Partida Rol por web

-Pase un buen día, Teniente Primero -dije, en tono servicial, un tanto asombrado de que Yanagida no realizase ninguna pregunta más para concretar detalles del informe.

Tras esto, me llevé a la mano a la sien, realizando un saludo militar, y abandoné el despacho de mi superior. Aún no sabía a dónde dirigirme. Me había pasado gran parte de la misión lamentándome para mis adentros de no tener tabaco. Estaba desenganchándome de aquel vicio, sin llegar a dejarlo de una manera definitiva desde hacía años, pero aquel nuevo estilo de vida, aislado y realizando misiones al otro lado del portal me mantenían lo suficientemente ocupado para no pensar en fumarme cigarrillos tanto como antes. Lo fácil hubiera sido acudir a la Armería y hacer algún trueque con el cabo Toki Buki, el encargado, pero a pesar de mi adicción a la nicotina, decidí seguir firme a mis convicciones. El tabaco se había acabado para mí.

Con esa idea en mente, decidí dirigirme al Campo de Tiro para practicar mis habilidades de disparar usando la Mineba y el Howa. Hasta ahora no me había ido mal enfrentándome a los trasgos, pero, ¿quién podía asegurarme que no hallaríamos adversarios más difíciles de abatir en nuestras próximas misiones? Necesitaba mejorar mi puntería, y mantenerme distraído.

Nada de tabaco, ya lo había decidido.

Me cuadré ante la presentación de la muchacha que no sabía si ostentaba algún rango pero nunca era malo saludar a la gente que te encontrabas. - Yosuke Mashira de la 8-1, soldado. Un placer. - Sonreí amablemente mientras escuchaba atentamente las instrucciones de los baños termales. 

Pues si, una gran y agradable coincidencia, que hora es? Podemos ir a ahora al baño? - Pregunté curioso. Pero si las habitaciones eran de 3 quien mejores compañeros que el doctor y Ryuuji. - Me parece estupendo, pero espero que no os moleste que ronque. - Dije contento mientras le ponía la mano en el hombro. - Tengo ganas de ducharme así que se lo podemos preguntar luego no?

- Si claro, ahora es vuestro turno. Parece que los días aquí tienen más o menos la misma cantidad de horas, así que podemos usar el mismo sistema horario – señaló la recepcionista. – Solo acordaos de dejar las termas tal y como os las habéis encontrado. Si no… - Agarró su puño con una mano e hizo sonar los nudillos.

Cuando entrasteis a las aguas termales pudisteis ver como el lugar no era gran cosa, pero tenía lo mínimo para que unas cuantas personas se pudiesen lavar a la vez. Había un pequeño grifo al que le llegaba agua de unos bidones que se encontraban algo elevados para que fluyese el agua. Debajo del grifo, una cubeta, que se usaría para quitarse el jabón del cuerpo para no dejar las aguas termales llenas de burbujas.

Parecía que el lugar todavía estaba en obras, pues las vallas de madera que rodeaban el recinto todavía no estaban bien clavadas y se podía ver la pala de una excavadora desde el interior.

No te costó mucho encontrar el campo de tiro, solo tuviste que seguir el sonido de las balas para dar con él, se encontraba no muy lejos de la armería, por razones obvias de reabastecimiento.

Al llegar pudiste ver que se trataba de un lugar que estaba en construcción, unas excavadoras seguían quitando, amontonando y aplastando tierra para hacer pistas extra ya que actualmente apenas había 6 que se pudiesen utilizar. Las pistas tenían unos 500 metros de largo y 3 o 4 de ancho, y en medio de esta se encontraban unas dianas amarillas que por experiencia sabías que se bajaban cuando recibían un impacto.

- Hombre ¿Qué haces tú por aquí? – escuchaste una voz familiar que se aproximaba a ti por la espalda. Al darte la vuelta pudiste ver al soldado Tenryuu, el cual llevaba su ametralladora al hombro como si no pesase gran cosa. – ¿A ti también te ha tocado el marrón de ser instructor o que?

