Partida Rol por web

Empecé a caminar lenta pero segura, es verdad que habia que intentar llegar rápido pero no era cuestión de jugarsela y caer a lo tonto en un descuido o un empujón de otro. Además no sería la primera vez que me tenía que desenvolver en un escenario semejante cuando la niebla caía al lado del bosque solía haber que volver a casa de manera parecida, empecé a mirar al suelo en busca de algun rastro o camino que pudiera a ver, girándome a mirar detras por los que pudieran venir, los de delante no me preocupaban tanto ya que no tenía intención de fastidiar a nadie, pero los de detrás sí que podían tratar de interferir conmigo.

A Bastian le faltó el aire. Pálido se quedó. ¿Cómo rediantres iba a caminar por ahí? Lo primero que hizo fue abanicarse con la mano. E intentó distraerse. Se dijo a ver, Bastian, piensa en algo que te calme. Comerme unas setas mágicas con mi novio y mi novia en el huerto, y cuidar los cultivos. Pasear por la tierra fértil sin romper ningún montoncito. Se quedó quieto un momento, cerró los ojos, respiró profundamente, e hizo lo que hacía cada día: caminar sin romper ningún montoncito. Una práctica que consistía en ir lento, observar el suelo, comprobar que el camino es seguro con el pie, como queien comprueba la temperatura del agua. Y así avanzaba Bastian. Lento y observante. Así lo pretendía al menos. Con la niebla era un proceso todavía más lento. 
 

Pero por supuesto, tenía que tener modales. Eso se lo habían dejado muy claro sus madres. Recordó la escena en su mente.

Allá a donde vayas sé buena gente, Bastian. Si no los que nos maltratan tienen razón.

Así que no se lo pensó más, le dio un arranque de valentía, y le dijo en un volumen de voz casi normal al de atrás: por aquí.
 

Y así avanzaba Bastian, lento, seguro, observando bien donde ponía cada pata, e indicando el camino para el de atrás.

La jinete de dragón me sonrío y me dijo a ver cuanto durábamos-quien sabe-dije enigmático, -en cualquier caso no tengo intención de morir aun-dije con una sonrisa respondiéndole cortés el desafio.

Después me pidieron que me desprendiera de mi espada, con mi cortesía habital y con respeto como siempre hablaba, no pareciendo querer ser arrogantedije-cuidenla bien es la espada de mi padre, me la regaló antes de partir- dije antes de desprenderme de mi espada, no me gustaba desprenderme de ella pero si eran las reglas, debían seguirse, además el resto estaba también dejando sus armas no sería justo que yo conservara mi espada en ese reto, seguramente la encontrara después en mis aposentos el arma de mi padre.

Empecé entonces a caminar, seguro pero con paso firme, estaba decido a no dejarme vencer por las dificultades, y a no caer en las trampas del resto, Bastian que tuvo un ataque de pánico, nerviosismo o tal vez todo junto, me hable diciéndome que era por alli, continué mi camino sin hacer caso de sus advertencias y colocando con cuidado los pies pero seguro de donde pisaba.

La niebla podía ser muy traicionera, pero podía arriesgarme a apresurar el paso si estaba en dificultades.

Además estaría alerta a cualquier acción del resto de aspirantes que iban detrás de mi por si intentaban una jugarreta en mi contra.

Skaylar llegó al parapeto, que era la prueba inicial, en la que descartaban a los torpes y a los imprudentes. No le habían avisado previamente de las pruebas, pero tampoco lo necesitaba lo haría lo mejor que pudiera confiando en el dominio de su cuerpo. Se hizo una coleta para que el pelo no le molestara y se quitó el cinturón y lo agarró con ambas manos a la altura de sus hombros, así si se descoordinaba hacia algún lado, solo tenía que soltarlo y echarlo hacia ese lado con lo que el rango de equilibrio ganaba bastante.

