Partida Rol por web

Mano Larga y Plandir no resultan ser muy buenos investigadores y no obtienen nada de información útil.

Ambos se van del lugar poco después del mediodía.

Julius parece ignorarte, pero aún así, obtienes interesante información moviéndote por las calles.

Parece ser que las sombras son reales, pero reales como monstruos, mas de una persona las ha visto. Extrañamente, muchos afirman que tras enfrentarse a esas sombras y sobrevivir, ya sea huyendo o luchando contra ellas, todo parece volver a la normalidad pero nadie, salvo los implicados directamente en el combate recuerdan nada. Y todos los muertos por las sombras desaparecen automáticamente.

Es todo extraño, muy extraño.

Cinco nuevos personajes llegan a la Nación de los Magos...

Con el paso de las horas, la aprovechada y el hombre rojo se marchan del lugar. Empuñando el garrote de gigante, vuelvo a contemplar a quienes se han quedado, y luego hago mis propios preparativos para moverme también. Aunque de manera distinta. Pues el mago que nos han encasquetado es bastante inútil, y no pienso preguntaré a él nada. Sí, unos rayos, pero nada excepcionalmente más poderoso o capaz de demostrar algo.

-Grrrk. -Gruño al asomarme por la puerta de la taberna, cuando un nuevo grupo de aventureros aparece. Un pato. Un goblin. Otro orco más pequeño. Y quién sabe qué más, humanos por doquier. -Me voy a hacer unas preguntas. -Le gruño a la rubia, en mi tono ya habitual. No se ha marchado, así que quizá le pueda interesar irse conmigo. -Ven si quieres, y luego iremos a buscar otro sitio.

A partir de ahí, recorro la nación de los magos, buscando uno que parezca tener suficiente sesera como para serme útil, preguntando por el extraño broche plateado que tengo reservado en una caja. Algún mago o hechicero será capaz de decirme si esta cosa tiene algún valor más allá del estético.

Despues de haber ido a investigar por el pueblo, encuentro informacion interesante pero el hombre de rojo, Plandir, que me caia bien se va con el tipo ese pelota y falso, Mano Larga, un hobrecillo que no me daba buenas vibraciones, y sin darme tiempo a despedirme, les pierdo la pista, desparecen y decido volverme a la posada a ver si pegar ojo.

Al dia siguiente, me levanto temprano y veo llegar a cinco nuevos forasteros, y cuando me habla el orco, Ragkrul, que ya esta despierto, le contesto - te esperare en la posada, yo ya he investigado por estos lugares, cuando vuelvas quizas me vaya contigo, pero puede que ellos quieren unirse... mas gente... mas fuertes, no te parece? - me cae bien a pesar de su primer efecto arisco, y ademas, es un buen guerrero, yo soy curandera, hacemos buen equipo pero no solos, harian falta mas guerreros para sobrevivir y el mago loco tambien... - pienso observando a los nuevos.

- Por cierto, antes de que te vayas, he averiguado que las sombras son reales, monstruos, mas de una persona las ha visto por lo que he investigado por aqui. Extrañamente, muchos afirman que tras enfrentarse a esas sombras y sobrevivir, ya sea huyendo o luchando contra ellas, todo parece volver a la normalidad pero nadie, salvo los implicados directamente en el combate recuerdan nada. Y todos los muertos por las sombras desaparecen automáticamente. - le digo en voz baja al orco.

-Ciertamente...no nos habría venido mal toparnos de bruces con alguna.  -le respondió al goblin con una sonrisa ladina. -Pero hemos logrado buena información, al menos por ahora. Está claro que el Señor del Mal está empezando a afectar estas tierras con su oscuro poder. No pudo evitar sonreír al ver la actuación del curioso pato parlante. ¿Será más sabroso de lo normal? empezó a preguntarse el orco para sus adentros. Al oír las palabras del goblin sobre la taberna dijo, siguiéndole igualmente: -No debemos ralentizar nuestra búsqueda, no deberíamos quedarnos demasiado en esta taberna. Tenemos trabajo que hacer.

