Partida Rol por web

! Yo me presto a llevarlo ¡ , pero antes tendremos que ir a cobrar la recompensa por eliminar la amenaza que era el trasgo . 

Dijo el enano envalentonándose y adelantándose de entre sus compañeros . 

Aunque el trasgo también habló de las joyas del dragón , puede que tengan algunas ocultas . 

" Dos recompensas por un mismo trabajo , esto me gusta , espero que sean generosas dado nuestro rápido remedio a esta enfermedad " . 

En el breve instante en que tus dedos tocaron el anillo notaste una rara sensación, muy breve pero intensa.

Emprendéis el largo camino de vuelta, deseosos de dejar atrás el lugar.

Tenéis ante vosotros 3 días de marcha, por una zona despejada.

Aún conmocionado por el gran poder, tanto intenso como místico que notó cuando sus dedos tocaron el anillo, se dispuso a seguir con la misión, pues aún no había terminado, debían encaminarse de nuevo hacia el lugar de partida para entregar el anillo.

No dudo ni un instante en entregarle el anillo al enano, seguro lo pondría a buen recaudo, además, por si en cualquier momento se le ocurría escapar, sus cortas piernas no le llevarían muy lejos.Igualmente, confiaba en ese enano, y sabía también que a los de su raza les agradaba bastante el oro.

Así pues, sin más dilación, partió junto al resto en dirección a la ciudad del Lago.

Cuando Inelgram te da el anillo, notas una repulsión notable; casi como si te diera asco su tacto (el del anillo).

El enano notaba una gran repulsión hacia ese mísero pero poderoso objeto , tanta como hacía la bestia que lo había portado anteriormente , pero Gotrek era un enano duro y de convicciones fuertes como indicaba su cejo fruncido como estaba siempre para tomar decisiones , de ahí que lo apodaran cejohierro ; Mantenía el objeto a buen recaudo , colgado de una cadena que a su vez reposaba en la caja de la pipa que ahora prefería tener en la boca aún sin tabaco para fumar , prefería tener el mínimo contacto con el objeto de otra edad pero siempre tenía el ojo echado en él tras su cejo para vigilarlo pues se fiaba tanto del objeto como de un ladino dragón que no hace demasiado viviera como un rey bajo la montaña que pertenecía de nuevo a los suyos . 

Lográis llegar a Esgaroth sin demasiados problemas, favorecidos por haber recorrido el camino en sentido contrario.

Las noticias de que habéis conseguido eliminar a la banda de trasgos consiguen que se os aloje en la mejor posada de la ciudad del lago, a gastos pagados por el Gobernador, quien os recibirá en audiencia al día siguiente.

Valsir os aconseja que no mencionéis el anillo, por lo menos hasta que llegue un enviado del Rey Elfo.

Tras llegar a la ciudad del Lago, la misión estaba practicamente completa.Sólo faltaba reunirse con el gobernador al día siguiente y el honor que tanto había perseguido en esta misión le sería otorgado.Deja todos sus pertrechos en su habitación y se deja caer sobre su cama, respira tranquilo y aliviado tras la gran aventura vivida de la cual por suerte había salido ileso, o quizás era algo más que suerte, años y años de feroces combates a muerte contra criaturas del mismísimo averno le habían dotado de una capacidad de combate sin igual.

Su mirada recorre la habitación hasta posarse en su lanza, la cual reposaba de pie apoyada en una de las esquinas de la habitación.Ya hace tiempo, había perdido la cuenta de las numerosas criaturas a las que había atravesado con esta y mucho más a las que les había arrebatado sus miserables vidas.Entre todo este cúmulo de pensamientos, de nuevo su cuerpo se estremece oscuriendo sus ideas al recordar aquel místico y extraño poder que emanó el anillo nada más rozarlo con la punta de sus dedos.Quizás sólo lo sintió él o quizás todos sus compañeros, pero lo que era cierto es que nadie mencionó nada, ni siquiera el enano el cual portaba en esos momentos el anillo.Seguramente era una sensación tan desconocida y profunda que quizás uno no era capaz de describir lo que sentía.

Sacude su cabeza intentando borrar toda aquella aglomeración de pensamientos, pensando en la futura recompensa que recibirá a manos del mismísimo gobernador, y como no la gran ovación de su pueblo cuando vuelva victorioso de todas las aventuras vividas.

Al llegar a la ciudad , el enano se sentía algo más reconfortado , le gustaba pasar una tranquila velada de bebida y comida abundantes junto a un buen descanso después de una misión cumplida y antes de partir a otra , pero aún estará un día más así pues hasta mañana no tendía audiencia con el gobernador y con el rey elfo . 

