Partida Rol por web

Ivalic dudó si intervenir, iba a hacerlo en un principio cuando escuchó lo que el padre Danovich había dicho a la Señora Helene, pero tras la intervención de Herr Urik y la posterior bronca a este de la mujer se lo pensó dos veces. Aún así creía que era suficientemente importante para hacerlo. Se acercó despacio y levantó la mano tímidamente como cuando quería intervenir en la escuela, además utilizó un tono bajo para que solo sus amigos le escucharan y no el resto de familiares de Bobby o gente del pueblo que estaba dentro de la iglesia.

-Pe... Perdón. Creo que Madame Eva puede recuperarlo, o podría si supiera exactamente donde está. Por eso creo que buscaba a Ludovico y por eso me quería a mi, porque podemos encontrarlo con nuestra magia... El problema es ese, que no averigüe donde está.

Uala... menudo capirotazo.

Vjelkus se encogió, haciendo que su gordo cuello se contrajese contra sus hombros como una tortuga guardando su cabeza. De todas las personas que había en aquella iglesia, el ternero era el que estaba más familiarizado con la legendaria "furia de mamá".

Con los ojos llorosos, Margarita también se acercó al corrillo formado en torno al párroco Danovich, aunque solo un par de pasos, para tomar la palabra tímidamente.

D... disculpen... Si alguien va a atacar la iglesia, ¿no sería mejor que mi familia y vecinos nos llevásemos el cuerpo de mi padre a casa? No podremos enterrarlo hasta que amanezca y ese malvado hombre lobo se vaya, y este lugar tal vez no sea seguro en las próximas horas...

Todo esto es culpa vuestra-dijo el viejo sacerdote, ignorando la explicación final de Ivalic-. No podíais esperar sentaditos a que preparase las oraciones para curar vuestra vista, ¿verdad? Teníais que renegar de los dioses y acudir a una gitana para que os aplicase su santería, ¿no es cierto? Los aventureros siempre cogéis el camino fácil, como si no os conociera. Y os fuisteis de la lengua y ahora... ahora...

Lo de renegar de los dioses no dejaba de ser una curiosa acusación viniendo como venía del propio párroco apóstata. Danovich se aproximó al altar.

Nadie va a convertir mi casa en una fortificación. Nadie va a pasar la noche aquí. ¡Fuera! ¡Fuera, malditas ratas!

Margarita y su madre volvieron a romper en lágrimas por la discusión. El párroco sacó de su bolsillo dos monedas, y puso cada una de ellas sobre uno de los ojos cerrados del padre de Margarita, y empezó a realizar un conjuro...

Hvil i fred...-comenzó su ritual, esparciendo algún tipo de polvos mágicos sobre el cadáver.

El corazón de Helene se estremeció. Sus conocimientos no le alcanzaban para saber qué magia exacta estaba manipulando el párroco, pero por algunos dejes, la posición de las manos, los dedos... se trataba de algún tipo de conjuro de nigromancia. ¡Y lo estaba lanzando sobre el cadáver!

Para Ivalic, Danovich sería muy cascarrabias, pero en el fondo tenía buen corazón. Míralo que majo él, que está lanzando un conjuro para que el cadáver del padre de Margarita no se pudra ni levante malos olores hasta que puedan enterrarlo tras la luna llena.

-Margarita, siento lo de tu padre y tu primo, pero de momento no se puede enterrar a nadie, hay unos monstruos viviendo debajo del cementerio y... No se puede enterrar a nadie, estamos reuniendo fuerzas para acabar con ellos, pero son muy fuertes.

Ivalic se acercó un poco a la chica, demasiado afectada por lo de su primo y su padre como para aguantar las malas noticias y que el cascarrabias del padre Danovich formara un escándalo y terminara echando a todo el mundo de la iglesia como siempre. Pero el niño sabía la verdad y eso consolaría a la muchacha.

-No te preocupes, el padre Danovich le echó un conjuro a tu padre para que su cuerpo se conserve bien hasta que se pueda arreglar todo. Ya verás como pronto se soluciona todo.

Seguro que saber eso la consolaba. Ahora solo quedaba saber que tenían pensado hacer los adultos. ¿Seguirían discutiendo con Danovich? ¿Irían a buscar a Arik y a ese licántropo? Mientras tanto decidió explicarle al párroco lo que había pasado en realidad.

