Partida Rol por web

Expedición al castillo de Ravenloft

1 de diciembre del año 750

Cargando editor
23/04/2016, 21:27
Vjelkus

La verdad es que no es un campamento demasiado grande. Tras revisar las grietas del risco, Helene solo encuentra un ciempiés, que se asoma un segundo y se vuelve a esconder en la fisura. Ni siquiera es un ciempiés monstruoso que merezca la pena matar. Es un triste bichejo de tres pulgadas de largo.

La tierra sobre la que está ubicado el campamento, por contra, es un océano de tesoros. Envoltorios de comida de todas las marcas y con todos los anagramas habidos y por imaginar: Ricola, Phoskitos, Mentos, Martínez y Matutanos, son algunos de los extraños nombres de estos envoltorios, de por sí sin nada en particular que resaltar. Pero cuando ordenó los papeles en el orden correcto, con las iniciales se formó una palabra: "Rpmmmhtnjlsrs"... que tampoco parecía relevante.

Mamá... Voy a echar un pis...

Vjelkus se bajó los pantalones a la altura de las ingles. Sabía que sus compañeros estaban ciegos, pero aún así se sentía incómodo con ellos presentes. Les dió la espalda y encaró la Bruma. Luego se puso nervioso porque las Brumas de Ravenloft son sórdidas y parece que en cualquier momento vaya a surgir un monstruo come-Vjelkus a devorarle.

Vuelvo ahora.

El joven ternero trotó pendiente abajo, y se puso a mear, ya más tranquilo, contra un árbol delgado. En un rato, volvió junto a los demás, seguramente sin pasar a lavarse las manos en el riachuelo.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Buscar ficticio

Tirada: 1d20

Resultado: 4

Cargando editor
24/04/2016, 08:57
Ivalic Yannof

No parecía que Ludovico los estuviera escuchando, quizás solamente había empequeñecido el carro y no a él mismo, a Ivalic le daba rabia no poder ver todo aquello, un carro reducido por la magia debía ser una cosa super guay.

-Quizás lo hizo pequeño para poder llevárselo, pero si le atacaron igual salió corriendo y no le dio tiempo a cogerlo. ¿No lo veis por alrededor?

Era una pena que el Señor Varikov no estuviera allí, él era el experto en encontrar rastros y huellas y si el medio vistani estaba cerca seguramente lo encontraría. El caso es que parecía que no estaba allí y ellos seguían teniendo muchas cosas por hacer y una sola noche para ellas.

-¿Que hacemos ahora? Yo digo que si no está Ludovico por aquí nos llevemos su carro para que nadie se lo robe, cuando vuelva nos encontrará para recuperarlo.

Notas de juego

Cita:

Envoltorios de comida de todas las marcas y con todos los anagramas habidos y por imaginar: Ricola, Phoskitos, Mentos, Martínez y Matutanos, son algunos de los extraños nombres de estos envoltorios, de por sí sin nada en particular que resaltar.

¿Y no hay Tigretones? Menuda basura...

Cargando editor
24/04/2016, 18:16
Herr Urik von Teudeldorf

- "Pudiera ser que el hechizo expire y el carro vuelva de golpe a su tamaño normal..." -

Cargando editor
25/04/2016, 16:06
Helene

Frustración. Una vez más. ¿Acaso la suerte les acompañaría alguna vez?

