Partida Rol por web

Sonreí al chico italiano cuando cogió la fregona y aparté las manos lentamente como si le estuviera entregando un bebé y controlara hasta el último segundo que no cayera al suelo.

- Tienes razón. - suspiré acompañada de una caída de ojos que llevó mi mirada cerca de nuestros pies, al arma que se me había permitido adueñarme. - annyeonghaseyo jogabi - Gracias. - levanté ágilmente la mirada a la suya y me quedé estudiando su rostro, esforzándome para encontrar algún rasgo con el que reconocerle. - ¿Cómo demonios te llamabas? - me planteó ladeando ligeramente la cabeza y a los tres segundos me rindo con mis recuerdos.

Me aparto unos pasos para sentarme sobre mis piernas no muy lejos de él, al lado de la Kyogetsu Shoge, con la espalda recta y un menguante dolor en la pierna.

- oh,- dibujé una sonrisa pillina - así que eres un lobo solitario,- hice una pequeña pausa antes de puntualizar - pero con amigas hadas. - relajé un poco mi postura, quitándome el chip de dojo cuando dijo que se le habían pasado las ganas de entrenar.

Dejé caer mi trasero a un lado de las piernas y estas las estiré para dejar de tensar la piel dañada. Procuré no mostrar indecencias colocando la falda como correspondía y luego apoyé mis brazos atrás - Bueno,- empecé a ordenar mis ideas después de romper el silencio - podemos comer cuando quieras, si estás dispuesto a romper tu norma de lobo solitario...- subí un poco los hombros - Aunque yo tengo tooooodo el día. Prodría quedarme a verte entrenar y obligarte a comer conmigo. Incluso podemos jugárnoslo. - eché la cabeza atrás para admirar el techo y las vigas instaladas para entrenar - ¿Alguna vez ha subido alguien allí?- pensé en voz alta y no esperé a respuesta alguna para volver a mirar al italiano- Ha sido un golpe tonto.- respondí a su última pregunta y los dedos de mi diestra se estiraron al arma - Un corte sin importancia.- me sonrojé debajo del maquillaje y en el brillo avergonzado de mis ojos - ¿Qué me dices?- me apresuré a cambiar de tema - ¿Vamos a un burger?

Traducción: Enseñame cómo limpias, y te diré como luchas.

- No tranquila, me gustará que comamos juntos - le dije respondiendo a aquello de romper mi regla de lobo solitario. - Así podrás explicarme un poco cual es tu rollo - expliqué. 

Estaba algo saturado con tanta palabrería por parte de la chica, llegué a pensar que era hiperactiva o algo por el estilo. ¿No se calla?, pensé enarcando ambas cejas algo sorprendido. - Eres muy activa, ¿verdad? Cualquiera diría que estas llena de energía incluso después de ese "pequeño corte sin importancia" - comenté con una simpática sonrisa mientras terminaba de pasar la fregona por todos lados. - ¿Qué edad tienes por cierto? Te echo alrededor de dieciseis o así.

Me tomé unos segundos para meditar cómo responder a las otras preguntas que iban saliendo de la china. - No tengo amigas hadas, pero ya me gustaría. Tampoco un lobo solitario, es sencillamente que les caigo mal - continué explicando con una pequeña carcajada. Rápidamente eché un vistazo hacia arriba cuando preguntó sobre quien había subido y me encogí de hombros. - Espera. Escurrí bien la fregona antes de darle la última pincelada y dejarla contra la pared. - Supongo que si, creo que no me costaría mucho.

- ¿Cómo es la apuesta entonces? - pregunté empezando a estirar los músculos antes de efectuar piruetas. - ¿Me invitas a comer a un burguer si subo allí arriba? - volví a preguntar con una sonrisa. - Ey espera, ¿pero tu ya puedes salir? ¿qué te dijo Gareth? 

Me reprimí para no chasquear la lengua ante el comentario de Milton. Lo cierto era que veía mil cosas que podían salir mal en aquellos entrenamientros. Además, seguro que Emille querría que entrenásemos con armas de verdad y, aunque sabía que yo era mejor que ella, algo podía ir mal y las consecuencias podrían ser fatales. 

Puede que tengas razón. Le dije, sabiendo que sería inútil discutir sobre aquello. Emille iba a hacer lo que le diese la gana, como siempre hacía. Seguramente no le importase ni un poco lo que sería mejor para aprender, solo quería vernos pelear entre nosotros mientras él se sentaba con una sonrisa sádica.

