Partida Rol por web

Una vez que has acabado de leerle todo a Leowin y te interesas por sus planes, ella te explica que en el templo de Ilanil hay un viejo libro que vino con los humanos, y que está custodiado por la Szent Jobb... Ella desea que ese libro sea liberado para que sus conocimientos puedan llegar a más gente.

Sabía de la existencia del libro que le has leido y creía que podría usar el contenido de este libro para liberar el que custodia la Szent Jobb. Tenía uan idea superficial de su contenido pero necesitaba saber lo que ponía. En un primer momento pensó en el apoyo de los Cagaclavos para asaltar Ilanil y aprovechar la confusión para conseguir el libro. Los Cagaclavos se encuentran en una especie de guerra civil y Rolf iba a conseguir su colaboración, pues él iba a hacer de mediador entre los orcos y la orden del dragón, que estaba dispuesta a acabar con los competidores de Rompecoños a cambio de oro... una especie de juego a tres bandas, pero vosotros lo jodísteis todo.

Ahora no puede pedir la colaboración de los orcos, y no está segura de que los elfos quieran tomar Ilanil, aunque quizás sí que colaboran si es para recuperar el terreno sagrado de Ilissa...

No entiendo muy bien la motivación de la ciega para hacer todo esto y eso de que quiere que se sepan los conocimientos del libro ese... me suena a patraña. Lo que si que es cierto es que el aldeano bobalicón ya es amigo mío y me encanta su música de retrasado. Habré hecho durante estas semanas sesiones de música con él añadiendo sonido de público a saco con ghost sound. Si la ciega se ha querido unir a la fiesta danzando bienvenida es. 

A la ciega le diré al final del viaje que ya tenemos más confianza Ha venido alguien con la bendición del artífice a mis minas. Deberías venir ahí no se si te puede sanar la vista... pero es posible. Bueno y hablando de negocios, más vale que vayamos a ver a los elfos no crees?  Si hemos de hacer que reconquisten estas tierras tendrán que discutir mi barba con sus orejas puntiagudas. Una risa profunda desde el interior de mi barba emerge cuando me doy cuenta de que soy un genio Leowin... creo que tengo justo lo que tus amigos necesitan para recuperar este lugar. Se la manera de que entren en Ilanil sin ser vistos...Como? A través de mis minas! jua, jua, jua! Me acerco a ella para señalar con el bastón en la arena mi plan, haciendo un esbozo de Ilanil y las minas Pues sí, más o menos en esta zona está la salida del túnel. Exacto, sí, sí, ellos podrían entrar aquí y recorrer el túnel hasta el pueblo sin que nadie los viera. Mis enanos querrán participar en el golpe, no tengas duda. Tengo un grupo de enanos en busca de juerga que están aburridos ahora en una taberna. Ah sí, luego está mi guardia de élite, los cráneos de acero. No te preocupes, primero matan y luego ya preguntarán porque. Una vez los elfos estén establecidos les daré todo el hierro y piedra que necesiten. Leowin, que el Artífice bendiga el día que convencí a esos desalmados para que no te cazaran. Y con licor de zarzamora que ayuda a convencer a la gente brindo con ella.

Da igual lo que responda yo me voy con los elfos después. Imagino que vendrá conmigo. Si no fuera así le haré un charm al humano bobalicón para que venga conmigo de viaje, le tengo cariño después de su talento musical gutural. El plan está en marcha ya y la sangre de este enano empieza a hervir más que cualquier fundición de hierro. 

A medida que hablas sonrie hacia la dirección en la que estás. Cabecea animada a tus proposiciones pero cuando le haces el mapa y se lo indicas está claro que no te puede seguir...

Más o menos te entiendo, enano. Parece un buen plan llegar por un túnel... Pero deberá ser un túnel muuuy largo. La cantera está a un día de Ilanil. Sin duda sois una raza curiosa...

Asiente una vez más a tus palabras, contenta.

Perfecto. Me gusta que queramos lo mismo... Vayamos a ver a los elfos! Nunca he estado allí... Aunque... Ir antes a ver a ese sacedote que decís... Estaría bien poder ver. Dicen que es maravilloso ver... Poder ver las maravillas de los elfos...

Dice, emocionada.

Llevaré a Leowin por la cueva y el túnel para que no la vea nadie aunque no creo que tenga muchos problemas en ocultarse de la vista de los demás pues así lo ha demostrado antes. Una vez lleguemos a la cueva le digo al sacerdote arrodillado Hermano, creéis que el Artífice podría sanar a través de vuestra devoción la vista de esta amiga de los enanos? No es mala persona y desea ver el mundo que el Padre ha creado para todos pero le es imposible. Acaso no encontrará el Padre devota más fiel que aquella a la que se le ha dado el don de la vista para apreciar su obra? Mi magia es inútil para esto pero confío en que vuestra devoción sea más que suficiente. He de hacer alguna ofrenda o promesa para que mi petición sea escuchada, buen clérigo?

