Partida Rol por web

Green Arrow

El Gran Comedor

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12/01/2017, 00:52
Malcolm Alistair

Son perfectos caballeros de Inglaterra, los primos Knight - había dicho a sus hijas justo antes de llegar. - Sin embargo en temas de herencias pueden salir a la luz las más horribles acusaciones y los más horribles deseos.

Malcolm Alistair era un hombre de mundo, demasiado viejo como para querer volver a aquellas viejas rencillas.

- Por mi parte, no deseo ya la casa para mí. - explicó a sus hijas - Quizá para vuestro patrimonio o vuestra dote. Sea como fuere, hay que hacer lo que hay que hacer: cumplir con nuestro deber. Y si la ley se cumple también, es nuestro derecho heredar la misma proporción que cualquier otro primo. - se volvió a la hija mayor Rhona, tu eres mi primogénita y ya eres mayor de edad, pese a no tener marido. Intercederé por ti.

Por último, antes de entrar a la mansión, les recordó:

- Portaros como se espera de dos señoritas. Somos escoceses y orgullosos de ello, pero también sois señoritas británicas. Vuestra conducta no ha de ser algo que me haga avergonzar, como la de los primos Murron o Jesse.

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12/01/2017, 07:00
Murron Alistair

Murron llegó al gran salón a tiempo para comprobar que, como se temía, Conrad era el causante de tal alboroto. Esperó a que terminara su "numerito" mientras estrechaba la mano que le tendía aquel hombre de barba y pelo cano, que parecía el primogénito de los hijos Knight, y estaba recibiendo a todos. Ambos lo hicieron sin mediar palabra. A su vez, Murron lanzó una mirada general a la sala, observando rápidamente los rostros incómodos de algunos, y de reprobación de otros, como su hermano Malcolm.

Por un momento, Murron temió que la llegada de Jesse perpetuara el escándalo inicial, pero por suerte él y Conrad solamente se abrazaron, de momento... No obstante Murron aprovechó para acercarse a su hijo y darle un toque de atención.

-Demonios Conrad, ¿Es que no puedes mantener tu culo quieto y tu boca cerrada ni un momento? Sólo te ha faltado mearte en la alfombra para marcar el territorio. Seamos un poco menos groseros, maldita sea...

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12/01/2017, 08:18
Eleanor Knight

Eleanor observo como se desarrollaba la llegada del resto de invitados. Ante la falta de su madre y de la esposa del tío Ebenezer, ella era la mujer de mayor edad y de línea de sangre más directa por lo que, aunque no quisiera, suya era la función de anfitriona.

Se giró hacia su hermana dirigiéndole una mirada de resignación y luego se adelantó, saliendo del comedor y dirigiéndose en primer lugar a las familias que venían con niños.

- Seguramente han tenido un viaje largo. Si necesitan que los niños reposen, pueden pedirle al servicio que les acompañen a un cuarto. Edward, el mayordomo, se encargará de todo. Si no ¿porqué no pasan al comedor? Se servido algo para comer por si desean reponer fuerzas -

Su bienvenida no era cálida ni afectuosa y tampoco pretendía iniciar una buena relación. Era únicamente aquello que se considera lo correcto cuando se recibe a gente nueva en la casa familiar. Era lo que dictaban las normas sociales que había que hacer. Su gesto, sereno y serio, no deja entrever ninguna emoción, ni siquiera cuando su frase de recepción avanza de unos a otros de los recién llegados y acaba dirigiéndose a aquellos que ha establecido en su cabeza como los más adecuados para dormir en los establos.

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12/01/2017, 11:29
Jeanne Knight

Un tranquilo e idílico viaje en carruaje hasta llegar a la mansión de sus sueños.

Eso era lo que Jeanne había pensado que sería el trayecto hasta la mansión de Green Arrow aquella mañana. Nunca se hubiera imaginado que, antes de tener tiempo para reaccionar siquiera, tendrían que compartir aquel viaje con un muchacho proveniente de esa nueva familia que el abuelo de su marido había construido en esos páramos de … de forma tan sorprendente.

Aquel muchacho tenía una educación tan diferente a la de ellos que Jeanne se sorprendía cada vez que él hacia un comentario. Y no sabía si lo suyo era una inocencia que chocaba con la edad que aparentaba el muchacho, o bien, era de un descarado y maleducado como nunca antes había visto. Aunque siempre quedaba la posibilidad de que todo aquel comportamiento tuviera su base en algo que el abuelo había contado o dicho. Pero eso era algo que ya nunca sabrían. Y eso era lo que más le preocupaba y más interesada estaba en averiguar.