Al ver al gran orco que se asoma gruñendo por la puerta de la taberna Braka empezó a pensar: Vaya, si ese orco de piel oscura es más grande que yo...curioso, no hay muchos de ese tamaño. Pero está claro que el tamaño no lo es todo... Braka se fijó bastante en el gran garrote. ...siempre es mejor saber utilizarlo. Además, por desgracia son orcos como ese los que nos hacen ganarnos lo tópicos de siempre. ¿Un gruñido es lo único que se le ocurre al abrir la puerta? -Un momento... -el orco reparó en un comentario del goblin. -¿La profecía de la vieja arpía? ¿Qué es eso?

Investigando por la nación de los magos encontráis varios recursos, que probablemente os sean útiles en vuestro viaje y que debéis repartir como creáis oportuno:

-Lanza larga (ATAQUE +2 DAÑO +2) x1

-Arco (ATAQUE +1 DAÑO +2) x1

-Flechas x2

-Comida x1

¡Yo quiero el arco! ¡Seguro que soy un gran tirador!

- Sí, me parece genial la idea de la cerveza pero es como dice Braka, debemos continuar rápido nuestra investigación. El asunto de las sombras es peliagudo y aunque no me gusta enfrentarme a algo cuyo poder desconozco sí que habría sido interesante vivir en primera persona qué ocurre al enfrentarse a las sombras. - digo junto al resto mientras entramos en la taberna. Abro la puerta el primero y la dejo abierta hasta que el resto pasan, momento en que la cierro para continuar hacia una mesa

- He visto una lanza de camino que está de oferta. Si alguno andáis escaso de equipamiento... - señalo las dos espadas que llevaba colgando de la cintura. Suspiro antes de continuar -... podéis quedárosla, si no me la llevaré a la espalda para cuando haga falta algo de fuerza adicional. Eso sí, agradecería la comida, mi estómago empieza a rugir y no llevo ni una moneda encima. -

Le echo una mirada a aquel orco, a la mujer y al gnomo, o lo que fuera. Después de mirarles unos segundos vuelvo a mirar al grupo con el que había llegado. - Aquí hay más gente que parece de fuera. Podríamos intentar hablar con ellos... -

Rendam había estado ojo avizor desde que puso el primer pie en la nación de los magos. Todavía no había ni rastro de la hija adoptiva del Rey y estaba preocupado por si le había pasado algo. Sin embargo su misión era más importante y tenía que descubrir si había algún mal en concreto que hacía peligrar aquella tierra de magos.

Entro en la taberna siguiendo a mis compañeros y escucho como hablan con otros aventureros. Mientras me acerco a un estante y cojo un arco y unas flechas que guardo junto a las otras.

Buen día a todos en estos días aciagos de peligro y muerte. Mis amigos ya os han dicho casi todo lo que sabemos, muchas preguntas y pocas respuestas. Por lo que sabemos alguien está buscando que el mal renazca, eliminando a los servidores de la luz y tratando de contratar a gente para sus filas del mal. Por cierto, mi nombre es Abaliv, explorador y adalid -digo, levantándome la capucha ante la belleza que ya estaba en la posada, una rubia que hablaba con un orco muy feo -chicos, deberíamos organizarnos, tenemos que buscar información a todas nuestras preguntas, sobre el hechicero, la hechicera que conoció Braka, el hombre que busca el rey, aquellos que exterminaron la tribu de Pispas, la arpía ¿que arpía?

Observo a los recien llegados, tan diversos como nunca imaginé, escucho lo que van diciendo mientras espero a ver que dice el orco si es que no se va sin decir nada, termino mi vaso de agua y lo dejo en la mesa con delicadeza, al tiempo que me percato de un tipo que se quita la capucha y siento que nos observa.

Por supuesto, por supuesto. Sólo una cerveza. - Digo sonriendo. - Después podemos ir a investigar sobre todo lo que nos interesa. En cuanto a la vieja arpía, si joder, la humana anciana que nos contó lo de los elegidos.

Al entrar nos cruzamos con un orco gigantesco, más incluso que Braka,  que parece a punto de salir, por lo que digo con mi habitual voz aguda. - ¡Joder!, ¡Braka, este es aún más grande que tú! ¿Tendrá sangre de gigante? A mi si me suelta una hostia me paso, por lo menos, dos días dando vueltas de campana. - Digo con una sonora carcajada.