Dejando ahí el tema respondí al sádico. Pues bastante triste para dedicarse a esto toda su vida. Comenté, con una sonrisa traviesa. Justo antes de que tú llegases se le había caído el cuchillo serafín que iba a lanzar, clavándose en su zapatilla.

- Nadie dice que esa vida tenga que ser larga. - Comenté encantando al ver que su actuación había sido tan patética como de costumbre. Luego me acerqué a ver el estado de la pizzas, deseando ir cuanto antes al laboratorio de Amber. Una vez estuvieron listas las saqué sin esperar a que enfriasen y sin preocuparme por quemarme las manos, las puse en platos grandes y las corté rápidamente.

- Venga, vamos. - Apremié, haciendo un gesto a Milton para que cogiera vasos y algo de beber.

Milton cogió una bandeja y en ella puso cuatro vasos, una botella de agua y seis latas de coca-cola, además del plato con las judías para Ethan, un tenedor y servilletas para todos. 

- Menudo gilipollas -comentó, cogiendo la bandeja con ambas manos y disponiéndose a seguir a Émille fuera de la cocina-. De verdad, no podría ser más inútil ni aunque le pagaran. Puto pervertido.

Era raro escuchar a Milton decir palabrotas, quedaba incluso incoherente con su gesto habitualmente neutro y tranquilo y su voz suave y melodiosa. Pero Andrea parecía sacar lo peor del chico.

No tardasteis en bajar las escaleras hasta llegar al sótano donde Amber tenía su taller. Allí la chica parecía estar trabajando en un guante de metal y en una daga, dibujando extrañas runas sobre ambas superficies con expresión de concentración.

Al escuchar el sonido de la puerta levantó la cabeza para miraros y cuando vio las pizzas una enorme sonrisa apareció en sus labios. - Oh, joder, menos mal. Estaba muerta de hambre. - Miró a Émille. - Ya pensaba que te habías olvidado de mí y habías comido con alguien. 

Cogió una porción de pizza y la movió con los dedos intentando no quemarse mientras la llevaba a su boca y mordía un pequeño pedazo. - Sentaos donde podáis. - Ofreció, haciendo un gesto descuidado por el taller, en el que había varias sillas, pero casi todas debajo de planos enormes, armas y trozos de cosas mecánicas de difícil identificación.

- ¿mi rollo?- me pregunté sin entender a qué se refería pero no dije nada, si iba a querer que le hablase de ello en la comida ya me lo contaría entonces. Así pues simplemente asentí con la cabeza una única vez, dando por cierto que comeríamos juntos.

Escuché sus siguientes palabras algo sorprendida, y poco a poco esa sorpresa se fue aposentando en una tímida caída de ojos. - Llena de energía.- me guardé el alago con la más discreta y sincera sonrisa que le daría jamás - Malditos italianos...- les di a todos la sangre de casanova hasta que demostró estar contaminado por Aly - No sabía que la enfermedad del abusón era una ETS- hinché mofletes al oír la apuesta de mi edad - ¡Tengo diecinueve!- protesté poniéndome en pie - Vale que sea pequeña, vale que el maquillaje -que apenas llevo-- mentí por pura coquetería- me suavice los rasgos, ¡pero vamos! Soy claramente mayor de edad ¡tengo tetas! Llamámame mona y te arranco la lengua- sonreí sin perder la compostura - No creo que les caigas mal.- le consolé con una frase estándar - Y si es así ellos se lo pierden.

Callé mientras él terminaba de fregar y estudiar el techo. Aproveché asimismo para recoger la Kyogetsu Shoge e ir a buscar mis bolsos.

Me llegó entonces su interés por la apuesta y terminando de colgarme ambos bolsos me giré hacia él y me acerqué.

- ¿Gareth? - me sonaba ese nombre, más o menos, tal vez. Así que aposté por el marido de la directora, sin duda no era el chino y aun no había oído el nombre de lanzaman, aunque estaba claro que para él era carapene, quizás incluso era su verdadero nombre o apellido y por eso omitía presentarse - Herondale me ha dicho que hablará conmigo antes de la cena, que tiene que investigar-dónde la metió hace veinte años.- Lanzaman por otro lado me ha dicho que no salga por ahora, ¿qué pasa?- me extrañé de que él también me saliera con ese cuento- ¿Tenéis que lavarme el cerebro antes?¿ponerme un rastreador?-No me voy a perder, además...- ladeé la cabeza con una sonrisa bonachona - iría contigo, no podemos perdernos los dos.