Cuando bajó del carruaje tras el joven Conrad Alistair, no pudo hacer otra cosa que volver a sorprenderse al escuchar sus comentarios, hechos tan abiertamente en voz alta delante de todos los presentes. Decidió que aquello ya se podía considerar, decididamente, maleducado hacia toda la familia Knight…. Se volvió a mirar a su marido, Piers, esperando que su reacción a aquellas palabras le indicaran su estado de ánimo ante aquel ataque decidido contra todo lo que habían tenido en mente hasta el momento en el que supieron de la familia Alistair. Lo tomó de la mano, que acarició con sus dedos, y lo miró a los ojos, infundiéndole paciencia y control. Ya tendrían tiempo de hablar y, sobre todo, de ver lo que el abuelo había considerado para unos y para otros.

-Harold, ven. Entremos, los tres juntos-le dijo a su querido hijo, mientras se agarraba de su brazo y comenzaba a andar al interior con ellos dos.

Aquellas escaleras, aquella enorme puerta… Echó la mirada atrás, hacia el carruaje, hacia los jardines, hacia todo lo que rodeaba aquella edificación. Era enorme, magnífica. La primera vez que la había visitado había sentido lo mismo. Suposo, por tanto, que aquel sentimiento de grandiosidad nunca desaparecía, era innato a la casa, lo desprendía desde sus cimientos a su más alta chimenea. Hubiera sido bonito poder disfrutarla más, junto al abuelo, junto a sus suegros, junto al resto de la familia de su esposo. Aquella casa había estado durante muchos años desaprovechada y, ahora que quizás que la vida podía volver a ella, se encontraban con aquella familia tan peculiar, los Alistair. Desde que había sabido de ellos, sus pensamientos futuros sobre la casa se habían derrumbado en parte. Aquella familia suponía una nueva variable en su vida que la había descolocado. Nunca podía imaginar que el abuelo había llevado una doble vida tan sumamente prolija en descendientes y, sobre todo, tan escasa de una correcta educación, por lo que conocía hasta ese momento. Aunque bien es cierto, que solo había conocido a un integrante, que quizás era la oveja negra. Así que decidió esperar a conocer al resto antes de hacerse una opinión general sobre aquella… nueva rama de la familia, por llamarlo de alguna forma.

Las palabras del viejo Ebenezer le hicieron sonreír. No había cambiado desde la última vez que lo vio. Crítico, irónico y anclado en férreas costumbres que no quería que nadie rompiera a su alrededor que ni siquiera caía en la cuenta de que ciertas personas a su alrededor se podían sentir realmente ofendidas. Miró a los mayordomos que había cerca y podían haberle oído, pero imaginaba que ya lo conocerían y aquellas palabras no les afectarían en absoluto.

Cuando llegaron al interior, la mayoría de los Knight estaban ya allí. Se alegró de verlos, como siempre. Eran su segunda familia. Los fue saludando, uno a uno. Ebenezer, Charles, Robert y Elisabeth, Molv y Eleanor, Albert, incluso al ensimismado Johan que no dejaba de tomar notas apartado de unos y otros. Parecía una perfecta reunión familiar de Navidad, si no fuera por aquellos escandalosos Alistair que no paraban de llegar y llegar ¿Cuántos iban a ser los invitados a aquella lectura del testamento del abuelo?

Charles se llevó a su hijo Harold con él, invitándole a tomar algo de beber. Miró con orgullo de madre a su hijo y agradeció mentalmente a Charles aquel gesto, seguro que Harold se sentía valorado por aquel detalle.

Saludó al último de los presentes y caminó en busca de su marido, de quien se agarró del brazo, sonriente-[n]Aún a pesar de todo, estoy feliz por estar aquí. Esta reunión le va a venir bien a Harold. Y a todos quizás, hacía mucho que no nos reuníamos todos al completo[/n]-echó un vistazo a todos los Alistair que seguían llegando y no pudo evitar fijarse en una niña rubia preciosa que entraba por la puerta en aquellos momentos-¡Oh! Que pequeña para hacer el largo camino que han tenido que recorrer hasta aquí, ¿no crees que hubiera sido mejor dejarla en casa? Mírala, ¡parece tan cansada!

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12/01/2017, 12:36
Mayordomo Edward

El Mayordomo sonreía complaciente viendo como la planta baja se llenaba de nuevo de gente como en tiempos que apenas ya recordaba. 