Estoy orgulloso de tí, Glorin. Eres un buen muchacho. El Artífice nos mira con atención, y cuando pregunte, sólo podré hablar bien de ti.

te dice el bastón, al ver tus intenciones.

Claro, hijo. Estoy seguro que los mayores de nuestra órden, en el Salón de la Gran Máquina, en Burgundia, podrían sanar a esta humana... Pero no aquí. Debería recibir el visto bueno de la Gran Máquina para ello... Tenéis mi bendición para esta empresa, hijo.

Todo parece marchar bien en la cantera. Los andamios están montados y los canteros se afanan arriba y abajo. La taberna subterránea es apenas un agujero en el suelo con capacidad para diez personas, pero poco a poco se irá ampliando. El propio templo del Artífice es poco más que un agujero abierto en una amplia grieta de la cantera, auqneu se ve que cada día los cnateros dedican algo de su tiempo para hacerlo más bello. Hay tallas a medio hacer, pilares aún por acabar de construir...

La fundición está acabándose de hacer y ya hay buenas pilas de madera esperando a ser quemadas. De hecho alguna d la madera se está aprovechando para convertirla en carbón...

El ingenio ya está casi acabado y pronto podrá empezar a extraerse el hierro. En las afueras de la cantera se acumulan pilas de bloques de piedra, a la espera de un comprador... Y bajo un toldo de áspera lana está el mago enano enfrascado con unos planos complejos, a la vez que observa las verticales paredes de piedra...

Todo va bien.

Oigo apenado las noticias del sacerdote aún así le doy las gracias. Al salir de la mina le diré a Leowin Siento que no te pudiera sanar la vista y te hayas hecho falsas esperanzas. Si lo deseas te guiaré hasta Burgundia para que puedas ver. Quizás los elfos puedan sanarte también, seguramente sí. He oído que hay una druida pero seguramente tendrán sus clérigos en todos lados. En fin, vamos donde quieras, te debo que elijas tú después de esta decepción. 

Duda unos momentos al plantarle el dilema, pero se decide rápidamente.

Vamos a ver a los elfos. Nunca he podido ver. Puedo esperar, enan... Glorin. Devolvamos el libro y acabemos con esto... Cuando esto acabe te estaré... muy agradecida por darme la vista. Ese Artífice tuyo debe ser muy poderoso.

Vamos a la ciudad Armonía, si te parece. Vamos a comprobar como lo han hecho para convivir elfos y humanos en un mismo lugar...

El campesino simplón, de nombre Hugh, se queda al cargo de los humanos, si así lo deseas. A medida que han pasado los días ambos te han tomado más aprecio y Hugh se siente encantado con la idea de tener una cuadrilla a su cargo.

Asiento a sus palabras Rumbo a tierras elfas pues. Acto seguido hago unos gestos previamente memorizados y convoco un caballo y un pony. Sube! Mi magia nos llevará de forma rápida a esas tierras de armonía... la verdad que yo también tengo curiosidad por saber como hacen para convivir elfos y humanos. Por el camino le iré contando historias sobre el Artífice pero le quitaré hierro al asunto explicándole que todos los clérigos de todos los dioses tienen poderes divinos. Llevaré siempre preparados conjuros de invisibilidad e imagen múltiple, ya se que los caminos no son seguros y si nos encontramos una sorpresa intentaré que escapemos antes que combatir. Además el búho siempre sobrevolará nuestras cabezas.

Vais rumbo al norte. Ella lleva una daga del fallecido Buenasmanos y va sobre la montura que has invocado.

Así con esas prevenciones, vais ascendiendo hacia el norte.

En alguna ocasión habéis tenido un mal encuentro con bandidos cuando estávais acampados, pero gracias a tus conjuros y la pericia de Leowin matando (sobretodo en la oscuridad nocturna) habéis podido avanzar sin mayores contratiempos, dejando por le camino algunos cuerpos de ladrones cosidos a puñaladas y churrascados.

Leowin es fiera y silenciosa en el combate. Eso no te cabe duda. Durante vuestras conversaciones, tú has conseguido saber (gracias a tu alta inteligencia) que debe de trabajar para laguien o para algo. Quizás se trata de un grupo o una sociedad secreta...

