Partida Rol por web

Adele le entregó el maletín a Max por prevención, lo último que le faltaba era que se lo dejara olvidado en el sitio al que fueran a comer, y visto lo que había pasado en la oficina del jefe mientras lo esperaba, no descartaba que fuera posible. Aún quedaba día y actividad por delante, y el único descanso que tendría sería en el coche. Mientras se iban dirigiendo hacia el sitio en el que comerían, y viendo que Max se interesaba por la vida de la laboratorista, Adele decidió darles un poco de privacidad, mientras sacaba el móvil y el número del Sheriff Taylor, haciéndole una llamada.

—Jajajaja —rió Becca con lo de "nazi", agarró el agua que le ofrecía Max y bebió con gusto—. Lo cierto es que trabajar con Günther Smith es todo un privilegio. Es una institución en el FBI, según tengo entendido. Conmigo se porta bien, severo con los errores y estricto con los protocolos, pero es la base de su competencia. No tiene prejuicios machistas o al menos ninguno que haya cultivado él mismo y tampoco le he oído nunca minusvalorar a nadie por su raza, credo o condición —explicó en tono serio aunque quizás no era del todo sincera—. En cuanto a mí... Trabajaba en unos laboratorios en Washington y estudiaba criminología. De pequeña soñaba con ser detective, pero hice química en la universidad. Hubo un momento en que me vi con más de treinta y explotada en un laboratorio mediocre por un sueldo cutre sin seguro médico decente y entonces me preparé para entrar en el FBI, después de haber fallado las pruebas para la policía de Washington. Hace dos años terminé la instrucción y estuve en un destino provisional en Tenessee, pero cuando me ofrecieron la plaza de Nueva Orleans no me lo pensé dos veces...

Después de repartir el agua, Max le tendió a Becca su shawarma al tiempo que Adele hacía una llamada inesperada. La mirada del agente se mantuvo fija en la de su jefa unos segundos, pero prefirió ese momento de intimidad que Addi les había dejado para ir conociendo más a la joven que estaba sentada a su lado. - Tenga, no se corte. No creo que sea una buena opción para desayunar. - Le dijo a la analista sin perder la sonrisa.

Becca parecía tener ganas de hablar y Jordan no perdía detalle. Aunque por lo que decía Addi sobre él... a Max le daba que o no le conocía bien o quería dejarle en buen lugar. Aún así, hablar del trabajo fue solamente una manera de romper el hielo para Jordan y poder sacar más conversación con Becca y Adele, si es que se unía a la comida.

- Vaya. Ha dejado su hogar a mil millas de distancia. - Max miró a Becca sorprendido. - ¿Qué tiene Nueva Orleans para que le hiciese venirse aquí sin pensárselo? Tennesse está más cerca de Washington que esto... - Había curiosidad en su mirada y a pesar del sudor que sentía en sus manos, se sentía cómodo y tranquilo con aquella mujer cerca. Jordan bebió un poco de su café y continuó atento a las palabras de Becca. - No me diga que la fama de la agente Lewis y la mía llegaban hasta allí y vino por nosotros. - Bromeó buscando templar lo que sin duda eran nervios.

Seguía sin poder creerse que ella hubiese aceptado la cena, tal y como le dijo Addi. Ella, joven, guapa, simpática, abierta... podía tener a cualquier hombre... incluso a Günther. Bueno, a ese le podría tener cualquier mujer. Pero seguía sin comprender porqué se había fijado en él, salvo que fuese por la admiración que sentía por la pareja. - Agente Davis. - Miró a su superior para luego centrarse en la joven. - No quiero que esto parezca un interrogatorio, así que puede preguntarme lo que quiera cuando quiera. - Dijo bajando el tono de voz al ver que Adele estaba hablando con alguien al final con su móvil, a parte de usar aquella frase como indirecta para animar a Becca a soltarse con él.

—No tengo ninguna pregunta para el testigo, Señoría —bromeó Becca antes de contestar a Max—. Tenessee es un agujero comparado con esto, si me permiten la comparación. Visité Nueva Orleans durante el Mardigrass unas vacaciones, cuando era universitaria. Lo cierto es que no recuerdo mucho —confesó haciendo el gesto de empinarse una botella—; pero sí que me divertí mucho. Quizás estaría mejor en California, pero creo que hay que matar gente para ganar una plaza allí. Y bueno, que esté ustedes dos es un plus.

