Partida Rol por web

Desenvaino mi espada y preparo mi escudo, encarándome hacia la fuente del sonido por si hay que luchar.

- "¡Ivalic, corre! ¡Ponte detrás de mí!" -

Ivalic se quedó paralizado por la niebla y aún más cuando comenzaron a escucharse chapoteos extraños que parecían avanzar hacia él. Escuchó las palabras de su amigo Vjelkus pero se quedó observando el rostro que poco a poco se perfilaba entre la niebla, era una mujer, pero poco tenía de humana y sus manos comenzaron a jugar con el agua de tal manera que mojaron los pantalones del niño para después dar lugar a una especie de risa.

-¡Eh! ¡Eso no tiene ninguna gracia! -Ivalic metió su mano en el agua y salpicó a la criatura, en parte para devolverle su broma y en parte para distraerla mientras daba media vuelta y comenzaba a correr hacia la orilla donde lo esperaban sus compañeros.- ¡Ya voy Herr Urik!

Ya que sus pantalones se habían mojado no importaba ya rematar la faena corriendo sin cuidado con ellos, así llegaría más rápido a la orilla, solo esperaba que la distracción del agua le diera la ventaja suficiente pues no estaba seguro si aquella mujer, o lo que fuera, era amigable.

- ¿Eres Hada Bosque? Parriwimple buscar a su amiga Gertruda. ¿Tu verla?

Nadie sabía muy bien como pero el gigantón empezó a moverse con bastante velocidad, en dirección a Ivalic y a quien quiera que estuviera con él. Por supuesto había escuchado las historias, y la verdad, no recordaba demasiado bien lo que Gertruda le había contado. Pero como fuera, estaba dispuesto a buscar al Hada Bosque y a su amiga. Y para ello estaba dispuesto a atravesar las Brumas que hicieran falta.

Y si eso era malo, le golpearía. Pero sólo cuando fuera malo e hiciera cosas malas, no jugar y reir como una... como una... bueno, como hacían las niñas cuando jugaban.

¡Mamá! ¡Algo me ha tocado! ¡Algo me ha tocado!

Tras unos minutos de desconcierto, la bruma se disipa. Las aguas del estanque permanecen tranquilas. El bosque, aguarda silencioso. Pero no hay nadie allí, nadie más allá de los que empezaron este viaje: Herr Urik, Helene, Hurrn, Parriwimple, Ivalic, Vjelkus y Varikov. Pero el enano esta vez sí encuentra pisadas, la hierba tumbada y mojada, por alguien que salió del estanque aprovechando la ocultación de la niebla.

El bosque se ha vuelto más amenazante, más oscuro. Siguiendo aquel rastro un poco más, se perfila una soga en una rama. Y de la soga, un cadáver ahorcado. No es reciente: al aproximarse ven que la mayor parte de la carne ha desaparecido, secado hasta los huesos, momificándose lo justo para que los restos de músculos mantuviesen unidas las vértebras. La ropa es el otro elemento de unión. El ahorcado viste una túnica, con una "G" bordada en la pechera. En su cabeza aún hay cabellos sin desprender, largos, quizás fuese una mujer. En cualquier caso, el estado del cadáver y la ropa no apuntan a que se trate de la recién desaparecida Gertruda, ni la figura que Ivalic vió entre las brumas.

Ivalic observó a su alrededor cuando la niebla finalmente se despejó y no vio nada, ya no había rastro de aquella criatura.

-¡Había alguien en el agua, os lo juro! Parecía una mujer, pero tenía la piel azul y se acercó y me chiscó los pantalones. Entonces Vjelkus gritó que saliera del agua y Herr Urik dijo que corriera y eso hice... Creo... creo que se rió al chiscarme, pero daba un poco de miedo y ahora no está... Vjelkus ¿Te tocó a ti también la mujer azul? Debió ser ella... ¿Es muy rápida no? ¿Donde se habrá metido?

El Señor Varikov encontró más huellas, esta vez unas que salían del agua e Ivalic pensó que se trataría de la mujer azul, pues dentro no parecía haber nadie, en todo caso no le quedaban más ganas de volver a meterse, a pesar de que ya tenía los pantalones mojados y le daba igual en ese sentido, pero decidieron seguir las huellas y adentrarse un poco más en el bosque que parecía más oscuro que antes, quizás porque los árboles eran más frondosos allí pero el ambiente era algo lúgubre y daba algo de miedo, claro que el niño no pensaba decirlo en voz alta.

