Partida Rol por web

Gozushi!

El Oro de Wu Zi (Escena Final)

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19/02/2016, 00:46
Director

Allí estaba, en silencio frente a aquel edificio posmoderno donde la policía había instalado hace pocos años su cuartel general en San Fierro. De pie, junto a decenas, cientos de agentes, en aquel día simbólico de "protesta silenciosa de repulsa ante la violencia terrorista y los ajustes de cuentas". Era curioso, por que ella había sido la causante de toda aquella mierda, y no iba a parar. Pero allí estaba, en silencio, manifestándose, con un uniforme de policía que le quedaba bastante bien (hizo bromas con Golan acerca de su look antes de salir de casa) y junto a la sargento Teng, que mantenía callada como el resto. Callada como una puta.

Unas emotivas palabras del jefe de policía, mientras ella recordaba todos esos documentos que le habían dejado sobre protocolos policiales y demás chorradas de procedimiento, que habían sido sus únicos "deberes" mientras había estado en París. No era tonta, se había sacado la carrera con buenas notas, así que lo fue pillando, aunque obviamente no se acordara de todas las puñeteras leyes del código penal y las enmiendas de la constitución que, por otra parte, se pasaban todos por el arco del triunfo cuando les convenía. Se había quedado, sin embargo, con aquellas cosas útiles. "La ley Miranda", cosas que un poli no podía hacer legalmente. Era bueno conocer los entresijos del enemigo, por que nunca sabías cuando esa información te podía resultar útil.

La sarge no decía nada, por que ponerse a explicarle chorradas que, teóricamente, debía saber, era la hostia de sospechoso. Lo que si hizo fue acompañarla hasta la división antivicio, el lugar donde supuestamente iba a llevar a cabo parte de su instrucción final. Era una oficina, sin más, con polis aburridos mirando la pantalla del ordenador y tomando cafés de vasito en el área de descanso, que se giraban a mirarle el culo, hasta que se daban cuenta que no había mucho que mirar y seguían a lo suyo. A diferencia de otros maderos, más gordos y acomodados, había allí gente que tenía sus horas de gimnasio, gente supuestamente dura y cool que bromeaban entre ellos. No le costó identificar entre ellos a las manzanas podridas, los chicos de Hooker, como Santos o Ladlow, al que ya conocía. De hecho, era fascinante, por que el muy cabrón se demostró capaz de pasar de ella como si no la conociera de una mierda, e incluso recibiéndola con una mirada de hostilidad cuando la sargento la presentó. Si se lo proponía, aquel tío podría ser un actor cojonudo.

Teóricamente, le habían asignado como agente instructor a DeMille, que no estaba allí en ese momento. Estaba ocupado en "asuntos" que hicieron sonreír a los presentes y compartir una mirada. El tío debía ser un pieza, por que parecían entre divertidos y preocupados por que tuviera a su cargo una mujer.

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19/02/2016, 01:01
Tyrone J.Hooker

El gran hombre llegó. Chocando manos, en plan colega, con sus favoritos. Los polis eran una piña, o eso gustaban de aparentar. Era curioso, tanto oír hablar de él y era la primera vez que lo veía. La miró, como si su cara le sonara, y entonces Teng la presentó con su nombre falso: Janet Ling, oficial de policía junior en prácticas.

Ella le miró, un momento. No sabía si la iba a reconocer al instante y sacar la pipa para matarla allí mismo. Pero el caso es que la operación de "cirugía" consistente en no llevar maquillaje y teñirse el pelo de forma diferente le descolocaron. Para los occidentales, casi todos los asiáticos tienen unos rasgos similares. Por eso, se le notaba algo rallado, dudando, pero todavía parecía conceder espacio a la duda.

-¿Novata, eh? Tengo una misión para ti. DeMille está fuera de servicio hoy, pero le necesito aquí para hablar algo importante. Vas a tener que ir a recogerlo a su casa, aunque es posible que no esté allí. Llámale antes, pero si no te coje... los chicos saben donde está.

No dijo "bienvenida" ni nada de eso. Los polis en prácticas solían abandonar la unidad al completar la instrucción, así que aparte de ser la chica de los cafés no era bienvenida para nada en aquella unidad, y menos si la apadrinaba Teng.

-Ten cuidado, si no va follado tiene las manos largas, especialmente con las novatas.

No dijo nada más. Fue al despacho, pero no le quitó ojo de encima. Tendría que operar con rapidez, o procurar no coincidir en la oficina con Hooker. No era tonto, y se la estaban intentando colar. Tarde o temprano descubriría la verdad.

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19/02/2016, 01:08
Tom Ladlow

Parpadeó, dándose cuenta de aquello. Había que quitarla de en medio, antes de que Hooker decidiera tener una charla con ella. No podía liarse parda allí, en la oficina. Eso no era lo que querían. Así que zanjó el asunto mirando con supuesta indiferencia a Queen.

-Tiene una chica a la que se tira -no la llamó novia ni nada así- Es una hermana del ghetto, y su marido está en la trena. A cambio la gente de prisiones le trata mejor, a pesar de que es un cabrón violento. Calle Baker, nº17, segundo piso. Ten cuidado, allí no les gusta la gente de uniforme, así que no te recibirán con abrazos y besitos.

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19/02/2016, 01:12
Sargento Teng

Por si no lo sabía, puntualizó.

-Pide un vehículo en parque móvil, di que vas de mi parte.

La mirada apremiaba a "sal de aquí cagando leches".

