Partida Rol por web

En aguas inciertas

1. HOMBRE AL AGUA - A bordo del Rapaz

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23/09/2021, 15:51
Andrei Demidov.

La mirada del espadachín se removía intranquila de un lado a otro, escudriñando los gestos de los piratas conforme éstos iban hablando, pero prestando particular atención a las palabras de Suzanne, Jan y Hendrika. Después de todo, era obvio que ellos 3 serían los que terminaran decidiendo el desenlace de aquella situación.

No le extrañó para nada que Jan se acercase a Dafne casi de inmediato, zalamero que era, y empezara a comerle el oído. De hecho, Andrei tuvo que toser a propósito varias veces para ocultar la gracia que le causaba el pirata, pues su discurso, más sí que no, rozaba en lo ridículo. Inevitablemente echó una mirada a Eva, intentando ver si la pirata reaccionaba de alguna forma a los avances de Jan, aunque también temía que sus ojos encontraran los de la mujer.

Finalmente, Suzanne volvió a tomar la palabra, dando un argumento muy válido, pues el mismo rubio también dudaba de la pericia real del "buen" Amputapatas como doctor. Además, resolvió someter al tal Émil a la prueba de fuego, leer el ominoso libro que los había llevado ahí en primer lugar. Andrei casi contuvo la respiración cuando el recién llegado empezó a leer, aunque se relajó un poco al escuchar las palabras, pues Grigori las había comentado en más de una ocasión. Esperaba que aquello fuese suficiente.

Notas de juego

1/2.

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23/09/2021, 16:07
Andrei Demidov.

Annalise, que estaba a un lado de Andrei, pudo percatarse de como el rubio pareció enfocar su mirada en Hendrika brevemente, para luego morderse el labio inferior con cierta inseguridad y preocupación dibujada en el rostro. Sus ojos castaños no tardaron demasiado en buscar los verdes de la alquimista, llenos de dudas y temores.

— Tenemos que hablar —musitó, casi en un suspiro—. En la noche, cuando todos duerman.

Notas de juego

2/2.

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23/09/2021, 16:43
Annalise

Escuchó con detenimiento todas las conversaciones y no pudo evitar el alzar una ceja cuando aquel hombre se dispuso a leer el libro y no se fiaba de que cumpliera su palabra. Annalise era una joven muy sensible, pacífica, pero también tan observadora que cada detalle era raro que pase desapercibido por ella y en esta ocasión, no sabía si era oportuno que ese doctor tuviera en manos algo que Grigori cuidaba como su sombra. Podía ser un aprovechamiento de la ignorancia que se traía la Capitana y las verdades que entre hojas allí escritas están. 

Por esa razón es que intervino, Suzanne estaba al tanto de la propuesta de Grigori donde ella estaba como una lectora más de ese libro y no quería que eso se olvide. No cuando el conocimiento es poder y dárselo a un oportunista podía ser un arma de doble filo cuando había sueños compartidos con su amigo, toda esa carga emocional que trajo el hecho de haberlo encontrado y compartido con la propia alquimista. Era algo preciado, que en manos equivocadas no era adecuado. 

—Perdón la interrupción mi Capitana, sólo he de recordarle que con Grigori teníamos un proyecto en cuanto a ese libro y le pido por favor que eso se mantenga. No tengo inconveniente que con el doctor ambos podamos interpretar su contenido, pero como he perdido a mi amigo, me gustaría cumplir con su voluntad de seguir con ese plan ya conversado con usted—dijo en un tono suave, melodioso—. Además también puedo acompañar las lecciones de lectura y escritura que este señor le dicte.

No quería que las tornas se cambien, demasiada confianza para alguien que recién subía al barco. Después cuando Andrei estaba muy cerca, intercambiaron miradas y le regaló una tenue sonrisa. 

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23/09/2021, 16:50
Annalise

—Lo sé, tenemos un oportunista a bordo.