Hice un ademán con la mano quitándole peso - Sí- me acompañé de un golpe seco de cabeza- Si subes a la de arriba de todo, todo, te invito. - guardé el arma en mi bolso, debajo de la cámara - Así me cuentas cual es tu rollo.

Me sorprendió escuchar a Milton decir aquello. Casi envidié su elegancia. Casi. Tras comprobar animado que el enamorado me iba a llevar la comida, me dirigí hacia el taller de Amber con los otros dos. Al llegar saludé a la chica con una amplia sonrisa. ¿Acaso alguien lo aguanta a parte de ti? Comenté en tono de broma mientras me sentaba apartando con cuidado algunos trastos.

Cogí el plato que me había traído Milton, agradeciéndole el detalle, y esperé a que todos tuvieran su comida lista para empezar a comer yo también. ¿Habéis decidido algo?

Al llegar al taller y tener aquel recibimiento por parte de Amber dejé que cogiera un trozo antes siquiera de apoyar las pizzas en ningún lado. - Ya sé que sólo me quieres por la comida, pero podrías disimular un poco al menos. - Le dije a mi amiga fingiendo estar molesto. Luego, al oír el comentario de Ethan, mis ojos se desviaron hacia él y me pensé darle un puñetazo en la garganta. Así, de broma. Sin embargo me daba que no iba a acabar de entender la gracia y el plan de echar a Andrea lo mismo se aplazaba o fastidiaba un poco.

- No que yo sepa. - Respondí quedándome de pie cerca de la pizza y cogiendo la primera porción. - La idea supongo que es hablar con Gareth esta tarde, ¿no? Podemos hacer recopilación de lo que le queremos decir e ir ahora.

Amber se hizo sitio en la mesa y se sentó sobre ella, cerca de la pizza. Paró de comer por un momento para soltar una buena carcajada tras la broma de Ethan, después miró a Émille y le dedicó una enorme sonrisa con la comisura de los labios manchada de tomate. 

- Disimular no es lo mío, prefiero que lo tengas claro para que no te hagas otras ilusiones -respondió con tono burlón para después dedicarse de nuevo a la pizza.

Cuando os pusisteis serios, su mirada se centró un poco. Aunque no dejó de comer se giró un momento para coger una libreta y un bolígrafo que había sobre la mesa y os la acercó. 

- Por si queréis tomar notas.

Milton apartó con cuidado algunos planos de encima de una silla y se sentó cerca del grupo. Con calma cogió una porción de pizza y le dio un bocado antes de dejarla sobre el plato para coger la libreta y el bolígrafo.

- Venga, yo tomo nota -se ofreció, dejando la libreta sobre la mesa y cogiendo la pizza con la mano izquierda para poder escribir mientras comía-. ¿Por dónde queréis empezar? ¿El vídeo de Nora?

Sí, me parece une buena idea. Dije, dándole un par de vueltas a como deberíamos plantearle el asunto a Gareth. Fue la primera vez que la lió. Creo que es mejor que lo hagamos de forma cronológica. Primero lo de Nora, luego lo del rodaje y por último lo de Alice y el bar.

Creía que no me olvidaba nada, aunque seguro que el italiano la había liado más veces, solo que no nos habíamos enterado. ¿Queréis enfocarlo directamente a expulsarle o queréis que simplemente le contemos lo que ha hecho y que sea él quien tome la decisión?

Sentía cierta curiosidad por lo que opinasen los demás en aquel respecto, sobre todo Emille. Yo tenía claro lo que haría, pero no conocía el estilo de los cazadores de sombra y tal vez no les gustase la manipulación.

Casi me eché a reír cuando Amber valoró la idea de tomar notas. Qué empollona era cuando quería. Milton aceptó, claro, quizá para no hacerla quedar mal o que no diera penilla. Bueno, estaba bien así. Escuché la propuesta de lo del vídeo y me dejé guiar un poco por los demás. Yo lo habría guardado para el final, para terminar de convencer a Gareth si había dudas, pero bueno.

