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Año 7 día 3

Salon Necrótico, por la mañana

-Aquí aprenderán sobre la muerte- dijo Allan una vez que sus pupilos, habían tomado lugar -La muerte no es algo malo o bueno, es simplemente otro estadío de la vida y dialogar con los muertos o levantar cadáveres de su tumba no tiene por que ser necesariamente un acto profanatorio.  Todo depende de si se hace con o sin el consentimiento del espíritu que lo habitó anteriormente.  Como descubrirán siguiendo esta senda hay espíritus que se han despojado ya de lo terrenal y poco le importa lo que se haga con sus huesos, sin embargo otros todavía quieren aferrarse a esta vida y no verán con buenos ojos que su cadáver sea utilizado por un mago- les dio un tiempo a sus alumnos para procesar lo dicho y continuó

-A medida que se adentren en la senda de la muerte se volverán más... visibles para los espíritus, más permeables a sus existencias y es muy probable que sean visitados en varias oportunidades por estos en busca de ayuda.  No están obligados a ayudarlos, por supuesto, pero es un gesto gentil que no pasa desapercibido.  Pero no todo será bonito.  Hay espíritus que están enojados, que no aceptan su muerte y si son lo suficientemente poderosos pueden incluso hacerse sentir en nuestro mundo.  Para esos espíritus también serán visibles y muchas veces intentarán descargar su furia contra ustedes, pues ustedes representarán una puente, una unión entre la vida y la muerte.  Quién conjura la muerte debe tener cuidado y prestar mucha atención, no sólo a lo que pasa en el mundo físico, sino también en lo que pasa en el mundo espiritual, presten atención a sus sensaciones cuando visitan lugares, cuando conocen personas.  Un Conjurador de la muerte experimentado puede llegar a conocer que tan compatible es el espíritu de otro ser con el de uno mismo y entender así si sus intenciones son similares.

En fin, un Conjurador de la muerte aprenderá a lidiar con todos los espíritus, incluso con aquellos que habitan en los seres vivos y aquí nos adentramos en un camino peligroso.  Un Conjurador de la Muerte puede alimentar su espíritu con el espíritu de otros, algo similar a lo que hacen los Vampyr, alimentarse de su esencia vital y esto puede llevar a la corrupción de uno mismo, deformarnos y convertirnos en criaturas terribles.  Por eso un Conjurador de la muerte debe entrenar su voluntad, ser firme y no rendirse a la tentación y al poder que un Conjurador de la Muerte puede llegar a poseer.  Bueno, creo que ya hablé mucho.  Ahora los escucho a ustedes  ¿Tienen alguna pregunta?-

Año 7 Día 3
Salón de conjuración necrótica, por la mañana:

¿Hoy sólo éramos dos? Tres si contábamos al Sr. Targus.
Y sin mayor demora, tomamé asiento al lado de Gareth para escuchar al Gran Maestro Allan, el que sería nuestro profesor de necrótica.

Durante todo su discurso me lo quedé mirando, escuchándole muy atentamente.

La continuación de la vida, sólo una fase más. Y había que preguntarles primero. “Como con todo” -era algo básico; no entendía por que el Sr. Allan lo decía.
Nos imaginaba como candiles en medio de una habitación oscura y un montón de polillas reboloteando a nuestro alrededor. ¿Era así como nos verían?
Podríamos entenderlos. "¿Como a una persona viva?" Osea que en realidad sólo estábamos viendo a esa gente de otra forma, ¿no? Como cuando miras a través de un cristal tintado.
Pero el Sr. Allan nos recordó que este era un camino peligroso y no debíamos dejarnos corromper, para no acabar siendo criaturas horribles.
En ese momento sentí un escalofrío desde la nuca hasta la punta de mi cola, agitándose todas mis escamas. ¡No dejaría que eso me pasara!

Y al final, nos preguntó a nosotros.
Primero lo miré a él, luego a Gareth y de vuelta al profesor, un poco sorprendida.
-Entonces, ¿los espíritus nos seguirán más o menos según si somos más o menos amables con ellos? ¿Si les ayudamos demasiado querrán venir más a por nosotros y eso hará que nos sintamos tentados a volvernos malos? ¿Malos con ellos? ¿O malos por culpa de ellos? -le pregunté al Sr. Allan, intentando aclarar las dudas que se me habían ido formando en la cabeza mientras él nos había estado explicando todo aquello.  