En el descanso , Gotrek se aseguró de que el anillo estuviera donde lo guardó , a buen recaudo de miradas curiosas pues será una sorpresa por la cual esperaba una recompensa generosa y grata al entregarlo , al igual que la que esperaba por eliminar las infectas criaturas que secretamente lo guardaban . La sensación del anillo no le gustaba y estaría satisfecho una vez tuviera los tesoros y el peso de soportar con tal objeto de extraño índole recaiga sobre otro . 

Según regresaban, Lodin se mostraba satisfecho por el éxito de la misión, aunque no tanto por la insistencia de Valsir sobre el tema de anillo. Cierto que no sabían nada de la existencia del mismo hasta que Valsir se lo mencionó, pero que el elfo insistiera en guardar el secreto hasta que apareciera un enviado de Thranduir le indicaba que los elfos querían el anillo para ellos.

No sabía a que venía tanto interés por parte de los elfos. Sin duda un anillo capaz de ocultar a alguien podía ser de utilidad. Sobre todo a un espía o un asesino. Un prodigio sin duda, pero  tampoco creía que tal magia fuera para tanto. Había oído en los cantos y leyendas sobre algunas reliquias mucho más interesantes en los tiempos antiguos: Espadas con nombre de incalculable valía, piedras videntes, e incluso gemas brillantes por cuya posesión se ocasionaron guerras... Pero jamás había oído leyenda alguna sobre algo tan insignificante como un anillo...

Las leyendas siempre parecían insistir en lo mismo: La obsesión por un objeto solía causar la caída en desgracía del ofuscado en conseguirlo. Así pués, Lodin decidió sabiamente, aunque a regañadientes, seguir el consejo de Valsir. Prefería que los elfos se llevaran un valioso objeto antes que los aliados entraran en disputa entre sí por una insignificancia. Recordó cómo el asunto del dragón y su tesoro casi acabó en una guerra entre elfos, humanos y enanos hace años. -Suerte que pasó lo que pasó... - Pensó para sí. - ... aunque es extraño pensar que el sacrificio y la sangre derramada por tantos sirvieran para afianzar la actual alianza entre todos.-

El viaje fué largo pero agradable, a través de interminables llanuras onduladas del Yermo, con más abundancia de árboles a medida que se aproximaban al lago. Las aguas del mismo se presentaron espejadas bajo el cielo claro, salpicada la imágen por alguna nube olvidadiza.

Cuando llegaron a la Ciudad del Lago, se prometió a si mismo no pensar más en el asunto del anillo, y simplemente descansar. Sin embargo, siempre se había sentido atraido por las historias y misterios. El ansía de conocimiento le podía, y en sus sueños imaginó una leyenda sobre la forja de poderosos anillos por parte de elfos y grandes señores de antaño...

La lucha había terminado y con ella el peligro inminente que bien podía ensañarse sobre estas sencillas tierras de donde antaño la paz también había sido arrebatada por el terrible dragón, habíamos salido mas que bien librados de aquella lucha, enfrentado el peligro con fiereza determinación y algo de suerte,  aun en contra de los malos augurios logramos prevalecer, pero algo no encajaba del todo bien…

El objeto arrebatado a la criatura moribunda de una u otra forma ejercía sobre mi conciencia una mórbida necesidad de proximidad, efecto que note poco después de el alivio proporcionado por las improvisadas artes de Lodin, a quien de buena gana le permití curarme, durante todo el viaje trate de guardar silencio, manteniéndome concentrado en mis propios pensamientos, guardando distancia entre el portador y yo, he de admitir que en todos estos años un viaje no se me había hecho tan largo como este.

Solo esperaba llegar al sitio entregar el reporte junto con la prueba del caído, la cabeza cercenada del Trasgo, que rato atrás me había tomado el trabajo de cortar y envolver en tela. Así tal vez, solo tal vez podría alejarme de aquella aberración y su extraño poder.

Al llegar al palacio del Gobernador, os recibe un edecán, que os conduce a una sala de espera lujosamente amueblada. Al cabo de un rato, os mandan llamar y salís a un salón donde aguardan el Gobernador de Esgaroth, acompañado de un elfo joven, pero de regio porte, y de vuestro compañero Valsir, muy repuesto de su herida.

Valsir os saluda y se dirige en oestron a los dos dignatarios: estos son los héroes de que os he hablado. Su valor frente a los trasgos y la araña fue notable; creo que merecen ser recompensados.

