Partida Rol por web

En aguas inciertas

2. REBELDES CON CAUSA - Después del atentado

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24/11/2021, 19:33
Andrei Demidov.

Los disparos toman por sorpresa a Andrei, quien aprieta la empuñadura de su espada con fuerza, llegando incluso a descubrir al menos un palmo del acero, aunque al percatarse de que han sucedido debajo, se "tranquiliza". Sin embargo, sus ojos escrutan la faz de Hendrika, y definitivamente tuerce el morro cuando dice que bajará a ver qué ha sucedido, pero no dice nada... simplemente la deja ir.

El espadachín se acerca a Annalise, y se inclina sobre su oído, cubriéndose los labios mientras le habla.

— Prepara cuantos elementales seas capaz de conjurar, esto se va a poner feo... y cúbrete —le susurró, con cierto nerviosismo, pero... tenían que aprovechar la oportunidad.

Antes la había visto conjurar elementales de piedra, pero estaban en tierra firme, así que asumía que esta vez serían de aire o tal vez agua, ya que los otros dos elementos no estaban por la labor. El rubio se aclara la garganta para llamar la atención de los piratas fieles a Hendrika que quedan en la cubierta.

— Vuestra capitana ha decidido terminar el trabajo que inició, como podréis deducir por los disparos, y el hecho de que ahora mismo se dirija a la enfermería —hace una pausa—. Si eso es lo que le depara a una persona a la que supuestamente respeta y cree merecedora de ser capitana, ¿qué creéis que les esperará a ustedes, que sois simples herramientas desechables para ella? Todavía estáis a tiempo de salvar vuestras vidas y a esta embarcación... o pereceréis junto con la mujer a la que seguís —el varón desenvaina en un abrir y cerrar de ojos su pesado acero, además de asir por las correas el viejo escudo de su padre, cubriéndose las partes más sensibles de su humanidad detrás de éste—. Es vuestra decisión.

- Tiradas (1)
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25/11/2021, 14:31
Annalise

—De acuerdo, juntos en esto. 

Sin más tras ver que Hendrika se había retirado junto algunos de sus lacayos, no quedó otra opción que hacerle frente al resto del grupo para aunar fuerzas. Estaba demasiado hastiada por la situación y por ello, al igual que Andrei, quiso intentar por la vía del diálogo. 

—Los usa, ella no hará nada por ustedes y en cuanto tenga una posibilidad los lanzará por la borda—comentó tensa—. No quiero esto pero si no razonan, es lo que habrá. 

Sin más Annalise de repente cerró los ojos para compenetrarse con el elemento, el barco en movimiento, la brisa y la magia de la alquimista recorriendo su cuerpo como si fuera parte de sí misma. Por ello es que al mover sus manos esas volutas de aire iban formando dos figuras femeninas muy atractivas que sin dudas serían la protección de la joven durante este enfrentamiento y cuando finalmente centró su mirada en ellas, tras abrir sus ojos, les sonrió. 

—Tú defiende a tu dueña y tú a Andrei—indicó siendo el silfo más grande el que se plantaría delante de la joven y el otro al costado de su amigo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Bajini la comunicación, tocará pelear. 

Invoco un silfo Nivel 1 y otro Nivel 2. 

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26/11/2021, 17:00
Director

El pirata Conhuevos termina de cebar la pólvora en su pistola. Levanta el arma y apunta a Wanda. El estruendo rebota en las delgadas paredes de la enfermería. El pirata se desploma. Su rostro es una retorcida masa amorfa desfigurada por el certero disparo de Hans Grüber. Su pistola rebota en el suelo y cae cerca de Wanda. 

Notas de juego

(sigue...)

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26/11/2021, 17:04
Renacuajo

Renacuajo avanza a tumbos hacia Amputapatas, que está tirado en el suelo, a pies de Hans. Ni siquiera se le pasa por la cabeza la posibilidad de que Hans haga algo. Renacuajo solamente piensa en matar a Amputapatas antes de darse la vuelta y esconderse en la despensa hasta que pase el lío. Puto barco, puta Hendrika, puta conspiración. Renacuajo casi se arrepiente de haber aceptado formar parte del complot. Su botín hubiera sido la bella y esquiva Eva, pero ahora ni siquiera podrá disfrutar de eso, porque Eva agoniza a causa de su disparo. Pero qué diablos, tal vez mientras el cadáver de Eva aún esté caliente todavía tenga tiempo de...