Dejáis atrás los frondosos bosques elfos (pero que explotan los humanos, por estar demasiado al sur de las tierras elfas) y seguís avanzando. Dicen que los bosques elfos son peligrosos, pues hay guardianes, una especie de guerrillas que se encargan de los osados leñadores humanos que se adentran demasiado... En los lindes del bosuqe, en una ocasión, habéis (de hecho has) visto a tres leñadores ahorcados, con su hacha colgada del cuello, como indicando su falta.

Después de hacer un rodeo para evitar la fortaleza elfa que dominaba el valle de más al norte, habéis tomado la ruta hacia Ciudad Armonía. En esa zona hay bosuqes abundantes y al fondo se ven las altas y grises Montañas Peladas.

Os topáis con algunas patrullas elfas de 5 miembros, que van montados en grandes ciervos o alces, o renos... Vamos, alguno de esos animaluchos de bosque que tan poco te interesan...

Gracias a tus hechizos podéis evitar el contacto con ellos...

Al fondo ves la silueta de lo que debe ser Ciudad Armonía...

Por el momento y hasta que encontremos a un clérigo que pueda curar a Leowin le cederé mi bastón para que pueda caminar y guiarse mejor. El Bastón puede hablar con ella y seguro que le irá bien. Si en este viaje no encontramos nadie que pueda sanar su vista me comprometo a hacerle un objeto que le de vista o que por lo menos se pueda comunicar telepáticamente con ella. Dame algo de tiempo... necesitaría materiales caros e investigar un poco para encontrar el objeto perfecto.

Iré sin miedo por las tierras elfas, me considero un mago abierto al conocimiento y la verdad que me entusiasman esas monturas domadas con artes silvanas. Me encantaría poder hablar con ellos pero Leowin me frena por precaución.

Miro con sorpresa el lugar y le describo ciudad Armonía a Leowin. Me esperaba algo más... élfico. La construcción parece muy humana, muy curioso... me apresuro a dibujar en un diario todos los lugares interesantes que veo. Una especie de "mapa" descriptivo como una guía del viajero más que un mapa con dibujos geográficos. Iré añadiendo notas sobre historia de cada lugar por el que paso. Con tiempo esto llegará a ser un buen libro para que mi orden pueda estudiarlo.

Nos acercaremos en evidente son de paz a la ciudadela... que el Artífice nos tome confesados.

Leowin le quita importancia a lo que le dices sobre la vista. Parece mucho má spreocupada por hablar con los elfos y entregarles el libro.

El bastón se lo ha pasado pipa bombardeándola de preguntas y entre las preguntas y respuestas puedes intuir que lo de Rolf era una especie de "acuerdo" ajeno a él, aunque al parecer Leowin le acabó tomando verdadero aprecio a aquella vida "falsa" junto a él, en el árbol y los perros... Vuetsra llegada destruyó su ilusión y decidió cumplir con su misión. Parece algo agitada por todo lo que va pasando... Y crees que relamente tiene una vena sádica y que disfruta con la violencia, cosa que sale en combate, pero que le resto de tiempo parece que consigue ocultarlo bastante bien...

Realmente desea el libro que hay en el templo de Manos en Ilanil, y parece que debe de haber otros pedazos de conocimiento similar esparcidos. Parece que los Szent Jobb los custodian todos... O al menos custodian los que Leowin parece buscar...

Leowin escucha con atención tu descirpción y también parece algo contrariada.

Os vais acercando y a medida que os acercáis, veis extramuros numerosas granjas, todas con humanos viviendo. Son granjas limpias, ordenadas... Todas llevadas por familias humanas que parecen vivir tranquilos.

Cuando os ven os miran con curiosidad, desconfianza e incluso inquietud.

Al poco os sale al paso una patrulla de elfos en sus monturas exóticas. Os rodean y os invitan a seguirlos. Al no oponer resistencia ellos tampoco se ponen más farrucos (la patrulla está compuesta por cuatro hombres y una mujer que parece la jefa de la patrulla).

No contestan posibles preguntas que les hagáis y hacen oídos sordos a las continuas preguntas de tu bastón.

Entráis en la ciudadela, de altos y estilizados muros, con sus delicadas torres cubiertas. Todo es de diseño humano, pero un diseño más estilizado y delicado que el estandar humano, por lo general más chaparro y funcional.Las calles está empedradas y limpias, y está claro que hay un doble muro, con un ancho camino de ronda entre ambos muros antes de acceder a la ciudad bajo una enorme puerta rastrillada.