Apenas susurró entre miradas que lo decían todo, podían estar ellos en peligro arriba de la embarcación y haría lo que fuera necesario para no perder a Andrei en esto. Así que tocaba cuidarse las espaldas y algo más. 

—En mi camarote, nadie sospechará algo—propuso y lo miró tímida—. ¿Te parece bien?

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23/09/2021, 18:21
Andrei Demidov.

Andrei asintió a las palabras de Annalise con suavidad, tratando de que se evidenciara lo menos posible que estaban concertando algo. Después de todo, no sabía quién podría estar mirando, pues tenían razones para desconfiar de... bueno, prácticamente todos.

— Me parece bien, ahí estaré —respondió él en voz baja, arreglándoselas para, a pesar de las preocupaciones, esbozar una pequeña sonrisa gentil.

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25/09/2021, 01:03
Jan el Bello

Dafne le dice a Jan que está comprometida con un tal Jonah.

—Ah, Jonah, pobre diablo. Qué suerte para mí que esté entretenido buscando sus rutas comerciales, a kilómetros de distancia nuestra.

Notas de juego

(sigue...)

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25/09/2021, 01:08
Eva

Tu mirada, efectivamente, se cruza con la de Eva. No está observando a Jan: le importa un cuerno lo que haga su amante ocasional. Tiene los ojos puestos en ti. Tal y como temías, malinterpreta tu mirada. Se te acerca por detrás, desliza la mano y te estruja una nalga.

Notas de juego

Con mucho menos material se han creado sitcoms enteras!

(sigue...)

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25/09/2021, 01:11
Hendrika van Haas

El doctor Émil lee el primer párrafo del libro de Suzanne. En ese breve instante toda la tripulación contiene la respiración. Lo escucha con solemnidad: a ojos de los ignorantes, un hombre de letras siempre es alguien a respetar. No es así para Hendrika, que sigue mirando al doctor Émil con la misma altanería de antes.

Émil le pregunta a Suzanne de dónde ha sacado ese libro. Antes de que la capitana pueda responder, Hendrika se le adelanta.

—El libro era de mi tío, Ludo van Haas. Ludo era el capitán de este navío hasta hace un mes y medio. Murió por culpa de...

Se calla. Aprieta la mandíbula. Rechina los dientes. Un destello de ira le ilumina los ojos.

—Murió devorado por monstruos marinos. Ludo llevaba años buscando este libro. Lo encontró hace unos meses, antes de morir. Estaba en manos de un alquimista de Waidbruck. El alquimista aceptó intercambiar este libro a cambio de un cargamento de veneno.

Notas de juego

(sigue...)

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25/09/2021, 01:30
Capitana Suzanne Matatigres

—Dios sabe para qué quería un alquimista tanto veneno. Ludo murió poco después, en un accidente desafortunado, culpa del noble Otto von Faverstram. Fue entonces cuando la tripulación me eligió capitana. El libro se llama La Fuente de los Eternos. Ludo estaba obsesionado con él y quiero averiguar porqué. 

Lo cierra y se lo guarda.

—Ludo fue un gran capitán, y todos le quisimos mucho. Pienso ser tan buena como Ludo, y mejor también. Y no es por alardear, pero he empezado pisando fuerte, ¡já! ¿Habéis oído hablar del Risueño Reynald? —Wanda y Hans oyeron hablar de él; es un bandido de poca monta—. Su banda fue exterminada por mi tripulación. También vengué a Ludo: hasta hace poco, Otto von Faverstram viajaba encadenado al mascarón de proa de mi barco. Murió de hambre y sed. Tuvimos que soltar el cuerpo porque ya empezaba a oler peor que Renacuajo.

El pirata Renacuajo se huele un sobaco y sonríe. Efectivamente, Renacuajo apesta. Annalise le solicita a Suzanne que también le permita leer el libro.