El tiro a Conhuevos lo saca de su ensimismamiento. La detonación rompe el hechizo de la violencia. Renacuajo se percata de que sangra por tres heridas distintas, que su camisa hecha jirones está empapada de carmesí, que siente el brazo entumecido y que el sable de Amputapatas le ha rajado la sien, haciéndole saltar el cuero cabelludo y provocando una cascada de sangre que se derrama sobre su rostro y su oído.

Y, por sobre todas las cosas, se percata de que el condenado cirujano Émil le está apuntando a él.

—¿Doctor? 

Yippie kay-yay y una bala le atraviesa el pecho, le revienta el corazón y se incrusta en la pared del fondo.

Renacuajo da unos pasos confundidos. Suelta el sable. Tambalea un poco a la izquierda, un poco a la derecha. Mira a Hans con odio, sorpresa, rabia y miedo. La sangre borbotea en su boca. Unos últimos sonidos guturales y reptiloides escapan de su boca.

—Mrebek-mrebek. ¿Mrebek? ¿Mrebek?

Está muerto antes de tocar el suelo.

Notas de juego

(sigue...)

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26/11/2021, 17:23
Hendrika van Haas

Cuatro piratas y Hendrika asoman por la puerta de la enfermería segundos después del grito de alarma de Hans. Están armados con mosquetes y pistolas. Hendrika aprieta las mandíbulas al ver la carnicería de la estancia. Renacuajo y dos hombres muertos, Amputapatas herido, Hans con dos pistolas humeantes, Eva y Wanda malheridas o agonizando.

Y Suzanne respira.

—Esto es lo que pasó: Amputapatas y Eva, bajo órdenes de Jan el Bello y Andrei, intentaron matar a Suzanne —dice a sus hombres—. Aquellos tres la defendieron valientemente pero murieron —señala a Renacuajo y a los otros dos—. En el tiroteo murió Dafne. También murió Émil. Y Suzanne, la pobre Suzanne, no sobrevivió a la cirugía.

Desde la cubierta superior os llegan ruidos de combate. El grito de Hans ha surtido efecto. Disparos, sablazos, gritos. Hendrika está exasperada.

—Estoy harta de este juego. Matadlos a todos, a todos, y revisad los cuerpos en busca del libro.

Los cuatro piratas apostados en la puerta levantan sus armas.

Notas de juego

¡Oh shit!

Como yo lo veo, vuestra única baza de negociación en este momento es el libro que tiene Hans y que Hendrika quiere más que nada. Dewey, Si estabas pensando en usar el doblón + el talento de Buena Reputación, NOW IS THE TIME. Las armas están apuntadas a ti y a Amputapatas, que sois los más sanos. A los demás, en todo caso, los rematarán luego. A Wanda y a Eva las dan por muertas o desmayadas. Eva, sin embargo, está consciente: si tenéis indicaciones para ella, se las podéis dar a través de gestos sutiles y telepatía.

Información metarrolera: Andrei y Annalise no bajarán a la enfermería. Aprovecharán que Hendrika dividió a sus fuerzas para luchar con los de arriba.

Wolf, dejo a tu criterio cómo quieres seguir, si te parece que Wanda debe estar desmayada más tiempo o no. Por mí, puedes despertar en este turno xD. Hendrika y sus piratas piensan que Wanda está inconsciente (igual que Eva). Tal vez puedas usar eso a tu favor de alguna manera. 

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28/11/2021, 23:24
Director

Hendrika desaparece por la escalera que da a la cubierta inferior. Andrei y Annalise intentan intimidar a los piratas de Hendrika que quedaron. El que se da por aludido es Alvin, el cocinero, que suelta un sollozo lastimero y da unos pasos hacia atrás, aterrado ante a posibilidad de violencia [1]. Annalise, entretanto, invoca a dos elementales de aire.

Casi inmediatamente, se oye el vozarrón del doctor Émil, desde la enfermería:

—¡MOOOOTÍÍÍÍN A BOOOOORDOOOOOO! ¡LOS CONSPIRADORES TRATAN DE ASESINAR A LA CAPITANAAAAA! ¡AYÚÚÚDENMEEEE!

No puede estar refiriéndose Hendrika porque Hendrika apenas ha bajado y es imposible que ya esté en la enfermería. El doctor está hablando de alguien más. El problema es que el doctor no ha aclarado quiénes son los conspiradores. Los seguidores de Hendrika empiezan a acusar a los de Andrei. Los de Andrei acusan a los de Hendrika.