Os guían por las calles empedradas. Hay bastantes humanos, pero también elfos. Te queda muy claro que los humanso hacen las tareas más humildes mientras que lso elfos parecen pasearse con tranquilidad en lugar de trabajar y sus ropas son más elegantes.

Os llevan hasta una fortaleza que hay dentro del recinto. Crees que hay un gran jardín, pues copas de árboles sobresalen por encima de esos muros interiores, pero no lo llegas a ver, pues os conducen a una sala que hay cerca d ela entrada, una especie de cuerpo de guardia.

Estáis con guardias en la puerta, unos criados humanos os sirven unas bebidas refrescantes y al poco llega un elfo con porte altivo pero expresión franca, flanqueado por dos guradias, que con un gesto de su mano se detienen en la puerta y avanza él hasta vosotros...

Viste una delicada armadura de escamas plateadas, que debe ser muy ligera por como se mueve, y a pesar de su expresión suave, tiene toda la pinta de parecer un buen luchador... O al menos un buen líder.

Salve, viajeros. Mi nombre es Duro, Guardián de Ciudad Armonía. ¿Qué os trae a nuestra ciudad?

Lo que descubro de Leowin acerca de su lado asesino no me gusta nada y produce repulsa a mi bastón. Su misión cada vez me resulta menos interesante y su compañía también. La ayudaré como prometí y seguramente nuestros caminos se separarán. Es una asesina en potencia y al parecer no necesita muchas excusas para matar.

Nada más ver como se organiza la ciudad me rasco la cabeza y suspiro. Se perfectamente que no va a funcionar nada de lo que hagamos con esta gente. Para ellos los humanos son como animales de compañía de vida corta que permanecen en los recuerdos de un elfo como un perro simpático para un humano. Esto es radicalmente distinto a nuestra raza, nosotros no dejamos que los que no están cualificados hagan el trabajo de un enano. Además, es la cultura del esfuerzo y el trabajo que nunca entenderán estos elfos ni los humanos. Un enano se forja a si mismo a base de los golpes que le da el martillo del Artífice contra el yunque de la vida.

Aprovecharé para tomar notas de lo que veo y dibujarlo después. 

Cuando hablo con el elfo le diré Le doy las gracias en nombre de la orden del Yunque y el Fuego y de toda Burgundia por habernos acogido sin desenvainar una espada. Somos viajeros que venimos de las tierras humanas. Le resumiré los detalles pero el caso es que encontré un valioso libro en una reliquia natural élfica. Creo que esto pertenece a vuestro pueblo, Duro, Guardian de Ciudad Armonía.  digo mientras saco el libro de mi petate y se lo doy. Antes de que lo mencionéis, esto es un regalo o más bien dicho una obligación para mi pues he hecho lo justo, devolver a su dueño algo que perdió. Haríais bien en leer lo que os entrego y descubriréis que las tierras de Ilanil fueron de vuestra raza tiempo atrás. Además ahí hay árboles y especies únicas que solamente los elfos sabéis como cuidar. Quizás esto motive a vuestras espadas a ir al sur para proteger la naturaleza única que hay allí. Si ese fuera el caso... contaréis con mi apoyo y mi ingenio. Puede que tenga algunas ideas para introduciros ahí sin ser vistos. Hago una leve pausa para ver su reacción y finalizo Mi nombre es Glorin y soy un mago arcano. Y bien, me he ganado vuestra simpatía? 

Toma el libro de tus manos. Lo mira y lo remira mientras te escucha. Asiente a lo que vas diciendo, como que entiende lo que le dices.

Lo abre, hojea unas página y lo cierra.

Increíble... ¿Lo habéis leído, decís? Está en elfo antiguo... Increíble. Me avergonzáis, Glorin de Burgundia. Yo no podría leerlo... 

Te confiesa con una sonrisa humilde.

No puedo decidir sobre lo que me decís... Comunicaré vuestras palabras a la Matriarca de Ciudad Armonía... De mientras os invito a estar aquí... Seréis nuestros invitados... En Ciudad Armonía todos los que llegan en son de paz son bienvenidos...

Asiento sorprendido a las palabras del guardián pero intentaré no mostrar demasiada sorpresa por su incapacidad de leer su lengua. Unos segundos más tarde reflexionando me doy cuenta que no es más que un guerrero, probablemente un letal guerrero o montaraz pero no es un erudito. 

A sus últimas palabras responderé Estaría encantado de conocer a vuestra Matriarca si fuera posible y me ofrezco a leer este tomo ante ella. Lo he leído entero y he desarrollado cierta soltura descifrando vuestra lengua antigua. En cualquier caso... en Ilanil una humana de Szent Jobb custodia otro libro muy parecido a este. Desconozco con que fin lo guarda y si está mancillando o no vuestro legado...

