Partida Rol por web

En busca del Templo del Mono

2~ Un Alto en el Camino

Cargando editor
17/10/2016, 07:01
Kippei Gennosuke

Kippei apenas levantó su rostro lo justo para poder mirarte a la cara. Pudiste notar cierto rubor en sus mejillas al oírte darle las gracias en su idioma, aunque sus labios esbozaban una pudorosa sonrisa.

Asintió, aceptando tu agradecimiento, y tomó la prenda que le devolvías, comenzando a ponérsela cuidadosamente. Cuando terminó, se puso en pie a tu lado, escuchando en silencio cómo pedías a tu tío hablar acerca de él y preguntar por su situación.

Cargando editor
17/10/2016, 07:07
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Lu Yan logró recomponerse de tantas emociones, aprovechando ese breve instante que dedicaste a ese chico para frotarse la cara y esbizsr nuevamente una actitud sonriente que, no obstante, no podía ocultar la emoción de sus ojos. Al ver que ambos os poníais en pie, hizo él lo mismo también.

Así es, sobrina... -Admitió, mirando al joven un instante pero viéndose obligado a apartar la mirada con amargura- Es deber sagrado para el Kuasha, el maestro, instruir al cachorro. -Explicó- Lo desee en cachorro o no, me temo. -Ahí estaba la verdadera cuestión, ni uno ni otro tenían más opción que continuar, tanto el maestro como el alumno estaban obligados por ese deber. A eso se refería Lu Yan... La vida de Kippei pertenecía a Shunito, hasta estar preparado para dejar de ser su alumno- Vamos fuera, el molinero podría llegar en cualquier momento... -Dijo el Anciano, encaminándose a la salida- ¿Hay algo más acerca de Kippei de lo que quieras hablar?

Cargando editor
21/10/2016, 02:56
Rui Wu-San

Al darle las gracias a Kippei y devolverle su ropa, este levantó su sonrojado rostro lo justo para mirarme, dejándome ver una pudorosa sonrisa en sus labios. Casi sin pretenderlo, y a pesar de la tensión del momento, le devolví el gesto mostrándole yo también una sonrisa, aunque muy tenue.

Asintió y comenzó a vestirse, notando como se ponía en pie a mi lado mientras me dirigía a mi tío preguntando por él. Lu Yan se mostraba sonriente, pero al comenzar a responderme dedicó una amarga mirada al chico, contándome cómo Shunito tenía un deber ineludible con Kippei, pero también cómo era deber de este pasar aquella instrucción con aquella mala bestia.

Giré mi rostro hacia Kippei, sin poder evitar la tristeza en mi mirada, y un incipiente nerviosismo al pensar en el futuro del chico. Me quedé mirando sus oscuros ojos mientras escuchaba a mi tío instarnos a salir, preguntando también si había algo más sobre lo que quisiera hablar acerca de Kippei.

- P-pero no entiendo por qué. – insistí volviendo a mirar a mi tío mientras nos dirigíamos hacia la salida. – Tío, ese hombre no es un buen maestro para Kippei. No lo es, puede creerme. – tuve que hacer una pausa, recordando las marcas en su cuerpo. – Tiene que haber alguna forma de cambiar de Kua… ¿Kuasha? Seguro que usted conoce a alguien que le pueda instruir mucho mejor. O la señora Yeoh, alguien tiene que haber… - expliqué, agachando mi cabeza al finalizar, sintiéndome impotente; pero también algo avergonzada al mostrarme tan tozuda en pos de ayudar a Kippei, y más con él delante. – Y sí, hay algo más sobre él de lo que deberíamos hablar… - añadí ya en el exterior.

Cargando editor
25/10/2016, 12:36
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Ante tus insistentes preguntas, Kippei se mostró sorprendido y afectado, pero también intrigado. Le sorprendió que hablases tan abiertamente de ese asunto, mirándote con cierta emoción y tristeza en su mirada al ver el modo en que tratabas de buscar una solución a su situación. Agachó la cabeza, mordiéndose el labio inferior, pero pronto torció su mirada para observar a Lu Yan de reojo. ¿Qué respuesta daría el anciano maestro, del que tantas cosas magníficas había oído?