Volvió a reírse y comenzó a devorar el shawarma. Parecía mucho más relajada que antes aunque, de vez en cuando, seguía mirando de reojo a Adele Lewis. Sin duda estaba al tanto de alguno de los cotilleos que hablaban de que los dos compañeros estaban liados. Incluso había quien aseguraba que los había visto en los vestuarios manteniendo relaciones sexuales. Por supuesto, toda esa historia se había fabricado para hacerle daño a la agente Lewis, que algunos querían ver como la afroamericana ambiciosa dispuesta a todo para ascender en el FBI.

En cualquier caso, era difícil averiguar cuánto de esos rumores se creía Rebecca Davis.

- En ese caso seguiré con el interrogatorio yo solo por lo que veo. - Dijo mirando de nuevo a Adele pegada a su móvil. - California está sobrevalorado. Además, cuando alguien es bueno es su oficio y la unidad acaba conviertiéndose en especial, acaba entrando en estados que no les competen, por así decirlo. Si no recuerdo mal, en Texas hay entre 15 y 20 oficinas del FBI* y somos la agente especial Lewis y yo quienes llevamos el caso y como no, las pruebas, vendrán aquí. - Max se inclinó levemente hacia Becca. -  No quiero perderme ese café o esa cena con usted.

Era cierto. Viendo como era, Max estaba realmente encantado con ella. Además no les iba a faltar tema de conversación. - Yo también tuve una temporada donde bebí lo mío. - Le dejó caer a la analista de laboratorio. - Pero de eso hace ya demasiado tiempo. Digamos que esa parte de mi vida ya quedó atrás... muy atrás. - No quería decirle que fue alcohólico, aún era demasiado pronto para asustar a Becca con aquello.

Jordan sonrió al ver como Becca cogía soltura y se animaba a comer y se quedó mirando en silencio unos segundos a los hermosos ojos de la mujer. Cuando se dio cuenta de que le había pillado con aquella descarada mirada, Max se sonrió y se ruborizó un poco, esperando que Becca no le hubiese leído también la mente en aquel momento y optó por volver a beber de aquel café que sostenía entre sus manos.

- Me alegro de que al final no optase por ser detective y se decantase por la ciencia. De lo contrario, dudo que nos hubiésemos conocido nunca y necesitamos a gente con entusiasmo por aquí. - Max quería profundizar de manera más personal con Becca, pero sabía que no podía en ese momento. Así que tenía que jugar con un doble sentido, el cual si la joven era hábil no tardaría en pillar. Y con la invitación a tomar café y cenar de por medio, debería pillarlo todo al vuelo.

- Y más aún que se viniese a Nueva Orleans aunque no recordase demasiado de este lugar. No es Washington, pero este lugar tiene su encanto sin duda. No se si conoce el parque Audobun. Allí hay un restaurante francés llamado Tartine. Es un coqueto restauranteque hay en el lado oeste. Es pequeño, aunque tiene un patio muy agradable, y preparan ensaladas, sándwiches y quiches, para una comida rápida pero riquísima. Es perfecto para una comida ligera y un paseo tranquilo por el parque... - Dejó caer Max sin Adele atenta a la conversación. Quería ver si el plan le interesaba a Becca o no.

- Lo bueno es que no hay que reservar nada, así que es ideal para una comida fugaz donde el tiempo y el trabajo sean importantes. La pega es que solo sirven desayunos y comidas, pero está a unos veinticinco minutos de aquí en coche. - Dijo encogiéndose de hombros. - Me gusta comer allí de vez en cuando. Me ayuda a pensar y a aclarar la mente y el paseo en el parque me centra de nuevo en el caso. Ya que no pregunta, mejor le cuento yo. - Añadió con lo que parecía una interminable sonrisa.

Un poco más apartada, Adele tuvo que esperar a que le atendieran. -Buenas tardes, señorita Basset. Soy la agente Lewis, del FBI. Comuníqueme con el Sheriff Taylor, si es tan amable.- Aún esperó algunos minutos más mientras la regordeta secretaria ponía en conocimiento de su jefe sobre quien le estaba llamando a esa hora.