—Por respeto a Grigori, puedo permitirte que leas el libro, Annalise. Pero siempre delante mío. Dafne y Émil ya han demostrado que pueden sernos útiles. Dormirán en las hamacas que pertenecían a Grigori y Bjorn [1] —Suzanne da unas palmadas al aire—. ¡Bien! ¡El espectáculo ha terminado! ¡Fuera de mi vista, gusanos, volved a vuestras tareas! ¡Alvin, a la cocina! ¡Aullador, al timón! ¡Jef, a fregar el piso! Jan, querías hablar conmigo sobre una fiesta, vamos a mi camarote. Annalise y Andrei, mostradles a Dafne y Émil dónde dormirán. ¡Todos a trabajar, abortos de pejerrey, já!

Los piratas se dispersan y vuelven a sus quehaceres. Jan el Bello y Suzanne se van al camarote de la capitana. Annalise, Andrei, Hans, Wanda y un anciano con pinta de educado que se mantiene a lado de Annalise quedan solos.

Notas de juego

[1] Bjorn y Grigori eran, creo que a esta altura Wolf y Dewey se imaginarán, los PJs que no volvieron para esta partida.

Todo lo que relataron Hendrika y Suzanne fue, básicamente, lo que ocurrió en la partida anterior. Algo que creo que no había mencionado: todos (menos Suzanne) duermen en hamacas, en una sala común bajo cubierta, una hamaca al lado de la otra. No hay camarotes individuales, pero igualmente se puede tener una conversación en privado hablando en voz baja (prometo que ningún PNJ escucha).

Dejo este espacio para que vuestros PJs puedan conocerse oficialmente y conversar.

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26/09/2021, 18:05
Andrei Demidov.

El rubio soltó un pequeño resoplido mitad gracioso, mitad exasperado, como respuesta al comentario de Jan, aunque algo detrás de él lo hizo pegar un pequeño brinco, cual cervatillo asustado, para además sonrojarse notoriamente. El espadachín carraspeó varias veces, nervioso, antes de mirar hacia atrás, donde estaba Eva, con gesto en parte abochornado, en parte desaprobatorio.

Por otro lado, el relato de Hendrika crispó un poco al isleño, aunque evitó mirar a algún sitio en particular, en su lugar manteniendo los ojos fijos en el horizonte, con la mandíbula ligeramente apretada. De igual forma, las palabras de Suzanne lograron calmar esa pequeña tensión en el espadachín, incluso sonriendo un poco cuando le aseguró a Annalise que le permitiría ojear el libro de Ludo.

Andrei acabó por acercarse al anciano, quien parecía ser el que necesitaba más ayuda, y le tendió una mano con gesto amistoso, si bien un tanto comedido.

— Bienvenido a bordo, doctor Émil. Todavía queda algo para la hora de la comida, pero veremos si podemos rascar algo de la cocina para que al menos tengan algo en el estómago tú y tu sobrina —miró ahora a Dafne, a quien le dedicó una sonrisa gentil—. Bienvenida, también. Espero que... no os resulte tan impactante —se aclaró la garganta—. Las hamacas están por aquí —tras ayudar al anciano, echó a andar bajo cubierta.

Notas de juego

(prometo que ningún PNJ escucha)

Presiona X para dudar. 

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27/09/2021, 11:12
Hans Grüber

Hans aceptó la ayuda del jovenzuelo sonriente y se incorporó fingiendo dificultad para tenerse en pie. El doctor estaba bastante seguro de que su semblante de individuo entrado en la senectud jugaba a su favor, a pesar de que esa hiena llamada Hendrika había intentado favorecer su eutanasia por compasión. Ya le devolvería el favor a esa arpía el bueno de Hans, ya...

—Gracias, joven. Gracias. —dijo soltando una cariñosa palmada doble en el moflete al zagal que resonó con insospechado estruendo. *Plas-Plas*. Double combo.

