Partida Rol por web

Te sorprendió su partida.

Conoces a Isaac Butler desde hace años, cuando estudiabas medicina y él impartía algunas asignaturas. Posteriormente, te ayudó a establecer tu consulta y te mandó clientes cuando estabas empezando en el negocio. Además, el hecho de que pudieras codearte con alguien que pertenecía a una familia adinerada sureña, te llenaba de orgullo y te hacía sentir en un escalón superior a otros.

Es cierto que Isaac rara vez mencionaba a su familia, pero dada su confianza contigo, quizás seas de los pocos que conozcan algo de su historia:

Su padre se marchó de Luisiana, su estado natal, y llegó a Boston hace bastantes años. Una vez allí, se estableció como médico, se caso con una joven de la localidad y fruto de ese matrimonio nació Isaac, en 1888.

Poco después de su nacimiento, el padre se volvió loco y murió en el manicomio de Boston en 1891. Años más tarde, en 1915 sería su madre la que fallecería en el hundimiento del Lusitania, dejando a Isaac totalmente sólo.

Una vez conseguido el título en medicina con el número 1 de su promoción, Isaac se trasladó a Arkham, donde trabajó como profesor en la facultad de medicina al mismo tiempo que establecía su consulta privada en 1918.

Pasados 3 años, en 1921, Isaac se casó con una joven de la localidad llamada Hannah Bell.

Sin embargo, rara vez hablaba de su familia en Luisiana, de manera que cuando te dijo que se iba a trasladar allí para hacerse cargo de la herencia familiar, una vieja plantación, te quedaste verdaderamente sorprendido, al igual que el resto del grupo de amigos.

Ahora, el cartero acaba de traerte una carta de Isaac. El sobre lleva el matasellos de Campillon, Luisiana y dice así:

Mike O'Sullivan y Emily Dickinson llegaron casi al mismo tiempo a la casa de Joseph Sinclair. Joseph había hablado por teléfono con ambos y los había citado para ese día a tomar un té, al parecer tenía noticias de Isaac.

Fue el mismo Joseph quien les abrió la puerta y los hizo pasar a su hogar. Hablaron de cosas poco importantes mientras el té se hacía, y cuando ya todos tuvieron uno en sus manos, el anfitrión se refirió al motivo del encuentro.

_Es cierto que les podría haber comentado esto por teléfono, pero me pareció una buena excusa para encontrarnos, hacía bastante que no tomábamos un té juntos. Isaac me escribió desde Luisiana. Como saben, fue a hacerse cargo de una vieja plantación que heredó. Parece que tuvo un viaje un tanto complicado debido a una tormenta, pero afortunadamente Hannah y él llegaron sanos y salvos. Lo cierto es que no me ha podido contar nada entretenido, poner en orden el asunto de la finca le ha llevado casi todo el tiempo.

Joseph se sonrió por un momento al recordar un pasaje de la carta.

_Pobre Isaac. Piensa que la gente de la zona es supersticiosa. Hablan a sus espaldas y un anciano incluso llegó a decirle que se alejara de aquel lugar, sin darle muchas más explicaciones.

Su sonrisa se borró al hablar de la Sra. Butler.

_Hannah no lo está pasando bien. Duerme mal y está nerviosa. Isaac dice que la comprende, el lugar ayuda a eso. La plantación está en muy mal estado. Posiblemente la vendan aunque no les den demasiado, aunque existe la posibilidad de que se decidan a arreglarla. Jaja ya se han autonominado "el señor y la señora Butler de la plantación". Me llamará cuando regrese.

Joseph les había hecho una linda síntesis del contenido de la carta. Los miró para ver sus reacciones.

¿Tanto se me nota? jaja

No era de extrañar que el bueno de Joseph telefoneara, pero que quisiera tomar el Té sin dilaciones le extrañó un poco; aunque nada más allá de lo normal. Sin demora asintió, hacía tiempo que no se despejaba fuera de sus rutinarias clases y una charla con buenos amigos siempre era grata, además creyó oír que Emily estaba invitada también.
 

Cortésmente, como era de costumbre en los buenos anfitriones, y Joseph lo era, les dio paso al salón donde no tardó en sacar una bandeja con el hirviente Té, solo cuando todos disfrutaban de él, comenzó a hablar sobre una reciente carta recibida de Isaac. Escuchó al locutor con dedicación y solo cuando este finalizó, añadió:
 

- El Señor y la Señora de la plantación, ¿no?.- Ha ha ha, compartió burla de complicidad con sus conocidos. No obstante, no entiendo que si tan a desagrado se encuentran allí no se vuelven sin más, Luisiana es una buena tierra rodeada de simbología y raíces milenarias, pero no todo el mundo de ciudad puede adaptarse a las costumbres sureñas.  Los sirvientes autóctonos lo verán reflejado en sus caras y los intentaran asustar con supersticiones baratas. Aunque me extraña realmente lo de Hannah, ella siempre ha sido una mujer valiente y lógica…
 

Hago un gesto con la mano, como restando importancia al asunto.

_Solo debe estar aburrida. No conocen a nadie allá, el lugar debe estar hecho un desastre, no son precisamente unas vacaciones de placer. Imagino que cuando las cosas estén en orden Isaac querrá pasar unos días con su prima. Luego regresarán.

