Partida Rol por web

- "Esa es una gran idea, Frau Helene." - Apoyo las palabras de la sacerdotisa. - "Ahora sólo falta que July esté conforme." -

Ains... ya me imaginaba que me iba a tocar a mí hacer todo el trabajo. Qué remedio... lo haré. Esperad aquí, vuelvo antes de que podáis decir chimichangas.

Unos minutos más tarde...

¡Ya he vuelto! Hay una veintena de humanos adultos, entre mujeres y viejos. Y otra veintena de niños, la mayoría duerme en las tiendas. No he visto a Ludovico, pero hay carromatos cerrados con las cortinas echadas. Podría estar allí. Y la prueba definitiva: un viejo al que le falta una pierna, y que va con muletas... seguro que fue el que cayó en la trampa para osos. Apostaría mis alas.

Hay un par de mujeres en la entrada del campamento, vigilando el acceso del camino. El resto de adultos despiertos se concentran en torno a una fogata, en el centro del poblado. Se puede dar un rodeo andando entre los árboles, evitando a las dos guardianas, pero tendríamos que dejar el carro aquí.

July guardó silencio, invisible como estaba, tanto para dejar que sus aliados le hiciesen preguntas como para recuperar el aliento después de hablar tanto.

- Niños, mujeres, viejos... no parecer a Parriwimple ser malos. ¿Seguro ser malos?

- "Hum. Propongo que nos acerquemos directamente a preguntarles. Mientras, Ivalic y July se acercarán desde una dirección opuesta para investigar los carros cerrados y otros posibles lugares donde pudiera estar cautivo Ludovico.

Les preguntaremos directamente si le han visto, intentando determinar si mienten o no." -

La Señora Helene frustró los planes de Ivalic de poder acercarse a hurtadillas al campamento y observar lo que allí había y finalmente los adultos decidieron enviar a July. Ivalic no estaba muy de acuerdo aunque debía admitir que ella tenía más posibilidades de pasar desapercibida.
Cuando regresó parecía que el campamento estaba otra vez habitado pues había un buen número y entre ellos parecía estar uno de los atacantes de Ludovico.

-Atacaron a Ludovico Parriwimple, muy buenos tampoco deben de ser. Aunque como te dijeron, las personas no son malas o buenas, pueden ser ambas cosas a la vez. -No siguió argumentando aquello pues sabía que su amigo tardaría tiempo en comprenderlo, si alguna vez lo hacía.- Creo que no deberíamos preguntarles nada, atacaron a Ludovico, puede que lo tengan prisionero o que lo hayan herido o matado, no es buena idea preguntar nada, o al menos preguntar por Ludovico. Yo y July podemos intentar mirar en los carros, pero si nos descubren no podremos luchar contra todos ellos, son demasiados...

Miro a Frau Helene.

- "¿Tenéis alguna plegaria que nos pueda ayudar en esta situación? ¿Tal vez algún método para detectar las mentiras?" -

Aquella descripción podría ser la de un campamento cualquiera, carente de varones, pero precisamente los cuerpos caídos se correspondían a los de dos mujeres y un hombre ya entrado en años. Suspiró. No, aquello no le gustaba nada.

-No, Urik, nada en ese sentido -señaló-. Y un encuentro frontal, preguntando, no sé si es lo más oportuno. La descripción hecha se ajusta a los atacantes de Ludovico. Pero lo que me pregunto es que hacen despiertos algunos de ellos a estas horas. Sí, son vistani y sus costumbres serán distintas, pero ¿música pasada la medianoche? ¿Con niños que duermen? Y si el hombre de las muletas es el que perdió la pierna, ¿qué hace en pie tras recibir una herida semejante? En fin, obraremos como queráis pero quizá Vjelkus y yo podríamos rodear también el campamento por el otro lado en previsión de cualquier sorpresa.

Parriwimple y Herr Urik avanzaron por el camino...

Las dos gitanas a la entrada del campamento alargaron el brazo para que sus antorchas iluminasen a las dos sombras que se aproximaban. Una de ellas gritó algo, en patterna, el idioma de los vistani. El grito fue hacia su espalda, hacia el campamento, no hacia los dos giorgios payos y blanquitos.

 ¡¡¡JOSHUAAAA!!! ¡¡¡KALITI OG DJOMA GIORGIOS LORKEOS MARRANAKIS!!!

La música cesó al instante. Parte de las mujeres y ancianos se alejaron de la fogata central del campamento y se unieron a las dos chicas en una intimidante muestra de superioridad numérica.

Ivalic y puede que July (no es seguro porque estaría invisible) avanzaban por el linde del campamento, entre los matorrales. De pronto se escuchó un grito de mujer, proveniente de la entrada del campamento...