Si le molestaban los ruidos, una maleta que tiró al suelo un jarrón, o los marcajes de territorio de los señores no pareció afectar su sonrisa permanente. 

Tampoco tuvo especial cercanía con los dos niños ni pareció afectarle los halagos de algunos de los invitados ni tampoco aceptó el dinero del señor Ebenezer. "Mi salario ya incluye cualquier servicio que necesiten. No hay nada extraordinario que merezca ser subrayado por su inapelable generosidad, Señor." 

Lo complicado fue convencer a los que pensaban que su estancia se limitaría a la lectura del testamento que tenían que aceptar un dormitorio de la enorme planta alta.

"Dejen sus maletas y aséense en las pilas si lo necesitan. Hay algo de fruta y pastas por si quieren un refrigerio. Es más cómodo organizar su bienestar si les damos una habitación, independientemente de que vayan a pasar una noche con nosotros o no" 

No había distinción entre matrimonios y solteros porque todos eran lo suficientemente grandes como para estar cómodos. Los dos niños tenían un cuarto independiente pero anexo al de sus padres. El único que no había sido alojado era el Notario. Había insistido en tener que volver a Londres para la tarde y al no ser un miembro de la familia no hubo más insistencia por ninguna de las partes. 

Los criados temporales se afanaban en atender las peticiones de los invitados cuando apenas transcurridos tres minutos desde que pudiera darse por finalizado el alojamiento, Edward recibió una señal y con voz potente y ceremoniosa fue golpeando con exquisita educación cada habitación: 

- Señores, bajen de nuevo al gran comedor. Va a procederse a la lectura del testamento.  

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12/01/2017, 12:57
Notario H. Laurie

Bajaron todos al Gran Comedor. La mesa ovalada, sin mantel ahora, fue ocupada por los veinte miembros de la familia con suficiente espacio para estar cómodos ante la lectura del testamento que el Notario Howard Laurie iba a hacer desde la cabeza de la mesa. 

- Bienvenidos todos. Como sabrán, mi nombre es Howard Laurie y fui contratado tras fallecer el señor Knight para dirimir el asunto de su legado. Nunca conocí al difunto pero recibí sus instrucciones y las aclaraciones de su vasta descendencia a través de Thomas Council, amigo personal y testaferro del difunto y después a través de su hijo, cuando el señor Council falleció hace un mes. 

Entenderán que los misterios y rumores que desde Londres se han oído siempre acerca de la mansión que ahora nos acoge fue una razón de peso para aceptar este trabajo. Quiero aclararlo porque el resto del protocolo que he tenido que seguir, incluyendo la lectura que ahora voy a realizar, es tan inusual, irregular e impredecible, que ustedes mismos, después de cuestionar si han hecho bien, acudiendo aquí, tal vez se pregunten lo mismo acerca de mi propia reputación. 

Una vez lanzado el discurso observó la cara de tensión y preocupación de los miembros de la Familia Knight y Alistair, preguntándose qué habría querido decir con aquello. 

Hay tres sobres sobre el Testamento. Uno ha de abrirse en 1887 y otro en 1888. Creo que el señor Knight quiso jugar con las fechas al reunirnos precisamente en la última noche del año. Es decir, que habrán de esperar a mañana para ver la segunda parte del mensaje del Señor Knight. El último está fechado para el siglo XX. 

Sin más, procedo a la lectura del primer sobre. 

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12/01/2017, 13:09
John F. Knight

Querida familia

​Me hubiera gustado estrecharon entre mis brazos una última vez. Sentirme orgulloso de lo que habéis conseguido y sorprendido de los descendientes que nunca conocí. Pero sobre todo me hubiera gustado contaros la verdad. La verdad de mi vida y de la vuestra. La verdad de mi muerte y la de los vuestros.

La verdad de Green Arrow y de por qué estáis aquí

Esta casa es vuestra, junto con todas sus pertenencias, sus objetos de enorme valor, sus jardines y propiedades anexas, su servicio y sus cimientos. Y todo el enorme poder que ha encerrado desde hace siglos. Un poder que va más allá del que ahora podáis imaginar y que en ningún escrito, santo o profano, jamás habréis leído. 

Green Arrow está ligado a mi sangre y ahora a la vuestra. Y es la casa quién elegirá a cuál de vosotros se entrega. ... Quién será su nuevo Guardián. Lo siento. No hay otra manera de hacerlo. 

No ha servido abandonaros y alejarme de vosotros. La casa siguió viva. 
No sirvió buscar otra sangra y otras respuestas.  Él os siguió buscando para mataros. 