—No se ha escapado a mi ojo clínico vuestra sutil intercesión a nuestro favor hace escasos minutos, durante la charla con la Capitana Matatigres. La piedad es una rara cualidad en un pirata, sí, señor. Lo cual me hace preguntarme si, en verdad, sois pirata, ¿señor Andrei...? —ahí dejó morir la frase Hans, a la espera de que el joven se identificase debidamente siguiendo las reglas de civismo más elementales del continente.

Por supuesto, se trataba una trampa dialéctica de las que tanto gustaban a Hans. Un pirata habría usado un apodo absurdo para identificarse.

Acompañando al interrogante Hans arqueó una ceja al modo inquisitorial. Era una ceja sumamente elocuente, incluso, psicótica. Tan expresiva en su curvatura que enfatizaba el ojo pardo y penetrante de Hans, como insinuando: «¡AJÁ! ¡Vos no sois pirata, truhan! ¿Qué hace un chico por lo demás lozano como tú en una embarcación con dudosas condiciones higiénicas y sanitarias como esta?»

Era una pregunta legítima, por supuesto.

Acto seguido miró a la jovencita que tenía nombre de perfume de marca.

—Disculpad, pero me sobrecoge una terrible duda en forma de congoja estomacal... ¿Quién es el tal Grigori? ¿Y el tal Bjorn? ¿Cuál fue su destino?

Otra pregunta legítima. Si iban a ocupar las hamacas de dos muertos, Hans quería saberlo. Al menos, para no cometer sus mismos errores.

—¿Sabéis leer, joven? —inquirió a Annalise entrecerrando los ojos, como si evaluase ese raro interés que había mostrado esta chica en el libro que traía obsesionada a la capitana del navío. —Siento una intrínseca curiosidad en saber por qué soy yo y no vos la que proseguís la labor del tal Grigori leyendo ese libro. No me malinterpretéis. Estoy agradecido por la oportunidad de mostrarme útil en esta inusual oportunidad que abre ante mí el mercado laboral pirata, pero... ¿A qué viene tanto interés por el citado libro?

Notas de juego

Para hacer un poquito de juegaso ^^

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27/09/2021, 18:15
Wanda Weiß

"Por favor... Qué tipo más plasta..." —dijo para sus adentros, al escuchar las palabras de Jan. Estaba claro que era de los que les gustaba chocarse contra las paredes a pesar de no conseguir nada y tan duros de mollera que no aceptaban un no como respuesta. Iba a resultar más molesto de lo que creía en un principio.

La chica hizo caso omiso al rubio, centrando de nuevo su atención en la capitana y en el interés que esta tenía en el extraño libro que llevaba en sus manos. Una pirata interesada en la lectura y en otras formas de expresar arte hubiese resultado curioso e inspirador. Pero una pirata interesada en los beneficios que supondría averiguar lo que contaba entre sus páginas, iba más en consonancia con la imagen que Wanda tenía de los que se ganaban la vida saqueando en alta mar. Dinero, poder y fama (no necesariamente en ese orden). Y si se puede añadir un poco de dinero extra a la ecuación, mejor aún. Al final a todos les movía lo mismo.

Una vez que se hubieron marchado a proseguir con sus quehaceres, dejándolos prácticamente solos en cubierta, se incorporó con una leve sonrisa, feliz por haber salvado el pellejo gracias a una gran actuación suya (y de su Tito Émil, seamos justos), antes de girarse hacia los dos jóvenes que les iban a guiar por el barco. Un simple vistazo a sus ropas y físicos le bastaron a Wanda para comprender que no terminaban de encajar allí.

—Hola, gracias por ser tan amable con mi tío y conmigo... —le dijo a Andrei, con rostro agradecido—. Moriría por beber un poco de agua y probar algo de comida... Hace ya bastante del último bocado que le dimos a una comida decente —Aunque para ser sincera dudaba mucho que en esa embarcación hubiese excesivas galas y menos para unos recién llegados. Todo el glamour se lo quedaría la capitana que para algo era la que daba las órdenes en aquella fragata—. ¿Sois piratas como ellos o también os han recogido de un naufragio? —La pregunta surgió natural, espontánea y sin ninguna pretensión rara detrás de sus interrogantes.