Ya cuando lo tuvo al aparato, se dispuso a ponerlo al día. -Buenas tardes Sheriff. Le llamo para informarle que tenemos ya los resultados, y es positivo. Se trata del cuerpo de Theresa O'Hara. Estaremos en Marshall en unas cinco o seis horas, espero que nos acompañe nuevamente. Igualmente, tanto mi compañero como yo hicimos el compromiso con los Rangers de que podían estar con nosotros cuando fuéramos a informar a la familia, para realizar las pesquicias necesarias. A partir de ahora esto es un caso federal.- Declaró. -Por tanto, estaremos en colaboración con los agentes.-

La agente Davis asentía y sonreía atenta a las palabras de Max; pero se le notaba algo aturdida. Quizás esperaba que aquella conversación se desarrollara de manera más calmada, en algún lugar más acogedor, delante de un café o de alguna copa y, sobre todo, dejando los asuntos laborales aparte. Además, no podía evitar fijarse en los movimientos de Adele, la llamada al Sheriff de Harrison, sus gestos. No era el ambiente más adecuado para recibir cumplidos ni para hablar de cenas románticas.

—Será un placer acompañarle a ese restaurante, Max. Pero me temo que ahora mismo, con el estómago repleto y con este calor el sueño se está apoderando de mí nuevamente —se pusó de pie después de recoger los restos de la comida y meter la botella de agua a medio consumir en su bolso—. Será mejor que me marche. Les deseo un buen servicio y no duden en enviar todas las pruebas que crean necesarias. Trataremos de agilizarlo convenientemente.

Le dedicó a Max la misma sonrisa cálida que había mantenido todo el tiempo, pero su propósito de marcharse parecía firme.

—Entiendo —fue la escueta respuesta del sheriff a la que siguieron unos segundos de silencio—. Va a ser un golpe muy duro para los padres y no creo que meter a cinco agentes de la Ley en su casa sea de gran ayuda. Comprendo que deban acompañarles los miembros del cuerpo de Rangers, pero como favor personal me gustaría pedirles que fueran solamente dos personas las que entraran conmigo. Si lo prefieren yo me quedaré también fuera.

Su tono de voz sonaba a derrota, al esperado final de una historia que sabía desde el principio que no podía terminar bien. 

—Eso quiere decir que el resto de niños también... están muertos, ¿verdad? Por una parte resulta un alivio poner punto final a esta larga incertidumbre—confesó el jefe Taylor—. Pero por otra estoy seguro de que va a cercernar las esperanzas del resto de padres cuando se haga público y, sinceramente, no soy capaz de prever las consecuencias —se hizo de nuevo el silencio al otro lado del aparato—. Sea como fuere, cuando concluyan su informe el final de mi carrera llegará antes incluso que el de mi vida, ¿no es cierto?*

A Max le cambió la cara cuando Becca optó por marcharse. Sabía que eso ocurriría pero la intención para con ella y aquella comida había resultado un fracaso para él puesto que no era lo que buscaba y se dejó llevar por estar a solar con tan hermosa mujer. - No se preocupe agente Davis. Se le nota el cansancio. Bastante ha sido que haya aceptado pasar este rato con nosotros... - Miró a Adele. Le hubiese gustado que ella hubiera estado allí con ellos precisamente para no cagarla y era lo que sentía que había hecho. Aún así sonrió a la mujer con calidez y comprensión.

- Al menos permítame acompañarla al coche mientras la agente Lewis termina con su llamada. Así traeré de paso el coche hasta aquí, pues nosotros debemos salir cuanto antes hacia Urcentain también. - Le recordó a la joven. - O al menos hasta que nuestros caminos se separen hasta que nos volvamos a encontrar. - Quería dejarle claro que quería pasar algo más de tiempo con ella y si podía exprimir unos segundos así lo haría.

Max abrió el maletín e introdujo el informe del análisis del ADN en su interior. Luego le hizo unos gestos a Addi, indicándola que le dejaba allí la comida y que se iba a por el coche. - Prometo no entretenerla. - Añadió después con voz calmada y esperó a que la mujer le respondiese. Si le rechazaba la proposición, Max iría igualmente a por el coche y lo llevaría a aquel lugar.