-Lo siento, pero no encuentro nada de provecho y que pudiera servirnos para curaros de vuestra ceguera. Y en las presentes condiciones, no quiero correr riesgos. Sé que hemos asumido responsabilidades, pero estando como estáis, me temo que ciertos asuntos deberán esperar. Es eso o dirigirnos a un desastre en el que sea algo más que la vista lo que perdamos. Y Ivalic -añadió-, mejor no tocar el carro. Como dice Urik, el carro puede volver a su tamaño en cualquier momento, una vez que el hechizo deje de tener efecto. Propongo que hagamos noche aquí. Tengo miedo de que Ludovico pueda estar o herido o en peligro o quizá bajo el efecto de algún hechizo. No será el más simpático del mundo, pero es un aliado. Y no sé qué pensaréis, pero no creo que se hubiera marchado dejando atrás sus posesiones o al caballo. Quisiera volver donde los cuerpos caídos y ver si pueden darnos más pistas. Ludovico es de los que si pueden evitar un enfrentamiento, lo hace. Es posible que él mismo haya reducido de tamaño su carro -dijo pensativa y dudosa-. Lo cierto es que estoy bastante perdida y quisiera correr los menos riesgos posibles. Chicos, en vuestro estado hay algo que sí podéis hacer. Escuchar. Dicen que la falta de un sentido, acrecienta el resto. ¿Podéis prestar atención a los sonidos de alrededor, por si oís algo? Antes escuché un lloriqueo. Sea realidad o fruto del cansancio, no se pierde nada. Vjelkus, acompáñame donde están los caídos. Voy a necesitar tu ayuda.

Cargando editor
25/04/2016, 17:07
Ivalic Yannof

Ivalic volvió a decepcionarse, no podía quedarse el mini carruaje y ni siquiera podían llevarlo con ellos para que nadie lo robara, pero entendía las reservas de los adultos en cuanto a las sospechas de que el hechizo dejara de tener efecto en algún momento.

-Entonces será mejor dejarlo en el suelo donde estaba, si se estropea seguro que Ludovico se enfada con nosotros.

Seguía preocupado por el vistani así que asintió cuando la Señora Helene anunció que se quedarían por allí por si regresaba y se acercaría al lugar donde había sucedido el combate para observar de nuevo los cuerpos en busca de alguna nueva pista. Como les había ordenado Ivalic se quedó muy atento y se concentró al máximo en lo que podía escuchar, hasta ahora aquello de que la falta de vista podía agudizar otros sentidos no le había funcionado muy bien, pero quizás ahora si. Estuvo un rato en silencio atento a cualquier sonido fuera de lo normal.

-Herr Urik, Parriwimple, ¿Escucháis algo?

Cargando editor
25/04/2016, 18:17
Herr Urik von Teudeldorf

- "Vayamos a sentarnos en un lugar limpio y seco y concentrémonos en escuchar." -

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Sabiduría

Tirada: 1d20

Resultado: 4(+1)=5

Cargando editor
25/04/2016, 18:29
Ivalic Yannof

-¡Oh! Es una buena idea Herr Urik. ¿Donde está?

Ivalic se intentó guiar por donde había venido la voz del paladín, hizo un par de aspavientos a su alrededor con los brazos extendidos pero no llegó a tocar nada así que utilizó su ya inseparable vara. ¡Clon! ¡Clon! ¡Clon! En niño sonrió, por fin había encontrado a su amigo.

-Está aquí... Será mejor que nos cojamos de la mano para que no nos separemos. Parriwimple acércate con nosotros. Si quiere yo puedo buscar algún tronco o algo con mi bastón Herr Urik.

Cargando editor
25/04/2016, 18:47
Herr Urik von Teudeldorf

- "Tal vez Vjelkus pueda guiarnos..." -

Cargando editor
25/04/2016, 21:21
Vjelkus

¡Claro! No hay problema. Vete adelantándote tú, mamá. En seguida acabo aquí.

Vjelkus guió hasta la pendiente a los tres ciegos y les ayudó a sentarse mirando al río. El calor tibio del sol del ocaso en la cara... el aire limpio de la naturaleza... el ruido del agua del arroyo fluyendo... En realidad, Herr Urik no tenía tan buen oído, y lo que escuchaba probablemente sería a Vjelkus mear contra un árbol por segunda vez, después de que le volviesen a entrar ganas.

Os ubico un poco... Estáis de espaldas al risco tras el que Ludovico tiene su campamento. Si por cualquier emergencia os ponéis en pie, y avanzáis, acabaréis atravesando la explanada del meandro y hundiendo vuestros pies en el agua del río. ¿De acuerdo? Ahora voy a ayudar a mamá...