Mientras todos estabais haciendo vuestras cosas notasteis como de pronto la base se empezaba a agitar un poco y algunos soldados se acercaban a la puerta principal de la base. No parecía haber ninguna emergencia, pero sí que parecía que se había armado un pequeño alboroto.

La tarde avanzaba de forma rápida y el solo ya había alcanzado el zenit hacía no mucho.

Luego de haber conversado con el Teniente y tras dejar el informe escrito, Yoko camina por los pasillos mientras se pierde entre pensamientos que posiblemente la impulsan a recordar todo lo vivido. Aquel lugar es una fuente de interés para la joven Doctora, tanto por explorar, criaturas por conocer y el hecho de comprender un poco más en profundidad a los habitantes de esa tierra, la mantiene ajena al entorno circundante. 

Así que mientras se encamina al Laboratorio para analizar las muestras de lo que ha encontrado en el paso, escucha un alboroto y como es de esperar, sale a ver de que se trata. Muy rara vez sucede aquello y ante la curiosidad que ostenta la rubia, directamente irá a husmear. 

El teniente resopla ante la negativa de llevar armas secundarias para el resto de soldados pero las normas eran las normas. Agarra su rifle y lo deja colgando de la correa frente a el como acostumbraba mientras acomodaba la pistola en una carturecha a la altura del muslo. Si le habían dicho que el resto del equipamiento básico estaba ya preparado en los coches no tenía ninguna pega. -De acuerdo, muchas gracias por atendernos.  Dijo terminando de prepararse. -Creo que con esto tendremos suficiente para salir ahí afuera Dijo con una sonrisa sin estar del todo satisfecho hasta que un ruido lo sacó de sus pensamientos. -¿Que ha sido eso? Dijo en voz alta encarandose hasta el ruido. Mientras salía al trote .

Y yo, al ver como se apresura nuestro cabo, mientras veo pasar, asi por el rabillo del ojo a una chavala del otro grupo, miro a los mios y digo.
¿Seguro que podemos armarnos para movernos por la base?. Desearia confirmacion.
Mas no parece que se pueda perder mucho tiempo asi que añado.
Si hemos de armarnos aprovechad mientras yo voy con nuestro cabo por si necesitara ayuda. Después, el que primero obtenga su equipo, en el caso de que se pueda, que me releve.
Y tras decir esto, toco la visera de mi gorrilla con el indice y el angular de la mano derecho y voy tras nuestro cabo, a paso ligero vista la prisa que se daba

Masaki toma el armamento que le correspondía tras inclinarse levemente en señal de agradecimiento al hombre. Observa como sus compañeros van haciendo lo propio y ella también. Entonces escuchan un sonido, el cabo decide acercarse, ellos estaban armados y aunque no eran los miembros de seguridad seguramente sería buena idea ir, así que corre tras el cabo con el seguro del arma puesto y apuntando hacia abajo.

Los que os acercáis a la puerta oeste, desde la que venía todo el alboroto, podéis ver cómo la gente se ha amontonado porque una de las patrullas de reconocimiento había vuelto de una de las misiones. Un par de coches estaban aparcados en la entrada y parecía que todo el revuelo se había armado por la presencia de civiles. Aunque no habíais llegado a llegar a ver del todo lo que había podíais observar como una especie de alabarda se alzaba desde el lugar que llamaba la atención.

- ¿Es una elfa? – dice una de las voces de los soldados.

– Habéis visto que arma lleva la otra, espero que no sea peligrosa. No le voy a quitar ojo de encima. – se escucha por otra parte.

El Teniente Primero Yanagida no tardó en aparecer desde los cuarteles de mando para poner un poco de orden. En menos tiempo que en el que canta un gallo el corro que se había montado se disuelve y la mayoría de los soldados vuelven a sus puestos, es entonces cuando podéis ver lo que de verdad está pasando.

Veis que del brazo del líder del equipo de reconocimiento hay una joven con una indumentaria negra y roja, junto a ella se encuentra la gran alabarda que se habíais visto desde la distancia. Parece que no tiene intención de separarse del brazo del líder del grupo.

