Partida Rol por web

Kain hablaba con calma cuando vio la sombra de alguien saludar, inclinó ligeramente el torso y devolvió el ligero saludo moviendo una de sus manos a su espalda, para evitar desviar su mirada de la capitana con la que hablaba. Mirar con calma al interlocutor, era en parte agradable, le gustaba que lo hicieran con ella y por ello, ella misma lo hacía.

Agité una mano en el aire, con una media sonrisa, cuando Eladamri me dijo que no lo malinterpretara. -Tranqui, si te he entendido... -le dije, despreocupada. No era yo mujer de suspicacias. Solía ser clara y directa y tomarme a mal solo aquello que merecía la pena. Sabia a que se refería, asi que por mi parte seguía estando agradecida.

Sin embargo, cuando le pregunte que cómo estaba, lejos de darme una respuesta rápida del tipo "ahí voy, o un poco mejor, o vamos tirando", comenzó a hablarme de su dilema existencial y de lo que le había tocado heredar de su madre, algo que me hizo prestar más atención de lo que hubiera prestado inicialmente a un discurso así.

-¿Y por qué peleas, si no es lo que quieres hacer? - le pregunté entonces. Otra cosa no, pero yo de cosas impuestas por cojones sabía un rato, y quería intentar entenderlo un poco más- ¿A ti a qué te gustaría dedicarte? - le pregunte, asintiendo cuando me dijo que me acompañaba a ver a Euphemia, comenzando a caminar con él en dirección al lugar en el que estaba retenida. -Tranquilo, no me rayas... de tragedias familiares tengo experiencia un rato... - rei, negando, intentando que se sintiera menos violento si quería seguir hablando de tema. A mi no me molestaba escucharle, y sabia lo que era llevar encima una carga que no se puede compartir con nadie. Quizás, si me contaba algo más sobre su situación, podría ayudarle a aligerarla...

Sabes nunca me he planteado el porqué, en un inicio quería ser como mi padre, pero ahora, no lo tengo del todo claro.

Mi padre no lucharía como yo lo hago, el era un gran hombre, bueno y misericordioso, su único error fue enamorarse de una drow. - digo con una sonrisa de medio lado.

No creas que tengo algo contra mi madre, en verdad la amaba, fue una gran mujer, pero un señor de los bosques no debe amar a los drows, debe cazarlos y acabar con ellos. 

Eso es lo que decía mi tío, quien azuzó a toda la corte del bosque para ir tras mi padre en su noche de bodas.

Mi madre consiguió huir conmigo en el vientre, ella me crío en medio de las montañas y yo la maté, lo hice porque no pude salvarla, el daño que le hicieron fue tal que no había nada que hacer. - agrego con lágrimas en los ojos.

Desde entonces sólo peleo para sacar mi propia rabia, creo que si no la saco, va a terminar consumiéndome. Mi madre me enseñó todo lo que sé de magia, mi talento con la espada en cambio, es algo natural.

Ella me mostró como usar la magia ancestral, lo que me recuerda que quiero ver a Euphemia, pues tengo que regalarle un par de bofetadas por lo que me obligó a hacer para salvar a Aura y al enano. - sentencio con el rostro serio. 

Por favor Ruby, guíame hasta la dhampir.

-Entonces... ¿tú padre era un buenazo y tu madre iba por ahí repartiendo estopa? La leche, que cambio... - resumi, sonriendo ligeramente, mientras acababa por transformar la sonrisa en un gesto de apoyo, cuando me contó el final de su historia- Joder, lo siento... Menuda historia la tuya... - dije, dandole una pequeña palmadita en el hombro, como gesto reconfortante, mientras caminaba en dirección a dónde esta Euphemia.- Bueno, yo de rabia y  esas cosas sé un poco... - acabe por decirle, recordando lo que había llegado a hacer en el pasado- Y si te digo la verdad, después de hacer un montón de cosas completamente autodestructivas sólo para joder a mi padre, incluida estar aquí ahora, hace poco me di cuenta de que no tiene sentido ninguno hacer cosas por rabia. - le expliqué, mientras gesticulaba con las manos-  Quiero decir... la rabia nunca deja de salir... hasta que no entiendes por qué la sientes y acabas estando en paz contigo mismo. - le conté mi revelación, mientras lo miraba de reojo.

