Partida Rol por web

Tristán se cubrió la cabeza ante la reacción psicótica de McFadden y salió corriendo de la sala, dejando atrás a sus compañeros. Tenía que llegar al puente de mando para tratar de contactar con la GRETA. Necesitaba averiguar si Gemma y Doc seguían vivos. 

—Mierda Roger!!, deja de disparar!! —Rook intentaba cubrirse para no se alcanzado por ninguna de las balas de los disparos del soldado. Sabía cual era el arma perfecta para terminar con aquellos bichos, el ingeniero Stamets dijo que esas criaturas morían con fuego, así que tendrían que buscar un lanzallamas o algo que hiciera la misma función.

Al marcharse Tristan de la sala de motores, había hecho que el numero de bichos del que se tenían que proteger aumentara. —MacFadden seis para cada uno, espero que sea tu numero de la suerte. Mierda, creo que será mejor salir corriendo de aquí.

Si le hubiesen dicho, meses antes, que su vida dependía de un trozo de tubo se hubiese reído, pero en ese momento, era lo único que tenía para defenderse de esas bolas de piel con pata.

McFadden empezó a disparar a lo loco y en todas direcciones, sin importarle a lo que le diese ni tampoco a qué hiriese. Si Hook había dudado sobre que alguien quería acabar con ellos, ahora lo tendría más claro porque si no acababan esos bichos con vosotros, bien lo haríais vosotros mismos.

De hecho, el disparo alcanzó a Rook en un costado, lanzándolo al suelo en medio de un fogonazo, mientras Tristán ponía tierra de por medio.

Y en medio de todo aquello, los bichos estaban cada vez más cerca.

Te diste la vuelta sin dudarlo y empezaste a correr para dirigirte hacia el puente. A tu espalda oíste disparos y un grito de dolor de alguien, de uno de los tuyos sin duda, pero la escalerilla para salir del pasillo de ingeniería ya estaba cerca y por el momento, no parecía haber peligro.

Una vez arriba, te diste la vuelta. Tenías un corredor justo enfrente, otro a tu derecha y otro a tu izquierda.

Una de las balas de McFadden alcanzó finalmente a Rook. Lo hizo en el estómago y de pronto, una mancha color carmesí empezó a empapar la ropa bajo el traje espacial, ahora agujereado. McFadden ni se percató de su error, estaba totalmente enloquecido, no sabía lo que estaba haciendo, tan solo sentía gran pavor y no actuaba de forma racional, sólo guiado por el miedo.

- ¡Jodeeer Hate, huyamos! - Gritó.

Sin más y casi sin darse cuenta de lo que había sucedido, casi, pues al ver que estaba apuntando a Rook, pudo redirigir finalmente el disparo para no darle directamente en un órgano vital, sino en una pierna, Roger salió corriendo como alma que lleva el diablo. Casi hubiera sido preferible que el disparo matara al navegante, pues ahora que tenía la movilidad reducida y estaba siendo perseguido por monstruos alienígenas, su muerte sería mucho peor, más dolorosa y mucho más terrible.

- ¡Corre Hate, corre! - Le aconsejó mientras se alejaba.

Una gran mancha de sangre y un intenso dolor hizo que Rook no pudiera seguir a su compañero. «Me ha disparado!! ese maldito loco me ha disparado!!»

Las criaturas se acercaban cada vez más, estuvo a punto de dejase matar por esas cosas, así sus compañeros tendrían una posibilidad de encontrar algo con lo que detener a esos seres, mientras que terminaban con él.

Pero esta idea desapareció enseguida de su cabeza, tenía que intentarlo una vez más. Utilizó el trozo de tubería como bastón y garrote a la vez. Mientras que golpeaba a esos bichos y los alejaba de él se dejaba caer sobre cualquier superficie que tuviera a mano, aprovechando los escasos instantes en los que no era atacado para salir de la sala de motores, lo más rápido que su maltrecha condición le dejaba.

El ruido sobresaltó a Harry. Durante la última medía hora había sentido la calidez del cuerpo de Gemma entre sus brazos, había acompasado su respiración al aire que la androide le insuflaba perdidos en, lo que desde fuera, se hubiera visto como un beso eterno. Vamos, que había sido un completo infierno. Por culpa de la falta de oxigeno, no había podido dar rienda suelta a la enorme, angustiante y dura tensión sexual que se sentía.

Algo se estaba acoplando a la nave y dudaba que el mismo Tristan que había causado varios fallos críticos en la Greta pudiera haber sido capaz de arreglar la otra nave. En una situación normal, lo lógico hubiese sido acudir a ver qué pasaba, pero ahora el frio de hacía que estuviera atrapado dentro de la cápsula, además si separaba sus labios de los de Gemma caería inconsciente en segundos y moriría por falta de oxígeno menos tres minutos después. Así que, bien visto, ya no le quedaban muchas posibilidades.

