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En tiempos antiguos, cuando se fundaron, los pueblos del reino eran fundamentalmente arrozales sin nombre con poblaciones dispersas a su alrededor. Un antiguo administrador del reino numeró las diversas aldeas cultivadoras de arroz de todo el reino. – Este pueblo es el más grande y próspero, y se cree que también el más antiguo del reino.

En tiempos antiguos, cuando se fundaron, los pueblos del reino eran fundamentalmente arrozales sin nombre con poblaciones dispersas a su alrededor. Un antiguo administrador del reino numeró las diversas aldeas cultivadoras de arroz de todo el reino. – Este pueblo es el más grande y próspero, y se cree que también el más antiguo del reino.

El Aldeano mira a Mazo con obvia curiosidad.

- "¿Mi señor?" -

- Saludos, Aldeano, mi nombre es Martillo Blanco. - Dijo Mazo con una sonrisa, señalando con el dedo el martillo que colgaba en su espalda. - Estoy aquí buscando una casa en particular del Arrozal Número Uno, una casa en dónde vivía una dulce joven llamada Dulce Loto, junto a su familia y su hermano... Bambú. -

Nunca fue bueno con las sutilezas el bueno de Mazo.

- Creo que la casa ha sufrido un incendio y he venido a ver si hay algún superviviente... o alguien al que poder preguntarle el paradero de Bambú. ¿Los conocía? -

- "¡Oh, sí, mi señor! ¡Qué suceso más trágico! Al parecer esa niña fue poseída por el espíritu de un Anatema y quemó vivos a sus padres, huyendo cuando apareció el hermano armado con una lanza. Bambú logró apagar el incendio de su casa, pero no salvar a sus pobres padres. El muchacho está totalmente desolado." -

¿Anatemas?

¿Fuego?

¿De qué demonios está hablando este anciano?

- No comprendo, anciano... ¿Me está diciendo que ha sido la muchacha la que mató a sus padres? - Dijo Mazo desconcertado. - ¿Dónde puedo encontrar a ese muchacho? Necesito hablar con él, enseguida. -

La situación se había complicado de sobremanera con estas últimas afirmaciones.

¿Era la muchacha la reencarnación de un Anatema? Y si así fuera... ¿por qué fuego? Parece obra de magia elemental...

Mazo estaba tan descolocado que tuvo que apoyarse contra un tronco.

- ¿Dónde está ese Bambú? -

- "En el cementerio del pueblo, llorando la muerte de sus padres sin duda. El funeral se estará celebrando ahora mismo. Si queréis puedo acompañaros al lugar, mi señor." -

Mazo asintió.

- Sería de agradecer, anciano. Tengo muchas preguntas y algunas de las respuestas no me terminan de convencer. - Dijo el hombretón son una sonrisa.

Aún así, se mostraba reticente a creer a pies juntillas la historia.

- Por que, mientras avanzamos, no me cuenta su versión de los hechos. Sería interesante conocer lo que ha sucedido de la boca de un lugareño. -

¿Puede ser que la muchacha no se haya acordado de nada?

Si es así, tendré que apresurarme para encontrarme con ellos antes de que lleguen aquí. No quisiera que se monte una cacería hacia la dulce niña.

- ¿Estáis buscando a Dulce Loto? ¿Qué pensáis hacer con ella si regresa? -

- "Mi señor, supongo que conocéis la historia de los Anatema. Los crueles tiranos que gobernaron la Creación en una era oscura. Eran príncipes demonio capaces de las peores atrocidades. Los Vástagos del Dragón se rebelaron contra ellos y liberaron al mundo entero de su tiranía.

Lamentablemente, aunque casi todos fueron aniquilados para siempre, algunos todavía son capaces de reencarnarse de vez en cuando. Cuando un cuerpo es poseído por el alma de un Anatema ya no hay salvación posible, sólo una espiral ineludible hacia la condena y la depravación.

En tiempos no muy lejanos, el ejército perseguía a los Anatema reencarnados y los quemaba en la hoguera. Actualmente no tenemos ejército ni defensa contra el regreso de estos demonios. Hay poco o nada que podamos hacer, salvo llorar las muertes y pérdidas que los Anatema provocan a su paso." -

Ambos llegan al cementerio, donde se han congregado la mayor parte de los aldeanos y están terminando de enterrar dos féretros.

- Todos los aldeanos expresan sus condolencias a un agraciado muchacho, que parece muy triste y apenado por la pérdida.

Mazo se acercó al chico y con el rostro serio, le ofrecio su pésame ante la pérdida que acababa de sufrir.

- Mi más sincero pésame, muchacho. - Dijo el hombretón mientras le apoyaba la mano sobre el hombro. - Mi nombre es Martillo Blanco, y he venido desde muy lejos para ver que ha sucedido aquí. Los rumores dicen que ha sido un Anatema el que ha causado tu sufrimiento, y algunos otros rumores dicen que todo esto ha sido producido por tu hermana, Dulce Loto. Lo siento mucho, pero tengo que preguntártelo... ¿qué es lo que ha pasado? -

Mazo no estaba dispuesto a permitir que nadie le tome el pelo.