Wanda se encontró mirando entonces fijamente a la muchacha de largos cabellos, sin decir palabra alguna. "Qué pelo más bonito tiene" —pensó, con un punto de envidia, si lo comparaba con el suyo propio actual. Había sido una decisión realmente complicada, pero antes de iniciar su viaje, decidió cortar su larga cabellera, para que se asimilara al corte de pelo de un chico; de ahí que también vistiera de una manera nada femenina en comparación con otras jóvenes de su edad. Mecanismos de supervivencia que había que aprender.

Era una de los escasos consejos que le reconocía a su odiado padre: el advertirle de los peligros que supondría para su integridad física el pavonear y exhibir su naturaleza femenina delante de hombres que se pasaban meses y meses con la única compañía de sus manos y unas botellas de ron añejo para desinhibirse.

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28/09/2021, 17:46
Annalise

Tras la respuesta de la Capitana, asintió conforme sin demasiado que opinar al respecto. Al menos ya tendrían una posibilidad dentro de la embarcación y eso es bastante, considerando la vida que llevan los piratas al punto de ser una marea en constante movimiento donde no se sabe cuando estarás al borde de la muerte incluyo conviviendo con ellos. Por esa razón es que ante la indicación de Suzanne, se mantuvo predispuesta a acompañar como es debido a los nuevos así podían conocer medianamente un lugar peligroso. 

Como es de esperar las preguntas llegan sin más, el hombre es más capcioso y la joven más irreverente. No obstante prefiere no estar hablando demasiado ya que en este lugar todo se escucha y una palabra mal dicha puede desatar la ira de los que están allí. Había que cuidarse la espalda demasiado y esto implica contar lo mínimo indispensable, por la seguridad de ellos y también la de Andrei, Annalise y el mismo Wilbur. 

—Grigori y Bjorn son amigos de toda la vida, se han criado junto a nosotros y el mismo destino así como nos subió a este barco, los sacó del mismo—explicó amable y ante la pregunta directa, negó con la cabeza—. He tenido un mentor. 

No quiso ofrecer más palabras a algo que podría traer problemas a futuro, no se conocían y la alquimista no era tan abierta a las relaciones de buenas a primeras. Más aún tras descubrir su pasada y como debía trazar el camino, además estaba la cuestión de que perdió dos personas importantes en su vida y no quería encariñarse demasiado. Ya le dolía un montón la pérdida. 

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28/09/2021, 19:03
Andrei Demidov.

La primera palmada tuvo como respuesta un resoplido por parte del rubio, mientras que la segunda no terminó de llegar, pues el espadachín cerró su mano en torno a la muñeca del recién rescatado. No apretó con fuerza, pues su intención no era hacerle daño, sino simplemente detener el molesto movimiento. Acto seguido, la retiró hacia un lado con suavidad, para luego soltar al doctor.

— Andrei —respondió, a secas, con tranquilidad—. Bueno, pocas personas se merecen morir en alta mar, sin comida ni bebida. Se me ocurren un par, pero no me lo parecéis —hizo una pausa—, al menos de momento —terminó por añadir.

Mientras caminaba, Andrei apoyó una mano en el pomo de su espada, aunque parecía más algo instintivo que una amenaza velada contra los dos ya no tan náufragos. El espadachín escuchó las preguntas de ambos desconocidos con semblante tranquilo, aunque ambos pudieron darse cuenta de la levísima pausa que hizo cuando Émil preguntó por el libro.