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26/02/2016, 02:30
Queen Choi

Volvieron los días de vino y rosas.
La paternidad fue un punto de inflexión, Golan volvió a sonreir como al principio y eso les devolvió la chispa. No les faltaron ganas de quedarse allí para siempre pero allí no estaba Shirkan, ni tenían cocina donde hacer sus propias tortitas, ni podían celebrar barbacoas con los amigos o ver el atardecer tirados en el sofá del salón. Definitivamente no eran el tipo de ricachones que viven en suits de lujo. Además el dolce fare niente estaba bien para una temporada pero no como estilo de vida.
La última noche en París se durmió pensando en que últimamente cada vez que cogía un avión su vida daba un giro radical.

Lo primero, después de avisar a familiares y conocidos de que habían vuelto, fue concertar cita con un médico. Haciendo cálculos resultó que el nene, o nena, (le daba igual lo que fuera) lo habían encargado la noche del triatlón. De momento no le dijeron nada a nadie, por seguridad…
Lo siguiente fue dejarle un mensaje a Vanderbilt, ni de coña iba a dejar al blanquito a cargo de las carreras, las convertiría en un club de pijos y se acabaría el fair play, lo cual era malo para los negocios.

El imperio Wu se desmoronaba. Pero los dragones aun estando moribundos son peligrosos, pueden darte con la cola, y uno de esos coletazos era Hooker. Así que con mayor decisión que nunca se puso el uniforme dispuesta a sacar las manzanas podridas del cesto. Ver para creer, una delincuente limpiando la policía… si su vida fuera un guión de cine fijo que le daban el oscar.
El primer acto de servicio fue un cacheo intensivo a un varón medio-oriental, muy sexi, sospechoso de portar un “arma cargada”, luego se fue a comisaría. Mentiría si dijera que no estaba inquieta por meterse en la boca del lobo pero mentiría también si negara que le excitaba el riesgo, Ah! La adrenalina… entonces pensó en el peque ¿Esos impulsos lo convertirían en un yonki del peligro como sus padres? –Tu pórtate bien eh? Mami necesita concentrarse- se frotó la tripa. Joder… empezaba a hablarle al chiquillo…

Allí en las escalinatas, delante de todo el mundo, se maravillaba interiormente de lo flipante de la escena. Si los presentes supieran quien era ella... tenía que comprar el periódico para guardar esa foto de recuerdo y presumir delante de los nietos. "El mejor escondite está delante de la vista de todos".
La charada del discurso le sirvió para meterse en el papel de novata un poco torpe (sin maquillar y desempolvando su “aegyo”  parecía un angelito*). El pellizco en el estómago que notó al entrar terminó de completar la máscara, aquello acojonaba, no tanto como tener a Hooker delante claro… se puso más tiesa que un palo y saludó muy profesional, como lo haría una autentica novata con ganas de causar buena impresión (tuvo que tragarse las ganas de devolverle una genuina mirada de “duelo de pollas”) "Hijo de una hiena, te voy a despellejar vivo" pensaba.
Cuando el tío se la quedó mirando casi se caga encima ¿Le tocaría desenfundar? Tenía las de perder, por si acaso le mantuvo la mirada parpadeando entre adorable e interrogante (como el gato de “Swrek”) hasta se sonrojó y todo cuando hizo el comentario de “tiene las manos largas”. Ladlow saltó en seguida como el lince que era, ambos se habían percatado de las sospechas de Hooker, había que meterse un petardo en el culo.
Asintió muy cucky como apremiada/nerviosa por su primera “misión”(ni un gesto fuera del personaje, riesgos cero), saludó de nuevo muy formal –A…a la orden, jefes- sonrió y se fue directa a pillar un carro “Me cago en la puta, ha estado cerca”.
La ocasión la pintan calva y ese mamonazo se lo estaba sirviendo en bandeja, ahora solo faltaba no cagarla y que el "dúo dinámico" estuviera al quite.

Notas de juego

* Las pintas de la menda con el tinte y su cara mas cute
http://s1137.photobucket.com/user/chichibanban/media/chichibanban087/3200671_ori.jpg.html

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08/03/2016, 23:06
Director

Bajar al ghetto con un coche patrulla y en uniforme. Hubo un tiempo en que esas cosas hubieran sido consideradas un suicidio. Es decir, no es que ahora no hubiera bandas ni violencia, pero la mayoría de los negratas del barrio aspiraban a tener un contrato con la discográfica y convertirse en el nuevo Madd Dogg, Ice L o similar. Por supuesto que seguía habiendo marginación y tiroteos, pero la aplicación de cuotas de igualdad y los trabajadores sociales sacaban del barrio a los chavales espabilados, dejando solo a los que no podían o querían salir de allí. El ghetto se lleva en el corazón y en la cabeza.

Por eso se podía circular. No estábamos en los años de Rodney King ni los disturbios de los 90, así que las bandas consentían que de vez en cuando un coche patrullara cruzara las calles, si no se paraba mucho o se ponía a preguntar o investigar donde no le llamaban.

Ella fue directa a la calle y al número que le habían dicho. Una casita de dos pisos, unifamiliar, pero con detalles de ghetto tales como alambradas con espino y rejas de acero guardando las puertas. El peor enemigo para la gente del barrio era, siempre, la propia gente del barrio.

DeMille no estaba por la labor de salir cuando picó la primera vez. Además, aquello no tenía interfono ni nada parecido, cosa que era frecuente en esos barrios de droga. La gente se asomaba, veía quien coño había picado y decidía si abrirle o mandarlo a la mierda con dos tiros en el culo.

A unos metros, al otro lado de la plaza, unos chavales jugando al baloncesto, mientras otros estaban sentados escuchando música con sus ipods, emporrándose y metiéndose crack. Una típica escena de ghetto.

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08/03/2016, 23:33
Jazmeen Brown

Finalmente abrieron la puerta, aunque no se quedaron allí para recibirla. Ella pasó, cerrando detrás. Era una casa pequeña, pero se mantenía razonablemente bien limpia. Dentro había banderas y otras señales de pertenencia a la banda de la calle 9, mezcladas con las típicas fotos de familia, incluyendo una foto de la boda en el salón.