Año 7 día 3

Salon Necrótico, por la mañana

Conjuración Necrótica era la asignatura en la que había menos alumnos, estando únicamente Gareth e Igrïn. Ya eran cuatro las clases en las que coincidían, por lo que el niño se planteó la idea de que algún día tendría que preguntarle a la dracónida cuál era el motivo por el que había escogido específicamente aquellas clases. Le intrigaba la respuesta.

Escuchó la exposición del maestro Allan Manoverde y lo cierto es que Gareth no pudo impedir que su expresión se notase de lo más pasmada. Una cosa era controlar la tierra, el fuego, el caos... ¿pero y tener poder sobre los muertos? A ojos del niño, eso era incluso más poderoso que la alteración entrópica.

-Señor... Maestro Manoverde -dijo el chico, levantando la mano para hablar, muy nervioso-. ¿Cómo entrenaremos nuestra voluntad? ¿Y si no lo conseguimos y nos rendimos a la tentación? ¿Qué pasará con nosotros?

Año 7 día 3

Salon Necrótico, por la mañana

-Como sucede en los pueblos cuando llega un sanador se corre la voz y pronto su casa se llena de gente pidiendo su ayuda, algo similar pasa con los espíritus, pero no es este el único motivo por el que se volverán más visibles, sino que cuanto más poderosos y sabios se hagan en el arte de trabajar con la muerte más... visibles se volverán para ellos.  La responsabilidad de nuestras acciones siempre es nuestra Igrïn, nos guste o no, si el dominio de la muerte nos corrompe y azotamos una aldea con un ejército de muertos porque un espíritu nos susurró que lo hagamos no será su culpa, sino nuestra por escucharlo-
-A decir verdad no es algo sencillo Gareth, pero una buena forma es mantenerse dentro de la senda que uno trazó para su vida, aferrarse a los principios éticos y morales en los que cree y pedir ayuda cuando la necesite.  Esforzarse por conseguir lo que parece imposible sin tomar atajos.  Por ejemplo, supongamos que quisieras comprar algo y no tienes el dinero.  Podrías robarlo y conseguirlo de inmediato o esforzarte trabajando duro para conseguir ese dinero dignamente, este camino será más largo y seguramente más costoso, pero también más sano y forjará tu voluntad porque día a día estarás luchando contra la tentación de robar para conseguir aquello que quieres, hasta que llegará un punto donde ya no sentirás esa tentación y se acabará esa lucha aunque todavía no hayas conseguido el dinero.  Ese día habrás forjado un poco más tu voluntad y esta será más fuerte... En fin, la única forma de formar una voluntad fuerte es enfrentar a la tentación y vencerla.  Pero comiencen despacio sin prisas-

Año 7 Día 3
Salón de conjuración necrótica, por la mañana:

La respuesta que nos dió fue algo ambigua.
Iba a ser complicado lidiar con los espíritus y con los muertos.
La verdad es que se me formaron más preguntas de las que el profesor me había contestado.

Pero tenía razón: al final quien probocará que cosas malas o buenas pasen seremos nosotros.
Debiamos ser prudentes y no dejarnos controlar por los espíritus, pero nosotros tampoco podemos controlarlos a ellos.
Sobretodo, debíamos conseguir una voluntad fuerte, para no dejarnos llevar por las cosas malas. Pero si debíamos luchar contra la tentación y vencerla para tener una voluntad fuerte pero para no caer en la tentación necesitábamos una voluntad fuerte… ¿Entonces como lo hacíamos para tener una voluntad fuerte y a la vez no ser tentados? Esto tendría que meditarlo…

Entonces me surgió la duda de qué pasaría si se diera el caso en el que la Muerte requiriera de nuestros servicios… si es que por casualidad algún día lo hacía. Pero preferí no preguntarlo, el Sr. Allan nos había dicho que debíamos ir poco a poco y esto era adelantarse demasiado.
Asentí a la última frase del profesor, aún dándole vueltas a todo lo que había dicho.