— Lo mejor será dejar las preguntas para después, pero es como dice Annalise. Nos embarcamos juntos y... bueno, quedamos nosotros —"respondió" a todas las interrogantes, con un pequeño suspiro, aunque tenía pinta de que ese "después" era de los indefinidos—. Estoy seguro de que querréis comer y beber algo, además de descansar. Bastante falta os hace... sin intención de ofender —volvió a hacer una pausa—. No tenemos habitaciones, lamentablemente. Todos dormimos bajo cubierta en hamacas. Luego de un rato te acostumbras al vaivén —comentó, dubitativamente, pues la verdad sea dicha, él no se había terminado de acostumbrar.

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29/09/2021, 15:22
Wilbur von Panter

El anciano que está al lado de Annalise tiene un aire de solemnidad. Regio.

—No somos piratas, claro que no —le responde a Wanda, como si la pregunta lo hubiera ofendido—. Somos personas honestas. De rango más elevado que estos... —baja la voz— criminales. El barco está viajando hacia Antongrado, primero, y hacia Fenregrado, luego. En Antongrado se bajará Andrei. En Fenregrado nos bajamos Annalise y yo.

>>Mi nombre es Wilbur. Es un gusto conoceros, Dafne, doctor Émil. Veo que también sois gente de clase. Es un alivio contar con gente como vosotros en esta travesía, gente que pueda hablar de cosas que no sean robos y saqueos. Si me permitís preguntar, doctor, ¿dónde habéis estudiado?

Mientras tanto, bajáis por una escalera hacia la cubierta inferior, la sala común donde cuelgan todas las hamacas donde duermen y descansan los tripulantes. Las hamacas de Dafne y el doctor están pegadas a las de Andrei y Annalise. No se ven cómodas. Cruzáis la estancia hasta llegar a la cocina.

- Tiradas (2)

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29/09/2021, 15:40
Director

Este hombre, Wilbur, no solo no es un pirata, sino que, por sus ademanes, su acento, su dicción, es alguien educado y acostumbrado a manejarse en los resortes del poder. 

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29/09/2021, 15:42
Director

Este hombre, Wilbur, no solo no es un pirata sino que, por sus ademanes, su porte y su dicción, es alguien educado y acostumbrado a manejarse en los resortes del poder. Alguna vez en tu vida te cruzaste con un noble de Waidbruck. Tenía exactamente el mismo acento que este anciano. Cómo ha terminado un poderoso noble del reino de Waidbruck en este barco de mala muerte, vaya Dios a saber.

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29/09/2021, 15:44
Alvin

El cocinero es un jovenzuelo lleno de acné. Está preparando un caldo de anguilas regado con mendrugos de pan negro y una pizca de sal. A pesar de lo precario de los ingredientes, el almuerzo huele bien. El muchacho camina encorvado, retraído, como si pidiera permiso para existir. No termina de encajar en un barco pirata. Andrei le solicita algo para los recién llegados.

—Hola, Annalise. Hola, Andrei. Hola, Dafne. Hola, doctor. Soy Alvin, el cocinero. Bienvenidos —habla para adentro, con timidez—. ¿Hace cuántos días fue la tormenta que destruyó vuestro barco? —le pregunta a Dafne y Émil.

Alvin le entrega un cuenco de asquerosa sopa de tripa de foca al doctor, y unas deliciosas galletas con pan a Dafne.

—Oí que le gusta el intestino de foca monje, doctor, así que le he preparado un cuenco. No es mucho lo que hay para comer, las provisiones están bajas. Jan el Bello no para de repetir que estamos perdidos. Eso me da miedo —un temblor le recorre el cuerpo; no parece ser un valiente.

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29/09/2021, 16:01
Renacuajo

El pirata Renacuajo entra a la cocina y su eterno olor fétido lo acompaña, inundando la pequeña estancia y acosando vuestras narices. 

—Así es. Jan el Bello está muy disgustado con Suzanne, cree que ha perdido el rumbo. Esta mañana hablé con él. Hay otros catorce o quince tripulantes que piensan como él, como esa zorra de Eva. Por suerte los demás confiamos en Suzanne, ¿no? Somos piratas, pero piratas buenos, mrebek-mrebek-mrebek.