La voluptuosa hermana del ghetto masticaba chicle, vestida con unos leggins y una camiseta estilo top, sin nada más debajo. Allí habían andado follando y eso era evidente. Tan evidente como que no se sentía muy orgullosa de ello, a juzgar por las rallas de cocaína en la mesita del salón, desordenadas, y las cervezas a medio beber.

-Menos mal que has venido -dijo, sin dejar de masticar chicle- Se ha quedado un poco grogi después del tema. No se, está sudando bastante y tal. Creo que se le ha ido la mano con la coca.

En el dormitorio principal, sobre las sábanas desordenadas, un hombre blanco de 40 y pocos con bigote, rojo como una langosta, tumbado boca abajo y sudando como un pollo, tenía escalofríos. No pintaba muy bien, pero obviamente la hermana no había llamado a una ambulancia. ¿Para que encontraran a un madero allí, y se enterara su marido por la prensa? Antes prefería que la palmara con la polla como una piedra a causa de una sobredósis de viagra y cocaína. Merecido se lo tenía.

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12/03/2016, 04:02
Queen Choi

Llevaba el ojete bien apretado tras el encuentro con Hooker, no le llegaba ni a la suela de los zapatos a Gao pero llevaba uniforme y eso… es casi más peligroso que toda la pasta y armas del planeta.
-Pues nada, habrá que hacerlo cagando leches…- se quejaba conduciendo. Observaba el paisaje y paisanaje conforme se adentraba en el barrio, tendría guasa que por ir de poli se la liaran, aunque mejor no pensar mucho en ello, los pensamientos mueven el karma. Por lo menos volvía a estar en San Fierro, echaba de menos conducir por sus calles, pronto volvería a hacerlo…
El sitio no podía ser más típico, ni la escena tampoco “Joder…” pensó, no obstante mantenía su mascarada de novata y abrió los ojos como platos cuando la pava le explicó que pasaba “Rayos y retruécanos!” estuvo a punto de exclamar pero le pareció demasiado ñoño. La Virgen la peste a folleteo tiraba para atrás, se tapó la nariz al entrar en el cuarto. Verle la minga a ese mostrenco lleno de pecas no era precisamente su plan favorito para una mañana de trabajo, así que lanzó con desgana la sábana para no tener que verle las vergüenzas mientras rebuscaba entre su ropa.
-¡Bingo!- las llaves del coche. Se acercó a la ventana y clicó el llavero haciendo pitar el vehículo junto a la casa, salió de la casa por la puerta de la cocina y puso la directa a registrar el buga de DeMille a ver si sonaba la flauta y llevaba un portátil en el maletero.

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16/03/2016, 22:42
Director

No hubo suerte. Al menos no inmediatamente. No llevaba en el coche un portátil, ni siquiera una mísera tableta. Pero si tenía, en la guantera, las llaves de su santa casa. Durante un momento consideró, si dejarlo allí tirado, colocar las pruebas y largarse. Pero en teoría tenía que hacer nosequé en los ordenadores de la comisaría.

Consideró sus opciones, si cumplir o no a rajatabla las tonterías que le había pedido el de asuntos internos. Luego cayó en algo que era de cajón. ¿No era lógico que tuvieran esos archivos en el ordenador del trabajo? Es decir, Ladlow los sacó de ahí. Ergo, no hacía falta volver a meterlos. Se sintió un poco tonta, y pensó en alternativas. Montarlo en el maletero del coche, dejarlo en su casa, así, grogui, colocarle las pruebas y llamar a la ambulancia. Quizá llamarla demasiado tarde, cuando ya hubiera cascado, o preparar algo parecido a "una escena violenta" en su casa, que provocara que el CSI se pusiera a investigar y las cosas siguieran su cauce.

Los pandilleros la miraban de lejos, como marcando territorio. No le importaba una mierda. Estaba allí para sacar la basura, y eso seguro que se lo iban a agradecer.

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24/03/2016, 01:57
Queen Choi

Registró hasta el último recoveco, con la inteligente decisión de hacerlo con guantes –Maldito cabrón…- protestó dando un portazo. Resopló manteniendo las manos apoyadas en el techo, estaban haciendo el canelo con todo ese operativo pero ya que estaba metida en faena… mejor terminar, aunque fuera improvisando. La tarifa de cobro de ese favor incrementaba por minuto –está bien, está bien…- dijo soltando aire. Regresó al dormitorio y envolvió al interfecto como una oruga con las sábanas, sacó las fundas a las almohadas y recogió la ropa en un atillo después de echar mano a la pasta que llevaba el tío en la cartera. Él mismo iba a pagar a los que la iban a ayudar a “hacerle la cama”-¡Encima rata!- llevaba 110 míseros pavos ¿Qué clase de poli corrupto lleva esa birria? Así no se puede untar a nadie!… en fin con eso compraría la cena “Un montón de pollo frito!” (tenía antojo), los sobornos los pondría de su bolsillo… ains.
Regresó al salón donde estaba Jazmeen apalancada en el sofá con cierto aire de molestia –Nena si quieres que te quite de encima al hijo puta este necesito que me eches una mano- echó la gorra un poco hacia atrás y sacó esa cara de chula que la caracterizaba (un gesto muy de pandillera oriental), con esa forma de hablar delataba que estaba en un ajo que no era el mismo del pelirrojo. Le guiño un ojo –Si me ayudas a meterlo en el maletero te prometo que no volverá a darte a por culo ni necesitarás esa mierda para olvidarte de que existe- hizo un gesto con la mano para que la acompañara de vuelta al dormitorio.