-No padre Danovich, se equivoca. Eso no pasó así. Fuimos en busca de nuestro amigo Ludovico y descubrimos que alguien lo había atacado, entonces junto con su amiga July, que ahora también es nuestra amiga, lo buscamos porque podría estar herido y las huellas nos llevaron a un campamento vistani, así que lo buscamos por los carros, pero yo solo encontré a Madame Eva en uno y quería usarme para localizar su libro porque no lo encuentra. Entonces apareció la Señora Helene y me ayudó a escapar, pero no sabemos donde está July...

- "Padre Danovich, Ivalic tiene razón. Queríamos ayudar a Ludovico, al cual no hemos conseguido encontrar. Por casualidad hemos hallado unos pergaminos que nos han servido para curarnos la ceguera. Hemos sabido que la bruja vistani planea atacaros y hemos venido para intentar ayudar. No veáis mala intención alguna donde no la hay." -

Helene se quedó paralizada ante el comentario de Danovich, tanto que no pudo reaccionar en un primer momento. Pero cuando vio al antiguo párroco manejarse cone l cadáver su corazón se detuvo para comenzar a latir apresuradamente.

-Danovich -dijo acercándose al hombre y cogiéndole por la muñeca, obligándolo a mirarla y en un deseperado intento de que se detuviera en el lanzamiento de su conjuro-. Nos tendrás en poca estima, podrás despreciarnos, pero no nos tomes por lo que no somos. No recurrimos a la bruja gitana sino a Ludovico. Él no estaba. Habían señales de lucha y tres cadáveres vistani ecra de su carromato. También hallamos unos pergaminos que me permitieron curarlos. Una amiga de Ludovico, de nombre July estaba allí y decidimos acercarnos al campamento gitano en un intento de encontrar a Ludovico, algo en lo que fracasamos. En la huida Parriwimple resultó herido -dijo mostrándole la flecha que acababa de sacar del pecho del gigante-. Por favor, créeme. Te lo juro por mi hijo Vjelkus, al que amo profundamente -estaba cansada. Cansada de pelear, de perder, de tener que justificarse eternamente. Una lágrima corrió por su mejilla-. ¿Qué os han hecho en esta maldita tierra que ni siquiera sabéis distinguir la verdad cuando la tenéis delante?

De un tirón, el viejo apartó su muñeca del agarre de Helene, sin mostrar ninguna piedad ni empatía por su congoja.

Me arrebataron a mi hijo, eso es lo que me pasó.

El anciano completó su conjuro, se sacudió las manos y recogió las dos monedas de los ojos del difunto. Hizo una seña a los vecinos para que se acercaran y cogieran el cadáver.

Para mí no hay diferencia en ir a pedir ayuda a una gitana que a un medio gitano. Todos son chusma. Una gota de sangre impía contamina todo el estanque. La única verdad que me muestras es que efectivamente yo tenía razón, y fuisteis a buscar brujería vistana.

Y ahora, debéis iros. Alguien tendrá que custodiar la comitiva fúnebre de nuevo hasta la casa del difunto. No querréis que les ataque un hombre lobo, ¿verdad? Sed sus guardaespaldas y abandonad también mi santuario.

Margarita y su madre cogieron las antorchas a los hombres que cargaron el cadáver cada uno por una extremidad, y se encaminaron al exterior del templo sin ánimos para meterse en la discusión del párroco con los dos foráneos, Urik y Helene.

Margarita se acunclilló y besó a Ivalic en una mejilla.

Tranquilo, lo enterraremos como hicimos con Bobby: durante la seguridad del día y en las afueras, en el cementerio de la Encrucijada.

- "Padre Danovich, si tuviera alguna pista de dónde encontrar a los asesinos de vuestro hijo Daru, creedme que iría en su busca para castigarlos.

Vamos, Frau Helene, escoltemos a estas buenas gentes a su casa..." - Digo mientras me preparo para acompañar a los parientes de Bobby y su difunto tío.

Era demasiado complicado. El dolor del padre Danovich era real, su rabia también lo era. ¿Podía acaso decir algo Parriwimple que sirviera? ¿que redujera un dolor tan absoluto? Muertos, muertos por todos lados. ¿Por qué todo era tan complicado? Ojalá el tonto Parriwimple siguiera pensando que la gente sólo dormía.

- Parriwimple siente- miró con sus grandes ojos bobos pero llenos de empatía a Danovich y a Margarita. No servía de nada. Pero era verdad- Ojalá Parriwimple listo para hacer cosas buenas y ayudar de verdad.