Pero por dentro se moría porque le dijese que sí.

Adele vio el gesto de Max, alzando una ceja con curiosidad, pero terminó por hacerle una seña para indicarle que le había entendido. Volvió su atención al teléfono.

-Admito que haber esperado tanto tiempo para buscar ayuda con estos casos no fue su mejor decisión, Sheriff.- Empezó la agente Lewis con seriedad. Luego tomó aire profundamente y continuó. -Pero tengo en cuenta la dedicación que ha puesto en ello durante todos estos años y como se ha involucrado con estas familias, tal como se puede apreciar en las notas a mano que realizó en los distintos informes. Hizo lo que pudo, Taylor. Ahora queda en nuestras manos.-

Meditó respecto a la petición, mirando en la dirección por la que se había alejado Max. -¿Que le parece lo siguiente: Pedirle al matrimonio O'Hara que permita a dos de nosotros revisar el interior de la caravana, mientras usted y los otros dos informan sobre el resultado y realizan las preguntas pertinentes?-

—Claro, vamos a por los coches. Tengo que bajar el shawarma y quitarme la modorra antes de conducir hasta casa —dijo divertida y se giró para despedirse de Adele Lewis; pero al ver su rostro serio y su mirada severa se limitó a agitar la mano de manera un tanto infantil—. Parece ocupada...

Caminaron a buen paso hasta el parking, tal vez porque Becca se había tomado en serio aquello de bajar la comida o porque quería llegar cuanto antes*. El coche particular de la agente Davis estaba más cerca que el Chevrolet Malibú asignado para la misión. Para sorpresa de Max Jordan, cuando la mujer pulsó el control remoto de las llaves, los intermitentes de un Honda Civic Type R parpadearon un instante**.

—Bueno, pues yo me quedo aquí —dijo parándose al lado de la puerta del conductor—. Espero que tengáis un buen viaje hasta Texas y que no os dispare por el camino ningún redneck —bromeó imitando a un francotirador paleto.

Jason Taylor volvió a guardar silencio durante unos segundos y suspiró antes de hablar de nuevo. ¿Había alivio en aquel suspiro, resignación o tal vez sólamente el dolor aquel dolor persistente?

—Gracias, agente Lewis... —una nueva pausa para recuperar el aliento durante la que Adele se pudo imaginar cómo el sheriff torcía el gesto en su desagradable mueca—. Me parece una idea excelente. Espero que los Rangers no pongan ningún impedimento. No les he visto desde ayer, cuando marcharon hacia Jefferson a hablar con el sheriff Smith. No sé en qué demonios andarán metidos, pero si han hablado ya con Zack Smith imagino que no lo estarán pasando muy bien...

Max se alegró de que Becca cediese en eso y no le resultó difícil seguirle el paso. A fin de cuentas, él era bastante más alto y sus zancadas mayores. - Davis... yo... quisiera disculparme. Mi intención era que comiésemos los tres juntos y me temo que sin la agente Lewis cerca yo... desvié la conversación quizás hacia donde no debía. No era momento ni lugar. - Pero las ganas le podían y ver como corría hacia el coche le hacía dudar si realmente tenía prisa o si quería, de alguna manera huir de él.*

Al llegar a su coche Jordan se lo quedó mirando. - Vaya, es casi tan hermoso como usted. - Le sonrió animado quizás por la caminata y por estar solos. - No se preocupe. He dormido lo suficiente para que no nos pase nada por el camino, pero hágame un favor, ¿quiere? Cuando llegue a casa, mándeme un mensaje diciendo que ya ha llegado. Sí, ya sé que parece una tontería pero... toda la noche sin dormir, el calor, la comida y el rato que me ha concedido. Seguramente no pueda responderla puesto que ya esté conduciendo de camino a Uncertain, pero... al menos lo haré tranquilo y no comiéndome la cabeza pensando si ha llegado bien a casa o no... y se ahorraría una llamada mía que le irrumpiese el sueño. - Jordan miró con gesto preocupado a Becca.

- Me has caído muy bien, mejor de lo que esperaba. - La tuteó por fin. - Y sí, podría estar las seis horas de viaje preguntándome si habrías llegado bien o no. En una situación distinta quizás ni te lo pidiese, pero simplemente por pasar la noche trabajando... pues... por favor. - Añadió al final con gesto suplicante en su mirada. - Que descanses y espero verte pronto en otras circunstancias. - Dijo al final y esperó a que Becca subiese al coche y se marchase antes de ir a por el del FBI.