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24/03/2016, 02:13
Jazmeen Brown

Observó todo lo que hacía con curiosidad. Por un momento creyó que iba a vestirlo, sacarlo de allí y llevarlo al hospital. Pero se puso a rebuscar en sus cosas, a envolverle como una oruga en su capullo (capullo lo era un rato, no hacía falta envolverlo). Estaba claro que no era una poli normal. Sería de asuntos internos, o de otro bando, por que no venía a rescatar a aquel tío. Se fijó en su cara, y la verdad es que le sonaba. Y mira que a ella, para que le sonara una amarilla que no fuera la de lavandería o a esa malnacida que su hombre se tiraba en el Cypress Social Club...

Pero si, le sonaba. Y se quedó pensando un rato de qué, mientras la veía trastear sus cosas. Y le pidió que la ayudara, y más a meterle en el maletero. Por un momento pensó en negarse, pero la idea de que aquel hijo de perra muriera asfixiado en un maletero entre espasmos por una sobredósis la convenció. Y la ayudó, claro que si. Pero el cabrón de DeMille pesaba un quintal, por que tantas cervecitas y panchitos se acumulan en el tejido graso por mucho que pases por el gimnasio, y toda esa grasa pesa que te cagas.

El caso es que comenzaron a bajarlo a pulso. Pero no hubo cojones. Es decir, se les caía al suelo, se cayó por las escaleras un buen trecho, y no podían más que arrastrarlo de forma bastante patética. Y de esa manera salieron al tranco de la puerta, luchando por arrastrarlo hasta el coche patrulla.

Fue entonces, al darse la vuelta en el último empujón que les vieron, bloqueando el paso hacia el coche patrulla, en cuyo capó se había subido uno de ellos como sentado cómodamente fumando su pitillo.

-¿Que lleváis ahí, eh? -dijo el del sombrero, que parecía el líder.
-La follapolis, con una amiga madero -añadió el que estaba encima del capó.

Estaban armados y no iban a permitir que echara mano a la pistola. Ellos empuñaban las armas con aire desenfadado, pero no dudarían en usarlas si era menester. El líder apartó a la "hermana" con la punta de la escopeta, y luego la usó para abrir parte del fardo.

-Vaya, vaya... Mirad, si es el hijoputa.

Se emocionaron por aquello. La mitad del barrio tenía ganas a DeMille, y era lógico. Jazmeen se mantenía al márgen, pero uno de ellos le echó el humo del cigarrillo en la cara, desafiante.

-¿No te da vergüenza, con tu hombre en la cárcel? Follarte a un poli, y encima blanco.
-Mira Snowball, ésto lo hago por mi hombre. Por que si no le habrían cortado el cuello en la puta trena, ¿Sabes?

El líder se giró a mirarla con evidente mala hostia.

-¿Y que crees que dirá Leroy cuando salga de la trena, nena?, ¿No crees que se va a enterar por sus colegas del barrio, y que te va a matar?
-Si me quiere dejar, que me deje. Pero si me mata será un puto desagradecido que no sabe lo que es la familia. Un poco como tu, hermano.

Ahora cuadraban más las cosas. En realidad, había cierto aire entre ambos, sobre todo en los ojos y la forma de los pómulos. Su hermano le sostuvo la mirada, desafiante, mientras el resto miraba a Queen.

-Miradlo -dijo uno- Creo que se ha pasado con el crack, negro. Éste blanquito la va a palmar como no vaya al hospital pronto.
-Pues que se muera, joder -dijo otro- El puto cabrón nos quería putear a todos.

El líder apuntó a la coreana con la escopeta, como si considerarla pegarle un tiro. No quería testigos, pero tampoco matar a un poli a plena luz.

-¿Y ésta quien cojones es?

Su hermana dió el dato antes de que nadie se le ocurriera hacer ninguna gilipollez.

-Va vestida de poli, pero creo que es esa tía coreana a la que buscan los maderos, Sweet J, la jefa de la mafia coreana.

Parpadeó, girándose a mirar a su hermana como si no entendiera una mierda.

-¿Eso te ha dicho y tu te lo has creído?
-No me ha dicho nada, gilipollas, está de incógnito por lo que sea.

La negra le quitó el móvil a uno de los mastuerzos, que se quejó, y buscó el nombre en booble, el nombre de la empresa de comida rápida oriental.

-¿Lo ves, atontao? Es ésta, la corena. Nosequé Choi.

Le tiró el teléfono y él lo cogió al vuelo con la otra mano. Estuvo mirando la foto un buen rato, y luego la miró a ella. Aquello cambiaba las putas cosas una jodida barbaridad, por que una cosa era tener allí a una poli oriental estrecha y otra, muy diferente, a la capo de una jodida mafia que era una institución en San Fierro.

-Bajad las armas, negros.
-¿Estás de coña, Sweet?
-Que las bajéis, me cago en la puta.

Los negros obedecieron, aunque todavía recelosos. El pandillero se pasó la mano por el mentón rasurado, como pensativo que te cagas.

-¿Y se puede saber que demonios haces vestida de poli en nuestro territorio, tía? Si estabas buscando que te pegáramos un tiro lo estabas haciendo de puta madre.