Sin embargo, el rostro arrugado de tu tío no reflejaba esperanza. Al contrario, Lu Yan se mostraba apesadumbrado mientras caminabais al exterior, dejando que los primeros rayos de sol llenaran de calor vuestros rostros.

No te lo discuto, sobrina, pero no importa lo que puedas pensar tú, o lo que pueda pensar yo. -Explicó con evidente lástima e impotencia- Shunito Garras-de-fuego ES un kuasha, alguien en algún momento le consideró digno de ello, y estamos obligados a aceptarlo y respetarlo. -El anciano suspiró, observando un melocotonero que se encontraba al otro lado del río, como si ese sencillo árbol pudiera ofrecerle un instante de iluminación- ¿De... de qué más querías hablar...? -Preguntó de forma ausente, deteniéndose con la vista puesta en aquel melocotonero. Se llevó una mano al mentón, y movió la mandíbula a uno y otro lado un instante, con la vista perdida. Parecía estar meditando algo...

Cargando editor
26/10/2016, 10:53
Rui Wu-San

Una vez fuera, con los rayos del sol acariciando mi piel, miré a mi tío, cuya cara me adelantaba que no tenía ninguna respuesta satisfactoria que ofrecerme. Me sentía tremendamente impotente y no me atrevía a mirar a Kippei a la cara, él había hecho tanto por mí, y yo… Yo no era capaz de hacer nada por él.

Mi tío Lu Yan me dijo entonces como nuestra opinión no importaba, pues Shunito era un Kuasha por designio de no sabía quién, y ello hacía que debiéramos aceptarlo y respetarlo. Tras ello volvió la vista hacia un árbol cercano, un melocotonero, mostrándose pensativo mientras me preguntaba de qué más deseaba hablar.

Suspiré con pesadumbre antes de volver a pronunciarme. No lo entendía, no era capaz de entender eso, ¿Cómo podía permitirse lo que le hacían a Kippei así sin más? ¿Qué clase de valores poseía el pueblo tigre?

Finalmente me decidí a retomar la palabra, mirando a mi tío de perfil mientras este continuaba observando el árbol.

- No sé si se lo ha contado la señora Yeoh, pero Kippei llegó a la posada con su maestro en su busca, tío. Shunito quiere algo de usted. Pero Kippei podrá explicarle mejor de que se trata… - desvié mi mirada hacia él, observando sus ojos un breve segundo, antes de apartar mi cara.

Cabizbaja, contuve un nuevo suspiro, levantando mi rostro para volver a hablarle de nuevo a mi tío.

- N-no comprendo, tío. – comencé, dando un paso hacia este. - ¿Cómo nuestro pueblo puede permitir lo que le pasa a Kippei? Debe haber alguna forma tío, tiene que haberla. – insistí con desesperación. – Un maestro, un Kuasha, no debería abusar de su alumno; de la misma manera que un padre no debería abusar de sus hijos… - me estremecí, agarrándome al cuello de mis ropas mientras agachaba la cabeza. – Tiene que haber algún modo, tío… 

Cargando editor
26/10/2016, 12:25
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tu viejo tío continuaba con la vista perdida en aquel melocotonero lejano. Perdida, porque empezabas a estar convencida de que no era ese árbol en lo que se fijaba, sino que sólo se había quedado pensando. Cuando nombraste a la señora Yeoh, apenas asintió, emitiendo un sonidito casi balbuceante para demostrar que te seguía escuchando. Tan sólo partó la vista de ese lugar indeterminado cuando nombraste a Kippei, aludiendo a que podría explicar mejor las intenciones de su kuasha.

Oh, no, tranquilos, eso no será necesario... -Tranquilizó Lu Yan al azorado Kippei, que se veía en la tesitura de tener que exponer lo que les había llevado hasta tierras tan lejanas a su hogar- Es algo que puedo imaginar, no es la primera vez que sucede. De hecho, hasta podría ser algo bueno...

Dejó su argumentación en ese punto, mirando al suelo con el ceño fruncido durante lo que una hoja tarda en alcanzar el suelo tras desprenderse de su rama. Se fijó entonces en la expresión de su sobrina mientras regresaba a ese tema que tanto parecía preocuparle... y afectarle. Y al aferrarte al cuello de tus ropas, haciendo mención a un padre y sus hijos, se quedó boquiabierto, observándote sin alcanzar a reaccionar.

