Partida Rol por web

Las Tierras de las sombras.

Riora se puso en pie, indignada, de todos los luchadores, era la única que había logrado tumbar a su contrincante, nada tenía sentido. Si, había recibido tanto o más que el avatar de Uriel, pero eso no importaba, toda victoria tiene un precio y quien no está dispuesto a pagarlo no merece una segunda oportunidad.

Toda victoria tiene un precio...

Ladeó la cabeza y entrecerró los ojos, claro, ahora lo veía claro. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Allí estaba Uriel, parecía estar esperando. Aún quedaba una oportunidad, si el diablo quería jugar con ellos, con sus anhelos y esperanzas, debían cambiar las normas de la partida, demostrar que su determinación lo era todo, y nada tenían para perder, ni siquiera la vida. Se había acabado el permanecer contemplativa, aguardando a que los dioses les dieran una segunda oportunidad, más aún cuando los había conocido, uno era un brujo chiflado, el otro un crío descarado y malcriado, y Uriel, bueno, este parecía simplemente un egocéntrico, moviendo hilos a su antojo para su mero disfrute.

Se giró y observó a los otros luchadores, a Z lo conocía bien, y la sangre le hervía como a Riora, posiblemente se uniría al plan, si salía bien tenían mucho a ganar, nada que perder, era como apostar el oro de otros, sin repercusiones para uno mismo. Lo que no tenía tan claro es que la llorona se uniera a su empresa, pero bueno, la gente de esa preferían esperar a que ocurriera algo, atribuían sus victorias a los dioses y no trataban de forjar su propio destino.

Aguardó a que las miradas con Z y Baesa se cruzaran y les hizo un gesto con la cabeza en dirección a Uriel, parecía demasiado centrado en Dacen y su propia voz como para darse cuenta, pero nunca se sabe, por lo que tenía que ser todo muy rápido. No eesperó a que respondieran los demás y empezó a correr hacia su enemigo declarado, con las garras y dientes preparados. Si su habilidad en la lucha era como la de sus avatares no tenía nada que hacer contra los tres, eso si luchaban los tres.

A un par de pasos de su nuevo rival gritó.

- ¡¡Ahora empieza el combate de verdad, voy a ganarme el derecho a volver a la vida, o condenarte para el resto de la eternidad a vagar por los Yermos como un mísero mortal, cualquiera de las dos es una victoria!!

Me quedé en pie, sequé mis lágrimas mirando a Uriel y a Dacen señalado por el arcangel, me fui a girar para irme de allí a donde los muertos iban pero entonces, sentí la mirada de Riora y supe cual era su intención y grité - parad¡¡¡ qué vais a hacer, insensata? - corrí para detenerla antes de ocurriera una desgracia y Uriel fuera herido o algo peor... aunque para ello perdiera lo unico que me quedaba... mi alma... corrí muy muy rápido, mis piernas fueran tan veloces como los pensamientos de Riora o el parpadeo de los ojos centelleantes de Uriel y logré interponerme entre Uriel y Riora. Entonces, haciendo de parapeto delante de Uriel dándole la espalda al angel, dije a Riora que iba directa a atacar sin piedad - parad Riora, no hagais una locura, vuestra ira os perderá...¡¡¡ aceptadlo, Dacen es el elegiiiiiiiiido¡¡.

Después de la prueba de enfrentamientos entre algunos de nosotros y los clones de Uriel, este señalo a Dacen como el elegido para abandonar el lugar donde nos encontrábamos, y entonces vi de nuevo esa mirada, Riora la orca no iba a permitir quedarse en aquí mientras otros volvían al mundo de los vivos. 

Ya entiendo tus intenciones, y creo que no tenemos nada que perder y posiblemente si que ganemos una segunda oportunidad, así que cuando comenzó la carrera la orco, comencé también a moverme, pero al contrario que Riora, esperaría una fracción de segundo para ver el comportamiento de Uriel para realizar mi ataque mortal, no tenía espada alguna pero sabia muchas técnicas para quitar la vida de cualquier hombre.