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29/03/2016, 08:35
Queen Choi

Nunca creyó que la prensa rosa pudiera salvar la vida de alguien y menos la suya. Golan y Hwan se iban a partir de la risa cuando se lo contara. “Jefa de la mafia coreana”sonrió halagada, la negra era más avispada de lo que parecía .
Queen exhaló como si llevara media hora aguantando la respiración. Se frotó la nuca, por un segundo temió que si alguien se tiraba un pedo se liara una “balasera” de cojones y acabaran todos como gruyer de la forma más tonta.
-Puf! Ya no aguantaba más con el palo metido por el culo- volvió a sonreir de esa manera tan suya –Queen, Queen Choi- dijo poniendo los brazos en jarra, estaba acostumbrada a que la peña no acertara con su nombre ni por accidente, por lo menos estos no la llamaban “china” –Pues ya ves- metió las manos en los bolsillos –Se me han hinchado los cojones y he decido sacar la basura de una puta vez- meneó con la punta del pie el fardo con el poli dentro

–Resulta que no soy la única a quien Hooker ha porculeado de más así que, si quiero sacar a ese cabrón y su panda de mamones de la circulación… mejor hacerlo desde dentro- se pellizcó la camisa como si llevara tirantes –y para eso necesito al blanquito este- inclinó la cabeza señalando. Los negros le miraron con cara de no entender una mierda, es lo que tenían los pandilleros, que su velocidad con el gatillo era inversamente proporcional a la del cerebro. Puso los brazos en jarras –No me faltan ganas de cascarle un tiro entre las cejas al hijo de perra de Hooker, peeero- enfatizó ese “pero” –si hiciera eso la tele lo pintaría como un héroe, uno de sus perros de presa ocuparía su lugar y toda la puta pasma del estado saldría a la caza de un culpable, sería como tirar mierda a un ventilador- se rascó la raíz del flequillo –sin embargo, empapelándolo nos los quitamos a él y a su jauría de un plumazo, para siempre. Y ahí es donde entra “Mr. Vaso de Leche”- señaló el bulto en el suelo -pero no lo necesito vivo, así que si quereis usarlo de piñata os lo regalo, si alguien tiene que hacerlo mejor que sea alguien que lo disfrute no?- se encogió de hombros sonriendo como si dijera algo de lo más divertido, a sabiendas de que la panda salivaba solo de pensar en dejarlo más blando que una sepia antes de echarla a la olla –Oh!- exclamó levantando el índice –y aquí teneis… las llaves de su coche. Haced lo que queráis, lo único que necesito es que “llame la atención”- dijo haciendo comillas – Yo voy ahora a su casa para dejar un regalito. En cuanto empiecen a investigar saltará la liebre y puf! Estaremos haciendo porras a ver cuanto duran en la carcel- le dio las llaves a Jazmeen -¿Qué decís? ¿Me echais una mano? Pago bien- sonrió pizpiretilla.

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31/03/2016, 01:50
Director

Hubo un momento de indecisión.

Los negratas escucharon atentamente lo que decía, a pesar de que aquel no era su territorio y que todos tendrían algún que otro prejuicio sobre los asiáticos. Pero había algo que les motivaba a pararse a escucharla, y era el hecho de que la mitad de la droga que llegaba a San Fierro por el puerto venía de Asia, y la movía la gente de Wu Zi y su finado vástago. Y ellos, obviamente, eran distribuidores de esa mierda, pero como toda banda aspiraba a mover un poco más, a hacerse con parte del pastel. A nadie escapaba el hecho de que chinos y coreanos se estaban matando entre ellos, y que los coreanos no movían droga ni querían tener nada que ver con ella. Eso provocaría un vacío de poder, donde la banda y otras filiales hermanas podrían meter cabeza.

Además, si ellos colaboraban con los coreanos, si le hacían un favor a uno de sus jefes, podrían pedir ese favor. Quedarse con la mierda que llegara desde Asia al puerto, y ser ricos como saudíes. Y ese era el sueño mojado de todos aquellos niggas, aunque se les llenara la boca con la "hermandad" y "las cosas de la calle". El que no movía mierda o triunfaba en el gangsta rap, terminaba en la trena por ajustes de cuentas o robos de poca monta. Y si la cosa iba de delinquir, era mucho mejor hacerlo a lo grande.

-Te entendemos, si -dijo el jefe.

La verdad es que el tema del pago por aquel "trabajo" iba a denotar lo que ellos se valoraban. Sweet J sabía que sus chicos estarían dispuestos a pedir metálico o una trasferencia electrónica in situ, agarrar el dinero y largarse, para fumárselo en crack y gastárselo en lumis caras. Pero él tenía un poco más de masa encefálica y sabía perfectamente como sacar ventaja a la situación. La verdad es que lo hubieran hecho gratis, por matar a aquel poli hijo de puta que les tenía amenazados y que se tiraba a su puñetera hermana, cuando su hombre estaba en la puta cárcel por ser fiel a la banda, le había hecho tener todas las papeletas para que le metieran un tiro en el culo.

-Se perfectamente donde le podemos dejar, si. Llamará la atención, te lo aseguro.

Ellos no tenían problemas con Hooker, pero si con sus sabuesos. Y, principalmente, con el que estaba a punto de cascarla de una sobredósis allí mismo. Así que matarían a varios pájaros de un tiro. Sabían quien era aquel negrata, y que se encargaba de la "antivicio", que eran enemigos naturales de gente como ellos, que se ganaban la vida vendiendo pastillas, micras de coca, hierba o lo que fuera menester. Ellos, los que se jugaban el pellejo a pie de calle moviendo la mercancía, para que otros sacaran tajada. Entre ellos, los chinos.

-Negros, coged al blanquito y metedlo en el buga. Nos lo llevamos de paseo.

Se giró a mirarla, como dando por el hecho el asunto, pero se había acordado de un pequeño gran detalle. Sus chicos cogían al poli sin amor ninguno y lo metían con menos amor todavía en el maletero.

-Dame tu teléfono, o una tarjeta. Y cuando las cosas se calmen un poco, hablaremos de éste favor y la recompensa. El dinero me mola, pero los negocios todavía más. Con el chino fuera, la ciudad necesitará gente para mover su mierda. ¿Y no queremos que se lo queden todo los rusos, verdad? No te puedes fiar de esos comunistas cabroncetes.