Año 7 Día 3
Salón de conjuración necrótica, por la mañana

-Muy bien- dijo Allan -Intentaremos hacer un ejercicio.  Quiero que se concentren, que se relajen, cierren los ojos si hace falta, ponganse en una posición cómoda y traten de contactar con las almas de los que ya no están-

Año 7 Día 3
Salón de conjuración necrótica, por la mañana:

Parecía que ahora íbamos a probar algo, un ejercicio.
El Sr. Allan nos pidió que nos pusiéramos cómodos pero que nos concentráramos.
Cerré los ojos incluso, pero cuando dijo que intentáramos conectar con las almas me quedé rígida. ¿Pero… con que almas exactamente...?
Apreté los ojos con fuerza, llamando a cualquiera que quisiera contestar.

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Salón de conjuración necrótica, por la mañana:

Gareth escuchó con atención lo que decía el maestro Manoverde y consideró que eran unas buenas recomendaciones sobre cómo tratar de alejarse del mal camino en aquel tipo de conjuración. No obstante, el humano solo era un niño y no sabía si sería capaz de hacer lo que Manoverde indicaba. ¿Tendría la fuerza de voluntad suficiente como para conseguir el poder sobre los muertos mediante el esfuerzo y la constancia y no mediante métodos más rápidos y tentadores?

Iba a ser desde luego una asignatura complicada, y tendría que esforzarse todo lo posible por hacerlo bien. No quería fallar a ojos del maestro Manoverde y mucho menos decepcionar al maestro Dormof.

El maestro Manoverde les propuso después intentar un ejercicio. Sería el primer contacto que los niños tuviesen que establecer con las almas de los muertos, por lo que aquello puso a Gareth ciertamente nervioso. El chico cerró los ojos, apoyándose hacia atrás en su asiento, en una postura relajada en la que fácilmente podría pensarse que estaba durmiendo. Trató de relajarse por completo y poner su mente en blanco antes de intentar mantenerse plenamente concentrado.

Año 7 Día 3
Salón de conjuración necrótica, por la mañana

Nada pasaba, por más que la pequeña dracónida se esforzaba nada ocurría a pesar de eso no cejó en su esfuerzo y se concentró aún más entonces lo que vio la sorprendió
de repente pudo ver a sus maestros como si de harina estuviesen echos y pudo ver a otras entidades más que entraban y salían de la habitación sin respetar siquiera la existencia de las paredes

Año 7 Día 3
Salón de conjuración necrótica, por la mañana

A Gareth lo sorprendió lo que ocurrió, era consciente de estar recostado y con los ojos cerrados, si embargo pudo ver de alguna forma a sus maestros, parecían hechos de harina, pero también vio otras personas, antiguos magos quizas, que caminaban de un lado al otro leyendo tomos y atravesando paredes.
-Oh, puedes vernos- dijo un pequeño que pasó corriendo por allí -¿De casualidad sabes dónde está la luz de luces? se supone que debo ir allí pero no sé cómo- sin esperar respuesta el pequeño salió corriendo

Año 7 Día 3
Salón de conjuración necrótica, por la mañana:

Sentía que llevaba demasiado rato con los ojos cerrados y no había notado nada… ¿Lo estaba haciendo mal? Seguro que me estaba dejando algo…
Fruncí el ceño y lo seguí intentando hasta que de repente vi como unas siluetas.
Eran blancas, cómo si estuvieran llenas de polvo, pero al fijarme mejor era el Sr. Allan… Y también el Sr. Targus!
Pero había más figuras blancas, que se movían como si entraran y salieran del salón, como si no hubiera paredes ni puertas.
¿La clase estaba llena de espectros?
Intenté resistir las ganas de abrir los ojos para comprobarlo. No quería dejar de ver esas figuras blancas.

Año 7 Día 3
Salón de conjuración necrótica, por la mañana

Gareth apenas podía creer lo que estaba viendo. ¿Había conseguido contactar con los espíritus de los fallecidos? Lo que más le sorprendió fue ver que el espíritu que se había aproximado a él para preguntarle por dónde se encontraba la luz ni siquiera era un hombre adulto o un anciano, sino que se trataba de un niño. ¿Se trataría de un aprendiz que, como él, había estudiado allí décadas o siglos atrás?

Sin embargo, antes de que pudiera asimilar lo que estaba viendo o hacerle alguna pregunta al niño fantasma, este se marchó a todo correr sin darle opción a nada.

Con la boca entreabierta, Gareth dirigió una mirada a Igrïn y a los dos maestros, desconcertado, como si esperase captar en sus miradas la certeza de que lo que había visto era real.

-¿Vosotros también los habéis visto? -preguntó, con tono de sorpresa.