-¡Un cadáver colgado! -Gritó Ivalic señalando el cuerpo que pendía de una cuerda atada a una rama. Decidió no acercarse mucho.- ¿No es Gertruda verdad? Aunque su ropa tiene una "G" bordada... mamá nos borda las iniciales en la ropa a veces. Podría ser "G" de Gertruda...

- "Esto es muy extraño... Ivalic, este cadáver debe de llevar aquí más de una semana... ¿Desapareció alguien más del pueblo antes de mi llegada? ¿Tal vez alguien cuyo nombre empiece por G? Si no es así, otra suposición... ¿Podría ser este el cuerpo de la auténtica Gertruda y que la que nosotros conocemos sea una impostora?

Maese Varikov, confío en vuestros agudos sentidos. ¿Qué creéis que ha pasado aquí?

Es posible que el hada acuática de piel azul esté por aquí. Desconocemos sus intenciones, aunque por lo que decís parece más traviesa que malévola. Si quisiera hacernos daño, posiblemente ya lo habría hecho. Ha tenido la oportunidad." -

Envaino la espada para parecer menos amenazador y me llevo la mano derecha a un lado de la boca para hacer bocina mientras alzo la voz:

- "¡Doña Hada del Bosque! ¡Mostráos, por favor! ¡No pretendemos causaros ningún mal! Tan sólo estamos intentando ayudar a las desdichadas gentes de Barovia, pues son demasiado los males que les acosan.

Queremos saber qué ha pasado con Gertruda..." -

Parriwimple no era amigo de sogas, ni de cadáveres colgados. Quizás afortunadamente para él, no sabía leer, y por tanto, se le había pasado la G puesta en la ropa. A pesar de todo, el cadáver, y su pelo largo, le daba una sensación claramente ominosa. Se estremeció, un instante, para luego escuchar las palabras de Ivalic, que aumentaron su aprensión.

¡Pobre Parriwimple, que hacía tan sólo una semana había pensado que la gente no moría sino dormía, y que desde entonces había visto tantas cosas terribles! En todo caso, su falta de imaginación (o al menos de esa imaginación elevada que es considerada con acierto una forma de inteligencia) le benefició: ese cuerpo reseco no era el de Gertruda, y el bondadoso hombretón no pensó ni por un instante que fuera su amiga desaparecida.

- No bueno colgar gente muerta en árboles. Deber descolgar mujer seca, y enterrar debidamente. ¡Hada Bosque!, ¿no estás? Buscar Gertruda. Amiga tuya. Amiga de Parriwimple-  mientras dice estas palabras Parriwimple se acerca para bajar el cuerpo de la soga y procurarle un entierro decente.

Brumas, nieblas, chapoteos escalofriantes, salpicaduras, gritos... Elementos imprescindibles para hacer de un paseo algo no inquietante, sino terrorífico.

-¿Una mujer azul decís? ¿Y os tocó? ¿Dónde? -preguntó Helene cuando finalmente se detuvieron ante el cuerpo ahorcado-. ¿Os tocó la ropa o la carne? Enseñadme donde lo hizo, quiero verlo, no vaya a ser que acarree problemas más tarde. ¡No, Parriwimple, detente! En su estado, en cuanto cojas el cadáver se desahrá entre tus brazos. Mejor examinemos el cuerpo y después le damos sepultura -dijo acercándose al cuerpo y observándolo detenidamente en busca de señales que permitieran averiguar si había muerto de algo menos evidente que el ahorcamiento. Igualmente palpó con delicadeza la ropa, a la búsqueda de cualquier pista o indicio que pudiera ayudarles a averiguar su identidad-. Varikov -comentó algo distraídamente mientras procedía al registro-, si no me equivoco no estás demasiado bien. Deja que te ayude a sanar. Veo cómo tratas de escabullirte cada vez que te toco así que prefiero pedirte permiso no vaya a ser que algún dí ame peines con el hacha y me hagas la raya en medio en la cabeza.

Parriwimple se para en seco ante la orden de Helene, acostumbrado como está a obedecer a su tio... y a cualquier persona con un mínimo de autoridad.

- "Cuidado, es posible que el cadáver sea una trampa, o que nos ataque un fantasma si nos acercamos demasiado..." - Susurro con preocupación ante el movimiento de Parriwimple, que por suerte se detiene a tiempo.