Trascurre un rato incómodo en el que Lodin mira hacia los lados, deseando que alguien empiece a hablar: - Malditos ingratos - Piensa para sí - Aquí nadie quiere abrir la boca el primero, para no meter la pata respecto al anillo. -

- Saludos. - Intercede al fín... (no sabía que título usar con el enviado, así que improvisó a partir de lo que aparentaba) - Jóven señor. Un placer ser recibido por un enviado del propio rey de los elfos del Bosque Negro... - miro de soslayo al gobernador, aquí había que andar con  mil ojos para no ofender a nadie...- y por el propio gobernador de la ciudad. Si me permitís que os los presente, los nombres de mis valentes compañeros son... - Los enanos se ofenden con facilidad, y no querrá que lo deje mal ante un elfo, así que Gotrek el primero. - ...el férreo Gotrek Cejohierro, fiel al rey Dáin Pie de Hierro bajo Erebor. El poderoso Inelgram, venido de los siempre seguros salones del señor Beorn, nuestro aliado más allá del Bosque Negro. Teudis, de los hombres del bosque, a los que no conocía hasta ahora, pero de los que bien puedo hablar gracias a conocerle él. Y mi humilde persona, Lodin hijo de Lomund de los hombres que siguen al rey Bardo en Valle. - 

Lodin se detiene sin saber que más añadir, y sigue pensando - La presentación queda mejor si hay un líder... veamos ¿Quién es el que menos se va a soltar de la lengua aquí? - Mira a los lados, y se pone tras Inelgram, dándole un pequeño empujón... - Pero sin duda aquél que nos ha sacado de la situación es nuestro lider Inelgram, el cuál derrotó a esa terrible araña y ese hábil trasgo PRACTICAMENTE SOLO. - Lodín se hecha un paso para atras y susurra a Inelgram con una sonrisa: - Anda, cuéntales como usaste tu lanza para aplastar a los enemigos...-

Finalmente llega el día y acude junto a sus compañeros de aventura a reunirse con el gobernador y el enviado del rey elfo.Todos estaban allí plantados, en aquel lujoso palacio, sin duda alguna esta gente pensaba totalmente diferente a ellos, los beórnidas.Todo ese lujo, tanto dinero gastado, no entendía la finalidad.Quizás para esos hombres expresaba poder y dominio, pero para el buen beórnida el poder residía en el valor, el honor y las victorias.Al fin llega el momento, son cambiados de sala y allí estaba el gobernador junto a Valsir y el enviado del rey elfo.Escucha las aduladoras pero no por ello poco veraces, se hincha del orgullo y la satisfacción por el trabajo bien hecho, sacando pecho mientras Valsir terminaba de hablar.

Y cuando este termina, parece ser que ninguno se prestaba a responder.Inelgram no era muy dado a todo ese para él extrañas habladurías y cortesías, y ni mucho menos tenía idea alguna del protocolo a seguir.En su sociedad, todos los hombres que eran guerreros se trataban por igual, ninguno era superior a otro ni debía rendirle homenaje, sólo había un hombre y era Beorn, e incluso el mismo exigía respeto pero sin duda su trato y comportamiento con los beórnidas le hacía uno más y eso quisieras o no les hacía sentir a todos como hermanos.Pero aquí era diferente, y por ello repudiaba hablar.Respira más tranquilo al ver que Lodin toma la iniciativa, pero las últimas palabras de este le estremecen el corazón, sin duda un total imprevisto pero por otro lado no le importaría hablar de los sangrientos y violentos combates realizados en la pasada gesta.No sabía que decir para comenzar, ni mucho menos las maneras más adecuadas, pero traga saliba y con un ligero carraspeo mirando de reojo a Lodin en los primeros instantes maldiciendo su calavera se dispone a hablar.

-En primer lugar saludos a todos, me honra de nuevo la presencia del Gobernador, la de Valsir, un buen compañero y luchador y la del....- se queda mirando pensativo al nuevo rostro- el buen señor enviado por el Rey Elfo- se le ocurre rápidamente-.Me agrada saber que el buen Lodin tiene razón en sus palabras, todos luchamos con ferocidad y valor allá afuera, contra esas horribles y asquerosas bestias, sin duda todos sin excepción alguna hemos arriesgado nuestras vidas en esta gesta, y como una pequeña muestra de ello Valsir se está recuperando en estos momentos de una terrible herida- se mostraba firme en su posición corporal y serio en sus palabras.

-La rapidez y agilidad de Celebriän, la astucia y pericia de Teudis, el ingenio y la habilidad de Lodin, la bravura y coraje del maese enano Gotrek, sin duda esta gesta no podría haberse llevado a cabo sin ellos.Por eso, me emociona haber luchado a su lado, haber encontrado a esta gente de la misma o de distinta raza con la capacidad de luchar como si portaran el alma de un beórnida en su interior.Me ha demostrado, que la alianza entre las razas debe perdurar, dejar las diferencias a un lado y combatir la oscuridad que se cierne constantemente sobre nuestras tierras- Inelgram se dejaba llevar en su palabrería, todos los sentimientos que había vivido, sentido y escuchado a lo largo de su vida, tanto con su gente como a solas en sus aventuras, estaban aflorando.