Nada más podían hacer allí, al Padre Danovich le gustaba quedarse solo y además en su gran bondad se había enfadado por no haber sido él el que los curase de la ceguera. Pero no pasaba nada, enseguida les dio una buena misión que cumplir: escoltar el cadaver del padre de Margarita.

-Si, allí estará mejor. No os preocupéis, ahora os acompañaremos a vuestra casa y no dejaremos que os pase nada. Herr Urik es un gran paladín y sabe luchar contra los licántropos. Hasta otra ocasión padre Danovich, tenga cuidado. -El niño se despidió con la mano y después se acercó a su amigo grandullón.- ¿Que tal estás Parriwimple? ¿Ya no te duele?

Parriwimple sonríe a su amigo Ivalic.

- Cosas Helene curar bien a Parriwimple. Ya poder proteger amigos otra vez- dice con sencillez- Pero Parriwimple no acordarse bien lo que pasa. Muchas cosas malas. Siempre. Parriwimple cansado.

Suspiró. No le quedaba más que hacer.

-Vayámonos. Aquí ya no podemos ayudar en nada. Ni nadie de aquí dentro quiere nuestra ayuda -señaló. Daru. Daru era la clave. Su muerte había transformado a Danovich en un ser cada vez más oscuro. Si fueran capaces de hacer algo en la resolución de aquella clave, quizá lograran que Danovich abandonara la oscuridad y retornara a la luz.

Se puso a la altura de Urik.

-Urik, no estoy segura, pero creo que el conjuro que ha vertido sobre el cadáver es un conjuro nigromante. Ignoro cuál o cuál será su efecto, pero nada buenpo sale de la magia negra -murmuró solo para él.

-​ "Esperemos que tan sólo sea para preservar el cuerpo y que no se corrompa mientras pueda ser enterrado, Frau Helene.

Tenemos demasiadas cosas encima ahora mismo, me temo. Hay un hombre lobo suelto y no tenemos, o al menos yo no tengo, el armamento necesario para combatirlo.

Creo que me siento lo bastante envalentonado como para intentar una nueva incursión contra los necrarios del cementerio. La otra vez nos vencieron porque las harpías lograron separarnos. Si estuviésemos los cuatro unidos en sus túneles, tal vez podríamos acabar con ellos y lograr que el cementerio del pueblo pueda volver a ser utilizable. Quién sabe, puede que esas bestezuelas tengan algún tesoro que podamos utilizar para combatir a alguna de las otras amenazas que se ciernen sobre el pueblo de Barovia..." -

-Tenemos tantos frentes que cada vez dudo más de mis fuerzas. Y temo por Vjelkus. Y por Ivalic. Son valientes, pero no dejan de ser niños. Pero quizá sí, tengas razón, y debamos limpiar el subsuelo de la ciudad. Ahí abajo hay mucha mierda, pero dudo que solo haya necrarios. Si bajamos, debemos asegurarnos de tener luz, mucha luz. En fin, concluyamos este asunto del licántropo. Urik, una pregunta un tanto estúpida. ¿Hay forma de distinguir un hombre lobo de una mujer loba?

Finalmente los adultos decidieron abandonar la iglesia y acompañar a la familia de Bobby y Margarita. La Señora Helene y Herr Urik avanzaban delante y parecían enfrascados en una conversación de mayores. Ivalic caminaba junto a Vjelkus y Parriwimple, atento por si algún hombre lobo aparecía en cualquier momento.

Tengo unas canicas de plata que deberían servir contra un hombre lobo, solo espero que no sea Layla, no me gustaría dispararle ni que hubiera matado al padre de Margarita.

Con Parriwimple recuperado el grupo podía decirse que volvía a estar operativo, seguían teniendo sus limitaciones pero se esforzaban por intentar mejorar las cosas.

-Si, y si no te hubiera curado yo. Este hechizo de curar que aprendí mola mucho ¡Eh! Pero no puedo usarlo mucho porque me cansa y no me deja lanzar más magia después. supongo que si practico un poco podré curar más veces entonces... En cualquier caso me alegra que estés bien y que nos protejas, lo necesitaremos si aparece el hombre lobo. ¿Vosotros creéis que será Layla?

El niño charlaba abiertamente con sus amigos, en esa intimidad que los adultos suelen dejar a los niños y sus cosas sin importancia, a nadie le interesa lo que tienen que decir y eso a veces es una ventaja.