Kippei, que en otras ocasiones se había mostrado extraordinariamente perceptivo, no pareció percatarse de tu reacción. Sí, en cambio, de la expresión y actitud de tu tío, al que se quedó mirando sin comprender. Dio un paso al frente y miró en la dirección que seguían los ojos del viejo maestro, con lo que te quedaste con ambos hombres clavando en tu rostro sus preocupadas y atónitas miradas. De hecho, el japonés separó sus labios, dispuesto al parecer a decir algo, mas algo se lo impidió.

 

Notas de juego

He intentado insertar el vídeo, pero me da error. Te lo pongo aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=JUduRWal4EA

Cargando editor
30/10/2016, 21:50
Rui Wu-San

Lu Yan continuaba con la mirada perdida en aquel melocotonero mientras le hablaba de que Shunito quería pedirle algo, invitando a Kippei de forma indirecta a que se lo explicara, pero mi tío parecía no necesitar tal explicación. En seguida expuso que aquello no sería necesario, pues parecía haber deducido de qué se trataba, al ser algo que había sucedido en otras ocasiones.

¿Algo bueno? ¿Qué querrá decir con eso?

Sentí deseos de averiguarlo, pero el futuro de Kippei era lo que más me preocupaba en ese momento, y no pude evitar insistir en el mismo tema; a riesgo de resultar impertinente. Volví a exponer mi punto de vista, dejándome llevar por mis sentimientos y nefastos recuerdos y dejando ver, sin quererlo, cómo aquellas palabras no hablaban únicamente de Kippei.

Al sentir como este se movía levanté mi rostro, viendo como mi tío me miraba boquiabierto y el japonés también me miraba con sorpresa, mostrando ambos una seria preocupación en sus rostros; incluso parecía que Kippei se disponía a decir algo, pero aquello no pudo ser.

De repente escuchamos un rugido, y sobresaltada solté mis ropas, mirando en todas direcciones.

¿Shunito? Sólo puede ser él… ¿No?

Cargando editor
05/11/2016, 14:54
Director

La bestia apareció de la nada. Eso te pareció, al menos, pues te diste cuenta de su localización solamente cuando viste a Kippei girarse bruscamente. Te percataste de que tu tío ya miraba en esa dirección, como su hubiera sido consciente de la presencia de ese animal mucho antes que vosotros dos, y en cierto modo lo encontraste de lo más natural. Sin embargo, permanecía impávido, con las manos a la espalda, muy al contrario que Kippei. El joven japonés agachaba la mirada con temor, sujetándose las manos con fuerza.

No era para menos.

El tigre que así rugía era inmenso, desproporcionado, imposible. Tenía casi el tamaño de un caballo pequeño, con la parte delantera sensiblemente más alta que la trasera, musculatura exagerada y una inmensa cabeza felina de grandes fauces en que destacaban dos inmensos colmillos que sobresalían muy por debajo de la mandíbula inferior.

El animal avanzó lentamente, clavando en Kippei su turbia mirada mientras de sus fauces brotaba un suave ronroneo que, en ocasiones, se tornaba en gruñido. Sin embargo, cuando estuvo lo bastante cerca para saltar sobre su presa, se irguió sobre sus cuartos traseros, que crecieron en volumen, y su cuerpo comenzó a decrecer, retornando lentamente hasta la forma de un hombre completamente desnudo, musculoso y salvaje, cuyo rostro te era bien conocido.

Shunito.

Cargando editor
05/11/2016, 15:17
Shunito Garras-de-fuego

¡Maldito cachorro de teta! -Exclamó, con fiereza, causando un estremecimiento en Kippei- ¡Te dije que te esperaría junto al río! Y he tenido que venir a buscarte... -Entrecerró los ojos, mirando a los dos acompañantes de su malquerido alumno- Si hubieran sido humanos corrientes, sus muertes serían responsabilidad tuya...

Cargando editor
16/01/2017, 13:48
Rui Wu-San

Tras el respingo dado por el susto, pronto encontré la fuente de aquel rugido, que tal y como pensaba venía de aquel deshonroso hombre llamado Shunito. Ante el modo en que comenzó a increpar a Kippei, me situé entre él y su maestro sin tan siquiera pensarlo; movida por el instinto. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo con las palabras del hombre, ante las cuales me vi en la obligación de mostrarme firme a pesar de lo intimidante que resultaba. Una parte de mi me decía que no tenía nada que temer, pues Lu Yan estaba conmigo, pero Shunito me transmitía una extraña sensación que no sabía identificar del todo; y tampoco era por mi por la única que temía.