Al otro lado del líder podéis ver otra joven. Esta tiene un pelo y unos ojos de un azul más claro que el cielo si cabe, y su atuendo que se asemeja al de una toga de monje salvo que tiene unos colores primaverales que la hacen destacar. Curiosa es como mejor se definiría a la joven, pues no deja de observar todos los detalles de la base con mucha intriga.

Finalmente, la tercera chica, la cual es alta como una modelo y tiene un pelo rubio que le llega por debajo de la cintura, es la que más desapercibida habría pasado si no fuese por un detalle anatómico que hacía que llamase mucho la atención. Sus orejas no eran como las de los humanos, estas eran largas, finas y acababan en punta. Se asemejaba mucho a la imagen de los elfos de las historias de fantasía.

- Teniente Primero Itami, sería usted tan amable de explicarme que idea tenía exactamente en su cabeza cuando pensó en traer civiles a la base – dijo el Teniente Primero Yanagida mientras se daba unos ligeros toques con su libreta en la mano. Aunque el Teniente era una persona tranquila en ese momento desprendía un aura asesina que asustaría a cualquiera.

- Es difícil de explicar – respondió al que ahora reconocíais como el Teniente Primero Itami. – Resulta que nos atacó un dragón y tuvimos que evacuar una aldea entera. – empezó a contar, aunque su voz no es que fuese muy firme, casi parecía que le tenía miedo al Teniente Yanagida. – Además no soy el único que ha traído civiles – dijo de pronto y señaló en dirección en la que estaba el soldado Iwamori, ya que tenía a la chica zorro en los hombros.

-Itami! A mi despacho, tú y yo tenemos unas cuantas cosas de que hablar, y mucho papeleo. – dijo el Teniente Yanagida mientras lo agarraba del uniforme y lo llevaba casi a rastras en dirección a las oficinas de mando.

En los humvees se quedaron las chicas junto con los demás miembros de la tropa del Teniente Itami. No pasó mucho tiempo hasta que los ojos de la chica peliazul se clavasen en el Soldado Iwamori y la niña que tenía en sus hombros. Se aproximó al grupo de Soldados y se quedó expectante sin decir una palabra.

Mientras recogemos el equipo, con algún problema por mi parte debido a que llevo a la niña en los hombros, se forma un revuelo fuera de la armería. Para cuando me quiero dar cuenta la unidad comienza a desplazarse y yo tengo que decirme entre llevar o no el rifle.- Por ahora solo me llevare la pistola. Disculpa las molestias.- Inclino un poco la cabeza y sigo al equipo guardando la pistola en una funda al cinto.

Me preguntaba que estaría causando tanta agitación, y desde lejos se ve un cumulo de soldados y una especie de arma de filo sobresaliendo entre ellos. Me habría puesto en guardia, pero la gente parecía más curiosa y recelosa que en plena atención por un posible peligro; lo que no hacía más que despertar aumentar mi curiosidad.

Los comentarios entre los soldados dan a entender que ha llegado otro grupo de exploración y estos también han traído indígenas de la zona. Tanto es así, que en esta ocasión les acompañan tres chicas con un aspecto de lo más curioso y exótico. Y estoy seguro de que he oído al oficial decir algo de un dragón. Mi mano busca en la bolsa el cuaderno pero solo encuentro el portaminas, y rápidamente miro a la niña que aún lo tiene. Suspiro resignado, tendré que esperar.

La muchacha del pelo y los ojos añiles se acerca, y juraría que me mira… o podría estar mirando a la niña zorro. Me quedo mirándola un segundo y luego saludo.- Hola.

Sonreí amablemente y enseñé el pulgar dando a entender que lo había entendido. Poco tardé en entrar a las termas, me quité la ropa sin ningún tipo de pudor y pronto me metí debajo del grifo para limpiar el polvo, las heridas y el estrés que había acumulado en esta misión. 

Miré a Nakahima sonriendo y le eché un poco de agua con la manguera de la ducha. - Venga hombre, que se nos pasa la hora y tendremos que irnos!

