Partida Rol por web

Y a Snake le ponía de mala hostia que todos le llamaran viejo, incluso la zorra que acababa de liberar. Era cierto que ya no era un jovenzuelo, pero de ahí a que todos creyeran que era un abuelete que necesitaba un andador hasta para ir al retrete, era otra cosa.

- Mira encanto...no tengo todo el día para escuchar mamarrachadas. - Le dijo a la mujer. - Si quieres colaborar, perfecto, si no va a ser así, te espera la jaula. Creo que hemos sido amables contigo, así que basta de amenazas y faltas de respeto, porque de lo contrario... - Resopló. - Para que lo entiendas. Sin cuchillo no podrás rajar nada, pero nosotros vamos armados hasta los dientes.

Sin más Plissken se puso en marcha. Tenían que llegar a las minas. Parecía que lo que iban a encontrara allí sería problemático, pero ya pensaría en elloel masmás adelante. A Serpiente le gustaba improvisar.

- Por favor  esto es un chiste. La poli esta ida, esa otra dice que hay espíritus ¿vamos a dejarnos guiar por alguien de esta colonia...  Snake parecía estar desatado, sin control. Hacia y deshacía a su antojo. Quizá su iniciativa era lo que necesitaban... Irisa solo sabia que su exceso  de confianza les metería en problemas, aunque de momento parecía haber obtenido algo de información.

-¿De verdad vamos a llevarla? Ponía cara de incredulidad. -Ya nos ha dicho lo que sabe que vuelva dentro, si dice la verdad notificaremos a las autoridades que tenga una atenuación de su castigo.

- ¿Te necesitamos para algo, encanto? - Le preguntó a la cortagargantas.

Si no tenía más que aportar o les dabahabía un mejor motivo para acompañarles, sería mejor hacer caso a la zorra rapadaque y dejarla en la jaulaarena. A ver que decía...

La mujer colocó sus brazos en jarra.

-¿Sabes por dónde está la mina, "encanto"? Quizás prefieras empezar a dar vueltas a ver quien te mata antes, si tu próstata o cualquier loco que ande por ahí fuera, porque presupongo que si habéis venido a buscar a la Presidenta es porque no ha regresado, y si no lo ha hecho... no será porque se haya ido a echar un polvo a las afueras. ¿Me equivoco?

La seguridad de aquella mujer al hablar era mucho más que debido a ser mujer. No, seguramente, tendría algún puesto importante porque eso solo lo proporcionaba el saber manejar las cosas y a la gente, y dirigirlos hacia donde le interesaba.

No, no era una cualquiera.

La mujer que había estado dormida parecía estar despertándose poco a poco. Ahora hasta se permitía el lujo de aconsejaros, a pesar de tener el aspecto de una cama sin hacer.

-Será mejor que le hagáis caso -apuntilló con desgana -. Vais a encontraros con más de lo que esperáis y necesitaréis todo lo que tengáis. No digo que debáis ser inteligentes porque sois hombres, pero al menos, sí que podríais ser prácticos, ¿no?

-Eh, un respeto, hermana! Yo me he ganado mi nombre. Y no hace falta pensar demasiado cuando se tiene una buena arma. Y no, no me refiero a eso, no seas mal pensada. Quiero decir ESO -dijo, señalando el rifle de Vasquez -. Hey, ¿por qué no me sacas de aquí? Seré tu guardaespaldas y todo lo que necesites.

Williams le guiñó el ojo a la soldado.

- Esa es una buena razón. - Le dijo a Akooshay. - Te llevaremos. Serás de utilidad - Miró entonces al negrata y a la veterana. - Ya tenemos músculo de sobra con Vasquez. - Le dijo Desolation. - Y para viejo, ya estoy yo. Lo siento señora, pero no sería usted más que un incordio. ¿Nos vamos ya? - Le preguntó entonces a pela bananas.

-Menuda mierda de sitio. - Dije en voz alta, regresando a las celdas a ver que pasaba en ellas, puesto que escuchaba mucha cháchara que salía de allí.

- ¡Tú! - Señalé al negro. - Si no confías en la policía no confías en los militares y si llamas machorra a mi soldado, no vengas ahora pidiéndola ser su escalvo y un arma. Ya solo por principios, si es que los tienes... ¡Ah! ¡Y tranquilo! Si vienen "a buscarnos" no vendremos a por vuestra ayuda. Os usaremos de cebos o de escudos humanos, según sea la amenza. - Ya me habían tocado todos los huevos lo suficiente... y eso que no tenía.

