Partida Rol por web

No espere que diga mucho. Expreso de manera parca,  Soy Kendra.... y punto. Hago movimientos nerviosos con mis manos.

Acepto la presentación parca de la mujer, no esta muy bien, pero no puede esconderse toda la vida. Miro al anciano. ¿ y no vas a presentarte?

Insensato. digo molesto. No necesito presentación, TODOS saben quien soy.

Bueno, continuemos. Digo ignorando al viejo, se que su caso es muy dificil, posiblemente nunca diga su real nombre. La razón de estas terapias grupales es hablar, y compartir experiencias, con miras a prepararlos para cuando se marchen de acá.. ¿cómo se han sentido en el centro?

kavi abrio y cerro las manos repetidas veces mientras los demas hablaban y se presentaban, miro a todos lados y cuando el Doc hizo la pregunta fue el primero en contestar - No lo se - Una respuesta esfimera pero con gran certeza escondida - Todos parecen mas cuerdos que yo eh incluso nadie expone sus demonios para ser tratados, quizas sea cierto y merezco estar aqui hasta que encuentre las respuestas qeu necesito, y destruir a quien ahora esta libre... enfrentarme a el y obligarle a que me diga por que lo destruyo todo - El Joyero se recosto en la silla con las manos sobre sus piernas mientras veia al Doctor a los ojos.

- El esta aqui, en esta habitacion... no se si podre resistir mucho mas, puedo irme? - De verdad anciaba salir de alli, su mirada tenia el miedo de la culpa.

Permanezco en un silencio incomodo, es una pregunta incomoda, pero al empezar a hablar Kavi me siento un poco obligado a decir algo tambien

-es... incomodo tener tanta gente cerca y hay demasiada luz aquí- me remuevo inquieto en la silla es dificil decir que lo que mas me incomoda es mi propia presencia

-no estoy seguro de que esto me sirva de algo, nada cambia por estar aqui... aunque me ha dado cosas en que pensar doctor-

¿debería explicarme mas? no tengo ganas de explicarme ante estos extraños, cruzo los brazos en un gesto claro de que ya he acabado de hablar

Miro al Nosferatu, a  Everet, parece que le incomoda la gente. Yo... bueno, no tengo ningún inconveniente de relacionarme con los demás, pero... a veces sólo quiero estar solo,  parece que tratar de ayudar a otros. Miro a la hermosa mujer. Me pone más inestable...

Miro directamente al piso.

No se sí esto sirva, se que es vivir alejado de todo, pero.. pienso en Miguel y Alex, a veces, lo que me animaba eran los demás, yo.. posible no estaría vivo, sí me hubiera quedado solo, o mi mejor amigo hubiera permitido que me alejara...

Digo reflexionando, uno puede estar rodeado de gente y sentirse muy solo... y así me siento.. y más cuando, adicionalmente al problema de uno, debe ver la miseria de los demás. Miro a todos. Sin ofender...

Observo a los presentes con curiosidad morbosa. Todos ellos tienen sus propias cruces sobre sus espaldas, pero lo único que tienen verdaderamente en común es la distancia con la que veo a todos ellos.

Ese tal Kavi parece estar viviendo un infierno personal que vaya camino de hacerle la competencia al autodenominado Caín. Parece creer que hay entre nosotros una presencia que lo atenaza.

El repulsivo Everet, en cambio, parece más cuerdo. Sólo deja entrever que le molesta mostrarse a los demás. A tenor de su aspecto, nadie entendería eso como un signo de locura, así que seguro tiene que haber algo más que nos oculta.

Luego está el tal Diego, que se declara con poca afinidad a las multitudes. Bueno, siendo un cainita no debería extrañarle. Luego habla de inestabilidad emocional. Eso me suena de algo. Aunque parece que sus impulsos son autodestructivos, a juzgar por sus palabras.

- Sí, Diego. - Me decido a intervenir - A veces es complicado controlar las emociones. Y es normal, creo yo. Cuando los sentimientos son puros, son reales, a veces trascienden el alma. Igual que el trazo emerge de lo más profundo, así el sentir, el pesar y el amar se convulsionan a menudo sin el control que la sociedad requiere. Pero, ¿por qué llamar a esto locura? No es más que honestidad emocional, pero los hipócritas que dejaron de sentir y permitieron que sus almas se pudrieran a la par que sus entrañas lo tachan de locura. Pura envidia teñida de hipocresía voluptuosa.

Tras la intrervención donde he dejado ir mi yo en pos del verbo, hablo mirando a los demás, en lugar de como hasta ahora, que tenía la mirada perdida.

- Algunos ya lo habréis adivinado por mis gestos y formas, soy un artista. Encerrar el tigre indomable de mi espíritu en un encorsetado rictus social es un crimen contra natura. Lo demás son zarandajas con menos sentido que el del torpe demodé que exhibe sus galas de hace tres siglos con orgullo, como si ello le honrara.

Observo las caras de la audiencia. Un público difícil, sin duda. Pienso, sarcástico.

Miro al doctor, como recordando de repente su presencia.