Vjelkus ayudó a Helene a despojar de su armadura a los tres cadáveres. El joven ternero aprovechó para probar una de ellas... Como era talla de adulto, era lo suficientemente ancha para abarcar el perímetro rechoncho de Vjelkus. Por otro lado, por ese mismo motivo, le quedaba largo: más que un camisote parecía llevar un camisón de metal. Como llevar falda. Pero esas solo eran apreciaciones estéticas que los demás no podían ver (salvo Helene). Lo importante es que el muchacho por fin tenía protección.

Las otras dos armaduras se guardaron en el interior de la mochila de Parriwimple, sin problemas.

¿Hacemos algo más con los cuerpos?-dijo a su madre, echando la lengua fuera y jadeando después del trabajo físico de quitar un camisote a un peso (nunca mejor dicho) muerto.

Cargando editor
25/04/2016, 22:40
Herr Urik von Teudeldorf

Guardo silencio, pero por más que me esfuerzo apenas escucho nada más que los sonidos normales de esta zona. El ruido que hace Vjelkus, el sonido del aire y de los pájaros, el arroyo... Pero nada más, nada inusual desde luego.

Cargando editor
26/04/2016, 07:33
Ivalic Yannof

Ivalic se dejó guiar por Vjelkus y se sentó junto a Herr Urik y Parriwimple atendiendo a las indicaciones de su amigo sobre la posición en la que estaban, recordaba vagamente el lugar de la anterior vez que habían estado pero así a ciegas le era difícil precisar donde se encontraba.

-Será mejor que no nos movamos hasta que vuelva Vjelkus y la Señora Helene.
-Ivalic se quedó allí en medio de sus amigos y comenzó a escarbar en el suelo con la punta de su bastón, aquel era el único entretenimiento que tenía, aunque no se había olvidado de prestar atención a cualquier sonido extraño de los alrededores, tan solo era que no escuchaba nada fuera de lo habitual.- ¿Escucháis algo raro vosotros?

Cargando editor
26/04/2016, 17:43
Helene

-Quiero comprobar de nuevo sus heridas y ver si hay alguna señal en sus cuerpos. Más que nada para tratar de averiguar si lucharon con Ludovico o la pelea fue entre otros. Y acércame aquella pierna, Vjelkus -sabía que lo que pedía a su ternero era escatológico y tal vez hasta cruel, pero en los días vividos en aquella región, su hijo se había enfrentado ya a muchos horrores y ante las circunstancias, debía endurecerse más-. Y no estaría de más darles sepultura, pero va a ser complicado de momento. Quizá mañana podamos llevarnos los cuerpos en el carro al pueblo. Lo que sí haremos es rezar una oración por ellos. No sé quienes eran, pero su muerte ha sido traumática y culpables o inocentes, no está de más que alguien les desee un descanso en el más allá. Reza conmigo, hijo mío -dijo revolviendo el pelo de su niño cuando trajo la pierna con cara descompuesta. Tras ello, cerró los ojos y se concentró en orar por aquellos desdichados.

Cargando editor
27/04/2016, 00:11
Vjelkus

Sí, mamá.

Vjelkus cerró los ojos y acompañó a su madre en las oraciones. De lo que no fue capaz, fue de sacar la pierna atrapada en el cepo de osos. El niño era más bruto que un arado, y sin duda tenía fuerza suficiente, pero temeroso de la situación no era capaz de sacar toda esa fuerza a relucir.

Sobre los cuerpos, no presentaban más señales particulares ni Helene encontró herida alguna que no hubiese encontrado en el primer exámen. Los pendientes de los cadáveres gitanos se correspondían con varias perforaciones en orejas y, en el caso del anciano, en un pezón.

Finalmente, Helene y Vjelkus vieron el sol ocultarse tras las montañas de las Balinoks, mientras preparaban el campamento. Unas horas después, a media noche, un estruendo les despertaba. Era el carro en miniatura, que tal y como sospechaban, volvió a su tamaño real.