Solo hay una manera de acabar con esto. Tiene que ser uno de vosotros quién lo haga y tiene que ser de esta manera. 

Lo único que me consuela de todo esta horrible tragedia es que por fin vayáis a entender todo lo que tuve que hacer. 
​Tal vez así me perdonéis algún día y sintáis que desde este lado y el otro, os seguiré protegiendo a todos y cada uno de vosotros. 

Con todo mi amor

John Francis Knight... Guardian de Green Arrow. 
 

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12/01/2017, 13:19
Notario H. Laurie

Howard Laurie repasó las palabras. No había legado alguno ni nada remotamente legal a lo que aferrarse. Se esperaba algo así aunque fuera la primera vez que abría aquel sobre lacrado. 

... santo o profano... la Casa elegirá... horrible tragedia... Guardián.... 

Cuando terminó de leer cogió rápidamente su sombrero

- Señores, esto es todo. Imagino que mañana tendremos más respuestas. Yo he de regresar a Londres inmediatamente. 

Intentado ahogar las múltiples preguntas que los allegados empezaban a dispararle, salió por la Puerta Principal. Iría caminando hasta la hacienda vecina, a unos cinco millas. Y desde allí se atrevería a coger un coche que le llevara a Londres. Pero no iba a permanecer un minuto más en Green Arrow. 

Fue lo único que le prometió al joven Tom. 

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12/01/2017, 13:22
Mayordomo Edward

- Bueno Señores, ¿no se alegran ahora que nos empeñáramos en acomodarles una habitación? Podrán pasar aquí la noche. 

La cena es a las 18. Si lo desean hasta entones pueden estar en sus habitaciones o tal vez visitar la casa. Hay una enorme sala de estar que es a su vez una gran biblioteca cerca de este Comedor. O si lo desean pueden contemplar la escalera y la sala de música bajo ella. Aunque hace un día frío tal vez les apetezca dar una vuelta por los Jardines. Son gloriosos. 

Notas de juego

Tenéis cuatro localizaciones de momento. 

- Gran Comedor: Seguir en esta sala

- Biblioteca

- Escalera

- Jardines. 

En vuestro siguiente post podéis indicar en Notas de manera pública o privada dónde os dirigís. 

Si alguien no escribe significará que va a su dormitorio (que es un sitio neutro sin acción real) 

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12/01/2017, 14:08
Elizabeth Knight

Elizabeth quedó estupefacta tras la lectura de la carta ¿A qué se refería el abuelo con todo aquello? ¿Por qué tanto misterio? ¿Por qué tres cartas? ¿Por qué aquel ritual de lectura por tiempos?.... y sobre todo ¿A qué se refería con que “la casa siguió viva”? ¿Y con que “Él os siguió buscando para mataros”?... Su abuelo era el….¿¿”Guardián” de la casa??. ¿Qué significaba aquello? ¿No se trata de un simple bien patrimonial?  Las palabras de aquella carta retumbaban en su cabeza sin encontrar sentido alguno. De niña siempre había pensado que esa casa tenía algo mágico. Le vino a la cabeza de nuevo el recuerdo del primer día que tocó aquel piano… Previamente había escuchado desde otra estancia el sonido de una melodía. Por eso se acercó a la biblioteca donde reposaba aquel majestuoso instrumento que la atrapó. Pero al acercarse no vio a nadie tocando, y Elizabeth no quiso darle mayor importancia. Enseguida se distrajo descubriendo los sonidos del piano. Otras veces había notado corrientes de aire y sonidos procedentes de otras habitaciones, pero todo aquello sólo les había servido a su hermana y a ella para despistarse mutuamente en sus juegos de escondite… Cuando Elizabeth había preguntado a su padre Charles alguna vez por esos sonidos extraños, éste le había contestado que “Green Arrow” era especial, que no era como las otras casas, y que eso es algo que simplemente se sentía desde el momento en que la veías por primera vez. Pero siempre trato de quitar importancia a todo aquello, aunque le confesó, que de niño, cuando él aún vivía allí, en ocasiones también escuchó algo…

Elizabeth miró a su marido Robert, quien parecía estar tan sorprendido como ella. No sabían que deberían quedarse, y sabiendo que su marido no se sentía demasiado cómodo a la hora de desenvolverse en los eventos sociales, le tranquilizó. “Robert, querido, todo saldrá bien” “Seguramente mañana tras la lectura de la segunda carta todo quede claro y resuelto y podamos irnos” “Esta claro que el abuelo no habrá querido causarnos a ninguno ningún problema”Esto último también se lo decía para tranquilizarse ella-.

