Partida Rol por web

DiscúlpameDice Lyanna a Loreley.

¿Qué está pasando aquí? Miérda, miérda, miérda. Esto es una locura, cómo se lastima esta gente si apenas se han tocado...
¿Cómo miérda se ha lastimado esa mujer recién si Nataliya no la ha tocado siquiera?

¿Qué le pasa a esta negra en las manos?

Natalia se pone pie, sorbiéndose los mocos.

-¿No ver que ella estar herida -le dijo a la secretaria, tratando, sin mucho éxito, de disimular el llanto y de recuperar el tono agresivo que había tenido hace unos minutos. -¡Llevarnos a un hospital ahora!

Cuando Lyanna toma las manos de Loreley, algo tan extraño como todo el resto comenzó a pasar.

Las manos oscuras de la muchacha comenzaron a transparentarse y las venas se veían fácilmente, la negra tenía sus venas al rojo vivo.
Los ojos se le sobresaltaron al igual que los de Lyanna.
Todos los afluentes de sus manos desembocaban en las heridas sangrantes.

La carne comenzó a quemarse, tomar un color grisáceo o a ceniza.
Poco a poco ambas vieron cómo el agujero se iba restituyendo y reconformando... Los rios de sangre que fluían desde sus muñecas y la punta de sus dedos calentaban la mano de Loreley mientras seguían curando ambos agujeros...

El proceso era lento, y mientras tanto ambas mujeres estaban totalmente absortas por lo que ocurría.

Paralizadas miraban la curación.

¿Cómo haces eso? ¿Qué me está pasando? Solloza Loreley.

Lyanna estaba de espalda a Nataliya y Loreley en frente de la primera, por lo poco que podía ver Nataliya se estaban tomando de las manos.

Así que de eso se trata... Dice la secretaria que estaba al lado de Nataliya.

Parece que no será necesario ningún hospital con nuestra doctora.

-¡Tú! -Nataliya apuntó a la secretaria con un dedo acusador-. Tú decirme qué pasa aquí. -exigió con una mezcla de furia y temor-. ¿Qué me está pasando? -miró con recelo a la chica negra y a la mujer que parecía estar curándola-. ¿Qué ser ellas? ¿Qué ser tú? -volvió a mirar las manchas sobre su piel con gesto horrorizado-. ¿Qué me haber pasado?

Yo..yo...¡yo no estoy haciendo nada! Dice confusa mirando como las heridas de las manos de Loreley se iban cerrando poco a poco. ¿O quizá si? Piensa. ¿Qué demonios está pasando aquí? Dice girándose y mirando hacia la secretaria quien parece ser que sabe más sobre esta extraña situación.

Ya está bueno de tanto chiste... ¿Dónde están las cámaras? ¿Cómo hicieron los efectos especiales?

Que alguien me cuente que siempre soy la última en enterarme.

¿Es esto un reallity?

Loreley mira a todo el mundo como si nunca se hubiera lastimado.
Se para sobre sus tacones altos y busca los ojos de la secretaria.

¿Cuándo le conoceremos?

Yo pretendía que se tomaran un café mientras esperaban...

Un sonido como de MSN suena en la computadora y la secretaria corre a verificar.

Lee por unos segundos y luego comienza a escribir algo en el Pad.

Muchachas: Les esperan...

Una luz verde se encendió al costado de la ranura para la tarjeta que se suponía abriría la puerta sellada y junto con un "click" se abrió paso a un nuevo cuarto.

La secretaria quedó mirando a las tres.

No se preocupen que yo limpio esta carnicería.

Nataliya, tú ya estás bien.

Te observas las manos y las manchas han desaparecido sin que siquiera lo notaras.

¡Un momento! ¿Que nos esperan? ¿Quién nos espera? Ya me he metido antes en sitios donde no conocía a nadie...¡y he acabado aquí! ¡Quiero una explicación! La confusión del momento de despertarse y la extraña curación de Lorelay la habían agitado un poco.

Cuando Lyanna se da vuelta para preguntar, la secretaria ya estaba pasando un trapo al piso desde donde se encontraba, Loreley caminaba hacia la puerta y Nataliya miraba a todos lados.

Si tuviera forma de averiguar qué es lo que quieren con ustedes... me lo callaría, igualmente no sé nada.

Pero lo que puedo decir es que tú, doctorcita, vales más de lo que aparentas.

Nataliya se pasaba las manos por la cara y los brazos, sorprendida de que las manchas que los cubrían hubiesen desaparecido de repente. Si no hubiese sido por el comentario de la secretaria, hubiera pensado que habían sido producto de su imaginación.
Ahora, aquella mujer las invitaba a atravesar la puerta que acababa de abrirse, como si nada hubiese pasado.

-Si no saber qué querer con nosotras, al menos saber qué es este lugar y quien querer vernos. -le espetó a la secretaria, agresivamente-. Yo no me mover de aquí, hasta que no decirme qué estar pasando.