día cota de mallas y cien arma encima- se había preparado para la batalla.

—¡Sir Baran! Creemos saber qué está sucediendo en el castillo —informó apresuradamente, poniéndose frente al caballero como si fuera uno de sus superiores en las compañías—. Eralion. No murió: es un lich. Está bajo el castillo, y está a punto de ocurrir algo, aunque no sabemos qué. Debéis poner al pueblo sobre aviso, sir. Nosotros vamos a intentar detener lo que sea que esté ocurriendo allí. Si podéis, enviadnos hombres.

Groland esperaba las palabras adecuadas de Baran para ponerse en marcha.

Rashaniel hizo sus propios preparativos mientras Kerri lanzaba sus hechizos y Sirya vaciaba su mochila sobre la mesa. Como no había tenido tiempo - ni ganas - de estudiar su propio libro de conjuros para enfrentarse al nuevo día, ahora eran tan útil como un granjero con su horca. Así que subió a su cuarto, que olía a tinta y a aceite para quemar, y preparó sus cosas: el cofre que Lannet había recuperado de la cueva de las mantícoras sería ideal para custodiar las cosas de valor que había ido llevando encima, para luego esconderlo - no desconfiaba de los habitantes de Fairhill, sino de los demonios que algunos llevaban dentro. Posteriormente, tomó su ballesta, un buen puñado de virotes, y su fiel báculo. En los bolsillos de su túnica introdujo algunos brebajes que habían ido acumulando para cerrar heridas y purgar fiebres, y los viales de agua bendita del templo de Freya. En la mochila metió el frasco de Fuego de Alquimista y otro brebaje curativo*.

Cuando descendía a la planta inferior, Baran entraba en la vivienda como una exhalación, y el mago no tuvo por menos que extender su brazo hacia su compañero familiar. El halcón voló hacia él y el semielfo acarició su rostro contra su plumaje.

- Eres el mejor. Me tenías preocupado - dijo, cerrando los ojos y susurrando delicadamente - Has hecho un trabajo impecable.

Escuchó a Groland y suspiró. Estaba obviando deliberadamente dar más datos y negó para sí. Estaba protegiendo a la muchacha que había traído caos y peleas internas al grupo, y si seguía mimándola nunca aprendería.

- Por no decir que probablemente un grupo de viajeros se dirige a las ruinas para liberarlo - intervino - Preparen carros y animales de tiro. Fairhill debe estar preparado para partir si nosotros no regresamos, pues el poder de tal criatura es algo que muy pocos son capaces de enfrentar. Pero haremos lo que podamos.

Parecía que al final iríamos directos al castillo, la verdad es que era el único punto en común con el liche y Vortinger, así que quizás seria el mejor sitio, quizás el mago ya había salido hacia allí, o quizás no, eso es algo que verían al llegar. cuando todos estuvieron preparados dijo:- Bien, vamosnos cuanto antes, no conviene que tardemos mucho o sera aun peor.