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13/04/2016, 00:00
Queen Choi

"Dame tu teléfono, o una tarjeta. Y cuando las cosas se calmen un poco, hablaremos de éste favor y la recompensa…"
Se puso las gafas de sol antes que dejar ver su ceja arqueada. Era listo el jefe de esa panda de zopencos,  pero dejarles a ellos una porción tan grande del pastel… de todos es sabido que las pandillas de negros la lían parda por autenticas chorradas y lo peor es que enmierdan a todo Cristo cuando se les va la pinza. En contraposición los rusos eran gente organizada, seria, maquiavélica, para lo bueno y para lo malo… a lo mejor por eso le vendría bien que se repartiera entre ambos grupos el reparto de la droga, se balancearían. Se trataba de  estabilizar San Fierro, “equilibrar la fuerza” ¿La convertía eso en una especie de Darth Vader? Molaría si pudiera hacer eso de “su carencia de fe…”, suspiró calándose de nuevo la gorra, interesante reflexión, no volvería a ver Star Wars igual…
-Apunta- le dijo al negrata, al que dictó el número de un móvil con tarjeta pre-pago (toda precaución era poca) –Dame el tuyo también, así te doy un toque cuando haya terminado en casa del capullo este-
¿Cobrarse el favor eh? Iba listo si se creía que iba a convertirse en uno de sus protegidos solo por hacer de basurero 5 minutos, le pondría en contacto con Quint y que se diera con un canto en los dientes.
-Jazmeen- se giró hacia ella en un ademán desenfadado –espero que a partir de ahora las cosas vayan un poco mejor. Para ti y para tu hombre- se froto la nuca –Bueno… me marcho, que vamos a contrareloj- hizo gesto con la mano de que estarían en contacto por teléfono y se fue hacia el coche patrulla.

“Coño que hambre” la tripa rugió.

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14/04/2016, 01:40
Director

Dejó atrás el ghetto, y no se volvió siquiera a mirar como los "hermanos" rodeaban al capullo de DeMille, doblemente capullo al estar envuelto en aquella manta como si fuera una oruga, y se disponían a pasearlo por el barrio atado a la parte de atrás de un coche de lowride... arrastrándolo en pelotas. Obviamente, no iba a sobrevivir a ese tratamiento de choque, pero de mientras se lo iban a pasar de puta madre con él.

Condujo hacia su próximo objetivo, consciente de que el tiempo era oro. Tenía que colocar aquellas pruebas en aquella casa, y no estaba muy cerca que digamos. El Sereno era una zona de nueva urbanización en las colinas, fuera de la ciudad, en uno de esos suburbios limpios y blancos donde los chavales reparten el periódico en bicicleta. Sin embargo, como el terreno era abrupto, una pequeña colina, no había casi jardines, por que el terreno era caro de cojones y los pijos de aquel barrio preferían ganar metros en tener un patio trasero donde colocar una pequeña piscina.

La casa de DeMille era una más en aquella calle, donde todas eran iguales. El Sereno dependía del Valle de Foster, y no estrictamente de San Fierro, por lo que el cuerpo de policía que respondería a una posible llamada sería la correspondiente oficina del sheriff. Gente que trabaja en la poli de San Fierro y no vive en la ciudad... escoria como los políticos, que no conocen más patria que el dinero, aunque besen la bandera y se les llene la boca hablando de "su comunidad". Pero la comunidad no era nunca lo suficientemente buena como para que tus hijos se educaran en escuelas públicas y cogieran el metro para ir a ver el partido de su equipo de fútbol americano favorito... hipócritas.

La calle era tranquila, estaba despejada. La típica calle residencial, sin un negocio a la vista. Todo eran casas particulares de aquel estilo, con garaje y parterre delantero. Algunos coches aparcados en las rampas de los domicilios, una señora florero paseando al perro, vestida con uno de esos conjuntos de fitness con leggins pirata y una camiseta de color fucsia radiactivo, que no se extrañó de ver un coche del SFPD por allí y siguió andando calle (y cuesta) abajo con su mypod puesto a toda leche.

No parecía que nadie estuviera vigilando, y sin embargo la casa tenía unas cámaras, bien escondidas, y una placa que indicaba que poseía un sistema de seguridad y alarma. Iba a ser difícil entrar por las bravas, sin armar mucho escándalo o atraer a los vigilantes de seguridad. No obstante, todos sabemos que las empresas de seguridad privada se limitan a llamar a la policía y no se hacen los héroes. Y la policía iba a tardar en llegar allí, claro está.

Notas de juego

Perspicacia + Discreción difícil para colarse apañando algo sin usar medios de pirateo informático (dificultad -3)

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14/04/2016, 02:52
Queen Choi

Sintió un enorme alivio al salir de aquel ambiente, nunca le habían gustado los negratas pandilleros, están fatal de la cabeza y suelen ir hasta las cejas, mala convinación… nada estaba saliendo según el plan pero estaba consiguiendo capear el temporal. Lidiar con el “hermano”, aún con todo, le suponía una molestia menor comparado con el peligro que hubiera sido intentar trolear al matón de Hooker.
Suspiró conduciendo, disfrutando de la ciudad, echaba de menos moverse por ella “Pronto…” pensó y empezó a tararear lo que ponían en la radio. Fue solo un momento de relajación.