Luego miré el resto del circo que tenía montado la mujer del pelo moreno y la miré fijamente a los ojos. - Este es el trato. Nos llevas hasta donde queremos ir y a cambio, te doy la clave de la puerta de las celdas. Podrás volver a encerrarte en una y quedarte a salvo o liberar a tus amigos y tratar de sobrevivir. Ya sabes a por quien hemos venido.

» Nos importa una mierda todo lo demás. Recogemos el paquete y nos vamos. Esas son nuestras órdenes. Nada de perseguir a maleantes, salvo que estos acaben metiéndose en nuestro camino y nos generen más problemas. - Dije bien claro a los presentes. - Porque tenemos luz verde para coser a cualquier hostil a balazos sin tener que dar explicaciones después.

En cuanto se decidiese, aceptase las reglas y se serenase un poco, daría la orden de sacarla de allí y movernos. Ya habíamos perdido demasiado tiempo.

- Y otra norma más... - Le dijo a Akooshay. - Basta de chistes baratos sobre mi edad y mi aspecto. Que lo haga la domadora de culebras... - Señaló a Grace con la mirada. - ...tiene un paso. Ella tiene estilo. ¿Pero tú? - Negó con la cabeza. - Se acabó, ¿Entendido?

La mujer escuchó las palabras de Grace y cuando termina, sonríe abiertamente.

-Tenemos un trato entonces -dijo, acercándose a la puerta y volviéndose hacia Serpiente cuando éste habló sobre las bromas acerca de su edad -. Vaya, así que eres un hombre sensible. Eso no se ve todos los días. Supongo que será la falta de testosterona.

Entonces abrió la puerta interior y se dispuso a salir.

- Zorra... - Dijo por lo bajo con una sonrisa en los labios.

Realmente le importaban una mierda las bromas o burlas que vertían sobre él. Ya tenían los cojones pelados como para ofenderse por nimiedades como aquellas. Tan solo quería decir la última palabra y aportar algo a las reglas de Grace. Parecía que aquella última norma no se iba a cumplir. En el fondo le daba exactamente igual y también en elsus fondo, le gustaba aquellael morena deslenguada.

Era realmente divertido; si estos negociaban así todo, estar cuando negociasen una hipoteca tendría que ser para mearse...

Cuando el tal Desolado de marras se refirió a ella y a su... chisme.... sí que no dejó la oportunidad. Le miró de arriba a abajo, con la cabeza torcida y frunciendo el ceño, calibrándole...

-Pues no te creas, nena, tienes un pase; tal vez cuando termine esta mierda, te busque y te haga mi putita....

... porque guardaespaldas no, pero para cubrir otras necesidades, lo mismo le venía bien y todo; se le veía con fondo, y eso era importante... pocos la seguían el ritmo cuando pillaba velocidad de crucero, y eso la jodía (no tanto como quisiera)

-Venga, dejémosnos de rollos, que piquito de oro se venga de una vez y hagamos nuestro trabajo; cuanto más estemos parados, es más peligroso todo.

Una vez fuera del edificio, el frío y la arena volvieron a ser vuestros mejores compañeros. El viento levantaba la tierra del suelo y la prometida tormenta, parecía estar ya próxima a vosotros.

A pesar de todo, la colonia continuaba siendo un poblado fantasma, como si todos sus habitantes hubieran desaparecido a la vez. No había una explicación para eso. Solo temores y una irritación constante por tener que esperar a ver que se cruzaba en vuestro camino.

Y antes de que dijeseis o hicieseis nada, una sombra cruzó por delante de vosotros, alguien corriendo que se perdió entre los edificios, pero que ni siquiera os dio tiempo a identificar. Era una persona; hombre o mujer, no sabíais, pero cuando quisisteis fijaros, ya se encontraba entre las casas, lejos de vuestra vista.

- ¿Qué ha sido eso? - Preguntó Snake.

No obstante, no le dio más importancia. Alguien corriendo entre las sombras y alejándose de un grupo armado tras una gran masacre, que era lo que Snake creía que había sucedido. No era algo extraño que se escondiera de ellos. Además, su objetivo no era precisamente ayudar a los civiles o averiguar lo que había sucedido y mucho menos arreglar el entuerto. Si perdían tiempo con ello, ese tiempo se restaba a sus horas de vida y eso era algo por lo que Snake Plissken no iba a pasar. Por ello siguió hacia adelante sin más.