Miré brevemente hacia atrás, viendo la reacción de Kippei antes de dirigir mis ojos hacia Shunito. Fue sólo un segundo, y es que en seguida bajé mi rostro, así como mi tronco en una gran inclinación.

- Disculpe, ha sido culpa mía, única y exclusivamente. Kippei sólo trataba de ayudarme, él sabía que no era una humana corriente, no ha puesto nada en riesgo. – me disculpé manteniendo aquella postura, ofreciendo un respeto que por lo que sabía aquel hombre no se merecía, pero el arrepentimiento demostrado era completamente verdadero.

Cargando editor
17/01/2017, 09:28
Shunito Garras-de-fuego

La reacción ante tus palabras fue lenta, pero no por eso menos temible. Los labios de Shunito se abrieron, mostrando unas fauces de colmillos afilados que le conferían un aspecto inhumano. Sus ojos airados helaban la sangre, pues podía verse en ellos la mirada de una bestia más que la de un hombre.

Niña insolente... ¿¡Acaso te he preguntado!? -Gruñó con fiereza- Guárdate tus reverencias para quien le interesen, humana. No para mí, que fui parido y amamantado por una tigresa de verdad en las selvas de Tadasu-no-Mori. La sangre de tigre que corre en tu interior, niña, está mezclada con agua de lluvia... -Dijo con un evidente desprecio- Merece respeto, pero no te salvará...

Cargando editor
17/01/2017, 11:00
Kippei Gennosuke

Shunito no llegó a terminar su amenaza, si es que se trataba de eso realmente. Kippei alzó la voz, aún sin levantar su rostro. Sus ojos estaban entrecerrados con fuerza, en una expresión compungida. Se adelantó hasta situarse junto a ti, quizás únicamente un poco por delante.

No entendiste lo que decía. Volvía a emplear su idioma natal, el japonés, alzando mucho la voz pero sin atreverse a mirar a Shunito a la cara. Éste, dejó de prestarte atención para girarse hacia él, inflando su pecho una y otra vez con respiración furibunda.

El joven se estremeció al sentir que su Kuasha daba un paso en su dirección.

Cargando editor
17/01/2017, 11:05
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

¿A que hacen buena pareja? -La voz de Lu Yan resonó a vuestra espalda, haciendo dar un respingo a Shunito, seguido de un gruñido. Apenas os atrevísteis a giraros y contemplar a tu tío ahí de pie, nuevamente con su calabaza en la mano. De hecho, dando un largo trago de ella. Al terminar, se limpió la boca con la manga y caminó hacia Shunito, sin el menor temor, algo que hizo sentir visiblemente incomodo al maestro de Kippei- Míralos, ahí plantados los dos tratando de protegerse el uno al otro. -Bromeó con esa bobalicona sonrisa tan habitual en él, agitando la mano con la que señalaba en vuestra dirección- Si no lo creyera imposible, pensaría que mi sobrina trata de encontrar marido... -Afirmó estallando en carcajadas, justo al situarse junto a Shunito, al que dio un manotazo en la espalda. El Kuasha gruñó, enseñó los dientes y levantó una mano hacia la pechera de Lu Yan, dispuesto a sujetarle de la misma. Sin embargo, su mano fue desviada fácilmente por la del viejo borracho, quien no perdió la sonrisa- Por cierto, mi nombre es Lu Yan Garra-del-águila-en-el-ojo-del-tigre, tu cachorro me ha dicho que me estabas buscando... -Shunito se vio sorprendido por el veloz movimiento de Lu Yan. Dudó. Frunció el ceño y dio un paso atrás, molesto- Creo que quieres algo de mí. Pero este no es momento ni lugar para negociar los términos. Sería un honor invitarte a mi casa, ofrecerte comida y techo, y hablar de todo ello con calma. -Ofreció en tono solemne, frotándose un ojo poco después- Te agradecería que te cubrieras, no obstante. Mi sobrina es aún muy joven y fácilmente impresionable...