No aparcó en la puerta, si no que pasó de largo y paró más adelante. Observó la casa desde la distancia, el sistema de seguridad saltaba a la vista  y quería ir a lo rápido, el tiempo apremiaba. No encontró puntos muertos a simple vista y era uno de esos sistemas contratados a una empresa privada, la alarma iba a saltar sí o sí.
Echó a andar buscando un transformador eléctrico, el barrio era pijillo pero aún tenía palos de tendido, solo tenía que seguirlos. Sí se lo cargaba dejaría sin luz, por lo menos, a toda la manzana y así ni alarma ni leches. Tardó un rato en encontrarlo, lo habían camuflado entre unos setos de un parque para los críos y tampoco es que lo tuvieran muy cuidado… apenas tuvo que hacer palanca y la portezuela medio oxidada se abrió, luego cogió su botellín de agua y roció el cuadro eléctrico. No pudo ser más fácil, chisporroteó, ella se apartó y se fijó en como un semáforo cercano parpadeaba y acababa apagándose -¡Listo!-.
Apretó el paso hacia la casa de De Mille, al haberle cogido las llaves entrar debía ser coser y cantar ahora que nada iba a empezar a pitar ni mierdas por el estilo.

- Tiradas (1)
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18/04/2016, 00:25
Director

Girar la llave, entrar.

No había mucho tiempo que perder, por que obviamente los vecinos que no estuvieran trabajando, las marujas que vieran la tele o los estudiantes que hicieran pellas y se la estuvieran pelando o jugando a la consola se sentían indefensos en ese momento. Incluso en Corea del Sur, donde ella estuvo un tiempo, se producían apagones ocasionales. Nada que ver con los de Corea del Norte, claro, que eran la norma. Pero la gente los sobrellevaba bien. Pero en Estados Unidos no. La gente no estaba acostumbrada a que la tecnología fallase, y se quedaban atascados, como hacían los japoneses, o les daba por desesperarse, cabrearse o liarla parda.

En resumen, tenía un tiempo límite antes de que se presentara una patrulla de la policía acompañando a los operarios de la compañía eléctrica para ver que cojones había pasado, y como se podía reparar. La gente saldría a las calles, husmearía, incluso preguntaría a los vecinos si a ellos les pasaba también. Pero, de momento, tenía unos preciosos minutos para registrar la casa.

La casa apestaba a dinero blanqueado. Tan bien amueblada, obviamente no gracias a un salario de detective de la policía de San Fierro, tan limpia, lo que indicaba que se usaba poco, o que una señora de la limpieza, posiblemente hispana sin papeles, se pasaba por allí de vez en cuando para tenerlo todo como los chorros.

No había muchos detalles que denotaran que aquel era el piso de un tío, aparentemente soltero, más allá del contenido de la nevera, la estantería con dvds porno y un chocho en lata que adornaba una estantería de la ducha. Bueno, aparte de su habitación. Aquello si tenía un poco más de decoración, y le sorprendió que al tío le gustaran cosas un poco frikis. No actuales, claro, pero si coleccionaba cosas de baseball como bates, uniformes o pelotas firmadas por grandes jugadores. Unas fotos con políticos y sus amigotes de la división en la pared, una cama bastante grande con un buen colchón y una zona de despacho con una impresora, escáner y un ordenador portátil. Afortunadamente, era un portátil, y no un sobremesa, por que así podría encenderlo aunque no hubiera corriente.

No había que ser Dyck Gates para entrar allí. De hecho, el tío no le había puesto ni una misera clave al portátil. ¿Para qué? En teoría, aquello no salía jamás de su casa. También era verdad. ¿Quien le va a robar un portátil personal a un poli en su propia casa? Algún gilipollas que opositara a que los chicos de azul le pegaran una pequeña paliza en los calabozos.

Tuvo la precaución de ponerse unos guantes de plástico, de esos de fregar, que encontró en la cocina. Posiblemente tuvieran las huellas de DeMille o de la asistenta. Esperaba que la pobre señora no se cargara el muerto de aquello, claro... Copió el contenido del pen en una zona muy visible, de hecho en el escritorio. Ya estaba hecho, y sacó el pendrive con un gesto de satisfacción, solo roto por que escuchó ruidos en la puerta del domicilio.

Se asomó con cautela a la ventana, por que estaba en el piso superior, y vió un coche particular que apestaba a policía, un Ford Crown Victoria negro, del que bajaron tres hombres. Uno de ellos era el mismo Hooker, que no se había molestado en quitarse el uniforme. Los otros dos, sus perros de presa, Santos y Ladlow, que iban "de paisano". No tardaron en llevarse la mano a la cartuchera de la pistola, preparados para irrumpir en el lugar. ¿Que podía esperar? Quizá en un eventual tiroteo, Ladlow la apoyara. Pero estaba claro que no podía dejar eso a la buena de Dios. Además, la pistola que llevaba en ese momento encima pertenecía al departamento de policía de San Fierro.

¿Enfrentarse a ellos o escapar? Escapar era más fácil de decir que de hacer, por que lo que había justo detrás del patio trasero era un terraplén de unos veinte metros que daba a la propiedad de otra persona. Pero era un salto considerable, y no aterrizaría precisamente sobre un colchón, por que lo que había allí debajo era un tejado a dos aguas de un pequeño garaje adosado. Hacia la derecha, en el patio, había un muro de tres metros de alto que daba a la propiedad del vecino. Y hacia la izquierda, la misma calle por donde había venido y ellos habían aparcado el coche.

Podía saltar desde la terraza al patio, y de allí a la calle, a coger su coche patrulla a toda pastilla. Pero las cosas podrían salir mal, claro. Que la escucharan, torcerse un tobillo o que la estuvieran esperando en el patio y la cosieran a balazos.

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18/04/2016, 00:53
Tyrone J.Hooker

Los chicos iban preparados y él confiaba en ellos. ¿Por qué no hacerlo? Tan pronto como llegó el aviso de que DeMille había sido encontrado muerto en la puerta del "Club social Cypress" en lo más profundo del barrio, desollado vivo, cosido a tiros y golpes, supo que se la estaban jugando. Que aquello tenía que ver con él, con los chicos y con el puto Biggs. Por eso, lo primero que hicieron fue ir a la casa de DeMille, a eliminar cualquier prueba, y a cerciorarse de aquello no era una encerrona. Quizá DeMille siguiera en su cama con una zorra guatemalteca, puesto hasta las cejas y por eso no cogiera el móvil.