¡Gemma!-Dijo como pudo sin separar los labios de los suyos.- creo que ha llegado el momento del alivio que ofrecías.-Si había que morir, mejor hacerlo con una sonrisa.

Estaba detrás de él, apretándole el sonrojado glúteo derecho, cuando iba a...

Un pitido me sacó de mi sueño. Un sueño bonito, agradable, sensual y erótico. Empecé a abrir los ojos, poco a poco. Noté que me picaba un huevo y me rasqué. ¡Eh! Espera... Todo me vino de golpe a la cabeza. La Greta, la nave misteriosa, el alien, mis manos... ¡mis manos! ¿Cómo podía rascarme un huevo si no tenía manos?

La cápsula médica estaba cerrada. A través del cristal pude ver la efigie del capitán. Me incorporé un poco y me acerqué las manos al rostro para observarlas. ¡Ostrás, eran de metal! Ahora podría hacer las cosas el doble de rápido que antes, podría espachurrar el acero como si fuera plastelina... tendría que probar una cosa en cuanto estuviera a solas... Abrí y cerré las nuevas manos metálicas, no sin cierto reparo. Tendría que acostumbrarme a ellas. Me incorporé del todo e intenté salir de la cápsula, pero no se abría. Miré al capitán, que estaba enfrente de mí, y vi las luces de la sala. Parecía que Tristán había conseguido volver a activar los soportes vitales.

-"Gracias capitán por traerme a tiempo a la enfermería. En cuanto el nivel de oxígeno y la temperatura estén en valores normales, saldré de la cápsula."

Miré a Harry casi al mismo tiempo que lo hacía hacia arriba, intentando discernir a qué correspondía aquel sonido. Sin duda alguna, una nave se había acoplado al casco de la nave y en aquellos momentos, debía estar en la esclusa de entrada. Moví un brazo para abrir la cápsula cuando Harry liberó su boca y solicitó mis servicios.

-Claro. Lo hago ahora mismo y a continuación iré a ver qué sucede. Creo que hay todavía unos pocos minutos de oxígeno -le dije.

Sin darle tiempo a decir nada más, llevé mis manos a mi boca para humedecerme los dedos adecuadamente y recuperé toda la información que necesitaba. En el interior de la cápsula había poco espacio, así que tendría que ser muy eficiente. El miembro del doctor estaba bastante erecto, aunque no todo lo que debía, seguramente por la falta de oxígeno, pero no necesitaba más para conseguir una estimulación adecuada.

Bajé la mano para envolver su miembro y comencé a humedecerlo todo lo que pude para a continuación, mover mi mano rodeando su glande y provocar una excitación creciente. A medida que lo hacía, notaba algunos espasmos musculares en el cuerpo de Harry, detectaba un aumento de su frecuencia respiratoria, además de incrementarse los latidos cardíacos,  lo que era un verdadero problema por el rápido consumo de oxígeno,

-Debes terminar pronto, Harry, o no quedará oxígeno suficiente -determiné con preocupación, sin dejar de frotar aquella piel sonrosada para llevarlo al clímax.

El deseo de sobrevivir era lo suficientemente fuerte como para empujarte a ponerte en pie, a pesar de sangrar ostensiblemente, y del dolor que sentías en tu estómago, y caminar en dirección hacia la salida, pero detrás de ti se movía un grupo furioso de bichos infernales, dispuestos a a no dejarte escapar.

Uno de ellos se lanzó sobre tu pierna, mordiéndola y causándote un intenso dolor que te recorrió de abajo a arriba, haciendo que dieses un grito que debió oírse en otro sistema solar.

Aquel bicho empezó a masticar tu pierna como si fuese un maldito chicle, mientras tú continuabas intentando salir de la sala y cerrar las puertas.

Corriste para salir de allí, alcanzando a ver como Tristán empezaba a subir la escalerilla para subir de nuevo a lo que era la parte principal de la nave, cuando oíste un grito a tu espalda.

Al volverte, viste a Rook de pie, intentando alcanzar la puerta, perseguido por los bichos y con uno que acababa de saltar sobre una de sus piernas, a la que se había enganchado.

Los niveles no tardaron en alcanzar los valores normales, momento que aprovechaste para salir de la cápsula con tus dos nuevas manos metálicas. Las luces estaban efectivamente, encendidas, como si Tristán hubiese conseguido su objetivo, a pesar de todas las dificultades. Eso era una buena noticia, sin lugar a dudas.

Smith permanecía impasible a tu lado, a la espera de poder movernos y decidir hacia dónde.