Cargando editor
17/01/2017, 23:56
Rui Wu-San

Me mantuve en aquella postura, con mi torso en un ángulo de noventa grados y mis ojos cerrados, esperando la respuesta de aquel hombre; que mas que eso, había demostrado en el cuerpo de Kippei ser una mala bestia. No sé cuanto tardó en pronunciarse, pero aquellos instantes se me hicieron eternos, aunque al escucharle dirigirse a mí y gruñir de aquel modo, me arrepentí de querer escuchar su respuesta.

Di un respingo y comencé a alzarme ante sus palabras, guardando silencio mientras continuaba dirigiéndome palabras de desprecio y sentía como se erizaba el vello.

Amamantado por una tigresa de verdad. ¿Cómo es eso posible?

No comprendía del todo lo que decía Shunito, si bien dejó muy claro que mi sangre no merecía gran respeto en comparación con otras; al parecer más puras. Lo único que pude concluir era que debían existir distintos tipos de sangre de tigre.

A pesar de su forma de hablarme, de esos colmillos que asomaban y de la gélida y salvaje miraba que me dedicaba, no era capaz de separar mis ojos de los suyos. Estaba asustada, mucho, pero de algún extraño modo agradecía que aquellas agresiones vinieran de frente; y no camufladas con buenos gestos y palabras amables.

Ni siquiera tuve ocasión de pensar qué decir, pues Kippei comenzó a hablar a su maestro en su idioma natal. No comprendía nada de lo que decían, pero el chico alzaba inusualmente la voz, situándose finalmente junto a mí. Entonces Shunito puso toda su atención en él, haciéndome temer que descargara su ira sobre Kippei. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, sintiendo que debía hacer algo, pero Lu Yan se me adelantó.

Mis ojos se abrieron todo lo posible al escucharle hacer esa pregunta a Kippei, girándome para mirar a mi tío, sonrojada y sin atreverme a mirar al chico.

¿Es que se ha vuelto loco?

Mis ojos se dirigieron a la calabaza, tratando de buscar en esta una explicación; justo en el momento en que mi tío bebía como si tal cosa de esta antes de acercarse a Shunito. Era evidente que a este no le gustaba nada la actitud de mi tío y sólo esperaba que Lu Yan supiera lo que estaba haciendo. Continuó hablando de Kippei y de mí como si no estuviéramos delante, haciéndome bajar la mirada con sus bromas, todavía más avergonzada; pero cuando estalló en carcajadas afirmando que parecía que buscaba marido, mi ceño se frunció y le dediqué una furibunda mirada.

No, no sabe lo que hace, se ha vuelto completamente loco.

Entonces mi tío a punto estuvo de ser agredido por Shunito, o al menos eso parecía, al no haber recibido este con agrado el manotazo de Lu Yan. Sin embargo, con su increíble habilidad, mi tío impidió que aquella bestia le sujetara, presentándose nuevamente como si nada sucediera y diciéndole a Shunito que sabía que le estaba buscando.

Miré de soslayo a Kippei, muy brevemente, quitando la mirada antes de que pudiera cruzarse con la suya; preguntándome qué pensaría de todo aquello. Mientras tanto mi tío continuó hablando a Shunito, invitándole para mi sorpresa a negociar lo que fuera en su casa; tras lo que le pidió decoro.

¿A su casa? Es allí donde nos dirigimos, entonces…

Miré a Kippei, alegrándome por el hecho de que aquello significaría que me acompañaría un poco más, mostrándole una tenue sonrisa que se quedaba corta; mas la situación no permitía nada más. Mis ojos se posaron entonces en Shunito, a la espera de su respuesta. No sabía qué querría de mi tío, pero si tanto interés tenía en ello y había venido a buscarle desde aquellas lejanas islas, estaba casi convencida de que aceptaría la propuesta de Lu Yan.

Cargando editor
21/01/2017, 04:26
Shunito Garras-de-fuego

Oír el nombre por el que era conocido Lu Yan hizo que la actitud de Shunito cambiara por completo. Agachó el rostro, en un gesto de sumisión que no ocultaba su malestar y una mirada encendida de rebeldía y orgullo. No, no mostraba respeto, sólo cumplía protocolos a los que estaba obligado, y no disimulaba su discrepancia con ellos.