Ya sabía el enano que meterse en el agua no podía ser bueno. Se río como una chiquilla cuando vio al niño correr para salir de la laguna, risilla que disimuló luego con tos. Esto le pasaba por ser metomento, puñetero mocoso. 

A Varikov le gustaba el bosque, pero la niebla era algo que solía evitar. Por suerte no duró mucho y en cuanto se despejó un poco pudo ver unas huellas que salían del agua. 

-Colgarun a una persona paréceme , le respondió de mala gana al falso paladín cuando las huellas les acercaron a un árbol que llevaba un cadáver colgando. Varikov hizo todo lo posible para darse cuenta si era hombre o mujer, joven o mayor, cualquier información útil. De una cosa estaba casi seguro, alguien o algo lo puso ahí. Puede que fue la chica azul que había visto el niño en el agua y puede que lo hizo simplemente para que la dejara en paz. Malditos humanos, siempre tenían que invadirlo todo, eran como un parásito. 

Su profunda y malvada mirada se posó en los ojos de la mujer tocona. Por fin se dignó a preguntar si podía curarlo. Puede que aún había esperanza para esa raza humana inútil, egoísta y devastadora. Asintió mientras guardaba su hacha. En parte para no asustarla, en parte para no poder usarla mientras lo tocaba. Las tentaciones era mejor evitarlas. 

Asintió en silencio al gesto del enano. Cuando terminó su registro, posó una mano en la cabeza de Varikov y dejó que la energía fluyera.

Por desgracia, sin haber visto a la mujer azul, es imposible identificar qué tipo de criatura es. Y el único testigo, Ivalic, ni siquiera la llegó a ver bien por culpa de la bruma.

Helene, por su parte, llevaba el peso de todo. Curó a Varikov de sus heridas. En cuanto a los niños, Ivalic aseguraba que la chica azul no llegó a tocarle. Vjelkus, por su parte, señalaba la manga de su brazo, aunque era posible que fuese la propia Helene quién le hubiese tocado en medio de la confusión. Al remangarlo, la piel de la zona no presentaba ninguna rojez ni marca.

Y, finalmente, Helene se ocupó del cadáver colgado. Metiendo la cabeza bajo la túnica, encontró una etiqueta que decía "Gabriela", cosida a su ropa interior. No era un nombre que le dijese nada. También encontró en una muñeca unas marcas esquemáticas posiblemente echas con las uñas antes de morir: unos labios en la muñeca y justo debajo una cruz latina o una "T", ya en el brazo.

⇔

T

El significado de la pista ya queda al ingenio de los aventureros. Pero sin duda, el mayor descubrimiento de Helene fue la determinación de la muerte... Según su experiencia, Gabriela había muerto marchitándose bajo los efectos del toque de un vampiro. Eso significaba que si este cuerpo era enterrado, emergería al cabo de unos días transformado en engendro vampírico, similar a los ayudantes que acompañaban a Sasha Ivliskova, la nueva Burgomaestra, en la mansión.

Me quedo escuchando en el bosque en silencio, a ver si el Hada nos responde de alguna manera. Entretanto, Frau Helene examina el cadáver colgado del árbol.

-A mi solo me chiscó con el agua Señora Helene, después salí corriendo hacia la orilla y no la volví a ver. Y ahora no se donde está, parece que desapareció. -Ivalic se quedó observando como Helene inspeccionaba a Vjelkus con interés. -¿Vjelkus está bien? ¿Le pasa algo?

Se fijó de nuevo en el cadáver y aquella "G" bordada en su ropa intentando recordar si la había visto antes, mientras sus compañeros parecían hacer lo mismo y Parriwimple quería descolgar al esqueleto y enterrarlo, afortunadamente la Señora Helene se lo había impedido.

-La muchacha se llama Gabriela -dijo Helene con voz apagada desde el interior de la túnica-. Así que descartado que sea Gertruda. Y hay alguna cosa más de interés -formuló saliendo de debajo de las prendas de la finada y tomando una bocanada generosa de aire-. Mirad la muñeca -cogió con delicadeza el antebrazo y mostró los dibujos-. Parecen unos labios y una "T" o una cruz, no me queda claro. Eso en sí no me parecería demasiado relevante pero parece autoinfligido y hecho con las propias uñas. ¿Por qué hacer algo así? ¿Y fue mientras colgaba de esta soga marchitándose? ¿Encierra algún mensaje? Os advierto que esta muchacha no murió ahorcada sino por efecto de un vampiro. Lo de muerta es un decir, claro. Si la enterramos, no solo no le daremos el necesario descanso sino que regresará a este mundo y no creo que eso sea cosa buena -dijo flemática-. Bien, caballeros. Ese nombre, ¿os trae algo al recuerdo? Yo soy una recién llegada a estas tierras y poco o nada puedo aportar. Bueno, un consejo. Decapitar y quemar este cuerpo cuanto antes.
 

