Partida Rol por web

- "¡Pero...! ¿Qué está pasando?" -

-Tiene que ser cosa de Strahd. Quizas tenga que ver con que ahora los vampiros anden por ahi de dia... En cualquier caso, aqui hemos acabado. Salgamos hacia el bosque -dijo con determinacion.

-¡Y rápido! -exclama Ashlyn-. Algo malvado y antiguo se cierne sobre nosotros... Debemos poner a Irina a salvo, ¡y este lugar es el primero donde buscarán las huestes del no-muerto!

No hay tiempo que perder, recogemos todas nuestras cosas y partimos raudos hacia el bosque.

El problema, giorgios urbanitas que no sabéis orientaros en campo abierto, es que el santuario del bosque está junto al campamento gitano, y para llegar hasta el campamento gitano primero tenemos que cruzar el río, y el puente que cruza el río está en dirección a ese falso sol. Uséase: o seguimos el camino y vemos de qué es la luz, o nos volvemos al pueblo. Porque una cosa tengo muy clara: con mi ciática no pienso vadear el Ivlis. ¡Vamos, panda de gandules!

Madame Eva coronó un repecho y se quedó paralizada en medio del camino.

Mi pueblo...

Tras superar la rasante que ocultaba el horizonte, se obtuvo a lo lejos la vista del puente sobre el río Ivlis. Sobre él había un individuo de espaldas, con la capucha tapando su cabeza y una negra capa ocultando la fuente de la luz naranja. Frente a él, docenas de zombis vistani en la otra orilla del río contemplaban embelesados el poder de aquel heraldo de poder ignoto. Pero la reunión no había comenzado: a lo lejos, bañados por la luz naranja, más y más zombis se acercaban a ver.

¿Qué harán los defensores de la Fé y la Justicia? ¿Volverán al pueblo para preparar las defensas ante el ataque zombi? ¿Atacarán al nigromante para detenerlo antes de que termine de completar su ejército? ¿Darán un rodeo y vadearán el Ivlis arrastrando a la vieja gruñona gitana de los pelos?

- "¡Rayos y centellas! ¡Por los Poderes Benignos! ¿Es que no vamos a tener ni un sólo momento de respiro?

Tenemos que intentar detener a ese maldito nigromante, pero alguien debe volver al pueblo para advertirles y preparar las defensas en caso de que fallemos.

Frau Irina, vos sois la hija del Burgomaestre, a vos os harán caso, o al menos a vuestro hermano. Cerrad la calle principal con una barricada formada por carretas y barriles, que los zombis no puedan pasar y puedan ser alanceados al acercarse.

El resto de nosotros, debemos intentar poner fin a esa abominación. ¿Estáis conmigo?" -

Silencio. Una bola de maleza es arrastrada por el viento, lo cual es bastante extraño para esta región boscosa, pero no más extraño que un vampiro, un hombre lobo, o un attauak miruequeñe, si existe algo con un nombre tan ridículo seguro que lo encontrarás en Barovia.

Los ojos de Irina se encienden ante la propuesta. Parece que el caballero pretende alejarla del peligro, ¡pero es injusto! Irina es tan capaz de luchar como cualquier hombre. Pero a pesar de lo mal que le ha sentado el comentario, se lo piensa antes de tomar la decisión.

¿Rayos y centellas? Ojo con esa lengua, maldito giorgio hijo de la gran puta, o tendré que enjuagarte la boca con un vial de ácido. En mi presencia no se dicen palabrotas. La niña tiene una espada, es más útil aquí. En todo caso me tocaría a mí, una anciana desvalida, ir a avisar al pueblo. Y no te preocupes por el caso que me hagan, giorgio: tengo un gran poder de convicción-remató, ajustándose el escote para enseñar más escote, en caída libre, de dos uvas pasas arrugadas.

Irina templó sus ánimos. Era como una olla a presión a punto de explotar.

-Ser...Urik -respiro varias veces para clamarse y no perder los nervios. Por una vez estoy de acuerdo con la anciana. No solo necesitareis mi espada, sino que, si es verdad que soy la reencarnación de la novia de Strahd, los no muertos quizás no intenten matarme y eso nos dará ventaja sobre ellos. 

- "De acuerdo, Frau Irina. Combatiremos juntos.

Madame Eva, acuda presta a la ciudad. Si no conseguimos detener esta locura necesitaremos un punto seguro al que retirarnos. Necesitaremos esa barricada." -

-¡Ataquemos!  ¡Acabemos con ese impío necromago y con sus obscenas creaciones! -exclama Ashlyn desenvainando su hoja sagrada.