Desvió su mirada hacia ti y hacia Kippei, y pudiste ver su gesto de absoluto desprecio, aunque no estabas segura de a quién se dirigía exactamente. Era perfectamente posible que a ambos. Kippei se mantenía inclinado en una reverencia, su que pudiste ver en su expresión que había más nerviosismo que el miedo que le atenazaba anteriormente.

El cachorro no caza suficiente, no mata lo necesario, pero habla demasiado. Parece que todos los humanos destetados lo hacen. -Dijo clavando en ti una estremecedora mirada, antes de volver a encarar a Lu Yan- Ya sabes lo que busco, entonces. Merezco ese secreto, ¡me lo he ganado! -Exclamó golpeándose el pecho con un puño- Pero llevas razón, estás de viaje y no es el momento... -Reconoció agachando su cabeza y rascándose la nuca- Mis falsas pieles de hombre se han perdido. Anoche fui abordado por hombres armados que requerían una lección, aprender a temer. Se han vuelto orgullosos, con sus ropas de metal y sus colmillos falsos. Han olvidado su lugar en el mundo. -Recordaste entonces a los hombres de Fan Bingbing, los heridos que requirieron asistencia en la casa de Ming Yeoh. Esa bestia se había enfrentado a ellos, ese había sido el resultado de tal contienda- Encontraré pieles nuevas... -Pudiste percibir el estremecimiento que sacudió a Kippei al oír esa afirmación, preguntándote inmediatamente por el motivo. Sólo había dicho que buscaría ropa, ¿no? ¿Acaso...? ¿Cómo había conseguido la anterior?- ...te buscaré en tu casa y aceptaré tu hospitalidad. Y tú me entregarás lo que es mío por derecho. -Afirmó casi como una orden. Una que conllevaba cierta amenaza- Quédate con el cachorro hasta entonces, ya me ha retrasado bastante. -Indicó lanzándole una mirada de soslayo llena de desprecio. Lu Yan, en cambio, os miró con una amplia sonrisa, que se borró inmediatamente de su rostro al ver que Shunito volvía a mirarle, momento en que le hizo el saludo de la cabeza del dragón y la garra del tigre unidos, un puño cerrado y una mano abierta envolviéndolo, aceptando de ese modo sus condiciones.

Shunito se giró, dándoos la espalda, y comenzó a alejarse con paso calmado. Cuando había dado apenas media docena de pasos, tomó impulso y en apenas segundos viste en su lugar a un enorme felino mezclándose con la vegetación y desapareciendo de tu vista.

Cargando editor
28/01/2017, 03:50
Rui Wu-San

En otro tipo de situación, la reacción de aquella mala bestia me hubiera resultado divertida; con la cabeza gacha, mostrando respeto a mi tío a regañadientes… Pero había demasiado en juego. De pronto me vi sorprendida por una nueva mirada de desprecio de Shunito, que no sabía si iba dirigida a Kippei o a mí, aunque no descarté que fuera a ambos. Desvié mi mirada entonces hacia el chico, viendo que al menos su semblante se mostraba menos atemorizado.

Cuando aquel animal empezó a hablar de los supuestos defectos de Kippei, también hizo alusión a que yo hablaba demasiado, lanzándome una escalofriante mirada. Me estremecí, agachando mi rostro, escuchando como Shunito exigía aquel secreto como si fuera un derecho y contaba lo sucedido con su ropa; diciendo después que encontraría más.

¿Eso fue lo que sucedió a los hombres de Bingbing?

Sentí como Kippei se estremecía ante el tema de la vestimenta, frunciendo mi ceño al temer por aquel gesto cuál era el modo en el que conseguía ropa aquel hombre; aunque parecía más un animal.

Alcé mi rostro con preocupación al escuchar a Shunito formular aquella especie de orden, la cual dejaba claro que no recorrería el camino con nosotros. Miré a Kippei consternada, sintiendo que las cosas hubieran salido así, pero su maestro no había terminado de hablar. Terminó por decirle a mi tío que se quedara con el chico hasta entonces y la alegría volvió a mi rostro.