Miró atenta las piedras donde tenía que pisar y cómo estaba el terreno. También miró en su derredor, en lo que hacía la gente que iba delante de ella por evitar los problemas que pudieran tener o copiar lo que hacían si les iba bien. Pero, acostumbrada a vivir en las calles, también tuvo muy en cuenta los compañeros que estaban cerca. No quería que uno de ellos le tirase, ni que tropezase y se la llevara con él al fondo del barranco. Era una chica muy perceptiva que había vivido una vida muy complicada, con lo que estar alerta no era un juego, era la diferencia entre la vida y la muerte.

Sin esperar más, Skylar comenzó a pasar, despacio pero con seguridad.

Beren se fijó en el tiempo... La niebla estaba subiendo y eso era un problema visual... Por suerte era de los primeros y quizás no le afectara tanto como a otros...

Vió que el que respondía al nombre de Kenneth, estaba varias posiciones por delante de él. Se le veía un tipo bastante decidido y seguro...

Beren como hombre nacido en un bosque, había trepado muchas veces a los árboles, y andado por sus ramas, incluso pasando de uno a otro, para encontrar un buen lugar donde tener un buen ángulo de tiro con su arco. Tenía una agilidad natural para estas cosas... Mientras esperaba su turno, empezó a quitarse las botas, las cuales guardó en su mochila. Pensaba pasar descalzo, y que sus pies pudieran notar la piedra, igual que notaban la madera de las ramas. Eso le daba una sensación de comunidad con el medio. No es que eliminara para nada el peligro, pero lo hacía más consciente del mismo.

Sacó un tarrito de su mochila y empezó a untarse los pies. Era una especie de resina. Era muy útil para evitar patinazos indeseados, aunque no evitaría un traspiés o un paso en falso al vacío... De todos modos, lo de la resina lo aprendió justamente cuando se movía por las ramas... Esos árboles segregaban esa sustancia y al poner sus pies sobre ellos, quedaban fijados evitando resbalones.

También cogió su cinturón y los guantes de arquería... La pasarela era estrecha y peligrosa, pero en caso de caerse, aun quedaría la oportunidad de usar su cinturón para agarrarse, lanzándolo por encima de la pasarela y cogiéndolo antes de despeñarse. Luego tocaría subir a pulso y recuperar la verticalidad... Pero confiaba en que nada de eso fuera necesario...

Otra cosa... nada de mirar hacia abajo... fijarse en un punto era clave. un punto delante de él que evitara que se mareara o le diera vértigo...

En definitiva, creía en sus capacidades de hombre ágil y de felinos reflejos para superar la primera prueba... 

Beren sabía que un día se reencontraría con su padre y su hermana, pero ante todo quería vengarles su pronta marcha, y eso tenía que hacerse antes de partir él mismo a reunirse con ellos!!!

Si alguien intentaba despeñarlo, acabaría con él allí mismo, sin miramientos, sin importarle posición, status o sexo... Aun que eso significara un castigo. Solo podían ser castigados los vivos!!!

Espíritu de la Gran Águila, ayúdame y prometo liberar tus nidos de ataque de Grifos.

Empezó a caminar, notando la fría piedra en sus pies... Paso firme y regular, asegurando el apoyo antes de levantar la otra pierna. Movimientos ligeros y gráciles y atendiendo al viento y sus empujes.

Hielina andaba un tanto preocupada. Además, seguía los pasos de una tal Baxter o algo así. Inquieta miraba para los que le precedían. Eran bastantes, así que, a pesar de haber leido crónicas de los que habían caido y subido, el hacerlo, era un tanto diferente. Ella se tendría que enfrentar sola a esta subida, y claro, con sus "cosas". Parecía que el cinquedea se tendría que quedar, pero para ella no era un arma. Era una herramienta con la que había despellejado bichos, había troceado su carne, la había usado en trepadas y escaladas, metiéndola entre piedras, rocas o madera, para ayudarle en su camino, ya que, en ocasiones los cazadores cobraban piezas que caían en lugares "incómodos" y alguien tenía que ir por ellas.

