Partida Rol por web

Era evidente que la situación no era del todo buena, pero al menos conocía a esa mujer y esa mujer bien que conocía a Roni por su gran fracaso a la hora de ser adulador acerca de la edad de aquella anciana vieja pelleja. Por lo que, pensando que así iba a reconocerle, Giuseppe habló:

-Jovencita, esto es urgente, ¿Te acuerdas de Canasta Dorada?. -Dijo Giuseppe la contraseña esperando que fuera suficiente- Pues el anterior comprador necesita un par de remiendos de urgencia.

 La anciana reconoce la contraseña y, luego de unos segundos, también reconoce la voz de aquel desvergonzado hombre que había intentado hacerle un piropo el día anterior. Con fastidio en su voz pero comprendiendo la situación en la que se encontraban, la mujer no dudo en abrirles la puerta de la tienda. Casi al instante, vio que el cardenal estaba a punto de dejar caer al suelo a Henry debido a su enorme peso y se colocó por debajo del otro brazo de aquel malherido capitán.

- Entren a la tienda... el Sr. Soho esta abajo con sus muchachos...

 Ambos ancianos llevaron a duras penas al hombre al interior del edificio.

 Giuseppe se volvía a encontrar en aquel sótano que funcionaba como guarida secreta de los mafiosos de la ciudad. Había menos gente que la última vez que estuvieron allí; quizá porque eran altas horas de la noche. Incluso algunos de los hombre de la mafia estaban durmiendo en el sofa o en hamácas paraguayas que le hacían recordar al cardenal a cuando durmió en el barco de los piratas. En una esquina, fumándose un cigarrillo y leyendo un diario, estaba Donald Soho. El capo con el que habían hablado la última vez y con quien habían pactado una alianza.

 El hombre, al verlos llegar, rápidamente se acercó con preocupación al ver a un antiguo compañero perdiendo el conocimiento por la perdida de sangre. Con la ayuda del cardenal y la anciana, depositaron al pirata en una mesa.

- ¡Dile al doctor que se despierte y venga a tratar a este hombre!

 Una de los hombres de Donald se fue a otra habitación en búsqueda de dicho doctor. Casi al instante, un hombre con bata y lente vino con un botiquín y comenzó a tratar la herida del capitán. Henry gruñía por lo bajo, sintiendo el dolor de las punzadas, pero estaba tan débil que ni podía mirar el procedimiento. Mientras tanto, el jefe mafioso se diriguió al hombre que trajo a Henry, el enigmático y aclamado Stromboli, esperando que él les pudiese dar una explicación.

- ¡¿Pero qué demonios pasó?! ¿Los han atacado? Mañana tenemos que darle un golpe a toda esta ciudad y ahora tenemos a Henry apuñalado.

Era evidente que la situación no era la más propicia,  mucho menos para dar ese pequeño golpe de Estado en la ciudad.

-El capitán vio a unos tipos con bidones de gasolina y uno de ellos lo asaltó por detrás y lo apuñaló.

Todo eso era cierto, lo cual era extraño para el hombre de Dios, ser tan sincero era algo poco usual.

-Pero podemos continuar con los planes. Los piratas están en pie y coléricos.

 La explicación de Giuseppe fue tomada por el mafioso, que se quedó pensativo. Luego, llamó a uno de sus hombres para decirle algo al oído. Automáticamente, aquel hombre salió corriendo para subir las escaleras caracol y salir del local. El mafioso miraba su partida mientras se tomaba un whisky.

- Voy a mandar gente para que investigué este asunto. Que ataquen a vuestro grupo en este momento tan esencial... quizá el régimen tiene gente sucia trabajando tan bambalinas.

 Donald escucha sobre la cólera de los piratas y no la desestima, pero el mafioso parecía tener algo más para decir sobre el ataque que se realizaría mañana al régimen.

