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Año 7 día 3

Salón Natural, por la mañana

-Buenos días- dijo Allan saludando a los presentes -Quiero que esta clase sea más dinámica, por lo que comenzaremos al revés- tomó una tiza con su mano diestra y se paró frente al pizarrón. -Ustedes me dirán que entienden por Conjuración Natural, no quiero definiciones que hayan podido leer en algún libro, sino que me cuenten qué es lo que sienten con qué conectan cuando piensan en ella-

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Salón Natural, por la mañana

Primeras clases... estaba nerviosa; al menos, había otro alumno con ella; habría sido terrible ser la única de la clase. Se sentía aliviada, pero por otra parte... había estado cerca, demasiado cerca; ser la única implica ser el foco de atención, y eso... no le gustaba.

Morka era un personaje curioso, en todos los sentidos; muy lanzado, muy vivo. Desde luego, no solía pasar desapercibido. En las antípodas de lo que era ella... Bien, pensó, mejor para ella... le permitiría ser la discreta de la clase. Alivio, mucho... hasta que el Gran Maestro preguntó.. y no quiso saber como sería el mal humor del Maestro si nadie respondía a sus preguntas; no sería prudente...

-No... no se.. -LA inseguridad era manifiesta en sus palabras- Quizá... llamar a las fuerzas y seres vivos de la Naturaleza para que vengan en nuestro socorro..

Se rubirizó y se calló; la verdad, habia elegido la asignatura por instinto, no por que supiese exactamente lo que implicaba; amaba la naturaleza y  le gustaban las criaturas, incluidas algunas que otros no tocarían ni con un palo; quizá por eso había elegido esa Ley..

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El rascar de sus patas contra el suelo era como un metrónomo. Quería empezar cuanto antes. Esta era, con mucho, la clase que más le interesaba. Se sentía mucho más cómodo entre bosques, incluso protegido, que bajo aquellos techos de piedra. Nada más llegar el profesor saltó de su asiento y saludó con vehemencia. 

Tratando de pensar una respuesta inteligente, Sash se adelantó. ¡Por segunda vez en menos de una semana, los tímidos le adelantaban! El mundo no tenía sentido. Además, para empeorarlo, era una buena respuesta; la misma que quería decir él. Habría gruñido, pero no tenía tiempo, tenía que estrujarse los sesos.

—Comprender la Naturaleza. Y lo que dice ella también es correcto.

Sí, eso funcionaría. Y no dejaría que lo superasen de nuevo, no. Se aseguraría de demostrar que era el mejor. Nadie le arrebataría su rincón como el primero.

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-Muy bien Sash has contestado correctamente, igual tú Morka, aunque copiaste la mitad de tu respuesta de tu compañera- dijo Allan bromeando -Fuerzas de la naturaleza y Comprender la naturaleza.  Son dos cosas importantes para esta ley y también son difíciles de dominar.  Las fuerzas de la naturaleza son poderosas, son espirituales.  ¿Sabían ustedes que los elementos tienen espíritus y qué esos espíritus pueden ser invocados con la Conjuración Natural?  Esa es una fuerza de la naturaleza, pero también necesitamos de la comprensión pues convocar al espíritu de una Fuerza Natural no implica que este vaya a hacer lo que le pidamos, tendremos que conocer a ese espíritu y saber si lo que le pedimos lo considerará justo y digno, si nos ignorará o si se enfadará con nosotros.  Esa es la parte de la comprensión-

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Tenía sentido. En la Naturaleza tenías que saber quién era depredador y quién presa, quién enfrentar y de que huir. Las visitas al bosque que rodeaba la academia solo había afianzado sus instintos naturales. Asintió con rotundidad, demostrando que lo entendía. Si la clase iba a ser siempre así, pronto sería un maestro de la Naturaleza. Se imaginó a lomos de una hidra, ordenándole que persiguera a sus compañeros y les mordiera en el trasero. Así seguro que reconocerían su fuerza.

—¿Podemos empezar? Quiero aprenderlo tooodo de cada espíritu.

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Asintió con la cabeza a las palabras de Morka. Sentía curiosidad, por aquello que implicaba empatizar con el Espíritu de aquello a lo que se recurriría, a fin de poder recibir, o no, su ayuda, aunque...

-Maestro... Entonces, eso implica que si... pedimos ayuda a un Espíritu bajo una influencia contraria, o si erramos la criatura a la que queremos recurrir, tendremos problemas. ¿Podrían llegar incluso a volverse en nuestra contra? Atacarnos, me refiero.

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-Tienes toda una biblioteca llena de libros sobre el tema que podrás leer cuando gustes Morka- Respondió Allan con una sonrisa ante el entusiasmo del pequeño -Lo más común es que sean ignorados Sash pero sí, se han dado casos donde estos espíritus naturales se han sentido ofendidos y han atacado al mago-  Allan hizo una pausa y luego continuó -Ahora quiero proponerles un ejercicio.   Quiero que cierren sus ojos y se concentren para tratar de sentir la naturaleza que los rodea-

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—¡Eso es fácil!

Acechar y observar era algo que hacía todo el rato en el bosque. Se tumbó bocabajo, buscando la comodidad antes de cerrar los ojos. No siempre era fácil, dado su carácter, pero iba mejorando. ¡Quizás hoy podría estar quieto por diez minutos! Entusiasmado, tardó un poco en volver a la idea inicial. Comprender la Naturaleza que les rodeaba. Que tonto. Estaban en clase, allí no había nada. ¿O sí? Como en la clase de Targus, trató de seguir un proceso similar, esperando que funcionase igual de bien.

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Al principio no ocurrió nada pero entonces, poco a poco Sash comenzó a sentir la presencia de sus profesores, de Morka, de la tierra, del aire y pronto sintió a los insectos que correteaban debajo de las piedras a sus compañeros y a otros alumnos y profesores en otras aulas, todo comenzó a llegar de prisa, quizás demasiado de prisa.  En unos segundos se sintió abrumada, podía sentir muchas cosas en todos lados.

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Tirado en el suelo Morka intentó concentrarse sin embargo nada aparecía, no lograba sentir nada y en parte era lógico pues aún antes de haber comenzado con el ejercicio él había decretado que allí no había nada.  Morka se concentró, pero la naturaleza no contestó.

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Abrió los ojos, agitada, tal vez superada, buscando con la mirada al Maestro Allan. Por la forma en que respiraba y el sudor que aparecía en su frente, se veía que no engañaba; por la confusión de su mirada, quedaba claro que la práctica no había sodo en vano.

-¿De.. de verdad que es .... así?

Necesitaba calmarse, antes de pensar siquiera en repetir el intento.

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Con las garras curvadas, se rascó la cabeza. Él no había notado nada, pero Sash sí. Tras la clase de Cinética, entendía un poco mejor lo que debía buscar cuando quería hacer magia. ¿Quizás esta magia necesitase otra cosa? Gruño un poco y decidió intentarlo de nuevo. Palpando el suelo con sus almohadillas, dejó que el frío de la piedra lo guiase un poco.

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Morka se tomó su tiempo, volvió a intentarlo, pero al parecer no hubo suerte y nada llegó al cachorro de glotón