¡¡¡JOSHUAAAA!!! ¡¡¡KALITI OG DJOMA GIORGIOS LORKEOS MARRANAKIS!!!

La música se cortó en seco. Entre dos tiendas, Ivalic vió una muchedumbre de pies pasar a su lado para ir junto a las dos vigilantes, pero ese ya sería asunto de Herr Urik y Parriwimple.

Psst... Más adelante. El carromato del tejado verde es uno de los que no pude revisar porque estaba cerrado.

Básicamente, para una criaturita del tamaño de July, que no tenía fuerza para girar un pomo del tamaño usado por los humanos, cerrado significaba que no se podía entrar por ninguna abertura. Eso no significaba que la puerta trasera del carromato tuviese la llave echada, ahí, a solo tres escalones de Ivalic y esperando a ser abierta.

La madre y su ternero caminaban entre los árboles y tras los arbustos que rodeaban el campamento gitano. Lo aparatoso de la armadura de Helene hacía que no pudiesen acercarse demasiado sin temor a ser descubiertos por el ruido de las protecciones metálicas. Todo cambió cuando sonó una voz de mujer, a lo lejos...

¡¡¡JOSHUAAAA!!! ¡¡¡KALITI OG DJOMA GIORGIOS LORKEOS MARRANAKIS!!!

La música cesó. Vjelkus y Helene se aproximaron para ver qué ocurría. Allí, a unos treinta pies de ellos, un viejo gitano sin una pierna estaba sentado sobre un tronco a modo de banco, calentándose al lado de una fogata. A su lado, dos muletas descansaban también, inclinadas sobre el mismo tronco. El viejo lisiado sostenía una botella de algún tipo de licor, y miraba perpendicular a la posición de Helene, torciendo el cuello hacia la entrada del campamento para ver qué sucedía.

Mamá... ¿qué hacemos ahora? No sabemos cuales son los carromatos que no pudo inspeccionar July...

Sofreno los caballos que tiran del carro y muestro mi más encantadora sonrisa.

- "¡Salve, buenas gentes! ¿Cómo están ustedes en esta portentosa noche? ¿Han visto antes el cielo nocturno, con esas extrañas luces y sorprendentes presagios de siniestra predestinación?" -

Me levanto en el pescante y hago una caballeresca reverencia al tiempo que mi capa revolotea majestuosa y gallardamente a mi alrededor.

- "¡Damas y caballeros, honestas y honorables gentes vistana! ¡Me presento! ¡Mi nombre es Herr Urik von Teudeldorf! Aventurero, paladín, caballero de la Orden del Cuervo, desfacedor de entuertos, creador de otros, y opositor del Mal que asola estas tierras.

El joven de tan poderosos hombros que veis a mi lado no es otro que Parriwimple, el hombre más grande y forzudo de Barovia. Un hombre honesto, bondadoso, recto y leal donde los haya.

Por favor, querríamos parlamentar con vuestro líder, y tal vez gozar de su hospitalidad, del pan y la sal, de la fogata del campamento en esta fría noche, y tal vez, por qué no, de una copa de vino." -

Ivalic se quedó quieto, congelado y asustado al escuchar los gritos en aquel dialecto vistani que no entendía. Por un momento pensó que había sido descubierto, pero vio con alivio como los pies pasaban de largo y se dirigían hacia la entrada, la estratagema de Herr Urik parecía funcionar.
Asintió a las indicaciones de July y se dirigió directamente al carromato con tejado verde intentado ser cuidadoso. Subió los tres escalones de acceso a la puerta trasera e intentó girar el pomo.

Que esté abierto, que esté abierto, que esté abierto...

Posó un dedo en los labios de Vjelkus acallando sus palabras. La voz de Urik se alzó alta y clara en el silencio de la noche, un auténtico faro que reclamaba la atención de todos los miembros de aquel campamento.

Se inclinó al oído de su ternero y susurró.

-Shhh, aguardemos a ver cómo reacciona el cojo. Quizá abandone esta zona llevado por la curiosidad. Ahora mismo, desearía poder hacerme invisible como July o Ludovico.

Lamentablemente para Helene, Herr Urik hablaba tan alto que el viejo tullido no necesitaba abandonar el calor de la fogata para enterarse de lo que pasaba. Le bastaba con torcer un poco el cuello en dirección al carro que se había parado en la entrada del campamento.

Entoncers, Helene sintió un tirón en el brazo, una llamada de atención de su hijo que le señalaba el lado opuesto del campamento. Allí, entre las sombras, Ivalic subía los peldaños de la puerta trasera de uno de los carromatos, abría la puerta y se perdía en su interior.