—¡Todo esto es culpa de Hendrika! —brama uno—. ¡Esa arpía ha tramado esto desde el principio!

—¡El doctor miente! ¡Está confabulado con Andrei! ¡Está matando a Suzanne!

—¡Annalise es una bruja! —grita alguien más—. ¡Una bruja! ¡Toda la mala suerte es por ella!

—¡SILENCIO! ¡SILENCIO! ¡SI ALGUIEN SE MUEVE ABRO FUEGO!

—¡MUERTE A HENDRIKA! ¡MUERTE A HENDRIKA!

El aviso del doctor Émil fue la chispa que faltaba para encender la pólvora. Los piratas se están gritando entre sí, las caras rojas, las venas del cuello hinchadas, vuelan los insultos, los escupitajos, muy pronto alguien arroja un manotazo; otro no tarda en desenfundar una pistola y disparar. Un tripulante se desploma con un balazo en la cabeza.

Y se desata el infierno.

Los sables salen de sus vainas, los aceros comienzan a chocar, cling, clang, cling, clang, todo mientras el barco se mece al son de las olas, viajando a la deriva. Ambos bandos se entremezclan y luchan cuerpo a cuerpo en la cubierta. Los tablones de madera del suelo se tiñen de sangre. Un hombre pasa frente a Annalise con el vientre abierto en canal, las tripas colgándole. Mosquetes y pistolas se disparan. El ruido es ensordecedor: aullidos de moribundos, gritos de guerra, armas de fuego detonando. Una cabeza rueda por el suelo hasta llegar a pies de Andrei. Nubes de pólvora flotan en el ambiente y dificultan la visión. El olor es espantoso.

Mientras tanto, llegan más ruidos de balazos desde la enfermería, donde están el doctor, Dafne y Hendrika, acompañados por gritos.

Un pirata arremete contra Annalise, gritándole que es una bruja y que va a matarla. El elemental se interpone en su camino y defiende a su creadora. El pirata lanza sablazos intentando matar a la criatura, pero no lo logra, pareciera estar luchando contra el viento; el acero atraviesa al elemental sin hacerle daño. El elemental, por su parte, le asesta un garrazo en el cuello al hombre, cortándole la yugular y matándolo al instante [1].

Otro marinero de Hendrika enfrenta a Andrei. Lo golpea tres veces pero el espadachín bloquea con su escudo. El pirata es un combatiente indisciplinado, no se compara con el riguroso entrenamiento de Andrei. El otro elemental invocado por Annalise inmediatamente se coloca a su lado, es etéreo, es como un contorno dibujado en el aire. El pirata intenta ensartarlo sin éxito, y recibe un golpe de la criatura que le fractura la nariz. El tipo se limpia la sangre y otra vez se arroja sobre Andrei [2].

Mientras tanto, uno de los piratas de Hendrika, un tal Walter, corre hacia uno de los cañones que hay en cubierta. Lo maniobra y lo hace girar 180°, para que en vez de apuntar al mar apunte a un grupo de piratas de Andrei.

- Tiradas (11)

Notas de juego

[1] El pirata falla en golpear al elemental. El elemental tiene éxito en el ataque y mata al pirata.

[2] El pirata falla en golpear al elemental, el elemental tiene éxito en golpearlo y le hace 2 de daño. El pirata sigue vivo y atacando a Andrei.

(sigue...)

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29/11/2021, 02:36
Wilbur von Panter

—¡Cuidado! ¡Annalise! ¡Cuidado! ¡Cuidado!

Un pirata, sable en mano, corre hacia la hechicera. El anciano Wilbur, desarmado, se interpone en su camino. La espada se hunde en el costado derecho de Wilbur. El anciano gruñe de dolor. Cae de rodillas, está gravemente herido pero no muerto. El pirata retira el sable del cuerpo de Wilbur con un sonido seco. Lo levanta en alto, preparado para rematar a Wilbur [1].

Notas de juego

[1] 5 de daño al jubilado. Está grave.

En resumen: los de Hendrika eran 13, los de ustedes 15. En este turno han muerto 4 de cada bando y además Andrei intimidó a Alvin. Es decir que hay 8 de Hendrika y 11 de ustedes.