De otras veces que comerciaron con Ludovico, sabían que lo más jugoso lo guardaba en unos compartimentos secretos, en los laterales del carromato. Lo que no sabían, era cómo debían hacer para abrir esos compartimentos. Habría que buscarlos.

Notas de juego

Helene puede hacer una tirada de Buscar. Cuanto más alta, a más tesoros del carro tendrás derecho.

Cargando editor
27/04/2016, 05:25
Ivalic Yannof

Finalmente el grupo se vio obligado a pasar allí la noche. Ni la Señora Helene ni Vjelkus habían conseguido averiguar nada importante sobre los cadáveres y Ludovico seguía sin aparecer. Para más problemas los únicos que podrían hacer guardia durante la noche eran la mujer y su hijo pues los tres ciegos estaban completamente descartados para esa tarea. Ivalic se acostó y cerró los ojos, aunque seguía estando igual de oscuro.

¿Podré dormir con los ojos abiertos?

Lo intentó, pero por alguna razón que desconocía necesitaba cerrar los ojos para dormir.
A media noche un ruido le despertó, pero el niño no sabía que era. Manoteó alrededor para coger su bastón y el escudo que le había entregado la Señora Helene en un intento de defensa ante un posible ataque.

-¿Que sucede? ¿Que pasa?

Cargando editor
27/04/2016, 07:39
Herr Urik von Teudeldorf

- "Se ha escuchado como una especie de rechinar de madera. Puede que fuera el carro de Ludovico..." -

Cargando editor
27/04/2016, 17:43
Helene

El estruendo la sobresaltó, despertándola bruscamente.

-¡Qué!¡Qué! -exclamó aunque pronto comprendió, a la luz de la hoguera lo ocurrido-. Tranquilos, es el carromato de Ludovico que ha recuperado su tamaño original. Voy a comprobar su interior -señaló al tiempo que se desperezaba y ponía en pie-. Quiero ver si nuestro amigo está dentro

Avanzó hacia el carro y tocó educadamente con los nudillos la madera a la espera de una respuesta. De no recibirla, abriría y vería si alguien ocupaba su interior.

-Una cosa, chicos. Todo esto pertenece a Ludovico. No me gustaría tomar nada de sus pertenencias sin su permiso, aunque esta es una situación de fuerza mayor. Teniendo en cuenta lo que Danovich pidió por la cura a sus manos, considero que lo justo sería, de encontrar unos pergaminos que solucionaran vuestra ceguera, proceder a un pago equivalente. Urik, ¿dispuesto a pagar a Ludovico tal y como ibas a hacer con Danovich?

 

- Tiradas (1)

Motivo: Buscar

Tirada: 1d20

Resultado: 13

Notas de juego

Si no hay nadie en el carro y Urik está dispuesto a pagar, hago la búsqueda. Como no sé qué bonificadores tengo para hacer una tirada de búsqueda, hago la tirada normal y ya sumarás lo correspondiente llegado el caso, Braderick. Tampoco sé si buscar es una habilidad, pero de serlo, uso Orientación Divina y sumaría un +1 a la tirada.

Cargando editor
27/04/2016, 18:18
Herr Urik von Teudeldorf

- "Frau Helene, desconozco el valor de tasación de la gema del alma, aunque por las palabras del Padre Danovich debería de ser suficiente al menos para los tres pergaminos necesarios para curarnos la ceguera. Si encontramos a Ludovico naturalmente pagaré lo que nos pida por el uso de sus bienes y servicios, hasta el límite del valor de la gema. Si quiere más tendrá que aguardar a que consigamos más fondos en el transcurso de nuestras aventuras y desventuras.

Incidentalmente, si encontráis un filo de plata, encantada o no, hacédmelo saber. Imagino que le daremos buen uso, y si es una espada larga de plata hechizada, con gusto le pagaré a Herr Ludovico el precio de mercado que estipule, tan pronto me sea posible afrontar el pago.