Padre -se giró hacia Charles -¿Qué cree que ha querido decir el abuelo con todo esto? ¿Debemos temer algo de Green Arrow?.

Esperó la respuesta de su padre, aunque más bien lanzaba al aire sus propias preguntas. Seguidamente comunicó su decisión de dejar el gran comedor. Elizabeth ya tenía muy claro a dónde quería dirigirse…. A la biblioteca. Quería ver de nuevo y tocar aquel maravilloso piano.

Padre, Robert -miró a cada uno- Estaré un rato en la biblioteca (no quiso forzar la decisión de ninguno, pues quería que su familia decidiera cómo pasar más cómodamente aquellas horas hasta la cena). Hermana –se dirigió a Eleanor sabiendo que le había tocado ejercer de anfitriona- Mamá estaría orgullosa de ti. Lo estás haciendo muy bien con los invitados. Si puedo ayudarte en algo, estaré en la biblioteca.

 

Notas de juego

Voy a la biblioteca

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12/01/2017, 15:06
Robert Knight

Toda aquella situación parecía una absurda tomadura de pelo. El castaño no podía creer todo lo que estaba sucediendo. Además, la marcha del notario nada más terminar de leer la carta le producía cierta extrañeza. 

La lectura de la primera parte del testamento dejó a Robert petrificado. ¿Qué demonios tenía aquella casa, Green Arrow, para que hubieran sido aquellas las últimas palabras del difunto? El ajedrecista se acarició la barbilla pensativo mientras intercambia una mirada con su esposa Elizabeth. 

La perspectiva de pasar una noche en la mansión era poco alentadora. Al menos podría distraerse durante algún tiempo en algunos de los rincones de la misma. Como suponía, ningún familiar propondría nada interesante para hacer salvo intercambiar diversas opiniones que para él carecían de importancia. 

-¿La casa siguió viva? -le dijo a Elizabeth frunciendo el ceño de una forma sobre actuada, intentando quitar un poco de hierro al asunto. -Es como si la mansión fuese a querer tragarnos -comentó. -Aunque aquí hay gente que le ocasionaría un gran dolor de estómago -esto último lo dijo mirando a los últimos que habían llegado aquel día a Green Arrow. 

Cuando su esposa tomó la decisión de marchar hacia la biblioteca, afirmó con la cabeza. Ni por un minuto quería quedarse solo entre tanta gente, no era aquel el agua de un pez como él. 

-Te sigo -le dijo a Elizabeth mientras le ofrecía su brazo para que esta le guiará hacia su siguiente destino. Tal vez pudieran tocar alguna sinfonía a cuatro manos. Tal vez, hubiera un tablero de ajedrez.  

Notas de juego

A la biblioteca. 

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12/01/2017, 18:03
Jesse Alistair

Jesse estrecho entre sus grandes brazos a su sobrino Conrad y no detuvo su socarrona risa al escucharle hablar, pero antes de que él pudiera decir o hacer nada, su hermano mayor; Murron, quiso aparecer delante de ellos a increpar a su hijo.

-Demonios hermano, ¿Hace cuanto que no vez a tu prole? ¿Y lo primero que tienes que decirle es que se comporte? Es un muchacho de mente abierta y algo bocazas, pero sincero y divertido. -No tenia una intencion real de apaciguar las aguas, simplemente le divertía prolongar aquella situación. -Acuérdate de tu época, antes de que fueras un viejo tu me enseñaste a vivir, vive un poco de ese recuerdo, saluda a tu hijo, abrázalo y recíbelo como se debe. Ya le reprocharas su aptitud mas tarde, después de ser sincero contigo mismo. No niegues tu sentido de padre orgulloso. -Palmeo la espalda de aquel joven antes de dar un paso adelante. -Os dejare para que habléis de vuestras cosas. -Miro al chico y le guiño un ojo. -Pórtate bien, voy a buscar a tu tío mas viejo. -Dicho esto se alejo en busca de mas familiares a quien saludar, así como buscar las caras menos conocidas, los Knight y saber un poco mas de cada uno de ellos.

***

Durante la lectura del testamento y sentado cerca de Malcolm y su familia, había demasiadas cosas que no entendía. "Para que demonios son tres cartas ¿Y una de ellas para leer en el siglo veinte? A que demonios jugabas padre y que tontería es esa de que la casa elegirá al dueño, ¿Y los demás no obtenemos nada? No me fustigues viejo, estabas forrado y nos dejaste casi en la miseria comparando con tu otra familia, déjate de malditos juegos..."