En este momento hay un pirata atacando a Andrei, nadie atacando a Annalise, un pirata que va a matar a Wilbur si nadie lo ayuda, y un pirata preparando un cañón para disparar hacia el interior del barco. ¿Van a tratar de evitar el cañonazo? ¿Ayudar a Wilbur? ¿Bajar a ayudar al doctor y a Dafne contra Hendrika? ¿Ignorar todo eso y seguir matando piratas para terminar más rápido el combate?

Ficha de los piratas comunes: Defensa 13 / Ataque 1 / Puntos de vida 3

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30/11/2021, 13:14
Annalise

«Tenía que gritar, tenía que liarla... » pensó Anna ante la terrible situación que los comprometió en demasía porque un buen grupo de piratas estaba dispuesto a enfrentarse con el otro y ellos dos en medio, siendo ya imposible calmar las aguas porque esto era ir por la sangre y obtener una ventaja. Pero como todo cuando se desata una guerra, los inocentes eran los primeros en caer y eso fue lo que sucedió cuando en medio de todo ese lío de espadas, mosquetes y sus elementales defendiendo, Wilbur fue herido. 

—Ataca a ese pirata. ¡Ya! —ordenó decidida. 

El gesto de horror de la joven alquimista fue muy notorio cuando le indicó al elemental más grande que la acompañe y rodee protegiendo tanto al hombre como a ella mientras el otro le daba batalla al que había herido al hombre. Tenía que seguir viviendo, tenía que recuperar su legado y de alguna manera este buen caballero fue quien le devolvió parte de su pasado. No podía dejarlo morir, no lo iba a permitir. 

—Resiste por favor...—dijo al revisarlo—. Tengo que ayudarte, de alguna manera. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Vaya, no puedo. 

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01/12/2021, 18:42
Hans Grüber

Notas de juego

Coincido plenamente contigo, Baalis. El camino más lógico y más potente para Hans es jugar la baza del libro (que birlé en un acto de premonición sin precedentes, querido Wolvie xDDDDD).

LET'S ROCK!

Disclaimer: VOY A JUGAR FUERTE. Wandita, I'll do my best... ^^

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01/12/2021, 18:44
Hans Grüber

—No tan deprisa, señorita Van Haas... 

Hans está hiperventilando, pero no lo demuestra. Sus ojos, desquiciados y brillantes tras sobrevivir contra todo pronóstico a la masacre que se ha desatado en la enfermería, le otorgan un semblante aterrador, de todo punto preternatural. No es la primera vez que Hans Grüber siente la gélida e impávida mirada de la Muerte confrontarle desde el traslúcido umbral del velo de la realidad. Hoy es uno de esos días en los que escucha su llamada. Hoy es uno de esos días en los que decide no atender su aterciopelado canto de sirena. 

Hans sabe bien que sus pistolas ocultas no le sacarán de esta peliaguda situación. Loados sean los astros que le guiaron a tomar el condenado libro que ha llevado a Hendrika Van Haas a urdir el motín en el Rapaz. Todo gira en torno a La Fuente de los Eternos. Todo gira alrededor de la próxima pista que conduzca a estos indeseables piratas a su paradero. Así pues, el ladrón de ladrones decide jugarse su futuro y el de su sobrinísima a una última carta.

Para cuando la enfermería está atestada de nuevo con Van Haas y sus sicarios, Hans ha arrojado las pistolas al suelo, intercambiándolas por un candil mientras sostiene el libro fuera del alcance de la vista, al refugio de los pliegues de su túnica.

—Creo que es justo decir que no sois la única persona a bordo de este navío que acusa cierto hartazgo hacia esta conspiración... Pero resulta que ahora que sé cuál es el motivo que os impulsa, mi señora, podemos hablar... con franqueza —Hans permanece inmóvil, el candil en la zurda, su mirada ofidia, hipnótica, clavada como un cuchillo de hoja aserrada en Hendrika.

Despacio, revela el libro como haría un prestidigitador veterano.

—Sé que queréis este libro, oh, sí. Lo queréis porque perteneció al anterior capitán del navío. Un familiar muy apreciado para vos, sin duda. La cuestión es... ¿Podéis leerlo vos?

Un movimiento de muñeca y la llama del candil se aproximó a las hojas del mismo como la amenazante e ígnea lengua de un dragón.