- Puede que así sea... pero no podemos arriesgarnos a parecer débiles. Después de todo, alzarnos con el poder en esta ciudad superpoblada va a depender sobre todo de la intensidad del líder del movimiento. Y los piratas no pueden proveer eso ahora... Yo voy a tomar el mando de la misión mañana. Tu puedes estar a mi lado, Stromboli... estoy seguro de que esta disposición va a contentar a Henry Dojo.

 Era difícil saber si las motivaciones tras las palabras de aquel jefe criminal eran egocéntricas o simplemente tácticas, pero lo que era evidente era que estaba convencido de que tenía la razón. El mafioso quería ser la imagen de aquella revuelta, y también el que estaría en la línea de riesgo de los conflictos que tomarían mañana.

El hombre de Dios miró con cierta desconfianza a las palabras del mafioso, pero tras pensar los prós y los contras de esto simplemente bajó la cabeza y asintió ante las palabras del hombre que se ofrecía a ser la cabeza cantante de todo aquel movimiento. 

-Sin lugar a dudas no hay nadie mejor que usted para liderar la revuelta. -Le indicó al hombre reafirmando su posición como jefe- Aunque... -El hombre de Dios abrió la posibilidad de que hubiera una mejor idea, o lo que era aún peor, una persona que podía desafiarle- Estoy seguro que el Vice-Capitán tendría algo que decir al respecto... según lo conozco no parece un hombre dispuesto a ceder a sus hombres a cualquiera... y más de una vez ha rechazado publicamente la idea de unirnos para liberar Los Bloques.

El Hombre de Dios esbozó una ligera sonrisa mientras posaba su mano en el hombro del Jefe Mafioso.

-El vice-Capitán no es un hombre de Visión, a diferencia del Capitán, usted o yo. ¡Ojalá no provoque ningún problema ni cause ningún cisma en nuestra alianza!. Y Dios me perdone, a veces pienso que si este ataque de los miembros del régimen también se lo llevara por delante como una víctima más del incendio, el futuro sería mucho más sencillo...

El Hombre de Dios no sabía quien había provocado el incendio, muchos tenian motivos más que suficientes para hacerlo; por un lado los mafiosos podrían haberlo hecho para absorber la fuerza de los piratas y, como ahora, liderar el movimiento... pero por otro lado ver al Vice-Capitán en pie entre las llamas sin dar la voz de alarma... Y claro, también podían ser infiltrados del régimen o alguna mirada curiosa que los reportó. Sea como fuera, eso no le interesaba. Siempre y cuando pudiera aprovechar la situación en su beneficio, eliminando a un hombre que se opuso a Roni y continuar con el plan original.

 La confianza que Roni se tomaba con el jefe mafioso era respondida con indiferencia por parte de este. Apreciaba al cardenal como aliado, pero tampoco había suficiente... camadería entre los dos hombres. Quizá Soho podría ser el próximo Dojo si Giuseppe jugaba bien sus cartas, pero por el momento solo había una relación de respeto laboral entre ambos. Aún así, el mafioso esbozó una sonrisa al escuchar la situación que "Stromboli" tenía con el segundo al mando.

- Usualmente, cuando dos perros de mar se pelean entre sí, uno no apuesta por ninguno de los dos... pero algo me dice que tu vales más que un simple pirata, Stromboli. Por lo que te diré lo siguiente: no es inteligente deshacerte de aquel tipo esta noche. La conmoción es grande, pero no tanto como para que tus compañeros piratas no se den cuenta de lo que está sucediendo.

 Ahora era Donald el que ponía su mano en el hombro de Stromboli, haciendo mímica de la acción del cardenal. Todo buen criminal apreciaba una traición a sangre fría. Y podía ser que aquella actitud le simpatizara a Soho.

- Pero cuando empiece la revuelta, dentro de unas horas... hehehe... reinara un caos tan grande que apenas podrás ver a tres pasos de ti. Las hordas de gente enloquecida y llena de rabia, las peleas callejeras y los saqueos descomunales... Matar a alguien sin consecuencias nunca será tan fácil como este bendito día. Y si necesitas a alguien que te cubra el trasero mientras lo haces, llámame.