Terminé rápidamente para poder meterme en las termas y no pude evitar poner cara de gustirrinin cuando entré entero. - Uuuuuugh... A parte del dinero que nos dan aquí estas termas hacen que todo merezca la pena... - cerré los ojos y me relajé todo lo que pude. 

Aunque meterse en las termas en mitad de la tarde no era lo más normal el ambiente bastante bueno. Se podía ver el cielo azul y sin contaminación desde los baños y de vez en cuando hasta pasaba algún pájaro curioso.

Cuando Mashira entra en el baño siente como algunos rasponazos de los que no se había dado cuenta le empiezan a escocer un poco, aunque para él ya es una costumbre.

No pasó mucho tiempo hasta que unos soldados más entran al baño para descansar un rato. Parece que están comentando algo sobre la llegada de otra tropa de reconocimiento que acababa de llegar. Al veros no tardan mucho en reconoceros.

- Eh, vosotros sois los que habéis ido con El dios de la guerra, ¿no? Resulta que el Teniente Primero Itami os ha ganado en eso de desobedecer las órdenes jaajajajaja – comentó mientras se ponía a asearse en la ducha.

Y alli estabamos. Nada mas salir somos testigos de la causa del alboroto en cuestion. Por mi parte, examino a las recien llegadas aunque presto atencion al tono apremiante del teniente cuando reclama la presencia del mando del grupo recien llegado.
Me parece a mi, que esta mision va a resultar divertida si.
Por supuesto, nada digo en voz alta. Pero examino con ojo critico la pedazo de alabarda en cuestion, pues para mi es lo mas llamativo de todo.
Y hecho esto vuelvo a examinar a las integrantes del curioso grupo, pensando en quien puede empuñar ese bicho.
Entretanto, una de las chavalas se acerca a nuestro colega Iwamori. Y no dice nada aunque pareciera que nos examina del mismo modo que he hecho yo antes.
Iwamori muestra su cortesia saludando, aunque no se inclina pues no es plan de que se le caiga la pequeña pasajera que porta. Y por mi parte, secundo su saludo añadiendo.
Un placer recibiros a todas. Espero que la estancia en nuestra base os sea de agrado.

Entre tranquilamente en los baños. Sin duda era impresionante que hubieran hecho todo eso en tan solo dos días. Me quité la ropa con suavidad y la estaba plegando cuando un chorro de agua me golpeo en la cara. Me giré al soldado Mashira con cierta cara de mosqueo, aunque rápidamente le devolví la sonrisa y me dispuse a disfrutar de baño. Me lavé el cuerpo y estaba por entrar cuando un grupo de soldados entro diciendo cosas fuera de lugar. Les dediqué una mirada afilada.

-Esto no es un concurso. Nosotros hicimos lo que teníamos que hacer, y estoy seguro que el Teniente Primero Itami tambien hizo lo que tenía que hacer, por que para eso hemos sido entrenados-Fuera lo que fuese. Dicho esto entré en el baño caliente, cerré los ojos y tomé aire para relajarme.

Agarró el subfusil mientras lo examinaba, hacía bastante que no entrenaba tiro y esperaba no estar demasiado oxidado, y se lo colgó al hombro tras comprobar que el seguro estuviese bien fijado, cuando escucha el murmullo fuera.

Asiente al soldado Kurita y, tras mirar al cabo Buki, en un gesto de respeto y disculpa por su falta de saludo anterior, y tras esperar su permiso, agarra el arma del soldado que no había cogido para llevársela, y salió corriendo detrás de la soldado Sato, no sin antes comprobar de nuevo el seguro de ambas armas.

Al salir al exterior, vio los vehículos aparcados con la gente alrededor murmurando, y al escuchar los comentarios, aceleró aún más rápido. No puede ser verdad, no pueden pasar tantas cosas en un solo día!- Pensó mientras corría con una sonrisa estúpida.