Pero un nuevo percance se le planto en las narices a Riora, aquella mujer santa se puso en el camino entre uriel y ella, ¿Sería capaz de solventar el problema?.

Riora se esperaba algo así de la humana, por ello no le dió más importancia de la necesaria, cuando se encontraba a solo un paso de ella giró sobre si misma, con el pie derecho en el suelo y dándole la espalda al pasar por el lado izquierdo de Baesa. En el momento en que la tenía completamente tras de sí clavó el pié izquierdo mientras levantaba el derecho para acabar de dar la vuelta y seguir corriendo, tenía muy claro el objetivo, y el momento no podía ser otro que este, no perdería el tiempo con alguien que no era capaz de pelear por lo que quería.

Cuando la copia de Uriel se lanzó hacia mi, esquivé su ataque con facilidad, y aprovechando su propia acometida, lo aferré por el brazo y empleé su empuje para lanzarlo al suelo con un rápido giro.

Lamentablemente, mis gráciles movimientos no fueron del agrado del avatar. Ha elegido a Dacen, el arquero. No es justo, yo lo merezco mucho más que ese tipo. Me giro hacia Uriel y le grito .-¡Maldita sea! ¿Eliges a ese? ¡Yo soy mil veces mejor! Ponme otra prueba, o ponme mil si lo prefieres. Las superaré todas, y confirmarás que debo ser yo el elegido.

De repente, las tornas empiezan a cambiar. Riora se lanza hacia Uriel, Baesa trata de interponerse, y el tal Z también parecía sopesar sus acciones. Joder ¿porqué tenía que ser Baesa? Maldita sea...Había que elegir bando .

Uriel negó con la cabeza cuando observó todo lo que sucedía.

Se elevó lentamente del suelo, evitando que cualquier ataque llegara a destino mientras sonreía maliciosamente, al mismo tiempo que transportaba a Baesa del camino de los ataques a un sitio seguro.

- Riora, Riora, Riora... - Canturreó. - ¿Crees que puedes vencerme? Y tu, Plandir, ¿Crees que puedes derrotarme siendo un simple mortal como eres? Os he dado la oportunidad de demostrarme que sois valiosos y ahora intentais desafiarme... -

Se carcajeó durante unos segundos y después, volvió a mirar a todos.

- ¿Queréis resucitar? ¿Como lo va a hacer vuestro amigo? Bueno, bueno, entonces, creo que podré crear un desafío para que todos participéis y si lo superáis, no tendré ningún inconveniente en devolverles a la vida. Pero... ¿estáis preparados para ello? -

Al ver que Uriel se elevaba, imposibilitando que la orco llegara a él, soltó un alarido de rabia y se dejó caer de rodillas. La risa de ese ser la perturvaba y se llevó las manos a los oídos.

Cállate, cállate, cállate...

Se mantuvo en esa posición, abatida, había perdido su oportunidad y con ella su esperanza. Se dejó caer de lado en el suelo y se quedó allí tendida, sin moverse un ápice. Estaba claro que la pregunta era retórica, y si no lo era, conocía bien la respuesta, no había nada que hacer ni que añadir. Solo esperar, algo que la Orco detestaba desde lo más profundo de su ser.

Con los ojos puesto en Uriel preparándome para mi oportunidad, vi como el ángel se elevaba haciendo imposible alcanzarle sin armas.

Se acabo, esta opción ya no es valida.

Con el resentimiento de no haber podido llevar acabo mi ataque, me senté a meditar, al parecer no había más cosas que se pudieran hacer, la orco por su parte también parecía bastante afligida.

¡Es un Ángel! ¿Qué esperábamos? su poder nos sobrepasa. Dije en voz alta para que todos me oyeran. 