-Por ejemplo... ¿qué es lo que te genera esa rabia? ¿Que tu madre muriera? ¿Parecerte a ella más de lo que te gustaría? ¿Tener esa parte tuya no tan "pacífica"? - pregunté, aunque lo cierto es que ni siquiera esperaba que quisiera contestarme alli y ahora esas preguntas- Eso es lo que tienes que preguntarte a ti mismo. Y debes ser sincero. Y, cuando sepas qué es lo que te está jodiendo la vida, entonces podrás buscar un remedio para que deje de hacerlo...- me encogi de hombros, viéndolo todo mucho más fácil ahora que no tenía que aplicarme aquello a mi misma.

Pero entonces, cambió de tema, casi cuando estábamos llegando al cautiverio de Euphemia, lo que me hizo detenerme en seco- Eh, espera. Más violencia no. - le dije alzando ambas manos, como buscando tranquilizarlo- Vale, la ha cagado haciendo lo que ha hecho, pero creo que a todos se nos ha ido la situación un poco de las manos. Y vale que estás en tu derecho de llamarla gilipollas, como me ha pasado a mi con la pajarraca esa -dije, haciendo referencia a lo sucedido anteriormente con Isabeau- Pero tampoco hay que perder los nervios, si no no vamos a acabar nunca de echarnos en cara cosas los unos a los otros, y creo que precisamente ahora es cuando más tenemos que estar todos unidos, ¿no? - dije, encogiendome de hombros, mostrándole mi punto de vista ya en la puerta de la tienda*

Cuando entraís en la tienda ven a Euphemia con la boca cubierta de sangre y en un estado extásis sin par.

Por su parte Darius lleva una mano vendada y está manipulando su móvil. Al ver la escena Eladamri enarca una ceja, mientras sus ojos van de la boca de la dhampir a la mano del ronso.

Tras tomar asiento y buscar el móvil, Darius alzó la cabeza y arrugó el morro, olfateando el aire unos segundos. Después, bajó la vista hacia el movil mientras buscaba algo en él. - ¡Ruby! ¡Eldamri! Me alegra oleros aquí - saludó a los recién llegados, sin alzar la vista. - ¿Estás mejor, Eladamri? - preguntó, y tras unos cuantos golpecitos más al móvil, lo volvió a guardar.

Entonces se puso en pie, estirándose completamente y girándose hacia ellos mientras se cruzaba de brazos. Primero miró a Ruby, durante unos segundos en silencio. Finalmente, carraspeó. - ¿Cómo fue? ¿Habeis sacado algo en claro? - preguntó, mientras retrocedía un paso y se situaba en un sitio donde pudiera mantener a Euphemia dentro de la visual. - Ya pensaba que no vendrías a buscarme. - reconoció, riendo un poco para después dirigirse al elfo.

- Me alegra verte de pie... ¿Cómo estás? Tenías una pinta muy... chunga... - se notó que tuvo que buscar la palabra dentro de su diccionario mental. Era una de esas palabras que Ruby le había enseñado para no parecer un "Capullo Ilustrado" en sus conversaciones. - ...la ultima vez que te vi. - Guardó silencio, siguiendo con la mirada la vista de Eladamri, y alzó la mano vendada. - Le he dado de comer. - apuntó tan tranquilo. No entraba dentro de la cartera de Darius matar a nadie de hambre, sobretodo cuando la felicidad parecía costar... tan poco.

Entonces reparó en lo extraño de la combinación donde los dos habían llegado juntos. Era excesivo para un relevo, y Ruby estaba en posición distinta al elfo cuando él se llevó a Euphemia. - ¿Qué ha pasado? - preguntó directamente, para evitar muchos rodeos.

Sonreí de medio lado al ver como la pequeña dragona interactuaba con Aura, me quedé asombrado lo inteligente que era y de como compartía la forma de ser de su amo rechazando las pociones. - En tu estado y preocupándote tanto por los demás.- La miré como conmovido haciendo una breve pausa. - Por algo eres mi amiga.- Bromeé tratando de apartar sus pensamientos de lo que había pasado.

Tras la petición de Aura mi nombre jugueteó con el nombre de capitana Badoc tratando de ubicarla. Sabía que había participado en la batalla pero no era capaz de recordarla claramente. - La buscaré.- Afirmé contundentemente, ya preguntaría a algún soldado de Lucis. - Vuelvo enseguida.- Dije despidiéndome corriendo hacia fuera de la tienda, no quería dejarla sola mucho tiempo.