—Es obvio que sois una criatura de sangre caliente, pero considerad con suma cautela mis siguientes palabras, señora: en esta sala hay suficientes estimulantes químicos como para que un pequeño fuego como el que sostengo en mi siniestra consuma la estancia a gran velocidad. Vos sobreviviréis si os arrojáis al mar, algo que podré perdonaros porque nunca, jamás, sabréis los secretos que oculta este libro, como, por ejemplo... el lugar donde se encuentra el mapa que conduce a la Fuente de los Eternos... —Hans se permitió una sonrisa de superioridad, su mirada febril retando a Hendrika Van Haas. Quería que supiera que decía la verdad. Podría perder la vida, pero estaba dispuesto a morir llevándose el secreto a la tumba.

—He aquí mi proposición. Escuchadme con atención, pues ignoráis una circunstancia que os resulta conveniente y oportuna, si se me permite el atrevimiento. Mi nombre no es Émil Clausewitz-Fitzperry Zola. Disto mucho de ser un noble de alta alcurnia, aunque poseo ciertos conocimientos que me permiten disimular este dato. La niña que yace inerte en el suelo no es mi sobrina, pero sí una valiosa secuaz a la que uno de vuestros esbirros decidió disparar como si de un animal rabioso se tratase... —reveló en un arrebato de cólera recordando la absurda forma de morir que había tenido Wanda—. Dudo que unos saqueadores sanguinarios como vosotros conozcan al llamado Barón de Münchausen, pero en tal caso, sabed que le estáis mirando a los ojos en estos precisos momentos. No soy cirujano, pero he salvado a vuestra capitana oficial, algo que a todas luces no esperabais. También me he agenciado con el libro que queríais para vos. Ya veis, lejos de vuestra impresión inicial, soy algo más que un anciano desvalido.

>> El libro no os servirá de nada si no tenéis forma de interpretar su prosa. Ambos sabemos que solo hay tres personas a bordo que eluden el apelativo de analfabeto, y dos de ellas no parecen muy leales a vuestra causa, temo recordároslo. En mi caso, en cambio... Digamos que soy un hombre de principios flexibles... Así pues, no queréis verme muerto todavía, mi señora. Mi condición para no hacer arder este navío con todos los estimulantes químicos que tenemos en esta enfermería con mi último aliento es sencilla: aplastad a los que se os oponen en cubierta si lo deseáis. No es asunto mío. Aseguraros de ganar la revuelta y os entregaré el libro intacto después, si me permitís salvar a la niña y abandonar el barco al tomar tierra. Tenéis mi palabra. Pero si muere desangrada, os juro por mi honor que mi nombre quedará grabado en vuestra memoria a sangre y fuego.

Hans se sumió en un silencio suspensivo mientras exhalaba el que podría ser su último aliento, la llama danzando muy cerca de las páginas del libro en una intrigante y flamígera coreografía.

—Supongo que querréis garantías... Hm-hm-hmmm... No las hay, mi señora. Pero eso ya lo sabéis. Leed en mis ojos si temo a la muerte. Descubriréis que he bailado con ella las suficientes veces para asumir que mi momento se acerca. Y estoy preparado... Siempre he preferido morir a manos de una mujer —reveló con una sonrisa vulpina.

Hans Grüber no perdía su toque ni a las puertas de un fallecimiento prematuro.

Notas de juego

Gasto el doblón y uso Buena Reputación para parar en seco a Van Haas y a sus esbirros.

No sé si Hendrika sabe leer, así que he ido a la yugular amenazando con quemar el libro y he rematado con una revelación importante para que sepa que no voy de farol y que no necesariamente he de ser su enemigo ;-)

Pobre Amputador... Ya no puedo salvarle. De hecho, creo que solo voy a poder salvar a Wanda...

Esta Hendrika es una higadefruta de las mejores que me he cruzado en una partida en Umbría. Qué villana más efectiva. Va a hacer una criba buena como nadie la detenga xDDDDDD

Por cierto, a efectos de juego, Hans cree que Wanda está muerta.

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01/12/2021, 23:05
Andrei Demidov.

Andrei aprieta con fuerza la mandíbula al escuchar el grito del doctor, pero ya es demasiado tarde: la suerte está echada, y ahora toca apechugar. Pronto todo el caos se desata, y las balas y los alfanjes empiezan a ir de aquí para allá y de allá para acá. No le tenía mucha fe a su escudo contra una pistola, aunque era mejor que nada.

Al ver que un pirata carga contra la alquimista, Andrei instintivamente se acerca para defenderla, pero se percata de los elementales y se queda en su posición, justo a tiempo para bloquear los tres espadazos que descarga sobre su anatomía aquel desgarbado pirata.