Pero mientras discutía con el espíritu de su padre aquel notario evito las preguntas y salio corriendo, Jesse estaba asombrado y furioso por partes iguales.

-¿Que clase de testamento es este? No ha dicho absolutamente nada, ¿Guardián? ¿Que la casa eligira? -Miro a su familia. -Es obvio que algo nos esconden, a que tanto misterio de pasar una noche en este castillo, abramos esa segunda carta ahora mismo y salgamos de dudas. -Se levanto y señalo con su bastón el lugar donde estaba sentado hacia momentos en notario. -Y si esa segunda carta sigue con acertijos, abramos la tercera. -Se mantuvo de pie sin entender como el resto estaba tan tranquilo, al menos en apariencia.

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12/01/2017, 18:23
Jesse Alistair
Sólo para el director

Notas de juego

Jesse saldrá al jardín a tranquilizarse y a fumar lo mas seguro.

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12/01/2017, 19:36
Johan Knight

Jeanne, tal vez una de las pocas personas que le tenían en consideración, fue de las pocas personas en acercarse a saludarle, a parte obviamente del servicio. Era extraño ver a tanta familia reunida, él que tenía que vivir en la soledad que le inspiraba para escribir.

Cuando el testamento estuvo leido, a Johan no le extraño mucho, aquel anciano era extraño. Interesante sin embargo. Quien si no, citaría a un muchacho adoptado cuyo único vínculo con la familia era considerada una alocada mujer, "Agatha" su madre, quien paciente con él había sido, siempre le dijo que era un muchacho interesante y que parecía encajar en la familia. Nunca entendió el chico esas palabras, casi como si supiera algo que no sabían los demás, siempre especialmente amable con un padre a menudo distante de ella, casi tan misteriosa como el propio recién fallecido.

Se levantó sin preguntas, por un lado interesado en pasar allí la noche, por otro peinando su mechón abrumado por el dolor de cabeza. Fue directo a la biblioteca a hojear alguno de los volúmenes, algunos incuso hermosamente manuscritos. Se paró ante la obra de quien debía ser un pariente lejano, "en analytical enquiry into the principales of traste", una edición del 1805 del osado Richard Payne Knight, quien se atrevió a escribir obras especialmente mal vistas por la poderosa iglesia. Un gran honor poseer uno de sus apellidos, y un reto buscar alcanzar su grandeza.

Aquella biblioteca era para él el mejor tesoro de la casa, un compendio de obras literarias cada cual más magnífica que cada otra, todas con su propia alma escrita por sus respectivos autores. Deseoso estaba de escribir algo digno de ser colocado en aquellos estantes.

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Biblioteca

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12/01/2017, 21:22
Harold Benjamin Knight

Aquella charada resultaba absurda, parecía sacada de una novela barata de misterio. ¿Que la casa elegiría? ¿Le daba la entidad de una persona? Y toda esa gente peleándose por la herencia. Incluso sus padres. Se sentía totalmente fuera de lugar. ¿Qué era lo que realmente quería él? Otra vez arrastrado por los acontecimientos.

- Madre, me gustaría tomar un poco el aire. Padre.- saludó a ambos mientras se dirigía a las puertas exteriores - Les veré luego en la cena.

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Al jardín.

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12/01/2017, 21:34
Albert Knight

Albert escuchaba atentamente la carta que provenía del testamento John.
Este sonrió y se sintió a gusto con lo que la carta anunciaba. No reparó en pensar cosas extrañas. Creyó simplemente que era un adorno. Una forma embellecedora de dar a cuenta el motivo de reunión de tantos familiares entre sí.
Se sentó con calma y asintió a medida que la misma avanzaba.
Acto seguido fue a vagar por los alrededores. Probablemente desembocaría en el jardín, aunque buscaría estar lo más solo posible.

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Al jardín

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12/01/2017, 21:54
Malcolm Alistair

Malcolm estaba cansado, abatido del viaje.

- Si me disculpáis...

Comenzó a prepararse una pipa de tabaco. Al parecer tenía intención de quedarse en el comedor. Se sentó en un sillón junto al fuego y la encendió con parsimonia, sumido en sus pensamientos. Desde luego era muy raro.

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12/01/2017, 22:05
Charles Knight

- Esto es ridículo -susurró Charles para sus adentros luego de la lectura del testamento. Inaudito.