Justo antes de salir me di la vuelta. - Dayka, creo que no hace falta ni decirlo, pero cuídala.- Ahora sí, tras sonreír a la dragona y a mi amiga salí de la tienda.

Fuera de la tienda giré la cabeza en todas direcciones buscando a cualquiera que tuviera relación con el ejército de Lucis. Corrí hacia el primera que vi y tiré de su pantalón para llamar su atención. - Perdona, pero ¿Sabes donde puedo encontrar a la capitana Badoc? Necesito hablar con ella.- En mis palabras se detectaba cierta prisa, tal vez era una tontería pero había prometido a Darius y a mí mismo que cuidaría de Aura y quería volver con ella lo más pronto posible.

Lanzo una mirada a Tempi y le dedico apenas un amago de sonrisa, dando seña de que agradezco su intento de animarme, pero no llega a reflejarse como tal en mi rostro. Claramente mis expectativas estaban fuera de la realidad pero, aunque claramente con mi inteligencia debo de darme cuenta de lo inocentes que eran, eso no hace que duela menos.

En la oscuridad a solas con Dayka le sigo acariciando la cabeza e incluso le acerco ligeramente la cabeza, permitiéndole pegar su morro a mi cara, mitad por cariño como tal y mitad por no dormirme.

- Tú y Darius siempre me apoyáis... Pero esta vez... -trago saliva para contenerme de llorar- Esta vez la he hecho buena, pequeña... He sido débil. He fallado a la gente que dependía de mi magia. Ha habido muertos por ello. -conforme avanzo en las palabras, si bien no arranco a llorar como tal por falta de fuerzas, sí que se comienzo a soltar lágrimas poco a poco, sin sollozar ni poder contenerlas, con un tremendo nudo en la garganta de tristeza y culpa.

Realmente la cara de Euphe era una expresión de placer, amaba la sangre como pocas cosas en su vida, y esas semanas teniendo que comer solo suplementos y sin poder probar sangre tibia y de la fuente, y aunque la sensación fue de que fue muy poco, algo era algo, así que las mejillas, casi siempre pálidas de ella, estaban rojas, muy rojas, y al ver a los chicos, se rió, echando la cabeza hacia atrás, aun emborrachada por el sabor a la sangre y con ganas de más, siempre había ganas de más, sin embargo, cuando el efecto fue pasando y sus ojos dejaron el rojo carmín, y pasaron al violeta frío de sus iris.

— Eladamri... — su expresión cambió por completo, al ver al elfo, sintió mucha culpa y vergüenza, estaba casi segura que le había hecho daño, pero se alegraba de verlo bien — ¿estas...bien?... lo siento, no fue gracias a mí, — se mordió el labio inferior  miró a los otros dos — ¿Es mucho pedir que me dejen hablar con él? — esa pregunta iba dirigida al ronso mientras pasaba sus manos por su boca, limpiando su piel con sus propias manos, de hecho, estaban atadas delante de ella, lo que significaba que se le haría muy sencillo zafarse si quisiera, pero parecía no tener intensión de escapar.

Darius yo voy a tomar tu lugar, si la teniente Mey te pregunta, dile que fue idea mía, yo asumiré las consecuencias de esta decisión, Euphemia y yo tenemos mucho de que hablar y ya dormí suficiente como para tres semanas, lo cual entre mi gente nunca es muy saludable. - anuncio con seriedad.

Mi expresión se torna dura e insondable, era más que evidente que no iba a aceptar un no por respuesta, incluso cuando el ronso se plantara delante mío con toda su imponente musculatura, no me haría retroceder ni un ápice.

Había venido por Euphemia y tendría a Euphemia, había algo muy importante que tenía que decirle y que no debía ser escuchado por nadie más.

Lo aburrido siempre es bueno en este negocio. Bueno señores, si me disculpan, tengo cosas que hacer, si necesitan algo, Zavala os atenderá con mucho gusto.

Yo debo reorganizar la logística de todo el campamento. Mil perdones, pero el deber me llama. -  dice la capitana mientras se aparta del grupo y empieza a repartir órdenes entre los suyos.

El soldado te observa y tras meditarlo un poco, procede a darte  una respuesta bastante franca.