- También está lo de los rapiñadores. - Dije cuando Ethan enumeró las cosas. Me había encargado de que todo el Instituto se enterase de eso, pero como él solía estar en su puto rollo lo mismo no sabía ni qué era un rapiñador. Luego, cuando el rubito propuso las dos ideas, le miré frunciendo el ceño, extrañado.

- Va a ser él quien tome la decisión. - Expuse, sin entender cuál era la diferencia entre las dos cosas. - Lo que tenemos que explicarle es que con toda la mierda que tenemos encima, los humanos que no son humanos, tu familia, los subterráneos desapareciendo, y todo lo demás no podemos estar de niñeras de ese asqueroso. Y menos si nos va a ir enemistando con todo el mundo y va a ser un incordio cada vez que nos enfrentemos a demonios de verdad. - Expuse haciendo referencia al Kuri. - O si no vamos a poder contar con él cuando envenenen a uno de los nuestros.

- Gareth está al límite hoy. No creo que necesitemos presionarlo mucho para que salte -intervino Milton entonces-. Desde luego, lo del vídeo de Nora es de lo más grave que ha hecho el puto pervertido, creo que esa es nuestra mejor baza. 

Tras estas palabras estiró la mano para coger una lata de Coca-cola y la abrió. - Tal vez lo mejor será que no hablemos todos a la vez, sino que uno o dos lleven la voz cantante y los demás intervengan sólo si hace falta. - Os miró alternativamente a los dos. - Creo que Émille, por ser su pupilo, y Ethan, por ser recién llegado, los dos deberíais tomar el peso de la conversación. 

Amber tragó un trozo de pizza antes de hablar, asintiendo. - A mí me parece genial. Vamos, yo no pensaba decir nada, sólo llevar los vídeos que conseguimos...

Asentí ante las primeras palabras de Milton. Sin embargo, cuando quiso colgarme el muerto a mí, le dediqué una mirada que dejaba claro que le había pillado.

- Yo creo que lo del vídeo deberías contárselo tú. - Le dije, devolviéndole la pelota. - Todo el mundo sabe que si Nora se llevaba bien con alguien, es contigo. Quedará como que la estás defendiendo, súper bonito todo. - Expuse hablando como si aquello fuera algún tipo de cosa a favor.

- Precisamente por eso -respondió Milton sin inmutarse-. Yo no resultaría objetivo y por mucho que Gareth pueda valorar mi criterio, pareceré más subjetivo que si lo cuenta cualquier otro.

- Y también sabe lo mal que me cae ese gilipollas y cree que no soy objetivo. - Respondí a Milton sosteniéndole la mirada, como si eso fuera una competición. Sin embargo no tardé en dejarlo correr. Bien mirado, si conseguíamos que le echase iba a molar haber participado más que haberme quedado mirando. Era como los pringados que se quedan atrás en un combate en lugar de experimentar la adrenalina real. - Pero bueno, vale. Aunque más os vale no dejarnos hablando solos.

Probé un bocado con cierto temor al ver que cada uno empezaba a comer cuando le daba la gana. La educación brilla por su ausencia. Después de los comentarios sobre la comida de Deirdre temía por mi salud, pero las judías resultaron estar bastante buenas. Premio. Susurré para mí mismo. 

Entonces me encargo yo de lo de Nora entonces. Accedí, sin demasiados problemas. Era muy típica aquella actitud de dejar a los demás hacer el trabajo sucio, pero con esa actitud al final no se conseguía reconocimiento. Allá ellos. Y de lo del rodaje, ya que no estuvo nadie más presente.

Probablemente empiece por el rodaje y luego le contaré lo de Nora. Dije. Así encadenaría los dos acontecimientos y le quedaría todo más claro. Después cuéntale tú lo de los rapiñadores esos y lo de Alice. Amber, creo que tú deberías encargarte de lo del bar, ya que estabas ahí desde el principio, pero como veas.

Dejaré muy claro que no le hemos contado esto antes porque no queríamos que Nora se enterara. Suficiente tiene la pobre con lo de su padre. Dije, poniendo cara de circunstancia y tono grave. Nora le daba exactamente igual, pero tenía que hacer el papel de amigo preocupado.

Fui repasando mentalmente lo que le diría y como se lo diría. Todo tenía que salir bien, y a la primera, no habría más tomas.