-¡Coño! Dijo Varikov al escuchar el nombre de la chica. Recuerdu que'l padre Danovich mencionó una tal Gabriela, se rascó la barba y empezó a pasear de un lado a otro mientras intentaba acordarse de todos los detalles de aquella conversación. Ahora que había sido sanado, se sentía lleno de energía.

- Díxonos qu'una de les coses que precisamos pa destruyir a Strahd, ye La Espada Solar, creo que tamién se llamaba Azote de Vampiros, fue separada en dos: el filu y l'empuñadura. La rapaza, Gabriela, trabayaba pa un alquimista e iba a la tienda de Bildrath a por provisión. No al tíu de Parriwimpli, porque esto pasó hace sesenta años.

Lo últimu que se supo d'ella ye que, con muncho esfuerzu económicu, la familia Bildrath compró a unos mercaderes una cuerda de tripes de troll. El plan yera que Gabriela robara siquier unu de los cachos, y baxara dende'l balcón pola cuerda. Les cuerdes de tripa de troll ye mágiques, y allónguense lo suficiente como pa salvar l'enorme precipiciu que va del castiellu al monte. Pero Gabriela nun volvió a por provisión pal alquimista, nin hubo más compres de sustances estrañes pa la destrucción de la espada, que ye lo qu'intentaba faer el alquimista. Asocediera lo qu'asocediera, los esperimentos cesaron y l'espada quedó separada en dos desde hace sesenta años, gracias al alquimista y el so ayudante Gabriela. Eso dixo'l cura, Urik tamién taba ahí.

-A mi no me suena ninguna Gabriela. ¿Y a ti Parriwimple?

Claro que si hacía tantos años de eso normal que no la conociera. El caso es que parecía que la muchacha, o mujer, había sido muerta por un vampiro y si se la enterraba volvería a la vida como uno de ellos, por fortuna tenían con ellos a la Señora Helene que sabía todas aquellas cosas y que había impedido que Parriwimple la enterrara.

-Pues menos mal que no la descolgaste Parriwimple, no quiero ni pensar que hubiera ocurrido.

Ivalic se acercó con mucha cautela al cuerpo colgado y observó las marcas a las que Helene hacía referencia, quizás había visto algo parecido en alguno de sus libros o quizás eran simples heridas que parecían tener cierta forma. No dijo nada sobre lo de decapitar y quemar el cuerpo, aquella era una decisión que debían tomar los adultos.

Me quedo pensativo.

- "La verdad es que lograr recuperar las partes de la Espada Solar y unirlas de nuevo parece una misión imposible. Pero si no lo fuera, si fuera posible, obtendríamos la capacidad para matar a vampiros como la nueva Burgomaestre o Kaban el Siniestro... Sin duda daría un vuelco a nuestras probabilidades.

Recuerdo la historia a la que se refiere Maese Varikov, de hecho cabe la posibilidad de que una parte de la fabulosa espada cayera al fondo de la sima. Sería posible tal vez descender hasta allí y recuperarla usando una cuerda mágica..." - Miro la cuerda con la que está ahorcado el cadáver de Gabriele.

- "¿Tal vez sea esta misma cuerda?" -

Sigo pensando intensamente.

- "En cuanto a las marcas en la muñeca, sospecho que Gabriele quiso identificar con ellas al vampiro que la atacó. ¿Conocemos a alguien cuyo nombre empiece por T?

Deberíamos descolgar el cadáver con gran cuidado y precaución. Cabe la posibilidad de que se reanime en cuanto toque tierra. Debemos decapitarlo y quemarlo, como dice Frau Helene, y recuperar la cuerda, por si fuera la legendaria cuerda de tripa de troll.

Mas hemos de ser cautos, posiblemente el Hada del Bosque nos observa, y no le gustará que hagamos un fuego. Quizá podamos hacerlo con gran precaución en un agujero en el suelo rodeado de piedras, para evitar toda posibilidad de causar un incendio." -

Observo el entorno, en busca de un buen lugar cerca del árbol para la fogata y de piedras que poner alrededor del fuego.