Podría llevarte ante ella, pero no creo que sea buena idea, está reorganizando todo el campamento, por lo que, yo en tu lugar, esperaría hasta mañana para hablar con ella.

Pero claro si no te preocupa perder una oreja o las dos, pues sígueme. - dice el soldado a modo de advertencia.

Mientras Renall se dirige hacia la tienda donde está Euphemia, la teniente Mey se acerca a ustedes.

Cadetes síganme necesito reorganizar todo, Flambeau, tu tienes alas, ergo eres más veloz que los demás, necesito que busques a Smith, Tempi, Khar y si ves a Lorian y a Trepe fuera de su cama también los llevas a la fogata.

A Gallard déjaloba su aire, voy a tomar decisiones esta noche y quiero oír la opinión de todos. - dice la teniente con voz autoritaria.

- No. - Fue directo y conciso. Se cruzó de brazos y negó con la cabeza. Sin el permiso de Sasha, no se movería de allí. Él no mentía, ni engañaba, ni faltaba a su palabra. Quizás los demás olvidarán que era aquello del honor, la honestidad y el deber. Pero él no lo había olvidado. - Si quereis hablar, adelante, pero no me iré - movió la mano indicándole que podía comenzar cuando quisiera.

- No depende de mi, lo siento. - indicó tanto al elfo como a la dhampira. - Consigue el permiso de Mey. - acabó por dedicarle las últimas palabras a Eladamri, sacando su propio móvil del bolsillo y tendiendoselo para que la llamara Eldamri mismo si quería.

¿Es en serio Darius? ¿Cómo mierda pretendes que consiga señal en mitad del jodido bosque? Además, en este momento podría relevarte pues todo evidencia que tu ecuanimidad se ha visto comprometida.

Y no me vengas que son ideas mías, has alimentado a tu prisionera con tu propia sangre, eso no es aceptable para ningún celador, pues crea empatía con tu prisionera.

¿Quieres que cuestione eso ante la teniente? Vamos Darius fuérzame a hacerlo, puedo ser un jodido cabrón cuando lo deseo. 

Sólo te pido tres jodidos minutos y me largo. Voy a ser breve, te lo prometo. - digo con seriedad, en verdad odiaba mostrar ese lado mío, pero si la situación lo requería, no dudaría en mostrarlo.

Euphe levanta una ceja, el hecho que se refiriera así de ella, le hace sentir peor, sin embargo no cree que el ronso se merezca que le hable así.

— ey, baja dos cambio a tu carrera, elfito — suspiró y se dio cuenta que había sido altanera, es que no podía ser de otra manera — no bebía sangre desde ayer y no sé si sabes que mi parte mala — una de las tantas que tenía — se hace muy difícil de tolerar, y cómo todos ustedes, estoy cansada y sin energías, por muy presionera que sea, creo que merezco algo de comer — tuerce el gesto.

— así que no te pases con el ronso, que solo ha sido amable conmigo, pero vamos, si quieres recriminarme algo, vale, sé que lo que hizo... eso pudo haberte matado... y lo siento, pero el resto lo hice yo, y si ya te enteraste, y es sobre eso que me quieres recriminar, te digo desde ya que la semiaven se lo había ganado a pulso y realmente deseo que desaparezca, lastima que no conseguí lo que buscaba — sus ojos violetas fueron hacia el ronso, quizás no le gustaría volver a escuchar esss palabras.

— así que... ¿pueden ir a pedir la autorización a Sasha para que este pobre ronso quede liberado de mi y pueda ir a ver a su querida elfita? Gracias, que los dioses se los pague — si debía decir que no hablaría con nadie y que contendría el aire hasta morir ahogada, lo haría.

- Totalmente. - Contestó con total tranquilidad. Y cuando le preguntó sobre como conseguir cobertura en el móvil, alzó la mirada hacia la copa de los árboles y después volvió a mirar a Eladamri. Siempre había tenido muy buena relación con él, pero estaba comportándose como un gilipollas obsesivo por quedarse a solas con la Dhampira. Si no lo conociera de antes, pensaría que había razones ocultas en todo aquello. - ¿Crear empatía con la prisionera? ¿Y ese tono de pasivo-agresivo que de repente te sale por que no te dejo quedarte a solas con ella? Es nuestra compañera, maldita sea,  evidentemente todos tenemos empatía con ella. - ¿Pero este elfo se había vuelto tonto de repente o que? Y lo peor e que parecía saber que había pasado allí de primera mano, milagrosamente.