Además, se ayudaría del cuero. Ella sabía de eso, y si le sudaban los dedos, estaba sucio por el barro o el musgo, e incluso si se había humedecido la piedra por algo, el cuero "engancharía" más que su piel desnuda. - El cuero era bueno, y era el momento de escalar. Estaba ansiosa por llegar arriba. Por demostrar lo que podía hacer, y sobre todo por conseguir los objetivos que se había marcado en el pueblo. Le apremiaba el deber, el querer hacer, el saber por lo que había venido. Confiaba en ella misma plenamente. 

- ¡¡¡Vamos!!! No es la primera vez que trepas y luego te toca bajar. Esta vez es solo de ida.

Afianzó sus guantes con tiras de cuero, y cruzó este por entre el pulgar y el índice desde la muñeca. Igual que le había enseñado su padre al herrero, para que trabajase mejor con sus guantes. - Gracias Papá. Le subieron las pulsaciones al recordar a su padre, pero, sobre todo, por lo que había aprendido con este y su trabajo años atrás. Se le hincó el pecho, su menudo y tímido pecho, ante el orgullo que sentía. Se reanudó las botas y puso el pantalón sobre el calzado, a modo de cubierta. También apretó el cordón que cerraba el camal, por detrás del talón, para que fuera todo mejor.

- ¡¡¡ Arriba!!!

Era el momento, muchos habían empezado a cruzar, unos cuantos se habían despeñado o enzarzado en discusiones que acabaron con uno, dos o varios aspirantes comprobando el efecto de un cuerpo estrellandose en el suelo tras unos cientos de metros de caida. Yo no seria uno de ellos.

No quedaban demasiados aspirantes por detrás, pero mejor tener cuidado y estar atento, los confiados, los tontos y los despistados no duran mucho vivos ahí de donde yo vengo. Mejor dejar que los de delante se alejaran y despejaran el camino. Era agil y estaba muy acostumbrado a recorrer tejados, cornisas, cuerdas, en fin todo tipo de lugares estrechos y resbaladizos. Este parapeto no iba a ser distinto.

Enfilo el puentecillo, era estrecho, estaba humedo, la niebla había caido y apenas se veía nada ahí delante, por lo menos estaban dejando margen entre los candidatos, eso significaba que si estaba agil no deberia costarle cruzar el puente sin contratiempos.

Me descolgue la improvisada cuerda, asegure un extremo a a mi mando y pase el otro por debajo del puente con un movimiento pendular atrapandolo con la otra mano, tense los extremos para que sujetaran mi cuerpo y me dieran soporte inferior, de esa forma me ayudaría a asegurar el paso al puente y si me resbalaba tendría una oportunidad de sobrevivir y volver a izarme.

Me agache, bajando el centro de gravedad de mi cuerpo y acercandolo al parapeto, de esa forma ganaría estabilidad, seria duro cruzar el puente en esa posición, pero estaba acostumbrado a esa posición, y las ventajas en lo que a estabilidad se refieren son innegables.

Comencé a cruzar, lento y seguro, paso a paso, deslizando mi improvisado arnés de seguridad conmigo a lo largo del puente, manteniendo la atención tanto en el puente como al frente y en mi espalda. No tenia ganas de que nadie me pillara desprevenido y me tocara trepar de nuevo al puente.

Ladeé la cabeza, con curiosidad, ante la reacción de la tal Cassandra. No parecía que reconociese mi apellido, seguramente no había tenido nada que ver con lo que le había pasado a mi hermano.

Arrugué la nariz ante la nueva norma que prohibía las armas pero no discutí, dejé las dos dagas que llevaba en ambos lados de la cadera. Luego me acerqué a la cola que se estaba formando según iban diciendo el orden de salida.

No me tocaba salir de las primeras, eso me dejaba un tiempo para observar lo que hacían los aspirantes que pasaban antes que yo.

Había practicado muchas veces con Lucian cómo pasaríamos el parapeto y, si él lo consiguió, era muy probable que no me costase demasiado. Aún así los nervios se me acumulaban en el estómago.

Era el momento, me tocaba pasar ya. Me acerqué, lentamente, tratando de recordar dónde habían puesto los pies los anteriores aspirantes. Confiando en que  los años de sufridos entrenamientos me iban a servir para algo.