- ¿Cómo me he sentido? - Le pregunto retóricamente - Esto no es más que una prisión sin sentido.

Kendra miraba al doctor, y a todos, con cara de pocos amigos. Se la veía molesta, incómoda. Para ella estar en esa habitación, junto a todos esos cainitas, no tenía ningún sentido y era una pérdida de tiempo. ¿Hablar? ¿De qué iba a hablar? No tenía nada qué decir, no a ellos. A ninguno de ellos. No había hablado a solas con el doctor y menos lo iba a hacer frente a todos ellos.

Los oía sin oír. Los miraba sin mirar. Curioso, pero así era.

Kendra parecía impaciente, estaba impaciente. Cual león enjaulado iba de un lado a otro. Se paraba, se sentaba, jugaba con los dedos; se los hacía sonar, tamborileaba con ellos sobre sus piernas, sobre el cristal de la ventana. Miraba la habitación en busca de algo que hacer, algo que organizar, pero no había nada.

-Sin sentido... ¡Todo ésto es un sin sentido! -exclamó airada tras oír, si oír, la última frase de Julio- ¡No tengo nada que hacer aquí! -miró al doctor al decir eso- ¡No me interesa! ¡No me interesa saber lo que les pasa a ellos! ¡No me interesa escucharlos! ¡No me interesa verlos! ¡No me interesa hablar con usted, no quiero hablar con usted! ¡No quiero hablar con nadie! ¡No necesito hablar con nadie!... ¡Me voy de este lugar!

Las palabras de Julio me hacen sonreir, habla como un toreador antitribu del Sabat y estoy tentado de preguntarle si es o fue parte

Iba a decirle algo, pero el exabrupto de Kendra me corta y me sorprendo asintiendole

-si, nada tiene sentido. Somos monstruos, todos, aunque a algunos se nos note mas- miro mi putrida mano un momento y la vuelvo a cerrar en un puño -puedes esconderte en el arte, o huir de todo el mundo pero seguimos siendo lo que somos, ¿que sentido tiene todo esto?-

Escucho lo que hablan y veo la reaccion de la mujer. Lo lamento Kendra, en este lugar  hay cosas que son negociables, otras no.  La miro. Asistir a las terapias grupales no es negociable. Miro a los demás, espero que entiendan esto, todos.. sientate kendra. Ordeno y uso dominación. Miro a todos, y les digo, ¿sí nada tiene sentido, según ustedes, qué realmente tiene sentido?... ¿se podría buscarle un sentido?

Cuando el médico te dice que te sientas, algo pasa, sientes que evidentemente, te obliga a estar ahi. Tiene mucho poder mental, en ese momento sabes que no podrás hacer nada, no podrás salir, aunque pelees eso no se dara, tu mismo espiritu sabe que aunque lo odie, no podra pararse de esa silla hasta que hayan terminado.

Disculpeme señor por meter la pata. Digo mirando al toreador. Parece que estas muy acostumbrado a ser lo que eres, y sí no tienes nada de malo, y sí ser como eres, es perfecto, maravilloso, ¿porque entonces tienes crisis nerviosas?...  niego con la boca haciendo una especie de puchero,  creo que usted se contradice... nadie se come ese cuento.... para mi, usted se cree perfecto, pero no lo es,  sí es bueno estar loco unase a los malkavians, seguro ellos le aceptan.

¿LOS MALKAVIAN?.  reacciono nervioso. ¿donde?, ¿DONDE?

Calma. Miro al anciano. No  hay malkavians, tranquilo. Digo mirando a Cain quien siempre se pone nervioso con ese tema, lo peor es que tiene sus razones para temer. Luego analiso lo que estaba diciendo Eduardo.. Siento un poco de antipatía de tu parte, por Julio, ¿qué ocurre entre ustedes?

Doctor, usted sabe que ocurre. Digo de mala gana. Sí no quiere estar acá, que se vaya. Lo miro. Sí no acepta que tiene un problema, esta más loco que todos los aquí sentados.

Eduardo ¿podrías dejar tu maldita mania?. Digo muy molesta. Sí el no acepta que esta mal, es su problema, el tuyo es dejar de meterte en los problemas de los demás. Miro al medico molesta.  Es que en sí, lo que nos pregunta es ridiculo,  no creo que nadie este feliz de estar aquí, !esto no es un puto parque de diversiones!... la cosa es,  y murmuro un poco en voz alta, que supuestamente, según lo que me dice todo el mundo, somos afortunados al tener la oportunidad de estar aquí, pues es el único centro de este tipo en el mundo...

Miro con odio al médico

Perdoneme pero yo no me siento afortunada.

Hay niña, tu nunca dices nada agradable. Digo sacando una lima y limandome mis uñas

Callate. La miro con odio

Se respira amor en este lugar. Digo con un tono sarcastico, mientras me dirijo a los dos que se enfrentan. Deberian solucionar sus problemas, ya que es la oportunidad de hablarlo. ¿quien tiene ganas de estar acá? , esto es muy tensionante..