A pesar de estar casi llegando a la visión de túnel, el isleño logra avistar al loco pirata que gira el cañón y lo apunta hacia el barco. Abre los ojos de par en par, y en una fracción de segundo decide darle un escudazo* al pirata para aturdirlo y entonces sale corriendo** hacia el otro suicida, con la esperanza de matarlo, embestirlo o al menos distraerlo de su locura.

En el camino mira de reojo a Annalise, y se percata del estado de Wilbur, pero... tiene que perseverar, o todos podrían morir. De momento los silfos parecían aguantar bien.

Notas de juego

* Si puede ser narrativo, mejor.

** Quizás me coma un AdO, pero es lo que hay.

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02/12/2021, 11:58
Wanda Weiß

En la profunda inconsciencia en la que había caído Wanda, se sucedían en la nebulosa de su mente, como una cadena de relámpagos, escenas de su pasado. En la escena actual, Wanda correteaba alegre por la orilla de la playa de su hogar natal, persiguiendo a su madre con una sonrisa adornando su jovial rostro. Estaba feliz; era un recuerdo de su infancia en el que jugaba con ella durante horas y de cuando en cuando lanzaba alguna mirada dispersa al mar, soñando con surcar algún día con un barco las olas, tal y como hacía su padre.

Sin embargo, hubo un momento en el que se detuvo a contemplar mejor el horizonte y este le devolvió una estampa que se iba tornando oscura. Desvió la vista, asustada, para alertar a su madre y su rostro se heló al ver cómo el de esta se deformaba hasta dibujar una sonrisa en la negrura de su actual silueta. 

—Aún no ha llegado tu hora de abandonar el mundo, hija mía.

De pronto, como si alguien hubiese apagado una vela en un cuarto escasamente iluminado, solo la rodeaba la más absoluta oscuridad.

Nada. Ya no había nada por lo que pelear. Se vio a sí misma vagando por un páramo inhóspito y abandonado, con la vana esperanza de encontrar algo que le permitiera escapar de aquella prisión sin fin. Cuando creía que continuaría caminando como un ente errante, una voz vagamente familiar entró en sus oídos. Tenía que alcanzarla, por lo que salió corriendo tras ella con todas sus fuerzas. 

Wanda seguía viva. Había perdido el conocimiento y estaba malherida y débil, pero su corazón aún latía. La voz de Hans le había devuelto a la realidad. No comprendía qué estaba ocurriendo, ya que trató de abrir los ojos, mas los párpados le pesaban en demasía, aunque sí escuchaba las respiraciones aceleradas de varios piratas y el sonido de sus armas amartilladas, listas para ser disparadas. Con una mano taponando la fea herida de su costado, susurró unas palabras, sin ser plenamente consciente de si las decía en su cabeza o si surgían de sus labios.

Clemencia... Somos útiles... Somos... Supervivientes. 

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02/12/2021, 22:50
Hendrika van Haas

Hendrika escucha el monólogo de Hans con una sonrisa de suficiencia. Sus ojos, la siniestra mueca que deforma sus labios, su faz de hiena, todo expresa lo mismo: que el libro no le importa, que Hans no puede negociar con ella, que tiene las de ganar, que morirá en cuestión de segundos.

Pero cuando Hans acerca el candil al libro, Hendrika da un brusco paso hacia adelante, todo su cuerpo se encorva queriendo proteger el arcano tomo que tan frágil se ve a la luz de la llama. En ese breve instante su máscara de confianza se hace añicos y la verdad sale a la luz: Hendrika no se arriesgará a perder el libro.

—Bajad las armas —dice a sus hombres.

Los piratas obedecen. Ella retrocede. Endereza la espalda. Ya no mira a Hans como si fuera un ternero a sacrificar, sino como lo que es: un adversario peligroso.

—Barón de Münchausen —dice lentamente, saboreando el nombre—. Debería haberos rajado la garganta apenas pisasteis el Rapaz. Estoy dispuesta a sacrificar a toda esta tripulación por ese libro. Nadie comprende el poder que encierra. Suzanne no sabe valorarlo. No conoce su verdadera importancia. Sólo mi tío lo sabía. Sólo Ludo lo sabía.