Observó a su tío interrogativamente, como preguntando si sabía algo de eso. Parecía que no. Era sorprendente. 

- ¿"La casa elegirá"? ¿De qué demonios estaba hablando mi padre? -se preguntó en voz alta. 

Elizabeth parecía preocupada, como él. Intentó calmarse y transmitirle algo de sosiego.

- Lo siento hija, no sé de que hablaba tu abuelo. No obstante estoy seguro que no hay nada que temer, tal vez haya inventado alguna solución singular para dirimir el tema de la herencia, pero para ello supongo que deberemos aguardar a escuchar la segunda parte del testamento.

Lo que estaba claro, pero no dijo, es que todo esto no sería tan sencillo como le había parecido en un principio. 

Elizabeth manifestó su deseo de ir a la biblioteca, y Charles agradeció con una  mirada de asentimiento a Robert cuando dijo que la acompañaría. No creía realmente que alguno de los Alistair fuera violento, pese a que algunos habían mostrado conductas reprobables, pero el que su hija pequeña estuviese acompañada era ciertamente un alivio.

Observó a los Alistair presentes, en especial a quienes eran sus medio hermanos. Había estrechado la mano de algunos de ellos y eso lo tranquilizaba en parte, al menos tenían la educación suficiente para tratar aquellos temas como personas civilizadas, cuando llegara el momento. Charles no era ciego a la evidencia de que sus pretensiones con estaban exentas de legalidad, aunque esperaba que entraran en razón en cuanto a las cuestiones de la tradición y la linea sucesoria. Él había vivido en aquella casa, había pasado su infancia allí, y no podía evitar verla como suya.

Sin embargo decidió esperar. No había que causar alboroto innecesario sin conocer todas las indicaciones que había dejado su padre. Decidió que permanecería allí, en el Comedor. Tal vez fumaría un cigarro y bebería el brandy de la bodega, preguntando a las pinturas de su padre que había querido decir con aquellas enigmáticas palabras.

Notas de juego

Al Comedor

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12/01/2017, 22:31
Ebenezer Knight

- Maldito John y sus juegos. Nunca pensó que los demás pudieran tener cosas más importantes que hacer antes que seguirle la corriente...

Eb gruñó ante la lectura de la carta. Así que tendría que quedarse una noche en aquella casa. Bueno, eso ya se lo esperaba. Aunque hubiera sido un testamento normal, seguro que alguno de los herederos no hubiera estado conforme y les habría tocado discutir varios días.

- Edward si me hubieras traído el brandy cuando te lo pedí no habría tenido que escuchar esta sandez con el estómago vacío. En fin, me voy a ver si encuentro algo decente de beber por mi cuenta.

Pueden prepararme mi habitación mientras tanto. Espero que al menos recuerde cuál era.

Notas de juego

Me quedo en el comedor.

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12/01/2017, 23:28
Piers Knight

El viaje a Green Arrow había sido tolerable, sin más. Acostumbrado a los rigores de la vida en campaña, a Piers no se le había hecho pesado el trayecto, que se había pasado como solía hacer cada vez más últimamente desde Tel El-Kebit, rumiando sus pensamientos con calma, como si fuesen una melaza espesa a la que le daba vueltas en la boca. De vez en cuando le echaba una mirada a su esposa Jeanne, que parecía incómoda con el viaje y la compañía, y a su hijo Harold que, como solía, no parecía mostrar una especial reacción hacia nada.

Ya le había dejado de sorprender. Realmente, aquel muchacho no tenía sangre en las venas, y poco había ya que hacer. Sólo esperar que la vida militar le templase un poco y con suerte, que no las pasara tan negras como él en su dia.

A su acompañante, Conrad, apenas se dignó mirarle de vez en cuanto, respondiendo educadamente pero de forma extremadamente lacónica, y bufando para sí ante su forma de actuar. No porque fuera uno de "los escoceses", parte de esa doble vida de su antepasado que salía ahora a flote. A él se le daba una higa la cuna de cada cual. Con un rifle en la mano, el Príncipe de Edimburgo y un tabernero del East End eran lo mismo, y vivían y morían- sobre todo, morían- exactamente igual. A Dios no se caían los anillos por llevarse a nobles y villanos por igual, y a él tampoco. 