Mientras lo hacía llamó a su hermana, para que no se preocupase por él. - Hola hermanita... sí, estoy bien... tranquila. Salgo de viaje a Urcentain por un caso, no se cuanto tiempo estaré fuera. Te prometo que en cuanto vuelva iré a comer con papá y contigo... sí, me cuído... ya lo sabes... si no lo hago yo. - Sonrió con aquellas palabras. - Te dejo, tengo que llamar a Pet... se le ha metido en la cabeza que cambie de casa y querrá meterme una vivienda unifamiliar para ver si así la lleno con algo que aún no creo que esté preparado para tener...

—Te avisaré, descuida. No vas a escaparte de mí tan fácilmente —le guiñó un ojo divertida—. Pero la próxima vez deja a tu mamá en casa —se mofó refiriéndose a Adele Lewis—. A menos que también quieras traértela a nuestra cena y a pasear por el parque Audobun —le provocó con una mirada traviesa al mismo tiempo que se ponía al volante, bajaba la ventanilla y arrancaba el motor, haciéndolo rugir un poco—. Corres el riesgo de que me acabe gustando más ella. Ese aire de dominátrix de ébano me sube los colores —remató muerta de risa y salió a toda velocidad.

A Max no le dio ni tiempo a responder a Becca. Sus palabras le hicieron reír. Hacía tiempo que no reía así de relajado a pesar de la situación. El caso, que se estuviese divirtiendo a costa de él mismo y de Addi. Pero es que hacía mucho tiempo que nadie le  hablaba así. La analista del laboratorio estaba resultando ser un diamante en bruto ante sus ojos y cuando la mujer pisó a fondo Max se quedó clavado en el sitio con una sonrisa de oreja a oreja difícil de borrar.

Tras la breve conversación con su hermana, llamó a su hermano para quitarse el marrón del cambio de vivienda de encima. - Lo siento Pet, estoy bien donde estoy. No tengo necesidad de cambiar a nada más grande... Cuando tenga que hacerlo o lo considere conveniente no te preocupes que serás el primero en saberlo... y si alguna loca te dice algo, no... no estoy con nadie ni tengo intención de estarlo. - Le dijo adelantándose a Lisa y su locura sin mencionar a Becca. No quería gafar lo de aquella chica.

Abrió el coche al tiempo que se despidió de su hermano y dejó el maletín en el maletero, junto con su maleta. A mitad de camino tendría que parar a comer algo, aprovecharía para comprar un lápiz y una libreta nueva. No iba a subir a por ella. Se quitó la chaqueta y la colocó en una percha, colgándola en el asidero del lado de la puerta del conductor. Luego se subió al coche, puso el aire acondicionado y sin borrar aquella sonrisa tonta de su rostro, movió el coche hacia donde estaba Adele.

Aparcó cerca de donde la había dejado y allí seguía, hablando por teléfono.

Al menos a él le había dado tiempo a tomarse el café y al final a estar y conocer un poco más a Becca. Max se acercó al lugar donde estaba la comida de su jefa, sin la chaqueta puesta y cerrando el coche tras salir y se sentó allí a esperarla. Hacía calor, pero prefería ese calor al de Uncertain. Además necesitaba tomar un poco el aire y recordar lo que había pasado allí hacía unos minutos, pues era como si aún no se lo creyese.

Adele asintió en silencio, haciendo una mueca al tiempo que miraba su reloj. ¿Qué estarían haciendo los Rangers? Esperaba que el hecho de que el Sheriff Taylor no supiera de ellos sólo significara que estaban enfrascados en la investigación. -De acuerdo; en ese caso póngase en contacto con ellos y que estén allá en unas horas.- No iba a estar adaptando su horario a la conveniencia de los Rangers, si no estaban allá para el momento en que Max y ella llegaran, tendrían que conformarse con la información que el FBI tuviera a bien de decirles. Ya era momento que aquel par de agentes comenzaran a colaborar también. -Nos vemos en unas horas, Sheriff.- Dijo finalmente la agente Lewis, antes de colgar y volver a la mesa. Ya Max estaba allí, sin la laboratorista.