- No muertos malos- dijo con convicción Parriwimple mientras miraba hacia la nefanda multitud que iba congregándose alrededor del nigromante- Hombre con capa y capucha malo también. Parriwimple ayudar a sus amigos.- dijo aprestando sus armas.  

Asiento con solemnidad y me descuelgo el escudo de la espalda para embrazarlo correctamente en el brazo izquierdo y a continuación desenvainar y preparar mi espada argéntea.

- "Estoy listo." -

La anciana se volvió al pueblo a avisar a los demás. A ver si con una manada de zombis eran tan belicosos como con una muchacha herida... No le habían dado instrucciones más precisas que las de hacer barricadas y parapetarse en las calles. La táctica allí deberá asumirla el nuevo Burgomaestre.

Gigante-dijo a Parriwimple-, no les vas a haser nada a los zombis con um palu. Cuando il de la capucha caiga, usa il hacha que tiés al cinto. ¿Oíste?

Embrazaron escudos. Desenfundaron armas. Desde la colina, todo estaba listo para combatir. Aún así, salvo Parriwimple, eran lentos. Si se quedaban rezagados corrían el riesgo de que el nigromante tuviese tiempo de contraatacar con su magia. Salieron a la carga con la impresión de que este combate sería el último.

Irina se lanzó a la carga junto a Urik en una especie de competición por ver quién acababa antes con el conjurador. La espada mágica de la familia parecía ansiosa por hundirse en el pecho del nigromante y voló en un arco plateado que amenazaba con arrancar un buen pedazo de carne del pecho de su enemigo.

- "¡Por los poderes benignos!" -

Cargo furioso contra el nigromante al tiempo que mi espada plateada comienza a brillar con una luz justiciera.

Parriwimple también cargó contra el nigromante. Era lo que hacían todos, y parecía que era el "más malo". Aprovechando su velocidad logró ponerse delante del nigromante aun antes que sus compañeros, y trató de golpearle en dos ocasiones.

-¡Blasfemo, muere para siempre! -grita una enfebrecida Ashlyn mientras descarga con fanática furia su espada sobre el nigromante.

Por la espalda, qué bonito. Cuatro contra uno, qué noble. Y luego son los villanos los que se llevan la fama. Pero la táctica de apabullar al rival es efectiva, y la luz anaranjada con la que el nigromante atrae a sus súbditos desaparece en cuanto Irina inserta la primera espada. Al encapuchado le da tiempo a volver la cabeza justo para ver a Herr Urik hundir su filo, y su cintura empieza a girar justo cuando recibe dos garrotazos de Parriwimple. La espada de Ashlyn casi termina el trabajo para cuando el nigromante se ha girado por completo y encara a sus enemigos. Ahora lo ven bien.

¿Uh?-dice Varikov, llegando el último y con una pantalla de espaldas de compañeros que no les dejan ver-¡Haser sitio, que no veo!

Es un muchacho joven, quizás un par de años mayor que Irina. El típico perfil de joven promesa, que en la pubertad alza a su primer no-muerto, en la juventud domina las artes oscuras y en la vejez asciende a liche. Una mala hierba que cortar de raíz. Viste una armadura, una malla de un brillo característico. Varikov, como lleva lo de ser enano en la sangre, lo identifica como mithril. Es un material caro, sin duda cuenta con un mecenas: trabaja para alguien.

¡No se ve, oh! Sacairos de delante-protesta Varikov, dando pequeños saltitos para intentar establecer contacto visual con el encapuchado.

El arma en su cinto es sencilla, una estrella de la mañana, un palo con una bola de pinchos en un extremo, no mucho más sofisticado que el garrote de Parriwimple, pero sí eficaz. Alrededor del cuello una cadena se pierde bajo sus ropas. Si se trata de un símbolo sacrílego, no podrán identificar al dios impío hasta que hayan doblegado al nigromante y destapado la efigie del interior de sus ropas.

¡Bastardos! A ver si sois tan valientes contra un ejército de zombis.

El nigromante simplemente se quita de enmedio, rueda por el suelo en una pirueta hasta la balaustrada que sirve de barandilla del puente, apoya el cuerpo y se hecha hacia atrás para caer de espaldas al río. Y mientras él cae, los vistani zombis echan a andar hacia el puente.

Parriwimple actúa primero, y se lanza contra el nigromante, saltando detrás de él a la corriente, sin hacer caso alguno a su propia seguridad. Sin embargo su golpe no logra atravesar la armadura del nigromante.