Dacen no habia reaccionado a lo que pasaba, esperando que Uriel lo reviviera. Aquel esfuerzo de la orca habia ido inutil pero igual podia respetar sus deseos de volver a la vida.

Para que queres Riora? pregunto curioso por el motivo que la hacia desafiar a un angel.

Miro a los demas con la misma curiosidad.

Riora soltó una risilla hastiada y se incorporó hasta quedar sentada, con las piernas dobladas y las brazos colgando entre ellas, no levantó la vista.

- Acaso necesita alguien una razón para querer vivir, no me hagas reir...

Alzó la vista, pero no para mirar a Dacen si no a Baesa. Soltó un rugido y se puso en pie de golpe.

- ¡Y tu! Cuidate mucho de interponerte entre yo y mi presa, la próxima vez te aseguro que no trataré de esquivarte. ¡Puedo cambiar con suma facilidad de objetivo! Estás defendiendo a un maldito diablo, el mismo que me maldijo, si estoy en esta situación es gracias a él, y si tu estas de su lado estás contra mi! ¡No lo olvides!

Si tu enemigo es quien dirigue el reino de los muertos, entonces deberias quedarte aqui. comento serio mientras miraba de reojo a Uriel. Aca hay personas con razones importantes para vivir y aunque les falte tu fuerza fisica, nos serian mas utiles arriba que vos. le continua hablando talvez con demasiado dureza pero seria mejor para que entienda.

Talvez deberias pensar una razon diferente a tu actual, quizas eso te ayude a revivir. Como lo estoy haciendo yo...  finalizo sonriendo tranquilo

Al final el conflicto se ha resuelto de la forma más lógica. Es un avatar de este mundo ¿cómo esperaban siquiera tocarlo?.- Pienso mientras me acerco a Baesa. Dedico a la curandera una media sonrisa.- Un placer verte de nuevo, aunque sea en circunstancias tan lamentables. Si averiguo quién acabó con tu vida, con gusto te vengaría.- Y le guiño un ojo amistoso.

Al escuchar la nueva oferta de Uriel, me tenso y alzo la voz hacia él.- Por mi parte no puedo desear otra cosa que volver a la vida ¡Como ya te he dicho, estoy dispuesto a afrontar cualquier reto que desees!

Miro a Plandir y le sonrio cuando me guiña y digo - gracias... Plandir... - luego, pongo cara de tristeza...

Dacen Diaravi deja el Reino de los Muertos.

Mano Larga llega al reino de los muertos...

Desolado simplemente me mire las palmas y al no encontrar a Milyia entre ellos, me sente con las orejas gachas y el morro torcido.

Alce al fin la cabeza y mire a los presentes.
-¿Aquí no hacéis nada? Menudo rollazo de lugar.

-Pues ahora que lo dices...¿qué tal si compartes lo que sabes? Si lo que dijiste es cierto no sentirás simpatía por el Mal Supremo, aun teniendo ese instinto maligno en tu interior...Dime, ¿qué sabes sobre ese Fladnag? ¿Y quiénes más, que tú sepas, son Siervos del Mal? ¿Y porqué Milyia, devota del Mal Supremo, dio su vida por ti? Y no me vengas con sentimentalismos, no tengo tiempo que perder.

Alzo la mirada.
-¿Tu eres tonto verdad? ¿Cuantas veces tengo que decirlo? NO SE NADA DE NADA. maldita sea, vosotros me matasteis sin ningún remordimiento. Sin querer escucharme. Soy la victima de vuestras ansias de victoria, aplastando por el camino a quien os place. No se nada del mal supremo o parecido. Cuando salí de la tierra de los enanos, llegue a ese lugar y allí vosotros gritasteis, tu amiga mato sin mas a mi compañera y caí intentando vengarla. Eso es todo lo que se Braka. Yo te consideraba un amigo. Ahora veo mi error, supongo que Marxa también miente al decir que confiaba en mi.-Estaba de morros con el orco. ¿De que me valía sincerarme si nadie me creía?