Giuseppe entendió lo que aquel mafioso decía, por lo que le siguió el juego un rato más, a fin de cuentas, no era sabio cortar un tema tan importante así como así, así que siguiendo con el tema, este habló de forma más o menos clara al respecto.

-Son tan solo meras ideas, divagaciones de un anciano. Dios quiera que ese accidente no llegue, pero tal y como usted dice, en el fragor de la batalla cualquier cosa puede llegar a ocurrir. Rezaré por que nada ocurra, pero si Dios lo quiere... no hay nada que se pueda hacer para evitarlo.

Pero claro, el problema que tenían entre manos ahora era otro, en concreto uno sangrante.

-Lo principal es que el Capitán se recupere lo suficiente como para mostrárselo a sus hombres, una panda de Piratas sin su Capitán. ¿Estará recuperado para entonces?. Subiría la moral que lo vieran.

 Donald sonrío ante las palabras religiosas del hombre. Giuseppe tenía una forma sutíl de esconder sus intenciones detrás de las expresiones cristianas que al jefe mafioso le parecía muy divertida.

- Si, si, como digas...

 Ante la otra pregunta, Doho miró al pirata que estaba tirada en la mesa del lugar, siendo atendido fervientemente por el doctor. El Capitán Dojo estaba incosnciente, aunque se notaba que había más color en su rostro. El mafioso se ríe y le da una palmada en el hombro al capitán dormido.

- ¿El viejo Henry aquí? Estará listo para que lo vean dentro de unas horas, cuando salga el sol... hay que darle tiempo para descansar, ¿sabes? Seguro se levantara para ver a esta ciudad arrodillada. Ahora... es importante que tu vayas con el resto de la tripulación y los prepares mentalmente. Después de todo, mientras tu estás aquí, el sub-capitán está con ellos. Hablando con ellos, haciéndose el héroe repentino... mala espina.

Giuseppe dudaba de si dejar ahí al capitán, pero es que tampoco tenía otra opción que tomar ahora mismo, puesto que a saber lo que estaba ocurriendo con los piratas mientras este no estaba, probablemente el sub-capitán se estaría echando medallas sobre sí mismo y quizás montaría un cisma pero... aggg... eso iba a ser un dolor de cabeza.

-Me encargaré de que los piratas se encuentren listos para la operación. -Informó Giuseppe, tratando de volver al tema principal de la conversación.- Siempre y cuando el Capitán siga vivo, no habrá ningún problema que azore a la alianza... Dicho esto, debería volver... confío en ustedes...

 Ante las últimas expresiones del cardenal, el líder mafioso no hizo más que sonreír y asentir con la cabeza afirmando lo que decía Giuseppe. Se dio media vuelta y se puso a hablar con el médico, preguntándole cosas que nada que ver tenían con Henry y su operación. Se hizo evidente para el agente del Vaticano que la conversación con él había terminado, y se diriguió hacia las escaleras para retirarse del local y volver con sus compañeros piratas.

 Mientras subía las escaleras, sin embargo, Giuseppe recibió unas últimas palabras de parte de Soho. Mirándolo de costado y tomándose un whisky, el hombre miraba al cardenal desde abajo que se estaba a punto de ir.

- Estoy emocionado por lo que va a pasar mañana, Stromboli... haremos historia.

 El cardenal se retiró finalmente del lugar, sintiendo que el tiempo le apremiaba.

 El camino devuelta hacia el depósito fue rápido y sin contratiempos, aunque Giuseppe sentía una ligera agitación en su corazón. El pensamiento de que podía haber un traidor entre los piratas, y que podía ser un hombre tan importante como el segundo al mando, generaban un poco de nervios en el pragmático y calculador hombre del Vaticano. Después de todo, hasta el momento los piratas siempre habían sido un factor positivo para él. Que en aquel momento de tanta importancia, hubiera un infiltrado entre sus filas... era simplemente desconcertante.