Si ese te da una hostia, igual hasta te vuelves listo de una puta vez, verdoso. - Gruñe Rufus mientras revolotea hasta posarse sobre una mesa. - ¡Camarero! ¡Una cerveza de trigo! Y rapidito que tenemos prisa.

Asiento ante las palabras de Rendam, ignorando al pato, y digo: - A mi me pasa lo mismo, sólo estoy interesado en la comida. Pero si prefieres cogerla tú, adelante, que en La Ciudad de Agua no cogiste nada, ya cuido yo de la lanza, aunque sea bastante más grande que yo... 

Ante las palabras de Abaliv me fijo en que hay más gente en la taberna, aparte del gigantesco orco que está saliendo:

¡Hola! - Digo con mi aguda voz, después de acercarme a la mujer a la que parece dirigirse Abaliv y de hacer una breve reverencia ante ella a modo de saludo. Después arrastro una silla que esté cerca y me subo a ella de un ágil salto para poder estar a su altura y con una gran sonrisa digo. - ¡Yo soy Pispantorín, el goblin errante! Este que me acompaña es Rufus, el pato bocazas. - Digo señalando al pato que ya está reclamando una cerveza con su diplomacia habitual. - Y estos son Maese Weispel, Paladín del Rey; el Caudillo Bagin, Señor de la Guerra; y el Gran Abaliv, que ya se ha presentado. Hemos venido buscando aventuras, sombras a las que patear, buena cerveza y algo de información sobre la situación en la que estamos y sobre algunas personas. ¿Y vos sois?

Sientes el Mal cerca... Desgraciadamente no aciertas a sentir nada mas concreto. Tan solo sabes que hay alguien o algo maligno cerca...

Noche 2

Las sombras acechan

Hasta los mas escépticos comienzan a pensar que eso de la llegada del Mal podría ser cierto. Cada vez hay mas violencia y muerte en los caminos, y no parece tratarse de simples criminales...

Sombras, todo el mundo dice que se trata de las sombras. Primero los gigantes ciegos parecen abandonar las Tierras Sombrías sin motivo aparente y ahora las sombras cobran corporeidad y aniquilan todo tras su paso... Y lo peor de todo, es que las sombras están en todas partes...

Los guardias de todas las zonas del mundo aseguran que lo mas seguro en el día de hoy es no salir de sus hogares*

Parece que la humana es tímida, eso o la he asustado más de la cuenta, por lo que me bajo de la silla y me acerco a la barra donde me encaramo de un salto, para poder pedir de forma decente y pido una pinta de cerveza negra, cuando me la dan, pago, me dejo caer al suelo con una voltereta y agarro la jarra antes de girarme hacia los demás para decir:

Bueno, vamos a lo importante. - Digo antes de dar un largo trago a la cerveza. - Dado que tenemos algo de prisa y hay muchas cosas que investigar y preguntar, propongo que sigamos la estrategia que seguimos antes y que tan buenos resultados nos ha dado. - Doy un nuevo trago a a jarra y señalo con ella a Abaliv. - Propongo que Abaliv siga como nuestro portavoz y que los demás le ayudemos. ¿Alguna objeción?, ¿alguna otra idea?

Si. - Interviene Rufus. - ¡Cállate de una puta vez, verdoso! Tú jodida voz aguda me está dando dolor de cabeza.

¡Brindo por eso! - Respondo al pato. - ¡Ojalá te dure un par de días! - Después le doy otro trago a la cerveza, antes de volver a girarme hacia la humana que nos acompaña en la taberna. - Y vos Milady... bueno, dejémoslo en Milady, ya que no nos habéis dicho vuestro nombre, ¿queréis compartir algo con nosotros?

Tras pedir algo al tabernero me siento en la barra y como tranquilamente mientras el pato no para de graznar improperios y el bueno de Pispas trata de organizarnos. El mago que le dio voz a ese bicho se merece algo peor que la muerte, ahora tengo más razones para sentir desprecio a los patos.

Bien, compañeros, vayamos pues a investigar. Las sombras nos acechan por lo que lo mejor será ir todos juntos. Mi señora, ¿querría usted acompañarnos? Son tiempos duros y lo mejor es que nos unamos para poder vencer a la tormenta -indiqué señalando a Baesa.