Mi tío parecía también contento, aunque de manera acertada borró la sonrisa de sus labios al encontrarse sus ojos de nuevo con los de la fiera, y de forma solemne aceptó aquel trato. Vi con alivio como Shunito nos daba la espalda y se alejaba, pero me quedé estupefacta al presenciar cómo este tomaba impulso y se transformaba en un enorme felino, que raudo terminaba desapareciendo entre la vegetación.

Pestañeé un par de veces, mirando a mi tío boquiabierta un segundo, hasta que conseguí raccionar.

- ¿Q-qué ha sido eso? – señalé en dirección al lugar por el que había desaparecido Shunito. - ¿Vosotros también podéis hacer eso? – pregunté mirándoles de forma alternativa, aunque algo me decía que su respuesta sería afirmativa.

Suspiré, pensando en la complejidad de todo aquello que estaba descubriendo, así como en lo irreal que parecía; hasta que mi curiosidad volvió a entrar en juego. Pero había algo más, y antes de comenzar a preguntar me acerqué a Kippei, dedicándole una tímida sonrisa.

- Me alegra que te quedes. – le dije en voz baja, con complicidad, a pesar de la cercanía de mi tío; al cual me dirigí después. – Tío… ¿Qué es eso que desea el maestro de Kippei? ¿Cuál es ese secreto? – pregunté sin más rodeo, deseando saber qué podía ser tan valioso para aquel salvaje.

Cargando editor
03/02/2017, 09:33
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tras la sorpresa de ver a Shunito convertirse velozmente en un enorme tigre para desaparecer entre la vegetación, miraste a los dos hombres que te acompañaban, alternativamente, conmocionada por lo que acababas de presenciar. No dudaste en interrogarles acerca de ello, queriendo saber si ellos también eran capaces de algo así. Kippei, cuya expresión era una mezcla de alivio y vergüenza, apartó la mirada hacia un lado y se llevó una mano a la nueva, frotándose el pelo sin saber qué decir. Tu tío, en cambio, no había dejado de otear en la distancia, por donde se había marchado Shunito, aunque con una simpática sonrisa en el rostro. Al ver que le interrogabas acerca de esa transformación, se encogió de hombros, sin llegar a mirarte.

Es fácil. -Fue todo cuanto dijo, como si aquello no revistiera importancia alguna. Como si ver a un hombre convertirse en tigre en un instante fuera algo cotidiano.

Sin embargo, tu perplejidad no acalló tu lengua. Lograste susurrar lo que sentías a Kippei, tu alegría al ver que se quedaría con vosotros. Al menos, por un tiempo. El chico te miró apenas fugazmente, y su rostro se acaloró por el pudor mientras sus labios mostraban una amplia sonrisa. Se inclinó y, agachando la mirada, asintió mostrando también su alegría.

Lu Yan, finalmente, se giró hacia vosotros, justo cuando le interpelabas deseando saber más. Querías entender qué buscaba Shunito, y lo preguntaste abiertamente, provocando que tu tío sonriera de forma exagerada.

Si te lo contase, sobrina, ya no sería un secreto, ¿verdad? -Respondió, crípticamente, antes de acercarse a Kippei y darle un par de palmadas en el hombro- Te he ganado algo de tiempo, ¿eh? -Le dijo, divertido, aunque en seguida comenzó a agitar un dedo delante de él, como advirtiéndole- Espero que te sepas comportar bajo mi techo, ¿me has entendido? -Kippei abrió mucho los ojos, sorprendido, y se inclinó completamente azorado en una reverencia con la que cadí parecía estar pidiendo disculpas, más que aceptando las palabras de tu tío. Tan sólo para que éste estallase en carcajadas- Jajajajajaja... Vamos, jóvenes, aún nos queda un largo trecho hasta mi casa.

Cargando editor
04/02/2017, 15:01
Rui Wu-San

Mi perplejidad ante la repentina transformación de Shunito me llevó a preguntar sobre ello, dándome cuenta de que lo que para mí era una de las cosas más extrañas que había visto en mi vida, para mi tío era algo más que natural. Supuse que también para Kippei, aunque como de costumbre no estaba muy hablador, y se limitó a llevarse la mano a la nuca, avergonzado.