>>Ludo me contó historias sobre la Fuente de los Eternos. ¿Os imagináis controlar la Fuente, Barón? ¿Beber sus aguas, chasquear los dedos y matar a cientos? ¿Chasquear los dedos y traer de regreso a los muertos? ¿Traer a Ludo de vuelta? —en la cubierta superior, la batalla ruge, pero Hendrika, por un momento, está absorta en sus deseos; el reflejo de la llama del candil baila en sus ojos febriles y malignos—. Annalise y sus amigos asesinaron a Ludo. Con el libro, puedo resucitarlo.

Notas de juego

(sigue...)

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02/12/2021, 23:21
Amputapatas

Amputapatas, que estaba en el suelo, se incorpora. Escupe saliva y sangre.

—Hendrika, puta zorra, estás demente, ¿estás haciendo todo esto por un libro? ¡Un libro! ¡Joder, un libro lleno de gilipolleces! ¡Amputarte los sesos, eso es lo que debería haber hecho yo contigo!

Notas de juego

(sigue...)

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02/12/2021, 23:24
Hendrika van Haas

Hendrika ignora a Amputapatas. No le dedica ni el más mínimo vistazo. Su mirada está clavada en la de Hans. Curiosamente, desde que Hans le ha dicho que es conocido como el Barón de Münchausen, Hendrika lo trata con las cortesías con las que se trata a los nobles del continente.

—Miradme, Barón. Cogeré un arma, pero no os preocupéis. No os dañaré.

Hendrika pide a uno de sus hombres que le de su mosquete. Lo toma entre sus manos con suma delicadeza, con deliberada lentitud.

—Tranquilo, no mováis el candil. No os haré nada. Ni a vos ni a la muchacha.

Notas de juego

(sigue...)

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02/12/2021, 23:30
Amputapatas

Hendrika dispara a Amputapatas. La bala le atraviesa el ojo derecho, el cerebro y el cráneo. El cirujano muere al instante.

Notas de juego

(sigue...)

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02/12/2021, 23:32
Hendrika van Haas

—Estamos en un punto muerto, Barón. Os tengo encerrado. Vos sabéis leer y yo no, pero eso no me interesa: apenas toquemos tierra firme puedo conseguirme a cualquier imbécil que sepa las letras. Sin embargo, no puedo permitir que destruyáis el libro. Acepto vuestras condiciones.

>>Subiré a la cubierta superior, terminaré con esto de una vez por todas, y cuando vuelva, os permitiré vivir. A vos y a la muchacha, que, mirad, está viva —señala a Wanda, que balbucea algunas palabras—. Al tocar tierra firme, os podréis marchar. Pero si intentáis escapar o si algo le sucede al libro, os juro, Barón, que no tendré piedad. ¿No teméis a la muerte? No os mataré. Os mantendré vivo durante años. Y os juro que aprenderéis a temer a la vida.

Hendrika da unas indicaciones a sus hombres. Todos ellos se marchan y os dejan a solas entre los cadáveres. Cierran la puerta de la enfermería con llave, desde afuera.

Notas de juego

Ahora sí: gastado el talento de Buena Reputación que le permitía a Hans evitar un conflicto armado. Os dejaron encerrados en la enfermería. Hendrika y sus piratas se fueron. Los únicos PNJs vivos son Suzanne (malherida e inconsciente), Eva (despierta y malherida), y Mauritz el enfermo (envenenado, malherido y delirante).

Si queréis forzar la cerradura de la enfermería para huir, tirada de Manipulación dificultad 9. Wanda es la que tiene bono en esto, así que está en mejores condiciones de lograrlo. Si no queréis huir, podéis hablar entre vosotros o lo que sea :P. Para curar a Wanda, Dewey, tira Supervivencia dificultad 11.

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02/12/2021, 23:57
Director

La batalla sigue y es cruel, encarnizada y bestial. Sablazos, disparos, gritos. Salitre, sangre. La pólvora rodeándolo todo. Un disparo alcanza un cuello, un alfanje desgarra un vientre, un puñal atraviesa un corazón, un pistoletazo revienta una rodilla. Heridos y muertos por doquier.

Andrei le da un escudazo al hombre con el que combate y erra, pero no tiene tiempo a seguir luchando con él, hay algo más importante: el pirata Walter, a las órdenes de Hendrika, está preparando un cañón. Andrei corre hacia él para evitarlo. En el trayecto, al pasar, recibe una cuchillada que le desgarra la espalda. El espadachín no tiene tiempo de pensar en el dolor; sigue hacia su objetivo [1]. El pirata Walter es más rápido que él: coloca la pólvora y la bala en el cañón.