-He avisado al Sheriff Taylor de que vamos en camino.- Informó a su compañero mientras tomaba asiento. -Los Rangers parece que no se han reportado en lo que va de día. ¿Tuviste una conversación interesante con la agente Davis?- Disparó sin aviso a su compañero, esperando ver si tartamudeaba o se desconcentraba con la pregunta mientras le hincaba el diente a su almuerzo.

Max permanecía sentado en el mismo sitio que minutos antes, solo que sin café en sus manos y la compañía de Davis había desaparacido. Al menos físicamente, porque mentalmente volvía a repasar la conversación y los gestos de Becca mientras que Adele seguía en aquella conversación telefónica que había estropeado lo que Jordan quería para la analista forense. Que comiese con son "héroes". La sombra de su compañera acercándose a él le sacó de sus pensamientos.

- Pues... en eso estaba pensando ahora mismo. - Respondió con calma a Adele. - En que si la dije que comiese con nosotros, era con nosotros. - Indicó señalando con su mano a su compañera y a él mismo varias veces. - Esa mujer nos admira y que hubiese comido con los dos hubiera sido algo especial para ella. ¿No podías haber llamado después? - Se quejó molesto.

- Ya nos intercambiamos los números de teléfono en el laboratorio y... dejamos pendiente una cena y algún café en caso de volver con más pruebas. - La voz y el rostro de Jordan se relajaron con esas palabras. - Te necesitaba aquí con ella y conmigo... no diciéndole al sheriff que llegaríamos en unas horas... tenemos 6 horas para avisarle y con ella solo teníamos unos minutos... - Max echó la cabeza hacia atrás y suspiró. - ... hubiese preferido que estuvieses con nosotros... - Añadió más relajado.

- Pero ya ha quedado claro entre los dos que para la próxima vez, te dejo en casa. - Sonrió a Adele. - Tenías razón, quería esa cena conmigo desde hace mucho tiempo. Menos mal que no apostamos esta vez, hubiese perdido. - Bromeó. - Sigo sin entenderlo, claro. Es joven, guapa, inteligente, simpática, divertida... no se que ha visto en un viejo y calvo como yo y no estoy muy seguro de que sea acertado tener algo con ella... Trabajamos juntos, distintos departamentos, sí pero... si sale como con Lisa... - Aquella mujer iba a volver loco a Max y no como a él le gustaba precisamente.

- Anoche me dejó un mensaje en el contestador de mi casa. La muy put... consiguió el número. Eran las tres de la mañana, estaba bebida y de amenazas pasó a tratar de seducirme con su... asquerosa y beoda voz. - Explicó molesto y amargado por ello mientras Adele comía. - Le he dejado la cinta a Sam en recepción y volveré a solicitar otra orden contra ella aportando la grabación como prueba. A ver si en estos días deja más mensajes en el contestador y así tengo más carga probatoria contra ella... y al final tendré que mover todo esto a través del FBI.

Guardó silencio y miró a Adele a los ojos. - Lo siento, no debí hablar de Lisa mientras comes... podrías indigestarte. - Se pasó la mano por su calva cabeza, imitando aquel gesto que tenía antes de raparse al cero por las entradas que tenía ya. Añoraba su cabello, pero prefería verse así de golpe que ver como poco a poco se iba quedando calvo. - O enfermar... hay temas más agradables para una comida que... ese...

-Max, tengo al menos treinta y seis horas sin haber dormido, de mi no hubiera sacado más que gruñidos y verme comer como una cerda que no hubiera comido en años, no creo que hubiera sido la mejor imagen para llevarse de sus "héroes".- Dijo sin vergüenza alguna Adele, haciendo las comillas con los dedos. -Créeme, habría estado más cómoda sin mi cerca. Así que ni se te ocurra invitarme cuando la lleves a cenar.- Esta vez dejó escapar una carcajada, tomando de la botella de agua.