Sabía que no era demasiado probable que un alumno tratase de tirar a otro a menos que hubiesen tenido rencillas previas. La mayoría teníamos suficiente con los nervios del primer día... y con seguir vivos al final del mismo.

«Lucian, te prometí que iba a conseguirlo», me dije, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho mientras me acercaba al principio del parapeto. La vista desde arriba era vertiginosa, un enorme abismo amenazaba con devorarme en el momento en el que diese un mal paso.

Inhalé profundamente tratando de calmar los latidos que resonaban en mis oídos y, con movimientos cuidadosos, deslicé un pie hacia adelante buscando, con toda la precisión posible, el siguiente punto de apoyo. Cada músculo de mi cuerpo estaba tenso, alerta, debido a que cualquier paso en falso podía hacerme caer al vacío.

El viento siseaba a mi alrededor como susurros inquietantes que intentaban desviarme de mi camino. Pese a todo seguí concentrada en mi objetivo, bloqueando todo pensamiento que no fuera el siguiente movimiento.

- ¡Por favor jinetes guarden nuestras armas y al caballo, ya que los usaremos tarde o temprano! -    Dice Maluma tras responder con cierta galantería la mirada que le había dedicado Cass a su hermana, que negó con la cabeza, entonces ella reconoció que el joven noble le devolvía la mirada un poco nervioso antes de decirle:

            ¡Calma príncipe, seguramente otros bandidos te agradecerán por tu generosidad! -     Susurra Samara después de sonreír ante la simpática reacción del joven noble Brightblade, tras haber admirado por un momento con atención la decisión y seguridad de Kenneth, entonces cuando Maluma su hermano iba a apurarse a trepar para mostrar la habilidad de ambos hermanos debido a su profesión, pero fue la chica quien le detuvo por un momento para susurrarle algo al oído, mientras reconocía que otro joven alto y fuerte se daba tiempo de revisar y sacar provecho del baúl abandonado por Elric, ante la aprobación mental del par de jóvenes que pensaban hacer algo parecido después de que este estuviera más alejado y ocupado escalando.

           Mientras que se preparaban para hacer su prueba en conjunto con cuerdas, ciertos ganchos y arneses que también llevaba dentro de las mochilas o ajustados a los caballos, se daban ambos la oportunidad de reconocer la habilidad, inteligencia, valentía, fuerza o resistencia que demostraban uno a uno sus nuevos compañeros y posibles adversarios en búsqueda de alcanzar a ser elegidos por los dragones, tomando algunas ideas de algunos de ellos y de otros no tanto, como el cuero usado por Hielina, en su momento se acerco a Beren para preguntarle con un susurro:

           - ¡Hola amigo ... somos Maluma y Samara!     ¿Qué es eso que te untas en los pies?    Si veo que te funciona me agradaría pedirte un poco de tu tarro para mi hermano y para mi si no te molesta? -     Propone Samara tratando de hablar con simpatía y cierto encanto, entonces esperó su respuesta mientras que su hermano revisaba el baúl del joven Brightblade para hacerse de algún dinero y otros objetos que pudieran usar arriba en la escuela que el joven noble y Asterion no hubiera valorado antes que ellos y tras hacer uso o no tales ungüentos en sus pies se preparar para usar sus guantes de cuero para ir caminando uno tras otro entre los competidores que intentaron subir entre Fiora y Asterion, haciendo uso de sus cuerdas, arneses, ganchos, correas y poleas improvisadas a partir de cualquiera de los articulos que ellos llevaban e sus propias mochilas y el cofre que  y cualquiera de los artículos abandonados por todos aquellos que subían antes, de manera que si ellos veía que alguno de los otros competidores se acercaban para tratar de derribarlos tratarían de hacer equipo para derribarlo antes sin abandonar sus simples protecciones.