Ivalic había logrado entrar en el carromato sin que las visagras de la puerta chirriasen. Estaba todo bastante oscuro, ya que la única entrada de luz era el umbral, e Ivalic hacía sombras al taponar con su propio cuerpo.

¡Ludovic...!

La voz de July se cortó en seco. Si Ivalic pudiese ver al hada en estos momentos, comprobaría que se ha llevado las manos a la boca. Su vocecilla era casi inaudible, pero ella sentía que había elevado la voz más de la cuenta.

En las sombras del interior del carromato hay un cuerpo... Boca abajo, con los pies mirando hacia nosotros. Vestido y con las botas puestas. No sé si es Ludovico o no. No estoy segura.

July se arriesgó, y decidió volverse visible. Así, con la magia de sus alas podría iluminar la estancia como una luciérnaga. En cuanto lo hizo, Ivalic vió la escena descrita por July, pero no servía para decir si se trataba de Ludovico. El cuerpo tenía una capa puesta, que al estar boca abajo le hacía de mortaja. La cabeza ladeada estaba oculta en parte por la capucha, en parte por su antebrazo.

 Qué curioso... tu acento es Baroviano, pero la raza de esos caballos no es propia de aquí-y tanto, los caballos eran de Nova Vaasa, la patria de Helene y los Litmunova-. Has de saber, medio extranjero-añadió burlonamente-, que si das media vuelta de nuevo a la encrucijada de caminos, podrías llegar y hacer noche en Barovia en apenas veinte minutos. No tienes necesidad de pasar la noche entre los nuestros si no lo deseas. ¿De qué quieres parlamentar?

Una cosa era segura: al contrario que el Caballero del Cuervo, la chica no estaba hablando lo suficientemente alto como para que Helene, July, Ivalic y Vjelkus escuchasen lo que decía. Todo lo demás en la gitana era una incógnita. La forma de hablar parecía desprender cierto desprecio, pero el contenido, la información sobre otro lugar en el que hacer noche, semejaba más un consejo desinteresado destinado a evitar conflictos entre los gitanos y el caballero. Por otro lado, no había saludado, ni dicho su nombre.

Sonrío a la mujer.

- "¿Sois vos la líder de este asentamiento, Madame...?" - No puedo seguir gritando tanto sin que llame en exceso la atención, por lo que uso un volumen de voz sólo un poco más alto que el de la vistana.

Era... complicado. Siempre era complicado. Parriwimple dio un enorme suspiro, y dejó caer sus brazos. El mundo era un lugar extraño, difícil, y donde todo tenía muchas preguntas y respuestas, y nadie parecía explicarle lo que pasaba. Parriwimple estaba convencido (intentaba estarlo) que el resto de la gente sabía lo que pasaba, no como él. Sólo que se les olvidaba explicárselo, lo que es normal, porque Parriwimple era tonto.

- Joven ser muy guapa. Yo ser Parriwimple. Parriwimple no ser guapo, ni listo. Pero ser fuerte. Yo... no creer chica ser mala. Ni gente con chica. Pero no entender muchas cosas, porque mucha gente que parecer no ser mala, ser mala. Parriwimple liarse. ¿Chica y su gente es buena o mala?

El niño abrió con mucho cuidado la puerta, no sabía si había alguien dentro o cerca que pudiera escucharlos. Cuando lo hizo metió su cabeza al interior para escudriñar los rincones del carromato, estaba demasiado oscuro para ver nada y solo la voz de July llegó a sobresaltarlo, no fue hasta que el hada decidió hacerse visible cuando pudo distinguir el cuerpo al que se refería. Desde allí y en aquella posición era imposible saber si se trataba de Ludovico o de cualquier otra persona. Ivalic se llevó despacio el dedo índice a sus manos.

-Shhhh Shhhhh. Solo hay una manera de saberlo, tendremos que ir a mirar. Mantente cerca para que pueda ver algo.

Con mucho cuidado el niño se fue acercando al cuerpo intentando no tropezar con nada en el interior del carromato que hiciera ruido y pudiera alertar a los de fuera.

Asintió ante el tirón de Vjelkus. Veía a Ivalic cumpliendo su trabajo, pero intuía que en cuanto se moviera, su armadura la delataría. Algún día tendría que cambiarla por algo menos ruidoso. Su mirada se concentró en cuanto veía alrededor, incluida la figura del anciano cojo. Deseaba comprobar que su herida fuera reciente. Si era quien July afirmaba ser, el muñón debía estar vendado y sangrante en principio. Salvo magia mediante, algo perfectamente posible, aquel viejo debería estar postrado y convaleciente.

Y tanto carro debía contar con una buena cantidad de caballos, convenientemente agrupados para evitar su huida. Sus ojos buscaron intentando dar con ellos y rezando porque estuvieran cerca. Podrían ser la distracción que necesitaba.