Estaré por la ciudad dando vueltas y conociéndola aunque a un nivel más mundano. Por alguna razón he perdido interés en este lugar después de ver la relación entre humanos y elfos, la arquitectura y después de haber conocido a Duro. La naturaleza del enano no es la de viajar y conocer, hemos forjado armas legendarias, construido maravillas monumentales pero todo alejado de los ojos de los curiosos seres que habitan la superficie. ¿Para qué un enano iría por la superficie a conocer otras culturas si las mejores maravillas seguían en Burgundia en la profundidad? Ahora empezaba a entender a todos aquellos que desarrollaban la locura de la superficie, alejados tantos años de las entrañas del mundo, algunos llegaban a afeitarse la barba y declinar la oferta de vivir entre enanos como Rúrin. Pasé días en diferentes tabernas élficas y humanas entregándome a los placeres de la bebida y la comida tratando de hacer más llevaderos mis días en la superficie. ¿Para qué iba a ir ahora a la fortaleza élfica o a ver la druida? Carecía de sentido y la decisión estaba ya tomada. Una vez me dejen hablar con la Matriarca o me den noticias de ella partiré rumbo a Burgundia, con o sin Leowin, su maligna compañía empezaba a cansarme también. Al fin y al cabo me debo a mi bastón, mi búho y mi dios, con ellos tengo más que suficiente compañía.

Os alojan en la fortaleza de la ciudadela, dentro del recinto donde has conocido a Duro. Hay una ala residencial y allí tenéis unas estancias amplias, limpias y bien ventiladas. El interior es de piedra blanca, tan blanca que casi brilla, con una mullida cama y un elaborado armario de madera clara.

Vuestras habitaciones son contíguas y se os ha otorgado un guía para que os haga la estancia más placentera. Es un soldado elfo, agradable y cortés.

Durante una semana os ha tenido entretenidos. Os ha enseñado la ciudad, las tabernas, las animadas plazas...

Has confirmado que los humanos hacen todos los trabajos serviles, aunque también hay algunos talleres de elfos. Alfareros, ebanistas, joyeros... Y talleres más exóticos como uno de telares con enormes arañas de vistosos colores que crean las telas para los elfos, y varios elfos trabajan con las telas de araña para crear tejidos ligeros como la niebla.

Sabes que debe de haber un herrero o una armería dentro de la fortaleza pues a veces has oído los martillos y el familiar sonido del metal contra metal, pero no está a la vista.

Los humanos parecen felices. Se les ve prósperos, aunque son más sencillos, en todos los aspectos, que los elfos.

Vuestro guía es muy bueno, pues la semana os ha pasado volando, y hasta la compañía de Leowin ha sido agradable. Parece que la atmósfera optimista de Ciudad Armonía es contagiosa. Es un lugar agradable, pero vulgar a tus ojos de enano. Los lefos le ponen notas de color y hay cosas extrañas por ver, pero sin duda no hay nada mejor que vuestro reino subterráneo.

Ha pasado la semana y tenéis cita para la mañana siguiente con Senda, la Matriarca de Ciudad Armonía.

Le habré preguntado sobre la herrería con la esperanza de que sea un enano el que la trabaja. Habré ido a visitarlo si realmente es un enano, de lo contrario perderé el interés con un suspiro melancólico. 

No quiero hacer nada más a parte de lo comentado, comer, beber y visitar jardines. Esta comida no engorda Leowin... tiene buen sabor pero comida que no engorda comida que no alimenta, serviría para alimentar a ponys de guerra pero no a un enano. Alfalfa!

Espero mi visita a la matriarca con ganas. Antes de ir hacia allí me despediré del guía elfo agradeciéndole el interés que ha mostrado en enseñarnos Ciudad Armonía. 

Escogeré mi mejor túnica que habré limpiado estos días. También probaré uno de esos jabones elfos sobre mi barba que dicen que la suaviza. Limpio y arreglado para la ocasión me presento ante la Matriarca.

A pesar que el guía se muestra reticente a enseñarte la forja, acaba por ceder y te la muestra, muy de pasada. Está dentro de la fortaleza, y se trata de una forja de guerra...

Trabajan varios elfos en ella, fabricando espadas y armaduras.

No puedes ver mucho más, pues enseguida te invita a seguir por le pasillo... Hay guardias en la zona. Es una fortaleza, y está bien gaurdada, a diferencia d ela ciudad, donde el ambiente es relajado, aquí se nota más tensión, pero en todo momento son corteses con vosotros.