- ¿Y sabes que ha sucedido en el asentamiento? - Le preguntó a la morena vacilona. - ¿Por qué te habían encerrado y quien?

Ya teníamos guía. Después de un rato de cháchara, una de las reclusas nos dio la información que queríamos. Snake la sacó de la celda y nos preparamos para salir al exterior. Se abrieron las puertas y salimos. El tiempo estaba empeorando, así que me ajusté el pañuelo. Evitaría que tragara menos polvo y tierra. También saqué unas pequeñas gafas, que se ajustaban perfectamente al contorno de mis facciones. Ahora sí que estaba preparado para la tormenta que se acercaba.

Cogí fuertemente el fusil y me desplegué por el lateral, atento a cualquier movimiento. En cabeza iba Snake y la reclusa. Algo pasó a toda velocidad y se perdió entre unas casas. Una sombra que no logré identificar. Seguramente sería algún civil que tendría miedo de nosotros, lo que me indicaba que el que había hecho la carnicería en el almacén era un grupo. Sino, este civil al vernos, hubiera venido corriendo pidiendo ayuda. Esto me hizo estar aún más atento mientras avanzábamos en dirección a las minas.

-"¿Quiere que nos despleguemos o nos adelantemos, comandante?"

La mujer se encogió de hombros.

-No tengo ni idea de lo que ha sucedido. A mí me encerraron por lo mismo que hacen siempre cuando intenta cobrarles demasiado. En mi local las chicas siempre han sido limpias y se han ocupado de los clientes, pero a veces los hombres creen que el dinero les da derecho a hacer lo que quieran. Así que tuve que demostrarle a uno de ellos que no era así.

La mujer miró divertida a Snake.

-No creo que pueda volver a venir por mi local en un tiempo, al menos para hacer lo mismo de antes.

- Bueno... - Dijo Snake. - Así que tienes un local donde la gente se suele divertir... - Se encogió de hombros. - En éstos momentos no me interesa. Tengo otros asuntos pendientes más urgentes. 

Y así era, no podía pensar con la salchicha en esos momentos. Igual si todo salía bien... quien sabe. Aquella mujer era atractiva y sabía lo que se hacía. Además, le gustaba su sentido del humor un tanto ácido y ofensivo. Sin embargo, no podía tener distracciones, pues de ello dependía su vida.

- Seguimos... - Y Serpiente continuó su camino guiado por Akooshay. - ¿Hay mucha seguridad en esas minas? - Le preguntó. - Todo lo que nos puedas adelantar, puede ser de utilidad.

Cuando esa persona pasó cruzando la calle de un lado a otro, Vásquez la siguó con instinto con el cañón de su arma, pero no era un hostil, al menos, en apariencia... un hostil no se dedicaría a ir cruzando la calle ante una escuadra armada... es una invitación a que te manden a pasear al cementerio...

No obstante, era un toque de atención: no estaban solos; aparte de la gente de la trena, había más gente suelta, lo cual, era lo que esperaban en un principio.

Cuando el Sargento preguntó si debían desplegarse... Vásquez ya se sabía el cuento: ir en urbano en grupo compacto, es invitar a ser aniquilados de una sola ráfaga, granada, o vehículo suicida... La pregunta del argento le pareció de lo más oportuna, solo que ella lo interpretó a su manera, como una orden, de modo que... empezó a actuar en formación de patrulla urbana, que no de guerrilla urbana, mientras se preparaba para escuchar historias de puteros y golfas...

Irisa se movía en la cola del grupo siempre con un ojo a la retaguardia. Aun así llego a ver la silueta que pasaba a toda velocidad, por delante del grupo. -Esta tía nos la está jugando y aquí nuestro amigo solo piensa en cuando va a poder enterrar la nutria, se le ve en la cara, nos la va a liar.  Se queja a la soldado Vazquez que camina unos metros por delante.

Akooshay caminaba a buen ritmo y sin dudar, y seguía respondiendo a las preguntas de Snake.

La mina no está muy lejos de aquí. Para mí es solo un agujero en donde se meten los tíos seis días en semana. El último, lo cambian por otro muy diferente -comentó con una sonrisa.

La mujer continuó avanzando y torció precisamente por donde había desaparecido aquella sombra, alejandoos de la calle principal. Un poco más lejos de los edificios, encontrasteis un vehículo terrestre que parecía estar abandonado.

Sin embargo, al acercaros un poco más, os disteis cuenta de que había alguien en su interior, en la cabina. Era un hombre y parecía estar gritando y pidiendo ayuda desesperadamente.