Si esa muchacha era un Anatema reencarnado, el mismo se encargaría de destruirla hasta que no quede ni un pedazo de su cuerpo reconocible.

Sin embargo, aún tenía una seria duda... ¿cómo es posible que no se acuerde de nada?

Las viejas leyendas no pueden estar equivocadas... si un humano normal es poseido por un Anatema... su alma queda ligada para siempre. Ambos conviven juntos, de manera simbiotica.

Tenía que saber la verdad, de la boca del muchacho.

- "Fue anoche. Ella discutía con nuestros padres por lo de siempre, su futura boda. Insistía muy airada en que no quería casarse, y menos con el hombre que padre decidiera. En un momento dado empezó a brillar con una extraña luz dorada mientras un extraño símbolo se manifestaba en su frente. Con una sonrisa llena de crueldad señaló con el dedo a nuestros padres y ellos... comenzaron a arder, a quemarse vivos.

Salí corriendo a por la lanza de papá y cargué corriendo contra Dulce Loto, ella primero me señaló con el dedo con esa sonrisa cruel, pero entonces algo cambió en su cara. Tal vez una pequeña parte de ella me reconoció como su hermano, o se dio cuenta de lo que había hecho a sus propios padres. El caso es que se dio la vuelta y salió corriendo a tal velocidad que no pude seguirla.

Está todo muy reciente y ha sido extremadamente doloroso, mi señor Martillo Blanco.

Según las leyendas, la posesión Anatema es irreversible y no sirve el exorcismo. De hecho todas las historias apuntan a que cuanto más tiempo pasa, más poder gana el alma Anatema sobre el alma mortal a la que se ha fusionado. No quiero que mi hermana sufra eso.

No tengo mucho dinero, pero vos parecéis un guerrero muy capaz. Si acabáis con la vida de esa miserable criatura os recompensaré con dos Shekels de jade." -

Mazo asintió.

- Haré lo que pueda. - Le dijo al muchacho y palmeándole nuevamente el hombro, se giró en dirección al puerto, justo dónde el barco llegaría. - No os prometo nada, pero lo intentaré. -

El grandullón comenzó a caminar hacia dónde, supuestamente, la barcaza iba a atracar.

¿Cómo hemos podido ser tan estúpidos?

Eres un idiota, Mazo. Has creído las palabras de la doncella, sólo por que era mujer... Maldición... estás perdiendo facultades.

Tengo que llegar antes que ellos... tal vez ahora estén todos muertos...

Aunque... ¿por qué habra matado a sus padres?

Esa pregunta carcomé el alma de Mazo mientras corre al encuentro de los demás.

- Mazo llega al pequeño puerto fluvial de Arrozal Número Uno y comprueba el amarradero donde tendrá que atracar la barcaza de Riqueza Efímera cuando llegue.

- Por suerte él ha llegado antes, se pone cómodo y se dispone a esperar.

HORA PREVIA AL OCASO.

MAZO:

- Según tus cálculos, la barcaza tiene que estar a punto de llegar.

- Tira Percepción + Consciencia para ver si la divisas.

Mazo se quedó en la orilla y se sentó en una roca que había allí, a esperar. Puso su mano sobre sus ojos, para ocultarlos de la claridad del ocaso e intentó divisar la barcaza. Mientras tanto, juntó un poco de ramitas secas y encendió una pequeña hoguera a sus pies.

Mientras observaba, daba pequeños tragos a su botella de licor. Sólo unos sorbitos, para quitarse el mal sabor de boca de lo que había descubierto.

¿Qué hacer ahora?

¿Atacarla directamente sin darle tiempo a reaccionar?

Piensa, Mazo, piensa.

MAZO:

- Se acerca una barcaza. Enseguida deduces que es la de Riqueza Efímera, pues ves la enorme figura de Patán Sabio en cubierta.

Mazo se quedó frente al fuego, con su gran martillo blanco apoyado en sus muslos.

La verdad es que todavía no sabía como llevar el tema, tal vez y sólo tal vez, no diría nada hasta llegar al lugar dónde sucedió todo, sin quitarle un ojo de encima a Dulce Loto.

Estaría muy bien un enfrentamiento cara a cara con Bambú.

Todo el pueblo estaba seguro que había sido ella la asesina... pero ella tiene una versión distinta... ¿habrá algo de verdad en sus palabras? ¿O simplemente todo esto es una farsa para utilizarnos de cohartada?

No le quitaré el ojo de encima.

Martillo Blanco levantó la mano a modo de saludo.

Tal vez lo vieran y se acercarían más tranquilos al verlo tan campante junto a un fuego.