No termina de apuntarlo correctamente porque Andrei ya está sobre él. Walter suelta una maldición e intercambia unos sablazos con el espadachín. Andrei, sin embargo, no ha llegado a tiempo para detener el cañonazo. La mecha ya está encendida, la pólvora arde y el cañón retumba con un estruendo al hacer fuego.

El pirata no apuntó bien por culpa de Andrei. En vez de acertarle a sus enemigos, la bala cruza el aire y golpea uno de los dos mástiles del barco justo en la mitad [2]. La madera se astilla y se quiebra al instante. El palo, junto a la vela, comienza a venirse abajo. Andrei corre el peligro de que parte del mástil caiga sobre él.

- Tiradas (11)

Notas de juego

[1] Andrei falla todas las tiradas: el escudazo al enemigo, llegar a tiempo a detener el cañón (la tirada figura como éxito pero porque Umbría te suma los dados en vez de elegir el más alto), de atacar al pirata que maneja el cañón. Recibe 2 de daño por un tajo en la espalda...

[2] ...pero no soy tan malo así que te doy la ventaja de que el cañonazo no le pega a tus aliados y tampoco te daña a ti, sino que destruye uno de los mástiles del barco.

(sigue...)

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03/12/2021, 01:41
Wilbur von Panter

Mientras tanto, Wilbur está a punto de recibir el golpe de gracia cuando el elemental de Annalise lo salva. La criatura de aire distrae al pirata que atacaba a Wilbur. El pirata intenta pegarle al elemental, no lo logra; el elemental le suelta unos garrazos al pirata que también erran. Hombre y elemental se baten a duelo.

Wilbur queda a salvo, y Annalise va junto a él. El otro elemental e aire los protege a ambos. La alquimista revisa entre sus ropajes pero no tiene ninguna poción para darle.

—Duquesa... duquesa... no, tienes que ponerte a salvo, vete, ¡sálvate!

Notas de juego

(sigue...)

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03/12/2021, 01:44
Hendrika van Haas

De la escalera que da a la cubierta inferior aparece Hendrika. Sube con los cuatro hombres con los que bajó hace minutos. Están intactos. No hay rastro del doctor Émil ni de Dafne. ¿Los habrá matado?

Hendrika asesora la situación de un rápido vistazo: ve los elementales, el mástil quebrándose, los hombres muriendo... y ve a Annalise junto a Wilbur, que está malherido.

—¡Mosquetes a ellos! ¡Mosquetes a ellos!

Los cuatro hombres apuntan a Annalise y a Wilbur. La propia Hendrika tiene un rifle en las manos y acaricia el gatillo con el dedo.

—Te tengo, Annalise. Finalmente te tengo. Basta de trucos. ¡Deshaz a tus criaturas mágicas o disparo! Si lo haces no te prometo una muerte rápida, no tan rápida como la que le di a Grigori y a Bjorn durante la tormenta, pero por lo menos no será dolorosa. Deshaz a tus criaturas y por lo menos permitiré que Andrei y Wilbur vivan. ¡DESHAZ A LAS CRIATURAS, YA MISMO!

Notas de juego

Ghost, tirada de Destreza dificultad 11 para que el mástil que se cae a pedazos no te aplaste. Si fallas la tirada, tira 1d6 de daño. Sea como sea, recibas el daño o no, vas a tener el cañón a tu disposición, tirada de Manipulación dificultad 11 para usarlo y disparar. No es un arma de puntería muy precisa pero podrías dañar a todo un grupo de enemigos.

Mononoke, tenés un elemental protegiéndote a vos y a Wilbur pero el otro está combatiendo con un pirata. Hendrika y 4 piratas te apuntan con rifles y Hendrika te ordena que deshagas a tus invocaciones o dispara. No tenés puntos de magia pero tenés la habilidad para cambiar 2 puntos de vida por 1 de magia. Si no tenés otro plan, podés hacer el cambio y ese punto de magia puede salvarte dependiendo de cómo lo uses.

Ghost y Mononoke: a ambos les pido una tirada de Alerta dificultad 11. Si tienen éxito en la tirada puedo darles una información muuuy importante que les puede hacer ganar la batalla casi de inmediato.

Después de este turno, quedan 8 piratas de Hendrika + Hendrika (acaba de llegar para reemplazar a los que le mataron). En el bando de ustedes, quedan 10 personas (incluido Wilbur) + ustedes dos.