 Al llegar al lugar, Giuseppe pudo ver como todo el edificio había sido consumido por las llamas. De arriba a abajo, cayéndose y desmoronándose sobre si mismo. Por la calle principal, el cardenal pudo apreciar que un camión de bomberos se acercaba a asistir en el apagado del fuego. Por el callejón detrás del lugar, estaban los piratas.

 Stromboli se acercó al grupo. Unos veinte hombres exhaustos eran los que quedaban; con las caras manchadas de hollín y algunos de ellos con ataques de tos o quemaduras que iban de menores a madia. Se los veía particularmente desganados, quizá porque todas sus pertenencias habían quedado dentro de un lugar engullido por las llamas. Entre los hombres, se encontraban Josh y Kyle. El segundo al mando hablaba de algo con los piratas, mientras que Kyle escuchaba con cara de perro. Él fue el primero en darse cuenta de la vuelta de Giuseppe, saludándolo con un corto asentimiento con la cabeza.

 Y finalmente, al llegar al grupo de piratas, el cardenal pudo apreciar la parte más cruda y triste de toda aquella situación: en el medio del semicírculo formado por los piratas, yacían los cuerpos de las tres víctimas de aquel incendio feroz. Una de ellas tenía la cara y otras extremidades quemada, por lo que le pusieron un paño encima. Otra tenía una fractura expuesta en el cráneo, quizá de alguna madera que le cayó en la cabeza. Y la tercera... solamente estaba acostada en el suelo, como si de un sueño eterno se tratase. Ninguna lastimadura, ninguna herida... solo muerta sin más.

 Giuseppe pudo reconocer a aquel hombre como el borracho del grupo, Scott Sake. Quien se había emborrachado salvajemenete el día anterior. Como todos los días de su vida adulta.

 Al ver llegar a "Stromboli", la atención del segundo al mando se posó en él casi automáticamente; así como la atención del resto de los piratas en el lugar. Josh estaba tranquilo, por lo menos más tranquilo que cuando había comenzado el incendio y estaba evacuando a todos sus compañeros. Intentaba mantener un porte altivo ante tanta adversidad, intuyendo que los ánimos de sus camaradas estaban por los pisos.

- Stromboli, pudiste ir y venir sin problemas, puedo ver... ¿Henry pudo recibir la atención que necesitaba? ¿Cómo se encuentra?

Giuseppe saludó de la misma forma a Kyle.

El comentario del segundo al mando respecto a las heridas que Henry tenía hizo sospechar directamente al hombre de Dios de que este había sido el que le había apuñalado, a fin de cuentas, este no tenía porque saber que el Capitán había recibido una puñalada trapera, a no ser que él la hubiera realizado.

-¡El Capitán está bien!. -Gritó a todos los presentes- ¡Si no hubiera sido por el Capitán los Miembros del Régimen hubieran terminado por quemarnos a todos ahí dentro!. ¡Nuestro Capitán, Henry Dojo, logró repelerlos pese a ser herido por ellos!.

Girándose hacia el Sub-Capitán, Giuseppe Roni alargó su huesuda mano hasta el hombro, o el pecho del muchacho, lo que le alcanzara a llegar, y con una mirada seria, la que podía echar el abuelo favorito de alguien a su nietecito habló.

-Ahora eres el nuevo Capitán, -Indicó con firmeza- Henry dijo que confiaba en ti para llevar adelante este golpe contra el Régimen, y por tanto tienes todo mi apoyo. -Girándose hacia el resto, el anciano volvió a hablar con firmeza- ¡Por el Capitán Henry Dojo!.

 La noticia que Giuseppe traía consigo puso felices a los piratas, quienes hasta el momento no sabían cuál había sido el destino de su capitán. Además, la historia de cómo Henry había luchado contra los atacantes subió un poco la moral de los afectados bucaneros. El cardenal pudo notar que Josh también suspiraba con tranquildad al escuchar que Dojo estaba bien. Aunque las siguientes palabras de el agente del Vaticano pusieron al muchacho en tensión nuevamente. Puesto que tenía que enfrentarse al hecho de que era el Capitán de facto ahora.