Pero al llegar al barrio, unos vecinos hablaban sobre el corte de la electricidad. Demasiada casualidad. Aquel era un buen barrio, y el fluido eléctrico no se iba así como así. Solo tuvo que hacer un par de preguntas y supo que allí había gato encerrado. Que alguien había apagado las luces a posta, posiblemente para burlar ese equipo de vigilancia tan caro que DeMille pagaba. Siendo como era un hijo de perra de semejante calibre, cubrirse las espaldas ante cualquier loco que quisiera tomarse la justicia por su mano mientras estaba durmiendo era algo elemental. Todos sabían que DeMille estaba un poco obsesionado con el tema de las represalias, especialmente desde que se cepillaba a aquella hermana del ghetto, cuyo hombre había metido él mismo entre rejas. No era para menos.

Además, "la nueva" tenía un parecido sospechoso con Queen Choi. Un parecido de jodidas hermanas gemelas. Por que lo primero que hizo después de que se la presentaran fue revisar la red. No fue difícil, por que ocupaba portadas en las revistas del corazón por su viaje a París con el tal Fehr, al que sus chicos pensaban hacerle una visita dentro de muy poco si no conseguían dar con ella. Teng tendría que responder, a su debido tiempo, por haberle hecho la cama. Pero ahora lo primero era lo primero, claro. Destruir las pruebas, acabar con Queen Choi, una molestia desde hacía demasiado tiempo, y lavarse las manos ante cualquier investigación de asuntos internos.

-Cuidado, puede que haya alguien dentro todavía. Santos, ve al patio, no quiero que nadie escape. Tom, pegado a mi culo y vigila los 360 grados en cada habitación. Ya conoces de que va ésto.

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18/04/2016, 01:21
Queen Choi

“Pinche puto”, inspiró y expiró profundo, debía actuar más rápida que la luz.
Guassup para Ten:
-Hecho
-Ls  teng mordiendm l culo

Ni se le pasó por la cabeza comunicarse con Ladlow, era el peor momento para despertar sospechas.
Cerraba la tapa del portátil cuando empezó a sonar el característico ruido del entarimado crujiendo bajo el peso de unas pisadas.
No podía salir a pecho descubierto porque llevaba las de perder y Ladlow, por muy aliado que fuera, tenía que mirar por su propio culo. Maldijo su estampa, desde el primer momento supo que era una pringada del copón (el asunto, no ella), cuando saliera de aquella se lo iba a cobrar pero bien cobrado.
La jugada, en sentido abstracto, era sencilla, ellos entraban y ella salía, preferentemente a su espalda, la cosa era llevarlo a cabo, eso ya no era tan fácil. La suerte quiso que los dioses le dieran piernas largas y la habitación estuviera conectada con el baño, así con un par de zancadas al más puro estilo ninja entró en el servicio entornando la puerta tras de sí. El servicio se ventilaba con el ventanuco que decoraba la fachada por encima de la puerta principal. Volvió a respirar hondo posando una mano en la tripa, debía tener cuidado con no darse un costalazo, por los tres… giró la manilla y se aupó sentándose en el borde y girando sacando las piernas por fuera,  las prisas eran malas consejeras y en situaciones de estress había que ser más metódicos que nunca. Bajo sus pies había un voladizo de tejas por el que descorlgarse y caer por el lado.
Ideas locas la asaltaron, disparar a Hooker por la espalda, o encerrarlos en la casa, cualquiera de las opciones era comprar un rollo completo de boletos para que la convirtieran en queso gruyer “Discreción Queen, no te dejes llevar por la locura” lo más importante era desaparecer de allí sin que la viera nadie. “Venga que estamos a un pasito…”, una zancada a un lado procurando mantenerse lo más pegada posible a la pared y luego se agachó para agarrarse al borde y caer al suelo con suavidad.

- Tiradas (3)
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18/04/2016, 02:54
Director

Caer sobre losas de cerámica con unos zapatos de policía y toda esa maldita cacharrería que llevaban en el cinturón no era discreto. Pero ella era ágil, y supo descolgarse y hacer una buena recepción, algo que le había enseñado bien Cletus en las clases de paracaidismo. La verdad es que en situaciones así le hubiera gustado que alguien le hubiera enseñado esas flipadas del parkour, pero tampoco hacían demasiada falta.

Les escuchó registrando la casa adentro, habitación por habitación. Ella, por su parte, tenía una dicotomía en ciernes. Por una parte, podía largarse y dejarlos estar. Era tan fácil como caminar hasta el coche patrulla y salir de allí, dejarlo abandonado en el garaje de cualquier comisaría de San Fierro, coger un taxi y largarse a un sitio discreto donde deshacerse del uniforme y quemarlo con gasolina, si era preciso.

Pero, por un momento, vaciló. ¿Y si destruían o se llevaban el portátil donde acaba de meter las pruebas?, ¿Y si iniciaban su venganza, moviendo rápidamente sus hilos para quitarse de en medio a sus apoyos como Biggs o Teng? Estaban acorralados, y de momento no mediaba contra ellos una orden de detención. No que ella supiera. Tenían tiempo para hacer algunas trastadas. Trastadas que posiblemente jodieran todo el plan. Un plan del que ella era el cabo suelto. ¿Biggs iba a dar su culo por ella, o venderla si un superior comenzaba a echarle la bronca? En realidad, el único poli medianamente legal que conocía estaba ahí dentro con Hooker.

¿Que hacer?, ¿Coger el coche y largarse, entrar y liarse a tiros por sorpresa, o llamar a "la supuesta caballería" de asuntos internos para que se acercaran a recoger la basura?