Cuando Renacuajo ríe hace ese sonido gutural, como de sapo, que suena como "mrebek-mrebek-mrebek". Es desagradable. Aunque ríe, se queda mirando con cautela a Andrei y Annalise, a ver si dicen que confían en Suzanne o no.

Notas de juego

Bon apetit, doctor.

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29/09/2021, 17:03
Hans Grüber

Hans quedó pasmado ante los reflejos felinos (¡Qué digo!) viperinos del tal Andrei. Una combobreaker deflection no estaba a la altura de cualquiera.

Andrei Sin Apellido parecía un chico con algún tipo de carencia afectiva de tipo paternal. O maternal. Diantres, quizás se crio en la calle y aprendió el arte de la cuchillería por puro instinto. O quizás era el hijo díscolo de alguna familia noble y se había hecho a la mar en señal de rebeldía. Eso, por cierto, le resultaba vagamente familiar...

Miró de soslayo a Wanda.

Hans carraspeó.

Entiendo. —comentó ante la más que evidente suspicacia de aquellos dos a todo lo que les rodeaba. Pareció intuir algún vínculo con los dos antiguos ocupantes de las que iban a ser sus hamacas, así que Hans decidió no guardar rencor a aquellos jóvenes atribulados. Era más que evidente que la política de reclutamiento del navío era laxa en lo que a requisitos de admisión se refería, como bien podía atestiguar personalmente.

Junto a ellos había un venerable individuo que parecía letrado o, al menos, bien educado. 

—Oh, celebro conocerle, señor Wilbur. ¿Sois el tutor de la dama Annalise? Oh, mi instrucción, debo decir, entra en el terreno de lo autodidacta. —replicó Hans con cierto orgullo y astucia. —La guerra hace grandes cirujanos, temo confesar... —Hans adoptó un semblante sombrío, estudiadamente críptico. —Digamos que fue mi... bautismo de fuego. Pero basta de hablar de mí, amable señor. ¿Qué hace un individuo a todas luces culto en un navío como este? ¿También habéis naufragado? Hm-hm-hmmmmm... —la risa de Hans era tan sutil como una daga al pulmón izquierdo por la espalda.

Así que Andrei, Annalise y Wilbur tenían fecha de caducidad en ese navío... Interesante.

Continuaron recorriendo el barco con un tour por lo que ellos denominaban cocina. Qué hilarantes estos piratas. Les salió al paso otro zagal con el rostro devastado por el acné juvenil, o eso creía él. En realidad, Hans intuyó un preocupante principio de viruela.

—Saludos, señor Alvin. Así es. Intestino de foca monje. Nutritivo y rico en lípidos. Una comida calórica para sobrevivir a un naufragio. Hm-hm-hmmm... —Hans rio cortés pensando cuál sería la muerte más apropiada para Wanda Weiß. No supo decantarse entre la estrangulación más pasional o la extirpación minuciosa de cada uno de sus cabellos con unas pinzas al rojo vivo.

—A decir verdad, tengo difícil replicarle, señor Alvin. Llevábamos tantas horas varados en el agua que he perdido la noción del continuo espacio-tiempo. Dafne, ¿Cuándo acaeció la tormenta exactamente? —preguntó a su sobrina mientras se preguntaba dónde tirar aquel cuenco recubierto de sopa hedionda.

Ante ellos apareció otro piratón. Un tipo llamado Renacuajo.

Olía peor que la sopa, lo cual era meritorio. 

A juicio de Hans, lo más interesante fueron sus insinuaciones.

—¿Ah, sí? ¿Discrepancias a bordo? —inquirió con inocencia (?) el bueno de Hans. —Pues no entiendo por qué. La capitana parece bastante razonable, ¿no? *Sluuuuurp* —dio un sorbito a la sopa para disimular. —¿Por qué decís que está perdida?