         Tras tomar cierto tiempo para aprender los lugares mas factibles para hacer una pauta en la caminata del parapeto estrecho en donde pudieran hacer una breve pausa para asegurar un punto de protección con las cuerdas en el piso y liberarlo para el siguiente paso subirían un poco rápidos hasta el siguiente punto de protección en la escalada, tratando de no desconcentrarse con los recuerdos de sus padres y hermanos ni imaginarse lo que les esperaba en el colegio que a diferencia de su hermano menor ella si recordaba de pequeña

Mientras Beren se estaba aplicando la resina en la planta de sus pies, se le acercaron una pareja. Ella era menuda, una melena negra y un cuerpo estilizado... le recordó a su bailarina cortesana, el tipo era más alto y parecía algo más fornido. ambos daban la sensación de ser ágiles...

Samara, Maluma, un placer. Yo soy Beren. Lo que me estoy untando es resina de pino. Yo estoy acostumbrado pero vosotros? bueno mi consejo es que así que podáis os lavéis bien manos y pies y no os toquéis la cara!!! tomad lo que queda en el tarro, yo tengo otro. 

Si salimos vivos me debéis una ok? 

Suerte ahí cuando os toque... Espero veros al otro lado. No tiréis el tarro, seguro que me ira bien... La naturaleza nos regala muchas cosas que usadas adecuadamente nos ayudan cada día... Doy gracias a la Madre Naturaleza!!!

Al terminar Beren les dejó lo que quedaba en el tarrito. Como ella tenia unos pies pequeños, si lo hacían bien, tendrían para ambos...

Madre, te  doy las gracias mil veces por enseñarme los secretos de la herboristería...

Llegué a la pasarela, en definitiva, la primera prueba y criba inicial. Miré tanto hacia abajo como en lontananza y lo que la niebla me dejó ver me sorprendió. Era una pasarela muy delgada hecha de piedra y eso combinado con la niebla era factible resbalarse.

Miré a los que estaban pasando y vi que la mayoría optaba por ir despacio, algo lógico que hice mío al momento. Luego observé que había alguno que se ponía cosas para ayudarse en el agarre con las piedras. Lo cierto es que el cuero duro de las botas sería un lastre en aquellas circunstancias. Así que pensé en cómo podría solucionar aquello y al meter la mano en el bolsillo noté el pañuelo de tela. Lo rasgue por la mitad y lo até a mis botas eso frenaría mucho más los resbalones e iría ir más seguro. 

Antes de aventurarme a la pasarela me abroche bien las cintas y di gracias por llevar peso, eso me daría más estabilidad. Fue entonces cuando me di cuenta que podría avanzar de lado. Así tendría aún más estabilidad y lo mejor es que podría ver quien se le acercaba o hacía algo a sus espaldas, no solo hacia delante.

Con el cuerpo un poco flexionado entré en la pasarela y comencé a caminar por ella, despacio viendo dónde debía poner el pie y abriendo los brazos hacia adelante y hacia atrás para aumentar la zona de equilibrio. Era difícil pero debía conseguirlo.

La niebla había avanzado con más rapidez de la esperada, en cuanto los primeros candidatos ya se encontraban a mitad de camino la niebla ya ocultaba todo el parapeto y no se podía distinguir a quien se encontraba delante o detrás de cada uno. Aunque la niebla no solo ocultaba la visibilidad debido a su densidad se estaba condensando en la piedra haciendo que esta resbalara y se convirtiera en una tarea aún más complicado, como si se patinara sobre hielo.

Los candidatos se encontraban algo más nerviosos a causa de la niebla y algunos comenzaban a fallar en su tarea de mantenerse sobre el parapeto. Ese nerviosismo aumentó cuando solo se podía oír los gritos amortiguados entre la niebla de los candidatos que fallaban cayendo al vacío y como de repente ese sonido desaparecía confirmando que habían encontrado el fondo del barranco. 

Los candidatos seguían avanzando más lento y algunos incluso se paralizaban en sus respectivos puestos negándose a avanzar pero aquello también era peligroso pues chocar contra otro candidato podía suponer que también acabaras en el fondo. Se podía escuchar las quejas de algunos candidatos de lo peligroso que era y que era un locura pasar la prueba así en algunas personas hizo mella esos comentarios haciendo que perdieran la concentración en cambio en otros, les hacía ver y sentir la realidad de tal manera que su concentración aumentaba.