Pero precisamente por eso, pensaba que el temple, las maneras y el comedimiento personal eran lo que medían la auténtica valía de un hombre. Y desde luego, había pisado por los caminos algún mojón con más valía que el tal Conrad. Se le veía enseguida en su alegría demasiado indolente, en sus gestos, en sus palabras, en su forma de aparentar seguridad y aplomo de hombre de mundo. Era un fanfarrón, simple y llanamente. Y si algo odiaba un soldado, era a los fanfarrones. Lo que se tiene que demostrar se demuestra con tu forma de enfrentar la vida y si se tercia, con el sable en la mano. No dándole a la boquita como si te pagasen por la saliva.

Tardó menos de dos segundos en corroborar su impresión en cuanto llegaron a la casa, pavoneándose y hablando a gritos del dinero como una ramera de tres al cuarto. Piers bufó con abierto desprecio, y cazó la mirada preocupada de Jeanne, sintiendo sus dedos sobre los suyos y su mirada, clara como los cielos de África, pasar como lluvia sobre su ceño, desfrunciéndolo al instante. Por más años que pasaran, y por más que se su carácter recio y directo siguiera aumentando con la edad, y por más que sintiese que esa manía suya con las artes y los libros había echado a perder el temple de su hijo, le era simplemente imposible sentir nada más que gratitud y aprecio por esos ojos, por esos gestos y miradas, por su roce. Por ese apenas perceptible deje de francés en su acento, que solo pillarías si, como él, lo fueses buscando como una complicidad.

No te preocupesdijo en voz baja a su mujer. Hablar es barato, sobre todo acerca de lo que no es tuyo. El testamento es lo único que pondrá a todos en su lugar. Y si se tercia que no sea eso quien se encargue... a gente mejor que ese advenedizo he visto arrugarse cuando vienen mal dadas. Tened fe y tened cuidado. Que uno no quita lo otro.

El resto de la velada fue tensa. Un par de veces el aire estaba tan crispado que la mano que mantenía pegada al cuerpo frotaba con disimulo los pantalones, buscando el sable. Obviamente no lo llevaba, pero... el reproche denso ya la animadversión que flotaban en el aire hacían que no pensase si no sería buena cosa tenerla.

Saludó con cierta deferencia a Johan. Le molestaba su carácter introvertido y su cierto aire excéntrico, pero Jeanne tenía debilidad por él y la verdad, viendo a los escoceses portarse como compañeros de juergas, su laconismo era hasta de agradecer. Saludó con genuino aprecio a Charles. Parecía hacer buenas migas con Harold, y dentro de los Knight era el que tenía un carácter más asequible con el suyo. No muy estirado, correcto. Y no tan seco y duro de pelar como Ebenezer, al que respetaba como persona y caballero, pero al que desde luego era difícil querer. 

Aunque muchos pensarían eso de él mismo...

Tras unos cuantos saludos formales y educados al resto, Alistair incluidos, no pudo evitar una sonrisa al ver como Jeanne se iba derecha a por la niña rubia y de aspecto angelical que había entrado por la puerta. Muy típico de ella.

Finalmente la lectura del testamento llegó para salvarles de aquel infierno de buenas maneras fingidas, aunque desde luego la lectura en sí fue para echarle de comer aparte, y no pudo evitar soltar un bufido al terminar. Guardianes? Elegir a su dueño? Una casa "viva" y algo en ella que mataba. Le sonaba a cuento de viejas como los que oyó en la campaña de África. Un hombre de verdad mejor haría en pensar en cosas prácticas y en pulir su carácter, y no en pensar... historietas de penny dreadful. ¿Que la casa iba a matarle? Que viniera. No sería la primera que lo intentaba, y aquí seguía.

Sólo se dignó contestar a algo cuando uno de los Alistair habló de abrir las otras cartas.

Muestre algo de control, caballero. ¿Tanto pedir es esperar un día para respetar la cristiana voluntad de un hombre muerto? El día que un británico no sepa guardar las formas, mal nos va a ir, que salvajes hay ya bastantes en el mundo. Créame, los he visto. Y París bien vale una misa, ¿no cree? No soy experto en leyes, pero creo que no respetar la voluntad del autor de un testamento, bueno no debe de ser.

Dicho lo cual me acerco a Jeanne y le digo en voz baja Vamos. Aquí ya hay gente que parece querer montar bronca antes del reparto. Harold ya es un hombre, sabe cuidarse solo. ¿Adónde prefieres ir? Creo recordar que cerca de la escalera había una sala de música...

Bastantes problemas le había dado ya la música con lo suyo... pero a Jeanne siempre le gustó, y después de esta escenita prefería que estuviese en un sitio donde fuese a estar cómoda.