Se fijó en los gestos de su compañero mientras éste hablaba de lo que había pasado. Bufó, mientras aquella mujer siguiera apareciéndose cada cierto tiempo, Max no iba a poder relajarse por completo. -Ya, con Lisa te ha tocado la lotería de la mala suerte, eso es seguro.- Dijo, negando mientras daba otro mordisco al shawarma. -Pero te digo que no todas están tan psicópatas como ella. Y deberías dejar de buscarte los defectos. Eres atractivo, tienes bonitos ojos y mucha carisma con sonrisa ganadora. Vamos, si pareces James Bond. No el nuevo, ese Brosnan o como se diga, sino.. ¿Connery? Sean Connery, ese. Y mira que tiene edad, pero sigue siendo un señor que le baja las bragas a cualquiera.- Directa, como siempre.

- Sí, la verdad es que tienes razón en eso... aunque ella llevaba también toda la noche sin dormir, así que... no hubiéseis estado tan disparares. - Bromeó Jordan dibujando una abierta sonrisa en su rostro. - Y no, lo siento... como te dije ya estás descartada. Prefería avisarte antes de que ocurra, para que no te hicieses ilusiones... la cena será para dos... y ya que invito yo, pues lo suyo es que esté yo con ella. - Dijo más relajado y bromeando sobre el tema en cuestión al tiempo que recordaba las palabras de Becca sobre Adele antes de irse pisando a fondo. Se las iba a repetir, pero no quería que a Adele se le atragantase la comida o bien por la risa o por sentarle mal el comentario. Y es que con tantas horas sin dormir era fácil que se lo tomase a mal.

Además, algún secreto debía tener con Becca.

- Ya, ya sé que locas hay pocas... pero si tengo la desdicha de dar con las dos únicas de Nueva Orleans a la vez... Al menos avisé a Becca como pude de Lisa. Dudo que ahora haga nada, pues por el momento, si ha visto algo ha sido a los tres juntos, pero como no me fío de ella... Y no me busco los defectos... son los que tengo. Hace diez años, si me sentía un rompecorazones, un casanova... lo sabes... la edad y el pelo te cambian. - Sonrió cuando Adele dijo aquello de Connery y su parecido a él, más aún cuando añadió el detalle de "bajar las bragas a cualquiera". - Cuidado con lo que dices Addi, podría pensar que estás declarándote. - Bromeó. - Mi parecido con Connery, el efecto que os causa... ¿Crees que si me presento a una audición para ser el próximo James Bond me cogerían? Volverían a tener a casi el original con ellos... pero casi... que yo soy más joven. - Rió divertido mientras que Adele terminaba de comer.

El descanso, Becca y el giro de la conversación le habían devuelto el buen humor. Aunque le quedaban por delante varias horas de condución donde estaría solo y se dedicaría a darle vueltas a la cabeza. Sabía perfectamente como iría todo. De Becca pasaría por Lisa, de Lisa a Becca y según se acercasen a Texas, ambas quedarían atrás y sería Theresa O'hara y el resto de víctimas las que entrasen en su cabeza de golpe.

Por eso valoraba tanto aquellos pequeños momentos donde podía relajarse y hablar de manera distendida de otra cosa. Porque en cuanto volviese a coger el hueso, no lo iba a soltar.

Max conducía suavemente, de modo que Adele no tardó ni cinco minutos en quedarse frita tumbada en el asiento de atrás. Los cafés y el shawarma le pesaban en el estómago y se temía que no iba a tardar mucho antes de tener que visitar un aseo; pero, de momento, la urgencia del sueño se impuso sobre el resto de su fisiología.

Adele soñaba, mezclando la experiencia de la noche anterior y de la visita a los jefes con la conversación de Max sobre Becca y Lisa. Le estaba respondiendo a su compañero en sueños aunque, en el mundo de la vigilia, Max pudo escuchar algunos murmullos saliendo de la boca dormida de su compañera. No se entendía nada, pero estaba abroncando a alguien...

Entonces pareció caer en un sueño más profundo donde todo se volvió oscuro y confuso. Las imágenes se sucedían pero duraban tan poco que era incapaz de reconocer ninguna de ellas. Sin embargo, en algún momento fue capaz de contemplar detenidamente una:

Durante el rato que pudo verla, el llanto quedo de una mujer se escuchaba proveniente del interior de aquella cabaña. Luego, tanto la imagen como el sonido se desvanecieron y Adele continuó durmiendo hasta que logró despertarse de manera natural.