Bastian sintió frío. Parecía que la niebla respirada le calara hasta los huesos. Tembló. Le costaba respirar. Una bola de ansiedad y miedo había sustituido su corazón, y ahora bombeaba un líquido espeso y viscoso, algo que le pesaba hasta los pies y hacía que el esfuerzo de cada paso fuera titánico. Tragó saliva. Mientras caminaba, pensó.

Mierda, voy a morir. La niebla es demasiado espesa. El camino demasiado estrecho. Yo demasiado gordo. No estoy hecho para esto. Debería haberme quedado en el pueblo. Con mi novia y mi novio, y mis madres. 

Su diálogo interno se vio interrumpido por un choque de realidad. Resbaló. Primero no fue para tanto, se dijo. Solo un pequeño resbalón. Nada grave. Siguió caminando. Pocos pasos después, un verdadero choque de realidad. La piedra debajo de su pie pareció deshacerse, Bastian se desequilibró, y cayó al vacío. Durante el segundo en el que cayó, vio su vida pasar delante de sus ojos. Su infancia llena de amor y acoso. Sus primeros besos. Comer tres platos de guiso. Todo se había terminado.

Pero de repente, su mano actuó. sintió algo frío bajo los dedos. Se había quedado agarrado. Gritó de pánico. ¡AAAAAAAAAAAH! Como con asco, se agarró con la otra mano. Volvió a subir como pudo. Se quedó horizontal al suelo, con la panza y el pecho pegados a las piedras, y las cuatro extremidades abrazadas a los lados del camino. Y así avanzó, como un gusanito enorme y grasiento. Se daba ánimos a sí mismo gritando. ¡YA QUEDA POCO! ¡YA ESTÁ! ¡YA PASÓ! ¡VAMOS! Se volvió a desequilibrar, y casi se cayó otra vez, pero se agarró con más fuerza y siguió adelante. 

Su paso por el parapeto fue un constante casi caerse, pero a pesar del miedo y la suciedad que estaba acumulando arrastrándose por el camino, siguió.

Toda la concentración de Kenneth estaba puesta en el parapeto, quién venia detrás de el lo estaba haciendo muy lento o había caído pues no escuchaba movimiento a su espalda.

Kenneth sabía que el parapeto era mortal, pero si algún cabron te alcanzaba podía ser igual o más peligroso. Hacía el medio del parapeto una de las piedras donde piso pareció aflojarse lo que casi costó una caída a Kenneth, pero logro reponerse sin mayores dificultades y termino de pasar.

La primera prueba estaba ya superada, pero sabía que quedaban más, aún no había terminado.

Obligué a mis propios músculos a dar un paso tras otro desde el primer momento en el que pisé el parapeto. Quedarse quieto era un enorme error. No pensaba que fuera tan sencillo que alguien tratase de tirarme de primeras pero, si me quedaba aquí quieta, podría hacer entrar en pánico al que iba detrás mía y a saber qué consecuencias podría traerme eso. 

No estaba excesivamente preocupada por la niebla, ya que principalmente mi vista se encontraba fija en mis pies y el suelo que pisaba. Sin embargo, en el momento en el que empecé a notar que se condensaba, dificultando el avance, me empecé a preocupar. 

Tenía claro que las dudas eran el peor de los enemigos. Si me permitía dudar, mis pasos perderían firmeza y es justo ahí donde podría caer. 

Controlé la respiración y me aseguré de estar concentrada en los pasos. Casi podía escuchar las palabras de mi hermano diciéndome que lo estaba haciendo muy bien y que pronto tendría mi propio dragón. Las había escuchado demasiado en las últimas prácticas para pasar el parapeto con él como para no recordarlas a la perfección. 

Finalmente, sentí que el parapeto dejaba de ser algo arriesgado para convertirse en suelo firme bajo mis pies. Mi cabeza se había empeñado en decirme que era mucho más complicado de lo que verdaderamente había sido. En el momento en el que me di cuenta de que había pasado con bastante gracia, rapidez y sin incidentes, respiré hondo y permití que el optimismo me embargase. 