Habló Euphemia, dejándole hablar en un primer momento. Después movió la mano hacia ella, pidiendole calma con un gesto de la mano. - Un solo segundo, Euphemia. - dijo, antes de volver a centrar su plena atención en el elfo. No le había gustado demasiado ese tono de amenaza velada.

- Hablas como si temiera hacer bien mi deber, Eladamri, y eres tú quien está saltandose las normas relevando a un compañero sin permiso de tu superior. - Señaló hacia detrás de él con el brazo extendido. - Si quieres correr a llorarle a la Teniente que no te dejo a estar a solas con la prisionera, te esta faltando tiempo para marcharte. Si tu puedes ser un jodido cabrón, yo puedo ser el padre de todos los hijos de puta. - Y sí, Darius había dicho una palabrota. Punto para Eladamri.

- Ahora escúchame tu. - bajó el brazo, volviendose a cruzar de brazos. - Yo soy el primero que no quiero estar aquí, pero estoy sometido a mi palabra y deber ¿Entiendes eso? No es una cuestión de deseos. - Negó con la cabeza, de forma tajante. - O tienes el permiso de Mey, o me quedo. Si quieres hablar con ella, y sabes que no puedo mentir, puedo prometerte que haré voto de silencio con cuanto escuche. Es lo máximo que puedo ofrecerte. - También le gustaría saber porque estaba comportándose como un grano en el culo, teniendo en cuenta que lo consideraba alguien con quien tenía buena relación.

Sonreí de oreja a oreja al entrar a la tienda y descubrir que Darius seguía allí, junto a Euphemia - ¡Darius! - dije, acercándome a ambos, frunciendo ligeramente el ceño al ver la escena- ¿Qué ha pasado? - pregunté, encogiéndome de hombros, cuando me pregunto si habiamos sacado algo en claro- Sí, que la pajarraca es imbecil. - fue lo unico que dije, sonriendo de medio lado.

-Ohh, entiendo... - dije entonces, cuando confirmó que sólo le habia dado de comer a a Dhampira. Y sonreí cuando afirmó que pensaba que no iria a buscarle- Me ha costado escaparme, no creas... Se ha puesto de un pesado... Dalee y daleee... Pero eh, en vez de buscar bronca, me he acordado de lo que dices tu siempre y te he hecho caso... y me he largado dejándola con la palabra en la boca... CLA-SE -rei, sacundiéndome el falso polvo de la chaqueta, esperando que se sintiera orgulloso por haber controlado mis "instintos". Y estaba a punto de seguir hablando y preguntar a Euphemia cómo estaba cuando, de repente, Eladamri pidió quedarse a solas con ella, petición que me hizo girarme hacia él con una ceja alzada, negando con la cabeza.

-No pasa nada si nos quedamos, ¿no? - dije, dando a entender que no debía pasar nada que no pudiera pasar sin que otro estuviera presente. Pero entonces, Darius también se negó, y Eladamri, a pesar de la disculpa de Euphemia, montó en colerá repentivamente, dejándome totalmente ojiplática. No lo habia visto así hasta entonces, y me preguntaba dónde estaba el elfo amable y pacífico con el que habia estado hablando hacía unos segundos- Hey, Ela.... relaja un pelín... - le aconsejé de buenas, mirando al resto con gesto descolocado. - No hace falta ponerse violentos. Además, técnicamente, la única objetiva aquí soy yo que no estoy mosqueada ni le he dado de comer a nadie... Así que vamos a tranquilizarnos un poquito y hablar tranquilamente... - dije, mostrando las palmas de mis manos, como gesto conciliador- Creo que Darius lleva razón. Deberías hablar con Mey antes, es ella quien ha dado la orden. - asentí, torciendo el gesto al ver el cariz que habían tomado las cosas.

E iba a añadir algo más, cuando Euphemia también intervino, haciendo que lo que fuera que estaba a punto de decir se esfumara de repente y que, por alguna razon, mi rostro se ensombreciera aún más. Sin embargo, no me moví un ápice tampoco, esperando la reacción de Eladamri cruzada de brazos, y ahora en completo silencio.  No iba a dejar que Darius incumpliera una orden sólo porque el elfo quisiera desahogarse.