- Es así, entonces... hasta que Henry se recupere, yo liderare a este valiente grupo de piratas. Nada se interpondra entre nosotros y la victoria... ¡Por el Capitán! ¡ARGH!

 Todos los piratas celebraron con un "ARGH" igual de potente. Giuseppe intentó hacer lo mismo, pero su "ARGH" todavía necesitaba un poco más de entrenamiento. Quizá tener cirrosis o escorbuto ayudaría.

 Una vez que las noticias fueron dadas y se eligió al nuevo capitán, Josh instruyó al grupo que lo mejor sería ir hacia otro callejón para esconderse hasta que las cosas comenzaran a descontrolarse en la ciudad. Después de todo, la noticia de la desaparición del arquitecto ya estaba dando vueltas por la ciudad y en cualquier momento el levantamiento empezaría. Pero los piratas tenían que estar resguardados de los miliatres, los bomberos y las autoridades hasta que fuera seguro salir para ellos.

 El grupo avanzó por la oscuridad hasta otro callejón. Igual de humedo e incómodo, pero sin la presencia de los bomberos trabajando. Lamentablemente, tuvieron que dejar los cuerpos de los tres fallecidos en el incendio atrás, cubiertos con una sábana. Pensar que hace unos días habían sido 40 bucaneros salvajes... ahora eran la mitad.

 La espera se hacía larga pero excitante. El sol comenzaba a asomarse y los ruidos de la ciudad comenzaban a oirse cada vez más. La gente despertaba y se iba enterando de las noticias. Mientras tanto, los piratas acechaban en el callejón. Durante la espera, Kyle, quien se había mantenido callado hasta el momento, le pide a Giuseppe que se acerque a él por un momento. Alejados de los demás y sin llamar la atención, el pirata desfigurado habla con su líder espiritual.

- ¿Realmente esta todo bien con el Capitán, Stromboli? No digo que estés mintiendo, pero... tu tienes tus formas de decir la verdad... ¿Cómo está?

Giuseppe se giró hacia Kyle, y bajando la voz lo máximo que pudo, acercándose al oído del sanguinario pirata, este le confesó el secreto que tenía guardado, o al menos, el secreto que este pirata creía que tenía el hombre de Dios guardado, a fin de cuentas, no hay nada mejor que decir que lo que el otro espera oír.

-Para cuando salí fuera, el Capitán estaba moribundo. -Mintió, o al menos exageró un poco la verdad- Pero ver el cuerpo del Capitán decaería la moral de las tropas, es por ello que lo aparté. Además, quien sabe si esto se llegara a saber podía haber problemas en la línea de mando y el SubCapitán quizás no fuera el siguiente si se levantara un motín... Al terminar la conquista, el Nuevo Capitán podrá consolidarse en el poder con una victoria clara y nadie le disputará el puesto de Capitán.

Con esto esperaba que, al menos durante el conflicto, si Kyle Kunai tenía algún atisbo de interés en el puesto de Capitán, echaría algún que otro vistazo a la espalda del Nuevo Capitán, y, quien sabe, incluso era posible que le hiciera el trabajo por Giuseppe llegado el momento.

-Yo soy leal al objetivo, conquistar la Isla, y a quien quiera que sea el Capitán. -Le recalcó.

 La explicación del hombre de Dios pareció sorprender al pirata desfigurado, quien hasta el momento tenía entendido que la relación entre Giuseppe y Dojo era bastante cercana y esencial. Escuchar que Stromboli no estaba preocupado de quién fuera el Pirata-en-Jefe era extraño. Kyle, sin embargo, asintió a las cosas que decía su líder espiritual. Ya había llegado un punto en el cual aceptaba las direcciones del agente del Vaticano sin mucha pelea.

- Ok, entiendo, entiendo... lo mejor para Josh será que escucha las cosas que tú tienes para decir, Stromboli.

 Giuseppe pudo notar que Kyle no se refería al Capitán Hinue por su título, a diferencia de como siempre había hecho con Henry. Como si de repente, el título de capitán ya no tuviera el mismo... peso que antes.