Además, es posible que encontréis alguna pista del paradero de Ludovico. Creo que puede estar en peligro y si está en nuestra mano ayudarlo, deberíamos al menos de intentarlo, aunque ya fracasamos una vez en ese mismo propósito cuando le perseguía Kaban el Siniestro..." -

Cargando editor
27/04/2016, 19:01
Ivalic Yannof

Ivalic asintió ante la explicación de la Señora Helene, al parecer el hechizo de empequeñecer había cesado y el carro volvía a su tamaño normal.

Cuando encontremos a Ludovico tengo que pedirle que me enseñe ese hechizo también. ¿Se podrán hacer pequeñas a las personas también? Quizás Ludovico se redujo de tamaño y ahora se esconde de las hormigas y de los bichos mientras vuelve al tamaño normal.

Mientras Ivalic fantaseaba con todas las posibilidades que podría tener sabiendo un hechizo que redujera el tamaño de las cosas o con todos los peligros a los que un supuesto Ludovico diminuto podría enfrentarse, los mayores discutían sobre rebuscar entre sus cosas y luego compensar al medio vistani.

-Si, debemos pagar a Ludovico, es nuestro amigo y seguro que está dispuesto a ayudarnos pero seguramente esas cosas le han costado caras también y no podemos dejar de compensarle a no ser que él mismo decida regalarnos algo como hizo con los hechizos de curación. Y me gustaría poder encontrarlo, espero que no le haya pasado nada malo. También espero que Arik esté bien y que Layla no le haya atacado ni sea una chica lobo.

Eran tantas las tareas que habían tenido que ser pospuestas por su ceguera y ahora además se añadía la desaparición de Ludovico.

Cargando editor
27/04/2016, 22:19
July

De todos los paneles de todos los compartimentos del carromato, la pericia de Helene solo alcanzó a abrir uno. La mala noticia era que no contenía armas de plata; la buena noticia era que habían encontrado pergaminos... Muchos pergaminos. Helene tardaría horas en leerlos todos para encontrar, si es que había, uno que curase la ceguera.

Aquel insecto luminoso pasó por delante de las narices de Helene, y aterrizó junto a los pergaminos. En cuanto dejó de volar, su brillo se extinguió, de modo que se pudo ver su verdadera forma: una personita de un palmo de alto, que a la espalda llevaba un par de halas transparentes y un carcaj de flechas. En su mano portaba un diminuto y ridículo arco.

¡Son estos! Ludovico marca los pergaminos con tres rayas de color en el reverso del papiro. Los pergaminos que quitan la ceguera son verde-verde-negro. ¿Ves?-dijo con aguda vocecilla.

El pixie se rascó el pelo de la cabeza, y quedó ahí plantada, mirando desafiante a aquella mujer de más de diez veces su propia altura, y que tenía un pecho pequeño más de diez veces más grande que los suyos. Las hadas diminutas lo tienen muy difícil para competir con una humana.

Me llamo July. Soy amiga de Ludovico. Os estuve vigilando todo este tiempo, antes de juzgar si érais amigos o enemigos... Y fue que habláseis de pagar los pergaminos lo que me convenció para mostrarme...-y tras decir eso, la pixie se volvió invisible-Sigo aquí, aunque no podáis verme. Llamadme paranoica, pero prefiero la seguridad de mi invisibilidad hasta en las conversaciones entre aliados.

Notas de juego

Por cada pergamino que Helene intente activar, debe hacer una prueba de lanzador (1d20+4) dificultad = nivel de lanzador del pergamino +1 (CD 6).

-Por cada éxito, uno de los compañeros a elección de Helene es curado de la ceguera.

-Por cada fallo, debe hacer una tirada de sabiduría (1d20+3) CD 5 para evitar un efecto adverso al manipular la magia del pergamino.

Cargando editor
27/04/2016, 22:27
Herr Urik von Teudeldorf

Me quedo tan asombrado de lo que oigo que varias veces abro la boca para decir algo, pero no atino finalmente a pronunciar ninguna palabra.