Sonrio, ligeramente, tras escuchar como Mike intenta bromear sobre el autonombramiento, como dueños de la plantación, de Hannah e Isaac, mientra trago, disimuladamente, la pequeña cantidad de té que queda todavía en mi boca.

Después, tras secar mis humedecidos labios con un pequeño pañuelo, digo, más con el fin de congraciarme con mis acompañantes que por el hecho de que me importe demasiado lo que pueda ocurrirle realmente a la Sra. Butler:

- Sin duda, es una lástima lo que le está sucediendo a Hannah. Lo más probable es que todo sea culpa del temporal cambio de residencia, del clima de la región en la que ahora se encuentran, del tipo de comida que estén consumiendo, y sobre todo de las fatídicas circunstancias que les han obligado a viajar hasta Louisianna, y espero que pronto esté recuperada. -

Tomo otro pequeño sorbo de té, mientras hago una pequeña pausa, y pienso:

- O puede que todos sus males se deban a estar todo el día rodeada de seres incultos, y supersticiosos. -

- Lo que no entiendo es por qué no se quedó aquí, con nosotros, mientras su marido arreglaba, en el sur, el tema de la herencia. Nosotros podríamos haberle hecho compañía mientras Isaac estuviera fuera. -

_No debe haber imaginado que el lugar se iba a encontrar en semejantes condiciones. ¿Además no es el deber de toda esposa acompañar a su marido en circunstancias como ésta?

Mientras estáis tomando tranquilamente el té, llaman a la puerta. Traen el siguiente telegrama:

- Por supuesto, la obligación de toda señora que se precie como tal, y Hannah los es, es acompañar a su marido allá donde él vaya.- en esos momentos, es cuando más echaba en falta a su funesta prometida.
 

Tock, tock.

De repente llaman a la puerta, un telegrama había llegado. Josehp con semblante serio lo trae en sus manos, sólo se puede ver que la procedencia es de Luisiana, y que evidentemente por la cara del mismo anfitrión, no eran buenas noticias…
 

Estáis en vuestra agencia de investigación, pasando la mañana. Por desgracia, no hay mucha clientela, de manera que son momentos de ocio y también de desesperación.

Repentinamente, llaman a la puerta. Un telegrama con matasellos de Luisiana y firmado por el doctor Butler os pide que acudáis sin dilación a la residencia de su amigo Joseph Sinclair y os pongáis a su disposición para acompañarle a Luisiana. Os adjunta las señas.

Más interesante, al telegrama le acompaña un resguardo de giro postal por el que os ingresa dinero para los gastos del viaje y vuestros honorarios

Estás tranquilo en tu casa cuando de repente llaman al timbre. Acudes a la puerta y es el servicio de telegramas que te entrega uno dirigido a tu nombre y remitente en Luisiana.

Que raro, no conozco a nadie allí.

Una vez abierto, ves que es un tal doctor Butler, rogándote que acudas a Luisiana para ayudarle con un problema que tiene. Te indica la dirección de un muy buen amigo suyo para que te pongas en contacto con él y hagáis el viaje todos juntos. Adjunto viene un cheque para pagarte el viaje hasta allí y algo más en concepto de honorarios, prometiéndote pagar cualquier cantidad mayor si se prolonga el trabajo.

Haciendo memoria, recuerdas ese nombre. Fue uno de tus profesores aquel año que ingresaste en la facultad de Medicina, el único que mostró cierta comprensión cuando abandonaste tus estudios.

¿Como se llamaba?... Isaac, si no recuerdo mal.

Voy a la puerta de calle a ver qué necesitan. Un telegrama ha llegado. Lo miro mientras mis invitados me esperan en la sala. Malas noticias. Vuelvo a la sala dando largos pasos.

_Un telegrama ha llegado, es Isaac. Será mejor que lo vean por ustedes mismos.

Dejo el telegrama en manos de Emily y voy en busca de mi agenda mientras ellos lo leen. Veo no tener ninguna obligación impostergable para esos días y entonces, una vez que ya todos sabemos qué ocurre, les digo:

_Isaac no haría una broma con esto, algo malo debe estar pasando allá, espero que no sea Hanna. Saldré hacia Luisiana ni bien arme una maleta. ¿Viene alguno de ustedes también?

Tras leer el telegrama me quedo un rato pensativo, me resulta extraño recibir una petición de ayuda de mi viejo profesor después de tantos años sin tener contacto con el, me pongo a pensar para que me necesitará y no soy capaz de imaginarlo

Quizás en otro momento hubiera ignorado su petición , pero actualmente estoy redactando un nuevo articulo para el magazine en el que colaboro y me encuentro en un punto muerto, me he quedado un poco atascado y no se como terminar el articulo, considero que quizás me venga bien salir unos días y distraerme y seguramente las ideas volverán a fluir sin darme cuenta de nuevo, también es tontería intentar engañarme, porque se que acabaría aceptando simplemente por satisfacer mi curiosidad ante esta inesperada petición.

Miro la dirección del amigo del doctor con el cual propone que haga en conjunto el viaje, cojo mi sombrero y mi abrigo y meto el telegrama y el cheque en uno de los bolsillos, finalmente cojo las llaves de mi coche y me encamino a hacer una visita a ese amigo suyo.