«Lo he hecho, estoy aquí. Soy oficialmente aspirante y vas a estar orgulloso de mí, Lucian», pensé mirando hacia el cielo. 

Repasé al resto de los aspirantes que habían llegado antes que yo con cierta curiosidad. No quedaban demasiados que viniesen detrás mía pero todavía alguno de ellos debería llegar. ¿Cuántos habríamos conseguido sobrevivir al final del día?

Beren, vio como la niebla se espesaba y le envolvía. Oía las voces de los que fracasaban y caían al vacío. Eso le hizo recordar como gritaban sus vecinos cuando aquel grifo se cebó en su aldea...

Por un momento tales recuerdos amenazaron en desconcentrar al joven cazador, que por un momento estuvo a punto de resbalar. Fue gracias a la resina que consiguió mantenerse sobre el fino muro de piedra. El joven muchacho se detuvo unos instantes, tomo aire por tres veces, y se templó... 

Más decidido que nunca reemprendió los pasos... todas aquellas voces le recordaban porqué tenía que superar esta prueba... Era por todos ellos, era para cumplir su promesa, era para llevar a cabo su venganza.

Va por vosotros padre, hermana y vecinos. Un día nos habremos de reunir, pero ese día no es hoy.

Continuaba caminando con seguridad, aunque la niebla era cada vez más espesa y no podía apenas ver por donde pisaba, me mantenía sereno, un paso en falso podía ser fatal, y así pude confirmarlo con los aspirantes que fallaron al avanzar, pues cayeron al abismo y solo se oyó su grito al descender en aquella impenetrable oscuridad.

Yo no obstante continué despacio hacia mi objetivo, mirando muy bien donde daba cada paso, el leve crujido de las gravilla al pisar me indicaba que iba por buen camino, así pues con la cabeza fría seguí avanzando hacia el otro extremo, aunque apenas podía ver nada , mi serenidad y mi intuición eran mis armas ahora para superar ese reto.

Pronto podría saber si habría superado aquella especie de prueba,, ya que la niebla impedía cualquier tipo de visibilidad ahora pero estaba decidido a continuar, no iba a dejarme amedrentar por aquellos gritos de los aspirantes que habían sucumbido.

Mi voluntad para seguir era fuerte, y tenía una determinación feroz, quizá por eso sentía que mis pasos eran seguros.

Seguí caminando por la niebla lentamente no se veía absolutamente nada, trate de avanzar lo más posible  dentro de que no se veía nada, afortunadamente aún no me había topado con nadie así que había posibilidades de acabar y lograrlo.

Skylar comenzó a avanzar por la pasarela tranquilamente, mirando donde tenía que poner los pies pero no cerca si no un poco más alejado, pues sabía que eso le ayudaría a ir más segura y avanzar mejor. Pero a medida iba avanzando el temor a caer, acompañado de la meteorología, viento y niebla, y la falta de experiencia en esta prueba le hicieron mella, lo que provocó que resbalara un par de veces, estando a punto de caer. Sudaba y su mente no hacía otra cosa que augurarle funestos desenlaces. Estaba cada vez más nerviosa y la dichosa niebla, los gritos de sus compañeros al caer y la inexperiencia no ayudaban.

Fue entonces cuando recordó lo que su maestro anónimo le decía una y otra vez: "No por mucho intentarlo sin descanso será más fácil conseguirlo. Para, reflexiona, mira tu entorno y actúa en consecuencia". Estas palabras calaron en la joven quien se detuvo al instante, miró lo que le quedaba y tomó aire. 

Después de unos segundos, cuando estuvo preparada, Skylar continuó. 

No fue fácil pero por fin llegó al destino. Le dolían las piernas del esfuerzo realizado y la mente de la concentración que tuvo que mantener en todo momento. La pelirroja sonrió y miró la pasarela auto-complacida de haber logrado pasar aquella prueba. No sería la última que tuviera que enfrentarse, pero ahora sabía que estaba más preparada para lo que tuviera que venir.