Vio entonces entre la gente la característica gorrilla del soldado Kurita, por lo que se abrió paso hasta llegar a su lado para llevarle su arma, y cuando por fin llegó, casi cae de rodillas de la sorpresa mientras de nuevo casi se le desencaja la mandíbula. Si una chica con orejas de zorro no era suficiente, estaban allí lo que era sin lugar a dudas una elfa, una especie de chica gótica, que si ya de por sí era rara, llevaba una alabarda casi el doble de grande que ella y; una chica de pelo azul que.. ¡Estaba con Iwamoir! ¿Ese tío es un imán para las cosas que pasan aquí o que? -pensó.

Le dio un pequeño codazo a Kurita, para que viese que le traía su arma, pero no atrevió a dársela por miedo a que la chica lo malinterpretase. Se llevó la mano a la nuca, y sudando un poco por nerviosismo dijo: -Esto... ¡Hola! Me llamo Yuuta, Katsuro Yuuta y...¿Necesitas algo?- No dijo mucho más por los nervios que sentía, que hacía que empezase a sudarle la frente y a humedecer la banda que llevaba. Tenía ganas de conocer más del mundo pero, no le habían preparado para contacto con civiles -¿No debería el Sargento haber dado alguna instrucción en vez de dejarlas solas?- pensó, recordando la escena de como se llevaba al famoso Itami.

Johan abrió la boca en muestra de sorpresa ante aquellas chicas que habían acompañado a aquel hombre. A juzgar por la escena parecía que no debía haber traido a aquellos civiles a la base pero no parecía que se arrepintiera en lo absoluto, un tipo de lo mas arrojado sin lugar a duda. Una vez se quedaron a solas con ellas, el cabo Johan no puede evitar sonreir viendo que su unidad comenzó a intentar entablar amistad con las recien llegadas, esboza una sonrisa y prefiere quedarse un poco apartado disfrutando de la escena. Era consciente de su propio aspecto quizás un tanto intimidante al ser mucho mas corpulento que el resto y deja que el resto haga las presentaciones oportunas.

Aprovecha el momento para apoyarse en la pared con los brazos cruzados y sonreir mirando una vez mas el cielo. "-Vaya... este sitio es una auténtica caja de sorpresas..." Las chicas eran muy pero que muy peculiares y no tenía ni idea de que idioma hablaban o que tipo de opinión tenían de los soldados japoneses y nada mejor que observarles para verlo.

Cuando llegaron al lugar la cara de sorpresa de Masaki no se hizo esperar, aquello que tenía delante eran personajes sacados de alguna clase de historia de fantasía, rápidamente las mira mientras susurra para sí misma:

Una elfa… es una elfa… y es como las de los libros de fantasía… espera, espera, y la gótica…, pero eso es una alabarda, una alabarda de verdad… una alabarda medieval, que increíble… pero como puede llevarla y la otra… una sacerdotisa… una monja… ¿Qué es?

No era realmente consciente de lo que estaba viendo delante suyo, pero lo cierto era que estaba muy sorprendida y tenía una gran curiosidad. La mirada de la chica del pelo azulado no se le escapo, parecía que estaba observándolo todo y de hecho cuando se acercó a ellos se queda mirándoles, ella tras las palabras de sus compañeros dice mientras se señala con una sonrisa amigable:

Misaki

Para después señalar a la chica y poner cara de duda.

La chica de pelo azul miró al soldado cuando este le saludó y está respondió en el idioma autóctono.

- <Es una chica bestia. No es común verlas por aquí, y menos siendo de tipo zorro> - dijo, aunque enseguida se dio cuenta de que probablemente pocos entendiesen lo que estaba diciendo.

- Ho-la. Hola – dijo repitiendo las palabras del soldado que le había hablado primero, aunque al escuchar las palabras de los demás soldados puso una cara de no entender mucho, aunque intentaba escuchar cada palabra con extrema atención. Hasta que llegó el turno de la soldado sato, la cual intenta comunicarse con ella haciendo uso también de gestos.

La chica no tarda mucho en entenderlo, y repitiendo el mismo gesto que la ingeniera se señala y dice - Lelei