-Sin duda, puede que mi brazo sea fuerte y mis piernas ágiles, y mi arma pesada y afilada, pero no hay nada más poderoso que la unión y el trabajo en equipo- aun cuando terminaba de hablar, las últimas palabras susurradas por Lodín rondaban su cabeza, sin duda era tentador hablar de las victorias vividas en la aventura, pero el honor por la lucha en grupo no se lo permitía, no podía ganarse él sólo el mérito de todo lo vivido y luchado por todos ellos.

Aquello quizás parecía gracioso e irónico, pues el practicamente casi siempre callado Inelgram, no soltaba más que alguna ruda y basta expresión durante el combate, por ello toda aquella parafernalia de palabras y sentimientos soltadas de golpe y sin pasar, una detrás de otra, como si no hubiera hablado jamás en su vida y en ese momento lo hubiera soltado todo, quizás asombraría a los presentes incluso conociéndolo lo poco que lo conocían.

Ahora permanecía callado, parecía que se había quedado agusto, y retrocede un paso rápida e incluso de forma tímida, quizás por el miedo a cometer algún error, poniéndose al nivel de todos sus compañeros.Estando ahora junto a estos, justo el anillo había vuelto a aparecer en su mente.Sin duda alguna, todos esos sentimientos le habían ayudado a evitar ese tema tan crudo y quizás peligroso que intentaban pasarse el uno al otro por el miedo a decir algo accidentalmente.

El callado ya no lo parece tanto después de la alocución tan pulcra y bien intencionada, de la cual este servidor se siente mas que orgulloso, pero sin intención alguna de cruzar palabra con los presentes, me dejo llevar por lo dicho olvido mi papel en el lugar, haciéndome uno con el grupo y dirijo una fría mirada a los “amables” anfitriones, mientras compruebo que no haya nada que obstruya la salida del sitio, por alguna razón una intensa sensación de salir de ese lugar me invade, una extraña sensación de que no hay recompensa que valga tanto como para obligar a quedarme me recorre todo el cuerpo, pero a la vez siento que algo me falta… por ver… oir tal vez… o por tener…

El elfo se adelanta y, tras inclinar la cabeza hacia el gobernador de Esgaroth para pedirle la palabra, dice, también en oestron:

Bien hallados, aventureros. Los elfos del bosque Negro tenemos con vosotros una doble deuda de gratitud: por una parte habéis participado con gran mérito en la eliminación de un peligro notable para todas las tierras del Norte; por otra, habéis peleado codo con codo junto a mis hermanos de raza Valsir y Celebriän, posiblemente impidiendo su muerte a manos de los enemigos comunes. Por una y otra cosa habéis de ser recompensados.

Se detiene, mira hacia los demás presentes, y con un gesto despide a su escolta, mientras que el Gobernador hace lo propio con cortesanos y demás asistentes. Una vez solos, os hace señas de acompañarle a una pequeña sala, donde también os acompaña el Gobernador.

Luego está el asunto del anillo, continúa. Mostradlo, por favor.

El enano quedó satisfecho al notar que su nombre era el primero de los dichos , más no todo había acabada sabiendo que iba a tener doble recompensa , tal y como decía el elfo , había que zanjar el asunto del anillo .

Gotrek se adelantó , y de su caja de la pipa , sacó una bolsa , y de ella un colgante de donde pendía el objeto . 

No se con que clase de brujería está hecho , pero su mero roce hace que lo más desagradable que podáis imaginar llegue a ser encantador en comparación ; no se como expresar mejor su efecto cuando lo toqué por primera , y espero que última vez . 

Acabó añadiendo el enano de experiencia propia lo que mejor se le ocurría sin llegar a decir improperios e insultos en su lengua natal al hablar de semejante objeto . Aún con todo eso , dejaba que el anillo pendiera de la cadena que mantenía firme en su mano , no dejaría el objeto sin una buena suma para los suyos .

Ahora que están puestos los puntos sobre las íes , es momento de continuar la frase para ponerle el punto final ; Nos gustaría conocer los honorarios por el doble y ahora triple trabajo con el plus de peligrosidad , y por supuesto la tasacción de tal objeto mágico de incalculable valor . 

Dijo el enano esperando comenzar la negociación del asunto , la verdad poco le importaba la cantidad correspondiente a salvar los elfos y el trabajo de matar al trasgo y compañía , le importaba más lo que creía que podía pagar un rey elfo , en este caso su mensajero , por un objeto de incalculable valor de otra era ..... y quien sabe si maldito . 

- Oh ilustres Valar, hay días en que es mejor no levantarse de la cama. - Piensa Lodin para sí.