Pero ahora mismo aquello no era lo más importante, si bien no era algo que olvidaría tan fácilmente, queriendo interrogar sobre ello a mi tío más adelante. Me acerqué a Kippei, dispuesta a mostrarle mi alegría, esa que dibujó una sonrisa en mi rostro que no dudé en ofrecerle aunque fuera de forma tímida. Sonreír era algo que no hacía muy a menudo, pero aquel peculiar chico lo había logrado ya en más de una ocasión. Este me miró fugazmente, sonrojado pero sonriendo ampliamente, para acto seguido inclinarse y asentir; dejando claro que él sentía lo mismo.

Fue entonces cuando mi tío se giró al fin hacia nosotros, al mismo tiempo que le preguntaba por aquel preciado secreto que Shunito quería conocer. Pero no quiso darme una respuesta, tratando de enturbiar mi mente con juegos de palabras. Fruncí el ceño, mientras él daba palmadas en el hombro de Kippei, recordándole divertido lo que había hecho por él, pero pidiéndole que se comportara bajo su techo.

- Tío, ¿Es que no ha visto lo educado que es? Algo así es impensable. – dije casi en tono de indignación, continuando con cara de pocos amigos al no serme revelado aquel secreto.

El japonés reaccionó azorado, pareciendo disculparse por algo que no había hecho, ante lo que mi tío simplemente se rió; instándonos a continuar con nuestro camino.

- ¿Cómo de largo es ese trecho? – pregunté, recordando lo que me había dicho antes sobre el desayuno. - ¿Pararemos en esa aldea que decía? ¿O continuamos? – quise saber antes de partir.

Cargando editor
04/02/2017, 15:10
Lu Yan Garra-del-Tigre-en-el-Ojo-del-Ciempiés

Tus palabras no hicieron sino animar aún más a tu tío, que parecía estar pasándolo en grande a vista del joven japonés. Rió con aún más ganas al ver tu indignación y el modo en que defendías a Kippei, quien apenas levantó un momento la mirada para mirarla alternativamente, antes de que Lu Yan le diera una atronadora palmada en la espalda que le llevó a tener que dar dos pasos hacia delante para equilibrarse y no caer de bruces.

Hmm... Déjame ver... -Dijo tu tío cuando le preguntaste acerca del trecho faltante, mirando al cielo, pensativo- Si vamos a buen ritmo, podríamos estar en casa a media tarde. Antes habrá que parar a comer, y por supuesto iremos a desayunar ahora, pero no nos entretendremos mucho. -Indicó- Kippei, nuestros caballos están en casa de Ming Yeoh, ¿sabras llegar desde aquí? -Preguntó, a lo que el chico miró alrededor, orientándose, antes de asentir- Pues cogelos y los llevas camino arriba, bordeadas la colina, nos encontrarás al otro lado. Es un pequeño pueblecito, no tiene pérdida. Nosotros llegaremos antes campo a través, ¿verdad, sobrina?

Cargando editor
05/02/2017, 19:25
Rui Wu-San

La actitud de Lu Yan ante mis palabras provocó que me indignara aún más, apretando mis puños y frunciendo mi ceño de forma más marcada, dispuesta a recriminarle su actitud.

- ¿Se puede saber de qué se ríe tanto? – repliqué, poniéndome de morros y viendo cómo se reía, cruzándose una idea por mi mente al ver que con aquel ímpetu volvía a golpear la espalda de Kippei. - ¿No estará otra vez con eso de…? – comencé a decir sin pensar, de forma impetuosa, hasta que al darme cuenta de lo que iba a decir me sentí repentinamente avergonzada y dejé la frase sin terminar. – D-deje eso ahora. – le pedí nerviosa y malhumorada, evitando que mi mirada se cruzara con la del chico.

En cuanto a la ruta a recorrer, Lu Yan explicó que ese mismo día podríamos llegar de no retrasarnos, a media tarde; contando con que pararíamos a desayunar rápidamente y haríamos otro descanso para comer. Fue entonces cuando pidió a Kippei que acudiera a por los caballos, cosa que como era de esperar el japonés aceptó sin rechistar, diciéndome después que él y yo llegaríamos antes al pueblo campo a través. No entendía su razonamiento, pero si así lo quería mi tío por algún motivo habría de ser.

- Como quiera, tío. – le respondí, cambiando el bastón de mano y mirando hacia los lados. – ¿Por dónde iremos? Cuando quiera nos ponemos en camino. – añadí, terminando por mirar a Kippei, ya más relajada.